
NUESTRO HOGAR ETERNO
¡Parece haber mucha confusión acerca del tema del cielo! Las personas tienen
muchas ideas diferentes acerca de cómo es el cielo. Algunos piensan que es irreal o
simplemente un estado mental. El hombre en la calle no es el único que está
confundido. Prominentes líderes religiosos recientemente expresaron sus ideas a la
prensa. El 19 de agosto de 1999 en en su edición del sol, el Papa Juan Pablo II dejó
caer una bomba candente cuando dijo que el cielo no es un lugar físico, que el paraíso
no es lo que pensamos, y que “Dios no es un hombre viejo con barba blanca, pero un
Ser Supremo con cualidades masculinas y femeninas y que no hay puertas de perlas”.
El Dr. Deepak Chopra, un maestro espiritual de fama mundial dice, “el cielo es tan real
como el espíritu, y el espíritu es la única realidad… Porque el espíritu está dentro de
todos nosotros, es posible crear un ‘cielo en la tierra’ simplemente al mirar hacia
adentro de nosotros mismos y ser conscientes de nuestro interior”.
¿Por qué hay tantas opiniones vagas y ambiguas cuando Dios tiene la llave
maestra que abre nuestro conocimiento del cielo? La Biblia es la llave maestra. No
necesitamos depender de opiniones y teorías humanas, tenemos la Biblia, nuestra
única fuente segura de información sobre el cielo. 2 Pedro 1:19 llama esta fuente “la
palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una
antorcha que alumbra en lugar oscuro…” Hechos 3:21 habla de la “restauración de
todas las cosas”. ¿Qué es lo que Dios restaurará? ¡Él restaurara “todas las cosas”
perdidas por Adán y Eva! ¡Será el Paraíso en el planeta Tierra, todas las cosas hechas
nuevas! ¡Un mundo perfecto con gente perfecta!
Cuando Marco Polo regresó a su casa desde China luego de 21 años, él tenía
historias tan increíbles que contar, que sus amigos pensaron que se había vuelto loco.
El dijo que había viajado a una ciudad llena de oro y plata; había visto piedras negras
que quemaban (no habían escuchado del carbón); había visto tela que rehusaba
incendiarse aún cuando se la tiraba en el fuego (ellos no habían escuchado nada de
asbestos). El habló de enormes serpientes de 10 pasos de largo con mandíbulas lo
suficientemente grandes como para devorar a un hombre (nunca alguien había
escuchado de cocodrilos). El contó de nueces del tamano de la cabeza de un hombre
(nunca habían visto cocos). La gente se reía de tales cuentos. Años más tarde, cuando
Marco estaba muriendo, un hombre devoto que estaba al lado de su cama le urgió a
arrepentirse de los cuentos que había contado. Marco rehusó: “Todo es verdad, cada
detalle. Es más, ni les conté la mitad”.
Las palabras no son adecuadas para expresar las bellezas de la Tierra Nueva y
tampoco de la santa ciudad. En ese sentido también, “ni se ha contado la mitad”. 1
Corintios 2:9 dice, “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de
hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. La mayoría de la gente
no lee el siguiente texto: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu”. ¡Es a
través del Espíritu Santo de Dios que sus profetas podían compartir con nosotros algo
de las bellezas de la Tierra Nueva y de la santa ciudad, la Nueva Jerusalén!
¡La descripción de esa santa ciudad deja sin aliento! Mientras Juan el Revelador
estaba exhiliado en la pequeña isla de Patmos cerca de la costa de Turquía, Dios le
mostró su santa ciudad en visión. Entonces Juan escribió un testimonio visual en
Apocalipsis 21:1, 2: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la
primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la
nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada
para su marido”. ¡Pocas ilustraciones presentan tanta felicidad y belleza como la de
una novia preparándose para el día de su boda!
Apocalipsis 21:14, 19 continúa: “Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y
sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero… y los cimientos del
muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa”. El versículo 16
especifica el tamaño magnífico de la Nueva Jerusalén: Habrá suficiente lugar para cada
persona que quiera ser un ciudadano. ¡Jesús prometió en Juan 14:2 que en la casa de
su Padre muchas moradas hay! Y él ha preparado un lugar para nosotros allí.
Apocalipsis 21:21 dice, “Las doce puertas eran doce perlas;… Y la calle de la ciudad
era de oro puro, transparente como vidrio”.
Esta tierra hecha nueva, será el Jardín del Edén restaurado. Isaías 35:1 dice,
“Se alegrarán el desierto… como la rosa”. En este hogar prometido, el dolor ya no
existirá. No habrá más cáncer, ataques al corazón, artritis, o fiebres, no más
enfermedad, punto, para siempre! Isaías 33:24; 35:5, 6 promete: “No dirá el morador:
estoy enfermo… Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los
sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del
mudo”. Apocalipsis 21:4 hace eco de este hermoso cuadro: “Enjugará Dios toda
lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni
dolor; porque las primeras cosas pasaron”.
En la Nueva Jerusalén, nuestra búsqueda sin pausa de la fuente de la juventud
encontrará su cumplimiento. La encontraremos al fin en la santa ciudad. Apocalipsis
22:1, 2 nos dice: “Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente
como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la
ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos,
dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones”.
¡Aquí está la fuente de la juventud! Gozaremos de cuerpos perfectos y de energía sin
límites para explorar las maravillas que nos rodean.
Pero usted se preguntará, ¿cómo canalizaremos toda esta energía? ¿Qué nos
mantendrá ocupados en este lugar de paz y tranquilidad? ¿Cómo nos mantendremos
ocupados sin males para combatir, sin renta que pagar, sin comida que comprar? La
respuesta es que hemos estado corriendo en el mismo lugar aquí en la tierra, sin
avanzar, ocupándonos de pequeñeces. ¡Pero en la Tierra Nueva, descubriremos de
qué son capaces nuestras mentes y corazones! Exploraremos no sólo todo el universo
creado sino que también podremos completar el bordado de nuestros sueños no
realizados.
Los redimidos no herederán el aire sin nada. ¡En vez de flotar sin rumbo en
algún espacio santo, estarán sobre tierra sólida, y estarán activos! ¿Has permitido
alguna vez que tu capacidad creativa fluya y haya diseñado mentalmente tu casa ideal?
Planes tener esta enorme sala, esa bella piscina, aquellos frondosos jardines. Isaías
65:21, 22 nos dice que el cielo es el lugar donde en realidad podremos hacer lo que
sólo podemos soñar hoy. “Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y
comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro
coma;… mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos”. Nuestras manos, diseñadas
por Dios para trabajar las visiones de nuestras mentes, edificarán y crearán libremente.
¡Podremos edificar cualquier cosa que concibamos! Y nuestra energía será refrescada
y renovada de semana en semana mientras que tenemos una hermosa adoración y
comunión con nuestro Creador. En Isaías 66:23 Dios nos dice: “Y de mes en mes, y de
sábado en sábado, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová”. La celebración
sabática nos trae nueva vida y visión aún en este viejo mundo marcado, pero nos
energizará aún más en los esplendores del cielo. Nuestro sentimiento de comunidad,
nuestra experiencia de alabanza excederán cualquier cosa que hayamos
experimentado aquí. Las voces se elevarán en perfecta armonía, unidas en hermosos
himnos.
¡Un día muy pronto, esta tierra será el centro, la capital del universo de Dios! En
Apocalipsis 21: 3, 4 una voz del cielo dice, “He aquí el tabernáculo de Dios con los
hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos
como su Dios”. Ellos verán su rostro. Pronto escucharás la voz de Jesús, más
melodiosa que la música, decir, “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino
preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Mateo 25:34.
Juan 14:1-3 - El cielo es un lugar real.acerca de esto podemos tomarle la palabra a
Cristo.
2 Pedro 3:10-13 - Nuestro Señor ha prometido crear nuevos cielos y nueva tierra..
Mateo 5:5 - Los mansos heredarán la tierra.
Apocalipsis 21:2, 10 - La santa ciudad la Nueva Jerusalén, descenderá del cielo, de
Dios.
Isaías 45:18 - Dios creó este mundo para que fuera habitado.
Miqueas 4:8 - El dominio original será restaurado a la raza humana.
Filipenses 3:21 - Dios nos dará cuerpos gloriosos, inmortales (1 Corintios 15:51-54).
1 Corintios 13:12 - Pero no perderemos nuestra identidad, conoceremos y seremos
reconocidos.
Isaías 35:3-6 - Todas las deformidades físicas serán sanadas (los ojos de los ciegos
serán abiertos, los oídos de los sordos destapados, y los cojos restaurados).
Isaías 65:17 - Dios creará nuevos cielos y nueva tierra.
Isaías 65:21-23 - El cielo es real: “Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas,
y comerán el fruto de ellas.
Isaías 65:25 - El lobo y el cordero comerán juntos, el león comerá paja como el buey. El
nuevo reino de Dios será de paz y tranquilidad.
Mateo 8:11 - Tendremos compañerismo con Abrahám, Isaac, Jacob y los grandes de
todas las épocas por siempre!
Apocalipsis 21:3 - Dios mismo estará con nosotros, de una manera cercana y personal,
¡y será nuestro Dios!.
Apocalipsis 22:3, 4 - Con amor serviremos a nuestro Dios por siempre y gozaremos de
una relación cercana de amistad con él, cara a cara.
Apocalipsis 21:16, 17 - La nueva ciudad de Dios tiene 12,000 estadios, o 2,414
kilómetros cuadrados. Su gran muro tiene 144 codos, o 66 metros de altura. Su gloria
exede a la más fecunda imaginación.
Apocalipsis 21:18-21 - Esta ciudad espectacular tiene muros cuyos fundamentos son
gemas, calles deoro puro, y doce puertas de perla, cada puerta una perla individual, el
sueño de un arquitecto!
Apocalipsis 21:23-25 - “Allí no habrá noche”
Apocalipsis 21:1 - “el más ya no existía más” con su agua salada que nadie puede
beber y con su amplitud separando a seres queridos.
Apoc. 21:7, 8, 27 - Los requisitos de entrada a la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, son
enumerados.
Apocalipsis 22:17 - El Espíritu y la esposa dicen, “Ven”, una invitación celestial.
1 Corintios 2:9 - “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de
hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Salmo 16:11 - “En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para
siempre”.
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