Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  W270
 


 BibliadeEstudioAdventistaEvangelio.Marcos: 03.BibliadeEstudioAdventista

La version Reina Valera 1990 con comentarios de elena White,referencias biblicas y otros complementos (Por editar)se encuentra en las subpaginas de Lucas.


 

Mar 3:1  Y entró de nuevo en la sinagoga, y estaba allí un hombre resecada teniendo la mano;
Mar 3:2  y acechábanle si en el sábado le curaría, para acusarle.
Mar 3:3  Y dice al hombre, al que la mano tenía seca: «Levántate al medio».
Mar 3:4  Y díceles: «¿Es lícito los sábados bien hacer o mal hacer; alma salvar o matar?» Pero ellos callaban.
Mar 3:5  Y, mirándoles alrededor con indignación, condoliéndose de la ceguedad de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano». Y extendió y restituida fue su mano.
Mar 3:6  y saliendo los fariseos luego con los herodianos, consultábanse para perderle.
Mar 3:7  Y Jesús con sus discípulos retiróse al mar y mucha turba de la Galilea siguió, y de la Judea,
Mar 3:8  y de Jerusalén y de la Idumea y de allende el Jordán; y alrededor(a)  de Tiro y Sidón turba mucha, oyendo cuanto hace, vinieron a él.
Mar 3:9  Y dijo a sus discípulos que barca le aprestaran, por la turba, para que no le estrechasen;
Mar 3:10  pues a muchos sanó, de modo que cayeron sobre él, para tocarle, cuantos tenían plagas.
Mar 3:11  Y los espíritus los inmundos, viéndole, postrábanse ante él y clamaban, diciendo: que «tú eres el Hijo de Dios».
Mar 3:12  Y muchísimo intimábales que no le diesen a conocer.
Mar 3:13  Y sube al monte y llama a sí los que quiso él, y volvieron a él.
Mar 3:14  E hizo(b) , doce para que estén con él y les envíe a predicar.
Mar 3:15  y tener potestad de lanzar los demonios.
Mar 3:16  E impuso nombre a Simón: Pedro,
Mar 3:17  y a Santiago, el del Zebedeo, y a Juan, el hermano de Santiago(c) , —y les impuso nombres: Boanerges(d) ; esto es: «hijos del trueno»—;
Mar 3:18  y a Andrés, y Felipe, y Bartolomé, y Mateo, y Tomás, y Santiago, el de Alfeo, y Tadeo, y Simón, el cananeo(e) ;
Mar 3:19  y Judas Iscariote(f) ; que también(g)  le entregó. Y va a la casa,
Mar 3:20  y vase de nuevo juntando la turba, de no poder ellos ni pan comer.
Mar 3:21  Y, oyendo los de cerca de él, salieron a sujetarle(h) ; pues decían: que «está fuera de sí».
Mar 3:22  Y los escribas, los de Jerusalén descendidos, decían: que «a Beelzebub tiene»; y que, «en el príncipe de los demonios lanza los demonios».
Mar 3:23  Y llamándoles a sí, en parábolas hablóles: «¿Cómo puede satanás a satanás lanzar?
Mar 3:24  Y, si un reino contra sí mismo se dividiere; no podrá afianzarse aquel reino.
Mar 3:25  Y, si una casa contra sí misma se dividiere, no podrá aquella casa permanecer.
Mar 3:26  Y si Satanás se alzare contra sí mismo y se dividiere, no puede permanecer, sino que fin tiene.
Mar 3:27  Empero, no puede nadie, en la casa del fuerte entrando, sus enseres saquear, si primero al fuerte no atare; y entonces su casa saqueará.
Mar 3:28  En verdad dígoos que todo se perdonará a los hijos de los hombres: los pecados y las blasfemias, cuanto blasfemaren;
Mar 3:29  pero el que blasfemare contra el Espíritu, el santo, no tiene perdón en tiempo alguno, sino que reo es de eterno pecado(i) ».
Mar 3:30  Porque decían: «Espíritu inmundo tiene».
Mar 3:31  Y vienen su madre y sus hermanos; y, fuera parados, enviaron a él, llamándole.
Mar 3:32  Y estaba sentada alrededor de él la turba, y dícenle: «He aquí, tu madre y tus hermanos y tus hermanas, fuera, búscante».
Mar 3:33  Y, respondiendo, les dice: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?» Y, mirando en contorno a los en torno de él en círculo sentados, dice: «He aquí mi madre y mis hermanos. Quien hiciere la voluntad de Dios, éste, mi hermano, y hermana y madre es».
Mar 3:34  --.
Mar 3:35  --.

 


 

Mar 3:1  Entró de nuevo en la sinagoga, donde había un hombre con una mano seca,
Mar 3:2  y le observaban a ver si le curaba en sábado, para poder acusarle.
Mar 3:3  Y dice al hombre de la mano seca: Levántate y sal al medio.
Mar 3:4  Y les dice: ¿Es lícito en sábado hacer bien en vez de mal, salvar un alma o dejarla perecer? Y ellos callaban.
Mar 3:5  Y dirigiéndoles una mirada airada, entristecido por la dureza de su corazón, dice al hombre: Extiende tu mano. La extendió y fuele restituida la mano.
Mar 3:6  Saliendo los fariseos luego se concertaron con los herodianos contra El para prenderle.
Mar 3:7  Se retiró Jesús con sus discípulos hacia el mar, y una numerosa muchedumbre de Galilea, de Judea,
Mar 3:8  de Jerusalén, de Idumea, de Transjordania y de los alrededores de Tiro y de Sidón, una muchedumbre grande, oyendo lo que hacía, acudía a El.
Mar 3:9  Dijo a sus discípulos que le preparasen una barca, a causa de la muchedumbre, para que ésta no le oprimiese,
Mar 3:10  pues curaba a muchos, y cuantos padecían algún mal se echaban sobre El para tocarle.
Mar 3:11  Los espíritus impuros, al verle, se arrojaban ante El y gritaban, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
Mar 3:12  E1, con imperio, les mandaba que no lo diesen a conocer.
Mar 3:13  Subió a un monte, y, llamando a los que quiso, vinieron a El,
Mar 3:14  y designó a doce para que le acompañaran y para enviarlos a predicar,
Mar 3:15  con poder de expulsar los demonios.
Mar 3:16  Designó, pues, a los doce: a Simón, a quien puso por nombre Pedro;"
Mar 3:17  a Santiago el de Zebedeo y a Juan, hermano de Santiago, a quienes dio el nombre de Boanerges, esto es, “hijos del trueno”;"
Mar 3:18  a Andrés y Felipe, y Bartolomé y Mateo, a Tomás y Santiago el de Alfeo, a Tadeo y Simón el Cananeo,
Mar 3:19  y a Judas Iscariote, el que le entregó.
Mar 3:20  Llegados a casa, se volvió a juntar la muchedumbre, tanto que no podían ni comer.
Mar 3:21  Oyendo esto sus deudos, salieron para llevárselo, pues decíanse: Está fuera de sí.
Mar 3:22  Los escribas que habían bajado de Jerusalén, decían: Está poseído de Beelcebul, y por virtud del príncipe de los demonios echa a los demonios.
Mar 3:23  Llamólos a sí y les dijo en parábolas: ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?
Mar 3:24  Si un reino está dividido contra sí mismo, no puede durar.
Mar 3:25  Y si una casa está dividida contra sí misma, no podrá subsistir.
Mar 3:26  Si, pues, Satanás se levanta contra sí mismo y se divide, no puede sostenerse, sino que ha llegado su fin.
Mar 3:27  Mas nadie puede entrar en la casa de un fuerte y saquearla si primero no ata al fuerte, y entonces saqueará la casa.
Mar 3:28  En verdad os digo que todo les será perdonado a los hombres, los pecados y aun las blasfemias que profieran;"
Mar 3:29  pero quien blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, es reo de eterno pecado.
Mar 3:30  Porque ellos decían: Tiene espíritu impuro.
Mar 3:31  Vinieron su madre y sus hermanos, y desde fuera le mandaron a llamar.
Mar 3:32  Estaba la muchedumbre sentada en torno de El, y le dijeron: Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan.
Mar 3:33  El les respondió: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?
Mar 3:34  Y, echando una mirada sobre los que estaban sentados en derredor suyo, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
Mar 3:35  Quien hiciere la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.

 


 

Mar 3:1  Jesús volvió a entrar en la sinagoga. Allí había un hombre que tenía una mano tullida.
Mar 3:2  Los fariseos estaban vigilando a Jesús para ver si sanaba a ese hombre en día sábado, y poder así acusarlo de trabajar en ese día de descanso.
Mar 3:3  Jesús le dijo al enfermo: «Levántate y ponte en medio de todos.»
Mar 3:4  Luego, les preguntó a los que estaban allí: «¿Qué es correcto hacer en sábado: el bien o el mal? ¿Salvar una vida o destruirla?» Pero nadie le contestó.
Mar 3:5  Jesús miró con enojo a los que lo rodeaban y, al ver que eran muy tercos y no tenían amor, se puso muy triste. Entonces le dijo al enfermo: «Extiende la mano.» El hombre extendió la mano, y la mano le quedó sana.
Mar 3:6  Los fariseos salieron de la sinagoga y enseguida se reunieron con los partidarios del rey Herodes; y juntos comenzaron a hacer planes para matar a Jesús.
Mar 3:7  Jesús se fue con sus discípulos a la orilla del lago. Los seguía mucha gente que había oído hablar de las cosas que él hacía. Era gente de las regiones de Galilea y de Judea, de la ciudad de Jerusalén y de Idumea. Algunos venían también del otro lado del río Jordán, y de los alrededores de las ciudades de Tiro y de Sidón.
Mar 3:9  Como había tanta gente, Jesús les pidió a sus discípulos que prepararan una barca, para que la gente no lo apretujara.
Mar 3:10  Aunque Jesús había sanado a mucha gente, todavía quedaban muchos enfermos que lo rodeaban y que querían tocarlo para quedar sanos.
Mar 3:11  Cuando los espíritus malos veían a Jesús, caían al suelo y gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!»
Mar 3:12  Pero Jesús les advertía muy seriamente que no dijeran a la gente quién era él.
Mar 3:13  Después, Jesús invitó a algunos de sus seguidores para que subieran con él a un cerro. Cuando ya todos estaban juntos,
Mar 3:14  eligió a doce de ellos para que lo acompañaran siempre y para enviarlos a anunciar las buenas noticias. A esos doce los llamó apóstoles
Mar 3:15  y les dio poder para expulsar de la gente a los demonios.
Mar 3:16  Estos son los doce que eligió: Simón, a quien llamó Pedro;
Mar 3:17  Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, y a quienes llamó Boanerges, que quiere decir «hijos del trueno»;
Mar 3:18  Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el patriota y
Mar 3:19  Judas Iscariote, que después traicionó a Jesús.
Mar 3:20  Después de esto, Jesús regresó a la casa. Y era tanta la gente que volvió a reunirse, que ni él ni sus discípulos podían siquiera comer.
Mar 3:21  Cuando los familiares de Jesús supieron lo que hacía, fueron para llevárselo, porque decían que se había vuelto loco.
Mar 3:22  Pero los maestros de la Ley que habían llegado de Jerusalén decían: «Este hombre tiene a Beelzebú, el jefe de los demonios. Sólo por el poder que Beelzebú le da, puede expulsarlos.»
Mar 3:23  Entonces Jesús los llamó y les puso este ejemplo: «¿Cómo puede Satanás expulsarse a sí mismo?
Mar 3:24  Si los habitantes de un país se pelean entre sí, el país acaba por destruirse.
Mar 3:25  Si los miembros de una familia se pelean unos contra otros, la familia también acabará por destruirse.
Mar 3:26  Y si Satanás lucha contra sí mismo, acabará con su propio reino.
Mar 3:27  »Si alguien quiere robar todo lo que hay en la casa de un hombre fuerte, primero tiene que atar a ese hombre.
Mar 3:28  »Les aseguro que Dios le perdonará a la gente cualquier pecado que haga, y todo lo malo que diga;
Mar 3:29  pero jamás perdonará a quien hable en contra del Espíritu Santo. ¡Eso nunca le será perdonado!»
Mar 3:30  Jesús dijo esto porque los maestros de la Ley pensaban que él tenía un espíritu malo.
Mar 3:31  Mientras tanto, la madre y los hermanos de Jesús llegaron a la casa donde él estaba, pero prefirieron quedarse afuera y mandarlo a llamar. La gente que estaba sentada alrededor de Jesús le dijo: —Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están allá afuera, y quieren hablar contigo.
Mar 3:33  Pero Jesús les preguntó: —¿Quiénes son en verdad mi madre y mis hermanos?
Mar 3:34  Luego, miró a todos los que estaban sentados a su alrededor y dijo: —¡Estos son mi madre y mis hermanos!
Mar 3:35  Porque, en verdad, cualquiera que obedece a Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.

 


 

Mar 3:1  Otra vez en sábado entró Jesús en la sinagoga; y estaba en ella un hombre que tenía seca una mano.
Mar 3:2  Y le estaban acechando si curaría en día de sábado, para acusarle.
Mar 3:3  Y dijo al hombre que tenía seca la mano: Ponte en medio.
Mar 3:4  Y a ellos les dijo: ¿Es lícito en sábado hacer bien, o mal? ¿Salvar la vida a una persona, o quitársela? Mas ellos callaban.
Mar 3:5  Entonces Jesús clavando en ellos sus ojos llenos de indignación, y deplorando la ceguedad de su corazón, dijo al hombre: Extiende esa mano; la extendió y le quedó perfectamente sana.
Mar 3:6  Pero los fariseos, saliendo de allí, se juntaron luego en consejo contra él con los herodianos, sobre la manera de perderle.
Mar 3:7  Y Jesús con sus discípulos se retiró a la ribera del mar de Tiberíades, y le fue siguiendo mucha gente de Galilea y de Judea,
Mar 3:8  y de Jerusalén , y de la Idumea, y del otro lado del Jordán. También los vecinos de Tiro y de Sidón, en gran multitud, vinieron a verle, oyendo las cosas que hacía.
Mar 3:9  Y así dijo a sus discípulos que le tuviesen dispuesta una barquilla, para que el tropel de la gente no le oprimiese.
Mar 3:10  Pues curando, como curaba, a muchos, se echaban encima de él, a fin de tocarle todos los que tenían males;
Mar 3:11  y hasta los poseídos de espíritus inmundos, al verle se arrodillaban delante de él, y gritaban, diciendo:
Mar 3:12  Tú eres el Hijo de Dios. Mas él los reprendía con graves amenazas para que no le descubriesen.
 
Mar 3:13  Subiendo después Jesús a un monte, llamó a sí a aquellos de sus discípulos que él quiso:
Mar 3:14  y llegados que fueron, escogió doce para tenerlos consigo, y enviarlos a predicar,
Mar 3:15  dándoles potestad de curar enfermedades y de expulsar demonios;
Mar 3:16  a saber: Simón, a quien puso el nombre de Pedro;
Mar 3:17  Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a quienes apellidó Boanerges, esto es, hijos del trueno, o rayos;
Mar 3:18  Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, y Simón el cananeo,
Mar 3:19  y Judas Iscariote, el mismo que lo vendió.
Mar 3:20  De aquí vinieron a la casa, y concurrió de nuevo tal tropel de gente, que ni siquiera podía tomar alimento.
Mar 3:21  Entretanto, algunos de sus parientes que no creían en él, con estas noticias salieron para recogerle; porque decían que había perdido el juicio.
Mar 3:22  Al mismo tiempo los escribas que habían bajado de Jerusalén , no dudaban decir: Está poseído de Beelzebub; y así, por arte del príncipe de los demonios es como lanza los demonios.
Mar 3:23  Mas Jesús , habiéndolos convocado, les decía o refutaba con estas parábolas: ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?
Mar 3:24  Pues si un reino se divide en partidos contrarios, es imposible que subsista tal reino.
Mar 3:25  Y si una casa está desunida en contrarios partidos, tal casa no puede quedar en pie.
Mar 3:26  Así que si Satanás se levanta contra sí mismo, está su reino en discordia, y no puede durar; antes está cerca su fin.
Mar 3:27  Nadie puede entrar en la casa del valiente para robarle sus alhajas, si primero no ata bien al valiente; después sí que podrá saquear la casa.
Mar 3:28  En verdad os digo, añadió, que todos los pecados se pedonarán fácilmente a los hijos de los hombres, y aun las blasfemias que dijeren;
Mar 3:29  pero el que blasfema contra el Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón, sino que será reo de eterno juicio o condenación.
Mar 3:30  Les decía esto porque lo acusaban de que estaba poseído del espíritu inmundo.
Mar 3:31  Entretanto, llegan su madre y hermanos, o parientes; y quedándose fuera, en la puerta, enviaron a llamarle.
Mar 3:32  Estaba mucha gente sentada alrededor de él, cuando le dijeron: Mira que tu madre y tus hermanos ahí fuera te buscan.
Mar 3:33  A lo que respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?
Mar 3:34  Y dando una mirada a los que estaban alrededor de él dijo: Veis aquí a mi madre y a mis hermanos;
Mar 3:35  porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.

 


 

Mar 3:1 

El hombre de la mano seca
  Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano.
Mar 3:2  Y le acechaban para ver si en el día de reposo[a] le sanaría, a fin de poder acusarle.
Mar 3:3  Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio.
Mar 3:4  Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo[b] hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban.
Mar 3:5  Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.
Mar 3:6  Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle.

La multitud a la orilla del mar
 
Mar 3:7  Mas Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y le siguió gran multitud de Galilea. Y de Judea,
Mar 3:8  de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes vinieron a él.
Mar 3:9  Y dijo a sus discípulos que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gentío, para que no le oprimiesen.
Mar 3:10  Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él.(A)
Mar 3:11  Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
Mar 3:12  Mas él les reprendía mucho para que no le descubriesen.

Elección de los doce apóstoles
(Mt. 10.1-4; Lc. 6.12-16)
 
Mar 3:13  Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él.
Mar 3:14  Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar,
Mar 3:15  y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios:
Mar 3:16  a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro;
Mar 3:17  a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno;
Mar 3:18  a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista,
Mar 3:19  y Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa.

La blasfemia contra el Espíritu Santo
(Mt. 12.22-32; Lc. 11.14-23)
 
Mar 3:20  Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan.
Mar 3:21  Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí.
Mar 3:22  Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.(B)
Mar 3:23  Y habiéndolos llamado, les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?
Mar 3:24  Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer.
Mar 3:25  Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer.
Mar 3:26  Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin.
Mar 3:27  Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa.
Mar 3:28  De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean;
Mar 3:29  pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón,(C) sino que es reo de juicio eterno.
Mar 3:30  Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo.

La madre y los hermanos de Jesús
(Mt. 12.46-50; Lc. 8.19-21)
 
Mar 3:31  Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle.
Mar 3:32  Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan.
Mar 3:33  El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?
Mar 3:34  Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
Mar 3:35  Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.

 


 

Mar 3:1  Y otra vez entró en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía una mano seca.
Mar 3:2  Y le acechaban si en sábado le sanaría, para acusarle.
Mar 3:3  Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate en medio.
Mar 3:4  Y les dice: ¿Es lícito hacer bien en sábados, o hacer mal? ¿Salvar la persona, o matarla? Mas ellos callaban.
Mar 3:5  Y mirándolos alrededor con enojo, condoliéndose de la ceguedad de sus corazones, dice al hombre: Extiende tu mano. Y la extendió; y su mano fue restituida sana como la otra.
Mar 3:6  Entonces saliendo los Fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él, para matarle.
Mar 3:7  Mas Jesús se apartó al mar con sus discípulos; y le siguió gran multitud de Galilea, y de Judea,
Mar 3:8  y de Jerusalén, y de Idumea, y del otro lado del Jordán. Y los que moran alrededor de Tiro y de Sidón, grande multitud, oyendo cuán grandes cosas hacía, vinieron a él.
Mar 3:9  Y dijo a sus discípulos que le estuviese siempre apercibida la barquilla, por causa de la multitud, para que no le oprimiesen.
Mar 3:10  Porque había sanado a muchos; de tal manera que caían sobre él cuantos tenían plagas, para tocarle .
Mar 3:11  Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
Mar 3:12  Mas él les reñía mucho que no lo manifestasen.
Mar 3:13  Y subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él.
Mar 3:14  Y estableció doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar.
Mar 3:15  Y que tuviesen potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios.
Mar 3:16  A Simón, al cual puso por nombre Pedro;
Mar 3:17  y a Jacobo, hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo; y los apellidó Boanerges, que es, Hijos del trueno;
Mar 3:18  y a Andrés, y a Felipe, y a Bartolomé, y a Mateo, y a Tomás, y a Jacobo hijo de Alfeo, y a Tadeo, y a Simón el cananista,
Mar 3:19  Y a Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa.
Mar 3:20  Y otra vez se juntó la multitud de tal manera, que ellos ni aun podían comer pan.
Mar 3:21  Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí.
Mar 3:22  Pero los escribas que habían venido de Jerusalén, decían que tenía a Beelzebú; y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.
Mar 3:23  Y llamándolos, les dijo en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?
Mar 3:24  Si algún reino contra sí mismo fuere dividido, no puede permanecer el tal reino.
Mar 3:25  Y si alguna casa fuere dividida contra sí misma, no puede permanecer la tal casa.
Mar 3:26  Y si Satanás se levantare contra sí mismo, y fuere dividido, no puede permanecer; antes tiene fin.
Mar 3:27  Nadie puede saquear las alhajas del hombre fuerte entrando en su casa, si antes no atare al hombre fuerte; y entonces saqueará su casa.
Mar 3:28  De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera con que blasfemaren;
Mar 3:29  mas cualquiera que blasfemare contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón; mas está obligado a eterno juicio.
Mar 3:30  Porque decían: Tiene espíritu inmundo.
Mar 3:31  Vienen después sus hermanos y su madre, y estando fuera, enviaron a él, llamándole.
Mar 3:32  La multitud estaba sentada alrededor de él, y le dijeron: He aquí, tu madre y tus hermanos (y tus hermanas) te buscan fuera.
Mar 3:33  Y él les respondió, diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?
Mar 3:34  Y mirando alrededor a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y hermanos.
Mar 3:35  Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.

 


 

Mar 3:1  And he entered again into the synagogue; and there was a man there which had a withered hand.
Mar 3:2  And they watched him, whether he would heal him on the sabbath day; that they might accuse him.
Mar 3:3  And he saith unto the man which had the withered hand, Stand forth.
Mar 3:4  And he saith unto them, Is it lawful to do good on the sabbath days, or to do evil? to save life, or to kill? But they held their peace.
Mar 3:5  And when he had looked round about on them with anger, being grieved for the hardness of their hearts, he saith unto the man, Stretch forth thine hand. And he stretched it out: and his hand was restored whole as the other.
Mar 3:6  And the Pharisees went forth, and straightway took counsel with the Herodians against him, how they might destroy him.
Mar 3:7  But Jesus withdrew himself with his disciples to the sea: and a great multitude from Galilee followed him, and from Judaea,
Mar 3:8  And from Jerusalem, and from Idumaea, and from beyond Jordan; and they about Tyre and Sidon, a great multitude, when they had heard what great things he did, came unto him.
Mar 3:9  And he spake to his disciples, that a small ship should wait on him because of the multitude, lest they should throng him.
Mar 3:10  For he had healed many; insomuch that they pressed upon him for to touch him, as many as had plagues.
Mar 3:11  And unclean spirits, when they saw him, fell down before him, and cried, saying, Thou art the Son of God.
Mar 3:12  And he straitly charged them that they should not make him known.
Mar 3:13  And he goeth up into a mountain, and calleth unto him whom he would: and they came unto him.
Mar 3:14  And he ordained twelve, that they should be with him, and that he might send them forth to preach,
Mar 3:15  And to have power to heal sicknesses, and to cast out devils:
Mar 3:16  And Simon he surnamed Peter;
Mar 3:17  And James the son of Zebedee, and John the brother of James; and he surnamed them Boanerges, which is, The sons of thunder:
Mar 3:18  And Andrew, and Philip, and Bartholomew, and Matthew, and Thomas, and James the son of Alphaeus, and Thaddaeus, and Simon the Canaanite,
Mar 3:19  And Judas Iscariot, which also betrayed him: and they went into an house.
Mar 3:20  And the multitude cometh together again, so that they could not so much as eat bread.
Mar 3:21  And when his friends heard of it, they went out to lay hold on him: for they said, He is beside himself.
Mar 3:22  And the scribes which came down from Jerusalem said, He hath Beelzebub, and by the prince of the devils casteth he out devils.
Mar 3:23  And he called them unto him, and said unto them in parables, How can Satan cast out Satan?
Mar 3:24  And if a kingdom be divided against itself, that kingdom cannot stand.
Mar 3:25  And if a house be divided against itself, that house cannot stand.
Mar 3:26  And if Satan rise up against himself, and be divided, he cannot stand, but hath an end.
Mar 3:27  No man can enter into a strong man's house, and spoil his goods, except he will first bind the strong man; and then he will spoil his house.
Mar 3:28  Verily I say unto you, All sins shall be forgiven unto the sons of men, and blasphemies wherewith soever they shall blaspheme:
Mar 3:29  But he that shall blaspheme against the Holy Ghost hath never forgiveness, but is in danger of eternal damnation:
Mar 3:30  Because they said, He hath an unclean spirit.
Mar 3:31  There came then his brethren and his mother, and, standing without, sent unto him, calling him.
Mar 3:32  And the multitude sat about him, and they said unto him, Behold, thy mother and thy brethren without seek for thee.
Mar 3:33  And he answered them, saying, Who is my mother, or my brethren?
Mar 3:34  And he looked round about on them which sat about him, and said, Behold my mother and my brethren!
Mar 3:35  For whosoever shall do the will of God, the same is my brother, and my sister, and mother.

 


 

Mar 3:1  Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada.
Mar 3:2  Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle.
Mar 3:3  Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.»
Mar 3:4  Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban.
Mar 3:5  Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y quedó restablecida su mano.
Mar 3:6  En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle.
Mar 3:7  Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea,
Mar 3:8  de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él.
Mar 3:9  Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran.
Mar 3:10  Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle.
Mar 3:11  Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Mar 3:12  Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.
Mar 3:13  Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él.
Mar 3:14  Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar
Mar 3:15  con poder de expulsar los demonios.
Mar 3:16  Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro;
Mar 3:17  a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno;
Mar 3:18  a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo
Mar 3:19  y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.
Mar 3:20  Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer.
Mar 3:21  Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues decían: «Está fuera de sí.»
Mar 3:22  Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios.»
Mar 3:23  El, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?
Mar 3:24  Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir.
Mar 3:25  Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir.
Mar 3:26  Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin.
Mar 3:27  Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa.
Mar 3:28  Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean.
Mar 3:29  Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno.»
Mar 3:30  Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo.»
Mar 3:31  Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a llamar.
Mar 3:32  Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.»
Mar 3:33  El les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?»
Mar 3:34  Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos.
Mar 3:35  Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»

 


 

Mar 3:1  Jesús entró otra vez en la sinagoga; y había en ella un hombre que tenía una mano tullida.
Mar 3:2  y espiaban a Jesús para ver si lo sanaría en sábado, y así tener de qué acusarlo.
Mar 3:3  Jesús le dijo entonces al hombre que tenía la mano tullida:
 –Levántate y ponte ahí en medio.
Mar 3:4  Luego preguntó a los otros:
 –¿Qué está permitido hacer en sábado: el bien o el mal?¿Salvar una vida o destruirla? Pero ellos se quedaron callados.
Mar 3:5  Jesús miró entonces con enojo a los que le rodeaban, y entristecido por la dureza de su corazón le dijo a aquel hombre:
 –Extiende la mano. El hombre la extendió, y su mano quedó sana.
Mar 3:6  Pero en cuanto los fariseos salieron, comenzaron a hacer planes con los del partido de Herodes[1]
para matar a Jesús.
Mar 3:7  Jesús, seguido por mucha gente de Galilea, se fue con sus discípulos a la orilla del lago.
Mar 3:8  Cuando supieron las grandes cosas que hacía, también acudieron a verlo muchos de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del oriente del Jordán y de la región de Tiro y Sidón.
Mar 3:9  Por esto, Jesús encargó a sus discípulos que le tuvieran lista una barca, para evitar que la multitud lo apretujara.
Mar 3:10  Porque había sanado a tantos, que todos los enfermos se echaban sobre él para tocarlo.
Mar 3:11  y cuando los espíritus impuros lo veían, se ponían de rodillas delante de él y gritaban:
 –¡Tú eres el Hijo de Dios!
Mar 3:12  Pero Jesús les ordenaba severamente que no hablaran de él en público.
Mar 3:13  Después Jesús subió a un cerro, y llamó a los que le pareció bien. Una vez reunidos,
Mar 3:14  eligió de entre ellos a doce, para que lo acompañaran y para mandarlos a anunciar el mensaje. A estos les dio el nombre de apóstoles,
Mar 3:15  y les dio autoridad para expulsar a los demonios.
Mar 3:16  Estos son los doce que escogió: Simón, a quien puso el nombre de Pedro;
Mar 3:17  Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo, a quienes llamó Boanerges (es decir, "Hijos del Trueno");
Mar 3:18  Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás y Santiago, hijo de Alfeo; Tadeo, Simón el cananeo, [2]
Mar 3:19  y Judas Iscariote, que después traicionó a Jesús.
Mar 3:20  Después entró Jesús en una casa, y otra vez se juntó tanta gente, que ni siquiera podían comer él y sus discípulos.
Mar 3:21  Cuando lo supieron los parientes de Jesús, fueron a llevárselo, pues decían que se había vuelto loco.
Mar 3:22  También los maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén decían: "Beelzebú, el propio jefe de los demonios, es quien le ha dado a este hombre el poder de expulsarlos."[3]
Mar 3:23  Jesús los llamó, y les puso un ejemplo, diciendo: "¿Cómo puede Satanás expulsar al propio Satanás?
Mar 3:24  Un país dividido en bandos enemigos, no puede mantenerse;
Mar 3:25  y una familia dividida, no puede mantenerse.
Mar 3:26  Así también, si Satanás se divide y se levanta contra sí mismo, no podrá mantenerse; habrá llegado su fin.
Mar 3:27  "Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y robarle sus cosas, si no lo ata primero; solamente así podrá robárselas.
Mar 3:28  "Les aseguro que Dios dará su perdón a los hombres por todos los pecados y todo lo malo que digan:
Mar 3:29  pero el que ofenda con sus palabras al Espíritu Santo, nunca tendrá perdón, sino que será culpable para siempre."
Mar 3:30  Esto lo dijo Jesús porque ellos afirmaban que tenía un espíritu impuro.
Mar 3:31  Entre tanto llegaron la madre y los hermanos de Jesús, pero se quedaron afuera y mandaron llamarlo.
Mar 3:32  La gente que estaba sentada alrededor de Jesús le dijo:
 –Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están afuera, y tebuscan.
Mar 3:33  Él les contestó:
 –¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?
Mar 3:34  Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, añadió:
 –Estos son mi madre y mis hermanos.
Mar 3:35  Pues cualquiera que hace la voluntad de Dios, ese es mí hermano, mi hermana y mi madre.

 


 

Mar 3:1  Una vez más entró en una sinagoga, y allí estaba un hombre con una mano seca.
Mar 3:2  De modo que lo estaban observando detenidamente para ver si curaría al hombre en sábado, para poder acusarlo.
Mar 3:3  Y él dijo al hombre que tenía la mano seca: “Levántate [y ponte] en medio”.
Mar 3:4  Entonces les dijo: “¿Es lícito en sábado hacer un hecho bueno, o hacer un hecho malo?, ¿salvar un alma, o matarla?”. Pero ellos se quedaron callados.
Mar 3:5  Y después de darles una mirada en derredor con indignación, estando él cabalmente contristado por la insensibilidad de sus corazones, dijo al hombre: “Extiende la mano”. Y la extendió, y la mano le fue restaurada.
Mar 3:6  Visto aquello, los fariseos salieron e inmediatamente se pusieron a celebrar consejo con los partidarios de Herodes contra él, para destruirlo.
Mar 3:7  Pero Jesús, con sus discípulos, se retiró al mar; y una gran multitud de Galilea y de Judea lo siguió.
Mar 3:8  Hasta de Jerusalén y de Idumea y del otro lado del Jordán y de los alrededores de Tiro y de Sidón, una gran multitud, al oír cuántas cosas hacía, vino a él.
Mar 3:9  Y él dijo a sus discípulos que le tuvieran dispuesta de continuo una barquilla para que la muchedumbre no lo oprimiera.
Mar 3:10  Porque curó a muchos, y el resultado fue que todos los que tenían dolencias penosas caían sobre él para tocarlo.
Mar 3:11  Hasta los espíritus inmundos, siempre que lo contemplaban, se postraban delante de él y clamaban, diciendo: “Tú eres el Hijo de Dios”.
Mar 3:12  Pero muchas veces les ordenó rigurosamente que no lo dieran a conocer.
Mar 3:13  Y ascendió a una montaña y mandó llamar a los que quiso, y ellos se fueron a donde él.
Mar 3:14  Y formó [un grupo de] doce, a quienes también dio el nombre de “apóstoles”, para que continuaran con él y para enviarlos a predicar
Mar 3:15  y a tener autoridad para expulsar los demonios.
Mar 3:16  Y el [grupo de] doce que él formó fueron: Simón, a quien también dio el sobrenombre de Pedro,
Mar 3:17  y Santiago [hijo] de Zebedeo, y Juan el hermano de Santiago (también dio a estos el sobrenombre de Boanerges, que significa Hijos del Trueno),
Mar 3:18  y Andrés, y Felipe, y Bartolomé, y Mateo, y Tomás, y Santiago [hijo] de Alfeo, y Tadeo, y Simón el cananita
Mar 3:19  y Judas Iscariote, que más tarde lo traicionó.  Y entró en una casa.
Mar 3:20  Una vez más se juntó la muchedumbre, de modo que ellos no podían siquiera tomar una comida.
Mar 3:21  Pero cuando sus parientes oyeron esto, salieron para apoderarse de él, porque decían: “Ha perdido el juicio”.
Mar 3:22  También, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: “Tiene a Beelzebub, y expulsa los demonios por medio del gobernante de los demonios”.
Mar 3:23  De modo que él, después de llamarlos a sí, empezó a decirles con ilustraciones: “¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?
Mar 3:24  Pues, si un reino llega a estar dividido contra sí mismo, ese reino no puede estar en pie;
Mar 3:25  y si una casa llega a estar dividida contra sí misma, esa casa no podrá estar en pie.
Mar 3:26  También, si Satanás se ha levantado contra sí mismo y ha llegado a estar dividido, no puede estar en pie, sino que tiene fin.
Mar 3:27  De hecho, nadie que ha logrado entrar en la casa de un hombre fuerte puede saquear sus bienes muebles a menos que primero ate al fuerte, y entonces saqueará su casa.
Mar 3:28  En verdad les digo que todas las cosas les serán perdonadas a los hijos de los hombres, no importa qué pecados y blasfemias cometan blasfemamente.
Mar 3:29  Sin embargo, cualquiera que blasfema contra el espíritu santo no tiene perdón jamás, sino que es culpable de pecado eterno”.
Mar 3:30  Esto, porque decían: “Tiene espíritu inmundo”.
Mar 3:31  Entonces vinieron su madre y sus hermanos, y, como estaban parados fuera, le enviaron recado para llamarlo.
Mar 3:32  Sucedía que una muchedumbre estaba sentada alrededor de él, de modo que le dijeron: “¡Mira! Tu madre y tus hermanos [están] fuera [y] te buscan”.
Mar 3:33  Mas él, respondiendo, les dijo: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?”.
Mar 3:34  Y habiendo mirado alrededor a los que estaban sentados en torno de él en círculo, dijo: “Vean: ¡mi madre y mis hermanos!
Mar 3:35  Cualquiera que hace la voluntad de Dios, este es mi hermano y hermana y madre”.

 


 

Mar 3:1  Jesús volvió a entrar en la sinagoga. Allí había un hombre que tenía una mano tullida.
Mar 3:2  Los fariseos estaban vigilando a Jesús para ver si sanaba a ese hombre en día sábado, y poder así acusarlo de trabajar en ese día de descanso.
Mar 3:3  Jesús le dijo al enfermo: «Levántate y ponte en medio de todos.»
Mar 3:4  Luego, les preguntó a los que estaban allí: «¿Qué es correcto hacer en sábado: el bien o el mal? ¿Salvar una vida o destruirla?» Pero nadie le contestó.
Mar 3:5  Jesús miró con enojo a los que lo rodeaban y, al ver que eran muy tercos y no tenían amor, se puso muy triste. Entonces le dijo al enfermo: «Extiende la mano.» El hombre extendió la mano, y la mano le quedó sana.
Mar 3:6  Los fariseos salieron de la sinagoga y enseguida se reunieron con los partidarios del rey Herodes; y juntos comenzaron a hacer planes para matar a Jesús.
Mar 3:7  Jesús se fue con sus discípulos a la orilla del lago. Los seguía mucha gente que había oído hablar de las cosas que él hacía. Era gente de las regiones de Galilea y de Judea, de la ciudad de Jerusalén y de Idumea. Algunos venían también del otro lado del río Jordán, y de los alrededores de las ciudades de Tiro y de Sidón.
Mar 3:9  Como había tanta gente, Jesús les pidió a sus discípulos que prepararan una barca, para que la gente no lo apretujara.
Mar 3:10  Aunque Jesús había sanado a mucha gente, todavía quedaban muchos enfermos que lo rodeaban y que querían tocarlo para quedar sanos.
Mar 3:11  Cuando los espíritus malos veían a Jesús, caían al suelo y gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!»
Mar 3:12  Pero Jesús les advertía muy seriamente que no dijeran a la gente quién era él.
Mar 3:13  Después, Jesús invitó a algunos de sus seguidores para que subieran con él a un cerro. Cuando ya todos estaban juntos,
Mar 3:14  eligió a doce de ellos para que lo acompañaran siempre y para enviarlos a anunciar las buenas noticias. A esos doce los llamó apóstoles
Mar 3:15  y les dio poder para expulsar de la gente a los demonios.
Mar 3:16  Estos son los doce que eligió: Simón, a quien llamó Pedro;
Mar 3:17  Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, y a quienes llamó Boanerges, que quiere decir «hijos del trueno»;
Mar 3:18  Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el patriota y
Mar 3:19  Judas Iscariote, que después traicionó a Jesús.
Mar 3:20  Después de esto, Jesús regresó a la casa. Y era tanta la gente que volvió a reunirse, que ni él ni sus discípulos podían siquiera comer.
Mar 3:21  Cuando los familiares de Jesús supieron lo que hacía, fueron para llevárselo, porque decían que se había vuelto loco.
Mar 3:22  Pero los maestros de la Ley que habían llegado de Jerusalén decían: «Este hombre tiene a Beelzebú, el jefe de los demonios. Sólo por el poder que Beelzebú le da, puede expulsarlos.»
Mar 3:23  Entonces Jesús los llamó y les puso este ejemplo: «¿Cómo puede Satanás expulsarse a sí mismo?
Mar 3:24  Si los habitantes de un país se pelean entre sí, el país acaba por destruirse.
Mar 3:25  Si los miembros de una familia se pelean unos contra otros, la familia también acabará por destruirse.
Mar 3:26  Y si Satanás lucha contra sí mismo, acabará con su propio reino.
Mar 3:27  »Si alguien quiere robar todo lo que hay en la casa de un hombre fuerte, primero tiene que atar a ese hombre.
Mar 3:28  »Les aseguro que Dios le perdonará a la gente cualquier pecado que haga, y todo lo malo que diga;
Mar 3:29  pero jamás perdonará a quien hable en contra del Espíritu Santo. ¡Eso nunca le será perdonado!»
Mar 3:30  Jesús dijo esto porque los maestros de la Ley pensaban que él tenía un espíritu malo.
Mar 3:31  Mientras tanto, la madre y los hermanos de Jesús llegaron a la casa donde él estaba, pero prefirieron quedarse afuera y mandarlo a llamar. La gente que estaba sentada alrededor de Jesús le dijo: —Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están allá afuera, y quieren hablar contigo.
Mar 3:33  Pero Jesús les preguntó: —¿Quiénes son en verdad mi madre y mis hermanos?
Mar 3:34  Luego, miró a todos los que estaban sentados a su alrededor y dijo: —¡Estos son mi madre y mis hermanos!
Mar 3:35  Porque, en verdad, cualquiera que obedece a Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.

 


 

Mar 3:1  Yahshúa entró otra vez en la sinagoga, había allí un hombre que tenía una mano seca.
Mar 3:2  Buscando una razón para acusarle de algo, la gente le observaba cuidadosamente para ver si le sanaba en Shabbat.
Mar 3:3  Le dijo al hombre de la mano seca: "¡Ven a donde te podamos ver!"
Mar 3:4  Entonces a ellos les dijo: "¿Qué es permitido en Shabbat? ¿Hacer el bien, o hacer el mal; salvar una vida, o matarla?"[15] Pero ellos no dijeron nada.
Mar 3:5  Entonces, después de echarles una mirada, sintiendo ira por ellos y condolencia por la dureza de sus corazones, le dijo al hombre: "Extiende tu mano." Y él la extendió, y le quedó restaurada.
Mar 3:6  Los Perushim salieron e inmediatamente comenzaron a tramar con unos miembros del partido de Herodes, para deshacerse de El.
Mar 3:7  Yahshúa se fue con sus talmidim al lago, y gran multitud de Galil le siguió.
Mar 3:8  Cuando oyeron lo que estaba haciendo, también vino una gran multitud de Yahudáh, de Yerushalayim, de Idumea, del territorio del otro lado del Yarden, y del área de Tzor-Tzidon.
Mar 3:9  Les dijo a sus talmidim que tuvieran un bote listo para ellos, por si fuera necesario, poder escapar si la multitud le estrujara.[16]
Mar 3:10  Porque había sanado mucha gente, y todos los enfermos empujaban para poderle tocar.
Mar 3:11  Siempre que los ruajim inmundos le veían, caían postrados delante de El, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Elohim!"
Mar 3:12  Pero El les advertía estrictamente que no le dieran a conocer:
Mar 3:13  Entonces subió a la región montañosa y mandó a llamar a sí a aquellos que quería, y ellos vinieron a El.
Mar 3:14  Designó a doce para que estuviesen con El, y mandarlos a proclamar.
Mar 3:15  También para que tuvieran autoridad para expulsar demonios:
Mar 3:16  Shimeon, a quien dio otro nombre: "Kefa";
Mar 3:17  Ya'akov Ben-Zavdai y Yojanán el hermano de Ya'akov; a ellos les dio el nombre de "Benei-Regesh" (esto es, "Atronadores");
Mar 3:18  Andri, Felipe, Bar-Talmai, Mattityah, Tóma, Ya'akov Ben-Jalfai, Taddai, Shimeon el Zealot.
Mar 3:19  Y Yahudáh de Keriot, el que le traicionó. Entonces entró en una casa
Mar 3:20  y una vez más se reunió tal multitud, que ellos ni aun podían comer.
Mar 3:21  Cuando su familia oyó esto, salieron para reprimirle, porque decían: "¡Está fuera de sí!"[17]
Mar 3:22  Los maestros de la Toráh que habían bajado de Yerushalayim, dijeron: "Tiene a Baal-Zibbul en El," y "es por el poder de los demonios, que El expulsa demonios,"
Mar 3:23  pero El los llamó y les habló en parábolas: "¿Cómo puede ha satán, expulsar a ha satán?
Mar 3:24  Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede sobrevivir;[18]
Mar 3:25  y si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá sobrevivir.
Mar 3:26  Por tanto, si ha satán se ha rebelado contra sí mismo, y está dividido, tampoco puede sobrevivir; ese es el fin de él.
Mar 3:27  Además, nadie puede entrar en la casa del hombre fuerte y llevarse sus pertenencias, si primero no ata al hombre fuerte. Después de esto, podrá saquear la casa.
Mar 3:28  ¡Sí! Les digo que a la gente le será perdonado todo pecado, y cualq uier blasfemia que pronuncien;
Mar 3:29  sin embargo, el que blasfeme[19] contra el Ruaj HaKodesh, nunca le será perdonado, sino que es culpable de un pecado eterno."
Mar 3:30  Porque ellos estaban diciendo: "Tiene un ruaj inmundo en El."
Mar 3:31  Entonces su madre y sus hermanos llegaron. Parados afuera, mandaron un mensaje preguntando por El.
Mar 3:32  Una multitud estaba sentada alrededor de El, y le dijeron: "Tu madre y tus hermanos están afuera preguntando por ti."
Mar 3:33  El respondió: "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?"[20]
Mar 3:34  Mirando a los que estaban sentados en un círculo alrededor de El, dijo: "¡Ven! ¡Aquí están mi madre y mis hermanos!
Mar 3:35  ¡Cualquiera que haga lo que YAHWEH quiere, ese es mi hermano, mi hermana, y mi madre!"

 


 

Mar 3:1  Jesús entró de nuevo en la sinagoga y allí estaba un hombre que tenía una mano paralizada.
Mar 3:2  Unos lo observaban con atención para ver si Jesús iba a sanar al enfermo en un día de descanso. Estaban buscando algo de qué acusarlo.
Mar 3:3  Jesús le dijo al hombre de la mano paralizada: -Levántate y ponte frente a todos.
Mar 3:4  "Luego Jesús les dijo: -¿Qué se debe hacer en el día de descanso, el bien o el mal, salvar una vida o matar? Pero todos seguían en silencio."
Mar 3:5  "Entonces Jesús los miró a todos con enojo, sentía mucha tristeza porque eran muy tercos. Luego, Jesús le dijo al enfermo: -Extiende la mano. El hombre la extendió y la mano quedó sana."
Mar 3:6  Inmediatamente los fariseos se fueron y empezaron a hacer planes con los herodianos para matar a Jesús.
Mar 3:7  Jesús salió con sus seguidores hacia el lago Galilea y una gran multitud los siguió.
Mar 3:8  "La gente venía de Galilea, de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del oriente del Jordán y de la región de Tiro y de Sidón. Todos iban a ver a Jesús porque habían oído del bien que estaba haciendo."
Mar 3:9  "Como Jesús vio que había tanta gente, les pidió a sus seguidores que le consiguieran un bote pequeño. Jesús quería el bote para que la multitud no se amontonara sobre él."
Mar 3:10  Él había sanado a mucha gente. Por eso todos los enfermos se empujaban unos a otros para poder llegar hasta Jesús y tocarlo.
Mar 3:11  "Cuando los espíritus malignos que algunos tenían veían a Jesús, se arrodillaban ante él y gritaban con fuerza: -¡Tú eres el Hijo de Dios!"
Mar 3:12  Pero Jesús les ordenó con severidad que no hablaran de él delante de la gente.
Mar 3:13  "Luego, Jesús subió a un cerro, llamó a los que le pareció bien, y estos se acercaron."
Mar 3:14  "Entre ellos, Jesús escogió a doce para que estuvieran con él y luego enviarlos a otros lugares para anunciar su mensaje. Los llamó apóstoles."
Mar 3:15  Jesús también los escogió para que tuvieran el poder de expulsar demonios.
Mar 3:16  "Estos son los doce hombres que escogió: Simón, a quién llamó Pedro;"
Mar 3:17  "Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, a quienes llamó Boanerges, que significa hijos del trueno;"
Mar 3:18  "Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás y Santiago, hijo de Alfeo; Tadeo, Simón el Zelote"
Mar 3:19  "y Judas Iscariote, quien después traicionó a Jesús."
Mar 3:20  Luego Jesús regresó a casa y nuevamente se reunió una gran multitud. Había tanta gente que Jesús y sus seguidores no pudieron ni comer.
Mar 3:21  "Cuando los familiares de Jesús supieron lo que estaba pasando, fueron rápido a llevárselo, pues había mucha gente diciendo que estaba loco."
Mar 3:22  "Los maestros de la ley que venían de Jerusalén decían: ""¡Beelzebú está con él! Él expulsa a los demonios por el poder del jefe de los demonios""."
Mar 3:23  "Pero Jesús llamó a la gente y empezó a hablarles con ejemplos: ""¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?"
Mar 3:24  "Si un reino se divide contra sí mismo, no podrá sobrevivir."
Mar 3:25  "Así mismo, una familia que se divide contra sí misma, tampoco podrá sobrevivir."
Mar 3:26  "Entonces, si Satanás está en su propia contra y se divide, no podrá sobrevivir y habrá llegado a su fin."
Mar 3:27  "Nadie puede entrar a la casa de un hombre fuerte y sacar sus pertenencias así nada más. Primero hay que atar al hombre fuerte y luego sí robar su casa""."
Mar 3:28  "Como los maestros de la ley lo acusaban de tener un espíritu maligno, Jesús dijo: ""Les digo la verdad, Dios podrá perdonar cualquier otro pecado aun si alguien reniega de Dios. Pero jamás perdonará a quien se atreva a renegar del Espíritu Santo. El que lo haga será culpable de ese pecado para siempre""."
Mar 3:29  "Como los maestros de la ley lo acusaban de tener un espíritu maligno, Jesús dijo: ""Les digo la verdad, Dios podrá perdonar cualquier otro pecado aun si alguien reniega de Dios. Pero jamás perdonará a quien se atreva a renegar del Espíritu Santo. El que lo haga será culpable de ese pecado para siempre""."
Mar 3:30  "Como los maestros de la ley lo acusaban de tener un espíritu maligno, Jesús dijo: ""Les digo la verdad, Dios podrá perdonar cualquier otro pecado aun si alguien reniega de Dios. Pero jamás perdonará a quien se atreva a renegar del Espíritu Santo. El que lo haga será culpable de ese pecado para siempre""."
Mar 3:31  "Luego llegaron la madre y los hermanos de Jesús, se quedaron afuera y mandaron a alguien para que lo llamara."
Mar 3:32  "La multitud estaba sentada a su alrededor y le dijeron: -¡Oye! Tu mamá, tus hermanos y tus hermanas te están buscando afuera."
Mar 3:33  Y Jesús respondió: -¿Quiénes son mi mamá y mis hermanos?
Mar 3:34  Y mirando a todos los que estaban sentados a su alrededor dijo: -¡Aquí están mi mamá y mis hermanos!
Mar 3:35  "Pues el que haga lo que Dios quiere, ese es mi hermano, mi hermana y mi mamá."

 


 
 
  Conocen nuestro sitio 632694 visitantes (2185412 clics a subpáginas) ¡Que nuestro Dios ensanche tu Territorio!  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis