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marcos.gif MARCOS image by bibliadeestudioadventista

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Titulo  

 Los manuscritos más antiguos que existen simplemente llevan el título "Según Marcos". Más tarde, a medida que el término "Evangelio" comenzó a aplicarse a la historia de la vida y el ministerio de Jesús, se incorporó al título de este libro. El título "El Evangelio Según San Marcos" sólo aparece en manuscritos posteriores.

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Autor 

 El testimonio constante y unánime de la tradición cristiana señala a Juan Marcos como el autor de este Evangelio. El nombre Marcos deriva del latín Marcus, y es a la vez su apellido (Hech. 12: 12, 25). Su primer nombre era Juan (Hech. 13: 5, 13), y el nombre de su madre, María (Hech. 12: 12). Era "sobrino de Bernabé" (Col. 4: 10), quien antes había vivido en Chipre (Hech. 4: 36). En el hogar de Marcos, en Jerusalén, parece que estaba el "aposento alto" (HAp 135), en donde por un tiempo, al menos, vivieron algunos de los apóstoles después de la resurrección y ascensión de Jesús (Juan 20: 19; Hech. 1: 13), y en donde se reunían los miembros de la primera iglesia en Jerusalén (Hech. 12: 12). Juan Marcos acompañó a Pablo y a Bernabé en el primer viaje misionero de estos apóstoles (Hech. 13: 5,13); en un viaje posterior Marcos acompañó a Bernabé a la isla de Chipre (Hech. 15: 36-39). Parece que Marcos trabajó más tarde bajo la dirección de Pedro y de Pablo (1 Ped. 5: 13; Col. 4: 10; 2 Tim. 4: 11). El hecho de que este Evangelio lleve el nombre de una persona tan poco destacada como Marcos, es una evidencia indirecta de su autenticidad y de que él es el verdadero autor. Si este Evangelio fuera una falsificación, sin duda se le habría adjudicado el nombre de una persona mejor conocida, que hubiera estado asociada personalmente con Jesús, como el apóstol Pedro. No hay una razón válida para dudar ni de la autenticidad del libro ni de que Marcos es su autor. Papías, obispo de Hierápolis, distante unos 16 km (10 millas) de Colosas y unos 10 km (6 millas) de Laodicea, en Asia Menor, fue el primer escritor que se sepa haya afirmado que Marcos era el autor de este Evangelio. En su obra Interpretaciones, según la cita Eusebio (Historia eclesiástica iii. 39. 15), dice así:
"Decía aquel presbítero [muy probablemente el presbítero Juan], refiere Papías, que Marcos, intérprete de Pedro, escribía totalmente con diligencia cuantas cosas encomendaba a la memoria; pero que sin embargo no exponía ordenadamente los dichos y hechos del Señor. Pues él nunca había oído ni seguido al Señor, sino que  había vivido después con Pedro, como he dicho, el cual predicaba el Evangelio para utilidad de los oyentes, no para tejer una historia de los discursos del Señor. Por ese motivo en nada faltó Marcos, que escribió algunas cosas tal como las sacaba de la memoria. Porque una sola cosa deseaba, a saber, no omitir nada de lo que había oído, ni agregar a ello alguna falsedad".
Esta declaración concuerda con la siguiente referencia de Pedro: "Marcos mi hijo" (1 Ped. 5: 13).
La declaración de Papías se toma generalmente para afirmar que Marcos era el traductor de Pedro cuando éste se dirigía a congregaciones cuyo idioma no hablaba bien, posiblemente en lugares en donde no se hablaba arameo, la lengua nativa de Pedro. En contraste a esto, léase HAp 32-33. Presumiblemente Marcos tradujo tan a menudo la predicación evangélica de Pedro y se familiarizó tanto con ella, que pudo escribir, bajo la inspiración del Espíritu Santo, el Evangelio que lleva su nombre. La mayoría de los eruditos están de acuerdo en que de los cuatro Evangelios el de Marcos es el primero que se escribió.
Los padres de la iglesia no concuerdan en si Marcos escribió antes o después de la muerte de Pedro (c. 64-66).  Ireneo de Lyon afirma (c. 185) que Marcos escribió el Evangelio después de la muerte de Pedro (Contra herejías iii. 1.1); pero Clemente de Alejandría (c. 190) sitúa la escritura de este Evangelio mientras aún vivía Pedro (Eusebio, Historia eclesiástica, vi. 14. 5-7). La segunda afirmación parece concordar más estrechamente con la información que hay actualmente. Pero sea como fuere, la escritura de este Evangelio debe situarse entre los años 55 al 70.
En el Evangelio de Marcos hay muchas declaraciones que evidencian que fue escrito para lectores no judíos. Palabras como kenturíÇn (latín, centurio, "centurión"; cap. 15: 39), spekoulátÇr (latín, spiculator, "verdugo", "vigilante"; cap. 6: 27), sugieren que, aunque redactado en griego, el idioma culto de esa época, fue dirigido a los romanos. Marcos pudo haber usado palabras comunes del griego para referirse a esos funcionarios, y no del latín, pero parece que repetidamente escogió palabras latinas transliteradas al griego porque seguramente eran más familiares para sus lectores. Explica el valor de las monedas (cap. 12: 42), ya que sus lectores evidentemente no estaban familiarizados con tales valores. Explica también la pascua judía (cap. 14: 12) y las costumbres de los fariseos (cap. 7: 3-4). Traduce además varias palabras y expresiones arameas (cap. 5: 41; 7: 34; 15: 34). Ninguna de estas explicaciones habría sido necesaria para lectores de Palestina. Pero al mismo tiempo el escritor era obviamente un judío que conocía el arameo y estaba familiarizado con el AT, el cual cita, sin embargo, de la LXX.

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Tema  

 Marcos es el más corto de los cuatro Evangelios; sin embargo, en muchos aspectos es el más ágil y vigoroso de todos. Aunque sólo tiene dos tercios de la extensión de Mateo, registra la mayor parte de los incidentes que menciona éste. Su estilo es terso, fuerte, incisivo, vívido, pintoresco, y a menudo da detalles significativos que no mencionan los otros evangelistas.
Marcos da énfasis a Jesús como un Hombre de acción, mientras que Mateo lo presenta como un Maestro. Por lo tanto, Marcos registra casi todos los milagros que mencionan los otros Evangelios sinópticos. Una palabra muy característica de Marcos es euthéos (o euthús): "luego" (cap. 1: 10, 18, 20-21, 29); "en seguida", "inmediatamente", "al instante" (cap. 1: 30, 41-42); "al momento" (cap. 4: 16). La utiliza más a menudo que todos los otros evangelistas juntos. (Ver com. cap. 1: 10.) Marcos relata la vida de Cristo mayormente en orden cronológico, y no por tópicos como lo hace Mateo. Su énfasis en los milagros señala claramente su propósito: destacar el supremo poder de Dios, como puede verse en las "maravillas" y "milagros" hechos por Jesús. Este es el objetivo primario de Marcos, así como el de Mateo es señalar que Jesús cumplió todas las predicciones de los profetas del AT. Mateo prueba que Jesús es el Mesías basándose en que es Aquel de quien los profetas dieron testimonio. Marcos prueba que Jesús es el Mesías por el testimonio que da de su poder divino, el cual, presumiblemente, sería más convincente para los lectores a quienes se dirigía: cristianos de origen gentil, posiblemente romanos.

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Anexo  

 El testimonio unánime de los primeros escritores cristianos señala a Juan Marcos como su autor.  El derecho de ocupar un lugar en el canon de los Evangelios nunca fue puesto en duda.  Que lleve el nombre de un hombre poco notable como Juan Marcos certifica indirectamente su autoría, ya que si el libro fuera una falsificación sin duda quien lo escribió habría elegido el nombre de uno de los apóstoles, como lo hicieron los autores de evangelios y epístolas espurios posteriores.  Alrededor del 140 d.C., Papías (obispo de Hierápolis, Asia Menor, y supuesto discípulo de Juan el apóstol) identifica a Marcos como el autor y afirma que su Evangelio es un registro exacto de la vida y las enseñanzas de Jesús, tal como lo recibió de Pedro y como éste lo proclamaba.  Aunque Marcos no fue uno de los Doce, de acuerdo con los escritores cristianos primitivos fue compañero e intérprete de Simón Pedro; según una tradición muy temprana, Marcos obtuvo mucha información para su Evangelio de las observaciones y los recuerdos de Simón Pedro.  Esto está en armonía con la afirmación de Pedro de que Marcos era su "hijo" (1 P. 5:13).  La narración especialmente vívida de los incidentes que involucran a Pedro tiende a confirmar lo dicho por Papías (Mr. 1:36, 40; 2:1-4; 3:5;  5:4-6; 6:39, 40; 7:34; 8:33; 10:21; 11:20; etc.).
Aunque los Padres de la Iglesia concuerdan en que Marcos es el autor del 2º Evangelio, están divididos en cuanto a si lo escribió antes de la muerte de Pedro (c 65 d.C.) o después de ella. lreneo de Lyons (c 185 d.C.) toma la 2ª posición, y Clemente de Alejandría (c 190 d.C.) la 1ª, que parece la más probable.  De esta manera, se la puede fechar en algún momento entre el 55 y el 70 d.C. Véase Juan 3.

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Ambientacion 

 Según una antigua tradición,  el Evangelio se escribió en Roma y estaba en uso general entre los cristianos antes de la mitad del s II d.C.  Taciano lo empleó en su Diatessaron o Armonía de los cuatro evangelios (c 170 d.C.).  Lucas, que compuso su Evangelio c 63 d.C., afirma que en sus días había en existencia muchos informes, orales y escritos, e implica que usó esas fuentes para escribir el suyo (Lc. 1:1-3).  Una comparación cuidadosa de Marcos con Lucas revela extensos pasajes donde las palabras son prácticamente idénticas (cf  Mr. 2:10, 11 con Lc. 5:24 y Mt. 9:6).  La misma situación se observa en una cantidad de pasajes extensos del AT verbalmente idénticos (cf  2 S. 22 con Sal. 18; 2 R. 18:13-20:19 con Is. 36-39; 2 R. 24:18-25:21, 27-30 con Jer. 52:1-27, 31-34).  Estos pasajes en los Evangelios sinópticos testifican de algún tipo de interrelación documental bajo la conducción del Espíritu Santo.

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Fuente  

 Sólo 24 versículos de todo Marcos, o sea c 1 % del total, no tienen paralelos en Mateo y Lucas.  Si, como informa Papías, el registro de Marcos está basado en los recuerdos de Pedro, entonces no los tomó de aquéllos.  Y que sea el más breve, aunque registra muchos eventos con mayores detalles que Mateo o Lucas, apunta a que fue base para éstos y no una condensación de los dos.  En consecuencia, parece razonable suponer que Marcos fue una de las fuentes escritas de las que obtuvieron información Mateo y Lucas, lo que evidencia que fue escrito antes.  Semejanzas adicionales en materiales comunes en Mateo y Lucas y que no se encuentran en Marcos indican que usaron, además, otra fuente, a la que comúnmente se llama "Q"  (abreviatura de Quelle, palabra alemana que significa "fuente").  Es notable que donde Mateo y Lucas tienen materiales en común con Marcos, los escritores concuerdan en el orden en que se los presenta, lo que no sucede con los que no comparten.  Cualquiera sea la relación documental de los Evangelios sinópticos entre sí, constituyen un registro divinamente inspirado de la vida y del mensaje de Jesucristo.  El Espíritu Santo guió la selección de los materiales, protegió su manipulación y los suplementó con revelaciones directas donde fue necesario.

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Aspectos Literarios y Destinatarios  

 Marcos relata 79 de unos 179 incidentes de la vida de Cristo que se registran en los 4 Evangelios; o casi tantos como Mateo, pero en menos de unos 2/3 del espacio.  Sigue un orden más cronológico que Mateo o Lucas, y dedica atención especial a lo que Jesús hizo antes que a lo que dijo.  Dedica casi 2/3 de su Evangelio a la narración; o sea, la mitad de Mateo.  Por ejemplo, registra sólo un discurso importante de Jesús (Mr. 13; comparado con los 5 en Mt.) y sólo 6 de unas 40 parábolas.  El vocabulario marcano revela que escribió a lectores no judíos, como cuando translitera al griego palabras latinas como centurio. "centurión" (15:39), denarius, "denario" (6:37), y speculator, "verdugo", "uno de la guardia" (6:27), en lugar de usar las palabras griegas corrientes; esto también sugiere que el Evangelio estaba destinado a lectores romanos.  Que Marcos escribió su Evangelio fuera de Palestina, para lectores no palestinos, es evidente por la explicación que da para cosas como las monedas palestinas (12:42), la Pascua (14:12), las costumbres de los fariseos (7:3.4) y varias palabras y expresiones arameas (5:41; 7:34; 15:34), todas innecesarias para lectores judíos, en particular si eran palestinos.  Al mismo tiempo, es obvio que el autor era un judío que conocía el arameo y estaba familiarizado con el AT, aunque lo cita generalmente de la traducción griega.  Está escrito en un lenguaje comparativamente sencillo, como si fuera para lectores no literarios.  Aunque es el Evangelio más breve, en ciertos aspectos es el más vigoroso y colorido, incisivo, vívido y pintoresco, y a menudo proporciona detalles significativos no mencionados por ningún otro evangelista.

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Contenido  

 Como los demás escritores sinópticos, Marcos repetidamente registra incidentes en que se presenta a Jesús como procurando ocultar su identidad mesiánica.  En varias ocasiones prohibió a quienes habían recibido su poder sanador que contaran a otros lo que había hecho por ellos (Mr. 1:43-45; 5:43; 7:36, 37; etc.;cf  Mt. 12:16; 17:9).  Esta renuencia a revelar su calidad de Mesías o permitir la publicidad con respecto a ella -que se observa en los Evangelios sinópticos- se llama hoy el "secreto mesiánico".
Como resultado, algunos eruditos críticos han señalado esta diferencia de énfasis como una evidencia de opiniones en conflicto acerca de la misión de Jesús sobre la tierra.  Incuestionablemente, las hay entre Juan y los sinópticos, particularmente en las áreas que describen la 1a parte del ministerio de Jesús.  Sin embargo, se debería recordar que en su obra diaria demostró su calidad de Mesías al vivir una vida sin faltas como hombre entre los hombres, y también al ejercer su divino poder en favor de las necesidades humanas.  Fue su propósito presentar a los hombres evidencias visibles de su naturaleza divina y permitirles formarse sus propias conclusiones con respecto a su   identidad (Mt. 11:2-5; 13:53-58; Jn. 5:36;10:25; 15:24).  Una demostración de su mesianidad sería más convincente para la mayoría de las personas que una pretensión directa de su parte.  Es evidente, sin embargo, que en ciertas ocasiones, como se registran en Juan, Jesús hizo afirmaciones específicas de su divinidad y de ser el Mesías (Jn. 3:11-16; 4:26; 5:17-30, 39-46; 6:35-58; 7:26-30; 8:21-56;10:30; etc.).  Pero se notará que no fue sino en los últimos meses de su ministerio cuando Jesús declaró abiertamente que era el Mesías, lo que ocurrió en ocasión en que "afirmó su rostro para ir a Jerusalén", fue rechazado y terminó su obra pública en Galilea (Lc. 9:51; Jn. 6:1, 2).  Al presentar las evidencias, Jesús ahora desafiaba a los dirigentes judíos y al pueblo a tomar una decisión con respecto a ellas.
Marcos muestra a Cristo como un hombre de acción, y se interesa especialmente en sus milagros como evidencia del poder divino en operación en favor de los hombres (mientras que Mateo dedica su atención principal a las enseñanzas de Jesús).  A diferencia de Mateo y Lucas, no dice nada de la infancia y la juventud de Cristo.  Después de una breve introducción donde menciona el bautismo de Jesús y el comienzo de su ministerio público (Mr. 1:1-13), pasa por alto el primer año y medio del mismo, y describe su obra en Galilea con bastantes detalles (1:14-7:23).  Menciona diversos incidentes durante el retiro de Jesús de la acción pública por 6 meses después del fin del trabajo en Galilea (7:24-9:50), y luego da un breve informe de su actuación en Samaria y Perea (cp 10).  Después dedica casi 1/3 de su Evangelio al ministerio final de Jesús en Jerusalén y a los acontecimientos relacionados con su crucifixión, muerte y resurrección  (11:1-15:47).  También menciona ciertas apariciones del Señor a sus discípulos con posterioridad a esto último cp 16; véase CBA 5:551-553).

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Sin Editar  

 

10

Bosquejo 

 I. Preparación para el ministerio, otoño, 27 d. C., 1: 1-13.

II. Ministerio en Galilea, de pascua a pascua, 29-30 d. C., 1: 14 a 7: 23.

   A. Primer ministerio en Galilea, 1: 14-34.
   B. La primera gira misionera, 1: 35-45.
   C. Ministerio en y alrededor de Capernaúm, 2: 1 a 3: 19.
   D. La segunda gira misionera, 3: 20 a 5: 43.
   E. La tercera gira misionera, 6: 1 a 7: 23.

III. Retiro del ministerio público, primavera a otoño, 30 d. C., 7: 24 a 9: 50.

   A. Ministerio en las regiones limítrofes a Galilea, 7: 24 a 8: 10.
   B. Vislumbres de la cruz, 8:11 a 9: 50.

IV. Ministerio en Perea, otoño 30 d. C. a primavera 31 d. C., 10: 1-52.

V. Conclusión del ministerio en Jerusalén, pascua, 31 d. C., 11: 1 a 15: 47.


   A. Conflictos con los escribas y los fariseos, 11: 1 a 12: 44.
   B. Profecía de Jesús en cuanto a la caída de Jerusalén y su segunda venida, 13: 1-37.
   C. Arresto y juicio de Jesús, 14:1 a 15: 20.
   D. Crucifixión y entierro de Jesús, 15: 21-47.

VI. Resurrección y apariciones de Jesús, 16: 1-20.


   

Fuente: Diccionario y Comentario Biblico Adventista del Septimo Dia

 


 
 
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