Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  V7
 
Seminario Biblico Adventista
"Vientos de Doctrina"
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Autores:
Dr. Colin Standish y Dr. Russell Standish

 

Capítulo 7: El Nombre de Dios

 La oración del Señor comienza con la declaración de la santidad del nombre de Dios.

 “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre”. Mat. 6:9.

 La conclusión de la oración nos da un entendimiento del porque el nombre de Dios es tan santo.

 “Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos, amén”. Mat. 6:13.

 El universo es el reino de Dios. Solamente Él tiene infinito poder y Su carácter perfecto es representado por la gloria a la cual ningún otro ser puede aproximarse. El nombre de Dios es santo porque Él es santo. Ana, la madre de Samuel, entendió la santidad de Dios cuando dijo:

 “No hay santo como Jehová”. 1 Samuel 2:2.
 En la canción cantada por los Israelitas después de su liberación de los Egipcios y su milagroso cruzamiento del Mar Rojo, ellos declararon la santidad de Dios.

 “¿Quién como Tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como Tú, magnífico en santi-dad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?” Exo. 15:11. (énfasis adicionado).
 
No solamente Dios es santo, sino que Su nombre también es santo.
 “Porque me ha hecho grandes cosas el poderoso; santo es Su nombre”. Luc. 1:49.

 “Redención ha enviado a su pueblo; para siempre ha ordenado su pacto; santo y te-mible es su nombre”. Salmo 111:9.
 En palabras aun más fuertes el salmista declara el nombre de Dios.
 “Alaben Tu nombre grande y temible; Él es santo”. Salmo 99:3.
 Su santidad es la razón por la cual Dios es celoso de Su nombre.
 “Por lo tanto, así ha dicho Jehová el Señor: ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso por Mi santo nombre”. Eze. 39:25.
 
Por eso no debiéramos pronunciar el nombre de Dios sin guardar el debido cuidado o hacerlo en forma de blasfemia.
 “También se debería mostrar reverencia hacia el nombre de Dios. Nunca se debería pronunciar ese nombre con ligereza o indiferencia. Hasta en la oración se debería evitar su repetición frecuente o innecesaria. "Santo y temible es su nombre" (Salmo 111: 9). Los ángeles, al pronunciarlo, cubren sus rostros. ¡Con cuánta reverencia deberíamos pronunciarlo nosotros que somos caídos y pecadores! Ed: 238.

 Esta es la razón por la cual, encerrada en los Diez Mandamientos, la Palabra de Dios nos da poderosas advertencias contra la falta de cuidado o del uso blasfemo de Su nom-bre.
 “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Je-hová al que tomare su nombre en vano”. Exo. 20:7.
 Las Escrituras están repletas con fuertes advertencias contra la profanación del nombre de Dios.

 “Y yo pondré mi rostro contra el tal varón, y lo cortaré de entre su pueblo, por cuanto dio de sus hijos a Moloc, contaminando mi santuario y profanando mi santo nombre”. Lev. 20:3.

 “Y a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho Jehová el Señor: andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, si es que a Mí no me obedecéis; pero no profanéis más Mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos”. Eze. 20:39.

 “Y haré notorio Mi santo nombre en medio de Mi pueblo Israel, y nunca más dejaré profanar Mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el santo de Israel”. Eze. 39:7.

 “Porque poniendo ellos su umbral junto a mi umbral, y su contrafuerte junto a mi con-trafuerte, mediando sólo una pared entre mí y ellos, han contaminado Mi santo nombre con sus abominaciones que hicieron; por tanto, los consumí en Mi furor”. Eze. 43:8.
 “Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando Mi santo nombre”. Amós 2:7.
 En los primeros años de la nación Israelita, y posteriormente en los años de Judá, el pueblo escogido de Dios tenía una santa reverencia por el nombre de Dios. Tal vez esto fue el resultado del gran miedo por la gran penalidad prescrita por blasfemar el nombre de Dios:

 “Y el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará; así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que muera”. Lev. 24:16.

 Para honrar a Dios y reverenciar Su nombre, el hombre ha sido llamado a:

1.- A gloriarse en Su nombre:
 “Gloriaos en Su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan a Jehová”. 1 Cron. 16:10.

2.- A dar gracias en Su nombre:
 “Y decid: Sálvanos, oh Dios, salvación nuestra; recógenos y líbranos de las naciones, para que confesemos Tu santo nombre, y nos gloriemos en tus alabanzas”. 1 Cron. 16:35.

3.- Confiar en Su santo nombre:
 “Por tanto, en Él se alegrará nuestro corazón, porque en Su santo nombre hemos confiado”. Salmo 33:21.

4.- Bendecir Su nombre:
 “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser Su santo nombre”. Salmo 103:1.

5.- Agradecerle por Su santo nombre:
 “Sálvanos, Jehová Dios nuestro, y recógenos de entre las naciones, para que alabe-mos Tu santo nombre, para que nos gloriemos en tus alabanzas”. Salmo 106:47.

6.- Alabar Su nombre:
 “Me postraré hacia Tu santo templo, y alabaré Tu nombre por Tu misericordia y Tu fidelidad; porque has engrandecido Tu nombre, y Tu palabra sobre todas las cosas”. Salmo 138:2.

7.- Santificar Su nombre:
 “Porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán Mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel”. Isa. 29:23.

 Al igual que muchas otras herejías peligrosas que enfrenta nuestra querida iglesia hoy en día, enfrentamos a personas sinceras pero erradas, las cuales afirman que el único nombre verdadero de Dios que podemos usar apropiadamente, es Su nombre hebraico, Jehová (YHWH). Como muchas otras herejías parece ser muy inocente. ¿Por qué no usar el nombre hebraico de Dios? ¿Está errado usar el nombre hebraico de Dios? Desde luego, la respuesta a esta pregunta es, “no”. El problema no está en el uso del nombre hebraico, ni tampoco en el nombre griego Theos, ni en el nombre latino Dius, ni en el nombre inglés God, ni en el nombre alemán Gott, ni en ningún otro nombre usado por diferentes idiomas para el verdadero Dios del universo, sino en hacer de esto una prueba crucial de la fe cristiana.

 El mensaje más importante para nosotros hoy en día es guardar perfectamente el ter-cer mandamiento. Nunca debiéramos usar el nombre de Dios en forma repetitiva o sin el debido cuidado, y ciertamente nunca en forma blasfema. Aun en la oración el nombre de Dios puede ser usado en forma irreverente.
 “Los ángeles se disgustan y se desagradan con las maneras irreverentes con las cuales el nombre de Dios, el gran Jehová, es usado algunas veces en la oración. Ellos mencionan ese nombre con la mayor reverencia (temor), ocultando aun sus faces cuando pronuncian el nombre de Dios; el nombre de Cristo también es sagrado, y es pro-nunciado con la mayor reverencia. Y aquellos que en sus oraciones usan el nombre de Dios de una manera común y frívola, no poseen ninguna idea del exaltado carácter de Dios, o de Cristo, o de las cosas celestiales”. Signs of the Times, 18 de Noviembre de 1886.

 “Vi que el santo nombre de Dios debe usarse con reverencia y temor.  Las palabras Dios Todopoderoso son expresadas juntas y empleadas por algunos en oración de una manera descuidada y negligente, que le desagrada. Los tales no comprenden a Dios ni a la verdad, pues si lo comprendieran no hablarían con tanta irreverencia del Dios grande y temible, que pronto los ha de juzgar en el día postrero. Dijo el ángel: "No las unáis; porque terrible es su nombre". Los que se dan cuenta de la grandeza y la majestad de Dios, pronunciarán su nombre con santa reverencia. Él mora en luz inaccesible; ningún hombre puede verle y vivir. Vi que estas cosas tendrán que ser comprendidas y corregidas antes que la iglesia pueda prosperar”. Primeros Escritos:122.

 El verdadero peligro viene cuando tratamos de hacer de esto una prueba de fe. Aquellos que insisten en que el único nombre válido de Dios es el nombre hebraico YHWH, lo hacen sin ninguna orden clara e inspirada. Aquellos que insisten en relacionar este punto de vista con los diversos versículos que hablan de la santidad del nombre de Dios; por ejemplo, que Su nombre tiene que ser santificado (Mat. 6:9), que Su nombre es santo (Luc. 1:49; Salmo 111:9), y por eso ellos insisten en que es esencial para nosotros que conozcamos y usemos el verdadero nombre hebraico de Dios. Pero al hacerlo, ellos enfrentan algunos problemas insuperables.

1.- Cuando los rabinos hebreos tradujeron el Antiguo Testamento al griego de la Septuaginta, en el siglo segundo a.C., los rabinos judíos, a los cuales se les había dado la responsabilidad de desenvolver esta traducción, no vieron ningún problema en traducir YHWH con la palabra griega Theos.

2.- Los escritores del Nuevo Testamento, cuando se refieren a Dios en sus escritos en Griego, también escogieron la palabra Theos. Esto fue verdad cuando ellos estaban tratando con la santidad del nombre de Dios. Por ejemplo, dos veces, cuando exponen a respecto de las últimas siete plagas, Juan se refiere a aquellos que blasfeman el nombre de Dios.
 
“Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios (The-os), que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria”. Apoc. 16:9.

 “Y blasfemaron contra el Dios (Theos) del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras”. Apoc. 16:11.

3.- La palabra Griega Theos fue usada para revelar el hecho de que el nombre de Dios fue escrito sobre los fieles en la iglesia de Filadelfia.

 “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”. Apoc. 3:12.
 Algunos han argüido que, la mayor parte del Nuevo Testamento fue escrito en Hebraico y después fue traducido al Griego; pero no hay ni siquiera una chispa de evidencia para decir eso.

4.- Al escribir el Espíritu de Profecía, la hermana White consistentemente usó la palabra in-glesa God (Dios), aun cuando dirigía sus consejos en relación a la santidad del nombre de Dios.
 
“Este nombre es santificado por los ángeles del cielo y por los habitantes de los mun-dos sin pecado.  Cuando oramos "Santificado sea tu nombre", pedimos que lo sea en este mundo, en nosotros mismos.  Dios nos ha reconocido delante de hombres y ángeles como sus hijos; pidámosle ayuda para no deshonrar el "buen nombre que fue invocado sobre" nosotros”. El Discurso Maestro de Jesucristo: 92.

 “Santos ángeles se han desagradado y disgustado con las formas irreverentes con que muchos han usado el nombre de Dios, el gran Jehová. Los ángeles mencionan ese nombre sagrado con el mayor temor (reverencia), velando siempre sus faces cuando pronuncian el nombre de Dios; y el nombre de Cristo es tan sagrado para ellos que lo pronuncian con la mayor reverencia”. 1Testimonies: 410.

5.- En el concepto de que nosotros podemos usar solamente el nombre Hebraico de Dios, tiene una fuerte implicación en el sentido de que el idioma de los Hebreos es el idioma del cielo. Pero es importante notar que el idioma Hebraico es solamente una lengua Semítica, que viene de idiomas que se encuentran en el Medio Oriente, del área del Tigris y del Eufrates. Por ejemplo, el Hebraico es muy similar al Aramaico. Y ciertamente, algunas palabras son comunes y muchas otras son similares unas con las otras, ya que poseen idénticas raíces. No hay ninguna duda de que el idioma Hebraico nació de los idiomas primitivos de la región, y que el idioma del cielo es un idioma completamente diferente. Nosotros creemos que seremos educados en relación al nombre celestial de Dios en la redención.

6.- Existen otras materias a ser consideradas. Mientras YHWH es comúnmente pronunciado como Jehová, la pronunciación exacta es desconocida. No nos olvidemos que el idioma Hebraico antiguo era escrito sin vocales y solamente en el séptimo u octavo siglo de la era cristiana, fue que las vocales fueron añadidas al nombre YHWH. Existe aun un problema mayor. En los tiempos antiguos los Israelitas gradualmente cesaron de pronunciar esta palabra con sus labios, debido al miedo que tenían de profanarla, de tal manera que ni la vocalizaron o entonces la cambiaron por Adonai, la cual, traducida al Inglés (y también al Español) es Señor. Como resultado de esto, no podemos estar absolutamente seguros de la manera en que esta palabra era antiguamente pronunciada. Se dice que los escribas se lavaban antes de escribir la palabra YHWH, como un signo de la santidad del nombre de Dios. También se dice que los escribas usaban una pluma especial para escribir el nombre de Dios, la cual no se usaba para escribir ninguna otra palabra. Y ellos oraban antes de escribir su sagrado nombre. Si seguimos a los Judíos, no debiéramos nunca pronunciar la palabra YHWH.
 Muchos creen que la palabra Jehová es una forma del verbo Hayah, “ser”. Esto sería paralelo al nombre “YO SOY”, queriendo significar al Eterno, a Aquel que tiene existencia propia.
 
El Antiguo Testamento revela otros nombres para Dios. De hecho el primer nombre usado en las Escrituras, y traducido como Dios, es Elohim (Gén. 1:1). Es una forma plural, sin duda queriendo indicar la cooperación de la Divinidad en la creación. En otros pasajes de las Escrituras es usado el singular El.
 “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Gén. 1:1.
 “Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve?”. Gén. 16:13.
 
El significa el Todopoderoso. En otras partes se usa Jehová o Jehoví, y son traducidas por Señor, o Dios, o Señor Dios.
 “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo de-signio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. Gén. 6:5.
 
Ocasionalmente Dios es nombrado con la palabra Elowah, significando deidad. En otras ocasiones la palabra Elah es usada para referirse a Dios.
 
“Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba de la ley de Dios del cielo, perfecta paz, y en este tiempo”. Esdras 7:12.
 Ocasionalmente se usa Tsur cuyo significado es el Dios de la Roca o el Dios de la Fuerza.

 “¿No eres Tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos, oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar”. Hab. 1:12.

 “No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno”. Isa. 44:8.
 Y aun existe el uso común de la palabra Adonai, el Señor.

 “Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y Él me hará andar en mis alturas. Al cantor jefe en mi instrumento de cuerda”. Hab. 3:19.

 Adonai normalmente significa el Señor Dios.
 De tal manera que es casi inconsistente sugerir de que aun en el idioma Hebraico existiese solamente un nombre para Dios, y que sea el único nombre hoy en día que deba ser usado para dirigirnos al omnipotente, omnipresente, omnisciente Dios del universo. Es verdad, sin embargo, que YHWH fue considerado el nombre más sagrado de Dios.

 Al final de los tiempos Cristo viene con el nombre de Rey de reyes y Señor de señores.

 “Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores”. Apoc. 19:16.

 “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con Él son llamados y elegidos y fieles”. Apoc. 17:14.
 Cristo es llamado la Palabra de Dios o simplemente la Palabra.
 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Juan 1:1.

 “Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: el Verbo de Dios”. Apoc. 19:13.

 Jesús también tiene un nombre que es desconocido para el hombre.

 “Sus ojos eran como llamas de fuego, y habían en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino Él mismo”. Apoc. 19:12.

 Se nos informa que los 144.000 tienen el nombre del Padre escrito en sus frentes.

 “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte Sión, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de Él y el de su Padre escrito en la frente”. Apoc. 14:1.
 No se nos dice cuál es el nombre que allí está escrito. Creemos que cuando llegue-mos al cielo recibiremos el verdadero nombre celestial de nuestro Dios, el cual reflejará, no el nombre de idiomas humanos, sino en el perfecto idioma del cielo.

 No dividamos al moderno Israel de Dios, insistiendo que el único nombre apropiado de Dios para ser usado es YHWH. Como casi todos los otros asuntos analizados en este libro, este ha entrado en la Iglesia Adventista del Séptimo Día desde las caídas iglesias de Babilonia. Porque decididamente no hay apoyo para esta creencia en la inspiración y no hace parte del evangelio eterno ni del mensaje de los tres ángeles, finalmente minará la confianza en el Espíritu de Profecía y, finalmente, en as Escrituras. 



 
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