Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  Analisis:Deuterenomio
 

Nuevo Mensaje

BB
Analisis de:
deuterenomio.gif DEUTERENOMIO picture by bibliadeestudioadventista

01

Titulo  

 El libro de Deuteronomio es el quinto y último libro del Pentateuco.  Los judíos generalmente se refieren a él con la expresión "Estas palabras", que son las primeras dos palabras del libro en hebreo.  El título castellano del libro se deriva de la Septuaginta y significa "La segunda [o repetida] legislación", en relación con el libro del Exodo, que a veces recibe el nombre de "La primera legislación".

02

Marco Historico 

 Hacia el primer día del 11º mes del 40º año del éxodo, Israel había acampado en Sitim, frente a Jericó, en las llanuras de Moab al oriente del Jordán (Núm. 25: 1; Deut.1: 1-3).  Durante los dos meses que permanecieron allí (Deut. 1: 3; cf. Jos. 3: 1, 2, 5, 7; 4: 19), se hicieron los preparativos para ocupar Canaán, y tal vez, lo que es más importante de todo, Moisés pronunció los discursos que constituyen la mayor parte del libro de Deuteronomio.

03

Ambientacion  

 Como se afirma en Dt. 1:1-5, los 40 años de peregrinación* por el  desierto están en el pasado, e Israel ha acampado al este del río Jordán frente a Jericó, en la  tierra de Moab (cf Nm. 25:1).  La conquista de  la región al este del Jordán ya se ha completado (Dt. 1:4), y por unos 2 meses (v 3; cf Jos. 4:19) se hacen preparativos para la invasión  de Canaán, al oeste del río.  Durante ese tiempo Balaam intenta maldecir a Israel, por pedido de Balac, rey de Moab (Nm. 22-24);  24.000 personas mueren como resultado de la  apostasía (cp 25); Josué es nombrado sucesor  de Moisés (Nm. 27:18-23; Dt. 1:38); y allí  muere Moisés (Dt. 34).  Pero, lo más importante es que Moisés presenta 3 discursos resumiendo las experiencias y las enseñanzas del  éxodo, repasa las leyes ya reveladas y en vigencia, y escribe esos discursos y leyes  (31:24-26).  La generación que salió de Egipto  ha muerto en el desierto y ha surgido una nueva. Antes de entrar a la herencia prometida, la  tierra de Canaán, y ante la ardua conquista,  necesitan un concepto claro del propósito de  Dios al darles la tierra y al echar a sus habitantes.  También necesitan comprender claramente lo que Dios espera de ellos una vez que  estén en posesión del país, y de las leyes que  deben regular su conducta.  Finalmente, el  pueblo renueva el pacto hecho en el Sinaí con  sus padres (Dt. 5:1-3; 29:1).  Mientras en Exodo, Levítico y Números es Dios el que entrega las leyes a Moisés en diversas ocasiones,  aquí Moisés ocupa su lugar como legislador  siguiendo las órdenes divinas (1:1-4; 5:1;  29:1).

04

Autor  

 Todo el peso del testimonio tradicional es abrumador en favor de Moisés como autor del libro de Deuteronomio.  Por más que nos remontemos en el tiempo no encontramos que se sugiera otro nombre.  Sólo algunos eruditos modernos lo han puesto en duda.  Se añade a este testimonio tradicional la autoridad de Jesucristo y los apóstoles (Mat. 19: 7, 8, cf.  Deut. 24: 1; Mar. 12: 19, cf.  Deut. 25: 5; Juan 1: 17 y 7: 19, cf. Deut. 4: 44; Juan 1: 45 y Hech. 3: 22, cf.  Deut. 18: 15; Heb. 10: 28, cf.  Deut. 17: 2-7).  La edad del libro se confirma por el tipo de expresiones hebreas usadas y por los hechos y marcos históricos presentados.  Estos y otros hechos testifican en favor de Moisés como el autor (véase PP 536).Antiguas tradiciones hebreas unánimemente atribuyen el libro a Moisés.  Nuestro Señor y varios escritores del NT lo citan o  aluden a él unas 100 veces, a menudo comenzando la cita con expresiones como "Moisés  nos escribió" (Mr. 12:19).  Los eruditos críticos modernos niegan la autoría de Moisés y  atribuyen el libro en su forma actual a diversos  escritores y editores a través de varios siglos. Para un estudio de estas teorías y una refutación detallada, véase CBA 5: 150-176

05

Contenido 

 

Después de un breve prefacio histórico (Dt. 1:1-5), Moisés presenta el 1o de los 3 discursos (cps 1:6-4:49).  Este discurso es básicamente un repaso de los acontecimientos que ocurrieron desde la salida de Israel del monte Horeb, 38 años antes, y de instrucciones de naturaleza general previendo la entrada en Canaán.  Repasa el mandato de dejar Horeb y salir hacia la tierra prometida (1:6-8), los arreglos administrativos para el viaje (vs 9-18) y el desastre de Cades-barnea que obligó a la peregrinación por el desierto (vs 19- 46).  Luego cuenta, brevemente, los hechos que ocurrieron durante ese período de peregrinación por territorios que no habrían de ser su posesión, hasta que el pueblo llegó al río o arroyo de Arnón (2: 1-23).  Después, con más detalles, relata la conquista de las regiones al este del Jordán que pertenecían a Sehón, rey de los amorreos, y a Og, rey de Basán (2:24-3:11).  Esta tierra fué entregada a los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés (3:12-17), y se hizo provisión para que las tribus ya asentadas ayudaran a sus hermanos en la conquista de la tierra al oeste del Jordán (vs 18-20).  Moisés también cuenta de su pedido para participar en la conquista de Canaán, y de la negativa de Dios a permitirlo (vs 21-29).  Apropiadamente, entonces, exhorta al pueblo a ser fiel, puesto que muy pronto tendrán que seguir sin él (4:1-40).  Luego continúa con un breve interludio que informa de la designación de 3 ciudades de refugio en la tierra ya dominada, y una declaración de la total posesión del territorio al este del Jordán (41-49).
El 2o discurso, presentado en una ocasión posterior, ocupa los cps 5:1-26:19, la porción más grande del libro.  Primero Moisés relata las majestuosas circunstancias en las que Dios entregó el Decálogo desde las alturas del Sinaí (5:1-5), lo repite (5:6-21) con ligeras variantes en las palabras con respecto a la versión registrada en Ex. 20:3-17, y enfatiza la importancia de una estricta obediencia basada en el amor a Dios (Dt. 5:22-33). A continuación, sigue una ferviente amonestación a observar todos los preceptos que está por presentar, que le habían sido revelados, y a aplicar los principios del Decálogo a las circunstancias bajo las cuales la gente tendría que vivir en la tierra de Canaán (6:1-25).  Luego expone la singular relación de Israel con Dios como pueblo escogido, resumida en la relación de pacto, y sobre esta base prohibe estrictamente cualquier asociación con los pueblos paganos de Canaán y toda otra asociación que tienda a apartar a Israel de su privilegio especial y de su solemne responsabilidad de representar al verdadero Dios (7:1-15).  Se bosquejan ciertos detalles con respecto a la conquista y el establecimiento, y se asegura el éxito, sujeto a la lealtad de parte de Israel (vs 16- 26).  El cp 8 constituye una exhortación a mantener a Dios en 1er lugar en los afectos y en la vida diaria (8:1-20).  Al contar repetidos incidentes de apostasía desde la salida de Egipto, Moisés amonesta al pueblo a la humildad y la lealtad (9:1-10:11).  Enfatiza la apostasía en el monte Sinaí, con el becerro de oro, como un ejemplo de lo que Israel debe, a toda costa, evitar en lo futuro.  Luego sigue otro llamamiento fervoroso a amar a Dios y a obedecerlo con todo el corazón (10:12-11:32).  En la siguiente sección del discurso, Moisés repasa y comenta los preceptos religiosos y las provisiones reveladas en el monte Sinaí (12:1-16:17).  Israel debe destruir todo vestigio de adoración pagana y establecer un  centro especial para la adoración del verdadero Dios, y los falsos profetas deben ser apedreados hasta morir (cps 12 y 13).  La gente debe evitar las costumbres paganas (14:1-21), y ser fiel en sostener la adoración de Dios mediante sus diezmos y ofrendas (vs 22-29).  Se hace provisión para el año sabático y para las grandes fiestas anuales (15:1-16:17).  La sección final y más larga es un compendio de leyes civiles y sociales (16:18-26:19).  Se debe designar jueces (16:18-17:13), y cuando eventualmente se establezca una monarquía, ésta actuará sobre la base de las leyes promulgadas y sobre los principios del pacto (17:14- 20).  Se debe entregar el liderazgo a los levitas y a los profetas divinamente comisionados (cp 18).  Se hace provisión para la prevención de la distorsión de la justicia (19:1-13), y se codifican diversas leyes sociales y civiles (19:14- 25:19).  Como una especie de posdata, Moisés vuelve al pacto entre Dios y su pueblo, y a la lealtad de ellos hacia él (cp 26).
El 3er discurso centra su atención en la conservación de la relación de pacto y en su inviolabilidad (cps 27:1-30:20).  Se hacen provisiones para la lectura de la ley y la erección de un monumento permanente sobre el que se deben inscribir sus disposiciones (27:1-13).  En una solemne ceremonia el pueblo debe renovar sus votos de obediencia al pacto y a sus estipulaciones (vs 14- 26).  Se bosquejan en detalle las bendiciones que han de seguir a la obediencia (28:1-14) y las maldiciones que acompañan a la desobediencia (15- 68).  Además, Moisés exhorta a la obediencia y cierra su discurso con un tributo a la bondad divina y una apelación a permanecer leales a Dios (cps 29 y 30).
En la sección final del libro (cps 31-34) Moisés hace arreglos para la conservación de la ley y encarga a los dirigentes la responsabilidad de enseñar sus preceptos al pueblo (cp 31), y designa a Josué como su sucesor (v 23).  Alaba a Dios por su misericordiosa bondad y su conducción (32:1-43), dispone las cosas para su propia muerte (vs 44-52) y pronuncia su bendición final sobre las tribus de Israel (cp 33).  Sube al monte Nebo, ve la tierra prometida, muere y es reemplazado por Josué (cp 34; véase CBA 1:967, 968; y las pp 1090 y 1091 con respecto a la autoría de los versículos finales de Deuteronomio)

En contraste con la figura señera de Moisés, la conducta de los israelitas se describe en Números con rasgos bastante negativos. Ciertamente de Egipto había salido una «gran multitud de toda clase de gentes» (Ex 12.38), las cuales comenzaron a constituir en el desierto una colectividad alentada por los mismos intereses y un destino común. Pero con los agobios del penoso caminar hacia una meta todavía desconocida y que debía parecerles siempre lejana, aquellos liberados de la amarga cautividad egipcia protestaban y se rebelaban una y otra vez. En sus quejas, incluso añoraban como mejores tiempos los pasados en esclavitud. Con todo ello no cesaron de provocar la ira de Dios, y atrajeron mayores desventuras sobre Israel (cf., p.e., cap. 14). Sin embargo, pese a tan constantes faltas de fidelidad, el Señor no dejó de manifestárseles compasivo y perdonador: así Jehová, hablando con Moisés «cara a cara... y no con enigmas» (12.8), lo escucha cuando intercede a favor del pueblo, cuando le ruega que perdone a los culpables (11.2; 12.13; 14.13–19; 21.7).

06

Tema  

 El propósito del libro es inspirar  una lealtad inteligente a Dios, mediante el repaso de su conducción providencial en tiempos pasados y mediante una exposición de sus  santos preceptos.  El elevado tono espiritual del libro es evidente por el hecho de que  cuando Jesús fue llamado a resumir los requerimientos divinos, citó como "el primero y 316 grande mandamiento" un pasaje de Deuteronomio (6:5).  El principio presentado en este mandato se repite una y otra vez en el libro (10:12; 30:6).  El código de leyes registrado en Deuteronomio aplica los principios del Decálogo -amor a Dios y amor por los semejantes- a las circunstancias bajo las cuales Israel habría de vivir en la tierra de Canaán.  El tema del libro es la relación singular de Israel, como pueblo especial, con un Dios singular.  Al seguir este tema, Moisés puso gran énfasis en el monoteísmo: es decir, en que hay un solo Dios verdadero (4:35, 39; 6:4; 10:17; 32:39); en la soberanía suprema de Dios en el cielo y en la tierra (7:19; 10:14); en su bondad y fidelidad (7:6-9; 28:58; 32:6); y en su demanda rigurosa de la adoración y servicio exclusivos (7:4; 29:24-26; 31:16, 17).  La gran frase clave del pueblo judío a través de los siglos y milenios -"Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es"- está tomada del cp 6:4.  Además, Dios había escogido a Israel para "serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra" (7:6), y generosamente los invitó a entrar en una relación de pacto con él (vs 6-13).  Mediante el pacto habrían de llegar a ser herederos de todas las promesas hechas anteriormente a sus padres (4:31; 7:12; 8:18-1; 29:13) y a establecerse como representantes especiales de Dios ante las naciones de la tierra (Dt. 4:6-9; 28:1-14). Bendiciones sin precedentes serían derramadas sobre ellos -como resultado de su obediencia- con el propósito de demostrar la superioridad de la adoración y el servicio al verdadero Dios por sobre todos los dioses falsos (28:1-14), y maldiciones correspondientes si fracasaban en el cumplimiento de los requisitos del pacto en el que habían entrado voluntariamente (27:14-26; 28:15-68).  Desde que fue escrito, el Deuteronomio ha sido considerado por el pueblo judío como la suprema revelación de la voluntad divina para ellos como nación, y recibió un lugar de honor especial junto al arca del pacto (31: 25, 26).El libro es histórico, legislativo y exhortatorio.  Está formado principalmente por cuatro discursos (o tres, según algunos especialistas), con notas que los unen.  El primer discurso anuncia la destitución de Moisés de su puesto directivo.  Comienza con un resumen histórico y termina con una exhortación a guardar la ley.  El segundo discurso repasa el Decálogo como base del pacto entre Dios e Israel y amonesta a Israel a obedecer; el cuerpo del discurso está formado por una relación de los requerimientos de la legislación civil, social y religiosa.  El tercer discurso concierne al ritual de la bendición y la maldición.  Aquí Moisés se eleva a alturas de  conminación oratoria que no han sido superadas en la literatura.  El cuarto discurso nuevamente presenta, con un breve resumen histórico, una exhortación a guardar la ley, y explica el pacto en el corazón.
En la oratoria de Deuteronomio, Moisés hace un llamamiento a su pueblo a ordenar sus vidas de acuerdo con la voluntad revelada de Dios.  Obediencia significa vida; desobediencia significa muerte.  Moisés emplea hechos históricos como base de su exhortación, y refuerza su mensaje apelando al amor y gratitud de Israel hacia Dios y su dignidad como pueblo escogido.  Consciente de los peligros de la idolatría y de la sustitución del espíritu esencial de la religión por las formas, Moisés pone énfasis en la supremacía de Jehová y de su ley, la naturaleza espiritual de su culto y servicio, y la fidelidad divina en cumplir el pacto con Israel y con todas las naciones.
Como pieza de gran oratoria, única en su género, Deuteronomio es la despedida de un hombre que amó tan profundamente a su pueblo, que rogó ser borrado del libro de la vida si el pecado de ellos no podía ser perdonado (Exo. 32: 32).
La influencia de Deuteronomio, y su lugar en la vida religiosa de los hebreos, y del cristianismo, es grande.  El redescubrimiento del "libro de la ley" en tiempos del rey Josías produjo una de las mayores reformas religiosas de la historia (ver 2 Rey. 22, 23; 2 Crón. 34, 35; PR 289-298).  Deuteronomio llegó a ser la piedra angular de la devoción religiosa hebrea; todo verdadero hebreo recitaba uno de sus capítulos diariamente. Jesús hizo frente a las tentaciones del maligno con tres citas de Deuteronomio (Mat. 4: 1-11; ver Deut. 8: 3; 6: 16; 6: 13), y al contestar la pregunta del intérprete de la ley, dio como primer y gran mandamiento la sentencia central de Deuteronomio (Mat. 22: 35-38; ver Deut. 6: 5; 10: 12; 30: 6).  Pablo empleó la fraseología de Deuteronomio (cap. 30: 11-14) para ilustrar la idea de la justicia por la fe (Rom. 10: 6-8).

07

Sin Editar  

 

08

Sin Editar  

 

09

Bosquejo 

 

I. Título e introducción, 1: 1-5.

II. Primer discurso: Moisés anuncia su destitución, 1: 6 a 4: 43.


 A. Sucesos desde el Sinaí hasta Canaán, 1: 6 a 3: 29.
 B. Admoniciones y exhortaciones a guardar la ley, 4: 1-40.
 C. Designación de ciudades de refugio, 4: 41-43.

III. Segundo discurso: Un repaso de la ley, 4: 44 a 26: 19.

 A. Introducción, 4: 44-49.
 B. El Decálogo, base del pacto, 5: 1-33.
 C. Exhortaciones a la obediencia, 6: 1 a 11: 32.
 D. El libro del pacto, 12: 1 a 26: 19.

IV. Tercer discurso: La bendición y la maldición, 27: 1 a 28: 68.
 
A. Introducción, 27: 1-13.
 B. Las maldiciones, 27: 14-26.
 C. Bendiciones y maldiciones, 28: 1-68

V. Cuarto discurso: El pacto en Moab, 29: 1 a 30: 20.

 A. Breve repaso de acontecimientos desde Egipto hasta Canaán, 29: 1-9.
 B. Exhortación a guardar la ley, 29: 10-29.
 C. Promesa de misericordia, 30: 1-10.
 D. El pacto en el corazón, 30: 11-20.

VI. Terminan las responsabilidades de la dirección, 31: 1 a 34: 12


   

Fuente: Diccionario y Comentario Biblico Adventista del Septimo Dia

 


 
  Conocen nuestro sitio 661393 visitantes (2228688 clics a subpáginas) ¡Que nuestro Dios ensanche tu Territorio!  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis