Biblia Adventista - Biblia de Estudio
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La version Reina Valera 1990 con comentarios de elena White,referencias biblicas y otros complementos (Por editar)se encuentra en las subpaginas de 1.2 de Corintios.


 

2Co 3:1  ¿Empezamos de nuevo a recomendarnos? ¿O acaso necesitamos, como algunos, de comendaticias epístolas para vosotros o de vosotros?
2Co 3:2  Nuestra epístola vosotros sois, inscrita en nuestros corazones, que es conocida y leída por todos los hombres;
2Co 3:3  que os manifestáis que sois Epístola de Cristo, suministrada por nosotros e inscrita no con tinta, sino con Espíritu de Dios viviente; no en placas lapídeas, sino en placas de corazón carnales.
2Co 3:4  Y confianza tal tenemos, por el Cristo, para con Dios.
2Co 3:5  No, porque, por nosotros mismos, capaces seamos de pensar algo de nosotros mismos; sino que nuestra capacidad de Dios(a) ;
2Co 3:6  el que también nos ha capacitado ministros de Nuevo Testamento, no de letra, sino de espíritu; que la letra mata; pero el espíritu vivifica.
2Co 3:7  Y, si el ministerio de la muerte(b)  en letra, grabado en piedras, se convirtió en gloria, que no pudieron fijarse los hijos de Israel en la faz de Moisés, por la gloria de su faz, la que se anulaba;
2Co 3:8  ¿cómo ya no más bien el ministerio del espíritu será en gloria?
2Co 3:9  Pues, si el ministerio de la condenación gloria(c) , mucho más abunda el ministerio de la justicia en gloria.
2Co 3:10  A la verdad, no está glorificado lo glorificado en esta parte(d) , a causa de la superante gloria.
2Co 3:11  Pues, si lo que es anulado, por gloria(e) , mucho más lo permanente, en gloria(f) .
2Co 3:12  Teniendo, pues, tal esperanza, de mucha libre habla usamos.
2Co 3:13  Y no al igual que Moisés ponía velo sobre su faz, para que no miraran los hijos de Israel hasta el fin(g)  de lo que era anulado.
2Co 3:14  Empero petrificáronse los sentidos de ellos. Pues hasta el día de hoy, el mismo velo en la lección del Antiguo Testamento queda, no descubierto, porque en Cristo es anulado;
2Co 3:15  empero, hasta hoy, cuando es leído Moisés, velo sobre el corazón de ellos yace.
2Co 3:16  Pero, cuando se convirtiere a Señor, quitado es el velo.
2Co 3:17  Mas el Señor el Espíritu es y donde el Espíritu de Señor, allí libertad(h) .
2Co 3:18  Y nosotros todos, a descubierta faz, la gloria de Señor especulando(i) , en la misma imagen somos transformados, de gloria en gloria, como por Señor-Espíritu(j) .  

 


 

2Co 3:1  ¿Voy a comenzar de nuevo a recomendarme a mí mismo? ¿O necesito, como algunos, de cartas que nos recomienden a vosotros o en que vosotros me recomendéis?
2Co 3:2  Mi carta sois vosotros mismos, escrita en nuestros corazones, conocida y leída de todos los hombres,
2Co 3:3  pues notorio es que sois carta de Cristo, expedida por nosotros mismos, escrita, no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne que son vuestros corazones."
2Co 3:4  Tal es la confianza que por Cristo tenemos en Dios:
2Co 3:5  No que nosotros seamos capaces de poner en cuenta cosa alguna como de nosotros mismos, que nuestra suficiencia viene de Dios.
2Co 3:6  El nos capacitó como ministros de la nueva alianza, no de la letra, sino del espíritu, que la letra mata, pero el espíritu da vida.
2Co 3:7  Pues si el ministerio de muerte escrito con letras sobre piedras fue glorioso, hasta el punto de que no pudieran los hijos de Israel mirar el rostro de Moisés a causa de su resplandor, con ser transitorio,
2Co 3:8  ¡cuánto más no será glorioso el ministerio del espíritu!
2Co 3:9  Si el ministerio de condenación es glorioso, mucho más glorioso será el ministerio de la justicia.
2Co 3:10  Y en verdad, en este aspecto aquella gloria deja de serlo, comparada con esta otra gloria sobreeminente.
2Co 3:11  Porque si lo transitorio fue glorioso, ¿cuánto más lo será lo que permanece?
2Co 3:12  Teniendo, pues, tal esperanza, procedemos con plena franqueza,
2Co 3:13  y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro para que los hijos de Israel no pusiesen los ojos en una gloria destinada a perecer.
2Co 3:14  Pero sus entendimientos estaban velados y lo están hoy por el mismo velo que continúa sobre la lección de la Antigua Alianza, sin percibir que sólo por Cristo ha sido removido.
2Co 3:15  Hasta el día de hoy, siempre que leen a Moisés, el velo persiste tendido sobre sus corazones;"
2Co 3:16  mas cuando se vuelvan al Señor, será corrido el velo.
2Co 3:17  El Señor es espíritu, y donde está el espíritu del Señor, está la libertad.
2Co 3:18  Todos nosotros a cara descubierta reflejamos la gloria del Señor como en un espejo y nos transformamos en la misma imagen, de gloria en gloria, a medida que obra en nosotros el espíritu del Señor.

 


 

2Co 3:1  No decimos todo esto para hablar bien de nosotros mismos. Tampoco necesitamos presentarles cartas que hablen bien de nosotros, ni les pedimos que ustedes las escriban para que se las presentemos a otros. Algunos sí las necesitan, pero nosotros no.
2Co 3:2  Todos pueden ver claramente el bien que Cristo ha hecho en la vida de ustedes. Para que la gente hable bien de nosotros, sólo tiene que fijarse en ustedes. Porque ustedes son como una carta que habla en favor nuestro. Cristo mismo la escribió en nuestro corazón, para que nosotros la presentemos. No la escribió en piedra, ni con tinta, sino que la escribió con el Espíritu del Dios vivo. Y esa carta está a la vista de todos los que la quieran leer.
2Co 3:4  Por medio de Cristo, Dios nos asegura que todo eso es cierto.
2Co 3:5  Pero nosotros no somos capaces de hacer algo por nosotros mismos; es Dios quien nos da la capacidad de hacerlo.
2Co 3:6  Ahora Dios nos ha preparado para que anunciemos a todos nuestro nuevo compromiso con él. Este nuevo compromiso no se apoya en la ley, sino en el Espíritu de Dios. Porque la ley condena a muerte al pecador, pero el Espíritu de Dios da vida.
2Co 3:7  Dios escribió la ley en tablas de piedra, y se la entregó a Moisés. Aquel momento fue tan grandioso, que la cara de Moisés resplandecía. Y el resplandor era tan fuerte que los israelitas no podían mirar a Moisés cara a cara. Sin embargo, ese brillo pronto iba a desaparecer. Si la entrega de esa ley fue tan grandiosa, el anuncio de la salvación será más grandioso todavía. Porque esa ley dice que merecemos morir por nuestros pecados. Pero gracias a lo que el Espíritu Santo hizo en nosotros, Dios nos declara inocentes.
2Co 3:10  ¡Y eso es mucho más grandioso que lo que hace la ley!
2Co 3:11  Y si fue gloriosa la ley que iba a desaparecer, mucho más gloriosa es la buena noticia que anuncia la salvación eterna.
2Co 3:12  Tan seguros estamos de todo esto, que no nos da miedo hablar.
2Co 3:13  No hacemos como Moisés, que se tapaba la cara con un velo para que los israelitas no vieran que el brillo de su cara se iba apagando.
2Co 3:14  Ellos nunca entendieron esto. Por eso hasta el día de hoy, cuando leen los libros de Moisés, no lo entienden. Es como si su entendimiento estuviera cubierto con un velo. Sólo Cristo puede ayudarlos a entender.
2Co 3:16  Sin embargo, esto llega a comprenderlo el que se arrepiente y pide perdón al Señor. ¡Es como si le quitaran el velo a su entendimiento!
2Co 3:17  Porque el Señor y el Espíritu son uno mismo, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad. Y nosotros no tenemos ningún velo que nos cubra la cara. Somos como un espejo que refleja la grandeza del Señor, quien cambia nuestra vida. Gracias a la acción de su Espíritu en nosotros, cada vez nos parecemos más a él. 

 


 

2Co 3:1  ¿Empezamos ya otra vez a alabarnos a nosotros mismos?, o ¿necesitamos cartas de recomendación para vosotros, o que vosotros nos las deis para otros?
2Co 3:2  Vosotros mismos sois nuestra carta de recomendación, escrita en nuestros corazones, conocida y leída de todos los hombres,
2Co 3:3  manifestándose por vuestras acciones que vosotros sois carta de Cristo , hecha por nuestro ministerio, y escrita, no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, que son vuestros corazones.
2Co 3:4  Tal confianza tenemos en Dios por Cristo ,
2Co 3:5  no porque seamos suficientes o capaces por nosotros mismos para concebir algún buen pensamiento, como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia o capacidad viene de Dios.
2Co 3:6  Y Dios es el que así mismo nos ha hecho idóneos o capaces para ser ministros del nuevo testamento , no de la letra de la ley, sino del espíritu; porque la letra sola mata, mas el espíritu vivifica.
2Co 3:7  Que si el ministerio de aquella ley de muerte, grabada con letras sobre dos piedras, fue tan glorioso que no podían los hijos de Israel fijar la vista en el rostro de Moisés por el resplandor de su cara, resplandor que no era duradero,
2Co 3:8  ¿cómo no ha de ser sin comparación más glorioso el ministerio o la ley del Espíritu?
2Co 3:9  Porque si el ministerio de la ley antigua, no obstante que era ocasión de condenación, fue acompañado de tanta gloria, mucho más glorioso es el ministerio o publicación de la ley de la justicia.
2Co 3:10  Y aun lo que ha habido de glorioso por aquel lado, no ha sido una verdadera gloria si se compara con la excelente gloria de la buena nueva.
2Co 3:11  Porque si lo que se anula ha estado lleno de gloria, lo que para siempre subsiste debe ser mucho más glorioso.
2Co 3:12  Teniendo, pues, tal esperanza, nosotros os hablamos con toda libertad.
2Co 3:13  Y no hacemos como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, por cuanto no podían los hijos de Israel fijar la vista en el resplandor de su cara, aunque no debía durar,
2Co 3:14  y así sus corazones han quedado endurecidos; porque hasta el día de hoy este mismo velo permanece delante de sus ojos en la lectura del antiguo testamento sin ser alzado;
2Co 3:15  y así hasta el día de hoy cuando se lee a Moisés, cubre un velo su corazón.
2Co 3:16  Pero convirtiéndose este pueblo al Señor, se quitará el velo.
2Co 3:17  Porque el Señor es Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
2Co 3:18  Y así es que todos nosotros, contemplando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados en la misma imagen de Jesucristo, avanzándonos de claridad en claridad, como iluminados por el Espíritu del Señor. 

 


 

2Co 3:1  

Ministros del nuevo pacto
  ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros?
2Co 3:2  Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres;
2Co 3:3  siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra,(A) sino en tablas de carne del corazón.
2Co 3:4  Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios;
2Co 3:5  no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,
2Co 3:6  el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto,(B) no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
2Co 3:7  Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro,(C) la cual había de perecer,
2Co 3:8  ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
2Co 3:9  Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.
2Co 3:10  Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.
2Co 3:11  Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.
2Co 3:12  Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza;
2Co 3:13  y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro,(D) para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.
2Co 3:14  Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.
2Co 3:15  Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.
2Co 3:16  Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.
2Co 3:17  Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
2Co 3:18  Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 
 

 


 

2Co 3:1  ¿Comenzamos otra vez a alabarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de letras de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros para otros ?
2Co 3:2  Nuestras letras sois vosotros mismos , escritas en nuestros corazones, las cuales son sabidas y leídas por todos los hombres;
2Co 3:3  cuando es manifiesto que sois letra de Cristo administrada por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.
2Co 3:4  Y tal confianza tenemos por el Cristo para con Dios;
2Co 3:5  no que seamos suficientes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia es de Dios;
2Co 3:6  el cual aun nos hizo que fuésemos ministros suficientes del Nuevo Testamento, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, mas el Espíritu vivifica.
2Co 3:7  Y si el ministerio de muerte en la letra grabado en piedras, fue para gloria, tanto que los hijos de Israel no pudiesen poner los ojos en la faz de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
2Co 3:8  ¿Cómo no será para mayor gloria el ministerio del Espíritu?
2Co 3:9  Porque si el ministerio de condenación fue de gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justicia.
2Co 3:10  Porque lo que fue tan glorioso, en esta parte ni aun fue glorioso, en comparación con la excelente gloria.
2Co 3:11  Porque si lo que perece es para gloria, mucho más será para gloria lo que permanece.
2Co 3:12  Así que, teniendo tal esperanza, hablamos con mucha confianza;
2Co 3:13  y no como Moisés, que ponía un velo sobre su faz, para que los hijos de Israel no pusiesen los ojos en su cara, cuya gloria había de perecer.
2Co 3:14  (Y así los sentidos de ellos se embotaron; porque hasta el día de hoy les queda el mismo velo no descubierto en la lección del Antiguo Testamento, el cual en Cristo es quitado.
2Co 3:15  Y aun hasta el día de hoy, cuando Moisés es leído, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.
2Co 3:16  Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.)
2Co 3:17  Porque el Señor es el Espíritu; y donde hay aquel Espíritu del Señor, allí hay libertad.
2Co 3:18  Por tanto nosotros todos, puestos los ojos como en un espejo en la gloria del Señor con cara descubierta, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor. 

 


 

2Co 3:1  Do we begin again to commend ourselves? or need we, as some others, epistles of commendation to you, or letters of commendation from you?
2Co 3:2  Ye are our epistle written in our hearts, known and read of all men:
2Co 3:3  Forasmuch as ye are manifestly declared to be the epistle of Christ ministered by us, written not with ink, but with the Spirit of the living God; not in tables of stone, but in fleshy tables of the heart.
2Co 3:4  And such trust have we through Christ to God-ward:
2Co 3:5  Not that we are sufficient of ourselves to think any thing as of ourselves; but our sufficiency is of God;
2Co 3:6  Who also hath made us able ministers of the new testament; not of the letter, but of the spirit: for the letter killeth, but the spirit giveth life.
2Co 3:7  But if the ministration of death, written and engraven in stones, was glorious, so that the children of Israel could not stedfastly behold the face of Moses for the glory of his countenance; which glory was to be done away:
2Co 3:8  How shall not the ministration of the spirit be rather glorious?
2Co 3:9  For if the ministration of condemnation be glory, much more doth the ministration of righteousness exceed in glory.
2Co 3:10  For even that which was made glorious had no glory in this respect, by reason of the glory that excelleth.
2Co 3:11  For if that which is done away was glorious, much more that which remaineth is glorious.
2Co 3:12  Seeing then that we have such hope, we use great plainness of speech:
2Co 3:13  And not as Moses, which put a vail over his face, that the children of Israel could not stedfastly look to the end of that which is abolished:
2Co 3:14  But their minds were blinded: for until this day remaineth the same vail untaken away in the reading of the old testament; which vail is done away in Christ.
2Co 3:15  But even unto this day, when Moses is read, the vail is upon their heart.
2Co 3:16  Nevertheless when it shall turn to the Lord, the vail shall be taken away.
2Co 3:17  Now the Lord is that Spirit: and where the Spirit of the Lord is, there is liberty.
2Co 3:18  But we all, with open face beholding as in a glass the glory of the Lord, are changed into the same image from glory to glory, even as by the Spirit of the Lord. 

 


 

2Co 3:1  ¿Comenzamos de nuevo a recomendarnos? ¿O es que, como algunos, necesitamos presentaros cartas de recomendación o pedíroslas?
2Co 3:2  Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres.
2Co 3:3  Evidentemente sois una carta de Cristo, redactada por ministerio nuestro, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones.
2Co 3:4  Esta es la confianza que tenemos delante de Dios por Cristo.
2Co 3:5  No que por nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos cosa alguna, como propia nuestra, sino que nuestra capacidad viene de Dios,
2Co 3:6  el cual nos capacitó para ser ministros de una nueva Alianza, no de la letra, sino del Espíritu. Pues la letra mata mas el Espíritu da vida.
2Co 3:7  Que si el ministerio de la muerte, grabado con letras sobre tablas de piedra, resultó glorioso hasta el punto de no poder los hijos de Israel fijar su vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, aunque pasajera,
2Co 3:8  ¡cuánto más glorioso no será el ministerio del Espíritu!
2Co 3:9  Efectivamente, si el ministerio de la condenación fue glorioso, con mucha más razón lo será el ministerio de la justicia.
2Co 3:10  Pues en este aspecto, no era gloria aquella glorificación en comparación de esta gloria sobreeminente.
2Co 3:11  Porque si aquello, que era pasajero, fue glorioso, ¡cuánto más glorioso será lo permanente!
2Co 3:12  Teniendo, pues, esta esperanza, hablamos con toda valentía,
2Co 3:13  y no como Moisés, que se ponía un velo sobre su rostro para impedir que los israelitas vieran el fin de lo que era pasajero...
2Co 3:14  Pero se embotaron sus inteligencias. En efecto, hasta el día de hoy perdura ese mismo velo en la lectura del Antiguo Testamento. El velo no se ha levantado, pues sólo en Cristo desaparece.
2Co 3:15  Hasta el día de hoy, siempre que se lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones.
2Co 3:16  Y cuando se convierte al Señor, se arranca el velo.
2Co 3:17  Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad.
2Co 3:18  Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu.

 


 

2Co 3:1  Cuando decimos esto, ¿les parece que estamos comenzando otra vez a alabarnos a nosotros mismos? ¿O acaso tendremos que presentarles o pedirles a ustedes cartas de recomendación, como hacen algunos?
2Co 3:2  Ustedes mismos son la única carta de recomendación que necesitamos: una carta escrita en nuestro corazón, la cual todos conocen y pueden leer.
2Co 3:3  y se ve claramente que ustedes son una carta escrita por Cristo mismo y entregada por nosotros; una carta que no ha sido escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; una carta que no ha sido grabada en tablas de piedra, sino en corazones humanos.
2Co 3:4  Confiados en Dios por medio de Cristo, estamos seguros de esto.
2Co 3:5  No es que nosotros mismos estemos capacitados para considerar algo como nuestro; al contrario, todo lo que podemos hacer viene de Dios,
2Co 3:6  pues él nos ha capacitado para ser servidores de una nueva alianza, [1] basada no en una ley, sino en la acción del Espíritu. La ley condena a muerte, pero el Espíritu de Dios da vida.
2Co 3:7  Si la promulgación de una ley que llevaba a la muerte y que estaba grabada sobre tablas de piedra[2] se hizo con tanta gloria que los israelitas ni siquiera podían mirar la cara de Moisés, [3] debido a que ese resplandor destinado a desaparecer era tan grande,
2Co 3:8  ¡cuánta más será la gloria del anuncio de una nueva alianza fundada en el Espíritu!
2Co 3:9  Es decir, que si fue tan gloriosa la promulgación de una ley que sirvió para condenarnos, ¡cuánto más glorioso será el anuncio de que Dios nos hace justos!
2Co 3:10  Porque la gloria anterior y a no es nada en comparación con esto, que es mucho más glorioso.
2Co 3:11  y si fue glorioso lo que había de terminar por desaparecer, mucho más glorioso será lo que permanece para siempre.
2Co 3:12  Precisamente porque tenemos esta esperanza, hablamos con toda libertad.
2Co 3:13  No hacemos como Moisés, que se tapaba la cara con un velo para que los israelitas no vieran el fin de aquello que estaba destinado a desaparecer.
2Co 3:14  Pero ellos se negaron a entender esto, y todavía ahora, cuando leen la antigua alianza, ese mismo velo les impide entender, pues no les ha sido quitado, porque solamente se quita por medio de Cristo.
2Co 3:15  Hasta el día de hoy, cuando leen los libros de Moisés, un velo cubre su entendimiento.
2Co 3:16  Pero cuando una persona se vuelve al Señor, el velo se lequita. [4]
2Co 3:17  Porque el Señor es el Espíritu;[5] y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
2Co 3:18  Por eso, todos nosotros, y a sin el velo que nos cubría lacara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu. 

 


 

2Co 3:1  ¿Comenzamos de nuevo a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso necesitamos, como algunos hombres, cartas de recomendación para ustedes o de ustedes?
2Co 3:2  Ustedes mismos son nuestra carta, inscrita en nuestros corazones y conocida y leída por toda la humanidad.
2Co 3:3  Porque queda mostrado que ustedes son carta de Cristo escrita por nosotros como ministros, no inscrita con tinta, sino con espíritu de un Dios vivo, no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en corazones.
2Co 3:4  Ahora bien, mediante el Cristo tenemos esta clase de confianza para con Dios.
2Co 3:5  No que de nosotros mismos estemos adecuadamente capacitados para estimar algo como proveniente de nosotros mismos, sino que el estar nosotros adecuadamente capacitados proviene de Dios,
2Co 3:6  quien verdaderamente nos ha capacitado adecuadamente para ser ministros de un nuevo pacto, no de un código escrito, sino de espíritu; porque el código escrito condena a muerte, pero el espíritu vivifica.
2Co 3:7  Además, si el código que administra muerte y que fue grabado con letras en piedras se efectuó con una gloria, de modo que los hijos de Israel no podían fijar la vista con intensidad en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, [gloria] que había de ser eliminada,
2Co 3:8  ¿por qué no debería ser con mucha más razón con gloria la administración del espíritu?
2Co 3:9  Porque si el código que administraba condenación fue glorioso, mucho más abunda en gloria la administración de la justicia.
2Co 3:10  De hecho, hasta lo que en un tiempo fue hecho glorioso ha sido despojado de gloria en este respecto, a causa de la gloria que lo supera.
2Co 3:11  Porque si lo que había de ser eliminado fue introducido con gloria, mucho más sería con gloria lo que permanece.
2Co 3:12  Por lo tanto, dado que tenemos tal esperanza, estamos usando gran franqueza de expresión,
2Co 3:13  y no hacemos como cuando Moisés se ponía un velo sobre el rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista con intensidad en el fin de aquello que había de ser eliminado.
2Co 3:14  Pero sus facultades mentales fueron embotadas. Porque hasta este día presente el mismo velo permanece sin ser alzado durante la lectura del antiguo pacto, porque es eliminado por medio de Cristo.
2Co 3:15  De hecho, hasta el día de hoy cuando se lee a Moisés, un velo está puesto sobre el corazón de ellos.
2Co 3:16  Pero cuando hay un volverse a Jehová, se quita el velo.
2Co 3:17  Ahora bien, Jehová es el Espíritu; y donde está el espíritu de Jehová, hay libertad.
2Co 3:18  Y todos nosotros, mientras con rostros descubiertos reflejamos como espejos la gloria de Jehová, somos transformados en la misma imagen de gloria en gloria, exactamente como lo hace Jehová [el] Espíritu.

 


 

2Co 3:1  No decimos todo esto para hablar bien de nosotros mismos. Tampoco necesitamos presentarles cartas que hablen bien de nosotros, ni les pedimos que ustedes las escriban para que se las presentemos a otros. Algunos sí las necesitan, pero nosotros no.
2Co 3:2  Todos pueden ver claramente el bien que Cristo ha hecho en la vida de ustedes. Para que la gente hable bien de nosotros, sólo tiene que fijarse en ustedes. Porque ustedes son como una carta que habla en favor nuestro. Cristo mismo la escribió en nuestro corazón, para que nosotros la presentemos. No la escribió en piedra, ni con tinta, sino que la escribió con el Espíritu del Dios vivo. Y esa carta está a la vista de todos los que la quieran leer.
2Co 3:4  Por medio de Cristo, Dios nos asegura que todo eso es cierto.
2Co 3:5  Pero nosotros no somos capaces de hacer algo por nosotros mismos; es Dios quien nos da la capacidad de hacerlo.
2Co 3:6  Ahora Dios nos ha preparado para que anunciemos a todos nuestro nuevo compromiso con él. Este nuevo compromiso no se apoya en la ley, sino en el Espíritu de Dios. Porque la ley condena a muerte al pecador, pero el Espíritu de Dios da vida.
2Co 3:7  Dios escribió la ley en tablas de piedra, y se la entregó a Moisés. Aquel momento fue tan grandioso, que la cara de Moisés resplandecía. Y el resplandor era tan fuerte que los israelitas no podían mirar a Moisés cara a cara. Sin embargo, ese brillo pronto iba a desaparecer. Si la entrega de esa ley fue tan grandiosa, el anuncio de la salvación será más grandioso todavía. Porque esa ley dice que merecemos morir por nuestros pecados. Pero gracias a lo que el Espíritu Santo hizo en nosotros, Dios nos declara inocentes.
2Co 3:10  ¡Y eso es mucho más grandioso que lo que hace la ley!
2Co 3:11  Y si fue gloriosa la ley que iba a desaparecer, mucho más gloriosa es la buena noticia que anuncia la salvación eterna.
2Co 3:12  Tan seguros estamos de todo esto, que no nos da miedo hablar.
2Co 3:13  No hacemos como Moisés, que se tapaba la cara con un velo para que los israelitas no vieran que el brillo de su cara se iba apagando.
2Co 3:14  Ellos nunca entendieron esto. Por eso hasta el día de hoy, cuando leen los libros de Moisés, no lo entienden. Es como si su entendimiento estuviera cubierto con un velo. Sólo Cristo puede ayudarlos a entender.
2Co 3:16  Sin embargo, esto llega a comprenderlo el que se arrepiente y pide perdón al Señor. ¡Es como si le quitaran el velo a su entendimiento!
2Co 3:17  Porque el Señor y el Espíritu son uno mismo, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad. Y nosotros no tenemos ningún velo que nos cubra la cara. Somos como un espejo que refleja la grandeza del Señor, quien cambia nuestra vida. Gracias a la acción de su Espíritu en nosotros, cada vez nos parecemos más a él.

 


 

2Co 3:1  ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos de recomendación para ustedes, o de parte de ustedes?
2Co 3:2  Ustedes mismos son nuestra carta de recomendación, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos.
2Co 3:3  Ustedes manifiestan claramente que son una carta del Mashíaj puestos a nuestro cuidado, escrita no con tinta, sino por el Ruaj HaKodesh; no en tablas de piedra, sino en corazones humanos.
2Co 3:4  Tal es la confianza que tenemos por medio del Mashíaj para con YAHWEH.
2Co 3:5  No es que somos competentes en nosotros mismos para decir algo como de nosotros; por el contrario nuestra competencia proviene de YAHWEH.
2Co 3:6  Quien hasta nos ha hecho competentes para servir como obreros a un Nuevo Pacto, la esencia del cual no está escrita en un libro, sino en el Ruaj. Porque el texto escrito trae muerte, pero el Ruaj da vida.[7]
2Co 3:7  Ahora, si eso que trajo muerte, por medio de un texto escrito grabado en tablas de piedra vino con gloria; tal gloria que el pueblo de Yisra'el no podía mirar a Moshe a la cara por causa del resplandor de su rostro, aunque el respland or estaba desapareciendo;
2Co 3:8  ¿no será la obra del Ruaj HaKodesh con más gloria?[8]
2Co 3:9  Porque si había gloria en lo que obraba para declarar a la gente culpable, ¡cuánto más, mucho más, abundará la gloria en lo que obra para declarar a la gente sin culpa![9]
2Co 3:10  De hecho en comparación a esta mayor gloria, lo que fue hecho glorioso antes, no tiene gloria ahora.
2Co 3:11  Porque si hubo gloria en lo que está desvaneciendo, cuánta más, mucho más gloria tiene que haber en lo que permanece.[10]
2Co 3:12  Por lo tanto, con una esperanza como ésta, somos muy francos;
2Co 3:13  no como Moshe, que se puso un velo para cubrir su cara, para que el pueblo de Yisra'el no viera el resplandor que desaparecía llegar a su fin.[11]
2Co 3:14  Lo que es más, sus mentes se embotaron, porque hasta el día de hoy; cuando leen el Tanaj, este mismo velo permanece sobre ellos, no ha sido desvelado, porque sólo por el Mashíaj desaparece.[12]
2Co 3:15  Sí, hasta hoy, siempre que leen a Moshe el velo permanece sobre sus corazones.
2Co 3:16  La Toráh dice: "Pero, siempre que alguno se vuelve a YAHWEH, el velo desaparece."[Ex 34:34]
2Co 3:17  Ahora bien, YAHWEH en este texto quiere decir el Ruaj HaKodesh. Y donde está el Ruaj de YAHWEH, allí hay libertad.[13]
2Co 3:18  Por lo tanto, todos nosotros a cara descubierta, vemos, como en un espejo la gloria del Adón; y estamos siendo transformados en su propia imagen de un grado de gloria al próximo, por YAHWEH el Ruaj.[14]

 


 

2Co 3:1  ¿Acaso parece que estuviéramos alabándonos a nosotros mismos de nuevo? ¿Acaso es que necesitamos presentarles o pedirles una carta de recomendación como lo hacen otros?
2Co 3:2  "Ustedes mismos son la carta escrita en nuestro corazón, que toda la gente lee y conoce."
2Co 3:3  "Ustedes demuestran que son una carta de Cristo escrita por nosotros, no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente. No está escrita en tablas de piedra, sino en el corazón de los hombres."
2Co 3:4  "Por medio de Cristo, confiamos en Dios cuando decimos esto."
2Co 3:5  "No queremos decir que nos creemos capaces de hacer algo gracias a nosotros mismos, pues Dios es quien nos da la capacidad para hacer todo lo que hacemos."
2Co 3:6  "Sólo Dios nos hace capaces de ser sus siervos del nuevo pacto que él ha hecho con su pueblo. Este nuevo pacto no está basado en una ley escrita, sino en el Espíritu, porque la ley escrita lleva a la muerte, en cambio el Espíritu lleva a la vida."
2Co 3:7  "El antiguo pacto que llevaba a la muerte y que estaba escrito sobre piedras llegó con tanto esplendor que la gente de Israel no podía mirar el rostro de Moisés por mucho tiempo. Su rostro brillaba con una gloria inmensa que, sin embargo, estaba destinada a desaparecer."
2Co 3:8  "El trabajo al servicio del antiguo pacto que llevaba a la muerte tenía mucha gloria; sin embargo, el trabajo al servicio del nuevo pacto que lleva al Espíritu tendrá una gloria aun mucho mayor."
2Co 3:9  "Pues si tiene gloria aquello que lleva a la condena de los pecadores, ¿cuánta más gloria tendrá lo que hace que los pecadores puedan ser aprobados ante Dios?"
2Co 3:10  "Aquello que alguna vez tuvo esplendor, ahora ya no lo tiene, pues el nuevo esplendor que ha llegado es mucho más grande."
2Co 3:11  "Si aquello que estaba destinado a desaparecer tenía gloria, aun mucha más gloria debe tener aquello que es permanente."
2Co 3:12  "Ya que esa es nuestra esperanza, hablamos abiertamente."
2Co 3:13  Nosotros no somos como Moisés. Él se tapaba la cara con un velo para que los israelitas no vieran el final de aquello que estaba destinado a desaparecer.
2Co 3:14  "El pueblo tenía la mente cerrada, e incluso hoy, cuando leen el antiguo pacto, los cubre el mismo velo. Todavía tienen ese velo ya que es sólo por medio de Cristo como puede ser retirado."
2Co 3:15  "Aun hoy, cuando leen la ley de Moisés tienen un velo sobre su corazón,"
2Co 3:16  "y cuando alguien se acerque al Señor, el velo se quitará."
2Co 3:17  "En este caso, ""el Señor"" significa el Espíritu y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad."
2Co 3:18  "Con la cara descubierta, todos nos quedamos mirando fijamente la gloria del Señor, y así somos transformados en su imagen cada vez con más gloria. Este cambio viene del Señor, es decir, del Espíritu."

 


 
 
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