Cuando Pablo escribió esta epístola probablemente no le puso ningún título. Sencillamente era una carta que escribía a los creyentes de Roma; pero posteriormente la epístola llegó a ser conocida como "A los Romanos", Gr. pros romáious, que es el título que se le da en los manuscritos más antiguos. En manuscritos Posteriores este título fue ampliado a "La Epístola de Pablo el apóstol a los Romanos", título que con algunas ligeras diferencias es el que se usa en las versiones castellanas.
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Paternidad Literaria
Nunca se ha puesto seriamente en duda que el apóstol Pablo sea el autor de esta epístola. Algunos eruditos han sugerido que el cap. 16 quizá no formaba parte de la epístola original enviada a Roma, sino que fue una carta separada enviada a Efeso, donde Pablo había trabajado durante algún tiempo (Hech. 19). Esta teoría se basa principalmente en la extensa lista de nombres que hay en dicho capítulo, y en la suposición de que difícilmente Pablo podría haber conocido a tantos amigos en una ciudad que aún no había visitado. Sin embargo, como la gente afluía a Roma desde todas partes del imperio, es muy posible que el apóstol hubiera tenido muchos amigos en la ciudad capital. Además, todos los manuscritos más antiguos incluyen el cap. 16 como una parte de la epístola. Por lo tanto, los eruditos conservadores modernos dejan la epístola tal como se encuentra ahora.
Que Pablo es el autor de esta epístola nunca ha sido puesto en duda seriamente, aunque algunos eruditos han sugerido que el cp 16 habría sido una carta separada, enviada a Efeso, en vez de una parte de la epístola original. Sin embargo, todos los manuscritos más antiguos que nos han llegado incluyen el cp 16 como parte de la epístola original
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Marco Historico
Parece evidente que la Epístola a los Romanos fue escrita desde Corinto, en su tercer viaje misionero, durante la permanencia de Pablo de tres meses en esta ciudad (Hech. 20: 1-3). Muchos eruditos ubican esta visita a fines del año 57 y comienzos del 58; pero algunos prefieren una fecha más antigua.
Que la epístola fue escrita desde Corinto es claro por sus referencias a Gayo (Rom. 16: 23; cf. 1 Cor. 1: 14) y a Erasto (Rom. 16: 23; cf. 2 Tim. 4: 20), y por su encomio a Febe, a quien Pablo describe como una creyente que había prestado servicios especiales a la iglesia de Cencrea, el puerto marítimo oriental de Corinto (Rom. 16: 1). Cuando Pablo escribió la epístola estaba por regresar a Palestina, pues llevaba una contribución de las iglesias de Macedonia y Acaya para los pobres que había entre los cristianos de Jerusalén (Rom. 15: 25-26; cf. Hech. 19: 21; 20: 3; 24: 17; 1 Cor. 16: 1-5; 2 Cor. 8: 1-4; 9: 1-2). Después de terminar esa misión, se proponía visitar a Roma, y desde allí continuar con su viaje a España (Hech. 19: 21; Rom. 15: 24, 28). Hasta ese momento no había podido visitar a la iglesia cristiana de la ciudad capital del Imperio Romano, aunque con frecuencia había deseado hacerlo (Rom. 1: 13; 15: 22). Pero ahora creía que había completado sus labores misioneras en Asia y Grecia (cap. 15: 19, 23), y anhelaba proseguir rumbo al oeste para fortalecer la obra en Italia e introducir el cristianismo en España (ver HAp 299-300). Para poder llevar a cabo este último propósito, Pablo deseaba estar seguro del apoyo y la cooperación de los creyentes de Roma; por lo tanto, antes de su visita les escribió esta epístola en la que bosqueja con términos vigorosos y claros los grandes principios de su Evangelio (cap. 1: 15; 2: 16). Ver pp. 107-108.
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Tema 1
El tema de la epístola es la pecaminosidad universal de los hombres y la gracia universal de Dios, la cual proporciona un camino por el cual los pecadores pueden ser perdonados y también restaurados a la perfección y la santidad. Este "camino" es la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, que murió, resucitó y vive eternamente para reconciliarnos y restaurarnos.
Cuando Pablo escribe esta epístola, su mente está llena de los problemas que han surgido en sus conflictos con los judaizantes. Se ocupa de las cuestiones básicas, y les da respuesta mediante una presentación amplia de todo el problema del pecado y del plan de Dios para hacer frente a esa emergencia. Pablo muestra en primer lugar que todos los hombres -judíos y gentiles- han pecado y continúan alejados del glorioso ideal de Dios (cap. 3: 23). No hay excusa para este alejamiento, pues todos -judíos y gentiles, sin excepción- han recibido algún grado de revelación de la voluntad de Dios (cap. 1: 20). Por lo tanto, todos están, con justicia, bajo condenación. Además, los pecadores son completamente impotentes para liberarse por sí mismos de esa situación, pues en su condición depravada les es absolutamente imposible obedecer la voluntad de Dios (cap. 8: 7). Los intentos legalistas de obedecer la ley divina no sólo están condenados al fracaso, sino que también pueden ser evidencia externa de un arrogante rechazo generado por ajusticia propia de no reconocer la debilidad del hombre y su necesidad de un Salvador. Sólo Dios mismo puede proporcionar remedio, y esto lo ha hecho mediante el sacrificio de su Hijo. Todo lo que se pide del hombre caído es que ejerza fe: fe para aceptar las condiciones necesarias para perdonar su pasado pecaminoso, y fe para aceptar el poder que se ofrece para llevarlo a una vida de rectitud.
Este es el Evangelio de Pablo tal como se desarrolla en la primera parte de la epístola. Los capítulos restantes se ocupan de la aplicación práctica del El evangelio ante ciertos problemas que tienen que ver con el pueblo escogido y con los miembros de la iglesia cristiana.
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Ambientacion
La carta aparentemente fue escrita desde Corinto, durante su breve estancia allí en su 3er viaje misionero (tal vez en el invierno del 57/58 d.C.) como sugieren los saludos (Ro. 16:23; cf 1 Co. 1:14; 2 Ti. 4:20) y Ro. 16:1, donde Pablo felicita a Febe por su servicio especial a la iglesia de Cencreas, el puerto oriental de Corinto. Habiendo casi completado su ministerio en Grecia (15:19, 23), con el establecimiento de iglesias cristianas en las principales ciudades, Pablo estaba por regresar a Palestina llevando la ayuda de las iglesias gentiles para los creyentes pobres de Jerusalén (Ro. 15:25, 26; cf Hch. 19:21; 20:3; 24:17; 1 Co. 16:1-5; 2 Co.8:1-4; 9:1, 2). Al completar su misión, tenía el propósito de extender sus labores a España y de paso visitar Roma (Hch. 19:21; Ro. 15:24, 28). Ya otros habían establecido la fe cristiana en la capital del Imperio Romano, y Pablo tenía el deseo ardiente de visitar a los creyentes de la metrópoli (Ro. 1:13; 15:22).
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Tema 2
La Epístola a los Romanos y la dirigida a los Gálatas* tratan el mismo tema general: la justificación por la fe en Cristo. Pero mientras la última fue compuesta en un tiempo de crisis —cuando las iglesias de Galacia estaban afrontando las enseñanzas de los judaizantes, y por ello escrita para atender una amenaza específica— , la primera se ocupa del tema en forma más ordenada, razonada y completa. No hay evidencias de ninguna crisis en la ciudad de Roma que se pueda comparar con la que hubo en Galacia. Se ha sugerido que Pablo escribió a los romanos poco después de haber escrito a los gálatas. La epístola a los Gálatas ha sido llamada la Carta Magna del cristianismo, y la epístola a los Romanos su Constitución. En cualquier caso, es obvio que la mente del apóstol estaba muy ocupada con los problemas que habían surgido en sus muchas controversias con los judaizantes, ya que plantea las preguntas básicas y las analiza contra el trasfondo de todo el problema del pecado y del plan de Dios para afrontar la emergencia que originó el mal. De acuerdo con esto, el tema de la epístola es la pecaminosidad universal del hombre y la gracia de Dios, infinita y abierta para todos. Pablo demuestra primero que todos los hombres, judíos y gentiles por igual, han pecado y están destituidos de la gloria de Dios (Ro. 3:23), y que es totalmente imposible que ellos, en su estado carnal, obedezcan la voluntad de Dios (8:7, . Luego muestra que la justificación se puede obtener sólo por fe en Jesucristo (3:22, 24; 8:1-4). Los intentos legalistas para lograrla están destinados al fracaso, ya que en el hombre "no mora el bien" (7:18).
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Contenido 1
Después de los saludos (Ro. 1:1-7). Pablo expresa su interés por los creyentes de Roma y les expresa su vivo deseo de visitarlos (vs 8-15). Como "deudor" a todos los gentiles -ya que él en un sentido especial es su apóstol (cf Gá. 2:7, 9)- siente el peso de proclamar el evangelio "también... en Roma" (Ro. 1:14, 15). En 1:16-5:21 presenta la doctrina de la justificación por la fe, el tópico anunciado en 1:16, 17. Primero plantea el total fracaso de los gentiles por obtener la justicia, y les demuestra que son culpables ante Dios (vs 18-23). Luego se ocupa de los judíos, que habían gozado de grandes ventajas al ser custodios de "la palabra de Dios" (3:1, 2), mostrando que también son culpables; es decir, que ambos, judíos y gentiles por igual, "están bajo pecado" (v 9). A pesar de su posición más favorable, los judíos no habían guardado la ley (vs 10 -24); por tanto, "todo el mundo" está "bajo el juicio de Dios" (v 19). Ni la posesión del registro escrito de la voluntad de Dios ni la observancia puntilloso y mecánica de sus demandas da a los judíos una razón para jactarse, porque el hombre es "justificado por fe sin las obras de la ley" (v 28). No hay justificación fuera de la que da Jesucristo (vs 21-31 ).
Después, gracias al análisis de la experiencia de Abrahán, Pablo prueba que el patriarca obtuvo la justificación por la fe: "Creyó Abrahán a Dios, y le fue contado por justicia" (Ro. 4:3; cf v 22). Luego Pablo pregunta: Si Abrahán fue justificado por la fe, ¿cuánto más nosotros, por cuyas transgresiones Cristo murió y por cuya justificación resucitó (vs 24, 25)? Pablo enfatiza la fe como la base de la experiencia cristiana, ya que por medio de ella recibimos justificación y encontramos paz con Dios (5:1). Mientras antes éramos sus "enemigos", ahora por la fe "fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo" (vs 10, 11). En los vs 12-14 el apóstol atribuye la presencia del pecado en el mundo a Adán, pero muestra un paralelismo de razonamiento: que así como el pecado de un hombre produjo la condenación al mundo, así la obediencia de uno -Cristo- trae la justificación (5:15-19).
Desarrolla el tema de que la persona que ha experimentado la justificación por la fe ha de servir a Dios "en vida nueva" (6:1-7:6); el pecado no reina en ella, es decir, no tiene dominio sobre el cristiano (6:1, 12,14), como lo muestra el rito del bautismo, que representa no sólo la muerte al pecado sino también la resurrección para que "andemos en vida nueva" (vs 3-6).
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Contenido 2
A continuación, Pablo señala el aparente conflicto entre la intención de hacer el bien y el grave hecho de que el hombre no tiene el poder de hacerlo (7:7-25), situación que lo confronta con un dilema del que parece no tener escapatoria (v 24). Pero "gracias a Dios" hay una salida (v 25). En el cp 8 Pablo la explica diciendo que "la ley del Espíritu de vida" libera al hombre "de la ley del pecado y de la muerte" (v 2). En virtud de que el Hijo de Dios vino al mundo como Salvador del hombre y murió por sus pecados, "la justicia de la ley" se puede cumplir "en nosotros" si "no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu" (v 4). Los que son "guiados por el Espíritu de Dios" son "hijos de Dios" (v 14), y por ello "herederos de Dios y coherederos con Cristo" (v 17). Como "Dios es por nosotros" (v 31 ), "en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (v 37), y nada puede separamos del amor infinito de Dios (vs 35, 38, 39).
En vista de que la justificación viene por la fe, y no por la observancia puntilloso de exigencias legales, como pensaban los judíos, naturalmente surge la pregunta acerca del papel de Israel como pueblo escogido de Dios (Ro. 9-11). Dios lo había adoptado y entró en un pacto con él (9:4), pero más tarde lo rechazó. Su elección del pueblo escogido en la antigüedad puede parecer arbitraria (vs 6- 23), pero "no todos los que descienden de Israel son israelitas" (v 6); en realidad, "sólo el remanente será salvo" (v 27). Israel como nación no alcanzó la justificación por medio de la ley, sencillamente porque no la buscó por la fe; intentó alcanzarla por medio de las "obras de la ley" (vs 30-32). En consecuencia, como nación rechazó la salvación que Pablo ya había mostrado que se podía obtener sólo por Cristo (vs 32, 33). Dando la espalda a Cristo, procuraron "establecer la [justicia] suya propia" y rechazaron la generosa provisión puesta a su disposición por medio de él (10:3,4). Tenían "celo" por Dios, "pero no conforme a ciencia" (10:2). Como Israel fue "un pueblo rebelde y contradictor" (v 21), Dios no tuvo otra opción que rechazarlo.
Surge entonces la pregunta: ¿Significa esto que Dios ha privado total y definitivamente de la salvación a los judíos? En el cp 11 el apóstol contesta explicando que, como las ramas improductivas de un olivo, habían sido "desgajados" y en su lugar fueron injertadas ramas gentiles (vs 17-22); así, para encontrar la salvación, el pueblo de Israel debe ser injertado de nuevo en el tronco del olivo (v 23). Sólo de esta manera "todo Israel" puede ser "salvo" (v 26). Dios "sujetó a todos", judíos y gentiles, "en desobediencia, para tener misericordia de todos" (v 32).
En Ro. 12:1-15:13, Pablo hace aplicaciones prácticas de la doctrina de la justificación por la fe, la que ha desarrollado en los cps 1:16-11:36. Significa una transformación para el cristiano individual (12:1, 2), unidad y compañerismo entre los creyentes (vs 3-8) y un trato considerado a todos los hombres (vs 9-21). Significa sumisión a "las autoridades superiores" (13:1-7), una vida sobria, en vista de que "ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos" (vs 11-14), y paciencia y consideración entre los cristianos (14:1-15:13). En su conclusión (15:14-16:27) Pablo repite su intención de visitar a los creyentes de Roma (15:31, 32), y les envía saludos (16:1-16). Les aconseja no escuchar a ciertos falsos maestros (vs 17-20) y añade saludos de sus compañeros (vs 21-23). Los vs 24-27 constituyen una bendición apostólica y una doxología (véase CBA 6:463-465).
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Sin Editar
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Bosquejo
I. Introducción, 1: 1-15.
A. Saludo, 1: 1-7.
B. Explicaciones personales, 1: 8-15.
II. Exposición doctrinal, l: 16 a 11: 36.
A. La doctrina de la justificación por la fe, 1: 16 a 5: 21.
1. Justificación alcanzada por la fe, 1: 16-17.
2. La necesidad universal de justificación, 1: 18 a 3: 20.
a. El fracaso de los gentiles, 1: 18-32.
b. El fracaso de los judíos, 2: 1 a 3: 20.
3. La justificación otorgada en Cristo, 3: 21-31.
4. La justificación por la fe: doctrina del Antiguo Testamento, 4: 1-25.
5. Los benditos efectos de la justificación, 5: 1-11.
6. Los efectos de la justificación en contraste con los resultados de la caída de Adán, 5: 12-21.
B. La doctrina de la santificación por la fe, 6: 1 a 8: 39.
1. La muerte al pecado y resurrección a una nueva
2. La liberación del yugo de la ley y del pecado, 6: 12-23.
3. La relación de la ley con el pecado, 7: 1-13.
4. El conflicto entre la carne y el espíritu, 7: 14-25.
5. La vida llena del Espíritu, 8: 1-39.
C. La elección de Israel, 9: 1 a 11: 36.
1. El pesar de Pablo por el rechazo de Israel, 9: 1-5.
2. La justicia del rechazo, 9: 6-13.
3. La voluntad de Dios no debe ser puesta en duda, 9: 14-29.
4. La causa del rechazo fue la falta de fe de Israel, 9: 30 a 10: 21.
5. La restauración final de Israel, 11: 1-36.
III. Aplicación práctica de la doctrina de la justificación por la fe, 12: 1 a 15: 13.
A. El sacrificio que hace el cristiano de sí mismo, 12: 1-2.
B. El cristiano como miembro de la iglesia, 12: 3-8.
C. La relación del cristiano con otros, 12: 9-21.
D. La relación del cristiano con el Estado, 13: 1-7.
E. La única deuda que tiene el cristiano: amor, 13: 8-10.
F. La proximidad de la segunda venida, 13: 11-14.
G. La necesidad de tolerancia mutua entre los cristianos, 14: 1 a 15: 13.
IV. Conclusión, 15: 14 a 16: 27.
A. Explicaciones personales, 15: 14-33.
B. Saludos a varias personas, 16: 1-16.
C. Advertencia contra los falsos maestros, 16: 17-20.
D. Saludos de parte de los compañeros de Pablo y de su amanuense, 16: 21-23.
E. Bendición final y doxología, 16: 24-27.
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