Biblia Adventista - Biblia de Estudio
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 BibliadeEstudioAdventistaHechos de los A: 20.BibliadeEstudioAdventista

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Hch 20:1  Y después de cesar el tumulto, llamando a sí Pablo los discípulos y exhortando, saludando salió a irse a Macedonia.
Hch 20:2  Y atravesando aquellas partes, y exhortándoles con palabra mucha, vino a la Hélada;
Hch 20:3  y, haciendo meses tres, sobreviniéndole asechanza por los judíos al ir él a zarpar para la Siria; sobrevino propósito de retornar por Macedonia.
Hch 20:4  Y acompañábale Sópater, de(a)  Pirro bereo, y, de tesalonicenses: Aristarco, y Secundo y Gayo derbeos y Timoteo; y asiáticos, Tíquico y Trófimo.
Hch 20:5  Y éstos, adelantándose, aguardáronnos en Tróade;
Hch 20:6  y nosotros zarpamos, después de los días de los ázimos, de Filipos y vinimos a ellos a la Tróade, dentro de días cinco; donde pasamos días siete.
Hch 20:7  Y en el uno de los sábados(b) , congregados nosotros a partir pan, Pablo disputaba con ellos, habiendo de salir al siguiente día, y prolongó la palabra hasta medianoche;
Hch 20:8  y había lámparas bastantes en la azotea, donde estábamos congregados.
Hch 20:9  Y, sentado un joven, por nombre éutico, sobre la ventana, dominado(c)  de sueño profundo, disputando Pablo más(d) ; oprimido del sueño, cayó del tercer piso abajo, y fue alzado muerto.
Hch 20:10  Y bajando Pablo, postróse sobre él y abrazándole en torno, dijo: «No tumultuéis, pues su alma en él está».
Hch 20:11  Y, subiendo y partiendo el pan y gustando; y habiendo lo bastante conferido hasta claror(e) , así salió.
Hch 20:12  Y trajeron al niño viviente, y consoláronse no poco.
Hch 20:13  Y nosotros, antes viniendo al barco, zarpamos a Aso; allí habiendo de tomar a Pablo; pues así ordenado había, debiendo él mismo ir a pie.
Hch 20:14  Y, como se juntó con nosotros en Aso, tomándole, vinimos a Mitilene;
Hch 20:15  y, de allí navegando, al siguiente día, llegamos frente a Quío, y a la tarde arribamos a Samos; y al siguiente día vinimos a Mileto.
Hch 20:16  Pues había juzgado Pablo trasnavegar a éfeso, para que no le aconteciese pasar tiempo en el Asia; pues apresurábase, para, si posible le fuese, el día el de Pentecostés llegar a Jerusalén.
Hch 20:17  Y de Mileto enviando a éfeso, llamó a los ancianos de la Iglesia;
Hch 20:18  y, como llegaron a él, díjoles: «Vosotros sabéis, desde el primer día que entré en el Asia, cómo con vosotros todo el tiempo he estado,
Hch 20:19  sirviendo al Señor con toda humildad, y lágrimas y tentaciones, las sobrevenidas a mí en las asechanzas de los judíos;
Hch 20:20  cómo nada he rehuido de lo conveniente, a fin de anunciaros y enseñaros, en público y por casas;
Hch 20:21  conjurando, y a los judíos y a helenos al para con Dios arrepentimiento, y fe en nuestro Señor Jesús.
Hch 20:22  Y ahora, he aquí ligado yo por el Espíritu, parto a Jerusalén; lo que en ella ha de ocurrirme no sabiendo;
Hch 20:23  sólo que el Espíritu, el Santo, en cada ciudad, protéstame, diciendo que prisiones y tribulaciones me aguardan.
Hch 20:24  Empero, de ninguna manera estimo mi alma preciosa para mí(f) , para consumar mi carrera y el ministerio que he recibido del Señor Jesús: de testificar grandemente el evangelio de la gracia de Dios.
Hch 20:25  Y ahora he aquí yo sé que ya no veréis mi rostro todos vosotros en quienes he pasado, predicando el reino (de Dios).
Hch 20:26  Por lo cual protéstoos en el día de hoy que puro soy de la sangre de todos;
Hch 20:27  pues no he rehuido el anunciar toda la voluntad de Dios a vosotros.
Hch 20:28  Atended a vosotros y toda la grey en que a vosotros el Espíritu, el Santo, ha puesto por obispos(g)  para apacentar la Iglesia de Dios; la que ha adquirido por la sangre la propia.
Hch 20:29  Porque yo sé que entrarán, después de mi partida, lobos pesados en vosotros, no perdonando a la grey;
Hch 20:30  y de entre vosotros mismos levantaránse varones hablando cosas perversas, para apartar a los discípulos en pos de sí.
Hch 20:31  Por lo cual velad, rememorando que un trienio noche y día no he cesado con lágrimas de amonestar a cada cual.
Hch 20:32  Y lo que es ahora, encomiéndoos al Señor y a la palabra de su gracia(h) , al que puede edificar y dar herencia en los santificados todos.
Hch 20:33  Plata u oro o vestimenta de nadie he codiciado;
Hch 20:34  vosotros mismos conocéis que a mis necesidades y a los que están conmigo han servido estas manos.
Hch 20:35  Todo os he manifestado, pues los que así se fatigan, han de acoger a los enfermos(i) , y recordar las palabras del Señor Jesús, pues él dijo: «Bienaventurado es más bien dar que recibir».
Hch 20:36  Y, esto diciendo poniendo sus rodillas, con todos ellos oró.
Hch 20:37  Y bastante llanto hubo en todos; y, cayendo sobre el cuello de Pablo besábanle tiernamente, apesarados sobre todo por la palabra que había dicho: que ya su rostro no habían de ver. Y acompañábanle al barco.
Hch 20:38  --.

 


 

Hch 20:1  Luego que cesó el alboroto, hizo Pablo llamar a los discípulos, y exhortándolos, se despidió de ellos y partió camino de Macedonia;"
Hch 20:2  y atravesando aquellas regiones los exhortaba con largos discursos, y así llegó a Grecia,
Hch 20:3  donde estuvo por tres meses; y en vista de las asechanzas de los judíos contra él cuando supieron que se proponía embarcarse para Siria, resolvió volver por Macedonia."
Hch 20:4  Le acompañaban Sópatros de Pirro, originario de Berea; los tesalonicenses Aristarco y Segundo, Gayo de Derbe, Timoteo y los asíanos Tíquico y Trófimo."
Hch 20:5  Estos se adelantaron y nos esperaron en Tróade.
Hch 20:6  Nosotros, después de los días de los Ázimos, partimos de Filipos, y a los cinco días nos reunimos con ellos en Tróade, donde nos detuvimos siete días.
Hch 20:7  El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para partir el pan, platicando con ellos Pablo, que debía partir al día siguiente, prolongó su discurso hasta la medianoche.
Hch 20:8  Había muchas lámparas en la sala donde estábamos reunidos·
Hch 20:9  Un joven llamado Eutico, que estaba sentado en una ventana, abrumado por el sueño, porque la plática de Pablo se alargaba mucho, se cayó del tercer piso abajo, de donde lo levantaron muerto.
Hch 20:10  Bajó Pablo, se echó sobre él y, abrazándole, dijo: No os turbéis, porque está vivo.
Hch 20:11  Luego subió, partió el pan, lo comió y prosiguió la plática hasta el amanecer, y luego partió.
Hch 20:12  Le trajeron vivo al muchacho, con gran consuelo de todos.
Hch 20:13  Nosotros, adelantándonos a tomar la nave, zarpamos rumbo a Assos, donde habíamos de recoger a Pablo, porque él había dispuesto hacer hasta allí el viaje por tierra.
Hch 20:14  Cuando se nos unió en Assos, lo tomamos en la nave, y llegamos hasta Mitilene.
Hch 20:15  De aquí, hechos a la vela, pasamos al día siguiente en frente de Quío; al tercer día navegamos hasta Samos, y al otro día llegamos a Mileto."
Hch 20:16  Había resuelto Pablo, en efecto, pasar de largo por Efeso, a fin de no retardarse en Asia, pues quería, a ser posible, estar en Jerusalén el día de Pentecostés.
Hch 20:17  Desde Mileto mandó a Efeso a llamar a los presbíteros de la iglesia.
Hch 20:18  Guando llegaron a él, les dijo: “Vosotros sabéis bien cómo me conduje con vosotros todo el tiempo desde que llegué a Asia,
Hch 20:19  sirviendo al Señor con toda humildad, con lágrimas y en tentaciones que me venían de las asechanzas de los judíos;"
Hch 20:20  cómo no omití nada de cuanto os fuera de provecho, predicándoos y enseñándoos en público y en privado,
Hch 20:21  dando testimonio a judíos y a griegos sobre la conversión a Dios y la fe en nuestro Señor Jesús.
Hch 20:22  Ahora, encadenado por el Espíritu, voy hacia Jerusalén, sin saber lo que allí me sucederá,
Hch 20:23  sino que en todas las ciudades el Espíritu Santo me advierte, diciendo que me esperan cadenas y tribulaciones.
Hch 20:24  Pero yo no hago ninguna estima de mi vida, con tal de acabar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, de anunciar el evangelio de la gracia de Dios.
Hch 20:25  Sé que no veréis más mi rostro, vosotros todos por quienes he pasado predicando el reino de Dios;"
Hch 20:26  por lo cual en este día os testifico que estoy limpio de la sangre de todos,
Hch 20:27  pues os he anunciado plenamente el consejo de Dios.
Hch 20:28  Mirad por vosotros y por todo el rebaño, sobre el cual el Espíritu Santo os ha constituido obispos, para apacentar la Iglesia de Dios, que El adquirió con su sangre.
Hch 20:29  Yo sé que después de mi partida vendrán a vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño,
Hch 20:30  y que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que enseñen doctrinas perversas para arrastrar a los discípulos en su seguimiento.
Hch 20:31  Velad, pues, acordándoos de que por tres años, noche y día, no cesé de exhortaros a cada uno con lágrimas.
Hch 20:32  Yo os encomiendo al Señor y a la palabra de su gracia; al que puede edificar y dar la herencia a todos los que han sido santificados."
Hch 20:33  No he codiciado plata, oro o vestidos de nadie.
Hch 20:34  Vosotros sabéis que a mis necesidades y a las de los que me acompañan han suministrado estas manos.
Hch 20:35  En todo os he dado ejemplo, mostrándoos cómo, trabajando así, socorráis a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús, que El mismo dijo: Mejor es dar que recibir.”
Hch 20:36  En diciendo esto, se puso de rodillas con todos y oró;"
Hch 20:37  y se levantó un gran llanto de todos, que, echándose al cuello de Pablo, le besaban,
Hch 20:38  afligidos sobre todo por lo que les había dicho de que no volverían a ver su rostro. Y le acompañaron hasta la nave.

 


 

Hch 20:1  Cuando todo aquel alboroto terminó, Pablo mandó llamar a los que habían creído y les pidió que no dejaran de confiar en Jesús. Luego se despidió de ellos, y fue a la provincia de Macedonia.
Hch 20:2  Pablo iba de lugar en lugar, animando a los miembros de las iglesias de esa región. De allí se fue a Grecia,
Hch 20:3  país donde se quedó tres meses. Estaba Pablo a punto de salir en barco hacia la provincia de Siria, cuando supo que algunos judíos planeaban atacarlo. Entonces decidió volver por Macedonia.
Hch 20:4  Varios hombres lo acompañaron: Sópatro, que era hijo de Pirro y vivía en la ciudad de Berea; Aristarco y Segundo, que eran de la ciudad de Tesalónica; Gayo, del pueblo de Derbe; y Timoteo, Tíquico y Trófimo, que eran de la provincia de Asia.
Hch 20:5  Todos ellos viajaron antes que nosotros y nos esperaron en la ciudad de Tróade.
Hch 20:6  Cuando terminó la fiesta de los panes sin levadura, Pablo y los que estábamos con él salimos en barco, desde el puerto de Filipos hacia la ciudad de Tróade. Después de cinco días de viaje, llegamos y encontramos a aquellos hombres, y nos quedamos allí siete días.
Hch 20:7  El domingo nos reunimos en uno de los pisos altos de una casa, para celebrar la Cena del Señor. Había muchas lámparas encendidas. Como Pablo saldría de viaje al día siguiente, estuvo hablando de Jesús hasta la media noche.
Hch 20:9  Mientras Pablo hablaba, un joven llamado Eutico, que estaba sentado en el marco de la ventana, se quedó profundamente dormido y se cayó desde el tercer piso. Cuando fueron a levantarlo, ya estaba muerto.
Hch 20:10  Pero Pablo bajó, se inclinó sobre él, y tomándolo en sus brazos dijo: «¡No se preocupen! Está vivo.»
Hch 20:11  Luego, Pablo volvió al piso alto y celebró la Cena del Señor, y siguió hablándoles hasta que salió el sol. Después continuó su viaje.
Hch 20:12  En cuanto a Eutico, los miembros de la iglesia lo llevaron sano y salvo a su casa, y eso los animó mucho.
Hch 20:13  Pablo había decidido ir por tierra hasta Aso, pero nosotros tomamos un barco para recogerlo allá.
Hch 20:14  Cuando llegamos, él se nos unió en el barco y nos fuimos al puerto de Mitilene.
Hch 20:15  Al día siguiente, el barco pasó frente a la isla Quío, y un día más tarde llegamos al puerto de Samos, porque Pablo no quería pasar a Éfeso ni perder mucho tiempo en la provincia de Asia. Lo que deseaba era llegar lo más pronto posible a la ciudad de Jerusalén, para estar allá en el día de Pentecostés. Seguimos navegando, y un día después llegamos al puerto de Mileto.
Hch 20:17  Estando en la ciudad de Mileto, Pablo mandó llamar a los líderes de la iglesia de Éfeso para hablar con ellos.
Hch 20:18  Cuando llegaron, les dijo: «Ustedes saben muy bien cómo me he portado desde el primer día que llegué a la provincia de Asia.
Hch 20:19  Aunque he sufrido mucho por los problemas que me han causado algunos judíos, con toda humildad he cumplido con lo que el Señor Jesús me ha ordenado.
Hch 20:20  Nunca he dejado de anunciarles a ustedes todas las cosas que les ayudarían a vivir mejor, ni de enseñarles en las calles y en sus casas.
Hch 20:21  A los judíos y a los que no son judíos les he dicho que le pidan perdón a Dios y crean en nuestro Señor Jesucristo.
Hch 20:22  »Ahora debo ir a Jerusalén, pues el Espíritu Santo me lo ordena. No sé lo que me va a pasar allá.
Hch 20:23  A dondequiera que voy, el Espíritu Santo me dice que en Jerusalén van a meterme a la cárcel, y que van a maltratarme mucho.
Hch 20:24  No me preocupa si tengo que morir. Lo que sí quiero es tener la satisfacción de haber anunciado la buena noticia del amor de Dios, como me lo ordenó el Señor Jesús.
Hch 20:25  »Estoy seguro de que no volverá a verme ninguno de ustedes, a los que he anunciado el mensaje del reino de Dios.
Hch 20:26  Por eso quiero decirles que no me siento responsable por ninguno de ustedes,
Hch 20:27  pues ya les he anunciado los planes de Dios. No les he ocultado nada.
Hch 20:28  »Ustedes deben cuidarse a sí mismos, y cuidar a los miembros de la iglesia de Dios. Recuerden que el Espíritu Santo los puso como líderes de la iglesia, para que cuiden a todos los que Dios salvó por medio de la sangre de su propio Hijo.
Hch 20:29  »Cuando yo muera, vendrán otros que, como si fueran lobos feroces, atacarán a todos los de la iglesia.
Hch 20:30  También algunos, que ahora son seguidores de Jesús, comenzarán a enseñar mentiras, para que todos en la iglesia los sigan y los obedezcan.
Hch 20:31  »Por eso, tengan mucho cuidado. Recuerden los consejos que les he dado durante tres años, a pesar de tantos problemas y dificultades.
Hch 20:32  »Ahora le pido a Dios que los cuide con mucho amor. Su amoroso mensaje puede ayudarles a ser cada día mejores. Si lo obedecen, Dios cumplirá las promesas que ha hecho a todos los que ha elegido para ser su pueblo.
Hch 20:33  »Nunca he querido que me den dinero ni ropa.
Hch 20:34  Ustedes bien saben que con mis propias manos he trabajado, para conseguir todo lo que mis ayudantes y yo hemos necesitado para vivir.
Hch 20:35  Les he enseñado que deben trabajar y ayudar a los que nada tienen. Recuerden lo que nos dijo el Señor Jesús: “Dios bendice más al que da que al que recibe.”»
Hch 20:36  Cuando Pablo terminó de hablar, se arrodilló con todos los líderes y oró por ellos.
Hch 20:37  Todos comenzaron a llorar, y abrazaron y besaron a Pablo.
Hch 20:38  Estaban muy tristes porque Pablo les había dicho que jamás lo volverían a ver. Después, todos acompañaron a Pablo hasta el barco.

 


 

Hch 20:1  Después que cesó el tumulto, convocando Pablo a los discípulos, y haciéndoles una exhortación, se despidió, y puso en camino para Macedonia.
Hch 20:2  Recorridas aquellas tierras, y habiendo exhortado a los fieles con muchas pláticas, pasó a Grecia,
Hch 20:3  donde permaneció tres meses, y estando para navegar a Siria, le armaron los judíos una emboscada; por lo cual tomó la resolución de volverse por Macedonia.
Hch 20:4  Le acompañaron Sópatro, hijo de Pirro, natural de Berea, y los tesalonicenses Aristarco y Segundo, con Gayo de Derbé y Timoteo, y así mismo Tíquico y Trófimo asiáticos,
Hch 20:5  los cuales habiéndose adelantado, nos esperaron en Tróade.
Hch 20:6  Nosotros después de los días de los ázimos, o Pascua , nos hicimos a la vela desde Filipos, y en cinco días nos juntamos con ellos en Tróade, donde nos detuvimos siete días.
Hch 20:7  Mas como el primer día de la semana nos hubiésemos congregado para partir, y comer el pan eucarístico, Pablo, que había de marchar al día siguiente, conferenciaba con los oyentes y alargó la plática hasta la medianoche.
Hch 20:8  Es de advertir que en el cenáculo o sala donde estábamos congregados, había gran copia de luces.
Hch 20:9  Y sucedió que a un mancebo llamado Eutico, estando sentado sobre una ventana, le sobrecogió un sueño muy pesado, mientras proseguía Pablo su largo discurso, y vencido al fin del sueño, cayó desde el tercer piso de la casa abajo, y le levantaron muerto.
Hch 20:10  Pero habiendo bajado Pablo, se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os asustéis, pues está vivo.
Hch 20:11  Y subiendo luego otra vez, partió el pan, y habiendo comido y platicado todavía con ellos hasta el amanecer, después se marchó.
Hch 20:12  Al jovencito le presentaron vivo a la vista de todos, con lo cual se consolaron en extremo.
Hch 20:13  Nosotros, embarcándonos, navegamos al puerto de Asón, donde debíamos recibir a Pablo, que así lo había dispuesto él mismo, queriendo andar aquel camino por tierra.
Hch 20:14  Habiéndonos, pues, alcanzado en Asón, tomándole en nuestra nave, vinimos a Mitile-ne.
Hch 20:15  Desde allí haciéndonos a la vela, llegamos al día siguiente delante de Quío, al otro día aportamos a Samos, y en el día siguiente desembarcamos en Mileto.
Hch 20:16  Porque Pablo se había propuesto no tocar en Efeso, para que no le detuviesen poco o mucho en Asia, por cuanto se daba prisa con el fin de celebrar, sí le fuese posible, el día de Pentecostés en Jerusalén .
Hch 20:17  Desde Mileto envió a Efeso a llamar a los ancianos, o prelados, de la Iglesia.
Hch 20:18  Venidos que fueron, y estando todos juntos, les dijo: Vosotros sabéis de qué manera me he portado todo el tiempo que he estado con vosotros, desde el primer día que entré en el Asia,
Hch 20:19  sirviendo al Señor con toda humildad y entre lágrimas, en medio de las adversidades que me han sobrevenido por la conspiración de los judíos contra mí;
Hch 20:20  cómo nada de cuanto os era provechoso, he omitido de anunciároslo y enseñároslo en público y por las casas,
Hch 20:21  y en particular exhortando a los judíos y gentiles a convertirse a Dios y a creer sinceramente en nuestro Señor Jesucristo.
Hch 20:22  Al presente constreñido del Espíritu Santo yo voy a Jerusalén , sin saber las cosas que me han de acontecer allí;
Hch 20:23  solamente puedo deciros que el Espíritu Santo en todas las ciudades me asegura y avisa que en Jerusalén me aguardan cadenas y tribulaciones.
Hch 20:24  Pero yo ninguna de estas cosas temo; ni aprecio más mi vida que a mí mismo, o a mi alma, siempre que de esta suerte concluya felizmente mi carrera, y cumpla el ministerio que he recibido del Señor Jesús para predicar la buena nueva de la gracia de Dios.
Hch 20:25  Ahora bien, yo sé que ninguno de todos vosotros, por cuyas tierras he discurrido predicando el reino de Dios me volverá a ver.
Hch 20:26  Por tanto os protesto en este día, que yo no tengo la culpa de la perdición de ninguno.
Hch 20:27  Pues que no he dejado de comunicaros todos los designios de Dios.
Hch 20:28  Velad sobre vosotros y sobre toda la grey, en la cual el Espíritu Santo os ha instituido obispos, para apacentar o gobernar la Iglesia de Dios, que ha ganado él con su propia sangre.
Hch 20:29  Porque sé que después de mi partida os han de asaltar lobos voraces, que destrocen el rebaño.
Hch 20:30  Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que sembrarán doctrinas perversas con el fin de atraerse a sí discípulos.
Hch 20:31  Por tanto estad alerta, teniendo en la memoria que por espacio de tres años no he cesado de día ni de noche de amonestar con lágrimas a cada uno de vosotros.
Hch 20:32  Y ahora, por último, os encomiendo a Dios, y a la palabra o promesa de su gracia, a aquel que puede acabar el edificio de vuestra salud, y haceros participar de su herencia con todos los santos.
Hch 20:33  Yo no he codiciado ni recibido de nadie plata, ni oro, ni vestido, como
Hch 20:34  vosotros mismos lo sabéis; porque cuanto ha sido menester para mí y para mis compañeros, todo me lo han suministrado estas manos, con su trabajo.
Hch 20:35  Yo os he hecho ver en toda mi conducta, que trabajando de esta suerte, es como se debe sobrellevar a los débiles, y tener presente las palabras del Señor Jesús , cuando dijo: Mucho mayor dicha es el dar, que el recibir.
Hch 20:36  Concluido este razonamiento, se puso de rodillas e hizo oración con todos ellos.
Hch 20:37  Y aquí comenzaron todos a deshacerse en lágrimas; y arrojándose al cuello de Pablo no cesaban de besarle,
Hch 20:38  afligidos sobre todo por aquella palabra que había dicho, que ya no verían más su rostro. Y de esta manera le fueron acompañando hasta la nave.

 


 

Hch 20:1 

Viaje de Pablo a Macedonia y Grecia
  Después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia.
Hch 20:2  Y después de recorrer aquellas regiones, y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia.
Hch 20:3  Después de haber estado allí tres meses, y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria, tomó la decisión de volver por Macedonia.
Hch 20:4  Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo.
Hch 20:5  Estos, habiéndose adelantado, nos esperaron en Troas.
Hch 20:6  Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días.

Visita de despedida de Pablo en Troas
 
Hch 20:7  El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche.
Hch 20:8  Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos;
Hch 20:9  y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.
Hch 20:10  Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo.
Hch 20:11  Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió.
Hch 20:12  Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.

Viaje de Troas a Mileto
 
Hch 20:13  Nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra.
Hch 20:14  Cuando se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene.
Hch 20:15  Navegando de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto.
Hch 20:16  Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a Efeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén.

Discurso de despedida de Pablo en Mileto
 
Hch 20:17  Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia.
Hch 20:18  Cuando vinieron a él, les dijo:
 Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia,
Hch 20:19  sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos;
Hch 20:20  y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas,
Hch 20:21  testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.
Hch 20:22  Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer;
Hch 20:23  salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones.
Hch 20:24  Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera(A) con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
Hch 20:25  Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro.
Hch 20:26  Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos;
Hch 20:27  porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.
Hch 20:28  Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
Hch 20:29  Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.
Hch 20:30  Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.
Hch 20:31  Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.
Hch 20:32  Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.
Hch 20:33  Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.
Hch 20:34  Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido.
Hch 20:35  En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
Hch 20:36  Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos.
Hch 20:37  Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban,
Hch 20:38  doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco.

 


 

Hch 20:1  Y después que cesó el alboroto, llamando Pablo a los discípulos, habiéndoles exhortado y abrazado, se despidió, y salió para ir a Macedonia.
Hch 20:2  Y después que hubo andado aquellas partes, y de exhortarles con abundancia de palabra, vino a Grecia.
Hch 20:3  Y después de haber estado allí tres meses, y habiendo de navegar a Siria, le fueron puestas asechanzas por los judíos; y así tomó consejo de volverse por Macedonia.
Hch 20:4  Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Pyrro, bereense, y los tesalonicenses, Aristarco y Segundo; y Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y Trófimo.
Hch 20:5  Estos yendo delante, nos esperaron en Troas.
Hch 20:6  Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos y vinimos a ellos a Troas en cinco días, donde estuvimos siete días.
Hch 20:7  Y el primero de los sábados, juntos los discípulos a partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de partir al día siguiente; y continuó la palabra hasta la medianoche.
Hch 20:8  Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban juntos.
Hch 20:9  Y un joven llamado Eutico que estaba sentado en una ventana, tomado de un sueño profundo, como Pablo predicaba largamente, postrado del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue alzado muerto.
Hch 20:10  Entonces descendió Pablo, y se derribó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alborotéis, que aún su alma está en él.
Hch 20:11  Después subiendo, y partiendo el pan, y gustando, habló largamente hasta el alba, y así salió.
Hch 20:12  Y llevaron al joven vivo, y fueron consolados no poco.
Hch 20:13  Y nosotros subiendo en el navío, navegamos a Asón, para recibir de allí a Pablo; pues así había determinado que debía él ir por tierra.
Hch 20:14  Cuando se juntó con nosotros en Asón, tomándole vinimos a Mitilene.
Hch 20:15  Y navegamos de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo reposado en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto.
Hch 20:16  Porque Pablo se había propuesto pasar adelante de Efeso, por no detenerse en Asia, porque se apresuraba por hacer el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén.
Hch 20:17  Y enviando desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la Iglesia.
Hch 20:18  Y cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo, desde el primer día que entré en Asia, he estado con vosotros por todo el tiempo,
Hch 20:19  sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y tentaciones que me han venido por las asechanzas de los judíos;
Hch 20:20  como nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas,
Hch 20:21  testificando a los judíos y a los gentiles el arrepentimiento hacía Dios, y la fe en nuestro Señor Jesús, el Cristo.
Hch 20:22  Y ahora, he aquí, que yo atado del Espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer;
Hch 20:23  mas que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que prisiones y tribulaciones me esperan.
Hch 20:24  Mas de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi vida preciosa para mí mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.
Hch 20:25  Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quienes he pasado predicando el Reino de Dios, verá más mi rostro.
Hch 20:26  Por tanto, yo os protesto el día de hoy, que yo soy limpio de la sangre de todos;
Hch 20:27  porque no he rehuido de anunciaros todo el consejo de Dios.
Hch 20:28  Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la Iglesia de Dios, la cual ganó por su sangre.
Hch 20:29  Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño;
Hch 20:30  y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras sí.
Hch 20:31  Por tanto, velad, acordándoos que por tres años de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno de vosotros.
Hch 20:32  Y ahora también, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la Palabra de su gracia, el cual es poderoso para sobreedificar, y daros heredad con todos los santificados.
Hch 20:33  La plata, o el oro, o el vestido de nadie he codiciado.
Hch 20:34  Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario, y a los que están conmigo, estas manos me han servido.
Hch 20:35  En todo os he enseñado que, trabajando así, es necesario sobrellevar a los enfermos, y tener presente las palabras del Señor Jesús, el cual dijo: Más bienaventurada cosa es dar que recibir.
Hch 20:36  Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos.
Hch 20:37  Entonces hubo gran lloro de todos; y echándose en el cuello de Pablo, le besaban,
Hch 20:38  doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, que no habían de ver más su rostro. Y le acompañaron al navío.

 


 

Hch 20:1  And after the uproar was ceased, Paul called unto him the disciples, and embraced them, and departed for to go into Macedonia.
Hch 20:2  And when he had gone over those parts, and had given them much exhortation, he came into Greece,
Hch 20:3  And there abode three months. And when the Jews laid wait for him, as he was about to sail into Syria, he purposed to return through Macedonia.
Hch 20:4  And there accompanied him into Asia Sopater of Berea; and of the Thessalonians, Aristarchus and Secundus; and Gaius of Derbe, and Timotheus; and of Asia, Tychicus and Trophimus.
Hch 20:5  These going before tarried for us at Troas.
Hch 20:6  And we sailed away from Philippi after the days of unleavened bread, and came unto them to Troas in five days; where we abode seven days.
Hch 20:7  And upon the first day of the week, when the disciples came together to break bread, Paul preached unto them, ready to depart on the morrow; and continued his speech until midnight.
Hch 20:8  And there were many lights in the upper chamber, where they were gathered together.
Hch 20:9  And there sat in a window a certain young man named Eutychus, being fallen into a deep sleep: and as Paul was long preaching, he sunk down with sleep, and fell down from the third loft, and was taken up dead.
Hch 20:10  And Paul went down, and fell on him, and embracing him said, Trouble not yourselves; for his life is in him.
Hch 20:11  When he therefore was come up again, and had broken bread, and eaten, and talked a long while, even till break of day, so he departed.
Hch 20:12  And they brought the young man alive, and were not a little comforted.
Hch 20:13  And we went before to ship, and sailed unto Assos, there intending to take in Paul: for so had he appointed, minding himself to go afoot.
Hch 20:14  And when he met with us at Assos, we took him in, and came to Mitylene.
Hch 20:15  And we sailed thence, and came the next day over against Chios; and the next day we arrived at Samos, and tarried at Trogyllium; and the next day we came to Miletus.
Hch 20:16  For Paul had determined to sail by Ephesus, because he would not spend the time in Asia: for he hasted, if it were possible for him, to be at Jerusalem the day of Pentecost.
Hch 20:17  And from Miletus he sent to Ephesus, and called the elders of the church.
Hch 20:18  And when they were come to him, he said unto them, Ye know, from the first day that I came into Asia, after what manner I have been with you at all seasons,
Hch 20:19  Serving the Lord with all humility of mind, and with many tears, and temptations, which befell me by the lying in wait of the Jews:
Hch 20:20  And how I kept back nothing that was profitable unto you, but have shewed you, and have taught you publickly, and from house to house,
Hch 20:21  Testifying both to the Jews, and also to the Greeks, repentance toward God, and faith toward our Lord Jesus Christ.
Hch 20:22  And now, behold, I go bound in the spirit unto Jerusalem, not knowing the things that shall befall me there:
Hch 20:23  Save that the Holy Ghost witnesseth in every city, saying that bonds and afflictions abide me.
Hch 20:24  But none of these things move me, neither count I my life dear unto myself, so that I might finish my course with joy, and the ministry, which I have received of the Lord Jesus, to testify the gospel of the grace of God.
Hch 20:25  And now, behold, I know that ye all, among whom I have gone preaching the kingdom of God, shall see my face no more.
Hch 20:26  Wherefore I take you to record this day, that I am pure from the blood of all men.
Hch 20:27  For I have not shunned to declare unto you all the counsel of God.
Hch 20:28  Take heed therefore unto yourselves, and to all the flock, over the which the Holy Ghost hath made you overseers, to feed the church of God, which he hath purchased with his own blood.
Hch 20:29  For I know this, that after my departing shall grievous wolves enter in among you, not sparing the flock.
Hch 20:30  Also of your own selves shall men arise, speaking perverse things, to draw away disciples after them.
Hch 20:31  Therefore watch, and remember, that by the space of three years I ceased not to warn every one night and day with tears.
Hch 20:32  And now, brethren, I commend you to God, and to the word of his grace, which is able to build you up, and to give you an inheritance among all them which are sanctified.
Hch 20:33  I have coveted no man's silver, or gold, or apparel.
Hch 20:34  Yea, ye yourselves know, that these hands have ministered unto my necessities, and to them that were with me.
Hch 20:35  I have shewed you all things, how that so labouring ye ought to support the weak, and to remember the words of the Lord Jesus, how he said, It is more blessed to give than to receive.
Hch 20:36  And when he had thus spoken, he kneeled down, and prayed with them all.
Hch 20:37  And they all wept sore, and fell on Paul's neck, and kissed him,
Hch 20:38  Sorrowing most of all for the words which he spake, that they should see his face no more. And they accompanied him unto the ship.

 


 

Hch 20:1  Cuando hubo cesado el tumulto, Pablo mandó llamar a los discípulos, los animó, se despidió de ellos y salió camino de Macedonia.
Hch 20:2  Recorrió aquellas regiones y exhortó a los fieles con largos discursos; después marchó a Grecia.
Hch 20:3  Pasó allí tres meses. Los judíos tramaron una conjuración contra él cuando estaba a punto de embarcarse para Siria; entonces él tomó la determinación de volver por Macedonia.
Hch 20:4  Le acompañaban Sópatros, hijo de Pirro, de Berea; Aristarco y Segundo, de Tesalónica; Gayo, de Doberes, y Timoteo; Tíquico y Trófimo, de Asia.
Hch 20:5  Estos se adelantaron y nos esperaron en Tróada.
Hch 20:6  Nosotros, después de los días de los Azimos, nos embarcamos en Filipos y al cabo de cinco días nos unimos a ellos en Tróada donde pasamos siete días.
Hch 20:7  El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para la fracción del pan, Pablo, que debía marchar al día siguiente, conversaba con ellos y alargó la charla hasta la media noche.
Hch 20:8  Había abundantes lámparas en la estancia superior donde estábamos reunidos.
Hch 20:9  Un joven, llamado Eutico, estaba sentado en el borde de la ventana; un profundo sueño le iba dominando a medida que Pablo alargaba su discurso. Vencido por el sueño se cayó del piso tercero abajo. Lo levantaron ya cadáver.
Hch 20:10  Bajó Pablo, se echó sobre él y tomándole en sus brazos dijo: «No os inquietéis, pues su alma está en él.»
Hch 20:11  Subió luego; partió el pan y comió; después platicó largo tiempo, hasta el amanecer. Entonces se marchó.
Hch 20:12  Trajeron al muchacho vivo y se consolaron no poco.
Hch 20:13  Nosotros nos adelantamos a tomar la nave y partimos hacia Asso, donde habíamos de recoger a Pablo; así lo había él determinado; él iría por tierra.
Hch 20:14  Cuando nos alcanzó en Asso, le tomamos a bordo y llegamos a Mitilene.
Hch 20:15  Al día siguiente nos hicimos a la mar y llegamos a la altura de Quíos; al otro día atracamos en Samos y, después de hacer escala en Trogilión, llegamos al día siguiente a Mileto.
Hch 20:16  Pablo había resuelto pasar de largo por Éfeso, para no perder tiempo en Asia. Se daba prisa, porque quería estar, si le era posible, el día de Pentecostés en Jerusalén.
Hch 20:17  Desde Mileto envió a llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso.
Hch 20:18  Cuando llegaron donde él, les dijo: «Vosotros sabéis cómo me comporté siempre con vosotros, desde el primer día que entré en Asia,
Hch 20:19  sirviendo al Señor con toda humildad y lágrimas y con las pruebas que me vinieron por las asechanzas de los judíos;
Hch 20:20  cómo no me acobardé cuando en algo podía seros útil; os predicaba y enseñaba en público y por las casas,
Hch 20:21  dando testimonio tanto a judíos como a griegos para que se convirtieran a Dios y creyeran en nuestro Señor Jesús.
Hch 20:22  «Mirad que ahora yo, encadenado en el espíritu, me dirijo a Jerusalén, sin saber lo que allí me sucederá;
Hch 20:23  solamente sé que en cada ciudad el Espíritu Santo me testifica que me aguardan prisiones y tribulaciones.
Hch 20:24  Pero yo no considero mi vida digna de estima, con tal que termine mi carrera y cumpla el ministerio que he recibido del Señor Jesús, de dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.
Hch 20:25  «Y ahora yo sé que ya no volveréis a ver mi rostro ninguno de vosotros, entre quienes pasé predicando el Reino.
Hch 20:26  Por esto os testifico en el día de hoy que yo estoy limpio de la sangre de todos,
Hch 20:27  pues no me acobardé de anunciaros todo el designio de Dios.
Hch 20:28  «Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio hijo.
Hch 20:29  «Yo sé que, después de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos crueles que no perdonarán al rebaño;
Hch 20:30  y también que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí.
Hch 20:31  Por tanto, vigilad y acordaos que durante tres años no he cesado de amonestaros día y noche con lágrimas a cada uno de vosotros.
Hch 20:32  «Ahora os encomiendo a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y daros la herencia con todos los santificados.
Hch 20:33  «Yo de nadie codicié plata, oro o vestidos.
Hch 20:34  Vosotros sabéis que estas manos proveyeron a mis necesidades y a las de mis compañeros.
Hch 20:35  En todo os he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en recibir.»
Hch 20:36  Dicho esto se puso de rodillas y oro con todos ellos.
Hch 20:37  Rompieron entonces todos a llorar y arrojándose al cuello de Pablo, le besaban,
Hch 20:38  afligidos sobre todo por lo que había dicho: que ya no volverían a ver su rostro. Y fueron acompañándole hasta la nave.

 


 

Hch 20:1  Una vez terminado el alboroto, Pablo llamó a los creyentes para darles algunos consejos. Luego se despidió de ellos y se fue a Macedonia.
Hch 20:2  Visitó todos aquellos lugares animando mucho con sus palabras a los hermanos; y después llegó a Grecia,
Hch 20:3  donde se quedó tres meses. Estaba ya apunto de tomar el barco para ir a Siria, cuando supo que los judíos habían hecho planes contra él. Así que decidió regresar por tierra, pasando otra vez por Macedonia.
Hch 20:4  Lo acompañaron Sópatro de Berea, hijo de Pirro; y Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, Timoteo, y también Tíquico y Trófimo, que eran de la provincia de Asia.
Hch 20:5  Estos hermanos se adelantaron y nos esperaron en Tróade.
Hch 20:6  Nosotros, pasados los días en que se come el pan sin levadura, salimos de Filipos en barco, y a los cinco días los alcanzamos entrada, donde nos quedamos siete días.
Hch 20:7  El primer día de la semana[1] nos reunimos para partir el pan, [2] y Pablo estuvo hablando a los creyentes. Como tenía que salir al día siguiente, prolongó su discurso hasta la medianoche.
Hch 20:8  Nos hallábamos reunidos en un cuarto del piso alto, donde había muchas lámparas encendidas;
Hch 20:9  y un joven que se llamaba Eutico estaba sentado en la ventana. Como Pablo habló por largo tiempo, le entró sueño al muchacho, que al fin, profundamente dormido, cayó desde el tercer piso; y lo levantaron muerto.
Hch 20:10  Entonces Pablo bajó, se tendió sobre el muchacho y lo abrazó. Y dijo a los hermanos:
 –No se asusten; está vivo. [3]
Hch 20:11  Luego Pablo volvió a subir, partió el pan, comió y siguió hablando hasta el amanecer. Entonces se fue.
Hch 20:12  En cuanto al muchacho, se lo llevaron vivo, y eso los animó mucho.
Hch 20:13  Nosotros nos adelantamos y fuimos en barco hasta Aso para recoger a Pablo, según se había convenido, porque él quiso ir por tierra.
Hch 20:14  Cuando nos encontramos con él en Aso, se embarcó con nosotros y fuimos a Mitilene.
Hch 20:15  Salimos de allí, y al día siguiente pasamos frente a Quío, llegando un día después al puerto de Samos. Al cabo de otro día de viaje, llegamos a Mileto.
Hch 20:16  Se hizo así porque Pablo, para no retrasarse mucho en Asia, no quiso ir a Éfeso; pues quería llegar pronto a Jerusalén y , de ser posible, estar allí para el día de Pentecostés.
Hch 20:17  Estando en Mileto, Pablo mandó llamar a los ancianos de la iglesia de Éfeso.
Hch 20:18  Cuando llegaron les dijo: "Ustedes saben cómo me he portado desde el primer día que vine a la provincia de Asia.
Hch 20:19  Todo el tiempo he estado entre ustedes sirviendo al Señor con toda humildad, con muchas lágrimas y en medio de muchas pruebas queme vinieron por lo que me querían hacer los judíos.
Hch 20:20  Pero no dejé de anunciarles a ustedes nada de lo que era para su bien, enseñándoles públicamente y en sus casas.
Hch 20:21  A judíos y a no judíos les he dicho que se vuelvan a Dios y crean en nuestro Señor Jesús.
Hch 20:22  y ahora voy a Jerusalén, obligado por el Espíritu, sin saberlo que allí me espera.
Hch 20:23  Lo único que sé es que, en todas las ciudades a donde voy, el Espíritu Santo me dice que me esperan la cárcel y muchos sufrimientos.
Hch 20:24  Para mí, sin embargo, mi propia vida no cuenta, con tal de que yo pueda correr con gozo hasta el fin de la carrera y cumplir el encargo que el Señor Jesús me dio de anunciar la buena noticia del amor de Dios.
Hch 20:25  "Y ahora estoy seguro de que ninguno de ustedes, entre quienes he anunciado el reino de Dios, me volverá a ver.
Hch 20:26  Por esto quiero decirles hoy que no me siento culpable respecto de ninguno,
Hch 20:27  porque les he anunciado todo el plan de Dios, sin ocultarles nada.
Hch 20:28  Por lo tanto, estén atentos y cuiden de toda la congregación, en la cual el Espíritu Santo los ha puesto como pastores[4] para que cuiden de la iglesia de Dios, que él compró con su propia sangre. [5]
Hch 20:29  Sé que cuando yo me vaya vendrán otros que, como lobos feroces, querrán acabar con la iglesia.
Hch 20:30  Aun entre ustedes mismos se levantarán algunos que enseñarán mentiras para que los creyentes los sigan.
Hch 20:31  Estén alerta; acuérdense de que durante tres años, de día y de noche, no dejé de aconsejar con lágrimas a cada uno de ustedes.
Hch 20:32  "Ahora, hermanos, los encomiendo a Dios y al mensaje de su amor. Él tiene poder para hacerlos crecer espiritualmente y darles todo lo que ha prometido a su pueblo santo.
Hch 20:33  No he querido para mí mismo ni el dinero ni la ropa de nadie;
Hch 20:34  al contrario, bien saben ustedes que trabajé con mis propias manos para conseguir lo necesario para mí y para los que estaban conmigo. [6]
Hch 20:35  Siempre les he enseñado que así se debe trabajar y ayudar a los que están en necesidad, [7] recordando aquellas palabras del Señor Jesús: 'Hay más dicha en dar que en recibir. ' "
Hch 20:36  Después de decir esto, Pablo se puso de rodillas y oró con todos ellos.
Hch 20:37  Todos lloraron, y abrazaron y besaron a Pablo.
Hch 20:38  y estaban muy tristes, porque les había dicho que no volverían a verlo. Luego lo acompañaron hasta el barco.

 


 

Hch 20:1  Ahora bien, después que se hubo apaciguado el alboroto, Pablo envió a llamar a los discípulos, y cuando los hubo animado y se hubo despedido de ellos, salió en viaje a Macedonia.
Hch 20:2  Después de pasar por aquellas partes, y de animar con muchas palabras a los de allí, entró en Grecia.
Hch 20:3  Y cuando hubo pasado tres meses allí, puesto que los judíos fraguaron un complot contra él cuando estaba a punto de embarcarse para Siria, se resolvió a volverse por Macedonia.
Hch 20:4  Le acompañaban Sópater hijo de Pirro, de Berea, Aristarco y Segundo, de los tesalonicenses, y Gayo de Derbe, y Timoteo, y, del [distrito de] Asia, Tíquico y Trófimo.
Hch 20:5  Estos fueron adelante y se quedaron esperándonos en Troas;
Hch 20:6  pero nosotros nos hicimos a la mar desde Filipos, después de los días de las tortas no fermentadas, y dentro de cinco días llegamos a ellos en Troas; y allí pasamos siete días.
Hch 20:7  El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para tomar una comida, Pablo se puso a disertar con ellos, puesto que iba a partir al día siguiente; y prolongó su discurso hasta la medianoche.
Hch 20:8  De modo que había muchas lámparas en el aposento de arriba donde estábamos reunidos.
Hch 20:9  Sentado a la ventana, cierto joven de nombre Eutico se abismó en profundo sueño mientras Pablo seguía hablando, y, desplomándose en el sueño, cayó desde el tercer piso abajo, y lo alzaron muerto.
Hch 20:10  Pero Pablo bajó, se echó sobre él y lo abrazó, y dijo: “Dejen de hacer estruendo, porque su alma está en él”.
Hch 20:11  Entonces subió y empezó la comida y tomó alimento, y después de conversar por largo tiempo, hasta el amanecer, por fin partió.
Hch 20:12  De modo que se llevaron al muchacho vivo y quedaron inconmensurablemente consolados.
Hch 20:13  Nosotros entonces seguimos adelante al barco y nos hicimos a la vela para Asón, donde nos proponíamos tomar a bordo a Pablo, pues, después de dar instrucciones de que así se hiciera, él mismo se proponía ir a pie.
Hch 20:14  Por lo tanto, cuando nos alcanzó en Asón, lo tomamos a bordo y fuimos a Mitilene;
Hch 20:15  y, haciéndonos a la vela desde allí al día siguiente, llegamos hasta el lugar opuesto a Quíos, pero al otro día tocamos en Samos, y al día siguiente arribamos a Mileto.
Hch 20:16  Porque Pablo había decidido pasar de largo a Éfeso, para no pasar tiempo en el [distrito de] Asia; porque se apresuraba para llegar a Jerusalén el día de la [fiesta del] Pentecostés por si de algún modo le era posible.
Hch 20:17  Sin embargo, desde Mileto envió a Éfeso y mandó llamar a los ancianos de la congregación.
Hch 20:18  Cuando llegaron a él, les dijo: “Bien saben ustedes cómo desde el primer día que puse pie en el [distrito de] Asia estuve con ustedes todo el tiempo,
Hch 20:19  sirviendo como esclavo al Señor con la mayor humildad mental y con lágrimas y con las pruebas que me sobrevinieron por los complots de los judíos;
Hch 20:20  mientras no me retraje de decirles ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles públicamente y de casa en casa.
Hch 20:21  Antes bien, di testimonio cabalmente, tanto a judíos como a griegos, acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesús.
Hch 20:22  Y ahora, ¡miren!, atado en el espíritu, estoy de viaje a Jerusalén, aunque no sé las cosas que me acontecerán en ella,
Hch 20:23  salvo que de ciudad en ciudad el espíritu santo me da testimonio repetidamente, diciendo que me esperan cadenas y tribulaciones.
Hch 20:24  Sin embargo, no hago mi alma de valor alguno como preciada para mí, con tal que termine mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, de dar testimonio cabal de las buenas nuevas de la bondad inmerecida de Dios.
Hch 20:25  ”Y ahora, ¡miren!, sé que todos ustedes entre quienes anduve predicando el reino no verán más mi rostro.
Hch 20:26  Por eso los llamo para que este mismo día sean testigos de que estoy limpio de la sangre de todo hombre,
Hch 20:27  porque no me he retraído de decirles todo el consejo de Dios.
Hch 20:28  Presten atención a sí mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del [Hijo] suyo.
Hch 20:29  Yo sé que después de mi partida entrarán entre ustedes lobos opresivos y no tratarán al rebaño con ternura,
Hch 20:30  y de entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí.
Hch 20:31  ”Por lo tanto, manténganse despiertos, y recuerden que por tres años, noche y día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas.
Hch 20:32  Y ahora los encomiendo a Dios y a la palabra de su bondad inmerecida, la cual [palabra] puede edificarlos y darles la herencia entre todos los santificados.
Hch 20:33  No he codiciado la plata, ni el oro, ni la vestidura de nadie.
Hch 20:34  Ustedes mismos saben que estas manos han atendido a las necesidades mías y a las de los que andan conmigo.
Hch 20:35  En todas las cosas les he exhibido que por medio de laborar así tienen que prestar ayuda a los que son débiles, y tienen que tener presentes las palabras del Señor Jesús, cuando él mismo dijo: ‘Hay más felicidad en dar que en recibir’”.
Hch 20:36  Y cuando hubo dicho estas cosas, se arrodilló con todos ellos y oró.
Hch 20:37  En realidad, prorrumpió gran llanto entre todos ellos, y se echaron sobre el cuello de Pablo y lo besaron tiernamente,
Hch 20:38  porque especialmente les causaba dolor la palabra que había hablado en el sentido de que no iban a contemplar más su rostro. Así que procedieron a acompañarlo hasta el barco.

 


 

Hch 20:1  Cuando todo aquel alboroto terminó, Pablo mandó llamar a los que habían creído y les pidió que no dejaran de confiar en Jesús. Luego se despidió de ellos, y fue a la provincia de Macedonia.
Hch 20:2  Pablo iba de lugar en lugar, animando a los miembros de las iglesias de esa región. De allí se fue a Grecia,
Hch 20:3  país donde se quedó tres meses. Estaba Pablo a punto de salir en barco hacia la provincia de Siria, cuando supo que algunos judíos planeaban atacarlo. Entonces decidió volver por Macedonia.
Hch 20:4  Varios hombres lo acompañaron: Sópatro, que era hijo de Pirro y vivía en la ciudad de Berea; Aristarco y Segundo, que eran de la ciudad de Tesalónica; Gayo, del pueblo de Derbe; y Timoteo, Tíquico y Trófimo, que eran de la provincia de Asia.
Hch 20:5  Todos ellos viajaron antes que nosotros y nos esperaron en la ciudad de Tróade.
Hch 20:6  Cuando terminó la fiesta de los panes sin levadura, Pablo y los que estábamos con él salimos en barco, desde el puerto de Filipos hacia la ciudad de Tróade. Después de cinco días de viaje, llegamos y encontramos a aquellos hombres, y nos quedamos allí siete días.
Hch 20:7  El domingo nos reunimos en uno de los pisos altos de una casa, para celebrar la Cena del Señor. Había muchas lámparas encendidas. Como Pablo saldría de viaje al día siguiente, estuvo hablando de Jesús hasta la media noche.
Hch 20:9  Mientras Pablo hablaba, un joven llamado Eutico, que estaba sentado en el marco de la ventana, se quedó profundamente dormido y se cayó desde el tercer piso. Cuando fueron a levantarlo, ya estaba muerto.
Hch 20:10  Pero Pablo bajó, se inclinó sobre él, y tomándolo en sus brazos dijo: «¡No se preocupen! Está vivo.»
Hch 20:11  Luego, Pablo volvió al piso alto y celebró la Cena del Señor, y siguió hablándoles hasta que salió el sol. Después continuó su viaje.
Hch 20:12  En cuanto a Eutico, los miembros de la iglesia lo llevaron sano y salvo a su casa, y eso los animó mucho.
Hch 20:13  Pablo había decidido ir por tierra hasta Aso, pero nosotros tomamos un barco para recogerlo allá.
Hch 20:14  Cuando llegamos, él se nos unió en el barco y nos fuimos al puerto de Mitilene.
Hch 20:15  Al día siguiente, el barco pasó frente a la isla Quío, y un día más tarde llegamos al puerto de Samos, porque Pablo no quería pasar a Éfeso ni perder mucho tiempo en la provincia de Asia. Lo que deseaba era llegar lo más pronto posible a la ciudad de Jerusalén, para estar allá en el día de Pentecostés. Seguimos navegando, y un día después llegamos al puerto de Mileto.
Hch 20:17  Estando en la ciudad de Mileto, Pablo mandó llamar a los líderes de la iglesia de Éfeso para hablar con ellos.
Hch 20:18  Cuando llegaron, les dijo: «Ustedes saben muy bien cómo me he portado desde el primer día que llegué a la provincia de Asia.
Hch 20:19  Aunque he sufrido mucho por los problemas que me han causado algunos judíos, con toda humildad he cumplido con lo que el Señor Jesús me ha ordenado.
Hch 20:20  Nunca he dejado de anunciarles a ustedes todas las cosas que les ayudarían a vivir mejor, ni de enseñarles en las calles y en sus casas.
Hch 20:21  A los judíos y a los que no son judíos les he dicho que le pidan perdón a Dios y crean en nuestro Señor Jesucristo.
Hch 20:22  »Ahora debo ir a Jerusalén, pues el Espíritu Santo me lo ordena. No sé lo que me va a pasar allá.
Hch 20:23  A dondequiera que voy, el Espíritu Santo me dice que en Jerusalén van a meterme a la cárcel, y que van a maltratarme mucho.
Hch 20:24  No me preocupa si tengo que morir. Lo que sí quiero es tener la satisfacción de haber anunciado la buena noticia del amor de Dios, como me lo ordenó el Señor Jesús.
Hch 20:25  »Estoy seguro de que no volverá a verme ninguno de ustedes, a los que he anunciado el mensaje del reino de Dios.
Hch 20:26  Por eso quiero decirles que no me siento responsable por ninguno de ustedes,
Hch 20:27  pues ya les he anunciado los planes de Dios. No les he ocultado nada.
Hch 20:28  »Ustedes deben cuidarse a sí mismos, y cuidar a los miembros de la iglesia de Dios. Recuerden que el Espíritu Santo los puso como líderes de la iglesia, para que cuiden a todos los que Dios salvó por medio de la sangre de su propio Hijo.
Hch 20:29  »Cuando yo muera, vendrán otros que, como si fueran lobos feroces, atacarán a todos los de la iglesia.
Hch 20:30  También algunos, que ahora son seguidores de Jesús, comenzarán a enseñar mentiras, para que todos en la iglesia los sigan y los obedezcan.
Hch 20:31  »Por eso, tengan mucho cuidado. Recuerden los consejos que les he dado durante tres años, a pesar de tantos problemas y dificultades.
Hch 20:32  »Ahora le pido a Dios que los cuide con mucho amor. Su amoroso mensaje puede ayudarles a ser cada día mejores. Si lo obedecen, Dios cumplirá las promesas que ha hecho a todos los que ha elegido para ser su pueblo.
Hch 20:33  »Nunca he querido que me den dinero ni ropa.
Hch 20:34  Ustedes bien saben que con mis propias manos he trabajado, para conseguir todo lo que mis ayudantes y yo hemos necesitado para vivir.
Hch 20:35  Les he enseñado que deben trabajar y ayudar a los que nada tienen. Recuerden lo que nos dijo el Señor Jesús: “Dios bendice más al que da que al que recibe.”»
Hch 20:36  Cuando Pablo terminó de hablar, se arrodilló con todos los líderes y oró por ellos.
Hch 20:37  Todos comenzaron a llorar, y abrazaron y besaron a Pablo.
Hch 20:38  Estaban muy tristes porque Pablo les había dicho que jamás lo volverían a ver. Después, todos acompañaron a Pablo hasta el barco.

 


 

Hch 20:1  Después que el furor se calmó, Shaúl mandó a llamar a los talmidim y los alentó, luego se fue a Macedonia.
Hch 20:2  Fue por toda la región, hablando de muchas cosas para alentar a todos, y pasó a Grecia,
Hch 20:3  donde se quedó tres meses. Cuando se preparaba a zarpar hacia Siria, descubrió una conspiración contra él entre los Judíos no creyentes, entonces cambió de parecer y decidió regresar por vía de Macedonia.
Hch 20:4  Le acompañó Sópater de Berea, el hijo de Pirrhus; y también Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, Timoteo, Tíquico y Trófimo de la provincia de Asia.
Hch 20:5  Estos hombres siguieron y nos esperaron en Troas,
Hch 20:6  mientras nosotros zarpamos de Filipos después de los días de Matzah. Cinco días más tarde nos encontramos en Troas, donde pasamos una semana.[135]
Hch 20:7  En Motzah'ei -Shabbat, cuando nos reunimos para partir el pan,[136] Shaúl se unió a ellos; puesto que se iba el próximo día y alargó el discurso hasta la medianoche.
Hch 20:8  Había muchas lámparas de aceite[137] encendidas en la habitación de la planta alta donde estaban reunidos,
Hch 20:9  y allí estaba un joven llamado Eútico, sentado en el umbral de la ventana. Como el drash de Shaúl se alargaba más y más, Eútico se puso más y más soñoliento, hasta que finalmente se durmió profundamente, y se cayó del tercer piso a la tierra. Cuando le levantaron estaba muerto.
Hch 20:10  Pero Shaúl bajó, se tiró sobre él y le abrazó, diciendo: "¡No se preocupen, está vivo!"
Hch 20:11  Entonces subió de nuevo, partió el pan y comió. Continuó hablando hasta el amanecer, y luego se fue.
Hch 20:12  Así que, con gran alivio, llevaron al joven a su casa vivo.
Hch 20:13  Nosotros nos adelantamos a embarcarnos y zarpamos hacia Assos, donde planeábamos recoger allí a Shaúl; ya que así él lo había dispuesto, porque él quería ir por tierra hasta allá.
Hch 20:14  Después que nos reunimos con él en Assos, vino a bordo y fuimos a Mitelene.
Hch 20:15  Al día siguiente zarpamos de allí, y llegamos a las cercanías de Quío, al otro día cruzamos a Samos; y el día después de éste llegamos a Mileto.
Hch 20:16  Pues Shaúl había decidido pasar de largo a Efeso, para no perder tiempo en la provincia de Asia, porque estaba apresurado para llegar a Yerushalayim, si esto fuera posible, y celebrar Shavuot allí.
Hch 20:17  Pero mandó a llamar a los ancianos de la Asamblea Mesiánica de Efeso desde Mileto.
Hch 20:18  Cuando llegaron, les dijo: "Ustedes mismos saben cómo, desde el primer día que puse un pie en la provincia de Asia, estuve con ustedes todo el tiempo
Hch 20:19  sirviendo al Adón con mucha humildad y lágrimas, a pesar de las pruebas que tuve que sufrir por las conspiraciones de los Judíos no creyentes.
Hch 20:20  Saben que no retraje nada que fuera de ayuda para ustedes, y que les enseñé tanto en público como casa por casa,
Hch 20:21  declarando con la más alta seriedad el mismo mensaje a Judíos y a Griegos por igual: Vuélvanse de sus pecados a YAHWEH, y pongan su confianza en nuestro Adón Yahshúa Ha Mashíaj.
Hch 20:22  "Y ahora, impuesto por el Ruaj, voy a Yerushalayim y no sé lo que me acontecerá allá;
Hch 20:23  pero sí sé que el Ruaj HaKodesh en todas las ciudades permanece previniéndome que me esperan prisiones y persecución.
Hch 20:24  Pero yo considero mi propia vida de ninguna importancia en lo absoluto, mientras pueda completar el camino delante de mí, la tarea que recibí del Adón Yahshúa; para declarar profundamente las Buenas Noticias del amor y bondad de YAHWEH.
Hch 20:25  "¡Ahora escuchen! Yo sé que ninguno de ustedes, a los cuales les he proclamado las Noticias del Reino, jamás me verá de nuevo.
Hch 20:26  Por lo tanto, doy testimonio en este día que soy inocente de la sangre de todos.
Hch 20:27  Porque no me he retraído de anunciarles el plan completo de YAHWEH.
Hch 20:28  "Velen por ustedes mismos, y por todo el rebaño que el Ruaj HaKodesh los ha puesto como dirigentes para pastorear la Asamblea Mesiánica de YAHWEH; la cual ganó para sí mismo al costo de la sangre de su propio Hijo.
Hch 20:29  Yo sé que después de mi partida, saldrán lobos salvajes de entre ustedes y no perdonarán al rebaño.
Hch 20:30  Y de entre ustedes mismos se levantarán hombres que enseñarán perversiones de la verdad, para poder arrastrar a los talmidim hacia sí mismos.
Hch 20:31  ¡Permanezcan alerta! ¡Recuerden que por tres años, noche y día, con lágrimas en mis ojos, nunca dejé de advertirles![138]
Hch 20:32  "Y ahora tengo que entregarles al cuidado del Adón y al mensaje de su amor y bondad, porque los puede edificar y darles una herencia entre todos aquellos que han sido separados por YAHWEH.
Hch 20:33  "No he querido para mí el oro, ni la plata, ni la ropa de nadie.
Hch 20:34  Ustedes mismos saben que estas manos mías han proveído, no sólo para mis propias necesidades, sino para las de mis colaboradores también.
Hch 20:35  En todo les he dado ejemplo, de que así trabajando arduamente tienen que ayudar al débil; recordando las palabras del Adón Yahshúa mismo: 'Hay más felicidad en dar que en recibir.'"[139]
Hch 20:36  Cuando había terminado de hablar, Shaúl se postró de rodillas con todos ellos y oró.
Hch 20:37  Entonces con lágrimas en sus ojos, le echaron los brazos alrededor de su cuello, y se despidieron besándole.
Hch 20:38  Lo que más los entristecía fue la palabra que nunca jamás le verían; entonces le acompañaron al barco.

 


 

Hch 20:1  "Terminado el alboroto, Pablo llamó a los seguidores y después de animarlos, se despidió de ellos. Se fue a la región de Macedonia"
Hch 20:2  "y por el camino animaba a los creyentes. Después pasó a Grecia,"
Hch 20:3  "donde se quedó tres meses. Estaba listo para ir en barco a Siria, pero como algunos judíos planeaban algo en su contra, decidió regresar por Macedonia."
Hch 20:4  "Pablo estaba acompañado de Sópater, el hijo de Pirro, de la ciudad de Berea; Aristarco y Segundo, de la ciudad de Tesalónica; Gayo, de la ciudad de Derbe y Timoteo; y Tíquico y Trófimo, de Asia."
Hch 20:5  Ellos se fueron antes que Pablo y nos esperaron en la ciudad de Troas.
Hch 20:6  "Nosotros salimos en barco de la ciudad de Filipos, después de las fiestas del pan sin levadura. Cinco días después nos encontramos con los demás en Troas y allí nos quedamos siete días."
Hch 20:7  El domingo nos reunimos todos para comer la Cena del Señor. Pablo tenía pensado irse al día siguiente. Él tomó la palabra y les habló hasta la media noche.
Hch 20:8  Estábamos todos en el piso de arriba y había muchas luces en el cuarto.
Hch 20:9  Un joven llamado Eutico estaba sentado en una ventana. Pablo hablaba y a Eutico le dio mucho sueño hasta que se quedó dormido y se cayó por la ventana desde un tercer piso. Cuando fueron a levantarlo ya estaba muerto.
Hch 20:10  "Pablo bajó a donde estaba Eutico, se arrodilló y lo abrazó. Les dijo: -No se preocupen, él está vivo."
Hch 20:11  "Pablo subió de nuevo, partió el pan y comió, siguió hablando hasta el amanecer y después se fue."
Hch 20:12  Llevaron vivo a Eutico a su casa y todos se animaron mucho.
Hch 20:13  Nosotros nos fuimos en barco hasta Asón antes que Pablo porque él tenía planeado ir por tierra y embarcarse con nosotros en Asón.
Hch 20:14  Más tarde nos encontramos con Pablo en Asón y viajó con nosotros a la ciudad de Mitilene.
Hch 20:15  "Al día siguiente, el barco salió de allí y llegamos a un lugar cercano a la isla de Quío. De ahí navegamos hasta Samos. Un día después, llegamos a la ciudad de Mileto."
Hch 20:16  Pablo ya había decidido no detenerse en Éfeso porque no quería quedarse mucho tiempo en Asia. Hacía todo lo posible por apurarse y llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés.
Hch 20:17  "Estando en Mileto, Pablo mandó llamar allí a los ancianos líderes de la iglesia de Éfeso."
Hch 20:18  "Cuando llegaron, Pablo les dijo: ""Ustedes saben de mi vida desde el primer día en que vine a Asia y vieron cómo viví todo el tiempo mientras estuve con ustedes."
Hch 20:19  "He trabajado para el Señor con humildad y con lágrimas, corriendo el riesgo de caer en los atentados que los judíos han tendido contra mí."
Hch 20:20  Siempre hice lo que era mejor para ustedes y anuncié las buenas noticias acerca de Jesús públicamente y en las casas.
Hch 20:21  "Les dije a todos, judíos y griegos, que cambiaran su manera de pensar y de vivir, que se acercaran a Dios y creyeran en el Señor Jesús."
Hch 20:22  """Pero ahora debo obedecer al Espíritu e ir a Jerusalén. No sé qué me va a pasar allí."
Hch 20:23  Lo único que sé es que el Espíritu Santo me dice en cada ciudad que en Jerusalén me esperan problemas y hasta la cárcel.
Hch 20:24  No me importa mi propia vida. Lo más importante es que yo termine el trabajo que el Señor Jesús me dio: anunciarle a la gente las buenas noticias acerca del generoso amor de Dios.
Hch 20:25  """Ahora sé que ninguno de ustedes me volverá a ver. Durante el tiempo que estuve con ustedes, les hablé acerca del reino de Dios."
Hch 20:26  "Hoy les puedo decir algo de lo que estoy seguro: Dios no me castigará si algunos de ustedes no se salvan,"
Hch 20:27  porque nunca vacilé en decirles lo que Dios quería que ustedes hicieran.
Hch 20:28  """Tengan cuidado de ustedes mismos y cuiden a toda la gente que Dios les ha dado. El Espíritu Santo les dio el trabajo de cuidar a este rebaño como pastores de la iglesia de Dios. Esta es la iglesia que Dios compró pagando con la sangre de su propio hijo."
Hch 20:29  "Yo sé que después de que me vaya, algunos hombres entrarán en su grupo y como lobos salvajes tratarán de destruir el rebaño."
Hch 20:30  Algunos de ustedes se convertirán en líderes malos y empezarán a enseñar lo que no está bien para desviar del camino de la verdad a los seguidores y llevárselos.
Hch 20:31  "Por eso tengan cuidado y recuerden esto: yo estuve con ustedes tres años. Durante ese tiempo, nunca dejé de prevenirlos y les enseñé día y noche hasta con lágrimas."
Hch 20:32  """Ahora los encomiendo a Dios y al mensaje de su generoso amor. Ese mensaje puede darles las bendiciones que Dios le da a todo su pueblo santo."
Hch 20:33  "Cuando estaba con ustedes, nunca quise el dinero ni el oro ni la ropa de nadie."
Hch 20:34  Ustedes bien saben que yo mismo trabajé para atender mis necesidades y las de los que estaban conmigo.
Hch 20:35  "Siempre les mostré que deben trabajar así y ayudar a los débiles. Les recordé esto que dijo el Señor Jesús: 'Uno es más afortunado cuando da que cuando recibe'""."
Hch 20:36  "Pablo terminó de hablar, se arrodilló y todos oraron al mismo tiempo."
Hch 20:37  "Todos estaban muy tristes y lloraron porque Pablo había dicho que no lo volverían a ver. Lo abrazaron, lo besaron y todos fueron hasta el barco para despedirse."
Hch 20:38  "Todos estaban muy tristes y lloraron porque Pablo había dicho que no lo volverían a ver. Lo abrazaron, lo besaron y todos fueron hasta el barco para despedirse."

 


 
 
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