
LA LEY Y LA GRACIA
La mayor parte de las personas procuran hacer de su hogar un refugio de las
tensiones de la vida en un mundo frío y difícil. Intentan hacerlo un lugar de amor y
seguridad. Pero los futuristas nos dicen que el hogar está encaminado hacia unos
cambios muy dramáticos. La verdadera pregunta es: ¿Cómo sobrevivirán los valores
de la familia en el siglo 21? ¿Cómo será la vida de tu hogar en el siglo 21? Algunas de
las estadísticas parecen ser buenas nuevas. La mayoría de los futuristas están de
acuerdo en que pasaremos mucho mas tiempo en casa en el siglo 21.
Pero también hay noticias que nos preocupan acerca de cuan facilmente pueden
entrar en el hogar costumbres dañinas. Hoy hay más y más avenidas para la entrada
de material peligroso e inmoral. Sabemos cuán rápido un virus o una mentira se puede
difundir a millones por el Internet. Individuos perturbados pueden intentar obtener el
nombre y dirección de un miembro de la familia a través del e-mail. Grupos fanáticos y
sectas extrañas descubren que el Internet es una gran forma de esparcir su
propaganda. Cualquier loco ahora puede tener un web site.
En los siguientes años veremos los televisores de alta definición con imágenes
tal claras como fotos luminosas. Pero ¿qué del contenido, los mensajes que nos llegan
tan persistentemente? Si encendemos el televisor, ya no vemos familias. La familia
está fuera, y el sexo y la violencia dentro. Un experto nos dice que nuestra sociedad
“celebra el desorden mientras que lo condena”.
Valores diferentes compiten por nuestra atención y nuestra lealtad. Nuestros
hijos están expuestos a muchas versiones del bien y el mal. Así que una parte muy
importante de proteger a la familia es ayudarles a hacer buenas elecciones, ayudarles
a poder distinguir los valores. Tienen que ver por sí mismos la diferencia entre
saludable y malsano, entre lo moral e inmoral.
Apocalipsis 14:7 dice, “Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio
ha llegado”. Dios está juzgando al mundo. Y el tiene una norma muy clara en la cual
basará sus juicios de bien y mal. Santiago 2:10-12, hablando de los diez
mandamientos, dice que seremos “juzgados por la ley de la libertad”. La ley de Dios es
la norma divina por la que seremos juzgados. Es la ley de la libertad porque el permiter
que la gracia de Dios transforme nuestros corazones para poder obedecerle nos libera
de la esclavitud del pecado.
Nota lo que Apocalipsis 11:19 dice que Juan vio en el cielo: “el templo de Dios
fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo”. Juan nos está
mostrando que el templo en el cielo contiene el arca del pacto, que contiene los Diez
Mandamientos. La ley de Dios es una transcripción del carácter de Dios, una
descripción de su voluntad. Nos muestra claramente la diferencia entre el bien y el mal.
Esta verdad acerca de la ley de Dios y su juicio ha estado desapareciendo entre
los Cristianos en años recientes. Los creyentes no quieren hablar mucho de esto.
Muchos no quiere pensar sobre esto. Y parte de la razón que estamos luchando por
proteger a nuestras familias es porque le hemos dado la espalda a la ley de Dios por
tanto tiempo. Sólo queremos hablar del evangelio, no comprendiendo que el juicio y la
ley son parte del evangelio. La razón por la cual Jesús murió en la cruz fue para
“justificarnos” en el juicio, para justificarnos ante la ley de Dios.
Pero hemos perdido nuestro sentido de responsabilidad ante un Dios santo y el
sentido de que él tiene una gran Norma de comportamiento, algo contra lo cual medir
nuestras vidas. La Biblia define el pecado en 1 Juan 3:4 como, “el pecado es
transgresion de la ley”. Pecado es violar el código de conducta del cielo.
En Juan 14:15 Jesús dice, “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. El amor
no me induce a hacer lo que quiero, me lleva a hacer lo que a Él le agrada. 1 Juan 2:3,
4 agrega estas palabras poderosas: “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si
guardamos sus mandamientos. El que dice: yo le conozco, y no guarda sus
mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no esta en él”. Cuando estamos
comprometidos con Cristo, cuando verdaderamente le conocemos y nos rendimos a él,
la respuesta natural es obedecerle.
En un nivel práctico, la ley de Dios obra como un espejo para yudarnos a ver
problemas específicos en nuestras vidas, pecados específicos. En Romanos 7:7 Pablo
dice: “Pero yo no conocí el pecado sino por la ley. Porque tampoco conociera la
codicia, si la ley no dijera: no codiciarás”. Romanos 3:20 agrega, “Por medio de la ley
es el conocimiento del pecado”. La ley de Dios revela lo que es el pecado. Define el
pecado. No somos salvos por la ley. Somos salvos por la gracia. Efesios 2:8, 9,
“Porque por gracia soys salvos por medio de la fe... no por obras, para que nadie se
glorie”. La salvación llega sólo por medio de la gracia. Pero la gracia nos induce a
obedecer, no a desobedecer. “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues
no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”. Romanos 6:14. En este versículo Pablo
declara que no seremos dominados por el pecado, el quebrantamiento de la ley,
porque la gracia de Dios, su misericordia para redimirnos de nuestra culpa pasada y su
poder obrando en nuestra vida, nos capacitará para obedecer a Dios.
La gracia y la fe no invalidan la ley de Dios. Romanos 3:31 pregunta: “¿Luego
por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley”. Así que
la fe, lejos de deshacer los mandamientos de Dios, nos lleva a guardarlos. Cristo
mismo dijo en Mateo 5:17, “No penséis (en otras palabras, ¡ni se te ocurra pensar!) que
he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir”. Si Dios hubiese optado por destruir su ley y asi bajar su norma de justicia,
entonces Jesús no hubiese tenido que morir en la cruz, porque entonces no hubiese
habido penalidad que pagar.
La ley simplemente revela que somos pecadores, no nos puede salvar. Pero lo
que la ley sí puede hacer es llevarnos a los brazos de un Salvador que sí nos salva.
Vemos nuestra debilidad, nuestro pecado, y clamamos, “¡Ayúdanos”! Así es como en
Gálatas 3:24 dice que la ley nos conduce a Cristo. Salmo 19:7 dice, “La ley de Jehová
es perfecta, que convierte el alma”. Pero para muchos, la ley ya no hace eso, porque
ha perdido su poder. Aun en algunas iglesias se enseña que Dios no tiene normas
absolutas y que su ley ya no es relevante para nuestras necesidades. Algunos
mantienen que la ley de Dios ya se descartó para dar lugar al Reino de Gracia. Pero
quitar la norma del bien y el mal trae caos.Estamos cosechando desenfreno,
inmoralidad y rebelión.
Se estima que más de 35 millones de leyes han sido escritas por seres humanos
para controlar el comportamiento. Pero con sólo diez preceptos breves, el
Todopoderoso formalizó el código que cubre toda la conducta humana. Y este código
se hizo para que perdure, ¡el mismo dedo de Dios lo grabó en tablas de piedra! En
realidad, la ley de Dios ha existido desde la eternidad. Salmo 111:7-9 dice, “Fieles son
todos sus mandamientos”. Afirmados eternamente y para siempre... Para siempre ha
ordenado su pacto”. Mucho antes del Sinaí, o incluso de Adán y Eva, esa norma
inmutable del bien había sido la base del gobierno del cielo. La mayor parte de los
ángeles vivieron felices con esos preceptos y fueron bendecidos. Satanás y sus
conspiradores intentaron hacer sus propias leyes, resultando en un trágico conflicto y la
pérdida del paraíso. Cuando Adán y Eva quebrantaron su confianza en Dios en el
Jardín del Edén, su mundo se derrumbó a sus pies.
En Hebreos 8:10 Dios promete: “Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre
su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo”.
Podemos ser transformados por la gracia de Dios —tan transformados que con amor
obedezcamos su ley. ¿Te gustaría decir, “Jesús, en un mundo sin ley, yo anhelo
guardar tu ley. Por favor, cámbiame por dentro?”
Salmos 111:7, 8 - Los mandamientos de Dios son el código eterno de conducta del
cielo que permanece firme para siempre.
Romanos 3:20 - La ley de Dios, revelando el pecado, nos lleva a ver nuestra culpa y
nos conduce a Jesús.
Salmo 19:7 - La ley de Dios es “perfecta”, una agencia divina conduciéndonos a la
conversión.
Salmos 19:11 - En guardar sus mandamientos hay una gran recompensa.
Romanos 6:14 - No estamos “bajo la ley” como un medio de salvación, a salvación
viene totalmente y siempre por la gracia. (Efesios 2:8)
Romanos 6:15 - Aunque no estamos bajo la ley, esto no nos da libertad de quebrantar
la Ley de Dios.
1 Juan 2:4 - En la Biblia, el pecado está literalmente y expresamente definido como
quebrantar la ley de Dios.
Santiago 2:10-12 - Los Diez Mandamientos son como una cadena de eslabones: si se
rompe uno, toda la cadena se rompe.
Isaías 59:1, 2 - El pecado, o el quebrantar la ley de Dios, nos lleva a separación de
Dios y muerte eterna. (Romanos 6:23)
Romanos 3:31 - Cuando somos salvos por la fe, deseamos guardar la ley de Dios.
(Hebreos 10:7; Juan 8:29)
Juan 14:15 - El amor siempre nos conduce a obedecer. Jesús dijo, “Si me amáis,
guardad mis mandamientos”.
1 Juan 5:3 - “Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus
mandamientos no son gravosos”.
1 Juan 2:4, 5 - “el que dice: yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es
mentiroso, y la verdad no esta en él”.
Hebreos 8:10; 10:16 - En el nuevo pacto, Jesús escribe su ley en nuestros corazones.
Salmos 40:8 - El pone en nuestro corazón el deseo de hacer su voluntad.
Proverbios 28:9 - “El que aparta su oido para no oir la ley, su oración también es
abominable”.
Apocalipsis 14:12 - El pueblo de Dios de los últimos días guarda sus mandamientos por
la fe.
Apocalipsis 12:17 - Su remanente, como los fieles de todas las edades, guardan su ley.
EL MAYOR ENGAÑO DE LA HISTORIA
Una historia fascinante de la mitologa griega nos advierte en contra del engaño
disfrazado con ropaje religioso. Los griegos, no pudiendo derrotar a los troyanos,
decidieron usar el engaño. Edificaron un enorme caballo de madera y lo trajeron a la
puerta de la ciudad de Troya, declarando que era una ofrenda para la diosa Atena.
Pero soldados griegos armados estaban escondidos dentro del caballo. Los griegos lo
dejaron fuera de las puertas de Troya, subieron a sus barcos y se fueron.
Los troyanos se alegraron en recibir este regalo del favor divino, abrazándolo
como un símbolo de victoria de sus dioses. Pero esa noche, una vez que el caballo
estuvo dentro de la ciudad, cientos de soldados griegos saltaron de adentro por una
puerta secreta. Estos soldados abrieron las puertas de la ciudad para que otros griegos
que habían regresado entrasen. La ciudad fue incendiada. Los troyanos habían
aceptado una falsedad y fueron derrotados por ese engaño. Una ofrenda para sus
dioses, un símbolo religioso en el cual al comienzo se regocijaron, fue en realidad parte
del plan engañoso del enemigo.
¿Será que hay un caballo de Troya en la iglesia cristiana? ¿Será que millones
podrían ser engañados y no saberlo? Tal vez hemos aceptado la así llamada “ofrenda
a Dios” que es en realidad una falsedad bajo disfraz religioso. Déjenme hablar claro:
Los engaños más grandes de Satanás son engaños religiosos. Satanás disfraza al
error de verdad. Es un adversario muy astuto que hará cualquier cosa por engañarnos,
incluyendo el substituir un falso día de adoración religiosa en lugar del Sábado de los
Diez Mandamientos! El engaño maestro de Satanás, su caballo de Troya bajo el disfraz
de religión, es un día falso de adoración.
Aunque parezca increíble, la Biblia lo predice. ¡Dios vio de antemano que un
poder rival se atrevería a intentar cambiar su santa ley! El Diablo sabe que si puede
iniciar un cambio en los diez mandamientos, escritos con el propio dedo de Dios sobre
tablas de piedra, él puede abrir las puertas para que toda otra clase de especie de
falsedades fluyan dentro de la iglesia cristiana. Veamos cómo ocurrió...
El sueño asombroso de Daniel:
En Daniel 2 leemos acerca del sueño del rey
Nabucodonosor de una gran imagen. Veremos el capítulo siete, donde Daniel mismo
tuvo un sueño y vio cuatro
“bestias” levantarse del mar.
Estos sueños divinamente
inspirados están llenos de
significado vital para nosotros
hoy. El capítulo siete de Daniel
es como un repetición
instantánea del capítulo dos de
Daniel, solo que es mejor,
porque agrega más detalles y
mira las cosas desde una
perspectiva diferente. El sueño
de Daniel empieza en los días
de Babilonia, pero nos lleva a
través de los días de Babilonia,
Medo-Persia, Grecia, y Roma,
los cuatro imperios mundiales.
Nos lleva a través de los
primeros días del cristianismo y
nos muestra cómo, después de
la muerte de Cristo y sus
discípulos en los primeros siglos,
se levantaría un poder que
intentaría cambiar el Sábado.
Lee Daniel 7:1-8 y. Note
que la cuarta bestia era
indescriptible, ¡no como un león,
un oso, un leopardo, o nada que
Daniel hubiese visto antes! La
cuarta era una bestia espantosa,
poderosa, con hierro en los
dientes y diez cuernos. Y de
esos diez cuernos, Daniel vio
salir otro cuerno. Este “cuerno
pequeño” llegó a ser un gran poder. Daniel 7:8 dice, “Este cuerno tenía ojos como de
hombre, y una boca que hablaba grandes cosas ”, el versículo 20 dice, “grandes
cosas”. Y este cuerno pequeño intentó cambiar los mandamientos y la misma Ley de
Dios.
Develando los símbolos:
Algunos creen que el interpretar las profecías es en
realidad la especulación de cada persona. Pero 2 Pedro 1:21 dice, “Porque nunca la
profecía fue traída por voluntad humana”. Eso quiere decir que no depende de lo que
yo personalmente pienso que la profecía significa, no debería darle mi propia
interpretación privada, porque la Palabra de Dios se explica a sí misma, si se lo
permitimos. Dios nos dice claramente en Daniel 7:17 y 23 que “Estas cuatro grandes
bestias son cuatro reyes que se levantarán... La cuarta bestia será un cuarto reino en la
tierra”. Así que estas bestias no son cuatro reyes individuales sino cuatro reinos o
imperios mundiales sucesivos. Es más, la Biblia dice que la cuarta bestia “será un
cuarto reino en la tierra”. Aun hoy usamos bestias o animales como símbolos. Usamos
al oso Ruso como el símbolo de ese país, al león real para Inglaterra, al águila para los
Estados Unidos. Así como usamos animales como símbolo de las naciones, así
también lo hace Dios.
¿Qué reinos o naciones representan las bestias del sueño de Daniel? Los
capítulos 2 y 7 de Daniel contienen paralelos notables. Por ejemplo, la última parte de
la imagen tenía diez dedos, y la última bestia tiene 10 cuernos. Los cuatro metales y las
cuatro bestias simbolizan los mismos cuatro imperios mundiales. La cuarta bestia es el
Imperio Romano que cayó en 476 d.C. y fue dividido en las naciones modernas de
Europa representadas por los diez cuernos. Este punto en la historia fue después de la
muerte de Cristo, después de la iglesia apostólica. En esos días cuando Roma estaba
siendo dividida, algo sucedió. En Daniel 7:8 el profeta vió esos diez cuernos, las diez
divisiones de Roma, y vió salir de entre ellos un cuerno pequeño que tenía “ojos como
los ojos de un hombre, y boca que hablaba grandes cosas”.
El misterioso cuerno pequeño: ¿
Dónde se levantaría este poder? No en Asia,
no en Africa o Sudamérica, pero de “entre” los diez cuernos, lo cual significa que del
Imperio Romano, de Roma. ¿Cuándo se levantaría este poder? Daniel 7:24 nos dice
“después” de la caída de Roma y su subsecuente ruptura en el 476 d.C. Este cuerno
tenía “ojos como de hombre”. 1 Samuel 9:9 dice que un profeta era llamado un
“vidente” porque el veía con la sabiduría de Dios y de por adelantado. Pero este poder
llamado cuerno pequeño no tiene los ojos de Dios, sino ojos de hombre. Este poder
está basado no en la sabiduría divina de Dios, sino en la sabiduría humana.
Algo de este cuerno pequeño lo hizo fundamentalmente diferente a los otros diez
cuernos. Daniel 7:24 dice que este poder llamado cuerno pequeño sería “diferente a los
anteriores”, a los otros diez. Las primeras diez divisiones del Imperio Romano llegaron
a ser las naciones modernas de Europa occidental y son todos de naturaleza política.
Este “cuerno pequeño” sería “diferente” sería ser un poder religioso (o por lo menos un
híbrido, siendo parte religioso y parte político, una entidad religioso–política).
Daniel 7:8, 11, 20 enfatiza que este “cuerno pequeño” tenía “una boca y hablaba
grandes cosas”. Traducciones modernas dicen “se jactaba”, “palabras pomposas”, etc.
Finalmente, Daniel 7:25 divulga que “él (el poder llamado cuerno pequeño) hablaría
grandes cosas contra el Altísimo”. Claramente, entonces, Dios nos está diciendo que
este pode, este poder religioso que es “diferente” de todos los otros poderes de
Europa, este poder que se levantaría en Roma luego de la caída y división del Imperio
Romano, se jactaría de grandes cosas y decretos. ¡Hablaría pomposamente,
jactanciosamente, aún diciendo tener poder infalible para cambiar la Ley de Dios y el
día de adoración!
Sabemos que la iglesia Católica Romana es responsable de este cambio
predicho por dos razones: (1) es la única institución que podría haberlo hecho, y (2)
¡admite haberlo hecho! El Catecismo es un libro de preguntas y respuestas usado
como el manual oficial de entrenamiento para instruir a nuevos miembros de esa
iglesia. En la página 50 del El Catecismo del Converso leemos: “PREGUNTA: ¿Cuál es
el día de reposo? RESPUESTA: El sábado es el día de reposo. PREGUNTA: ¿Por qué
observamos el domingo en vez del Sábado? RESPUESTA: Observamos el domingo
en vez del sábado porque la Iglesia Católica transfirió la solemnidad del sábado al
domingo”. ¡Vez tras vez, en muchas fuentes oficiales, la iglesia osadamente admite
haber cambiado el día!
La tradición no cuenta. El pensamiento popular dice que la tradición, si es
antigua y de larga vida, debe ser honrada. ¡Si fuese así, entonces la prostitución, como
“la profesión más antigua del mundo” merece gran respeto de todos nosotros! Pero
cuán antigua sea una práctica no tiene nada de peso en cuanto a cuán válida es. La
Antiguedad del error prueba sólo que hemos estado equivocados por mucho tiempo!
Además, si lo que nos debe impresionar es la antiguedad de una tradición, entonces no
hay argumento, ¡el séptimo día sábado es el día del Señor, porque nos lleva hasta la
misma Creación, sin ninguna discusión! Jesús dió la opinión del cielo en cuanto a las
tradiciones de los hombres en Mateo 15:3, 6, 9 y dijo claramente que es adorarle “en
vano”.
Una cuestión de autoridad.
Algunas personas preguntan: ¿Qué importa qué
día sea”? No es un asunto de días, sino de dueño. No estamos hablando simplemente
de días. Estamos hablando de dueños o alianzas, lealtad al dueño de nuestra vida. En
el análisis final, ¿quién es nuestro Dueño? ¿Jesús, o líderes de la iglesia? Días, como
tales, no son importantes, pero la Biblia lo es. ¿Seguiremos las tradiciones de hombres
errados o la Palabra de Dios? La elección es nuestra. El apóstol Pedro declaró
audazmente: “es menester obedecer a DIOS antes que a los hombres”. Hechos 5:29.
Examinando Daniel 7:25.
Cuando Dios predijo que el poder del cuerno
pequeño “pensaría en cambiar los tiempos y la ley”, se refería a leyes divinas. Las
leyes de los hombres, como leyes de tránsito, de impuestos, etc. cambian con tanta
frecuencia que ni son dignas de mención y no estarían mencionadas en la Biblia. Y el
único de los Diez Mandamientos de Dios que tiene que ver con el tiempo es el cuarto
mandamiento, tocante al sábado. ¿Pero por qué dice la profecía que el cuerno
pequeño “pensaría” en cambiar la ley? ¿Puede algún poder terrenal realmente cambiar
la ley escrita con el dedo de Dios? ¡No, pero el cuerno pequeño se atrevería a “pensar”
en cambiar la Ley de Dios! La Biblia católica, version Douay, traduce Daniel 7:25 de la
siguiente manera: “y se pensará capaz de cambiar los tiempos y la ley”.
De Génesis a Apocalipsis.
El primer cardenal designado por la iglesia Católica
Romana en los Estados Unidos fue el Cardenal James Gibbons, Arzoobispo de
Baltimore. Fue un erudito brillante. En su libro, La Fe de Nuestros Padres, del cual se
vendieron millones de copias en América, sto es lo que él dice en la página 89: “usted
puede leer la Biblia del Génesis al Apocalipsis, y no encontrará una sóla línea que
autorice la santificación del Domingo. Las Escrituras exigen la observancia religiosa del
Sábado, un día que nosotros (los Católicos) nunca santificamos”.
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