Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  V8
 
Seminario Biblico Adventista
"Vientos de Doctrina"
blackmanteacherreadinghac61.gif predicador1 image by bibliadeestudioadventista
Autores:
Dr. Colin Standish y Dr. Russell Standish

 

Capítulo 8: Jesús, el Único Engendrado

 En la magnífica introducción de su evangelio, Juan claramente se refiere a algunos conceptos no muy claros que circulaban dentro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en relación a Cristo. Él estaba determinado a no dejar ninguna duda en relación a que Cristo era totalmente divino por un lado y totalmente humano por otro lado. Verifique su poderosa aclaración a respecto de la divinidad de Cristo.

 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Juan 1:1-4.

 Con un énfasis similar Juan también declara a respecto de la humanidad del Cristo encarnado.

 “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos Su gloria, gloria co-mo del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Juan 1:14.

 Juan había sido el discípulo más allegado a Jesús, y cuando él comienza su biografía de la vida de su Maestro, él quiso deshacer todos los falsos conceptos que habían sido propuestos por diferentes grupos dentro de la iglesia cristiana. Entre los que promulgaban esos errores estaban los gnósticos, quienes creían que Jesús no poseía una preexistencia anterior a Su encarnación, y que por lo tanto no era eterno junto con el Padre. Habían otros que creían que de alguna manera extraordinaria en los tiempos antiguos Cristo había emanado del Padre. Otros aun creían que Cristo era un Ser creado.

 Gran parte de la incertidumbre en relación a quién es Cristo, viene del uso de la palabra “engendrado”. Dos palabras Griegas son traducidas por “engendrado” en el Nuevo Testamento. (1) Monogenes, Juan 1:14,18; 3:16,18; Hebreos 11:17; 1 Juan 4:9; y (2) Gennao, Hechos 13:33; 1 Cor. 4:15; Filemón 10; Heb. 1:5; 5:5; 1 Juan 5:1,18. Estas palabras tienen un significado diferente en Griego. “Monogenes” significa "único nacido" o “único". Es una forma derivativa de “monos” y su significado es único, solo, solamente, por sí mismo. “Gennao” significa llevar, producir, engendrar, crear, nacer traer, concebir, verse libre de. Veremos que “monogenes” puede ser correctamente traducido como “único” o “solo”. El nombre Hijo de Dios no exige una interpretación de que alguna vez en el pasado Jesús emanó de alguna manera del Padre. En realidad la palabra “gennao” nunca es usada en las Escrituras en relación con la preexistencia de Cristo.
 
La palabra Griega “monos” es la raíz de una gran cantidad de palabras inglesas, incluyendo monocromático, con lo cual se quiere decir un único color; monociclo con lo cual se quiere decir que es una bicicleta con apenas una única rueda; monólogo querien-do decir que apenas una única persona está hablando; monosílabo queriendo decir que es una palabra con una única sílaba. La palabra griega traducida a veces como “único engendrado” significa simplemente que Cristo era el único Hijo de Dios, que no había otro. No hay ningún significado místico para la palabra “engendrado” en relación a Jesús. En realidad la palabra “monogenes” es simplemente traducida como “solo” (o “solamente”) en muchos textos. Todos los énfasis de los siguientes textos, ha sido suplido.

 “Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo “único” de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad”. Luc. 7:12.

 “Porque tenía una hija “única”, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía”. Luc. 8:42.

 “Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el “único” que tengo”. Luc. 9:38.

 De tal manera que, Juan 3:16 podría ser correctamente traducido como: “Porque Dios amó de al manera al mundo, que Él dio a Su único y sólo Hijo”. No hay ninguna connotación en la palabra “monogenes” como para engendrar el pensamiento de que Jesús no es Dios eternamente.
 
Cada vez que los escritores del Nuevo Testamento usaron la palabra Griega “gennao”, que también ha sido traducida como “engendrado”, ellos le dieron un significado un poco diferente. Vea estos versículos:

 “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os “engendré” (gennao) por medio del evangelio”. 1 Cor. 4:15.

 “Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien “engendré” (gennao) en mis prisiones”. Filemón 10.

 “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido “engendrado” (gennao) por él”. 1 Juan 5:1.

 “Sabemos que todo aquel que ha “nacido” (gennao) de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue “engendrado” (gennao) por Dios le guarda, y el maligno no le toca”. 1 Juan 5:18.

 Ninguno de estos textos hace con que “engendrado” se refiera a la unicidad (singularidad) de Cristo. Sin embargo existen por lo menos tres ocasiones donde “gennao” se refiere a Cristo. Es interesante constatar que los tres textos se refieren a una profecía anterior del salmista, el cual escribió en Hebraico. 

 “Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho, mi hijo eres tú; yo te “engendré” hoy”. Salmo 2:7.

 Verifique ahora los tres textos del Nuevo Testamento donde se cita este versículo.

 “La cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también el Salmo segundo: mi hijo eres tú, yo te he “engendrado” (gennao) hoy”. Hechos 13:33.

 “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: mi Hijo eres tú. Yo te he “engendrado” (gennao) hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, y él me será a mí hijo?”. Heb. 1:5.

 “Así tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he “engendrado” (gennao) hoy”. Heb. 5:5.

 En todas estas referencias no hay ninguna duda que Jesús vino a la existencia en algún tiempo en el pasado. Hasta Pablo, tal como se declara en Hechos 13:33, aplica la profecía del salmista a la resurrección de Jesús. Así el Salmo 2:7 fue una profecía en rela-ción a la futura resurrección de Cristo y no una declaración histórica de Sus orígenes en el pasado de la eternidad.
 
Hechos 13:33 clara y inequívocamente provee la interpretación divina del Salmo 2:7. Cristo fue engendrado por Dios en Su resurrección. No nos corresponde colocar nuestra fallida obra humana en oposición a la clara palabra de Dios. Tenemos que permitir que la Biblia sea su propio intérprete.

 El libro de Apocalipsis apoya totalmente el hecho de que “engendrado” en este contexto se refiere a la resurrección de Cristo.

 “Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”. Apoc. 1:5.

 La Biblia también aplica el término “engendrado” al nacimiento de Cristo.

 “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: mi Hijo eres tú. Yo te he “engendrado” (gennao) hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, y él me será a mí hijo? Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: adórenle todos los ángeles de Dios”. Heb. 1:5-6.

 De tal manera que la referencia a Jesús como el “engendrado” se refiere exclusiva-mente a su nacimiento y resurrección.
 Existen aquellos que niegan la preexistencia de Cristo anterior a su encarnación; y por ello tienen que negar que Él sea el Creador de este mundo. Al hacer esto, ellos están vio-lando directamente el testimonio de las Escrituras.

 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho; pero el mundo no le conoció”. Juan 1:1-3,10.

 De tal manera que no existe ni la más mínima evidencia que el término “engendrado” (unigénito) se refiera de alguna manera al comienzo de la existencia de Jesús. Realmente Él es de “eternidad hasta eternidad”, como también lo es el Dios Padre y Dios Espíritu Santo.
 
Pablo ciertamente entendió toda la majestad de Jesús Cristo, por lo que leemos de la primera epístola a Timoteo. Aquí Cristo, en los términos humanos más elocuentes, es decla-rado ser el Señor de señores y el Rey de reyes.

 “Que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén”. 1 Tim. 6:14-16.

 No debemos perder de vista en nuestras mentes que mientras los ángeles ahora no poseen inmortalidad, Cristo sí la tiene, porque Él es Dios y no es un ser creado.
 
Juan, al detallar la gran victoria de Cristo sobre las fuerzas de Satanás, también reconoce la plenitud majestuosa de Jesús.

 “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con Él son llamados y elegidos y fieles”. Apoc. 17:14.

 Aquellos que a través de las edades han sostenido que Cristo no es eterno junto con el Padre y que el Espíritu Santo no es una persona, no consiguen entender la plenitud de las declaraciones de la Biblia de que “Dios es amor” (1 Juan 4:16). El amor no existe sin la posibilidad de expresión. Si durante una eternidad Dios ha vivido sólo, antes de la creación de otros seres, no habría existido el amor, porque no habría habido nadie a quien ofrecer ese amor. El amor, la misma esencia de Dios, demanda que existan otros Seres que sean el objeto de Su amor. Apenas este sólo principio niega los conceptos de aquellos que dicen que Cristo vino a la existencia en alguna época en el pasado y que no es eterno.

 Hermanos y hermanas, no seamos engañados por argumentos arteros. Nosotros servi-mos a un Salvador cuya propia preexistencia eterna provee vida eterna para todos los pecadores penitentes.
 



 
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