Biblia Adventista - Biblia de Estudio
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 BibliadeEstudioAdventistaHechos de los A: 21.BibliadeEstudioAdventista

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Hch 21:1  Y, como aconteció zarpar nosotros, arrancándonos de ellos, rectos corriendo vinimos a Cos y al otro día, a Rodas; y de allí, a Pátaras;
Hch 21:2  y, hallando un barco que trasfretaba Fenicia, subiendo, zarpamos;
Hch 21:3  y avistando a Chipre y dejándola a izquierda, navegamos a Siria y bajamos a Tiro; pues allí el barco había de descargar la carga.
Hch 21:4  Y, encontrando a los discípulos, permanecimos días siete; los cuales a Pablo decían, por medio del Espíritu, no ascender a Jerusalén.
Hch 21:5  Y, cuando aconteció cumplir nosotros los días, saliendo, caminábamos acompañándonos todos, con mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y, poniendo las rodillas sobre la playa, orando.
Hch 21:6  nos despedimos y subimos al barco, y aquéllos retornaron a lo propio.
Hch 21:7  Y nosotros, la navegación terminando, de Tiro llegamos a Ptolemaida; y, saludando a los hermanos, permanecimos día uno con ellos.
Hch 21:8  Y, al otro, saliendo, vinimos a Cesarea; y, entrando en la casa de Felipe, el evangelista(a) , que era de los siete(b) , permanecimos con él.
Hch 21:9  Este tenía hijas cuatro, vírgenes profetizantes.
Hch 21:10  Y, permaneciendo días varios, descendió alguno de la Judea: profeta, por nombre ágabo;
Hch 21:11  y, viniendo a nosotros y tomando el ceñidor de Pablo, atándose los pies y las manos, dijo: «Esto dice el Espíritu, el Santo: «Al varón cuyo es este cinturón —así atarán en Jerusalén los judíos y entregarán en manos de gentiles».
Hch 21:12  Y, como oímos esto, rogamos y nosotros y los lugareños, no ascendiese él a Jerusalén.
Hch 21:13  Entonces respondió Pablo y dijo: «¿Qué hacéis llorando y destrozando mi corazón? Que yo no sólo para ser atado, sino también para morir en Jerusalén preparado estoy por el nombre del Señor Jesús».
Hch 21:14  Y, no persuadiéndole, callamos diciendo: «Del Señor la voluntad hágase».
Hch 21:15  Y, después de estos días, preparados, ascendimos a Jerusalén;
Hch 21:16  y vinieron también de los discípulos, desde Cesarea, con nosotros, llevando con quien nos hospedamos: a Mansón, un cipriota, antiguo discípulo.
Hch 21:17  Y, llegando nosotros a Jerusalén, gozosamente recibiéronnos los hermanos.
Hch 21:18  Y, al siguiente día, entraba Pablo con nosotros a Santiago; y todos juntáronse los ancianos.
Hch 21:19  Y saludándoles refirió, cosa por cosa, lo que hizo Dios en las gentes por el ministerio de él.
Hch 21:20  Y ellos, oyendo, glorificaban a Dios; y dijéronle: «Ves, hermano, cuántas miríadas hay, en los judíos, de los creyentes; y todos celadores de la ley son;
Hch 21:21  e informados han sido acerca de ti que separación enseñas de Moisés a todos los, entre las gentes, judíos, diciendo no circuncidar ellos a los hijos ni con las costumbres caminar.
Hch 21:22  ¿Qué, pues, es(c) ? Ciertamente se ha de juntar muchedumbre; pues oirán que has venido.
Hch 21:23  Esto, pues, haz que te decimos: tenemos varones cuatro, voto teniendo sobre sí;
Hch 21:24  a éstos tomando contigo, santifícate(d)  con ellos y gasta en ellos que se rasuren la cabeza; y conocerán todos que lo de que han sido informados acerca de ti, nada es, sino que caminas también tú mismo, guardando la ley.
Hch 21:25  Y, acerca de las creyentes gentes, nosotros hemos enviado, juzgando que se guarden ellos, y de lo sacrificado a ídolos, y sangre, y lo sofocado y ramería».
Hch 21:26  Entonces Pablo, tomando consigo a los varones al otro día, con ellos santificándose, entraba en el santuario, anunciando doquier el cumplimiento de los días de la santificación; hasta ofrendarse por cada uno de ellos la ofrenda.
Hch 21:27  Y, como se iban los siete días a cumplir, los del Asia judíos, viéndole en el santuario, concitaban toda la turba; y echaron sobre él las manos,
Hch 21:28  gritando: «Varones israelitas, ayudad. Este es el hombre, el que contra el pueblo, y la ley, y este lugar, a todos en todas partes enseña; y ya también a los helenos ha llevado al santuario y comunicado(e)  este santo lugar».
Hch 21:29  Pues habían visto a Trófimo, el efesio, en la ciudad con él, al que pensaban que al santuario introducía Pablo.
Hch 21:30  Y, movióse la ciudad entera, y hubo concurso del pueblo; y, cogiendo a Pablo, arrastráronle fuera del santuario; y luego cerráronse las puertas.
Hch 21:31  Y, buscándole matar, subió aviso al tribuno del manípulo(f)  que entera se confunde Jerusalén;
Hch 21:32  quien al punto tomando soldados y centuriones, corrió abajo(g)  a ellos. Y ellos viendo al tribuno, y los soldados cesaron de golpear a Pablo.
Hch 21:33  Entonces, llegándose el tribuno, cogióle y mandó se le atara con cadenas dos; e indagaba quién era, y qué había estado haciendo.
Hch 21:34  Y unos una cosa, otros otra gritábanle en la turba; y, no pudiendo él conocer lo cierto por el tumulto, mandó se le llevase al campamento.
Hch 21:35  Y, cuando llegó a las gradas(h) , aconteció ser llevado él por los soldados, por la violencia de la turba;
Hch 21:36  pues seguía la muchedumbre del pueblo, gritantes; «¡Arrebátale!»(i) .
Hch 21:37  Y, yéndole a entrar en el campamento, Pablo dijo al tribuno: «¿Si lícito me es decir algo a ti?» Y él dijo: «¿Griego sabes?»
Hch 21:38  Pues ¿no eres tú el egipcio, el que, antes de estos días, sublevó y sacó al desierto los cuatro mil varones de los sicarios?».
Hch 21:39  Y dijo Pablo: «Yo hombre ciertamente soy judío, tarsense, de la Cilicia, de no desconocida ciudad ciudadano; y ruégote, permíteme hablar al pueblo»; y, silencio haciéndose mucho, arengóles, en hebrea lengua diciendo:
Hch 21:40  --.

 


 

Hch 21:1  Así que, separándonos de ellos, nos embarcamos, fuimos derechos a Cos, y al siguiente día a Rodas, y de allí a Petara,
Hch 21:2  donde, habiendo hallado una nave que hacía la travesía a Fenicia, nos embarcamos y nos dimos a la mar.
Hch 21:3  Luego dimos vista a Chipre, que dejamos a la izquierda, navegamos hasta Siria y desembarcamos en Tiro, porque allí había de dejar su carga la nave.
Hch 21:4  En Tiro encontramos discípulos, con los cuales permanecimos siete días. Ellos, movidos del Espíritu, decían a Pablo que no subiese a Jerusalén.
Hch 21:5  Pasados aquellos días, salimos, e iban acompañándonos todos con su mujeres e hijos hasta fuera de la ciudad. Allí, puestos de rodillas en la playa, oramos,
Hch 21:6  nos despedimos y subimos a la nave, volviéndose ellos a su casa.
Hch 21:7  Nosotros, yendo de Tiro a Tolemaida, acabamos nuestra navegación, y saludados los hermanos, nos quedamos un día con ellos.
Hch 21:8  Al día siguiente salimos; llegamos a Cesárea, y entrando en casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete, nos quedamos con él."
Hch 21:9  Tenía éste cuatro hijas vírgenes que profetizaban.
Hch 21:10  Habiéndonos quedado allí varios días, bajó de Judea un profeta llamado Agabo,
Hch 21:11  el cual, llegándose a nosotros, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos con él, dijo: “Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón cuyo es este cinto, y le entregarán en poder de los gentiles.”
Hch 21:12  Cuando oímos esto, tanto nosotros como los del lugar le instamos a que no subiese a Jerusalén.
Hch 21:13  Pablo entonces respondió: ¿Qué hacéis con llorar y quebrantar mi corazón? Pues pronto estoy, no sólo a ser atado, sino a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.
Hch 21:14  No pudiendo disuadirle, guardamos silencio, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.
Hch 21:15  Después de estos días, hechos los preparativos necesarios, subimos a Jerusalén.
Hch 21:16  Iban con nosotros algunos discípulos de Cesárea, que nos condujeron a casa de un tal Mnasón, chipriota, antiguo discípulo, en la cual nos hospedamos.
Hch 21:17  Llegados a Jerusalén, fuimos recibidos por los hermanos con alegría.
Hch 21:18  Al día siguiente, Pablo, acompañado de nosotros, visitó a Santiago, reuniéndose allí todos los presbíteros.
Hch 21:19  Después de saludarlos, contó una por una las cosas que Dios había obrado entre los gentiles por su mano.
Hch 21:20  Ellos, oyéndole, glorificaban a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de creyentes hay entre los judíos, y que todos son celadores de la Ley.
Hch 21:21  Pero han oído de ti que enseñas a los judíos de la dispersión que hay que renunciar a Moisés y les dices que no circunciden a sus hijos ni sigan costumbres mosaicas.
Hch 21:22  ¿Qué hacer, pues? Seguro que sabrán que has llegado.
Hch 21:23  Haz lo que vamos a decirte: Tenemos cuatro varones que han hecho voto;"
Hch 21:24  tómalos, purifícate con ellos y págales los gastos para que se rasuren la cabeza, y así todos conocerán que no hay nada de cuanto oyeron sobre ti, sino que sigues en la observancia de la Ley.
Hch 21:25  Cuanto a los gentiles que han creído, ya les hemos escrito nuestra sentencia de que se abstengan de las carnes sacrificadas a los ídolos, de la sangre, de lo ahogado y de la fornicación.
Hch 21:26  Entonces Pablo, tomando consigo a los varones, purificado con ellos al día siguiente, entró en el templo, anunciando el cumplimiento de los días de la consagración, en espera de que fuese presentada la ofrenda por cada uno de ellos.
Hch 21:27  Cuando estaban para acabarse los siete días, judíos de Asia, que le vieron en el templo, alborotaron a la muchedumbre y pusieron las manos sobre él,
Hch 21:28  gritando: “Israelitas, ayudadnos; éste es el hombre que por todas partes anda enseñando a todos contra el pueblo, contra la Ley y contra este lugar, y como si fuera poco, ha introducido a los gentiles en el templo y ha profanado este lugar santo.”
Hch 21:29  Era que habían visto con él en la ciudad a Trófimo, efesio, y creyeron que Pablo le había introducido en el templo.
Hch 21:30  Toda la ciudad se conmovió y se agolpó en el templo, y tomando a Pablo, le arrastraron fuera de él, cerrando enseguida las puertas.
Hch 21:31  Mientras trataban de matarle, llegó noticia al tribuno de la cohorte de que toda Jerusalén estaba amotinada;"
Hch 21:32  y tomando al instante los soldados y los centuriones, corrió hacia ellos. En cuanto vieron al tribuno y a los soldados, cesaron de golpear a Pablo.
Hch 21:33  Acercóse entonces el tribuno, y cogiéndole, ordenó que le echasen dos cadenas y le preguntó quién era y qué había hecho.
Hch 21:34  Los de la turba decían cada uno una cosa, y no pudiendo sacar nada en claro a causa del alboroto, ordenó llevarle al cuartel.
Hch 21:35  Al llegar a las escaleras, en vista de la violencia de la multitud, Pablo fue llevado por los soldados,
Hch 21:36  pues la muchedumbre seguía gritando: ¡Quítalo!
Hch 21:37  A la entrada del cuartel, dijo Pablo al tribuno: ¿Me permites decirte una cosa? El le contestó: ¿Hablas griego?
Hch 21:38  ¿Pero no eres tú el egipcio que hace algunos días promovió una sedición y llevó al desierto cuatro mil sicarios?
Hch 21:39  Respondió Pablo: Yo soy judío, originario de Tarso, ciudad ilustre de la Cilicia; te suplico que me permitas hablar al pueblo."
Hch 21:40  Permitiéndoselo él, Pablo, puesto de pie en lo alto de las escaleras, hizo señal al pueblo con la mano. Luego se hizo un gran silencio, y Pablo les dirigió la palabra en hebreo.

 


 

Hch 21:1  Cuando nos despedimos de los líderes de la iglesia de Éfeso, subimos al barco y fuimos directamente a la isla de Cos. Al día siguiente, salimos de allí hacia la isla de Rodas, y de allí hacia el puerto de Pátara.
Hch 21:2  En Pátara encontramos un barco que iba hacia Fenicia, y nos fuimos en él.
Hch 21:3  En el viaje, vimos la costa sur de la isla de Chipre. Seguimos hacia la región de Siria y llegamos al puerto de Tiro, pues los marineros tenían que descargar algo.
Hch 21:4  Allí encontramos a algunos seguidores del Señor Jesús, y nos quedamos con ellos siete días. Como el Espíritu Santo les había dicho que Pablo no debía ir a Jerusalén, ellos le rogaban que no siguiera su viaje.
Hch 21:5  Pasados los siete días decidimos seguir nuestro viaje. Todos los hombres, las mujeres y los niños nos acompañaron hasta salir del poblado. Al llegar a la playa, nos arrodillamos y oramos.
Hch 21:6  Luego nos despedimos de todos y subimos al barco, y ellos regresaron a sus casas.
Hch 21:7  Seguimos nuestro viaje, desde Tiro hasta el puerto de Tolemaida. Allí saludamos a los miembros de la iglesia, y ese día nos quedamos con ellos.
Hch 21:8  Al día siguiente, fuimos por tierra hasta la ciudad de Cesarea. Allí nos quedamos con Felipe, quien anunciaba las buenas noticias y era uno de los siete ayudantes de los apóstoles.
Hch 21:9  Felipe tenía cuatro hijas solteras, que eran profetisas.
Hch 21:10  Habíamos pasado ya muchos días en Cesarea cuando llegó un profeta llamado Agabo, que venía de la región de Judea.
Hch 21:11  Se acercó a nosotros y, tomando el cinturón de Pablo, se ató las manos y los pies. Luego dijo: «El Espíritu Santo dice que así atarán los judíos, en Jerusalén, al dueño de este cinturón, para entregarlo a las autoridades de Roma.»
Hch 21:12  Cuando los que acompañábamos a Pablo escuchamos eso, le rogamos que no fuera a Jerusalén. También los de la iglesia de Cesarea le rogaban lo mismo.
Hch 21:13  Pero Pablo nos contestó: «¡No lloren, pues me ponen muy triste! Tanto amo al Señor Jesús, que estoy dispuesto a ir a la cárcel, y también a morir en Jerusalén.»
Hch 21:14  Hicimos todo lo posible para evitar que Pablo fuera a Jerusalén, pero él no quiso escucharnos. Así que dijimos: «¡Señor Jesús, enséñanos a hacer lo que nos ordenas!»
Hch 21:15  Pocos días después, nos preparamos y fuimos a Jerusalén,
Hch 21:16  acompañados de algunos de los miembros de la iglesia de Cesarea. Nos llevaron a la casa de un hombre llamado Mnasón, que nos invitó a quedarnos con él. Mnasón había creído en Jesús hacía mucho tiempo, y era de la isla de Chipre.
Hch 21:17  Cuando llegamos a la ciudad de Jerusalén, los miembros de la iglesia nos recibieron con mucha alegría.
Hch 21:18  Al día siguiente, fuimos con Pablo a visitar a Santiago, el hermano de Jesús. Cuando llegamos, también encontramos allí a los líderes de la iglesia.
Hch 21:19  Pablo los saludó, y les contó lo que Dios había hecho por medio de él entre los que no eran judíos.
Hch 21:20  Cuando los miembros de la iglesia oyeron eso, dieron gracias a Dios y le dijeron a Pablo: «Bueno, querido amigo Pablo, como has podido ver, muchos judíos han creído en Jesús. Pero todos ellos dicen que deben seguir obedeciendo las leyes de Moisés.
Hch 21:21  Ellos se han enterado de que, a los judíos que viven en el extranjero, tú les enseñas a no obedecer la ley de Moisés, y que les dices que no deben circuncidar a sus hijos ni hacer lo que todos los judíos hacemos.
Hch 21:22  ¿Qué vamos a decir cuando la gente se dé cuenta de que tú has venido?
Hch 21:23  Mejor haz lo siguiente. Hay entre nosotros cuatro hombres que han hecho una promesa a Dios, y tienen que cumplirla en estos días.
Hch 21:24  Llévalos al templo y celebra con ellos la ceremonia de purificación. Paga tú los gastos de ellos para que puedan raparse todo el pelo. Si haces eso, los hermanos sabrán que no es cierto lo que les han contado acerca de ti. Más bien, verán que tú también obedeces la Ley.
Hch 21:25  »En cuanto a los que no son judíos y han creído en Jesús, ya les habíamos mandado una carta. En ella les hicimos saber que no deben comer carne de animales que se hayan sacrificado a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales que todavía tengan sangre adentro. Tampoco deben practicar las relaciones sexuales prohibidas por nuestra ley.»
Hch 21:26  Entonces Pablo se llevó a los cuatro hombres que habían hecho la promesa, y con ellos celebró al día siguiente la ceremonia de purificación. Después entró al templo para avisarles cuándo terminarían de cumplir la promesa, para así llevar la ofrenda que cada uno debía presentar.
Hch 21:27  Cuando estaban por cumplirse los siete días de la promesa, unos judíos de la provincia de Asia vieron a Pablo en el templo. Enseguida alborotaron a la gente
Hch 21:28  y gritaron: «¡Israelitas, ayúdennos! ¡Este es el hombre que por todas partes anda hablando en contra de nuestro país, en contra de la ley de Moisés, y en contra de este templo! ¡Aun a los que no son judíos los ha metido en el templo! ¡No respeta ni este lugar santo!»
Hch 21:29  Dijeron eso porque en la ciudad habían visto a Pablo con Trófimo, que era de Éfeso, y pensaron que Pablo lo había llevado al templo.
Hch 21:30  Toda la gente de la ciudad se alborotó, y pronto se reunió una gran multitud. Agarraron a Pablo, lo sacaron del templo, y de inmediato cerraron las puertas.
Hch 21:31  Cuando estaban a punto de matar a Pablo, el jefe del batallón de soldados romanos se enteró que la gente estaba alborotada.
Hch 21:32  Tomó entonces a un grupo de soldados y oficiales, y fue al lugar. Cuando la gente vio llegar al jefe y a sus soldados, dejó de golpear a Pablo.
Hch 21:33  El jefe arrestó a Pablo y ordenó que le pusieran dos cadenas. Luego le preguntó a la gente: «¿Quién es este hombre, y qué ha hecho?»
Hch 21:34  Pero unos gritaban una cosa, y otros otra. Y era tanto el escándalo que hacían, que el comandante no pudo averiguar lo que pasaba. Entonces les ordenó a los soldados: «¡Llévense al prisionero al cuartel!»
Hch 21:35  Cuando llegaron a las gradas del cuartel, los soldados tuvieron que llevar alzado a Pablo,
Hch 21:36  pues la gente estaba furiosa y gritaba: «¡Que muera!»
Hch 21:37  Los soldados ya iban a meter a Pablo en la cárcel, cuando él le preguntó al jefe de ellos: —¿Podría hablar con usted un momento? El jefe, extrañado, le dijo: —No sabía que tú hablaras griego.
Hch 21:38  Hace algún tiempo, un egipcio inició una rebelión contra el gobierno de Roma y se fue al desierto con cuatro mil guerrilleros. ¡Yo pensé que ese eras tú!
Hch 21:39  Pablo contestó: —No. Yo soy judío y nací en Tarso, una ciudad muy importante de la provincia de Cilicia. ¿Me permitiría usted hablar con la gente?
Hch 21:40  El jefe le dio permiso. Entonces Pablo se puso de pie en las gradas del cuartel, y levantó la mano para pedir silencio. Cuando la gente se calló, Pablo les habló en arameo y les dijo:

 


 

Hch 21:1  Al fin nos hicimos a la vela después de habernos con pena separado de ellos, y navegamos derechamente a la isla de Cos, y al día siguiente a la de Rodas y de allí a Pátara,
Hch 21:2  en donde, habiendo hallado una nave que pasaba a Fenicia, nos embarcamos en ella y marchamos.
Hch 21:3  Y habiendo avistado a Chipre, dejándola a la izquierda, continuamos nuestro rumbo hacia la Siria, y arribamos a Tiro, en donde había de dejar la nave su cargamento.
Hch 21:4  Habiendo encontrado aquí discípulos, nos detuvimos siete días; estos discípulos, decían a Pablo, como inspirados, que no subiese a Jerusalén .
Hch 21:5  Pero cumplidos aquellos días, nos pusimos en camino, acompañándonos todos con sus mujeres y niños hasta fuera de la ciudad, y puestos de rodillas en la ribera, hicimos oración.
Hch 21:6  Despidiéndonos unos de otros, entramos en la nave; y ellos se volvieron a sus casas.
Hch 21:7  Y concluyendo nuestra navegación, llegamos de Tiro a Tolemaida, donde abrazamos a los hermanos, y nos detuvimos un día con ellos.
Hch 21:8  Partiendo al siguiente, llegamos a Cesarea. Y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete diáconos, nos hospedamos en ella.
Hch 21:9  Tenía éste cuatro hijas vírgenes profetisas.
Hch 21:10  Deteniéndonos aquí algunos días, sobrevino de la Judea cierto profeta, llamado Agabo.
Hch 21:11  El cual, viniendo a visitarnos, cogió el ceñidor de Pablo, y atándose con él los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al hombre cuyo es este ceñidor, y entregarle han en manos de los gentiles.
Hch 21:12  Lo que oído, rogábamos a Pablo, así nosotros como los de aquel pueblo, que no pasase a Jerusalén .
Hch 21:13  A lo que respondió, y dijo: ¿Qué hacéis con llorar y afligir mi corazón? Porque yo estoy pronto, no sólo a ser aprisionado, sino también a morir en Jerusalén por el Nombre del Señor Jesús .
Hch 21:14  Y viendo que no podíamos persuadírselo, dejamos de instarle más, y dijimos: Hágase la voluntad del Señor.
Hch 21:15  Pasados estos días nos dispusimos para el viaje, y nos encaminamos hacia Jerusalén .
Hch 21:16  Vinieron también con nosotros algunos de los discípulos de Cesarea, trayendo consigo un antiguo discípulo llamado Mnasón, oriundo de Chipre, en cuya casa habíamos de hospedarnos.
Hch 21:17  Llegados a Jerusalén , nos recibieron los hermanos con mucho gozo.
Hch 21:18  Al día siguiente fuimos con Pablo a visitar a Santiago, a cuya casa concurrieron todos los ancianos, o presbíteros.
Hch 21:19  Y habiéndolos saludado, les contaba una por una las cosas que Dios había hecho por su ministerio entre los gentiles.
Hch 21:20  Ellos, oído esto, glorificaban a Dios, y después le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay, que han creído, y que todos son celosos de la observancia de la ley.
Hch 21:21  Ahora, pues, éstos han oído decir que tú enseñas a los judíos que viven entre los gentiles, a abandonar a Moisés, diciéndoles que no deben circuncidar a sus hijos, ni seguir las antiguas costumbres.
Hch 21:22  ¿Qué es, pues, lo que se ha de hacer? Sin duda se reunirá toda esta multitud de gente, porque luego han de saber que has venido.
Hch 21:23  Por tanto haz esto que vamos a proponerte: aquí tenemos cuatro hombres con obligación de cumplir un voto.
Hch 21:24  Unido a éstos, purifícate con ellos y hazles el gasto en la ceremonia, a fin de que se hagan la rasura de la cabeza: con eso sabrán todos, que lo que han oído de ti es falso, antes bien, que aun tú mismo continúas en observar la ley.
Hch 21:25  Por lo que hace a los gentiles que han creído, ya les hemos escrito, que habíamos decidido que se abstuviesen de manjares ofrecidos a los ídolos, y de sangre, y de animales sofocados, y de la fornicación.
Hch 21:26  Pablo, pues, tomando consigo aquellos hombres, se purificó al día siguiente con ellos y entró en el templo, haciendo saber cuándo se cumplían los días de su purificación, y cuándo debía presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.
Hch 21:27  Estando para cumplirse los siete días, los judíos venidos de Asia, habiendo visto a Pablo en el templo, amotinaron todo el pueblo y le prendieron, gritando:
Hch 21:28  ¡Favor, israelitas!, éste es aquel hombre que, sobre andar enseñando a todos, en todas partes, contra la nación, contra la ley, y contra este santo lugar, ha introducido también a los gentiles en el templo, y profanado este lugar santo.
Hch 21:29  Y era que habían visto andar con él por la ciudad a Trófimo de Efeso, al cual se imaginaron que Pablo le había llevado consigo al templo.
Hch 21:30  Con esto se conmovió toda la ciudad, y se amotinó el pueblo. Y cogiendo a Pablo, le llevaron arrastrando fuera del templo, cuyas puertas fueron cerradas inmediatamente.
Hch 21:31  Mientras estaban tratando de matarle, fue avisado el tribuno de la cohorte de que toda Jerusalén estaba alborotada.
Hch 21:32  Al punto marchó con los soldados y centuriones, y corrió a donde estaban. Ellos al ver al tribuno y la tropa, cesaron de maltratar a Pablo.
Hch 21:33  Entonces llegando el tribuno le prendió, y le mandó asegurar con dos cadenas, y preguntaba quién era, y qué había hecho.
Hch 21:34  Mas en aquel tropel de gente quién gritaba una cosa, y quién otra. Y no pudiendo averiguar lo cierto a causa del alboroto, mandó que le condujesen a una fortaleza.
Hch 21:35  Al llegar a las gradas, fue preciso que los soldados le llevasen en peso a causa de la violencia del pueblo.
Hch 21:36  Porque le seguía el gentío gritando: ¡Que muera!
Hch 21:37  Estando ya Pablo para entrar en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿No podré hablarte dos palabras? A lo cual respondió el tribuno: ¿Qué, sabes tú hablar en griego?
Hch 21:38  ¿Pues no eres tú el egipcio que los días pasados excitó una sedición, y se llevó al desierto cuatro mil salteadores?
Hch 21:39  Le dijo Pablo: Yo soy ciertamente judío, ciudadano de Tarso en Cilicia, ciudad bien conocida. Te suplico, pues, que me permitas hablar al pueblo.
Hch 21:40  Y concediéndoselo el tribuno, Pablo poniéndose en pie sobre las gradas, hizo señal con la mano al pueblo, y siguiéndole a esto gran silencio, le habló así en lengua hebrea:

 


 

Hch 21:1 

Viaje de Pablo a Jerusalén
  Después de separarnos de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara.
Hch 21:2  Y hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos, y zarpamos.
Hch 21:3  Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y arribamos a Tiro, porque el barco había de descargar allí.
Hch 21:4  Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén.
Hch 21:5  Cumplidos aquellos días, salimos, acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la playa, oramos.
Hch 21:6  Y abrazándonos los unos a los otros, subimos al barco y ellos se volvieron a sus casas.
Hch 21:7  Y nosotros completamos la navegación, saliendo de Tiro y arribando a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día.
Hch 21:8  Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe(A) el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él.
Hch 21:9  Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.
Hch 21:10  Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo,(B)
Hch 21:11  quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.
Hch 21:12  Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén.
Hch 21:13  Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.
Hch 21:14  Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.
Hch 21:15  Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén.
Hch 21:16  Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos.

Arresto de Pablo en el templo
 
Hch 21:17  Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo.
Hch 21:18  Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos;
Hch 21:19  a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio.
Hch 21:20  Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.
Hch 21:21  Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.
Hch 21:22  ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido.
Hch 21:23  Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto.
Hch 21:24  Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza;(C) y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley.
Hch 21:25  Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.(D)
Hch 21:26  Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.
Hch 21:27  Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano,
Hch 21:28  dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar.
Hch 21:29  Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo,(E) de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo.
Hch 21:30  Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas.
Hch 21:31  Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.
Hch 21:32  Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.
Hch 21:33  Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho.
Hch 21:34  Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza.
Hch 21:35  Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud;
Hch 21:36  porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera!

Defensa de Pablo ante el pueblo
 
Hch 21:37  Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego?
Hch 21:38  ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios?
Hch 21:39  Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo.
Hch 21:40  Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:

 


 

Hch 21:1  Y habiendo partido de ellos, navegamos y vinimos camino derecho a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara.
Hch 21:2  Y hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos, y partimos.
Hch 21:3  Y como avistamos a Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y vinimos a Tiro, porque el barco había de descargar allí su carga.
Hch 21:4  Y nos quedamos allí siete días, hallados los discípulos, los cuales decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén.
Hch 21:5  Y cumplidos aquellos días, salimos acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la ribera, oramos.
Hch 21:6  Y abrazándonos los unos a los otros, subimos al barco, y ellos se volvieron a sus casas.
Hch 21:7  Y nosotros, cumplida la navegación, vinimos de Tiro a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día.
Hch 21:8  Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, vinimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, el cual era uno de los siete, posamos con él.
Hch 21:9  Y éste tenía cuatro hijas, doncellas, que profetizaban.
Hch 21:10  y parando nosotros allí por muchos días, descendió de Judea un profeta, llamado Agabo;
Hch 21:11  Y venido a nosotros, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.
Hch 21:12  Lo cual como oímos, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén.
Hch 21:13  Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y afligiéndome el corazón? Porque yo no sólo estoy presto a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el Nombre del Señor Jesús.
Hch 21:14  Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.
Hch 21:15  Y después de estos días, apercibidos, subimos a Jerusalén.
Hch 21:16  Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a un Mnasón, cipriano, discípulo antiguo, con el cual posásemos.
Hch 21:17  Y cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron de buena voluntad.
Hch 21:18  Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y todos los ancianos se juntaron;
Hch 21:19  a los cuales, cuando los hubo saludado, contó en detalle lo que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio.
Hch 21:20  Cuando ellos lo oyeron, glorificaron al Señor, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos de la ley:
Hch 21:21  pero fueron informados acerca de ti, que enseñas a apartarse de Moisés a todos los judíos que están entre los gentiles, diciéndoles que no han de circuncidar a los hijos, ni andar según la costumbre.
Hch 21:22  ¿Qué hay pues? En todo caso es necesario que la multitud se junte, porque oirán que has venido.
Hch 21:23  Haz pues esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen voto sobre sí.
Hch 21:24  Tomando a éstos contigo, purifícate con ellos, y gaste por ellos, para que rasuren sus cabezas, y todos entiendan que no hay nada de lo que fueron informados acerca de ti; sino que tú también andas guardando la ley.
Hch 21:25  Pero en cuanto a los que de los gentiles que han creído, nosotros hemos escrito haberse acordado que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo que fuere sacrificado a los ídolos, y de sangre, y de lo ahogado, y de fornicación.
Hch 21:26  Entonces Pablo tomó consigo aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el Templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, hasta ser ofrecida ofrenda por cada uno de ellos.
Hch 21:27  Y cuando estaban para acabarse los siete días, unos judíos de Asia, como le vieron en el Templo, alborotaron todo el pueblo y le echaron mano,
Hch 21:28  Dando voces: Varones israelitas, ayudad. Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, y la ley, y este lugar; y además de esto ha metido los gentiles en el Templo, y ha contaminado este lugar santo.
Hch 21:29  (Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, efesio, al cual pensaban que Pablo había metido en el Templo.)
Hch 21:30  Así que, toda la ciudad se alborotó, y se agolpó el pueblo; y tomando a Pablo, le arrastraron fuera del Templo; y luego las puertas fueron cerradas.
Hch 21:31  Y procurando ellos matarle, fue dado aviso al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada;
Hch 21:32  el cual tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y ellos como vieron al tribuno y a los soldados, cesaron de herir a Pablo.
Hch 21:33  Entonces llegando el tribuno, le prendió, y le mandó atar con dos cadenas; y preguntó quién era, y qué había hecho.
Hch 21:34  Y unos daban voces de una manera, y otros de otra manera en la multitud; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, mandó llevarle a la fortaleza.
Hch 21:35  Al llegar a las gradas, aconteció que fue llevado a cuestas de los soldados a causa de la violencia del pueblo;
Hch 21:36  porque la multitud del pueblo venía detrás, gritando: Mátale.
Hch 21:37  Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dice al tribuno: ¿Me será lícito hablarte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego?
Hch 21:38  ¿No eres tú aquel egipcio que levantaste una sedición antes de estos días, y sacaste al desierto cuatro mil hombres salteadores?
Hch 21:39  Entonces Pablo le dijo: Yo de cierto soy hombre judío, ciudadano de Tarso, ciudad conocida de Cilicia; pero te ruego que me permitas que hable al pueblo.
Hch 21:40  Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:

 


 

Hch 21:1  And it came to pass, that after we were gotten from them, and had launched, we came with a straight course unto Coos, and the day following unto Rhodes, and from thence unto Patara:
Hch 21:2  And finding a ship sailing over unto Phenicia, we went aboard, and set forth.
Hch 21:3  Now when we had discovered Cyprus, we left it on the left hand, and sailed into Syria, and landed at Tyre: for there the ship was to unlade her burden.
Hch 21:4  And finding disciples, we tarried there seven days: who said to Paul through the Spirit, that he should not go up to Jerusalem.
Hch 21:5  And when we had accomplished those days, we departed and went our way; and they all brought us on our way, with wives and children, till we were out of the city: and we kneeled down on the shore, and prayed.
Hch 21:6  And when we had taken our leave one of another, we took ship; and they returned home again.
Hch 21:7  And when we had finished our course from Tyre, we came to Ptolemais, and saluted the brethren, and abode with them one day.
Hch 21:8  And the next day we that were of Paul's company departed, and came unto Caesarea: and we entered into the house of Philip the evangelist, which was one of the seven; and abode with him.
Hch 21:9  And the same man had four daughters, virgins, which did prophesy.
Hch 21:10  And as we tarried there many days, there came down from Judaea a certain prophet, named Agabus.
Hch 21:11  And when he was come unto us, he took Paul's girdle, and bound his own hands and feet, and said, Thus saith the Holy Ghost, So shall the Jews at Jerusalem bind the man that owneth this girdle, and shall deliver him into the hands of the Gentiles.
Hch 21:12  And when we heard these things, both we, and they of that place, besought him not to go up to Jerusalem.
Hch 21:13  Then Paul answered, What mean ye to weep and to break mine heart? for I am ready not to be bound only, but also to die at Jerusalem for the name of the Lord Jesus.
Hch 21:14  And when he would not be persuaded, we ceased, saying, The will of the Lord be done.
Hch 21:15  And after those days we took up our carriages, and went up to Jerusalem.
Hch 21:16  There went with us also certain of the disciples of Caesarea, and brought with them one Mnason of Cyprus, an old disciple, with whom we should lodge.
Hch 21:17  And when we were come to Jerusalem, the brethren received us gladly.
Hch 21:18  And the day following Paul went in with us unto James; and all the elders were present.
Hch 21:19  And when he had saluted them, he declared particularly what things God had wrought among the Gentiles by his ministry.
Hch 21:20  And when they heard it, they glorified the Lord, and said unto him, Thou seest, brother, how many thousands of Jews there are which believe; and they are all zealous of the law:
Hch 21:21  And they are informed of thee, that thou teachest all the Jews which are among the Gentiles to forsake Moses, saying that they ought not to circumcise their children, neither to walk after the customs.
Hch 21:22  What is it therefore? the multitude must needs come together: for they will hear that thou art come.
Hch 21:23  Do therefore this that we say to thee: We have four men which have a vow on them;
Hch 21:24  Them take, and purify thyself with them, and be at charges with them, that they may shave their heads: and all may know that those things, whereof they were informed concerning thee, are nothing; but that thou thyself also walkest orderly, and keepest the law.
Hch 21:25  As touching the Gentiles which believe, we have written and concluded that they observe no such thing, save only that they keep themselves from things offered to idols, and from blood, and from strangled, and from fornication.
Hch 21:26  Then Paul took the men, and the next day purifying himself with them entered into the temple, to signify the accomplishment of the days of purification, until that an offering should be offered for every one of them.
Hch 21:27  And when the seven days were almost ended, the Jews which were of Asia, when they saw him in the temple, stirred up all the people, and laid hands on him,
Hch 21:28  Crying out, Men of Israel, help: This is the man, that teacheth all men every where against the people, and the law, and this place: and further brought Greeks also into the temple, and hath polluted this holy place.
Hch 21:29  (For they had seen before with him in the city Trophimus an Ephesian, whom they supposed that Paul had brought into the temple.)
Hch 21:30  And all the city was moved, and the people ran together: and they took Paul, and drew him out of the temple: and forthwith the doors were shut.
Hch 21:31  And as they went about to kill him, tidings came unto the chief captain of the band, that all Jerusalem was in an uproar.
Hch 21:32  Who immediately took soldiers and centurions, and ran down unto them: and when they saw the chief captain and the soldiers, they left beating of Paul.
Hch 21:33  Then the chief captain came near, and took him, and commanded him to be bound with two chains; and demanded who he was, and what he had done.
Hch 21:34  And some cried one thing, some another, among the multitude: and when he could not know the certainty for the tumult, he commanded him to be carried into the castle.
Hch 21:35  And when he came upon the stairs, so it was, that he was borne of the soldiers for the violence of the people.
Hch 21:36  For the multitude of the people followed after, crying, Away with him.
Hch 21:37  And as Paul was to be led into the castle, he said unto the chief captain, May I speak unto thee? Who said, Canst thou speak Greek?
Hch 21:38  Art not thou that Egyptian, which before these days madest an uproar, and leddest out into the wilderness four thousand men that were murderers?
Hch 21:39  But Paul said, I am a man which am a Jew of Tarsus, a city in Cilicia, a citizen of no mean city: and, I beseech thee, suffer me to speak unto the people.
Hch 21:40  And when he had given him licence, Paul stood on the stairs, and beckoned with the hand unto the people. And when there was made a great silence, he spake unto them in the Hebrew tongue, saying,

 


 

Hch 21:1  Despidiéndonos de ellos nos hicimos a la mar y navegamos derechamente hasta llegar a Cos; al día siguiente, hasta Rodas, y de allí hasta Pátara.
Hch 21:2  Encontramos una nave que partía para Fenicia; nos embarcamos y partimos.
Hch 21:3  Avistamos Chipre y, dejándola a la izquierda, íbamos navegando rumbo a Siria; arribamos a Tiro, pues allí la nave debía dejar su cargamento.
Hch 21:4  Habiendo encontrado a los discípulos nos quedamos allí siete días. Ellos, iluminados por el Espíritu, decían a Pablo que no subiese a Jerusalén.
Hch 21:5  Cuando se nos pasaron aquellos días, salimos y nos pusimos en camino. Todos nos acompañaron con sus mujeres e hijos, hasta las afueras de la ciudad. En la playa nos pusimos de rodillas y oramos;
Hch 21:6  nos despedimos unos de otros y subimos a la nave; ellos se volvieron a sus casas.
Hch 21:7  Nosotros, terminando la travesía, fuimos de Tiro a Tolemaida; saludamos a los hermanos y nos quedamos un día con ellos.
Hch 21:8  Al siguiente partimos y llegamos a Cesarea; entramos en casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los Siete, y nos hospedamos en su casa.
Hch 21:9  Tenía éste cuatro hijas vírgenes que profetizaban.
Hch 21:10  Nos detuvimos allí bastantes días; bajó entre tanto de Judea un profeta llamado Ágabo;
Hch 21:11  se acercó a nosotros, tomó el cinturón de Pablo, se ató sus pies y sus manos y dijo: «Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al hombre de quien es este cinturón. Y le entregarán en manos de los gentiles.»
Hch 21:12  Al oír esto nosotros y los de aquel lugar le rogamos que no subiera a Jerusalén.
Hch 21:13  Entonces Pablo contestó: «¿Por qué habéis de llorar y destrozarme el corazón? Pues yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, sino a morir también en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.»
Hch 21:14  Como no se dejaba convencer, dejamos de insistir y dijimos: «Hágase la voluntad del Señor.»
Hch 21:15  Transcurridos estos días y hechos los preparativos de viaje, subimos a Jerusalén.
Hch 21:16  Venían con nosotros algunos discípulos de Cesarea, que nos llevaron a casa de cierto Mnasón, de Chipre, antiguo discípulo, donde nos habíamos de hospedar.
Hch 21:17  Llegados a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría.
Hch 21:18  Al día siguiente Pablo, con todos nosotros, fue a casa de Santiago; se reunieron también todos los presbíteros.
Hch 21:19  Les saludó y les fue exponiendo una a una todas las cosas que Dios había obrado entre los gentiles por su ministerio.
Hch 21:20  Ellos, al oírle, glorificaban a Dios. Entonces le dijeron: «Ya ves, hermano, cuántos miles y miles de judíos han abrazado la fe, y todos son celosos partidarios de la Ley.
Hch 21:21  Y han oído decir de ti que enseñas a todos los judíos que viven entre los gentiles que se aparten de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos ni observen las tradiciones.
Hch 21:22  ¿Qué hacer, pues? Porque va a reunirse la muchedumbre al enterarse de tu venida.
Hch 21:23  Haz, pues, lo que te vamos a decir: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen un voto que cumplir.
Hch 21:24  Tómalos y purifícate con ellos; y paga tú por ellos, para que se rapen la cabeza; así todos entenderán que no hay nada de lo que ellos han oído decir de ti; sino que tú también te portas como un cumplidor de la Ley.
Hch 21:25  En cuanto a los gentiles que han abrazado la fe, ya les escribimos nosotros nuestra decisión: Abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de animal estrangulado y de la impureza.»
Hch 21:26  Entonces Pablo tomó al día siguiente a los hombres, y habiéndose purificado con ellos, entró en el Templo para declarar el cumplimiento del plazo de los días de la purificación cuando se había de presentar la ofrenda por cada uno de ellos.
Hch 21:27  Cuando estaban ya para cumplirse los siete días, los judíos venidos de Asia le vieron en el Templo, revolvieron a todo el pueblo, le echaron mano
Hch 21:28  y se pusieron a gritar: «¡Auxilio, hombres de Israel! Este es el hombre que va enseñando a todos por todas partes contra el pueblo, contra la Ley y contra este Lugar; y hasta ha llegado a introducir a unos griegos en el Templo, profanando este Lugar Santo.»
Hch 21:29  Pues habían visto anteriormente con él en la ciudad a Trofimo, de Éfeso, a quien creían que Pablo había introducido en el Templo.
Hch 21:30  Toda la ciudad se alborotó y la gente concurrió de todas partes. Se apoderaron de Pablo y lo arrastraron fuera del Templo; inmediatamente cerraron las puertas.
Hch 21:31  Intentaban darle muerte, cuando subieron a decir al tribuno de la cohorte: «Toda Jerusalén está revuelta.»
Hch 21:32  Inmediatamente tomó consigo soldados y centuriones y bajó corriendo hacia ellos; y ellos al ver al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.
Hch 21:33  Entonces el tribuno se acercó, le prendió y mandó que le atasen con dos cadenas; y empezó a preguntar quién era y qué había hecho.
Hch 21:34  Pero entre la gente unos gritaban una cosa y otros otra. Como no pudiese sacar nada en claro a causa del alboroto, mandó que le llevasen al cuartel.
Hch 21:35  Cuando llegó a las escaleras, tuvo que ser llevado a hombros por los soldados a causa de la violencia de la gente;
Hch 21:36  pues toda la multitud le iba siguiendo y gritando: «¡Mátale!»
Hch 21:37  Cuando iban ya a meterle en el cuartel, Pablo dijo al tribuno: «¿Me permites decirte una palabra?» El le contestó: «Pero, ¿sabes griego?
Hch 21:38  ¿No eres tú entonces el egipcio que estos últimos días ha amotinado y llevado al desierto a los 4.000 terroristas?»
Hch 21:39  Pablo dijo: «Yo soy un judío, de Tarso, ciudadano de una ciudad no oscura de Cilicia. Te ruego que me permitas hablar al pueblo.»
Hch 21:40  Se lo permitió. Pablo, de pie sobre las escaleras, pidió con la mano silencio al pueblo. Y haciéndose un gran silencio, les dirigió la palabra en lengua hebrea.

 


 

Hch 21:1  Cuando dejamos a los hermanos, nos embarcamos y fuimos directamente a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara.
Hch 21:2  En Pátara encontramos un barco que iba a Fenicia, y en él nos embarcamos.
Hch 21:3  Al pasar, vimos la isla de Chipre, y dejándola a mano izquierda seguimos hasta Siria. Y como el barco tenía que dejar carga en el puerto de Tiro, entramos allí.
Hch 21:4  Encontramos a los creyentes, y nos quedamos con ellos siete días. Ellos, advertidos por el Espíritu, dijeron a Pablo que no debía ir a Jerusalén.
Hch 21:5  Pero pasados los siete días, salimos. Todos, con sus mujeres y niños, nos acompañaron hasta fuera de la ciudad, y allí en la playa nos arrodillamos y oramos.
Hch 21:6  Luego nos despedimos y subimos al barco, y ellos regresaron a sus casas.
Hch 21:7  Terminamos nuestro viaje por mar yendo de Tiro a Tolemaida, donde saludamos a los hermanos y nos quedamos con ellos un día.
Hch 21:8  Al día siguiente salimos y llegamos a Cesarea. Fuimos a casa de Felipe[1] el evangelista, que era uno de los siete ayudantes de los apóstoles, y nos quedamos con él.
Hch 21:9  Felipe tenía cuatro hijas solteras, que eran profetisas.
Hch 21:10  y a hacía varios días que estábamos allí, cuando llegó de Judea un profeta llamado Agabo. [2]
Hch 21:11  Al llegar ante nosotros tomó el cinturón de Pablo, se sujetó con él las manos y los pies, y dijo:
 –El Espíritu Santo dice que en Jerusalén los judíos atarán así al dueño de este cinturón, y lo entregarán en manos de los extranjeros.
Hch 21:12  Al oír esto, nosotros y los de Cesarea rogamos a Pablo que no fuera a Jerusalén.
Hch 21:13  Pero Pablo contestó:
 –¿Por qué lloran y me ponen triste? yo estoy dispuesto, no solamente a ser atado sino también a morir en Jerusalén por causa del Señor Jesús.
Hch 21:14  Como no pudimos convencerlo, lo dejamos, diciendo:
 –Que se haga la voluntad del Señor.
Hch 21:15  Después de esto, nos preparamos y nos fuimos a Jerusalén.
Hch 21:16  Nos acompañaron algunos creyentes de Cesarea, quienes nos llevaron a casa de un hombre de Chipre llamado Mnasón, que era creyente desde hacía mucho tiempo y que iba a darnos alojamiento.
Hch 21:17  Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría.
Hch 21:18  Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a visitar a Santiago, [3] y allí estaban también todos los ancianos.
Hch 21:19  Pablo los saludó, y luego les contó detalladamente las cosas que Dios había hecho por medio de él entre los no judíos.
Hch 21:20  Cuando lo oyeron, alabaron a Dios. Dijeron a Pablo:
 –Bueno, hermano, y a ves que entre los judíos hay muchos miles que han creído, y todos ellos insisten en que es necesario seguirla ley de Moisés.
Hch 21:21  y les han informado que a todos los judíos que viven en el extranjero tú les enseñas que deben renegar de la ley de Moisés, y les dices que no deben circuncidar a sus hijos ni seguir nuestras costumbres.
Hch 21:22  ¿Qué hay de esto? Pues sin duda la gente va a saber que has venido.
Hch 21:23  Lo mejor es que hagas lo siguiente: Hay aquí, entre nosotros, cuatro hombres que tienen que cumplir una promesa.
Hch 21:24  Llévalos contigo, purifícate junto con ellos y paga sus gastos, para que ellos puedan hacerse cortar el cabello. [4] Así todos verán que no es cierto lo que les han dicho de ti, sino que, al contrario, tú también obedeces la ley.
Hch 21:25  En cuanto a los que no son judíos y han creído, y a les hemos escrito nuestra decisión: no deben comer carne que haya sido ofrecida a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales estrangulados, y deben evitar los matrimonios prohibidos. [5]
Hch 21:26  Entonces Pablo se llevó a los cuatro hombres, y al día siguiente se purificó junto con ellos; luego entró en el templo para avisar cuándo terminarían los días del cumplimiento de la promesa, es decir, cuándo cada uno de ellos tendría que presentar su ofrenda.
Hch 21:27  Estando y a por terminar los siete días, unos judíos de la provincia de Asia vieron a Pablo en el templo y alborotaron a la gente. Se lanzaron contra Pablo,
Hch 21:28  gritando: "¡Israelitas, ayúdennos! Este es el hombre que anda por todas partes enseñando a la gente cosas que van contra nuestro pueblo, contra la ley de Moisés y contra este templo. Además, ahora ha metido en el templo a unos griegos, profanando este Lugar Santo."
Hch 21:29  Decían esto porque antes lo habían visto en la ciudad con Trófimo de Éfeso, y pensaban que Pablo lo había llevado al templo.
Hch 21:30  Toda la ciudad se alborotó, y la gente llegó corriendo. Agarraron a Pablo y lo arrastraron fuera del templo, cerrando inmediatamente las puertas.
Hch 21:31  Estaban a punto de matarlo, cuando al comandante del batallón romano le llegó la noticia de que toda la ciudad de Jerusalén se había alborotado.
Hch 21:32  El comandante reunió a sus soldados y oficiales, y fue corriendo a donde estaba la gente. Cuando vieron al comandante y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.
Hch 21:33  Entonces el comandante se acercó, arrestó a Pablo y mandó que lo sujetaran con dos cadenas. Después preguntó quién era y qué había hecho.
Hch 21:34  Pero unos gritaban una cosa y otros otra, de modo que el comandante no podía aclarar nada a causa del ruido que hacían; así que mandó llevarlo al cuartel.
Hch 21:35  Al llegar a las gradas del cuartel, los soldados tuvieron que llevar a Pablo a cuestas, debido a la violencia de la gente;
Hch 21:36  porque todos iban detrás, gritando: "¡Muera!"
Hch 21:37  Cuando y a iban a meterlo en el cuartel, Pablo le preguntó al comandante del batallón:
 –¿Puedo hablar con usted un momento?
 El comandante le contestó:
 –¿Sabes hablar griego?
Hch 21:38  Entonces, ¿tú no eres aquel egipcio que hace algún tiempo comenzó una rebelión y salió al desierto con cuatro mil guerrilleros?
Hch 21:39  Pablo le dijo:
 –Yo soy judío, natural de Tarso de Cilicia, ciudadano de una población importante; pero, por favor, permítame usted hablar a la gente.
Hch 21:40  El comandante le dio permiso, y Pablo se puso de pie en las gradas y con la mano hizo callar a la gente. Cuando se hizo silencio, les habló en hebreo, diciendo:

 


 

Hch 21:1  Ahora bien, cuando nos hubimos arrancado de ellos y hecho a la mar, marchamos con rumbo directo y llegamos a Cos, pero al [día] siguiente a Rodas, y de allí a Pátara.
Hch 21:2  Y habiendo hallado un barco que hacía la travesía a Fenicia, subimos a bordo y nos hicimos a la vela.
Hch 21:3  Después de avistar la [isla de] Chipre, la dejamos atrás a la izquierda y seguimos navegando a Siria, e hicimos escala en Tiro, porque allí el barco había de descargar [su] cargamento.
Hch 21:4  Tras hacer una búsqueda, hallamos a los discípulos, y permanecimos allí siete días. Pero por el espíritu le decían repetidamente a Pablo que no pusiera pie en Jerusalén.
Hch 21:5  De modo que, cuando hubimos completado los días, salimos y nos pusimos en camino; pero nos acompañaron todos ellos, junto con las mujeres y los niños, hasta fuera de la ciudad. Y, arrodillándonos en la playa, hicimos oración
Hch 21:6  y nos despedimos los unos de los otros, y nosotros subimos al barco, pero ellos se volvieron a sus hogares.
Hch 21:7  Entonces completamos la navegación desde Tiro y llegamos a Tolemaida, y saludamos a los hermanos y nos quedamos con ellos un día.
Hch 21:8  Al día siguiente partimos, y llegamos a Cesarea, y entramos en casa de Felipe el evangelizador, que era uno de los siete hombres, y nos quedamos con él.
Hch 21:9  Este tenía cuatro hijas, vírgenes, que profetizaban.
Hch 21:10  Pero mientras permanecíamos allí bastantes días, bajó de Judea cierto profeta de nombre Ágabo,
Hch 21:11  y viniendo a nosotros y tomando el cinturón de Pablo, se ató los pies y las manos y dijo: “Así dice el espíritu santo: ‘Al varón a quien pertenece este cinturón los judíos lo atarán de esta manera en Jerusalén, y lo entregarán en manos de gente de las naciones’”.
Hch 21:12  Pues, cuando oímos esto, nos pusimos a suplicarle, tanto nosotros como los de aquel lugar, que no subiera a Jerusalén.
Hch 21:13  Entonces Pablo contestó: “¿Qué están haciendo al llorar y hacerme débil de corazón? Pueden estar seguros: estoy listo no solo para ser atado, sino también para morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús”.
Hch 21:14  Como no se dejaba disuadir, asentimos con las palabras: “Efectúese la voluntad de Jehová”.
Hch 21:15  Entonces, después de estos días, nos preparamos para el viaje y empezamos a subir a Jerusalén.
Hch 21:16  Pero también fueron con nosotros algunos de los discípulos de Cesarea, para llevarnos al hombre en cuya casa habíamos de hospedarnos, cierto Mnasón de Chipre, antiguo discípulo.
Hch 21:17  Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo.
Hch 21:18  Mas al [día] siguiente Pablo entró con nosotros [a ver] a Santiago; y estaban presentes todos los ancianos.
Hch 21:19  Y él los saludó y se puso a hacerles un relato detallado de las cosas que Dios había hecho entre las naciones mediante su ministerio.
Hch 21:20  Después de oír esto, ellos empezaron a glorificar a Dios, y le dijeron: “Contemplas, hermano, cuántos millares de creyentes hay entre los judíos; y todos son celosos por la Ley.
Hch 21:21  Pero ellos han oído que se rumorea acerca de ti que has estado enseñando a todos los judíos entre las naciones una apostasía contra Moisés, diciéndoles que ni circunciden a sus hijos ni anden en las costumbres [solemnes].
Hch 21:22  Entonces, ¿qué ha de hacerse acerca de ello? En todo caso van a oír que has llegado.
Hch 21:23  Por lo tanto, haz esto que te decimos: Tenemos cuatro varones que tienen sobre sí un voto.
Hch 21:24  Toma a estos contigo y límpiate ceremonialmente con ellos y hazte cargo de sus gastos, para que se les rape la cabeza. Y así sabrán todos que no son ciertos los rumores que se les contaron acerca de ti, sino que estás andando ordenadamente, tú mismo también guardando la Ley.
Hch 21:25  En cuanto a los creyentes de entre las naciones, hemos enviado [aviso], habiendo dictado nuestra decisión de que se guarden de lo sacrificado a los ídolos así como también de la sangre y de lo estrangulado y de la fornicación”.
Hch 21:26  Entonces Pablo tomó consigo a los varones, al día siguiente, y se limpió ceremonialmente junto con ellos, y entró en el templo, para notificar en cuanto a los días que habían de cumplirse para el limpiamiento ceremonial, hasta que se presentara la ofrenda por cada uno de ellos.
Hch 21:27  Entonces, cuando estaban para acabarse los siete días, los judíos de Asia, al contemplarlo en el templo, empezaron a revolver a toda la muchedumbre, y le echaron mano,
Hch 21:28  clamando: “¡Varones de Israel, ayuden! Este es el hombre que enseña a todos en todas partes contra el pueblo y contra la Ley y contra este lugar, y, además de esto, hasta introdujo a griegos en el templo y ha contaminado este lugar santo”.
Hch 21:29  Porque antes habían visto a Trófimo, efesio, en la ciudad con él, pero se imaginaban que Pablo lo había introducido en el templo.
Hch 21:30  Y la ciudad entera se alborotó, y hubo un agolpamiento del pueblo; y se apoderaron de Pablo y lo arrastraron fuera del templo. E inmediatamente fueron cerradas las puertas.
Hch 21:31  Y mientras ellos procuraban matarlo, al comandante de la banda subió información de que toda Jerusalén estaba revuelta;
Hch 21:32  y al instante él tomó soldados y oficiales del ejército y bajó corriendo a ellos. Cuando alcanzaron a ver al comandante militar y a los soldados, cesaron de golpear a Pablo.
Hch 21:33  Entonces el comandante militar se acercó y lo asió y dio mandato de que lo sujetaran con dos cadenas; y procedió a inquirir quién era y qué había hecho.
Hch 21:34  Pero algunos de la muchedumbre gritaban una cosa, y otros otra. Así que, no pudiendo él mismo enterarse de ninguna cosa cierta a causa del tumulto, mandó que lo llevaran al cuartel de los soldados.
Hch 21:35  Pero cuando llegó a las escaleras, la situación llegó a tal punto que los soldados iban llevándolo en peso a causa de la violencia de la muchedumbre;
Hch 21:36  porque la multitud del pueblo venía siguiendo, y clamaba: “¡Quítalo!”.
Hch 21:37  Y estando ya para ser conducido dentro del cuartel de los soldados, Pablo dijo al comandante militar: “¿Se me permite decirte algo?”. Él dijo: “¿Hablas griego?
Hch 21:38  ¿No eres tú, en realidad, el egipcio que antes de estos días promovió una sedición y condujo al desierto a los cuatro mil varones de puñal?”.
Hch 21:39  Entonces Pablo dijo: “Soy, de hecho, judío, de Tarso en Cilicia, ciudadano de una ciudad no oscura. Así es que te ruego: permíteme hablar al pueblo”.
Hch 21:40  Después que se le dio permiso, Pablo, de pie sobre las escaleras, hizo señas con la mano al pueblo. Cuando cayó un gran silencio, les dirigió la palabra en el lenguaje hebreo, y dijo:

 


 

Hch 21:1  Cuando nos despedimos de los líderes de la iglesia de Éfeso, subimos al barco y fuimos directamente a la isla de Cos. Al día siguiente, salimos de allí hacia la isla de Rodas, y de allí hacia el puerto de Pátara.
Hch 21:2  En Pátara encontramos un barco que iba hacia Fenicia, y nos fuimos en él.
Hch 21:3  En el viaje, vimos la costa sur de la isla de Chipre. Seguimos hacia la región de Siria y llegamos al puerto de Tiro, pues los marineros tenían que descargar algo.
Hch 21:4  Allí encontramos a algunos seguidores del Señor Jesús, y nos quedamos con ellos siete días. Como el Espíritu Santo les había dicho que Pablo no debía ir a Jerusalén, ellos le rogaban que no siguiera su viaje.
Hch 21:5  Pasados los siete días decidimos seguir nuestro viaje. Todos los hombres, las mujeres y los niños nos acompañaron hasta salir del poblado. Al llegar a la playa, nos arrodillamos y oramos.
Hch 21:6  Luego nos despedimos de todos y subimos al barco, y ellos regresaron a sus casas.
Hch 21:7  Seguimos nuestro viaje, desde Tiro hasta el puerto de Tolemaida. Allí saludamos a los miembros de la iglesia, y ese día nos quedamos con ellos.
Hch 21:8  Al día siguiente, fuimos por tierra hasta la ciudad de Cesarea. Allí nos quedamos con Felipe, quien anunciaba las buenas noticias y era uno de los siete ayudantes de los apóstoles.
Hch 21:9  Felipe tenía cuatro hijas solteras, que eran profetisas.
Hch 21:10  Habíamos pasado ya muchos días en Cesarea cuando llegó un profeta llamado Agabo, que venía de la región de Judea.
Hch 21:11  Se acercó a nosotros y, tomando el cinturón de Pablo, se ató las manos y los pies. Luego dijo: «El Espíritu Santo dice que así atarán los judíos, en Jerusalén, al dueño de este cinturón, para entregarlo a las autoridades de Roma.»
Hch 21:12  Cuando los que acompañábamos a Pablo escuchamos eso, le rogamos que no fuera a Jerusalén. También los de la iglesia de Cesarea le rogaban lo mismo.
Hch 21:13  Pero Pablo nos contestó: «¡No lloren, pues me ponen muy triste! Tanto amo al Señor Jesús, que estoy dispuesto a ir a la cárcel, y también a morir en Jerusalén.»
Hch 21:14  Hicimos todo lo posible para evitar que Pablo fuera a Jerusalén, pero él no quiso escucharnos. Así que dijimos: «¡Señor Jesús, enséñanos a hacer lo que nos ordenas!»
Hch 21:15  Pocos días después, nos preparamos y fuimos a Jerusalén,
Hch 21:16  acompañados de algunos de los miembros de la iglesia de Cesarea. Nos llevaron a la casa de un hombre llamado Mnasón, que nos invitó a quedarnos con él. Mnasón había creído en Jesús hacía mucho tiempo, y era de la isla de Chipre.
Hch 21:17  Cuando llegamos a la ciudad de Jerusalén, los miembros de la iglesia nos recibieron con mucha alegría.
Hch 21:18  Al día siguiente, fuimos con Pablo a visitar a Santiago, el hermano de Jesús. Cuando llegamos, también encontramos allí a los líderes de la iglesia.
Hch 21:19  Pablo los saludó, y les contó lo que Dios había hecho por medio de él entre los que no eran judíos.
Hch 21:20  Cuando los miembros de la iglesia oyeron eso, dieron gracias a Dios y le dijeron a Pablo: «Bueno, querido amigo Pablo, como has podido ver, muchos judíos han creído en Jesús. Pero todos ellos dicen que deben seguir obedeciendo las leyes de Moisés.
Hch 21:21  Ellos se han enterado de que, a los judíos que viven en el extranjero, tú les enseñas a no obedecer la ley de Moisés, y que les dices que no deben circuncidar a sus hijos ni hacer lo que todos los judíos hacemos.
Hch 21:22  ¿Qué vamos a decir cuando la gente se dé cuenta de que tú has venido?
Hch 21:23  Mejor haz lo siguiente. Hay entre nosotros cuatro hombres que han hecho una promesa a Dios, y tienen que cumplirla en estos días.
Hch 21:24  Llévalos al templo y celebra con ellos la ceremonia de purificación. Paga tú los gastos de ellos para que puedan raparse todo el pelo. Si haces eso, los hermanos sabrán que no es cierto lo que les han contado acerca de ti. Más bien, verán que tú también obedeces la Ley.
Hch 21:25  »En cuanto a los que no son judíos y han creído en Jesús, ya les habíamos mandado una carta. En ella les hicimos saber que no deben comer carne de animales que se hayan sacrificado a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales que todavía tengan sangre adentro. Tampoco deben practicar las relaciones sexuales prohibidas por nuestra ley.»
Hch 21:26  Entonces Pablo se llevó a los cuatro hombres que habían hecho la promesa, y con ellos celebró al día siguiente la ceremonia de purificación. Después entró al templo para avisarles cuándo terminarían de cumplir la promesa, para así llevar la ofrenda que cada uno debía presentar.
Hch 21:27  Cuando estaban por cumplirse los siete días de la promesa, unos judíos de la provincia de Asia vieron a Pablo en el templo. Enseguida alborotaron a la gente
Hch 21:28  y gritaron: «¡Israelitas, ayúdennos! ¡Este es el hombre que por todas partes anda hablando en contra de nuestro país, en contra de la ley de Moisés, y en contra de este templo! ¡Aun a los que no son judíos los ha metido en el templo! ¡No respeta ni este lugar santo!»
Hch 21:29  Dijeron eso porque en la ciudad habían visto a Pablo con Trófimo, que era de Éfeso, y pensaron que Pablo lo había llevado al templo.
Hch 21:30  Toda la gente de la ciudad se alborotó, y pronto se reunió una gran multitud. Agarraron a Pablo, lo sacaron del templo, y de inmediato cerraron las puertas.
Hch 21:31  Cuando estaban a punto de matar a Pablo, el jefe del batallón de soldados romanos se enteró que la gente estaba alborotada.
Hch 21:32  Tomó entonces a un grupo de soldados y oficiales, y fue al lugar. Cuando la gente vio llegar al jefe y a sus soldados, dejó de golpear a Pablo.
Hch 21:33  El jefe arrestó a Pablo y ordenó que le pusieran dos cadenas. Luego le preguntó a la gente: «¿Quién es este hombre, y qué ha hecho?»
Hch 21:34  Pero unos gritaban una cosa, y otros otra. Y era tanto el escándalo que hacían, que el comandante no pudo averiguar lo que pasaba. Entonces les ordenó a los soldados: «¡Llévense al prisionero al cuartel!»
Hch 21:35  Cuando llegaron a las gradas del cuartel, los soldados tuvieron que llevar alzado a Pablo,
Hch 21:36  pues la gente estaba furiosa y gritaba: «¡Que muera!»
Hch 21:37  Los soldados ya iban a meter a Pablo en la cárcel, cuando él le preguntó al jefe de ellos: —¿Podría hablar con usted un momento? El jefe, extrañado, le dijo: —No sabía que tú hablaras griego.
Hch 21:38  Hace algún tiempo, un egipcio inició una rebelión contra el gobierno de Roma y se fue al desierto con cuatro mil guerrilleros. ¡Yo pensé que ese eras tú!
Hch 21:39  Pablo contestó: —No. Yo soy judío y nací en Tarso, una ciudad muy importante de la provincia de Cilicia. ¿Me permitiría usted hablar con la gente?
Hch 21:40  El jefe le dio permiso. Entonces Pablo se puso de pie en las gradas del cuartel, y levantó la mano para pedir silencio. Cuando la gente se calló, Pablo les habló en arameo y les dijo:

 


 

Hch 21:1  Después de habernos separado de los ancianos de Efeso, nos hicimos a la vela y fuimos directamente hacia Cos. Al día siguiente fuimos a Rodas, y de allí a Patara.
Hch 21:2  Al encontrar un barco que cruzaba a Fenicia, nos embarcamos y zarpamos.
Hch 21:3  Al avistar Chipre, la pasamos a mano izquierda, navegamos hacia Siria y arribamos en Tzor, porque allí era donde el barco descargaba.
Hch 21:4  Habiendo buscado a los talmidim allí, nos quedamos por una semana. Guiados por el Ruaj, le dijeron a Shaúl que no fuera a Yerushalayim;
Hch 21:5  pero cuando la semana había pasado, nos fuimos para continuar nuestra jornada. Todos ellos, junto con sus mujeres e hijos, nos acompañaron hasta que salimos del pueblo. Llorando nos postramos de rodillas en la playa, oramos y nos despedimos unos de los otros. Entonces abordamos el barco y regresamos a casa.
Hch 21:7  Cuando la navegación desde Tzor había concluido, arribamos en Ptolemais. Allí saludamos a los hermanos, pasamos la noche con ellos y nos quedamos un día.
Hch 21:8  Al día siguiente nos fuimos y vinimos a Kesarea, donde fuimos a la casa de Felipe el proclamador de las Buenas Noticias, que era uno de los siete y nos quedamos allí.
Hch 21:9  El tenía cuatro hijas solteras que tenían el don de profecía.
Hch 21:10  Mientras nos quedábamos allí, un profeta llamado Agar bajó de Yahudáh
Hch 21:11  para visitarnos. Cogió el cinto de Shaúl, ató sus manos y pies, y dijo: "¡Aquí está lo que el Ruaj HaKodesh dice: 'El hombre a quien pertenece este cinto, los Yahudim de Yerushalayim lo atarán así, y lo entregarán a los Goyim!'"
Hch 21:12  Cuando oímos esto, ambos nosotros y la gente allí le suplicamos que no fuera a Yerushalayim.
Hch 21:13  Pero Shaúl respondió: "¿Qué están haciendo, llorando y tratando de debilitar mi resolución? Estoy preparado no sólo a ser atado, sino a morir en Yerushalayim por El Nombre de Yahshúa."
Hch 21:14  Y cuando no pudo ser convencido, dijimos: "Que se haga la voluntad de YAHWEH," y nos mantuvimos en silencio.
Hch 21:15  Así que, al término de nuestra estadía, empacamos y subimos a Yerushalayim;
Hch 21:16  y con nosotros fueron algunos de los talmidim de Kesarea. Ellos nos llevaron a la casa del hombre con el que nos íbamos a hospedar, Mnasón de Chipre, quien había sido un talmid desde los primeros días.
Hch 21:17  En Yerushalayim, los hermanos nos recibieron con mucho calor.
Hch 21:18  Al día siguiente, Shaúl y el resto de nosotros entramos a ver a Ya'akov y todos los ancianos estaban presentes.
Hch 21:19  Después de saludarlos, Shaúl describió en detalle todas las cosas que YAHWEH había hecho entre los Goyim por medio de sus esfuerzos.
Hch 21:20  Al oírles, alabaron a YAHWEH; pero también le dijeron: "Tú ves, hermano, cuantos cientos de miles de creyentes hay entre los Yahudim, y son celosos de la Toráh.[140]
Hch 21:21  Ahora, lo que a ellos les han dicho acerca de ti, es que tú estás enseñando a todos los Judíos que viven entre los Goyim que apostaten de Moshe, diciéndoles que no sometan a la brit-milah a sus hijos y a no seguir las tradiciones.[141]
Hch 21:22  "¿Qué es entonces lo que debemos hacer? Ellos en verdad se enterarán que has venido.
Hch 21:23  Por lo tanto, haz lo que te decimos. Tenemos cuatro hombres que están haciendo voto.
Hch 21:24  Llévalos contigo, purifícate con ellos y paga los gastos relacionados a rasurar sus cabezas. Entonces todos comprenderán que no hay fundamento a los rumores que han oído acerca de ti; sino que, por el contrario, tú mismo te mantienes en línea observando la Toráh.[142]
Hch 21:25  "Sin embargo, en lo que se refiere a los Goyim que han venido a confiar en Yahshúa, todos nos unimos en escribirles una carta con nuestra decisión de que no observen tales cosas, excepto que se abstuvieran de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de lo estrangulado y de fornicación."[143]
Hch 21:26  Al día siguiente, Shaúl llevó los hombres, se purificó junto con ellos y entraron en el Templo para dar constancia del cumplimiento del período de purificación, y la ofrenda que tendría que ser hecha por cada uno de ellos.
Hch 21:27  Los siete días estaban por cumplirse, cuando algunos de los Judíos no creyentes de la provincia de Asia lo vieron en el Templo, alborotaron a toda la multitud y lo agarraron;
Hch 21:28  ellos gritaban: "¡Hombres de Yisra'el, ayúdennos! ¡Este es el hombre que por todas partes enseña a todos cosas contra el pueblo, contra la Toráh y contra este Lugar Kadosh!"
Hch 21:29  Ellos habían visto previamente a Trófimo de Efeso en la ciudad y asumieron que Shaúl lo había traído al Templo.[144]
Hch 21:30  La ciudad completa se alborotó y la gente venía corriendo de todas partes. Se apoderaron de Shaúl, lo arrastraron fuera del Templo e inmediatamente cerraron las puertas.
Hch 21:31  Pero mientras intentaban matarle, se le avisó al comandante del batallón Romano que toda Yerushalayim estaba alborotada.
Hch 21:32  El, inmediatamente, ordenando a los oficiales y soldados, fueron corriendo sobre ellos. Tan pronto vieron al comandante, dejaron de golpear a Shaúl.
Hch 21:33  Entonces el comandante se acercó, lo arrestó y ordenó que lo ataran con dos cadenas. Preguntó quién era y qué había hecho.
Hch 21:34  Cada uno en la multitud gritaba algo diferente; así que, como no podía averiguar lo que había sucedido a causa del alboroto, ordenó que lo llevaran a los cuarteles.
Hch 21:35  Cuando Shaúl llegó a las gradas, en realidad tuvo que ser cargado por los soldados, porque la turba se había puesto ta n salvaje;
Hch 21:36  la multitud le seguía gritando: "¡Mátenlo!"[145]
Hch 21:37  Cuando estaban por meter a Shaúl en los cuarteles, le dijo al comandante: "¿Está bien si te digo algo?" El comandante le dijo: "¡Tú sabes Griego!
Hch 21:38  Dime, ¿no eres tú aquel egipcio que trató de empezar una revolución hace un tiempo, y condujo a cuatro mil terroristas armados al desierto?"
Hch 21:39  Shaúl dijo: "Yo soy un Judío de Tarso en Cilicia, ciudadano de una ciudad importante; y te pido permiso para hablarle al pueblo."
Hch 21:40  Habiendo recibido permiso, Shaúl se paró en las gradas e hizo una señal al pueblo con sus manos. Cuando finalmente se tranquilizaron, se dirigió a ellos en hebreo:

 


 

Hch 21:1  Nos despedimos de los ancianos líderes y navegamos directamente hacia la isla de Cos. Al día siguiente fuimos a la isla de Rodas y de allí a Pátara.
Hch 21:2  En Pátara encontramos un barco que iba a la región de Fenicia y nos embarcamos en él.
Hch 21:3  "Navegamos cerca de la isla de Chipre, que estaba a la vista por la parte norte, pero no nos detuvimos. Seguimos a la región de Siria y nos detuvimos en la ciudad de Tiro, porque el barco tenía que descargar allí."
Hch 21:4  En Tiro encontramos a algunos seguidores de Jesús y nos quedamos con ellos siete días. Ellos le advirtieron a Pablo que no fuera a Jerusalén por lo que les había dicho el Espíritu Santo.
Hch 21:5  "Cuando terminamos nuestra visita, nos fuimos de allí y continuamos nuestro viaje. Todos los seguidores, incluso sus esposas y sus hijos, vinieron a las afueras de la ciudad para acompañarnos y para despedirse. Nos arrodillamos sobre la playa y oramos."
Hch 21:6  "Entonces nos despedimos y subimos al barco, y los seguidores de Jesús se fueron a casa."
Hch 21:7  Continuamos nuestro viaje desde Tiro y fuimos a la ciudad de Tolemaida. Allí saludamos a los hermanos y nos quedamos con ellos un día.
Hch 21:8  "Al día siguiente partimos hacia la región de Cesarea. Fuimos a la casa de Felipe y nos quedamos con él. Felipe, uno de los siete ayudantes, se dedicaba a anunciar las buenas noticias."
Hch 21:9  Tenía cuatro hijas vírgenes que profetizaban.
Hch 21:10  "Después de estar allí muchos días, un profeta llamado Agabo vino de Judea"
Hch 21:11  a donde estábamos nosotros y tomó el cinturón de Pablo. Agabo mismo se ató de pies y manos con el cinturón y dijo: -El Espíritu Santo me dice: Así es como los judíos de Jerusalén atarán al que lleve puesto este cinturón. Después lo entregarán a los que no son judíos.
Hch 21:12  "Cuando oímos esto, todos los que estábamos allí le rogamos que no fuera a Jerusalén."
Hch 21:13  "Pero Pablo dijo: -¿Por qué están llorando? ¿Por qué me parten el corazón? Estoy dispuesto no sólo a que me arresten, sino incluso a que me maten por causa del nombre del Señor."
Hch 21:14  Nosotros no pudimos convencerlo de que no fuera a Jerusalén. Entonces dejamos de rogarle y le dijimos: -Que se haga la voluntad del Señor.
Hch 21:15  "Después de esto, nos preparamos y nos fuimos a Jerusalén."
Hch 21:16  "Algunos de los seguidores del Señor fueron con nosotros desde Cesarea y nos llevaron a la casa de Nasón, un hombre de Chipre que también era seguidor de Jesús desde hacía varios años. Nos llevaron a su casa para que nos pudiéramos quedar allí."
Hch 21:17  Los creyentes que vivían en Jerusalén se pusieron contentos de recibirnos.
Hch 21:18  "Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a visitar a Santiago. Todos los ancianos líderes estaban allí también."
Hch 21:19  "Después de saludarlos, Pablo les contó detalladamente todo lo que Dios, por medio de su trabajo, había hecho con los que no eran judíos."
Hch 21:20  "Cuando los ancianos líderes escucharon esto, alabaron a Dios y le dijeron a Pablo: -Hermano, tú has visto que miles de judíos han creído, pero ellos piensan que es muy importante seguir la ley de Moisés."
Hch 21:21  "Estos judíos han escuchado que enseñas a los judíos que viven en el extranjero a que no obedezcan la ley de Moisés, que no circunciden a sus hijos ni que les enseñen nuestras costumbres."
Hch 21:22  """¿Qué vamos a hacer entonces? Es seguro que los creyentes judíos se van a enterar de que tú estás aquí."
Hch 21:23  Así que vas a hacer esto: cuatro de nuestros hombres le hicieron una promesa a Dios.
Hch 21:24  "Ve con ellos, acompáñalos a la ceremonia de purificación y paga sus gastos para que se puedan cortar el cabello. Al hacer esto les demostrarás a todos que no es cierto lo que han escuchado acerca de ti. Por el contrario, verán que tú vives en obediencia a la ley de Moisés."
Hch 21:25  "En cuanto a los creyentes que no son judíos, ya les escribimos diciéndoles: 'No coman nada que haya sido ofrecido a los ídolos. Tampoco prueben sangre ni coman animales que hayan sido estrangulados. No cometan ninguna clase de pecado sexual'""."
Hch 21:26  "Pablo se llevó a los hombres con él. Al día siguiente, compartió con ellos la ceremonia de purificación. Después fue al templo para avisar cuándo terminarían los días de purificación. En el último día se daría una ofrenda por cada uno de ellos."
Hch 21:27  "Cuando estaban por cumplirse los siete días, algunos judíos de Asia vieron a Pablo en el área del templo. Alborotaron a la multitud y agarraron a Pablo."
Hch 21:28  "Gritaban: ""¡Israelitas, ayúdennos! Este es el que está enseñando en todas partes contra nuestro pueblo, contra la ley de Moisés y contra este lugar. Y ahora ha traído a algunos extranjeros al área del templo, contaminando este lugar santo""."
Hch 21:29  Decían esto porque habían visto antes en Jerusalén a Pablo con Trófimo de Éfeso y pensaban que Pablo lo había metido al área del templo.
Hch 21:30  "Toda la ciudad se alborotó, corrieron y agarraron a Pablo. Lo arrastraron fuera del área del templo. Cerraron inmediatamente las puertas del templo"
Hch 21:31  y querían matarlo. El jefe del ejército romano en Jerusalén se enteró de que había agitación en toda la ciudad.
Hch 21:32  "Entonces junto con algunos capitanes y soldados, fue de inmediato a donde estaba la gente. Cuando vieron al jefe del ejército, dejaron de golpear a Pablo."
Hch 21:33  "Entonces el comandante del ejército se acercó a Pablo, lo arrestó y ordenó que le pusieran dos cadenas. Después preguntó: ""¿Quién es este hombre? ¿Qué ha hecho de malo?"""
Hch 21:34  "Unos gritaban una cosa y otros otra. Como el jefe del ejército no sabía cuál era la verdad, porque había mucha confusión, ordenó a los soldados que llevaran a Pablo al cuartel."
Hch 21:35  "Al llegar a las escaleras, los soldados tuvieron que cargar a Pablo porque la gente gritaba enfurecida: ""¡Mátenlo!"""
Hch 21:36  "Al llegar a las escaleras, los soldados tuvieron que cargar a Pablo porque la gente gritaba enfurecida: ""¡Mátenlo!"""
Hch 21:37  "Cuando los soldados estaban listos para llevar a Pablo al cuartel, Pablo le preguntó al jefe del ejército: -¿Puedo hablarle? El jefe del ejército dijo: -¿Sabes griego?"
Hch 21:38  Entonces no eres el hombre que yo pensé que eras. Creí que eras el egipcio que comenzó una revuelta hace un tiempo y que se llevó al desierto a cuatro mil terroristas.
Hch 21:39  Pablo dijo: -No. Yo soy un judío de Tarso de Cilicia y ciudadano de esa importante ciudad. Permítame hablarle al pueblo.
Hch 21:40  El jefe del ejército lo dejó hablar. Pablo se puso de pie en las escaleras e indicó con la mano que todos guardaran silencio. Se callaron y Pablo les habló en arameo.

 


 
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