La version Reina Valera 1990 con comentarios de elena White,referencias biblicas y otros complementos (Por editar)se encuentra en las subpaginas de Hechos de los Apostoles.
Hch 4:1 Y hablando ellos al pueblo, sobreviniéronles los sumos sacerdotes y el estratego(a) del santuario y los saduceos,
Hch 4:2 indignados de enseñar ellos al pueblo y anunciar, en Jesús, la resurrección, la de entre muertos;
Hch 4:3 y echaron sobre ellos las manos y pusieron en custodia hasta el siguiente día; pues era tarde ya.
Hch 4:4 Y muchos de los que oyeron la palabra, creyeron; e hízose número de los varones como millares.
Hch 4:5 Y aconteció al siguiente día, reunirse de ellos los príncipes, y los ancianos, y los escribas, en Jerusalén,
Hch 4:6 y Anás, el sumo sacerdote, y Caifás, y Juan, y Alejandro y cuantos eran del linaje pontifical;
Hch 4:7 y, poniéndoles en el medio, indagaron: «¿En qué fuerza o en qué nombre habéis hecho esto vosotros?»
Hch 4:8 Entonces Pedro, habiéndose llenado de Espíritu Santo, dijo a ellos: «Príncipes del pueblo y ancianos,
Hch 4:9 si nosotros hoy somos interrogados acerca del beneficio de un hombre enfermo: en quién éste ha sido salvado,
Hch 4:10 notorio sea a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel: que en el nombre de Jesucristo, el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis, a quien Dios resucitó de muertos, en éste aquí está a faz de vosotros, sano.
Hch 4:11 Este es «la piedra, la desechada por vosotros, los edificantes, la hecha cabeza de ángulo».
Hch 4:12 Y no hay en otro ninguno la salud; pues ni nombre hay otro bajo el cielo —el dado en hombres, en el que debamos salvarnos».
Hch 4:13 Y viendo la de Pedro libre habla y de Juan, y, comprendiendo que hombres iletrados son e indoctos, maravillábanse (y reconocíanles que con Jesús estaban);
Hch 4:14 y al hombre mirando que con ellos estaba parado, al curado, nada tenían que contradecir;
Hch 4:15 y mandándoles fuera del sanedrín retirarse conferían entre sí,
Hch 4:16 diciendo: «¿qué haremos a estos hombres? porque ciertamente notoria señal ha sido hecha por ellos, a todos los que habitan en Jerusalén manifiesta, y no podemos negar;
Hch 4:17 pero, porque no se divulgue más por el pueblo, amenacémosles no ya hablar en este nombre a nadie de hombres».
Hch 4:18 Y llamándoles, significaron del todo no arengar ni enseñar en el nombre de Jesús.
Hch 4:19 Y Pedro y Juan, respondiendo, dijeron a ellos: «Si justo es, a faz de Dios, que a vosotros oigamos más que a Dios, juzgad;
Hch 4:20 pues no podemos nosotros lo que hemos visto y oído, no hablar».
Hch 4:21 Y ellos, conminando, soltáronles, nada hallando por qué castigarles; por causa del pueblo, pues todos glorificaban a Dios por lo acontecido;
Hch 4:22 pues de años era más de cuarenta el hombre en quien se había hecho esta señal de la sanidad.
Hch 4:23 Y, sueltos, vinieron a los propios y refirieron cuanto a ellos los sumos sacerdotes y los ancianos dijeron.
Hch 4:24 Y ellos, oyendo, unánimemente alzaron la voz a Dios y dijeron: «Soberano, tú el que has hecho el cielo y la tierra, y el mar, y todo lo en ellos;
Hch 4:25 el que por el Espíritu Santo por boca de David, niño tuyo, dijiste: Sal. 2,1-2 ¿Por qué bramaron gentes; y pueblos meditaron cosas vanas?
Hch 4:26 Asistieron los reyes de la tierra y los príncipes juntáronse en lo mismo contra el Señor y contra su Cristo.
Hch 4:27 pues se han juntado, en verdad, en esta ciudad contra el santo niño tuyo, Jesús, a quien ungiste, y Herodes y Poncio Pilato con gentes y pueblo de Israel,
Hch 4:28 para hacer cuanto tu mano y voluntad predeterminó aconteciera.
Hch 4:29 Y, cuanto a ahora, Señor, mira a las amenazas de ellos, y da a tus siervos con libre habla toda, hablar tu palabra,
Hch 4:30 la mano extendiendo tú, a que sanidad, y señales y prodigios se hagan por el nombre del santo niño tuyo, Jesús».
Hch 4:31 Y, pidiendo ellos, tembló el lugar en que estaban reunidos, y llenáronse todos ellos de Santo Espíritu; y hablaban la palabra de Dios con libre habla.
Hch 4:32 Y de la muchedumbre de los creyentes era corazón y alma una; y ni uno algo de lo que poseía, decía propio ser, sino érales todo común.
Hch 4:33 Y con fuerza grande daban el testimonio los apóstoles, de la resurrección del Señor Jesús; y gracia grande era sobre todos ellos.
Hch 4:34 Porque ni indigente había alguno en ellos; pues, cuantos poseedores de campos o casas eran, vendiendo, traían los precios de lo que enajenaban;
Hch 4:35 y ponían a los pies de los apóstoles; y repartíase a cada uno, según alguien necesidad tenía.
Hch 4:36 Y José, el sobreapellidado «Bernabé»(b) por los apóstoles (lo que es interpretado: «hijo de consolación»), levita, cipriota por linaje,
Hch 4:37 poseyendo un campo, vendiendo, trajo el valor y puso a los pies de los apóstoles.
Hch 4:1 Mientras ellos hablaban al pueblo, sobrevinieron los sacerdotes, el oficial del templo y los saduceos.
Hch 4:2 Indignados de que enseñasen al pueblo y anunciasen cumplida en Jesús la resurrección de los muertos,
Hch 4:3 les echaron mano y los metieron en prisión hasta la mañana, porque era ya tarde.
Hch 4:4 Pero muchos de los que habían oído la palabra creyeron, hasta un número de unos cinco mil.
Hch 4:5 A la mañana se juntaron todos los príncipes, los ancianos y los escribas en Jerusalén,
Hch 4:6 y Anas, el sumo sacerdote, y Caifas, y Juan, y Alejandro, y cuantos eran del linaje pontifical;"
Hch 4:7 y poniéndolos en medio, les preguntaron: ¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho esto vosotros?
Hch 4:8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: “Príncipes del pueblo y ancianos:
Hch 4:9 Ya que somos hoy interrogados sobre la curación de este inválido, por quién haya sido curado,
Hch 4:10 sea manifiesto a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel que en nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros habéis crucificado, a quien Dios resucitó de entre los muertos, por El, éste se halla sano ante vosotros.
Hch 4:11 El es la piedra rechazada por vosotros los constructores, que ha venido a ser piedra angular.
Hch 4:12 En ningún otro hay salud, pues ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos.”
Hch 4:13 Viendo la libertad de Pedro y Juan, y considerando que eran hombres sin letras y plebeyos, se maravillaban, pues los habían conocido de que estaban con Jesús;"
Hch 4:14 y viendo presente al lado de ellos al hombre curado, no sabían qué replicar;"
Hch 4:15 y mandándoles salir fuera del Sanedrín, conferían entre sí,
Hch 4:16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque el milagro hecho por ellos es manifiesto, notorio a todos los habitantes de Jerusalén y no podemos negarlo.
Hch 4:17 Pero para que no se difunda más el suceso en el pueblo, conminémosles que no hablen a nadie en este nombre.
Hch 4:18 Y llamándolos, les intimaron no hablar absolutamente ni enseñar en el nombre de Jesús.
Hch 4:19 Pero Pedro y Juan respondieron y dijéronles: “Juzgad por vosotros mismos si es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a El;"
Hch 4:20 porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.”
Hch 4:21 Pero ellos les despidieron con amenazas, no hallando motivo para castigarlos, y por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por el suceso.
Hch 4:22 El hombre en quien se había realizado el milagro de la curación pasaba de los cuarenta años.
Hch 4:23 Los apóstoles, despedidos, se fueron a los suyos y les comunicaron cuanto les habían dicho los jefes de los sacerdotes y los ancianos.
Hch 4:24 Ellos, en oyéndolos, a una levantaron la voz a Dios y dijeron: Señor, tú que hiciste el cielo y la tierra, y el mar y cuanto en ellos hay,
Hch 4:25 que por boca de nuestro padre David tu siervo dijiste: “¿Por qué protestan las gentes y los pueblos meditan cosas vanas ?
Hch 4:26 Los reyes de la tierra han conspirado y los príncipes se han unido contra el Señor y contra su Cristo.”
Hch 4:27 En efecto, se unieron en esta ciudad contra tu santo Siervo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel,
Hch 4:28 para ejecutar cuanto tu mano y tu consejo habían decretado de antemano que sucediese.
Hch 4:29 Ahora, Señor, mira sus amenazas, y da a tus siervos hablar con toda libertad tu palabra,
Hch 4:30 extendiendo tu mano para realizar curaciones, señales y prodigios por el nombre de tu santo Siervo Jesús.”
Hch 4:31 Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con libertad.
Hch 4:32 La muchedumbre de los que habían creído tenía un corazón y un alma sola, y ninguno tenía por propia cosa alguna, antes todo lo tenían en común.
Hch 4:33 Los apóstoles atestiguaban con gran poder la resurrección del Señor Jesús, y todos los fieles gozaban de gran estima.
Hch 4:34 No había entre ellos indigentes, pues cuantos eran dueños de haciendas o casas las vendían y llevaban el precio de lo vendido,
Hch 4:35 y lo depositaban a los pies de los apóstoles y a cada uno se le repartía según su necesidad.
Hch 4:36 José, el llamado por los apóstoles Bernabé, que significa hijo de la consolación, levita, chipriota de naturaleza,
Hch 4:37 que poseía un campo, lo vendió y llevó el precio, y lo depositó a les pies de los apóstoles.
Hch 4:1 Pedro y Juan estaban hablando todavía con la gente cuando se acercaron algunos sacerdotes y saduceos, y el jefe de los guardias del templo.
Hch 4:2 Estaban muy enojados porque Pedro y Juan enseñaban que los muertos podían resucitar, así como Jesús había sido resucitado.
Hch 4:3 Entonces apresaron a Pedro y a Juan; pero como ya estaba anocheciendo, los encerraron en la cárcel hasta el día siguiente.
Hch 4:4 Sin embargo, al escuchar el mensaje que daban los apóstoles, muchos creyeron en Jesús. Ese mismo día, el grupo de los seguidores de Jesús llegó como a cinco mil personas.
Hch 4:5 Al día siguiente, la Junta Suprema se reunió en Jerusalén. En la Junta estaban los líderes del país, con sus consejeros y los maestros de la Ley.
Hch 4:6 Allí estaba Anás, que era el jefe de los sacerdotes, junto con Caifás, Juan, Alejandro y los otros sacerdotes principales.
Hch 4:7 Pedro y Juan fueron llevados a la presencia de todos ellos, los cuales empezaron a preguntarles: —¿Quién les ha dado permiso para enseñar a la gente? ¿Quién les dio poder para hacer milagros?
Hch 4:8 Entonces Pedro, lleno del poder del Espíritu Santo, les dijo a los líderes y a sus consejeros: —Señores,
Hch 4:9 ustedes nos preguntan acerca del hombre que estaba enfermo, y que ahora está sano.
Hch 4:10 Ustedes y toda la gente de Israel deben saber que este hombre está aquí, completamente sano, gracias al poder de Jesús de Nazaret, el Mesías. Ustedes ordenaron que a Jesús lo mataran en una cruz, pero Dios lo ha resucitado.
Hch 4:11 Ustedes han actuado como los constructores que rechazaron una piedra, y luego resultó que esa piedra llegó a ser la piedra principal que sostiene todo el edificio.
Hch 4:12 Sólo Jesús tiene poder para salvar. Sólo él fue enviado por Dios, y en este mundo sólo él tiene poder para salvarnos.
Hch 4:13 Todos los de la Junta Suprema se sorprendieron de oír a Pedro y a Juan hablar sin ningún temor, a pesar de que eran hombres sencillos y de poca educación. Se dieron cuenta entonces de que ellos habían andado con Jesús.
Hch 4:14 Y no podían acusarlos de nada porque allí, de pie junto a ellos, estaba el hombre que había sido sanado.
Hch 4:15 Los de la Junta ordenaron sacar de la sala a los acusados, y se pusieron a discutir entre ellos.
Hch 4:16 «¿Qué vamos a hacer?», se decían. «No podemos acusarlos de mentirosos, pues lo que hicieron por ese hombre es realmente un milagro, y todos en Jerusalén lo saben.» Otros decían:
Hch 4:17 «Debemos impedir que lo sepa más gente. Tenemos que amenazarlos para que dejen de hablar del poder de Jesús.»
Hch 4:18 Así que los llamaron y les ordenaron: —No le digan a nadie lo que ha pasado, y dejen de enseñar a la gente acerca del poder de Jesús.
Hch 4:19 Pero Pedro y Juan les respondieron: —Dígannos, entonces: ¿debemos obedecerlos a ustedes antes que a Dios?
Hch 4:20 ¡Nosotros no podemos dejar de hablar de todo lo que hemos visto y oído!
Hch 4:21 Los jefes de la Junta Suprema les advirtieron que tenían que dejar de hablar de Jesús. Luego los soltaron, porque no podían castigarlos, pues todo el pueblo alababa a Dios por haber sanado milagrosamente a ese hombre, que tenía más de cuarenta años de edad.
Hch 4:23 En cuanto Pedro y Juan fueron puestos en libertad, se reunieron con los otros apóstoles y les contaron lo que habían dicho los de la Junta Suprema.
Hch 4:24 Luego de escucharlos, todos juntos oraron: «Dios nuestro, tú hiciste el cielo y la tierra, y el mar y todo lo que hay en ellos.
Hch 4:25 Tú, por medio del Espíritu Santo, le hablaste al rey David, nuestro antepasado. Por medio de David, que estaba a tu servicio, dijiste: “¿Por qué se rebelan contra Dios las naciones y los pueblos? ¿Por qué estudian la manera de luchar contra Dios y contra el Mesías que él escogió? ¡Inútiles son los planes de los reyes de este mundo!”
Hch 4:27 »Es verdad que en esta ciudad se unieron Herodes Antipas, Poncio Pilato, el pueblo romano y el pueblo de Israel, para matar a Jesús, a quien tú elegiste para que fuera nuestro rey.
Hch 4:28 Pero ellos sólo estaban haciendo lo que tú, desde el principio, habías decidido hacer.
Hch 4:29 »Ahora, Dios nuestro, mira cómo nos han amenazado. Ayúdanos a no tener miedo de hablar de ti ante nadie.
Hch 4:30 Ayúdanos a sanar a los enfermos, y a hacer milagros y señales maravillosas. Así harás que la gente vea el poder de tu siervo Jesús, a quien elegiste.»
Hch 4:31 Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos, y todos ellos quedaron llenos del Espíritu Santo. A partir de ese momento, todos hablaban sin temor acerca de Jesús.
Hch 4:32 Todos los seguidores de Jesús tenían una misma manera de pensar y de sentir. Todo lo que tenían lo compartían entre ellos, y nadie se sentía dueño de nada.
Hch 4:33 Llenos de gran poder, los apóstoles enseñaban que Jesús había resucitado. Dios los bendecía mucho,
Hch 4:34 y no les hacía falta nada, porque los que tenían alguna casa o terreno lo vendían
Hch 4:35 y entregaban el dinero a los apóstoles. Entonces ellos lo repartían y le daban a cada uno lo que necesitaba.
Hch 4:36 Esto también lo hizo un hombre de la tribu de Leví, que había nacido en la isla de Chipre. Se llamaba José, pero los apóstoles le decían Bernabé, que significa «El que consuela a otros.»
Hch 4:37 Bernabé vendió un terreno suyo, y todo el dinero de la venta se lo entregó a los apóstoles.
Hch 4:1 Mientras ellos estaban hablando al pueblo, sobrevinieron los sacerdotes con el magistrado o comandante del templo y los saduceos,
Hch 4:2 no pudiendo sufrir que enseñasen al pueblo, y predicasen en la persona de Jesús la resurrección de los muertos.
Hch 4:3 Y habiéndose apoderado de ellos, los metieron en la cárcel hasta el día siguiente: porque ya era tarde.
Hch 4:4 Entretanto muchos de los que habían oído la predicación de Pedro, creyeron; cuyo número llegó a cinco mil hombres.
Hch 4:5 Al día siguiente se congregaron en Jerusalén los jefes o magistrados, y los ancianos, y los escribas,
Hch 4:6 con el pontífice Anás y Caifás, y Juan, y Alejandro, y todos los que eran del linaje sacerdotal;
Hch 4:7 y haciendo comparecer en medio a los apóstoles, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en nombre de quién habéis hecho esa acción?
Hch 4:8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió: Príncipes del pueblo, y vosotros ancianos de Israel, escuchad:
Hch 4:9 Ya que en este día se nos pide razón del bien que hemos hecho a un hombre tullido, y que se quiere saber por virtud de quién ha sido curado,
Hch 4:10 declaramos a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel, que la curación se ha hecho en nombre de nuestro Señor Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y Dios ha resucitado. En virtud de tal nombre se presenta sano ese hombre a vuestros ojos.
Hch 4:11 Este Jesús es aquella piedra que vosotros desechasteis al edificar, la cual ha venido a ser la principal piedra del ángulo.
Hch 4:12 Fuera de él no hay que buscar la salvación en ningún otro. Pues no se ha dado a los hombres otro Nombre debajo del cielo, por el cual debamos salvarnos.
Hch 4:13 Viendo ellos la firmeza de Pedro y de Juan, constándoles por otra parte que eran hombres sin letras y del vulgo, estaban llenos de admiración, conociendo que eran de los que habían sido discípulos de Jesús .
Hch 4:14 Por otra parte, al ver al hombre que había sido curado estar con ellos en pie, nada podían replicar en contrario.
Hch 4:15 Les mandaron, pues, salir fuera de la junta, y comenzaron a deliberar entre sí,
Hch 4:16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? El milagro hecho por ellos es notorio a todos los habitantes de Jerusalén ; es tan evidente, que no podemos negarlo.
Hch 4:17 Pero a fin de que no se divulgue más en el pueblo, ordenémosles que de aquí en adelante no tomen en boca este Nombre, ni hablen de él a persona viviente.
Hch 4:18 Por tanto llamándolos, les dijeron que por ningún caso hablasen ni enseñasen en el Nombre de Jesús .
Hch 4:19 Mas Pedro y Juan respondieron a esto, diciéndoles: Juzgad vosotros si en la presencia de Dios es justo el obedeceros a vosotros antes que a Dios;
Hch 4:20 porque nosotros no podemos menos de hablar lo que hemos visto y oído.
Hch 4:21 Pero ellos con todo amenazándolos los despacharon, no hallando arbitrio para castigarlos, por temor del pueblo, porque todos celebraban este glorioso hecho;
Hch 4:22 pues el hombre en quien se había obrado esta cura milagrosa, pasaba de cuarenta años.
Hch 4:23 Puestos ya en libertad, volvieron a los suyos; y les contaron cuantas cosas les habían dicho los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos.
Hch 4:24 Ellos al oírlo, levantaron todos unánimes la voz a Dios, y dijeron: ¡Señor!, tú eres el que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto en ellos se contiene;
Hch 4:25 el que, hablando el Espíritu Santo por boca de David nuestro padre y siervo tuyo, dijiste: ¿Por qué se han alborotado las naciones, y los pueblos han forjado empresas vanas?
Hch 4:26 Se armaron los reyes de la tierra, y los príncipes se coligaron contra el Señor y contra su Cristo .
Hch 4:27 Porque verdaderamente se juntaron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús , a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilatos, con los gentiles y las tribus de Israel,
Hch 4:28 para ejecutar lo que tu poder y providencia determinaron que se hiciese.
Hch 4:29 Ahora, pues, Señor, mira sus vanas amenazas, y da a tus siervos el predicar con toda confianza tu palabra,
Hch 4:30 extendiendo tu poderosa mano para hacer curaciones, prodigios y portentos en el Nombre de Jesús tu santo Hijo.
Hch 4:31 Acabada esta oración, tembló el lugar en que estaban congregados; y todos se sintieron llenos del Espíritu Santo, y anunciaban con firmeza la palabra de Dios.
Hch 4:32 Toda la multitud de los fieles tenía un mismo corazón y una misma alma; ni había entre ellos quien considerase como suyo lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.
Hch 4:33 Los apóstoles con gran valor daban testimonio de la resurrección de Jesucristo Señor nuestro; y en todos los fieles resplandecía la gracia con abundancia.
Hch 4:34 Así es que no había entre ellos persona necesitada; pues todos los que tenían posesiones o casas, vendiéndolas, traían el precio de ellas,
Hch 4:35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; el cual después se distribuía según la necesidad de cada uno.
Hch 4:36 De esta manera José, a quien los apóstoles pusieron el sobrenombre de Bernabé, (esto es, Hijo de consolación o Consolador) que era levita y natural de la isla de Chipre,
Hch 4:37 vendió una heredad que tenía, y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.
Hch 4:1
Pedro y Juan ante el concilio
Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos,
Hch 4:2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.
Hch 4:3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde.
Hch 4:4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.
Hch 4:5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,
Hch 4:6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes;
Hch 4:7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
Hch 4:8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:
Hch 4:9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,
Hch 4:10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
Hch 4:11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.(A)
Hch 4:12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Hch 4:13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
Hch 4:14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra.
Hch 4:15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí,
Hch 4:16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.
Hch 4:17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.
Hch 4:18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
Hch 4:19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios;
Hch 4:20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
Hch 4:21 Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho,
Hch 4:22 ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.
Los creyentes piden confianza y valor
Hch 4:23 Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.
Hch 4:24 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;(B)
Hch 4:25 que por boca de David tu siervo dijiste:
¿Por qué se amotinan las gentes,
Y los pueblos piensan cosas vanas?
Hch 4:26 Se reunieron los reyes de la tierra,
Y los príncipes se juntaron en uno
Contra el Señor, y contra su Cristo.(C)
Hch 4:27 Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes(D) y Poncio Pilato,(E) con los gentiles y el pueblo de Israel,
Hch 4:28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera.
Hch 4:29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra,
Hch 4:30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.
Hch 4:31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
Todas las cosas en común
Hch 4:32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.(F)
Hch 4:33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.
Hch 4:34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,
Hch 4:35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.(G)
Hch 4:36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre,
Hch 4:37 como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.
Hch 4:1 Y hablando ellos al pueblo, sobrevinieron los sacerdotes, y el magistrado del Templo, y los saduceos,
Hch 4:2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en el Nombre de Jesús la resurrección de los muertos.
Hch 4:3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente; porque era ya tarde.
Hch 4:4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y fue el número de los varones como cinco mil.
Hch 4:5 Y aconteció al día siguiente, que se juntaron en Jerusalén los príncipes de ellos, y los ancianos, y los escribas;
Hch 4:6 y Anás, príncipe de los sacerdotes, y Caifás, y Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje sacerdotal;
Hch 4:7 y haciéndolos presentar en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
Hch 4:8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Príncipes del pueblo, y ancianos de Israel:
Hch 4:9 Pues si somos hoy demandados acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,
Hch 4:10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el Nombre de Jesús el Cristo, el Nazareno, el que vosotros Colgasteis en un madero, y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
Hch 4:11 Este es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo.
Hch 4:12 Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Hch 4:13 Entonces viendo la constancia de Pedro y de Juan, sabido que eran hombres sin letras e ignorantes, se maravillaban; y les conocían que habían estado con Jesús.
Hch 4:14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba con ellos, no podían decir nada en contra.
Hch 4:15 Mas les mandaron que se saliesen fuera del concilio; y conferían entre sí,
Hch 4:16 diciendo: ¿Qué hemos de hacer a estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.
Hch 4:17 Todavía, para que no se divulgue más por el pueblo, amenacémoslos, que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este Nombre.
Hch 4:18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el Nombre de Jesús.
Hch 4:19 Entonces Pedro y Juan, respondiendo, les dijeron: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes a vosotros que a Dios;
Hch 4:20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
Hch 4:21 Ellos entonces los despacharon amenazándolos, no hallando ningún modo de castigarlos, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios de lo que había sido hecho.
Hch 4:22 Porque el hombre en quien había sido hecho este milagro de sanidad, era de más de cuarenta años.
Hch 4:23 Y sueltos, vinieron a los suyos, y contaron todo lo que los príncipes de los sacerdotes y los ancianos les habían dicho.
Hch 4:24 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay;
Hch 4:25 que (en Espíritu Santo) por boca de David (nuestro padre), tu siervo, dijiste: ¿Por qué han bramado los gentiles, y los pueblos han pensado cosas vanas?
Hch 4:26 Asistieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra su Cristo.
Hch 4:27 Porque verdaderamente se juntaron (en esta ciudad) contra tu santo siervo Jesús, al cual ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y los pueblos de Israel,
Hch 4:28 para hacer lo que tu mano y tu consejo habían antes determinado que había de ser hecho.
Hch 4:29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y da a tus siervos que con toda confianza hablen tu palabra;
Hch 4:30 que extiendas tu mano a que sanidades, y milagros, y prodigios sean hechos por el Nombre de tu santo siervo Jesús.
Hch 4:31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con confianza.
Hch 4:32 Y de la multitud de los que habían creído era un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo algo de lo que poseía; mas todas las cosas les eran comunes.
Hch 4:33 Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder; y gran gracia era sobre todos ellos.
Hch 4:34 Que ningún necesitado había entre ellos; porque todos los que poseían heredades o casas, vendiéndolas, traían el precio de lo vendido,
Hch 4:35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y era repartido a cada uno de acuerdo a su necesidad.
Hch 4:36 Entonces José, que fue llamado de los apóstoles por sobrenombre, Bernabé, (que es interpretado, Hijo de consolación) levita, natural de Chipre,
Hch 4:37 como tuviese una heredad, la vendió, y trajo el precio, y lo puso a los pies de los apóstoles.
Hch 4:1 And as they spake unto the people, the priests, and the captain of the temple, and the Sadducees, came upon them,
Hch 4:2 Being grieved that they taught the people, and preached through Jesus the resurrection from the dead.
Hch 4:3 And they laid hands on them, and put them in hold unto the next day: for it was now eventide.
Hch 4:4 Howbeit many of them which heard the word believed; and the number of the men was about five thousand.
Hch 4:5 And it came to pass on the morrow, that their rulers, and elders, and scribes,
Hch 4:6 And Annas the high priest, and Caiaphas, and John, and Alexander, and as many as were of the kindred of the high priest, were gathered together at Jerusalem.
Hch 4:7 And when they had set them in the midst, they asked, By what power, or by what name, have ye done this?
Hch 4:8 Then Peter, filled with the Holy Ghost, said unto them, Ye rulers of the people, and elders of Israel,
Hch 4:9 If we this day be examined of the good deed done to the impotent man, by what means he is made whole;
Hch 4:10 Be it known unto you all, and to all the people of Israel, that by the name of Jesus Christ of Nazareth, whom ye crucified, whom God raised from the dead, even by him doth this man stand here before you whole.
Hch 4:11 This is the stone which was set at nought of you builders, which is become the head of the corner.
Hch 4:12 Neither is there salvation in any other: for there is none other name under heaven given among men, whereby we must be saved.
Hch 4:13 Now when they saw the boldness of Peter and John, and perceived that they were unlearned and ignorant men, they marvelled; and they took knowledge of them, that they had been with Jesus.
Hch 4:14 And beholding the man which was healed standing with them, they could say nothing against it.
Hch 4:15 But when they had commanded them to go aside out of the council, they conferred among themselves,
Hch 4:16 Saying, What shall we do to these men? for that indeed a notable miracle hath been done by them is manifest to all them that dwell in Jerusalem; and we cannot deny it.
Hch 4:17 But that it spread no further among the people, let us straitly threaten them, that they speak henceforth to no man in this name.
Hch 4:18 And they called them, and commanded them not to speak at all nor teach in the name of Jesus.
Hch 4:19 But Peter and John answered and said unto them, Whether it be right in the sight of God to hearken unto you more than unto God, judge ye.
Hch 4:20 For we cannot but speak the things which we have seen and heard.
Hch 4:21 So when they had further threatened them, they let them go, finding nothing how they might punish them, because of the people: for all men glorified God for that which was done.
Hch 4:22 For the man was above forty years old, on whom this miracle of healing was shewed.
Hch 4:23 And being let go, they went to their own company, and reported all that the chief priests and elders had said unto them.
Hch 4:24 And when they heard that, they lifted up their voice to God with one accord, and said, Lord, thou art God, which hast made heaven, and earth, and the sea, and all that in them is:
Hch 4:25 Who by the mouth of thy servant David hast said, Why did the heathen rage, and the people imagine vain things?
Hch 4:26 The kings of the earth stood up, and the rulers were gathered together against the Lord, and against his Christ.
Hch 4:27 For of a truth against thy holy child Jesus, whom thou hast anointed, both Herod, and Pontius Pilate, with the Gentiles, and the people of Israel, were gathered together,
Hch 4:28 For to do whatsoever thy hand and thy counsel determined before to be done.
Hch 4:29 And now, Lord, behold their threatenings: and grant unto thy servants, that with all boldness they may speak thy word,
Hch 4:30 By stretching forth thine hand to heal; and that signs and wonders may be done by the name of thy holy child Jesus.
Hch 4:31 And when they had prayed, the place was shaken where they were assembled together; and they were all filled with the Holy Ghost, and they spake the word of God with boldness.
Hch 4:32 And the multitude of them that believed were of one heart and of one soul: neither said any of them that ought of the things which he possessed was his own; but they had all things common.
Hch 4:33 And with great power gave the apostles witness of the resurrection of the Lord Jesus: and great grace was upon them all.
Hch 4:34 Neither was there any among them that lacked: for as many as were possessors of lands or houses sold them, and brought the prices of the things that were sold,
Hch 4:35 And laid them down at the apostles' feet: and distribution was made unto every man according as he had need.
Hch 4:36 And Joses, who by the apostles was surnamed Barnabas, (which is, being interpreted, The son of consolation,) a Levite, and of the country of Cyprus,
Hch 4:37 Having land, sold it, and brought the money, and laid it at the apostles' feet.
Hch 4:1 Estaban hablando al pueblo, cuando se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos,
Hch 4:2 molestos porque enseñaban al pueblo y anunciaban en la persona de Jesús la resurrección de los muertos.
Hch 4:3 Les echaron mano y les pusieron bajo custodia hasta el día siguiente, pues había caído ya la tarde.
Hch 4:4 Sin embargo, muchos de los que oyeron la Palabra creyeron; y el número de hombres llegó a unos 5.000.
Hch 4:5 Al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, ancianos y escribas,
Hch 4:6 el Sumo Sacerdote Anás, Caifás, Jonatán, Alejandro y cuantos eran de la estirpe de sumos sacerdotes.
Hch 4:7 Les pusieron en medio y les preguntaban: «¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho vosotros eso?»
Hch 4:8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos,
Hch 4:9 puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado,
Hch 4:10 sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se presenta éste aquí sano delante de vosotros.
Hch 4:11 El es = la piedra que = vosotros, = los constructores, = habéis = despreciado y que se ha convertido en piedra angular. =
Hch 4:12 Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.»
Hch 4:13 Viendo la valentía de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados. Reconocían, por una parte, que habían estado con Jesús;
Hch 4:14 y al mismo tiempo veían de pie, junto a ellos, al hombre que había sido curado; de modo que no podían replicar.
Hch 4:15 Les mandaron salir fuera del Sanedrín y deliberaban entre ellos.
Hch 4:16 Decían: «¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente para todos los habitantes de Jerusalén, que ellos han realizado una señal manifiesta, y no podemos negarlo.
Hch 4:17 Pero a fin de que esto no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen ya más a nadie en este nombre.»
Hch 4:18 Les llamaron y les mandaron que de ninguna manera hablasen o enseñasen en el nombre de Jesús.
Hch 4:19 Mas Pedro y Juan les contestaron: «Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios.
Hch 4:20 No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.»
Hch 4:21 Ellos, después de haberles amenazado de nuevo, les soltaron, no hallando manera de castigarles, a causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había occurrido,
Hch 4:22 pues el hombre en quien se había realizado esta señal de curación tenía más de cuarenta años.
Hch 4:23 Una vez libres, vinieron a los suyos y les contaron todo lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y ancianos.
Hch 4:24 Al oírlo, todos a una elevaron su voz a Dios y dijeron: «Señor, tú que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos,
Hch 4:25 tú que has dicho por el Espíritu Santo, por boca de nuestro padre David, tu siervo: = ¿A qué esta agitación de las naciones, estos vanos proyectos de los pueblos? =
Hch 4:26 = Se han presentado los reyes de la tierra y los magistrados se han aliado contra el Señor y contra su Ungido. =
Hch 4:27 «Porque verdaderamente en esta ciudad se = han aliado = Herodes y Poncio Pilato con las naciones y los pueblos de Israel contra tu santo siervo Jesús, a quien has = ungido =,
Hch 4:28 para realizar lo que en tu poder y en tu sabiduría habías predeterminado que sucediera.
Hch 4:29 Y ahora, Señor, ten en cuenta sus amenazas y concede a tus siervos que puedan predicar tu Palabra con toda valentía,
Hch 4:30 extendiendo tu mano para realizar curaciones, señales y prodigios por el nombre de tu santo siervo Jesús.»
Hch 4:31 Acabada su oración, retembló el lugar donde estaban reunidos, y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y predicaban la Palabra de Dios con valentía.
Hch 4:32 La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos.
Hch 4:33 Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía.
Hch 4:34 No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta,
Hch 4:35 y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad.
Hch 4:36 José, llamado por los apóstoles Bernabé (que significa: «hijo de la exhortación»), levita y originario de Chipre,
Hch 4:37 tenía un campo; lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.
Hch 4:1 Todavía Pedro y Juan estaban hablándole a la gente, cuando llegaron los sacerdotes, con el jefe de la guardia del templo y con los saduceos.
Hch 4:2 Estaban enojados porque Pedro y Juan enseñaban a la gente y decían que la resurrección de los muertos había quedado demostrada en el caso de Jesús.
Hch 4:3 Los arrestaron y , como y a era tarde, los metieron en la cárcel hasta el día siguiente.
Hch 4:4 Pero muchos de los que habían escuchado el mensaje, creyeron; y el número de creyentes, contando solamente los hombres, llegó acerca de cinco mil.
Hch 4:5 Al día siguiente se reunieron en Jerusalén los jefes de los judíos, los ancianos y los maestros de la ley. [1]
Hch 4:6 Allí estaban también el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan, Alejandro y todos los que pertenecían a la familia de los sumos sacerdotes.
Hch 4:7 Ordenaron que les llevaran a Pedro y a Juan, y poniéndolos en medio de ellos les preguntaron:
–¿Con qué autoridad, o en nombre de quién han hecho ustedes estas cosas?
Hch 4:8 Pedro, lleno del Espíritu Santo, les contestó:
–Jefes del pueblo y ancianos:
Hch 4:9 ustedes nos preguntan acerca del bien hecho a un enfermo, para saber de qué manera ha sido sanado.
Hch 4:10 Pues bien, declaramos ante ustedes y ante todo el pueblo de Israel que este hombre que está aquí, delante de todos, ha sido sanado en el nombre de Jesucristo de Nazaret, el mismo a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó.
Hch 4:11 Este Jesús es la piedra que ustedes los constructores despreciaron, pero que se ha convertido en la piedra principal. [2]
Hch 4:12 En ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos salvarnos.
Hch 4:13 Cuando las autoridades vieron la valentía con que hablaban Pedro y Juan, y se dieron cuenta de que eran hombres sin estudios ni cultura, se quedaron sorprendidos, y reconocieron que eran discípulos de Jesús.
Hch 4:14 Además, el que había sido sanado estaba allí con ellos, y por eso no podían decir nada en contra.
Hch 4:15 Entonces los mandaron salir de la reunión, y se quedaron discutiendo unos con otros.
Hch 4:16 Decían:
–¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Todos los habitantes de Jerusalén saben que han hecho esta señal milagrosa, y no lo podemos negar.
Hch 4:17 Pero a fin de que este asunto no siga corriendo de boca en boca, vamos a amenazarlos, para que de aquí en adelante no hablen del nombre de Jesús a nadie.
Hch 4:18 Así que los llamaron y les ordenaron que no hablaran ni enseñaran nada acerca del nombre de Jesús.
Hch 4:19 Pero Pedro y Juan les contestaron:
–Juzguen ustedes mismos si es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en lugar de obedecerlo a él.
Hch 4:20 Nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
Hch 4:21 Las autoridades los amenazaron, pero los dejaron libres. no encontraron cómo castigarlos, porque toda la gente alababa a Dios por lo que había pasado.
Hch 4:22 El hombre que fue sanado de esta manera milagrosa, tenía más de cuarenta años.
Hch 4:23 Pedro y Juan, y a puestos en libertad, fueron a reunirse con sus compañeros y les contaron todo lo que los jefes de los sacerdotes y los ancianos les habían dicho.
Hch 4:24 Después de haberlos oído, todos juntos oraron a Dios, diciendo: "Señor, tú que hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos,
Hch 4:25 dijiste por medio del Espíritu Santo y por boca de nuestro patriarca David, tu siervo:
'¿Por qué se alborotan los pueblos?
¿Por qué hacen planes sin sentido?
Hch 4:26 Los reyes y gobernantes de la tierra
se rebelan, y juntos conspiran
contra el Señor y contra su escogido,
el Mesías. '[3]
Hch 4:27 "Es un hecho que Herodes y Poncio Pilato se juntaron aquí, en esta ciudad, con los extranjeros y los israelitas, contra tu santo siervo Jesús, a quien escogiste como Mesías.
Hch 4:28 De esta manera, ellos hicieron todo lo que tú en tus planes ya habías dispuesto que tenía que suceder.
Hch 4:29 Ahora, Señor, fíjate en sus amenazas y concede a tus siervos que anuncien tu mensaje sin miedo.
Hch 4:30 Muestra tu poder sanando a los enfermos y haciendo señales y milagros en el nombre de tu santo siervo Jesús."
Hch 4:31 Cuando acabaron de orar, el lugar donde estaban reunidos tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y anunciaban abiertamente el mensaje de Dios.
Hch 4:32 Todos los creyentes, que eran muchos, pensaban y sentían de la misma manera. Ninguno decía que sus cosas fueran solamente suyas, sino que eran de todos.
Hch 4:33 Los apóstoles seguían dando un poderoso testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y Dios los bendecía mucho a todos.
Hch 4:34 No había entre ellos ningún necesitado, porque quienes tenían terrenos o casas, los vendían, y el dinero
Hch 4:35 lo ponían a disposición de los apóstoles, para repartirlo entre todos según las necesidades de cada uno.
Hch 4:36 Tal fue el caso de un levita llamado José, natural de la isla de Chipre, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé, (que significa: "Hijo de consolación").
Hch 4:37 Este hombre tenía un terreno, y lo vendió y puso el dinero a disposición de los apóstoles.
Hch 4:1 Ahora bien, mientras los [dos] hablaban al pueblo, se les presentaron los sacerdotes principales y el capitán del templo y los saduceos,
Hch 4:2 molestos porque ellos enseñaban al pueblo y declaraban patentemente la resurrección de entre los muertos en el caso de Jesús;
Hch 4:3 y les echaron mano y los pusieron en custodia hasta el día siguiente, porque ya entraba la noche.
Hch 4:4 Sin embargo, muchos de los que habían escuchado el discurso creyeron, y el número de los varones llegó a ser como de cinco mil.
Hch 4:5 Al día siguiente se efectuó en Jerusalén la reunión de sus gobernantes y de los ancianos y de los escribas
Hch 4:6 (también de Anás el sacerdote principal, y de Caifás, y de Juan, y de Alejandro, y de cuantos eran de la parentela del sacerdote principal),
Hch 4:7 y los pusieron de pie en medio de ellos y empezaron a inquirir: “¿Con qué poder o en nombre de quién hicieron esto?”.
Hch 4:8 Entonces Pedro, lleno de espíritu santo, les dijo: “Gobernantes del pueblo y ancianos,
Hch 4:9 si a nosotros se nos examina este día, sobre la base de una acción buena hecha a un hombre enfermizo, en cuanto a por quién ha recibido la salud este,
Hch 4:10 séales conocido a todos ustedes y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien ustedes fijaron en un madero, pero a quien Dios levantó de entre los muertos, por este se halla este hombre de pie aquí sano delante de ustedes.
Hch 4:11 Esta es ‘la piedra que fue tratada por ustedes los edificadores como de ningún valor, que ha llegado a ser cabeza del ángulo’.
Hch 4:12 Además, no hay salvación en ningún otro, porque no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos”.
Hch 4:13 Ahora bien, al contemplar la franqueza de Pedro y de Juan, y al percibir que eran hombres iletrados y del vulgo, se admiraban. Y empezaron a reconocer, acerca de ellos, que solían estar con Jesús;
Hch 4:14 y mirando al hombre que había sido curado, de pie con ellos, no tenían nada que replicar.
Hch 4:15 De modo que les mandaron salir fuera del salón del Sanedrín, y se pusieron a consultar unos con otros,
Hch 4:16 diciendo: “¿Qué haremos con estos hombres? Porque, de hecho, una señal notable ha ocurrido mediante ellos, una que les es manifiesta a todos los habitantes de Jerusalén; y no podemos negarlo.
Hch 4:17 Sin embargo, a fin de que no se divulgue más entre el pueblo, digámosles con amenazas que ya no hablen sobre la base de este nombre a hombre alguno”.
Hch 4:18 Con eso, los llamaron y les ordenaron que en ningún lugar hicieran expresión alguna ni enseñaran sobre la base del nombre de Jesús.
Hch 4:19 Pero, en respuesta, Pedro y Juan les dijeron: “Si es justo a vista de Dios escucharles a ustedes más bien que a Dios, júzguenlo ustedes mismos.
Hch 4:20 Pero en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído”.
Hch 4:21 Así que, habiéndolos amenazado de nuevo, los pusieron en libertad, puesto que no hallaban en qué basarse para castigarlos, y a causa del pueblo, porque todos estaban glorificando a Dios por lo que había sucedido;
Hch 4:22 porque el hombre en quien se había efectuado esta señal de curación tenía más de cuarenta años.
Hch 4:23 Después de haber sido puestos en libertad, ellos fueron a su propia gente e informaron las cosas que los sacerdotes principales y los ancianos les habían dicho.
Hch 4:24 Al oír esto, ellos levantaron la voz de común acuerdo a Dios y dijeron: “Señor Soberano, tú eres Aquel que hizo el cielo y la tierra y el mar y todas las cosas [que hay] en ellos,
Hch 4:25 y que por espíritu santo dijiste por boca de nuestro antepasado David, tu siervo: ‘¿Por qué se pusieron tumultuosas las naciones, y los pueblos meditaron cosas vacías?
Hch 4:26 Los reyes de la tierra tomaron su posición y los gobernantes se reunieron en masa como uno solo contra Jehová y contra su ungido’.
Hch 4:27 De veras, pues, tanto Herodes como Poncio Pilato con [hombres de] naciones y con pueblos de Israel realmente fueron reunidos en esta ciudad contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste,
Hch 4:28 a fin de hacer cuantas cosas tu mano y consejo habían predeterminado que sucedieran.
Hch 4:29 Y ahora, Jehová, da atención a sus amenazas, y concede a tus esclavos que sigan hablando tu palabra con todo denuedo,
Hch 4:30 mientras extiendes tú la mano para hacer curaciones y mientras ocurren señales y portentos presagiosos mediante el nombre de tu santo siervo Jesús”.
Hch 4:31 Y cuando hubieron hecho ruego, el lugar donde estaban reunidos fue sacudido; y todos sin excepción quedaron llenos del espíritu santo, y hablaban la palabra de Dios con denuedo.
Hch 4:32 Además, la multitud de los que habían creído tenía un solo corazón y alma, y ni siquiera uno de ellos decía que fuera suya propia cosa alguna de las que poseía; más bien, todas las cosas las tenían en común.
Hch 4:33 Además, con gran poder los apóstoles continuaron dando el testimonio acerca de la resurrección del Señor Jesús; y sobre todos ellos había bondad inmerecida en gran medida.
Hch 4:34 De hecho, no había ningún necesitado entre ellos; porque todos los que eran poseedores de campos o de casas los vendían, y traían los valores de las cosas vendidas
Hch 4:35 y los depositaban a los pies de los apóstoles. A su vez, se efectuaba distribución a cada uno, según tuviera necesidad.
Hch 4:36 Así fue como José, que había recibido de los apóstoles el sobrenombre de Bernabé, que traducido significa Hijo del Consuelo, levita, natural de Chipre,
Hch 4:37 puesto que poseía un terreno, lo vendió y trajo el dinero y lo depositó a los pies de los apóstoles.
Hch 4:1 Pedro y Juan estaban hablando todavía con la gente cuando se acercaron algunos sacerdotes y saduceos, y el jefe de los guardias del templo.
Hch 4:2 Estaban muy enojados porque Pedro y Juan enseñaban que los muertos podían resucitar, así como Jesús había sido resucitado.
Hch 4:3 Entonces apresaron a Pedro y a Juan; pero como ya estaba anocheciendo, los encerraron en la cárcel hasta el día siguiente.
Hch 4:4 Sin embargo, al escuchar el mensaje que daban los apóstoles, muchos creyeron en Jesús. Ese mismo día, el grupo de los seguidores de Jesús llegó como a cinco mil personas.
Hch 4:5 Al día siguiente, la Junta Suprema se reunió en Jerusalén. En la Junta estaban los líderes del país, con sus consejeros y los maestros de la Ley.
Hch 4:6 Allí estaba Anás, que era el jefe de los sacerdotes, junto con Caifás, Juan, Alejandro y los otros sacerdotes principales.
Hch 4:7 Pedro y Juan fueron llevados a la presencia de todos ellos, los cuales empezaron a preguntarles: —¿Quién les ha dado permiso para enseñar a la gente? ¿Quién les dio poder para hacer milagros?
Hch 4:8 Entonces Pedro, lleno del poder del Espíritu Santo, les dijo a los líderes y a sus consejeros: —Señores,
Hch 4:9 ustedes nos preguntan acerca del hombre que estaba enfermo, y que ahora está sano.
Hch 4:10 Ustedes y toda la gente de Israel deben saber que este hombre está aquí, completamente sano, gracias al poder de Jesús de Nazaret, el Mesías. Ustedes ordenaron que a Jesús lo mataran en una cruz, pero Dios lo ha resucitado.
Hch 4:11 Ustedes han actuado como los constructores que rechazaron una piedra, y luego resultó que esa piedra llegó a ser la piedra principal que sostiene todo el edificio.
Hch 4:12 Sólo Jesús tiene poder para salvar. Sólo él fue enviado por Dios, y en este mundo sólo él tiene poder para salvarnos.
Hch 4:13 Todos los de la Junta Suprema se sorprendieron de oír a Pedro y a Juan hablar sin ningún temor, a pesar de que eran hombres sencillos y de poca educación. Se dieron cuenta entonces de que ellos habían andado con Jesús.
Hch 4:14 Y no podían acusarlos de nada porque allí, de pie junto a ellos, estaba el hombre que había sido sanado.
Hch 4:15 Los de la Junta ordenaron sacar de la sala a los acusados, y se pusieron a discutir entre ellos.
Hch 4:16 «¿Qué vamos a hacer?», se decían. «No podemos acusarlos de mentirosos, pues lo que hicieron por ese hombre es realmente un milagro, y todos en Jerusalén lo saben.» Otros decían:
Hch 4:17 «Debemos impedir que lo sepa más gente. Tenemos que amenazarlos para que dejen de hablar del poder de Jesús.»
Hch 4:18 Así que los llamaron y les ordenaron: —No le digan a nadie lo que ha pasado, y dejen de enseñar a la gente acerca del poder de Jesús.
Hch 4:19 Pero Pedro y Juan les respondieron: —Dígannos, entonces: ¿debemos obedecerlos a ustedes antes que a Dios?
Hch 4:20 ¡Nosotros no podemos dejar de hablar de todo lo que hemos visto y oído!
Hch 4:21 Los jefes de la Junta Suprema les advirtieron que tenían que dejar de hablar de Jesús. Luego los soltaron, porque no podían castigarlos, pues todo el pueblo alababa a Dios por haber sanado milagrosamente a ese hombre, que tenía más de cuarenta años de edad.
Hch 4:23 En cuanto Pedro y Juan fueron puestos en libertad, se reunieron con los otros apóstoles y les contaron lo que habían dicho los de la Junta Suprema.
Hch 4:24 Luego de escucharlos, todos juntos oraron: «Dios nuestro, tú hiciste el cielo y la tierra, y el mar y todo lo que hay en ellos.
Hch 4:25 Tú, por medio del Espíritu Santo, le hablaste al rey David, nuestro antepasado. Por medio de David, que estaba a tu servicio, dijiste: “¿Por qué se rebelan contra Dios las naciones y los pueblos? ¿Por qué estudian la manera de luchar contra Dios y contra el Mesías que él escogió? ¡Inútiles son los planes de los reyes de este mundo!”
Hch 4:27 »Es verdad que en esta ciudad se unieron Herodes Antipas, Poncio Pilato, el pueblo romano y el pueblo de Israel, para matar a Jesús, a quien tú elegiste para que fuera nuestro rey.
Hch 4:28 Pero ellos sólo estaban haciendo lo que tú, desde el principio, habías decidido hacer.
Hch 4:29 »Ahora, Dios nuestro, mira cómo nos han amenazado. Ayúdanos a no tener miedo de hablar de ti ante nadie.
Hch 4:30 Ayúdanos a sanar a los enfermos, y a hacer milagros y señales maravillosas. Así harás que la gente vea el poder de tu siervo Jesús, a quien elegiste.»
Hch 4:31 Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos, y todos ellos quedaron llenos del Espíritu Santo. A partir de ese momento, todos hablaban sin temor acerca de Jesús.
Hch 4:32 Todos los seguidores de Jesús tenían una misma manera de pensar y de sentir. Todo lo que tenían lo compartían entre ellos, y nadie se sentía dueño de nada.
Hch 4:33 Llenos de gran poder, los apóstoles enseñaban que Jesús había resucitado. Dios los bendecía mucho,
Hch 4:34 y no les hacía falta nada, porque los que tenían alguna casa o terreno lo vendían
Hch 4:35 y entregaban el dinero a los apóstoles. Entonces ellos lo repartían y le daban a cada uno lo que necesitaba.
Hch 4:36 Esto también lo hizo un hombre de la tribu de Leví, que había nacido en la isla de Chipre. Se llamaba José, pero los apóstoles le decían Bernabé, que significa «El que consuela a otros.»
Hch 4:37 Bernabé vendió un terreno suyo, y todo el dinero de la venta se lo entregó a los apóstoles.
Hch 4:1 Kefa y Yojanán todavía estaban hablando al pueblo cuando los kohanim, el capitán a cargo de la policía del Templo y los Tzedukim vinieron sobre ellos,
Hch 4:2 muy molestos de que enseñaran al pueblo la verdad de la resurrección de los muertos, y de que ofrecieran a Yahshúa como prueba.
Hch 4:3 La policía del Templo los arrestó; y como era ya de noche los dejaron en la prisión hasta el día siguiente.
Hch 4:4 Sin embargo, muchos de los que oyeron el mensaje, confiaron; y el número de hombres solamente fue de unos cinco mil.[33]
Hch 4:5 Al día siguiente, los gobernantes del pueblo, los ancianos y los maestros de la Toráh se reunieron en asamblea en Yerushalayim,
Hch 4:6 junto con Anan el kohen hagadol, Kayafa, Yojaná n, Alejandro y otros hombres de la familia del kohen hagadol.
Hch 4:7 Tenían a los emisarios de pie delante de ellos, y les preguntaron: "¿Por qué poder, o en qué nombre hicieron esto?"
Hch 4:8 Entonces, Kefa, lleno del Ruaj HaKodesh, les dijo: "¡Gobernantes y ancianos del pueblo!
Hch 4:9 Si hoy estamos siendo examinados por una buena obra hecha a una persona tullida, y quieren saber cómo su salud fue restaurada,
Hch 4:10 entonces que sea conocido por ustedes, y por todo el pueblo de Yisra'el, que es en El Nombre del Mashíaj Yahshúa de Netzaret,[34] a quien ustedes ejecutaron en la estaca como a un criminal, pero a quien YAHWEH ha levantado de los muertos, por El es que este hombre está delante de ustedes perfectamente sanado.
Hch 4:11 Este Yahshúa es la piedra desechada por los constructores, la cual se ha convertido en la piedra angular.[Sal 118:22]
Hch 4:12 ¡No hay salvación en ningún otro! Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a la humanidad, por medio del cual podamos ser salvos.
Hch 4:13 Cuando vieron la valentía de Kefa y de Yojanán, a pesar de que eran am-haaretz, sin entrenamiento, se maravillaron y reconocieron que habían estado con Yahshúa.[35]
Hch 4:14 Además, como podían ver al hombre que había sido sanado de pie allí mismo con ellos, no había nada que podían decir para desacreditar la sanidad.
Hch 4:15 De modo que les dijeron que salieran del Sanhedrin, mientras ellos discutían el asunto privadamente.
Hch 4:16 "¿Qué podemos hacer con estos hombres?," se preguntaban uno al otro. "Porque un milagro extraordinario ha sido hecho por medio de ellos, y todo Yerushalayim lo ha visto, y no es posible que podamos negarlo.
Hch 4:17 Pero, para prevenir que se divulgue aún más entre el pueblo, vamos a advertirles que no hablen a nadie más en este nombre."
Hch 4:18 Por lo tanto, los llamaron para que entraran otra vez, y les ordenaron que bajo ninguna circunstancia hablaran ni enseñaran en El Nombre de Yahshúa.[36]
Hch 4:19 Pero Kefa y Yojanán respondieron: "Ustedes tienen que juzgar si es correcto a los ojos de YAHWEH que les escuchemos a ustedes antes que a YAHWEH.
Hch 4:20 Y en lo que a nosotros se refiere, no podemos dejar de hablar acerca de lo que hemos oído y visto."
Hch 4:21 Ellos los amenazaron un poco más, pero finalmente los soltaron, no les pudieron castigar por causa del pueblo; porque todos estaban alabando a YAHWEH por lo que había sucedido,
Hch 4:22 ya que el hombre que había sido sanado milagrosamente tenía más de cuarenta años de edad.
Hch 4:23 Cuando fueron puestos en libertad, fueron a sus amigos y reportaron lo que los principales kohanim y los ancianos les habían dicho.
Hch 4:24 Cuando oyeron esto, alzaron sus voces a YAHWEH en unión de corazón y oraron: "Amo, Tú hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay.[Ge 1]
Hch 4:25 Por el Ruaj HaKodesh, por medio de la boca de nuestro padre David tu siervo, dijiste: '¿Por qué las naciones se violentaron, y los pueblos inventan planes inservibles?
Hch 4:1 "Unos sacerdotes, el capitán de la guardia del templo y algunos saduceos se acercaron mientras Pedro y Juan todavía le estaban hablando al pueblo."
Hch 4:2 Estaban resentidos porque Pedro y Juan enseñaban que Jesús había demostrado que los muertos resucitan.
Hch 4:3 "Arrestaron a Pedro y a Juan y los metieron en la cárcel. Como ya era tarde, los dejaron en la cárcel hasta el día siguiente."
Hch 4:4 "Pero muchos de los que habían escuchado el mensaje, creyeron. Ahora había como cinco mil hombres en el grupo de creyentes."
Hch 4:5 "Al día siguiente, los dirigentes del pueblo, los ancianos líderes y los maestros de la ley, se reunieron en Jerusalén."
Hch 4:6 "También estaban allí el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan y Alejandro. Todos los que pertenecían a la familia del sumo sacerdote estaban reunidos."
Hch 4:7 Ellos mandaron traer a Juan y a Pedro para interrogarlos: -¿Con qué poder y autoridad sanaron al paralítico?
Hch 4:8 "Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: -Dirigentes del pueblo y ancianos líderes de Israel,"
Hch 4:9 ¿nos están juzgando hoy por sanar a un paralítico? ¿Quieren saber quién lo sanó?
Hch 4:10 "Pues sepan ustedes y todo el pueblo de Israel que este hombre fue sanado por el poder de Jesucristo de Nazaret. Ustedes mataron a Jesús en la cruz, pero Dios lo levantó de la muerte. Este hombre estaba paralítico y ahora está completamente sano gracias a Jesús."
Hch 4:11 "Este Jesús es: 'La piedra que ustedes los constructores pensaron que no era importante, pero que se convirtió en la piedra principal'."
Hch 4:12 ¡Sólo en Jesús hay salvación! No hay otro nombre en este mundo por el cual los seres humanos podamos ser salvos.
Hch 4:13 Pedro y Juan eran hombres sencillos y sin educación. Las autoridades judías se asombraron cuando vieron que ellos no tenían miedo de hablar. Entonces se dieron cuenta de que Pedro y Juan habían estado con Jesús.
Hch 4:14 "Además, el que había sido sanado estaba junto a los dos apóstoles, por eso no podían decir nada en contra de ellos."
Hch 4:15 "Las autoridades les ordenaron salir de la reunión, y discutieron entre ellos lo que debían hacer."
Hch 4:16 "Dijeron: ""¿Qué hacemos con estos hombres? Todos en Jerusalén saben que hicieron un gran milagro. No podemos decir nada en su contra."
Hch 4:17 "Para evitar que esto se siga difundiendo entre el pueblo, amenacémoslos para que dejen de hablar en el nombre de Jesús""."
Hch 4:18 Entonces las autoridades judías llamaron a Pedro y a Juan y les ordenaron estrictamente que no hablaran ni enseñaran más en el nombre de Jesús.
Hch 4:19 Pero Pedro y Juan les respondieron: -Decidan ustedes mismos si es mejor obedecerlos a ustedes o a Dios.
Hch 4:20 No nos podemos quedar callados sin decir lo que hemos visto y oído.
Hch 4:21 Las autoridades judías no podían encontrar la manera de castigar a los apóstoles porque toda la gente estaba alabando a Dios por lo que había pasado. El paralítico que había sido sanado tenía más de cuarenta años cuando recibió este milagro. Así que las autoridades volvieron a amenazar a los apóstoles y los dejaron libres.
Hch 4:22 Las autoridades judías no podían encontrar la manera de castigar a los apóstoles porque toda la gente estaba alabando a Dios por lo que había pasado. El paralítico que había sido sanado tenía más de cuarenta años cuando recibió este milagro. Así que las autoridades volvieron a amenazar a los apóstoles y los dejaron libres.
Hch 4:23 Pedro y Juan quedaron en libertad y fueron a contarles a sus compañeros todo lo que habían dicho los jefes de los sacerdotes y los ancianos líderes.
Hch 4:24 "Cuando los creyentes escucharon esto, oraron todos juntos en voz alta a Dios y dijeron: ""Señor, tú creaste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en el mundo."
Hch 4:25 "Nuestro antepasado David, tu siervo, dijo por medio del Espíritu Santo: '¿Por qué pelean las naciones? ¿Por qué hacen planes contra Dios?"
Hch 4:26 Los reyes de la tierra se preparan para la guerra. Los gobernantes se ponen en contra del Señor y en contra de su Cristo'.
Hch 4:27 "Todo esto sucedió cuando Herodes, Poncio Pilato, las naciones y el pueblo de Israel se juntaron en contra de Jesús aquí en Jerusalén. Jesús es tu santo siervo, tu escogido para ser el Cristo."
Hch 4:28 "Al ponerse en contra de él, hicieron que tus planes se cumplieran. Todo esto sucedió por tu poder y porque así lo quisiste."
Hch 4:29 "Ahora, Señor, escucha sus amenazas y ayúdanos a nosotros que somos tus siervos a anunciar tu mensaje con valentía."
Hch 4:30 "Al mismo tiempo, sana a los enfermos y haz señales milagrosas por el poder de tu santo siervo Jesús""."
Hch 4:31 "Cuando los creyentes terminaron de orar, el lugar donde estaban reunidos tembló. Fueron llenos del Espíritu Santo y siguieron anunciando valientemente el mensaje de Dios."
Hch 4:32 "Todo el grupo de creyentes estaba muy unido, pensaba y era de un mismo sentir. Ninguno de ellos decía que lo que tenía era sólo suyo, sino que era de todos."
Hch 4:33 "Con gran poder, los apóstoles anunciaban la resurrección del Señor Jesús, y Dios bendecía mucho a todos los creyentes."
Hch 4:34 "En el grupo no había ningún necesitado porque vendían sus tierras y sus casas, traían el dinero de la venta"
Hch 4:35 y se lo daban a los apóstoles. Después repartían a cada uno según sus necesidades.
Hch 4:36 "Un ejemplo de esto fue José, un levita natural de Chipre, a quien los apóstoles llamaban Bernabé (quiere decir: ""el que consuela a los demás"")."
Hch 4:37 "José era dueño de un terreno, lo vendió, trajo el dinero y se lo dio a los apóstoles."
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