La version Reina Valera 1990 con comentarios de elena White,referencias biblicas y otros complementos (Por editar)se encuentra en las subpaginas de Hechos de los Apostoles.
Hch 17:1 Y caminando a través de Anfípolis y Apolonia, vinieron a Tesalónica; donde había sinagoga de los judíos.
Hch 17:2 Y, según lo acostumbrado por Pablo, entró a ellos, y por sábados tres, disputó con ellos de las Escrituras;
Hch 17:3 abriendo y exponiendo que el Cristo debía padecer y resucitar de muertos; y que «éste es Cristo, el Jesús, a quien yo os anuncio»
Hch 17:4 Y algunos de ellos convenciéronse y fueron adjudicados(a) a Pablo y Silas; y de los timoratos y helenos muchedumbre harta, y de mujeres de las primeras no pocas.
Hch 17:5 Y, celando los judíos y tomando consigo, de los callejeros, varones algunos malos, y turba haciendo, tumultuaron la ciudad; y, situándose ante la casa de Jasón, buscábanles conducir al pueblo;
Hch 17:6 pero, no hallándoles, arrastraron a Jasón y algunos hermanos a los politarcas(b) , vociferando: «que los que el orbe revuelven, éstos también acá preséntanse;
Hch 17:7 que ha acogido Jasón; y estos todos contra los decretos de César obran, rey otro diciendo, que es Jesús».
Hch 17:8 Y espantaron a la turba y los politarcas que oían esto;
Hch 17:9 pero, tomando satisfacción de Jasón y los demás, soltáronles.
Hch 17:10 Y los hermanos luego de noche enviaron de allí, y a Pablo y Silas a Berea; los cuales, llegando, a la sinagoga de los judíos dirigiéronse;
Hch 17:11 y éstos eran más bien nacidos que los de Tesalónica; los que recibieron la palabra con toda voluntad, día a día escudriñando las Escrituras: si sean estas cosas así.
Hch 17:12 Muchos, en verdad, de ellos creyeron; y de helenos mujeres, de las nobles, y de varones no pocos;
Hch 17:13 pero, como conocieron los de Tesalónica judíos, que también en Berea fue anunciada por Pablo la palabra de Dios, fueron también allá conmoviendo y turbando las turbas.
Hch 17:14 Pero luego entonces a Pablo despidieron los hermanos que fuese hasta el mar, mas quedándose, y Silas y Timoteo allí.
Hch 17:15 Y los que conducían a Pablo, llevaron hasta Atenas; y, recibiendo mandato para Silas y Timoteo, de que lo más pronto vinieran a él, partieron.
Hch 17:16 Y en Atenas, aguardándoles Pablo, exacerbóse su espíritu en él, viendo llena de ídolos estar la ciudad.
Hch 17:17 Disputaba, en verdad, en la sinagoga, con los judíos y los timoratos; y en el ágora cada día con los que ocurrían;
Hch 17:18 y algunos también de los epicúreos y estoicos filósofos discutían con él. Y algunos decían: «¿Qué querrá el charlatán éste decir?» Otros: «De peregrinos númenes parece anunciador ser», porque a Jesús y la resurrección evangelizaba;
Hch 17:19 y, cogiéndole, al areópago(c) llevaron, diciendo: «¿Podemos saber cuál(d) esta nueva por ti hablada doctrina?
Hch 17:20 Pues algunas peregrinas(e) cosas traes a nuestros oídos. Queremos, pues, saber cuáles quieren éstas ser».
Hch 17:21 (Pero los atenienses todos y los advenedizos huéspedes para ninguna otra cosa más desocupados están que para hablar u oír algo nuevo).
Hch 17:22 Y parado Pablo en medio del areópago, dijo: «Varones atenienses, por todo, como más temerosos de los númenes os veo;
Hch 17:23 pues, atravesando y contemplando vuestros santuarios, encontré también ara en que estaba escrito: «Al ignorado Dios». Lo que pues, ignorando, veneráis, esto yo voy a anunciaros.
Hch 17:24 El Dios quien hizo el mundo y todo lo en él, éste de cielo y tierra siendo señor, no en manuhechos templos habita,
Hch 17:25 ni de manos humanas es servido, necesitado de algo, él dando a todos vida, y aliento y todas las cosas;
Hch 17:26 e hizo, de uno, toda gente de hombres habitar sobre toda faz de la tierra, determinando preestablecidos tiempos(f) y las delimitaciones de la habitación de ellos.
Hch 17:27 para que busquen a Dios, si así al menos le palpen y hallen; aunque no lejos de cada uno de nosotros se encuentra.
Hch 17:28 Pues en él vivimos, y nos movemos y somos; como también algunos de los de entre vosotros poetas han dicho: «Pues de él también linaje somos»(g) ,(h) .
Hch 17:29 Linaje, pues, siendo de Dios, no debemos pensar que a oro, o plata o piedra, tallas de arte y de pensamiento de hombre, lo divino es semejante.
Hch 17:30 Los tiempos, en verdad, de la ignorancia, sobremirando Dios, ya ahora anuncia a los hombres que todos en todas partes se arrepientan;
Hch 17:31 puesto que ha estatuido día en que ha de juzgar el orbe en justicia, en varón a quien constituyó(i) , fe ofreciendo a todos resucitándole de muertos».
Hch 17:32 Mas, oyendo resurrección de muertos, unos mofábanse; otros dijeron: «Oirémoste de esto también otra vez».
Hch 17:33 Así Pablo salió de en medio de ellos;
Hch 17:34 pero algunos varones, adhiriendo a él, creyeron; en quienes(j) , y Dionisio Areopagita y una mujer, por nombre Dámaris, y otros con ellos.
Hch 17:1 Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de judíos.
Hch 17:2 Según su costumbre, Pablo entró en ella, y por tres sábados discutió con ellos sobre las Escrituras,
Hch 17:3 explicándoselas y probando cómo era preciso que el Mesías padeciese y resucitase de entre los muertos, y que este Mesías es Jesús, a quien yo os anuncio.
Hch 17:4 Algunos de ellos se dejaron convencer, se incorporaron a Pablo y a Silas, y asimismo una gran muchedumbre de prosélitos griegos y no pocas mujeres principales.
Hch 17:5 Pero los judíos, movidos de envidia, reunieron algunos hombres malos de la calle, promovieron un alboroto en la ciudad y se presentaron ante la casa de Jasón buscando a Pablo y a Silas para llevarlos ante el pueblo.
Hch 17:6 Pero no hallándolos, arrastraron a Jasón y a algunos de los hermanos y los llevaron ante los politarcas, gritando: Estos son los que alborotan la tierra. Al llegar aquí han sido hospedados por Jasón,
Hch 17:7 y todos obran contra los decretos del César, diciendo que hay otro rey, Jesús.
Hch 17:8 Con esto alborotaron a la plebe y a los politarcas que tales cosas oían;"
Hch 17:9 pero habiendo recibido fianza de Jasón y de los demás, los dejaron ir libres.
Hch 17:10 Aquella misma noche los hermanos encaminaron a Pablo y a Silas para Berea. Así que llegaron, se fueron a la sinagoga de los judíos.
Hch 17:11 Eran éstos más nobles que los de Tesalónica, y recibieron con toda avidez la palabra, consultando diariamente las Escrituras para ver si era así.
Hch 17:12 Muchos de ellos creyeron, y además mujeres griegas de distinción y no pocos hombres.
Hch 17:13 Pero en cuanto supieron los judíos de Tesalónica que también en Berea era anunciada por Pablo la palabra de Dios, vinieron allí y agitaron y alborotaron a la plebe.
Hch 17:14 Al instante los hermanos hicieron partir a Pablo, camino del mar, quedando allí Silas y Timoteo”
Hch 17:15 Los que conducían a Pablo le llevaron hasta Atenas, recibiendo de él encargo para Silas y Timoteo de que se le reuniesen cuanto antes.
Hch 17:16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, se consumía su espíritu viendo la ciudad llena de ídolos.
Hch 17:17 Disputaba en la sinagoga con los judíos y los prosélitos, y cada día discutía en la plaza con los que le salían al paso.
Hch 17:18 Ciertos filósofos, tanto epicúreos como estoicos, conferenciaban con él, y unos decían: ¿Qué es lo que propala este charlatán? Otros contestaban: Parece ser predicador de divinidades extranjeras; porque anunciaba a Jesús y la resurrección."
Hch 17:19 Y tomándole, le llevaron al Areópago, diciendo: ¿Podemos saber qué nueva doctrina es esta que enseñas?
Hch 17:20 Pues eso es muy extraño a nuestros oídos; queremos saber qué quieres decir con esas cosas."
Hch 17:21 Todos los atenienses y los forasteros allí domiciliados no se ocupan en otra cosa que en decir y oír novedades.
Hch 17:22 Puesto en pie Pablo en medio del Areópago, dijo: “Atenienses, veo que sois sobremanera religiosos;"
Hch 17:23 porque al pasar y contemplar los objetos de vuestro culto, he hallado un altar en el cual está escrito: Al dios desconocido. Pues eso que sin conocerlo veneráis es lo que yo os anuncio.
Hch 17:24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, ése, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por mano de hombre,
Hch 17:25 ni por manos humanas es servido, como si necesitase de algo, siendo El mismo quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas.
Hch 17:26 El hizo de uno todo el linaje humano, para poblar toda la haz de la tierra; El fijó a los pueblos los tiempos establecidos y los límites de su habitación,"
Hch 17:27 para que busquen a Dios y siquiera a tientas le hallen, que no está lejos de nosotros,
Hch 17:28 porque en El vivimos y nos movemos y existimos, como algunos de vuestros poetas han dicho: “porque somos linaje suyo.”
Hch 17:29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad es semejante al oro o a la plata o a la piedra, obra del arte y del pensamiento humano.
Hch 17:30 Dios, disimulando los tiempos de la ignorancia, intima ahora en todas partes a los hombres que todos se arrepientan,
Hch 17:31 por cuanto tiene fijado el día en que juzgará a la tierra con justicia, por medio de un Hombre, a quien ha constituido juez, acreditándole ante todos por su resurrección de entre los muertos.
Hch 17:32 Guando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se echaron a reír, otros dijeron: Te oiremos sobre esto otra vez.
Hch 17:33 Así salió Pablo de en medio de ellos.
Hch 17:34 Algunos se adhirieron a él y creyeron, entre los cuales estaban Dionisio Areopagita y una mujer de nombre Damaris y otros más.
Hch 17:1 Pablo y Silas continuaron su viaje. Pasaron por las ciudades de Anfípolis y Apolonia, y llegaron a la ciudad de Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.
Hch 17:2 Como de costumbre, Pablo fue a la sinagoga y, durante tres sábados seguidos, habló con los judíos de ese lugar. Les leía la Biblia,
Hch 17:3 y les probaba con ella que el Mesías tenía que morir y resucitar. Les decía: «Jesús, de quien yo les he hablado, es el Mesías.»
Hch 17:4 Algunos judíos creyeron en lo que Pablo decía y llegaron a ser seguidores de Jesús, uniéndose al grupo de Pablo y Silas. También creyeron en Jesús muchos griegos que amaban y obedecían a Dios, y muchas mujeres importantes de la ciudad.
Hch 17:5 Pero los demás judíos tuvieron envidia. Buscaron a unos vagos que andaban por allí, y les pidieron que alborotaran al pueblo en contra de Pablo y de Silas. Esos malvados reunieron a muchos más, y fueron a la casa de Jasón para sacar de allí a Pablo y a Silas, a fin de que el pueblo los maltratara.
Hch 17:6 Como no los encontraron en la casa, apresaron a Jasón y a otros miembros de la iglesia, y los llevaron ante las autoridades de la ciudad. Los acusaron diciendo: «Pablo y Silas andan por todas partes causando problemas entre la gente. Ahora han venido aquí,
Hch 17:7 y Jasón los ha recibido en su casa. Desobedecen las leyes del emperador de Roma, y dicen que tienen otro rey, que se llama Jesús.»
Hch 17:8 Al oír todo eso, la gente de la ciudad y las autoridades se pusieron muy inquietas y nerviosas.
Hch 17:9 Pero les pidieron a Jasón y a los otros hermanos que pagaran una fianza, y los dejaron ir.
Hch 17:10 Al llegar la noche, los seguidores de Jesús enviaron a Pablo y a Silas a la ciudad de Berea. Cuando ellos llegaron allí, fueron a la sinagoga.
Hch 17:11 Los judíos que vivían en esa ciudad eran más buenos que los judíos de Tesalónica. Escucharon muy contentos las buenas noticias acerca de Jesús, y todos los días leían la Biblia para ver si todo lo que les enseñaban era cierto.
Hch 17:12 Muchos de esos judíos creyeron en Jesús, y también muchos griegos, tanto hombres como mujeres. Estos griegos eran personas muy importantes en la ciudad.
Hch 17:13 En cuanto los judíos de Tesalónica supieron que Pablo estaba en Berea anunciando las buenas noticias, fueron y alborotaron a la gente en contra de Pablo.
Hch 17:14 Los seguidores de Jesús enviaron de inmediato a Pablo hacia la costa, pero Silas y Timoteo se quedaron allí.
Hch 17:15 Los que se llevaron a Pablo lo acompañaron hasta la ciudad de Atenas, pero Pablo les pidió que, cuando regresaran a Berea, les avisaran a Silas y a Timoteo que fueran a Atenas lo más pronto posible.
Hch 17:16 Mientras Pablo esperaba a Silas y a Timoteo en Atenas, le dio mucha tristeza ver que la ciudad estaba llena de ídolos.
Hch 17:17 En la sinagoga hablaba con los judíos y con los no judíos que amaban a Dios. También iba todos los días al mercado y hablaba con los que encontraba allí.
Hch 17:18 Algunos eran filósofos, de los que pensaban que lo más importante en la vida es ser feliz. Otros eran filósofos que enseñaban que la gente tiene que controlarse a sí misma para no hacer lo malo. Algunos de ellos preguntaban: «¿De qué habla este charlatán?» Otros decían: «Parece que habla de dioses de otros países, pues habla de Jesús y de la diosa Resurrección.»
Hch 17:19 En Atenas, la Junta que gobernaba la ciudad se reunía en un lugar llamado Areópago. A la gente y a los extranjeros que vivían allí, les gustaba mucho escuchar y hablar de cosas nuevas, así que llevaron a Pablo ante los gobernantes de la ciudad, y estos le dijeron: «Lo que tú enseñas es nuevo y extraño para nosotros. ¿Podrías explicarnos un poco mejor de qué se trata?»
Hch 17:22 Pablo se puso de pie ante los de la Junta, y les dijo: «Habitantes de Atenas: He notado que ustedes son muy religiosos.
Hch 17:23 Mientras caminaba por la ciudad, vi que ustedes adoran a muchos dioses, y hasta encontré un altar dedicado “al Dios desconocido”. Pues ese Dios, que ustedes honran sin conocerlo, es el Dios del que yo les hablo.
Hch 17:24 Es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él; es el dueño del cielo y de la tierra, y no vive en templos hechos por seres humanos.
Hch 17:25 Tampoco necesita la ayuda de nadie. Al contrario, él es quien da la vida, el aire y todo lo que la gente necesita.
Hch 17:26 A partir de una sola persona, hizo a toda la gente del mundo, y a cada nación le dijo cuándo y dónde debía vivir.
Hch 17:27 »Dios hizo esto para que todos lo busquen y puedan encontrarlo. Aunque lo cierto es que no está lejos de nosotros.
Hch 17:28 Él nos da poder para vivir y movernos, y para ser lo que somos. Así lo dice uno de los poetas de este país: “Realmente somos hijos de Dios.”
Hch 17:29 »Así que, si somos hijos de Dios, no es posible que él sea como una de esas estatuas de oro, de plata o de piedra. No hay quien pueda imaginarse cómo es Dios, y hacer una estatua o pintura de él.
Hch 17:30 Durante mucho tiempo Dios perdonó a los que hacían todo eso, porque no sabían lo que hacían; pero ahora Dios ordena que todos los que habitan este mundo se arrepientan, y que lo obedezcan sólo a él.
Hch 17:31 Porque Dios ha decidido ya el día en que juzgará a todo el mundo, y será justo con todos. Dios eligió a Jesús para que sea el juez de todos, y ha demostrado que esto es cierto al hacer que Jesús resucitara.»
Hch 17:32 Cuando la gente oyó que Jesús había muerto y resucitado, algunos comenzaron a burlarse de Pablo, pero otros dijeron: «Mejor hablamos de esto otro día.»
Hch 17:33 Pablo salió de allí,
Hch 17:34 pero algunos creyeron en Jesús y se fueron con Pablo. Entre esas personas estaba una mujer llamada Dámaris, y también Dionisio, que era miembro del Areópago.
Hch 17:1 Y habiendo pasado por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de judíos.
Hch 17:2 Pablo según su costumbre entró en ella, y por tres sábados continuos disputaba con ellos sobre las Escrituras,
Hch 17:3 demostrando y haciéndoles ver que había sido necesario que el Cristo o Mesías padeciese y resucitase de entre los muertos; y este Mesías, les decía, es Jesucristo, a quien yo os anuncio.
Hch 17:4 Algunos de ellos creyeron, y se unieron a Pablo y a Silas, y también gran multitud de prosélitos, y de gentiles, y muchas matronas de distinción.
Hch 17:5 Pero los judíos incrédulos, llevados de su falso celo, se valieron de algunos malos hombres de ínfima plebe, y reuniendo gente, amotinaron la ciudad, y se echaron sobre la casa de Jasón en busca de Pablo y de Silas, para presentarlos a la vista del pueblo.
Hch 17:6 Mas como no los hubiesen encontrado, trajeron por fuerza a Jasón y a algunos hermanos ante los magistrados de la ciudad, gritando: Ved ahí unas gentes que meten la confusión por todas partes; han venido acá,
Hch 17:7 y Jasón los ha hospedado en su casa. Todos éstos son rebeldes a los edictos de César, diciendo que hay otro rey, el cual es Jesús .
Hch 17:8 La plebe y los magistrados de la ciudad, oyendo esto, se alborotaron.
Hch 17:9 Pero Jasón y los otros, habiendo dado fianzas, fueron puestos en libertad.
Hch 17:10 Como quiera, los hermanos, sin perder tiempo aquella noche, hicieron partir a Pablo y a Silas para Berea. Los cuales luego que llegaron, entraron en la sinagoga de los judíos.
Hch 17:11 Eran éstos de mejor índole que los de Tesalónica, y así recibieron la palabra de Dios con gran ansia y ardor, examinando atentamente todo el día las Escrituras, para ver si era cierto lo que se les decía.
Hch 17:12 De suerte que muchos de ellos creyeron, como también muchas señoras gentiles de distinción, y no pocos hombres.
Hch 17:13 Mas como los judíos de Tesalónica hubiesen sabido que también en Berea predicaba Pablo la buena nueva, acudieron luego allá alborotando y amotinando al pueblo.
Hch 17:14 Entonces los hermanos dispusieron inmediatamente que Pablo se retirase hacia el mar, quedando Silas y Timoteo en Berea.
Hch 17:15 Los que acompañaban a Pablo, lo condujeron hasta la ciudad de Atenas, y recibido el encargo de decir a Silas y a Timoteo que viniesen a él cuanto antes, se despidieron.
Hch 17:16 Mientras que Pablo los estaba aguardando en Atenas, se consumía interiormente su espíritu, considerando aquella ciudad entregada toda a la idolatría.
Hch 17:17 Por tanto disputaba en la sinagoga con los judíos y prosélitos, y todos los días en la plaza, con los que allí se le ponían delante.
Hch 17:18 También algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos armaban con él disputas; y unos decían: ¿Qué quiere decir este charlatán? Y otro: Este parece que viene a anunciarnos nuevos dioses; lo cual decían porque les hablaba de Jesús y de la resurrección .
Hch 17:19 Al fin, cogiéndole en medio, le llevaron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué doctrina nueva es esta que predicas?
Hch 17:20 Porque te hemos oído decir cosas que nunca habíamos oído. Y así deseamos saber a qué se reduce eso.
Hch 17:21 (Es de advertir que todos los atenienses, y los forasteros que allí vivían, en ninguna otra cosa se ocupaban, sino en decir o en oír algo de nuevo).
Hch 17:22 Puesto, pues, Pablo en medio del Areópago, dijo: Ciudadanos atenienses, echo de ver que vosotros sois casi nimios en todas las cosas de religión.
Hch 17:23 Porque al pasar, mirando yo las esta-tuas de vuestros dioses, he encontrado también un altar, con esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Pues ese Dios que vosotros adoráis sin conocerle, es el que yo vengo a anunciaros.
Hch 17:24 El Dios que creó al mundo y todas las cosas contenidas en él, siendo como es el Señor del cielo y tierra, no está encerrado en templos fabricados por hombres,
Hch 17:25 ni necesita del servicio de las manos de los hombres, como si estuviese menesteroso de alguna cosa; antes bien él mismo está dando a todos la vida, y el aliento, y todas las cosas.
Hch 17:26 El es el que de uno solo ha hecho nacer todo el linaje de los hombres, para que habitase la vasta extensión de la tierra, fijando el orden de los tiempos o estaciones, y los límites de la habitación de cada pueblo,
Hch 17:27 queriendo con esto que buscasen a Dios, por si rastreando y como palpando, pudiesen por fortuna hallarle; como quiera que no está lejos de cada uno de nosotros:
Hch 17:28 porque dentro de él vivimos, nos movemos, y existimos; y como algunos de vuestros poetas dijeron: Somos del linaje, o descendencia, del mismo Dios.
Hch 17:29 Siendo, pues, nosotros del linaje de Dios, no debemos imaginar que el ser divino sea semejante al oro, a la plata, o al mármol, de cuya materia ha hecho las figuras el arte e industria humana.
Hch 17:30 Pero Dios, habiendo disimulado o cerrado los ojos sobre los tiempos de esta tan grosera ignorancia, comunica ahora a los hombres que todos en todas partes hagan penitencia,
Hch 17:31 por cuanto tiene determinado el día en que ha de juzgar al mundo con rectitud, por medio de aquel varón constituido por él, dando de esto a todos una prueba cierta, con haberle resucitado de entre los muertos.
Hch 17:32 Al oír mentar la resurrección de los muertos, algunos se burlaron de él, y otros le dijeron: Te volveremos a oír otra vez sobre esto.
Hch 17:33 De esta suerte Pablo salió de en medio de aquellas gentes.
Hch 17:34 Sin embargo, algunos se le juntaron y creyeron, entre los cuales fue Dionisio el areopagita, y cierta mujer llamada Dámaris, con algunos otros.
Hch 17:1
El alboroto en Tesalónica
Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.
Hch 17:2 Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo[a] discutió con ellos,
Hch 17:3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.
Hch 17:4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas.
Hch 17:5 Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.
Hch 17:6 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá;
Hch 17:7 a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.
Hch 17:8 Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas.
Hch 17:9 Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.
Pablo y Silas en Berea
Hch 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
Hch 17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Hch 17:12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.
Hch 17:13 Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes.
Hch 17:14 Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí.
Hch 17:15 Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.
Pablo en Atenas
Hch 17:16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.
Hch 17:17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían.
Hch 17:18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección.
Hch 17:19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?
Hch 17:20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto.
Hch 17:21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)
Hch 17:22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos;
Hch 17:23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.
Hch 17:24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,
Hch 17:25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.(A)
Hch 17:26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;
Hch 17:27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.
Hch 17:28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.
Hch 17:29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.
Hch 17:30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
Hch 17:31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
Hch 17:32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.
Hch 17:33 Y así Pablo salió de en medio de ellos.
Hch 17:34 Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.
Hch 17:1 Y pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde estaba la sinagoga de los judíos.
Hch 17:2 Y Pablo, como acostumbraba, entró a ellos, y por tres sábados disputó con ellos de las Escrituras,
Hch 17:3 declarando abiertamente y proponiendo, que convenía que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que éste Jesús, el cual yo os anuncio, es el Cristo.
Hch 17:4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos que adoraban grande multitud, y mujeres nobles no pocas.
Hch 17:5 Entonces los judíos que eran incrédulos, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando compañía, alborotaron la ciudad; y acometiendo a la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.
Hch 17:6 Mas no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos a los gobernadores de la ciudad, dando voces: Que éstos son los que alborotan el mundo, y han venido acá;
Hch 17:7 a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos hacen contra los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.
Hch 17:8 Y alborotaron al pueblo y a los gobernadores de la ciudad, oyendo estas cosas.
Hch 17:9 Mas recibida satisfacción de Jasón y de los demás, los soltaron.
Hch 17:10 Entonces los hermanos, luego de noche, enviaron a Pablo y a Silas a Berea; los cuales habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
Hch 17:11 Y fueron éstos más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, para ver si estas cosas eran así.
Hch 17:12 Así que creyeron muchos de ellos; y mujeres griegas honestas, y no pocos hombres.
Hch 17:13 Cuando entendieron los judíos de Tesalónica que también en Berea era anunciada la Palabra de Dios por Pablo, fueron allí, y también alborotaron al pueblo.
Hch 17:14 Pero luego los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí.
Hch 17:15 Y los que habían tomado a cargo a Pablo, le llevaron hasta Atenas; y tomando orden de él para Silas y Timoteo, que viniesen a él lo más presto que pudiesen, partieron.
Hch 17:16 Y esperándolos Pablo en Atenas, su espíritu se deshacía en él viendo la ciudad dada a la idolatría.
Hch 17:17 Así que, disputaba en la sinagoga con los judíos y con los que adoraban; y en la plaza cada día con los que le ocurrían.
Hch 17:18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos, disputaban con él; y unos decían: ¿Qué quiere decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba a Jesús y la resurrección.
Hch 17:19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué sea esta nueva doctrina que dices?
Hch 17:20 Porque pones en nuestros oídos unas nuevas cosas, queremos pues saber qué quiere ser esto.
Hch 17:21 (Entonces todos los atenienses y los huéspedes extranjeros, ninguna otra cosa entendían, sino en decir o en oír alguna cosa nueva.)
Hch 17:22 Estando pues Pablo en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo os veo como más superticiosos;
Hch 17:23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Aquel pues, que vosotros honráis sin conocerle, a éste os anuncio yo.
Hch 17:24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, éste, como es Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos de mano,
Hch 17:25 ni es honrado con manos de hombres, necesitado de algo; pues él da a todos vida, y respiración, y todas las cosas;
Hch 17:26 y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; determinando las sazones (las cuales limitó) y puestos los términos de la habitación de ellos;
Hch 17:27 para que buscasen a Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque cierto no está lejos de cada uno de nosotros:
Hch 17:28 porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como también algunos de vuestros poetas dijeron: Porque linaje de éste somos también.
Hch 17:29 Siendo pues linaje de Dios, no hemos de estimar la Divinidad ser semejante a oro, o a plata, o a piedra, con la marca de artificio o de imaginación de hombres.
Hch 17:30 Así que Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora denuncia a todos los hombres en todos los lugares que se arrepientan;
Hch 17:31 por cuanto ha establecido un día, en el cual ha de juzgar con justicia a todo el mundo, por aquel varón al cual determinó; dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
Hch 17:32 Y así como oyeron de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Te oiremos acerca de esto otra vez.
Hch 17:33 Y así Pablo se salió de en medio de ellos.
Hch 17:34 Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales también fue Dionisio el del Areópago, y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.
Hch 17:1 Now when they had passed through Amphipolis and Apollonia, they came to Thessalonica, where was a synagogue of the Jews:
Hch 17:2 And Paul, as his manner was, went in unto them, and three sabbath days reasoned with them out of the scriptures,
Hch 17:3 Opening and alleging, that Christ must needs have suffered, and risen again from the dead; and that this Jesus, whom I preach unto you, is Christ.
Hch 17:4 And some of them believed, and consorted with Paul and Silas; and of the devout Greeks a great multitude, and of the chief women not a few.
Hch 17:5 But the Jews which believed not, moved with envy, took unto them certain lewd fellows of the baser sort, and gathered a company, and set all the city on an uproar, and assaulted the house of Jason, and sought to bring them out to the people.
Hch 17:6 And when they found them not, they drew Jason and certain brethren unto the rulers of the city, crying, These that have turned the world upside down are come hither also;
Hch 17:7 Whom Jason hath received: and these all do contrary to the decrees of Caesar, saying that there is another king, one Jesus.
Hch 17:8 And they troubled the people and the rulers of the city, when they heard these things.
Hch 17:9 And when they had taken security of Jason, and of the other, they let them go.
Hch 17:10 And the brethren immediately sent away Paul and Silas by night unto Berea: who coming thither went into the synagogue of the Jews.
Hch 17:11 These were more noble than those in Thessalonica, in that they received the word with all readiness of mind, and searched the scriptures daily, whether those things were so.
Hch 17:12 Therefore many of them believed; also of honourable women which were Greeks, and of men, not a few.
Hch 17:13 But when the Jews of Thessalonica had knowledge that the word of God was preached of Paul at Berea, they came thither also, and stirred up the people.
Hch 17:14 And then immediately the brethren sent away Paul to go as it were to the sea: but Silas and Timotheus abode there still.
Hch 17:15 And they that conducted Paul brought him unto Athens: and receiving a commandment unto Silas and Timotheus for to come to him with all speed, they departed.
Hch 17:16 Now while Paul waited for them at Athens, his spirit was stirred in him, when he saw the city wholly given to idolatry.
Hch 17:17 Therefore disputed he in the synagogue with the Jews, and with the devout persons, and in the market daily with them that met with him.
Hch 17:18 Then certain philosophers of the Epicureans, and of the Stoicks, encountered him. And some said, What will this babbler say? other some, He seemeth to be a setter forth of strange gods: because he preached unto them Jesus, and the resurrection.
Hch 17:19 And they took him, and brought him unto Areopagus, saying, May we know what this new doctrine, whereof thou speakest, is?
Hch 17:20 For thou bringest certain strange things to our ears: we would know therefore what these things mean.
Hch 17:21 (For all the Athenians and strangers which were there spent their time in nothing else, but either to tell, or to hear some new thing.)
Hch 17:22 Then Paul stood in the midst of Mars' hill, and said, Ye men of Athens, I perceive that in all things ye are too superstitious.
Hch 17:23 For as I passed by, and beheld your devotions, I found an altar with this inscription, TO THE UNKNOWN GOD. Whom therefore ye ignorantly worship, him declare I unto you.
Hch 17:24 God that made the world and all things therein, seeing that he is Lord of heaven and earth, dwelleth not in temples made with hands;
Hch 17:25 Neither is worshipped with men's hands, as though he needed any thing, seeing he giveth to all life, and breath, and all things;
Hch 17:26 And hath made of one blood all nations of men for to dwell on all the face of the earth, and hath determined the times before appointed, and the bounds of their habitation;
Hch 17:27 That they should seek the Lord, if haply they might feel after him, and find him, though he be not far from every one of us:
Hch 17:28 For in him we live, and move, and have our being; as certain also of your own poets have said, For we are also his offspring.
Hch 17:29 Forasmuch then as we are the offspring of God, we ought not to think that the Godhead is like unto gold, or silver, or stone, graven by art and man's device.
Hch 17:30 And the times of this ignorance God winked at; but now commandeth all men every where to repent:
Hch 17:31 Because he hath appointed a day, in the which he will judge the world in righteousness by that man whom he hath ordained; whereof he hath given assurance unto all men, in that he hath raised him from the dead.
Hch 17:32 And when they heard of the resurrection of the dead, some mocked: and others said, We will hear thee again of this matter.
Hch 17:33 So Paul departed from among them.
Hch 17:34 Howbeit certain men clave unto him, and believed: among the which was Dionysius the Areopagite, and a woman named Damaris, and others with them.
Hch 17:1 Atravesando Anfípolis y Apolonia llegaron a Tesalónica, donde los judíos tenían una sinagoga.
Hch 17:2 Pablo, según su costumbre, se dirigió a ellos y durante tres sábados discutió con ellos basándose en las Escrituras,
Hch 17:3 explicándolas y probando que Cristo tenía que padecer y resucitar de entre los muertos y que «este Cristo es Jesús, a quien yo os anuncio».
Hch 17:4 Algunos de ellos se convencieron y se unieron a Pablo y Silas así como una gran multitud de los que adoraban a Dios y de griegos y no pocas de las mujeres principales.
Hch 17:5 Pero los judíos, llenos de envidia, reunieron a gente maleante de la calle, armaron tumultos y alborotaron la ciudad. Se presentaron en casa de Jasón buscándolos para llevarlos ante el pueblo.
Hch 17:6 Al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos hermanos ante los magistrados de la ciudad gritando: «Esos que han revolucionado todo el mundo se han presentado también aquí,
Hch 17:7 y Jasón les ha hospedado. Además todos ellos van contra los decretos del César y afirman que hay otro rey, Jesús.»
Hch 17:8 Al oír esto, el pueblo y los magistrados de la ciudad se alborotaron.
Hch 17:9 Pero después de recibir una fianza de Jasón y de los demás, les dejaron ir.
Hch 17:10 Inmediatamente, por la noche, los hermanos enviaron hacia Berea a Pablo y Silas. Ellos, al llegar allí, se fueron a la sinagoga de los judíos.
Hch 17:11 Estos eran de un natural mejor que los de Tesalónica, y aceptaron la palabra de todo corazón. Diariamente examinaban las Escrituras para ver si las cosas eran así.
Hch 17:12 Creyeron, pues, muchos de ellos y, entre los griegos, mujeres distinguidas y no pocos hombres.
Hch 17:13 Pero cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que también en Berea había predicado Pablo la Palabra de Dios, fueron también allá, y agitaron y alborotaron a la gente.
Hch 17:14 Los hermanos entonces hicieron marchar a toda prisa a Pablo hasta el mar; Silas y Timoteo se quedaron allí.
Hch 17:15 Los que conducían a Pablo le llevaron hasta Atenas y se volvieron con una orden para Timoteo y Silas de que fueran donde él lo antes posible.
Hch 17:16 Mientras Pablo les esperaba en Atenas, estaba interiormente indignado al ver la ciudad llena de ídolos.
Hch 17:17 Discutía en la sinagoga con los judíos y con los que adoraban a Dios; y diariamente en el ágora con los que por allí se encontraban.
Hch 17:18 Trababan también conversación con él algunos filósofos epicúreos y estoicos. Unos decían: «¿Qué querrá decir este charlatán?» Y otros: «Parece ser un predicador de divinidades extranjeras.» Porque anunciaba a Jesús y la resurrección.
Hch 17:19 Le tomaron y le llevaron al Areópago; y le dijeron: «¿Podemos saber cuál es esa nueva doctrina que tú expones?
Hch 17:20 Pues te oímos decir cosas extrañas y querríamos saber qué es lo que significan.»
Hch 17:21 Todos los atenienses y los forasteros que allí residían en ninguna otra cosa pasaban el tiempo sino en decir u oír la última novedad.
Hch 17:22 Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la divinidad.
Hch 17:23 Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba grabada esta inscripción: «Al Dios desconocido.» Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar.
Hch 17:24 «El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del cielo y de la tierra, no habita en santuarios fabricados por manos humanas,
Hch 17:25 ni es servido por manos humanas, como si de algo estuviera necesitado, el que a todos da la vida, el aliento y todas las cosas.
Hch 17:26 El creó, de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra fijando los tiempos determinados y los límites del lugar donde habían de habitar,
Hch 17:27 con el fin de que buscasen la divinidad, para ver si a tientas la buscaban y la hallaban; por más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros;
Hch 17:28 pues en él vivimos, nos movemos y existimos, como han dicho algunos de vosotros: “Porque somos también de su linaje.”
Hch 17:29 «Si somos, pues, del linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea algo semejante al oro, la plata o la piedra, modelados por el arte y el ingenio humano.
Hch 17:30 «Dios, pues, pasando por alto los tiempos de la ignorancia, anuncia ahora a los hombres que todos y en todas partes deben convertirse,
Hch 17:31 porque ha fijado el día en que va a juzgar al mundo según justicia, por el hombre que ha destinado, dando a todos una garantía al resucitarlo de entre los muertos.»
Hch 17:32 Al oír la resurrección de los muertos, unos se burlaron y otros dijeron: «Sobre esto ya te oiremos otra vez.»
Hch 17:33 Así salió Pablo de en medio de ellos.
Hch 17:34 Pero algunos hombres se adhirieron a él y creyeron, entre ellos Dionisio Areopagita, una mujer llamada Damaris y algunos otros con ellos.
Hch 17:1 En su viaje, Pablo y Silas pasaron por Anfípolis y Apolonia, y luego llegaron a Tesalónica, donde los judíos tenían una sinagoga.
Hch 17:2 Pablo, según su costumbre, fue a la sinagoga, y cada sábado, durante tres semanas seguidas, discutió con ellos, basándose en las Escrituras.
Hch 17:3 Les explicaba que el Mesías tenía que morir, y que después de muerto tenía que resucitar. Les decía:
–Este mismo Jesús que yo les anuncio a ustedes, es el Mesías.
Hch 17:4 Algunos de los judíos creyeron, y se unieron a Pablo y Silas. También creyeron muchos griegos que adoraban a Dios, [1] y muchas mujeres distinguidas.
Hch 17:5 Pero esto hizo que los judíos que no creían se llenaran de celos, y que reunieran a unos malvados que andaban ociosos por la calle para que alborotaran y perturbaran la ciudad. Atacaron además la casa de Jasón, buscando a Pablo y a Silas para sacarlos y entregarlos a la gente;
Hch 17:6 pero como no los encontraron allí, llevaron a rastras a Jasón y a algunos otros hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando:
–¡Estos hombres, que han trastornado el mundo entero, también han venido acá,
Hch 17:7 y Jasón los ha recibido en su casa! ¡Todos ellos están violando las leyes del emperador, pues dicen que hay otro rey, que es Jesús!
Hch 17:8 Al oír estas cosas, la gente y las autoridades se inquietaron.
Hch 17:9 Pero Jasón y los otros dieron una fianza, y los soltaron.
Hch 17:10 y a de noche, los hermanos hicieron que Pablo y Silas partieran inmediatamente hacia Berea. En cuanto llegaron, se dirigieron a la sinagoga de los judíos.
Hch 17:11 Estos judíos, que eran de mejores sentimientos que los de Tesalónica, de buena gana recibieron el mensaje, y día tras día estudiaban las Escrituras para ver si era cierto lo que se les decía.
Hch 17:12 De modo que muchos de ellos creyeron, y también creyeron muchos de los griegos, tanto mujeres distinguidas como hombres.
Hch 17:13 Pero cuando los judíos de Tesalónica supieron que Pablo estaba anunciando el mensaje de Dios también en Berea, se fueron allá, y empezaron a alborotar y perturbar a la gente.
Hch 17:14 Pero los hermanos hicieron que Pablo saliera sin demora hacia la costa, mientras Silas y Timoteo se quedaban en Berea.
Hch 17:15 Los que acompañaban a Pablo fueron con él hasta la ciudad de Atenas. Luego volvieron con instrucciones para que Silas y Timoteo se le reunieran lo más pronto posible.
Hch 17:16 Mientras Pablo esperaba en Atenas a Silas y Timoteo, se indignó mucho al ver que la ciudad estaba llena de ídolos.
Hch 17:17 Por eso discutía en la sinagoga con los judíos y con otros que adoraban a Dios, y cada día discutía igualmente en la plaza con los que allí se reunían.
Hch 17:18 También algunos filósofos epicúreos y estoicos comenzaron a discutir con él. Unos decían:
–¿De qué habla este charlatán?
y otros:
–Parece que es propagandista de dioses extranjeros.
Esto lo decían porque Pablo les anunciaba la buena noticia acerca de Jesús y de la resurrección.
Hch 17:19 Entonces lo llevaron al Areópago, [2] y le preguntaron:
–¿Se puede saber qué nueva enseñanza es esta que tú nos traes?
Hch 17:20 Pues nos hablas de cosas extrañas, y queremos saber qué significan.
Hch 17:21 y es que todos los atenienses, como también los extranjeros que vivían allí, solo se ocupaban de oír y comentar las últimas novedades.
Hch 17:22 Pablo se levantó en medio de ellos en el Areópago, y dijo: "Atenienses, por todo lo que veo, ustedes son gente muy religiosa.
Hch 17:23 Pues al mirar los lugares donde ustedes celebran sus cultos, he encontrado un altar que tiene escritas estas palabras: 'A un Dios no conocido'. Pues bien, lo que ustedes adoran sin conocer, es lo que yo vengo a anunciarles.
Hch 17:24 "El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos hechos por los hombres,
Hch 17:25 ni necesita que nadie haga nada por él, pues él es quien nos da a todos la vida, el aire y las demás cosas.
Hch 17:26 "De un solo hombre hizo él todas las naciones, para que vivan en toda la tierra; y les ha señalado el tiempo y el lugar en que deben vivir,
Hch 17:27 para que busquen a Dios, y quizá, como a tientas, puedan encontrarlo, aunque en verdad Dios no está lejos de cada uno de nosotros.
Hch 17:28 Porque en Dios vivimos, nos movemos y existimos; como también algunos de los poetas de ustedes dijeron: 'Somos descendientes de Dios. '[3]
Hch 17:29 Siendo, pues, descendientes de Dios, no debemos pensar que Dios sea como las imágenes de oro, plata o piedra que los hombres hacen según su propia imaginación.
Hch 17:30 Dios pasó por alto en otros tiempos la ignorancia de la gente, pero ahora ordena a todos, en todas partes, que se vuelvan a él.
Hch 17:31 Porque Dios ha fijado un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por medio de un hombre que él ha escogido; y de ello dio pruebas a todos cuando lo resucitó."
Hch 17:32 Al oír eso de la resurrección de los muertos, unos se burlaron y otros dijeron:
–Ya te oiremos hablar de esto en otra ocasión.
Hch 17:33 Entonces Pablo los dejó.
Hch 17:34 Pero algunos lo siguieron y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, que era uno de los miembros del Areópago, y también una mujer llamada Dámaris, y otros más.
Hch 17:1 Entonces viajaron a través de Anfípolis y Apolonia y llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.
Hch 17:2 Así que, según tenía por costumbre Pablo, pasó adentro a donde ellos, y por tres sábados razonó con ellos a partir de las Escrituras,
Hch 17:3 explicando y probando por referencias que era necesario que el Cristo sufriera y se levantara de entre los muertos, y [decía]: “Este es el Cristo, este Jesús que yo les estoy publicando”.
Hch 17:4 Como resultado, algunos de ellos se hicieron creyentes y se asociaron con Pablo y con Silas, y una gran multitud de los griegos que adoraban [a Dios], y no pocas de las mujeres prominentes, lo hicieron.
Hch 17:5 Pero los judíos, poniéndose celosos, tomaron como compañeros a ciertos varones inicuos de los haraganes de la plaza de mercado, y formaron una chusma y procedieron a alborotar la ciudad. Y asaltando la casa de Jasón, procuraban hacer que los sacaran a la gentuza.
Hch 17:6 Como no los hallaron, arrastraron a Jasón y a ciertos hermanos ante los gobernantes de la ciudad, clamando: “Estos hombres que han trastornado la tierra habitada están presentes aquí también,
Hch 17:7 y Jasón los ha recibido con hospitalidad. Y todos estos actúan en oposición a los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús”.
Hch 17:8 Verdaderamente agitaron a la muchedumbre y a los gobernantes de la ciudad, cuando estos oyeron estas cosas;
Hch 17:9 y después de primero tomar suficiente fianza de Jasón y de los demás, los dejaron ir.
Hch 17:10 Inmediatamente, de noche, los hermanos enviaron a Pablo, así como a Silas, hacia Berea, y estos, al llegar, entraron en la sinagoga de los judíos.
Hch 17:11 Ahora bien, estos eran de disposición más noble que los de Tesalónica, porque recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, y examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así.
Hch 17:12 Por lo tanto, muchos de ellos se hicieron creyentes, y también no pocas de las mujeres griegas estimables, y no pocos de los varones.
Hch 17:13 Pero cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que también en Berea Pablo publicaba la palabra de Dios, fueron también allá para incitar y agitar a las masas.
Hch 17:14 Entonces los hermanos inmediatamente enviaron a Pablo para que se fuera hasta el mar; pero tanto Silas como Timoteo permanecieron atrás, allá.
Hch 17:15 Sin embargo, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas y, después de recibir mandato de que Silas y Timoteo vinieran a él cuanto antes, partieron.
Hch 17:16 Ahora bien, mientras Pablo los esperaba en Atenas, se le irritó el espíritu en su interior al contemplar que la ciudad estaba llena de ídolos.
Hch 17:17 Por consiguiente, se puso a razonar en la sinagoga con los judíos y con las otras personas que adoraban [a Dios], y todos los días en la plaza de mercado con los que por casualidad se hallaban allí.
Hch 17:18 Pero ciertos individuos, filósofos de los epicúreos así como de los estoicos, entablaban conversación polémica con él, y algunos decían: “¿Qué es lo que este charlatán quisiera contar?”. Otros: “Parece que es publicador de deidades extranjeras”. Esto se debió a que declaraba las buenas nuevas de Jesús y de la resurrección.
Hch 17:19 De modo que se apoderaron de él y lo condujeron al Areópago, y dijeron: “¿Podemos llegar a saber qué es esta nueva enseñanza que hablas?
Hch 17:20 Porque presentas algunas cosas que son extrañas a nuestros oídos. Por lo tanto deseamos llegar a saber qué se da a entender por estas cosas”.
Hch 17:21 De hecho, todos los atenienses y los extranjeros que residían allí temporalmente no pasaban su tiempo libre en ninguna otra cosa sino en decir algo o escuchar algo nuevo.
Hch 17:22 Pablo entonces se puso de pie en medio del Areópago y dijo: “Varones de Atenas, contemplo que en todas las cosas ustedes parecen estar más entregados que otros al temor a las deidades.
Hch 17:23 Por ejemplo, al ir pasando y observando cuidadosamente sus objetos de veneración, también hallé un altar sobre el cual se había inscrito: ‘A un Dios Desconocido’. Por lo tanto, aquello a lo que ustedes sin conocerlo dan devoción piadosa, esto les estoy publicando.
Hch 17:24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas [que hay] en él, siendo, como es Este, Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos de manos,
Hch 17:25 ni es atendido por manos humanas como si necesitara algo, porque él mismo da a toda [persona] vida y aliento y todas las cosas.
Hch 17:26 E hizo de un solo [hombre] toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie de la tierra, y decretó los tiempos señalados y los límites fijos de la morada de [los hombres],
Hch 17:27 para que busquen a Dios, por si buscaban a tientas y verdaderamente lo hallaban, aunque, de hecho, no está muy lejos de cada uno de nosotros.
Hch 17:28 Porque por él tenemos vida y nos movemos y existimos, aun como ciertos poetas de entre ustedes han dicho: ‘Porque también somos linaje de él’.
Hch 17:29 ”Visto, pues, que somos linaje de Dios, no debemos imaginarnos que el Ser Divino sea semejante a oro, o plata, o piedra, semejante a algo esculpido por el arte e ingenio del hombre.
Hch 17:30 Cierto, Dios ha pasado por alto los tiempos de tal ignorancia; sin embargo, ahora está diciéndole a la humanidad que todos en todas partes se arrepientan.
Hch 17:31 Porque ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada con justicia por un varón a quien ha nombrado, y ha proporcionado a todos los hombres una garantía con haberlo resucitado de entre los muertos”.
Hch 17:32 Pues bien, al oír de una resurrección de muertos, algunos empezaron a mofarse, mientras que otros dijeron: “Te oiremos acerca de esto hasta en otra ocasión”.
Hch 17:33 Así que Pablo salió de en medio de ellos,
Hch 17:34 pero algunos varones se unieron a él y se hicieron creyentes, entre los cuales también estuvieron Dionisio, juez del tribunal del Areópago, y una mujer de nombre Dámaris, y otros además de ellos.
Hch 17:1 Pablo y Silas continuaron su viaje. Pasaron por las ciudades de Anfípolis y Apolonia, y llegaron a la ciudad de Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.
Hch 17:2 Como de costumbre, Pablo fue a la sinagoga y, durante tres sábados seguidos, habló con los judíos de ese lugar. Les leía la Biblia,
Hch 17:3 y les probaba con ella que el Mesías tenía que morir y resucitar. Les decía: «Jesús, de quien yo les he hablado, es el Mesías.»
Hch 17:4 Algunos judíos creyeron en lo que Pablo decía y llegaron a ser seguidores de Jesús, uniéndose al grupo de Pablo y Silas. También creyeron en Jesús muchos griegos que amaban y obedecían a Dios, y muchas mujeres importantes de la ciudad.
Hch 17:5 Pero los demás judíos tuvieron envidia. Buscaron a unos vagos que andaban por allí, y les pidieron que alborotaran al pueblo en contra de Pablo y de Silas. Esos malvados reunieron a muchos más, y fueron a la casa de Jasón para sacar de allí a Pablo y a Silas, a fin de que el pueblo los maltratara.
Hch 17:6 Como no los encontraron en la casa, apresaron a Jasón y a otros miembros de la iglesia, y los llevaron ante las autoridades de la ciudad. Los acusaron diciendo: «Pablo y Silas andan por todas partes causando problemas entre la gente. Ahora han venido aquí,
Hch 17:7 y Jasón los ha recibido en su casa. Desobedecen las leyes del emperador de Roma, y dicen que tienen otro rey, que se llama Jesús.»
Hch 17:8 Al oír todo eso, la gente de la ciudad y las autoridades se pusieron muy inquietas y nerviosas.
Hch 17:9 Pero les pidieron a Jasón y a los otros hermanos que pagaran una fianza, y los dejaron ir.
Hch 17:10 Al llegar la noche, los seguidores de Jesús enviaron a Pablo y a Silas a la ciudad de Berea. Cuando ellos llegaron allí, fueron a la sinagoga.
Hch 17:11 Los judíos que vivían en esa ciudad eran más buenos que los judíos de Tesalónica. Escucharon muy contentos las buenas noticias acerca de Jesús, y todos los días leían la Biblia para ver si todo lo que les enseñaban era cierto.
Hch 17:12 Muchos de esos judíos creyeron en Jesús, y también muchos griegos, tanto hombres como mujeres. Estos griegos eran personas muy importantes en la ciudad.
Hch 17:13 En cuanto los judíos de Tesalónica supieron que Pablo estaba en Berea anunciando las buenas noticias, fueron y alborotaron a la gente en contra de Pablo.
Hch 17:14 Los seguidores de Jesús enviaron de inmediato a Pablo hacia la costa, pero Silas y Timoteo se quedaron allí.
Hch 17:15 Los que se llevaron a Pablo lo acompañaron hasta la ciudad de Atenas, pero Pablo les pidió que, cuando regresaran a Berea, les avisaran a Silas y a Timoteo que fueran a Atenas lo más pronto posible.
Hch 17:16 Mientras Pablo esperaba a Silas y a Timoteo en Atenas, le dio mucha tristeza ver que la ciudad estaba llena de ídolos.
Hch 17:17 En la sinagoga hablaba con los judíos y con los no judíos que amaban a Dios. También iba todos los días al mercado y hablaba con los que encontraba allí.
Hch 17:18 Algunos eran filósofos, de los que pensaban que lo más importante en la vida es ser feliz. Otros eran filósofos que enseñaban que la gente tiene que controlarse a sí misma para no hacer lo malo. Algunos de ellos preguntaban: «¿De qué habla este charlatán?» Otros decían: «Parece que habla de dioses de otros países, pues habla de Jesús y de la diosa Resurrección.»
Hch 17:19 En Atenas, la Junta que gobernaba la ciudad se reunía en un lugar llamado Areópago. A la gente y a los extranjeros que vivían allí, les gustaba mucho escuchar y hablar de cosas nuevas, así que llevaron a Pablo ante los gobernantes de la ciudad, y estos le dijeron: «Lo que tú enseñas es nuevo y extraño para nosotros. ¿Podrías explicarnos un poco mejor de qué se trata?»
Hch 17:22 Pablo se puso de pie ante los de la Junta, y les dijo: «Habitantes de Atenas: He notado que ustedes son muy religiosos.
Hch 17:23 Mientras caminaba por la ciudad, vi que ustedes adoran a muchos dioses, y hasta encontré un altar dedicado “al Dios desconocido”. Pues ese Dios, que ustedes honran sin conocerlo, es el Dios del que yo les hablo.
Hch 17:24 Es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él; es el dueño del cielo y de la tierra, y no vive en templos hechos por seres humanos.
Hch 17:25 Tampoco necesita la ayuda de nadie. Al contrario, él es quien da la vida, el aire y todo lo que la gente necesita.
Hch 17:26 A partir de una sola persona, hizo a toda la gente del mundo, y a cada nación le dijo cuándo y dónde debía vivir.
Hch 17:27 »Dios hizo esto para que todos lo busquen y puedan encontrarlo. Aunque lo cierto es que no está lejos de nosotros.
Hch 17:28 Él nos da poder para vivir y movernos, y para ser lo que somos. Así lo dice uno de los poetas de este país: “Realmente somos hijos de Dios.”
Hch 17:29 »Así que, si somos hijos de Dios, no es posible que él sea como una de esas estatuas de oro, de plata o de piedra. No hay quien pueda imaginarse cómo es Dios, y hacer una estatua o pintura de él.
Hch 17:30 Durante mucho tiempo Dios perdonó a los que hacían todo eso, porque no sabían lo que hacían; pero ahora Dios ordena que todos los que habitan este mundo se arrepientan, y que lo obedezcan sólo a él.
Hch 17:31 Porque Dios ha decidido ya el día en que juzgará a todo el mundo, y será justo con todos. Dios eligió a Jesús para que sea el juez de todos, y ha demostrado que esto es cierto al hacer que Jesús resucitara.»
Hch 17:32 Cuando la gente oyó que Jesús había muerto y resucitado, algunos comenzaron a burlarse de Pablo, pero otros dijeron: «Mejor hablamos de esto otro día.»
Hch 17:33 Pablo salió de allí,
Hch 17:34 pero algunos creyeron en Jesús y se fueron con Pablo. Entre esas personas estaba una mujer llamada Dámaris, y también Dionisio, que era miembro del Areópago.
Hch 17:1 Después de pasar por Anfílopis y Apolonia, Shaúl y Sila llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga.
Hch 17:2 De acuerdo con su práctica usual, Shaúl entró por tres Shabbatot seguidos en la sinagoga para darles drashot del Tanaj,
Hch 17:3 explicándoles y probando que el Mashíaj tenía que sufrir y resucitar de entre los muertos, y que este "Yahshúa, a quien proclamo a ustedes, es el Mashíaj."
Hch 17:4 Algunos de los Judíos que fueron persuadidos se entregaron y se unieron a Shaúl y Sila, como también gran número de los hombres Griegos que eran temerosos de YAHWEH, y no pocas de las principales mujeres.
Hch 17:5 Pero los Judíos no creyentes se pusieron celosos, entonces agitaron y juntaron algunos hombres viciosos de la chusma que siempre andaban por la plaza del mercado, y empezaron un motín en la ciudad. Atacaron la casa de Jason esperando sacar a Shaúl y a Sila fuera a la chusma.
Hch 17:6 Pero cuando no les encontraron, arrastraron a Jason y a otros hermanos ante las autoridades de la ciudad y gritaban: "¡ Estos hombres que han virado el mundo al revés también han venido acá!
Hch 17:7 Y Jason ha permitido que se queden en su casa. Todos ellos están desafiando los decretos del emperador; ¡porque aseveran que hay otro rey, Yahshúa!"
Hch 17:8 Sus palabras llevaron a la multitud y a las autoridades a un tumulto,
Hch 17:9 sólo hasta que Jason y los otros habían puesto fianza, les soltaron.
Hch 17:10 Pero, tan pronto como cayó la noche, los hermanos mandaron a Shaúl y a Sila para Berea; cuando llegaron, fueron a la sinagoga.
Hch 17:11 La gente de aquí era de un carácter más noble que los de Tesalónica; ellos, ansiosos, recibieron el mensaje, escudriñando el Tanaj todos los días para ver si las cosas que Shaúl decía eran verdad.[113]
Hch 17:12 Muchos de ellos vinieron a confiar, como también muchas de las mujeres Griegas prominentes y no pocos hombres Griegos.
Hch 17:13 Pero cuando los Judíos no creyentes de Tesalónica supieron que la palabra de YAHWEH estaba siendo proclamada por Shaúl en Berea también, fueron allá a alborotar y a agitar a la chusma.
Hch 17:14 Los hermanos enviaron a Shaúl para la costa del mar, mientras Sila y Timoteo se quedaron allí.
Hch 17:15 Los acompañantes de Shaúl fueron con él hasta Atenas, y dejaron instrucciones para que Sila y Timoteo vinieran a él tan pronto como fuera posible.
Hch 17:16 Mientras Shaúl esperaba en Atenas, el ruaj dentro de él se contristaba al ver la ciudad llena de ídolos.
Hch 17:17 Así que comenzó a tener discusiones en la sinagoga con los Judíos y los temerosos de YAHWEH y en la plaza del mercado todos los días con gente que casualmente estaba allí.
Hch 17:18 También un grupo de filósofos epicúreos y estoicos empezaron a reunirse con él. Algunos preguntaron: "¿Qué es lo que este charlatán[114] estará tratando de decir?"[115] Otros, porque él proclamaba las Buenas Noticias de Yahshúa y de la resurrección, dijeron: "Este suena como un propagandista de dioses extraños."
Hch 17:19 Ellos le llevaron ante el consejo mayor, diciendo: "¿Podríamos saber de qué se trata esta nueva enseñanza que estás presentando?[116]
Hch 17:20 Algunas de las cosas que estamos aprendiendo de ti nos parecen extrañas, y queremos saber qué significado tienen."
Hch 17:21 (Todos los Atenienses y extranjeros que vivían allí pasaban sus ratos libres hablando y oyendo acerca de las últimas novedades intelectuales.)
Hch 17:22 Shaúl se levantó en la reunión del consejo, y dijo: "Hombres de Atenas: ¡Yo no sabía cuán religiosos son ustedes en todas sus formas![117]
Hch 17:23 Porque estaba caminando, mirando sus santuarios, y también encontré un altar con la inscripción: "A un dios desconocido." Por lo tanto, a ese que ustedes ya están adorando en ignorancia, éste es el que yo les proclamo.
Hch 17:24 "YAHWEH el Elohim que hizo el universo y todo lo que en él hay, quien es el Amo del cielo y de la tierra, no vive en templos hechos por el hombre,
Hch 17:25 ni es servido por manos humanas, como si le faltara algo; pues es El mismo que da vida y aliento, y todo a todos.
Hch 17:26 "De un hombre, El hizo todas las naciones que viven en la superficie de la tierra, fijó los límites de sus territorios y los períodos cuando fueran a prosperar.
Hch 17:27 Elohim hizo esto para que la gente le buscara y quizás, esforzándose, le encontraran, aunque, de hecho, El no está lejos de cada uno de nosotros.
Hch 17:28 Pues en El, nosotros vivimos, nos movemos y existimos. En verdad, como algunos de los poetas entre ustedes han dicho: 'Somos efectivamente sus hijos.'
Hch 17:29 Pues como somos hijos de Elohim, no debemos suponer que la esencia de El Elyon se asemeje a oro, o plata, o a piedra que se le da formas por técnicas humanas e imaginación.
Hch 17:30 "En el pasado, Elohim pasó por alto tal ignorancia, pero ahora está ordenando a todos los seres humanos de todos los lugares, que se vuelvan a El de sus pecados.
Hch 17:31 Pues El tiene fijado un Día cuando juzgará la tierra habitada, y lo hará justamente por medio de un hombre que ha designado. Y El ha dado pruebas públicas de esto habiendo resucitado a este hombre de entre los muertos."[118]
Hch 17:32 A la mención de la resurrección de gente muerta, algunos se burlaban, mientras otros decían: "Queremos oírte otra vez sobre esta materia."
Hch 17:33 Y así Shaúl se fue de la reunión.
Hch 17:34 Pero algunos hombres se quedaron con él, y llegaron a confiar, entre los cuales estaba Dionisio, miembro del consejo; también una mujer llamada Damaris, y otros llegaron a confiar junto con ellos.[119]
Hch 17:1 "Después de que Pablo y Silas viajaron por las ciudades de Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga judía."
Hch 17:2 "Pablo fue a la sinagoga para ver a los judíos, como era su costumbre. Durante tres días de descanso, Pablo discutió con ellos acerca de las Escrituras."
Hch 17:3 "Les explicó que las Escrituras demostraban que el Cristo tenía que morir y después resucitar. Les decía: ""Este Jesús, del que les hablo, es el Cristo""."
Hch 17:4 Algunos de los judíos fueron convencidos y se unieron a Pablo y a Silas junto con muchos de los que no eran judíos pero adoraban al Dios verdadero. También se les unieron muchas mujeres importantes.
Hch 17:5 Pero los judíos que no creían sintieron envidia y contrataron en la calle a unos delincuentes que formaron un grupo y provocaron un alboroto en la ciudad. Asaltaron la casa de Jasón buscando a Pablo y a Silas para lincharlos.
Hch 17:6 "Como no los encontraron, arrastraron a Jasón y a otros creyentes y los llevaron ante las autoridades de la ciudad. Toda la gente gritaba: ""¡Estos hombres han causado problemas en todo el mundo y ahora han venido a causar problemas aquí!"
Hch 17:7 "Se hospedan en casa de Jasón y todos ellos hacen lo que está en contra de las leyes del emperador, diciendo que hay otro rey llamado Jesús""."
Hch 17:8 "Al oír esto, la multitud y las autoridades de la ciudad se enojaron mucho."
Hch 17:9 "Hicieron que Jasón y los demás creyentes pagaran una multa, y los soltaron."
Hch 17:10 "Esa misma noche, los creyentes enviaron a Pablo y a Silas a la ciudad de Berea. Allí, Pablo y Silas fueron a la sinagoga judía."
Hch 17:11 Los de Berea eran más receptivos que los de Tesalónica y estuvieron más dispuestos a escuchar a Pablo y a Silas. Estudiaban las Escrituras todos los días porque querían saber si lo que Pablo y Silas decían era verdad.
Hch 17:12 "Muchos de estos judíos creyeron y también muchos griegos, tanto mujeres importantes como hombres."
Hch 17:13 "Pero cuando los judíos de Tesalónica supieron que Pablo estaba también en Berea, anunciando la palabra de Dios, fueron también allí a alborotar a la gente y a causar problemas."
Hch 17:14 "Pero los creyentes, actuando con rapidez, enviaron a Pablo a la costa, y Silas y Timoteo se quedaron en Berea."
Hch 17:15 "Los creyentes que acompañaron a Pablo, lo llevaron a la ciudad de Atenas. Estos hermanos volvieron con instrucciones de Pablo para que Silas y Timoteo fueran lo más pronto posible a donde él estaba."
Hch 17:16 "Mientras Pablo esperaba a Silas y a Timoteo en Atenas, le dolió mucho ver que la ciudad estaba llena de ídolos."
Hch 17:17 Habló en la sinagoga con los judíos y con los que no eran judíos que creían en el Dios verdadero. También hablaba diariamente con la gente que estaba en la plaza de mercado de la ciudad.
Hch 17:18 "Algunos filósofos epicúreos y estoicos discutieron con él. Unos decían: ""¿Qué es lo que dice ese charlatán?"" Otros decían: ""Parece que está hablando de otros dioses"" porque Pablo estaba hablando de cómo Jesús había resucitado de la muerte."
Hch 17:19 Llevaron a Pablo a una reunión del Concejo de la ciudad y le dijeron: -Queremos que nos expliques esta nueva enseñanza que estás presentando.
Hch 17:20 "Lo que dices es nuevo para nosotros, nunca habíamos escuchado eso antes y queremos saber qué significan estas nuevas enseñanzas."
Hch 17:21 "Todos los atenienses y los que vivían allí procedentes de otras regiones, ocupaban siempre su tiempo escuchando o hablando de las ideas nuevas que surgían."
Hch 17:22 "Entonces Pablo se levantó ante la reunión del Concejo de la ciudad y dijo: -Atenienses, me doy cuenta de que ustedes son muy religiosos en todo."
Hch 17:23 "Al pasar por la ciudad, vi todos sus santuarios y hasta encontré un altar que tenía escrito: 'Al Dios no conocido'. Yo les hablo de ese que ustedes adoran sin conocerlo."
Hch 17:24 """El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él. Puesto que él es Señor del cielo y de la tierra, no vive en templos construidos por los hombres."
Hch 17:25 "Él no necesita nada de los seres humanos; al contrario, él a todos les da vida, aire y todo lo necesario."
Hch 17:26 De un solo hombre Dios creó todos los distintos seres humanos para que habitaran en todo el mundo y determinó cuándo y dónde debían vivir.
Hch 17:27 """Dios quería que la humanidad lo buscara y, aunque fuera a tientas, lo encontrara. Pero en realidad, Dios no está lejos de ninguno de nosotros:"
Hch 17:28 "'En él vivimos, nos movemos y existimos'. Como dicen sus poetas: 'Porque somos sus descendientes'."
Hch 17:29 "Puesto que somos descendientes de Dios, no debemos creer que Dios es algo que la gente imagina o inventa. Él no es una imagen de oro, plata ni piedra."
Hch 17:30 "En el pasado, la gente no entendía a Dios y él pasó por alto esa época de ignorancia. Sin embargo, ahora ordena a toda la humanidad que cambie su manera de pensar y de vivir."
Hch 17:31 "Dios ha fijado una fecha en la cual juzgará a todos con justicia y lo hará por medio del hombre que él ha escogido y resucitado como prueba para todos""."
Hch 17:32 "Cuando la gente escuchó eso de la resurrección, algunos de ellos se burlaban, pero otros dijeron: -Ya te escucharemos en otra ocasión."
Hch 17:33 Entonces Pablo se fue de allí.
Hch 17:34 "Pero algunos creyeron lo que Pablo decía y lo siguieron. Entre ellos estaban Dionisio, miembro del Concejo de la ciudad, una mujer llamada Dámaris y otros más."
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