El libro lleva como título el nombre de su personaje principal: Job, en Heb. 'lyyob.
Una antigua tradición judía, no unánime, atribuye el libro a Moisés, aunque los eruditos modernos han sugerido a Eliú, a Salomón y a Esdras como posibles autores. Para asignar la autoría del libro a Moisés se sugieren las siguientes razones. 1. Moisés peregrinó en Madián (Ex. 2:15), que tal vez se hallaba cerca de la tierra de Uz; ésta parece haber estado en la tierra de Edom o cerca de ella (Lm. 4:21). Así, durante su peregrinaje por Madián, Moisés se habría familiarizado con Job, con sus descendientes o con quienes lo conocieron personalmente. 2. Siendo versado en "toda la sabiduría de los egipcios" y "poderoso en sus palabras y obras" (Hch. 7:22), Moisés indudablemente poseía la capacidad literaria para escribir esta obra maestra de la poesía. En años recientes han aparecido textos en escritura* alfabética semítica del mismo período de Moisés en la región por donde éste anduvo, destruyendo la posición crítica de que la escritura no era conocida en sus tiempos. El fuerte sabor árabe que satura la narración de Job, unida a las alusiones a la vida y costumbres egipcias que resaltan en el libro, señalan a un autor que estuvo personalmente al corriente de ambas culturas. 3. El concepto de Dios como Creador, reflejado en los cps 38-41, armoniza con la narración del Génesis escrita por Moisés. 4. Además, ciertas palabras que se encuentran en el libro de Job aparecen también en el Pentateuco, pero muy raramente en otros libros del AT. Una ilustración notable es Shaddai , "el Todopoderoso", que aparece 31 veces en Job y 6 veces en Génesis, y sólo 8 veces en todo el resto del AT. Palabras que aparecen en Job y el Pentateuco, pero en ninguna otra parte son: {âjû, " pradera"; tenû'âh, "oposición", "asombro"; nêts, un ave inmunda, pâlîl, "juez"; yârat, "arrojar". Véase Antiguo Testamento.
Los argumentos contra la autoría mosaica de Job, sobre la base de diferencias de estilo al compararlo con otros escritos de Moisés, no pueden ser tomados en serio en vista de la gran diferencia de contenido. El argumento de que Job se parece a la así llamada "literatura sapiencial" de un período posterior de ningún modo impide que pudiera existir ese tipo de escritos en épocas muy anteriores. Los datos históricos en el libro, aunque muy escasos, implican claramente que Job fue una persona real, a cuya experiencia se ha añadido un informe inspirado del trasfondo sobrenatural de la tragedia que le ocurrió.
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Autor
La antigua tradición judía, aunque no en forma unánime, atribuyó el libro a Moisés. El Talmud babilónico afirma: "Moisés escribió su propio libro, y los pasajes referentes a Balaam y Job" (Baba Bathra, 14b, 15a). Esta afirmación es rechazada por la mayoría de los eruditos modernos como también lo fue por muchos anteriores. Algunos sugieren a Eliú, Salomón y Esdras como posibles autores. Otros creen que el libro es obra de un autor desconocido, tal vez del tiempo de Salomón, o del tiempo de David, o del período del cautiverio. Todas estas afirmaciones que han recibido el amplio apoyo de diversos autores, son tan sólo conjeturas, carentes de suficiente comprobación, ya sea interna o externa, para que se las acepte sin lugar a dudas.
Es muy plausible la tradición que atribuye el libro a Moisés. Este pasó 40 años en Madián, lo cual le daría amplios antecedentes que explican el fuerte sabor arábigo evidente en todo el libro. La formación egipcia de Moisés también explica las alusiones a la vida y prácticas egipcias. El cuadro de Dios como creador y sustentador corresponde bien con la narración de la creación conservada en otro libro escrito por Moisés (ver Ed 154).
Algunos eruditos no aceptan a Moisés como autor, porque encuentran disparidad de estilo entre Job y otros libros atribuidos a Moisés. El argumento que se basa en el estilo es débil. Afirmar que Moisés es el autor del libro de Job no excluye la posibilidad de que una buena parte del material hubiera podido estar ya en forma escrita -redactado, tal vez por el mismo Job. El tema de Job es completamente distinto del de los otros libros de Moisés y por lo tanto requiere otro enfoque. Por otra parte puede demostrarse que hay semejanzas notables de estilo. Por ejemplo, ciertas palabras usadas en el libro de Job aparecen también en el Pentateuco, pero no en otro lugar del AT; muchas otras palabras comunes a Job y al Pentateuco rara vez son usadas por otros escritores bíblicos. El título 'El-Shaddai, "el Todopoderoso" (ver t. I, pág. 181), se usa 31 veces en el libro de Job y 6 veces en el libro del Génesis, pero no aparece en esta forma particular en ningún otro lugar de la Biblia.
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Marco Historico
El libro de Job es un poema acerca de la experiencia humana, y su autor es un profeta de Dios. El comentario anterior revela el tiempo aproximado cuando se escribió el libro: durante la permanencia de Moisés en Madián. Job puede haber sido contemporáneo de Moisés.
Este concepto respecto de la fecha cuando se escribió revela por qué el libro no menciona el éxodo ni sucesos posteriores a él. Los tales aún no habían ocurrido. Los eruditos que procuran colocar a Job en los días de Salomón o más tarde deben explicar la ausencia de alusiones a esos hechos históricos en Job. La similitud que hay entre Job y la literatura sapiencial no indica que Job copió el estilo de Salomón o de sus contemporáneos. Es tan razonable suponer que Salomón recibió la influencia de una obra maestra como es Job, como suponer lo opuesto. No necesitamos aceptar ninguna de las dos posiciones.
El escenario del libro de Job es propio del desierto de Arabia. Por extraño que parezca, no es un ambiente israelita. Había adoradores de Dios fuera de los confines habitados por los descendientes de Abrahán. El ambiente no es político, militar ni eclesiástico. Más bien, Job surge en un marco doméstico propio de su época. Era un acaudalado terrateniente, honrado y amado por sus compatriotas. No se lo puede identificar con ninguna dinastía o clan dominante. Se destaca como una figura solitaria y majestuosa en la historia, importante a causa de su experiencia personal más bien que por su relación con su época o sus contemporáneos.
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Tema 1
Es ésta la historia de un hombre que retorna a la vida normal después de una serie de reveses terribles e inexplicables. Los elementos del marco histórico que hacen dramática la situación son: (1) El contraste entre la prosperidad y la ruina de Job, (2) lo repentino de su calamidad, (3) el problema planteado por la filosofía del sufrimiento, propia de su época, (4) la crueldad de sus amigos, (5) la profundidad de su desánimo, (6) el aumento gradual de su confianza en Dios, (7) la dramática aparición de Dios, (8) el arrepentimiento de Job, (9) la humillación de sus amigos, (10) la restauración de Job.
Ninguna declaración aislada es suficiente para abarcar la completa enseñanza del libro. Muchos temas menores están comprendidos en el tema mayor, y hacen que el conjunto del libro sea una sinfonía de ideas. Uno de los mayores beneficios que emanan del libro es el cuadro que presenta de Dios. Nunca se han expresado en forma más elocuente la gloria y la profundidad de Dios, a no ser en la persona de Jesucristo mismo. Satanás trata de impugnar a Dios; las circunstancias tientan a Job para que dude del amor de Dios; los amigos interpretan mal a Dios. Sin embargo, al final Dios se revela en forma tan magnífica que Job dice: "Ahora mis ojos te ven" (cap. 42: 5). Es significativo que, aun en las profundidades de su dolor, Job se lamenta más porque le parece haber perdido a Dios que por la pérdida de sus propiedades y su familia. Dios está en el centro del libro, oculto a veces por nubes de incomprensión, pero vindicado al final como Creador justo y amante.
El problema del sufrimiento también ocupa un lugar importante en el libro. El lector de la narración conoce desde el principio la razón de las desgracias de Job. Job desconocía las maquinaciones de Satanás contra él. Por el contrario, él y sus amigos estaban saturados de una tradición que pretendía que el sufrimiento era siempre un castigo por un pecado específico. Job no hallaba un pecado tal, y se veía frente al trance de buscar una explicación para su infortunio. Job tenía que abrirse paso de la desesperación a la confianza a través de los obstáculos de la incomprensión y la mala interpretación colocados en su senda por la tradición de sus días.
En su enfermedad, Job se halló frente a la muerte. De ese modo fue inducido a meditar en la condición del hombre después de la muerte. El consideraba la muerte como un sueño (cap. 14: 12), con una resurrección futura (vers. 14, 15). La presencia de esta declaración ha sido una piedra de tropiezo para los comentadores que dicen en el estado consciente de los muertos. Se han dado muchas interpretaciones antojadizas a las referencias de Job a la vida futura, aunque tales referencias están en plena armonía con la enseñanza de otros pasajes bíblicos. Otro tema secundario es la personificación de la Sabiduría. Así como Salomón lo hizo más tarde, Job ensalzó la sabiduría como el mayor bien. Ambos escritores asocian la sabiduría con "el temor de Jehová" (Job 28: 28; Prov. 15: 33).
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Tema 2
Al interpretar el libro de Job, debe distinguirse entre las ideas que expresan la verdad divina y las declaraciones de sentimientos y opiniones personales de los diversos personajes que intervienen en la narración. Por ejemplo, no es correcta la filosofía del sufrimiento expuesta por los amigos de Job. Refleja el pensamiento defectuoso de la época. Los amargos discursos no están en armonía con la voluntad de Dios. La inspiración ha registrado las ideas erróneas de ciertos hombres, pero eso no hace correctas dichas ideas. El lector de Job siempre debe distinguir entre las verdades enseñadas por Dios y las ideas imperfectas expresadas a menudo por meros mortales. Por ejemplo, el usar una declaración de Bildad para establecer una doctrina es seguir un principio de interpretación objetable.
En el comentario sobre el libro a menudo se dan dos interpretaciones posibles de ciertos pasajes. La razón principal de esto es la oscuridad del texto hebreo. A menudo las palabras hebreas tienen varios significados. Con frecuencia estos significados son completamente dispares y hasta opuestos. Algunas afirmaciones se pueden interpretar de diversas maneras. En tales casos se ofrecen varias interpretaciones posibles. A veces el texto hebreo es tan oscuro que sólo se pueden hacer conjeturas. Sin embargo, esto no afecta básicamente el significado general del texto.
Lo más sorprendente de Job es la pericia literaria con la cual se desarrolla el tema. El Prof. George Foot Moore, de la Universidad de Harvard, habla de su composición como de la obra máxima de la literatura hebrea que nos ha llegado, y una de las mayores obras poéticas de la literatura mundial. Otro panegirista lo llama "el Monte Cervino del Antiguo Testamento".
No se puede entender bien el libro de Job sin prestar atención a su diseño. Es obvio que es un poema. La base de la poesía hebrea es el paralelismo, una forma poética en la cual se expresa una idea en dos frases cortas. A veces las dos son casi idénticas, como en el cap. 3: 25. A veces la segunda expresión es una ampliación de la primera y aporta sin pensamiento adicional, ver cap. 5: 12. (Para más información acerca del paralelismo hebreo, ver págs. 26-29).
El libro tiene tres divisiones: prólogo, poema y epílogo. El poema se divide en tres partes: los diálogos entre Job y sus amigos, el discurso de Eliú y la intervención de Dios. En la discusión de Job con sus amigos hay tres ciclos, cada uno de los cuales contiene tres discursos de Job y uno de cada uno de los amigos (excepto la ausencia de un discurso de Zofar en el tercer ciclo). En la disertación final de Job hay tres discursos. Se presenta a Dios como pronunciando tres discursos. El epílogo se divide en tres partes. Este plan puede advertirse aun en la construcción de algunos de los discursos individuales del libro. Un arreglo tal no es nada sorprendente; está en perfecta armonía con el genio de la poesía hebrea. (Ver com. cap. 27: 13 acerca de la opinión de que Zofar presentó un tercer discurso.)
Debe decirse aquí una palabra respecto de las repeticiones que hay en el libro de Job. El lector corriente queda impresionado -y a veces desanimado- por las muchas repeticiones de la misma idea. Debe recordarse que en todos sus discursos, los amigos de Job se proponían probar una idea: que debía interpretarse la desgracia como un castigo. Eliú también desarrolló un tema central: que debía entenderse el infortunio como disciplina. Por otra parte Job tenía también una meta: la vindicación de su integridad puesta en duda. En cada caso se emplea todo recurso posible para probar la tesis. Esto lleva a expresar el mismo pensamiento en muchos marcos distintos. Por ejemplo, cada uno de los amigos trata lo mismo, recalca las mismas ideas y con frecuencia emplea las mismas expresiones.
Debe observarse que el predominio de la repetición cesa cuando comienza a hablar Dios. Se han comparado los discursos de los amigos a diversas ruedas que giran sobre el mismo eje. Su unanimidad hace adecuada esta comparación. El discurso de Eliú representa la emoción reprimida de un joven entusiasmado por lo que considera una gran idea. Los discursos de Dios son diferentes. Forman una clase separada. A través de todas las declaraciones divinas hay progreso. Cada frase está llena de significado. Los discursos de Dios son una revelación del Ser divino, que usa los objetos de la creación como un medio de expresión. El estudiante de Job debe reconocer estos hechos para poder interpretar correctamente el bosquejo del libro.
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Tema 3
Siguiendo un sencillo esquema-registro histórico, el libro prescrita la solución al problema del sufrimiento en una serie de diálogos entre Job y sus amigos; y más tarde, entre Job y Dios. Luego se añade un breve epílogo histórico que informa de la culminación de su experiencia. La pregunta clave es: "¿Por qué sufren los justos?" Su respuesta: Satanás es el autor del sufrimiento, como también el de la teoría de que es un castigo divino por el pecado. El dolor es el resultado de la operación del genio del mal que actúa en el universo, y no necesariamente de los actos equivocados del sufriente. El papel de Dios en el sufrimiento humano se limita a permitir que exista. Esto no significa una negación de la ley de la recompensa y del castigo (por ejemplo, el diluvio, la destrucción de Sodoma y Gomorra y de los ejércitos asirios, etc.; véase Gá. 6:7-9). Es cierto que el persistente rechazo de aceptar la voluntad divina producirá desgracias (Ex. 23:30-33; Dt. 28; Sal. 1; Jer. 31:29, 30; Ez. 18), pero que el dolor sea un resultado natural del pecado que opera en el universo, no necesariamente implica que se lo pueda atribuir a un pecado particular. En un mundo en el que prevalece el pecado, a menudo los justos sufren junto con los culpables, mientras que algunas veces los impíos parecen prosperar por un tiempo (cf Sal. 37:7; Jer. 12:1).
Cuando se abre la narración, Job está en la cumbre de la prosperidad: es un hombre "perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal" (Job 1:1). Pero repentinamente, y sin causa aparente, se lo reduce a la situación en que la muerte parece más deseable que la vida (1:13-21 2:9; 3:1-3, 20, 21): sin embargo, "en todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno" (1:22). En base a la tradición de que el sufrimiento es castigo por el pecado, la esposa de Job juzga la situación como desesperada (2:9), y sus mejores amigos, que presumiblemente vinieron a consolarlo (v 11), sólo logran profundizar su miseria (16:2). A Job le parece que aun Dios ya no lo entiende ni se interesa por él (cp 23). Aparentemente abandonado, tanto por Dios como por los hombres, y postrado en un profundo y oscuro abismo de desánimo, sin embargo mantiene encendida, aunque vacilante, la llama de la fe. No pretende estar sin pecado, pero protesta porque no conoce ninguna explicación racional de su sufrimiento, basado en la premisa de que el castigo es la retribución por un supuesto crimen. En un supremo acto de fe entrega su camino a Dios, aun en la muerte, confiado de que a su tiempo Dios tendrá "afecto a la hechura" de sus manos (14:12-15). Su fe en que Dios es bueno lo lleva a triunfar sobre las circunstancias más abrumadoras. Lenta, pero segura, su fe lo levanta del abismo en el que Satanás lo había arrojado, hasta que finalmente Dios le aclara la visión como para ver al problema en su verdadera perspectiva: desde el punto de vista de la filosofía divina. La paciencia e integridad de Job, a pesar de las tragedias abrumadoras, vindica la justicia de Dios en su trato con los hombres y refuta la teoría de que el sufrimiento es una retribución divina por la mala conducta humana.
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Contenido
Después del prólogo en prosa (Job 1:1-2:13) -que presenta el escenario en el que se encuentra a Job postrado sobre un montón de ceniza y rodeado de sus 3 bienintencionados aunque equivocados amigos- comienza el 1er, ciclo de discusión (3:1-11:20). Job pronuncia 3 discursos y, por turno, le responden Elifaz, Bildad y Zofar; en ellos cuenta su aflicción y expresa su incapacidad de comprender por qué Dios permitió que todo eso le aconteciera. Sus amigos afirman que debió haber cometido algún pecado horrendo para merecer un castigo semejante, y lo llaman a arrepentirse. En el 2º ciclo Job sostiene su integridad: él no es culpable de tal pecado (12:1-20:29). Luego lamenta las injustas e inmisericordes acusaciones de sus presuntos "consoladores", y afirma su creencia de que Dios algún día vindicará su causa.
Otra vez responden por turno los amigos reprendiéndolo por sostener una integridad que, a causa de su concepto errado del sufrimiento como castigo por pecados específicos, es crasa impiedad. El 3er ciclo (21:1-31:40) presenta otra vez 3 discursos de Job en los que acota que los malvados a veces prosperan, así como los justos a veces sufren. Apela a Dios a prestar atención a su caso, repasa su experiencia y sostiene su inocencia. Elifaz responde al 1er, discurso de Job; Bildad, al 2º. Lo llaman a arrepentirse, y procuran demostrar que es necio al desear que Dios lo justifique. Silenciados, Elifaz, Bildad y Zofar se retiran del escenario.
Luego aparece Eliú, un joven que ha estado observando la escena, quien ofrece otro enfoque filosófico del tema (cps 32-37): el razona que el sufrimiento no es tanto castigo divino como disciplina correctiva. Después que Eliú habla por algún tiempo, Dios interviene (cps 38-41), y en 3 discursos enfatiza su preocupación por el bienestar del hombre. Dirige la atención de Job a innumerables aspectos del mundo natural, los cuales revelan a Dios como el creador y sustentador de todas las cosas. Si Dios se interesa por todas ellas, ¿puede dejar de interesarse por Job en su abyecta miseria? El clímax llega en una declaración de la omnisciencia y omnipotencia de Dios (41:34). Por tanto, Job puede tener confianza implícita en él. En el epílogo en prosa (cp 42), Job reconoce el gran poder y la sabiduría del Creador. Por medio de su experiencia ha obtenido una apreciación más rica y profunda de Dios y por las formas en que trata con el hombre. Luego el Señor denuncia la falsa filosofía de Elifaz y de sus compañeros y lo llama a orar por ellos (42:7), pero no incluye a Eliú en su censura. Luego quita "la aflicción de Job" y le da el "doble de todas las cosas que habían sido de Job" (v 10). Una rica recompensa aguarda a todos los que soportan las vicisitudes de la vida con paciencia y valor, una retribución que los compensará con creces por todo lo que tuvieron que soportar por causa del pecado, "cien veces más ahora en este tiempo... y en el siglo venidero la vida eterna"
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Sin Editar
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Bosquejo
I. Preludio en prosa, 1:1 a 2: 13.
A. Job y su familia, 1: 1-5.
B. Satanás recibe permiso para afligir a Job, 1: 6-12.
C. Satanás aflige a Job. 1: 13-19.
D. Resignación de Job, 1:20-22.
E. Satanás aflige a Job con una enfermedad, 2: 1-10.
F. La llegada de los tres amigos, 2: 11-13.
II.Los diálogos entre Job y sus amigos, 3: 1 a 31: 40.
A. Primer ciclo, 3: 1 a 11: 20.
1.Primer discurso de Job: su profundo desánimo, 3: 1-26.
2.Discurso de Elifaz: reprocha a Job, 4: 1 a 5: 27.
3.Segundo discurso de Job: la seriedad de su aflicción, 6: 1 a 7:21.
4.Discurso de Bildad: acusa a Job de ser pecador, 8: 1-22.
5.Tercer discurso de Job: queja del trato de Dios con él, 9: 1 a 10: 22.
6.Discurso de Zofar: exhortación al arrepentimiento, 11: 1-20.
B. Segundo ciclo, 12: 1 a 20: 29.
1. Primer discurso de Job: mantener su integridad, 12: 1 a 14:22.
2. Discurso de Elifaz: reprocha a Job de impiedad, 15: 1-35.
3.Segundo discurso de Job: acusa a sus amigos de ser inmisericordes, 16: 1 a 17: 16
4. Discurso de Bildad: insiste en que la calamidad alcanza al impío, 18: 1-21.
5. Tercer discurso de Job: expresa su creencia en la resurección, 19: 1-29.
6. Discurso de Zofar: describe el castigo presente y futuro de los impíos, 20: 1-29.
C. Tercer ciclo, 2l: 1 a 31: 40.
1. Primer discurso de Job: sostiene que a veces los impíos prosperan, 21: 1-34.
2. Discurso de Elifaz: insta a Job a que se arrepienta, 22:1-30.
3. Segundo discurso de Job: expresa su anhelo de aparecer ante Dios, 23:1 a 24:25.
4. Discurso de Bildad: afirma que el hombre no se puede justificar ante Dios. 25:1-6.
5. Tercero y más largo discurso de Job: repasa su caso y sostiene de que es inocente, 26: 1 a 31: 40. 497
III. Los discursos de Eliú, 32: 1 a 37: 24.
A. Introducción y primer discurso: presenta una nueva filosofía del sufrimiento, 32: 1 a 33:33.
B. Segundo discurso: se esfuerza por vindicar a Dios, 34: 1-37.
C. Tercer discurso: razona que nada que haga Job, pecaminoso o justo, afectará a Dios, 35: 1-16.
D. Cuarto discurso: presenta al Dios de la tormenta de truenos, 36: 1 a 37: 24.
IV. La respuesta de Dios, 38: 1 a 41: 34.
A. Primer discurso: el universo físico revela a Dios, 38: 1-41.
B. Segundo discurso: la vida animal revela a Dios, 39: 1-30.
C. Tercer discurso: el behemot y el leviatán revelan a Dios, 40: 1 a 41: 34.
V.Postludio en prosa, 42: 1-17.
A. Job reconoce a Dios, 42: 1-6.
B. Job ora por sus amigos, 42: 7-9.
C. Restauración de Job, 42: 10-17.
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