Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  V20
 
Seminario Biblico Adventista
"Vientos de Doctrina"
blackmanteacherreadinghac61.gif predicador1 image by bibliadeestudioadventista
Autores:
Dr. Colin Standish y Dr. Russell Standish

 

Capítulo 20: La Creación - ¿Siete Días Literales Consecutivos?

 La historia de la creación está contada en menos de dos capítulos en el libro de Génesis. En el primer capítulo se da una descripción día a día de la historia de la creación. Las obras creativas están listadas claramente en seis literales y consecutivos. Algunos cristianos, aun cuando evitan la evolución clásica, se han sentido desconfortables con la designación de seis días literales consecutivos. Existe algún argumento de que algunas evidencias paleontológicas, arqueológicas y geológicas mostrarían un periodo de tiempo mucho más largo. De tal manera que se han propuesto diversas teorías:

1.- Que cada día fue simbólico de un periodo mucho más largo de tiempo.

2.- De que aun cuando cada día de la creación fue un día literal, grandes periodos de tiempo pasaron entre un día y otro.

3.- De que la creación sucedió mucho antes que los seis mil años actuales.

 Existen algunos problemas insuperables para cualquiera de estas explicaciones, para aquellos que aceptan la inspiración de la Palabra de Dios.
 
No existe ninguna manera en que podamos aceptar que los días eran simbólicos de un largo periodo de tiempo. La Biblia es clara diciendo que esto representaba literalmente los confines de un día literal, incluyendo la tarde y la mañana de cada día. Además, esto no tiene nada que ver con una declaración profética. Por lo tanto, el principio día-año no puede ser aplicado. Esto, en verdad, es un periodo de tiempo histórico y no profético. Por lo tanto, se aplica siempre el tiempo literal. Algunos, inclinándose sobre las palabras de David y Pedro, han postulado que cada día de la creación fueron mil años. Ahora, el salmista lo expresó de la siguiente manera:

 “Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche”. Salmo 90:4.

 Debe notarse que el énfasis de este pasaje está relacionado con la naturaleza huma-na transitoria de la vida antes que con cualquier otra cosa relacionada con periodos de tiempo de creación. El comentario de Pedro es el siguiente:

 “Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”. 2 Pedro 3:8.

 En este contexto Pedro está describiendo la destrucción de los impíos y también está indicando el largo sufrimiento de Dios. Pero interesantemente, Pedro dice que no solo mil días son como un día, sino que un día son como mil años. Ciertamente esta es una base extremadamente tenue como para establecer un principio con el largo de los días de la creación.
 
Pero contemplemos esto y veamos cuán imposible es. La historia de la creación nos informa que la vegetación fue hecha en el tercer día. Si hubiesen pasado mil años, entre la creación de la vida vegetal y la creación de todos los poderes esenciales del sol para que crezca, se desarrolle y se reproduzca, toda la vegetación habría muerto, porque nada podría haber crecido durante ese periodo de tiempo. Pero, desde luego, teniendo el hecho de que la Biblia nos enseña de que hubieron siete días literales consecutivos, no hay ninguna duda de que el irrumpimiento de la energía del sol el día posterior a la creación de los vegetales, providenciaría la energía necesaria para el crecimiento y la mantención de toda planta viva.

 La historia de la creación provee un interesante paralelo entre el primero y el segundo conjunto de tres días. En el primer día fue creada la luz.

 “Y dijo Dios: sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”. Gen. 1:3-5.

 Y en el cuarto día la luz apareció en los cielos.

 “Dijo luego Dios: haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cie-los para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno”. Gen. 1:14-18.

En el segundo día Dios creó el firmamento, dividiendo el agua de la tierra del agua sobre la tierra.

 “Luego dijo Dios: haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así”. Gen. 1:6-7.

 Haciendo un paralelo de esto, en el quinto día Dios creó las criaturas del mar y las criaturas del firmamento.

 “Dijo Dios: produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno”. Gen. 1:20-21.

En el tercer día Dios creó la tierra seca y la vida de las plantas.

 “Dijo también Dios: júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco tierra, y a la reunión de las aguas llamó mares. Y vio Dios que era bueno. Después dijo Dios: produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno”. Gen. 1:9-12.

 Y en el sexto día Dios creó los animales del campo los cuales fueron sostenidos por la vegetación.

 “Luego dijo Dios: produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó”. Gen. 1:24-27.

 En los primeros tres días Dios creó el medio ambiente básico, y en los últimos tres días Él iluminó totalmente la tierra y creó a todas las criaturas que vivirían en la tierra. Cualquiera que entienda la biosfera entenderá la interdependencia de toda la creación de Dios. La evolución no puede explicar esa interdependencia en sus tempranos propósitos en el desarrollo de la vida. Por ejemplo, la dependencia de las plantas y de los árboles en relación con los insectos, especialmente las abejas que efectúan la polini-zación, y la dependencia de la vida animal en relación con la vegetación, agua, aire y los rayos solares para la vida de las criaturas animadas. Pero todo es totalmente explicado en términos de una creación en un mandato absoluto, esto es, una creación instantánea confinada a un periodo de tiempo muy corto, como lo son los seis días.

 El cuarto mandamiento reafirma en claros términos el ciclo de siete días.

 “Acuérdate del día Sábado para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es Sábado para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día Sábado y lo santificó”. Exo. 20:8-11. Énfasis suplido. 

 Cuán claro esto está inserido en las Escrituras. La evidencia en las Escrituras claramente apoya la creación con un mandato absoluto.

 “Por la Palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. Él junta como montón las aguas del mar; Él pone en depósitos los abis-mos. Tema a Jehová toda la tierra; teman delante de Él todos los habitantes del mundo. Porque Él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió ”. Salmo 33:6-9.

 “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. Heb. 11:3.

 “Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Juan 1:3.

 Ahora, frecuentemente son hechas preguntas acerca de las evidencias geológicas y geofísicas que apoyarían un mundo mucho más antiguo que los seis mil años actuales. Pero tiene que llevarse en cuenta que Dios maldijo la tierra tres veces. La primera maldición la tenemos después que el hombre pecó.
 “Y al hombre le dijo: por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: no comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”. Gen. 3:17-19.

 La segunda vez, la tierra fue maldita después que Caín mató a su hermano.

 “Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra”. Gen. 4:11-12.

 Entonces la impiedad del hombre llevó a la tercera maldición de Dios, el diluvio uni-versal. No hay ninguna duda de que estas maldiciones tuvieron un dramático efecto sobre la edad aparente de la tierra, tal como se puede observar por su reducida productividad, tan diferentes a las circunstancias en el jardín del Edén. Esa es la razón, por la cual poste-riormente, Dios declaró: 

 “Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán des-hechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá”. Isa. 51:6.

 Ningún Adventista del Séptimo Día fiel cuyas creencias estén afianzadas en la Palabra de Dios puede apoyar una creación que no sea la creación de mandato absoluto en seis literales consecutivos, alrededor de seis mil años atrás. Ahora veamos el testimonio de la sierva del Señor.

 “Fui llevada entonces hasta la creación, y se me mostró que la primera semana, en la cual Dios hizo la obra de la creación en seis días y descansó en el séptimo día, fue tal como cualquier otra semana. El gran Dios, en sus días de creación y en su día de descanso, nos dejó el primer ciclo como una muestra para las sucesivas semanas hasta el cierre del tiempo. “Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados”. Dios nos da la producción de su obra al término de cada día literal. Cada día fue contado como una generación, porque cada día Él generó o produjo alguna parte nueva de su obra. En el séptimo día de la primera semana, Dios descansó de su obra, y entonces bendijo el día de su descanso, y lo apartó para el uso del hombre. El ciclo semanal de siete días literales, seis para trabajar y el séptimo para descansar, los cuales han sido preservados y recordados a través de la historia de la Biblia, fueron originados en los grandes hechos de los primeros siete días”. 1 Espíritu de Profecía:85-86.

 Debe notarse aquí que la sierva del Señor usó Génesis 2:4 = “Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados”.

 Algunos dicen que este texto indica que toda una generación separó cada “día” simbólico de la creación. Pero cuidadosamente, la hermana White confirma que estos eran días literales. Aquí hay más una evidencia de la sierva del Señor.

 “Esta razón resulta plausible cuando entendemos que los días de la creación son lite-rales. Los primeros seis días de la semana fueron dados al hombre para su trabajo, porque Dios empleó el mismo período de la primera semana en la obra de  la creación. El séptimo día Dios lo ha reservado como un día de descanso, en conmemoración de Su descanso durante el mismo periodo de tiempo después que Él hizo la obra de la creación en seis días”. Exaltad a Jesús:52.
 
“Algunas inferencias erróneas traídas de hechos observados en la naturaleza, sin em-bargo, han llevado a suponer ciertos conflictos entre la ciencia y la revelación; y en el es-fuerzo para volver a armonizar todo, han sido adoptadas interpretaciones de las Escrituras que han minado y han destruido la fuerza de la Palabra de Dios. Se ha dicho que la Geo-logía contradice la interpretación literal del registro Mosaico de la creación. Millones de años, se dice, serían requeridos para que la tierra evolucionase desde el caos; y para aco-modar la Biblia con estas supuestas revelaciones de la ciencia, los días de la creación son asumidos como habiendo sido periodos vastos, indefinidos, cubriendo miles o aun millones de años.

 Tal conclusión es totalmente errónea. El registro de la Biblia está en armonía consigo mismo y con las enseñanzas de la naturaleza. Del primer empleado en la obra de la crea-ción tenemos el siguiente registro: “Y fue la tarde y la mañana un día”. Gen. 1:5. Y lo mismo se dice en substancia de cada uno de los seis días de la semana de la creación. De cada uno de estos periodos, la Inspiración declara haber sido un día formado de una tarde y de una mañana, como cualquier otro día, desde aquel tiempo en adelante. En relación a la obra de la creación misma, el testimonio es: “Porque Él dijo, y fue hecho; Él mandó, y exis-tió”. Salmo 33:9. Con Él que puede llamar a la existencia innumerables mundos, ¿cuánto tiempo sería necesario para que la tierra evolucionase desde le caos? Para creer en Sus obras, ¿debemos violentar Su Palabra?” Educación:128-129.

 “Sin la historia de la Biblia, la geología no puede probar nada. Las reliquias encontra-das en la tierra dan evidencia de un estado de cosas que difieren en muchos aspectos del presente estado de cosas. Pero el tiempo de su existencia, y por cuánto tiempo han estado estas cosas en la tierra, solamente pueden ser entendidas por la historia de la Biblia... Cuando los hombres se alejan de la Palabra de Dios en relación a la historia de creación, y buscan hacer con que las obras creativas de Dios sean vistas como principios naturales, ellos están bajo un ilimitado océano de incertidumbre. Cómo Dios efectuó la obra de la creación en seis días literales, Él nunca se lo ha revelado a los mortales. Sus obras creadoras son tan incomprensibles como Su existencia”. Exaltad a Jesús:52.

 “Por la Palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca... Él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió ”. Salmo 33:6,9. La Biblia no re-conoce largas eras en las cuales la tierra evolucionó lentamente desde el caos. De cada día sucesivo de la creación, el registro sagrado declara que consistió de la tarde y de la mañana, como todos los otros días que se han seguido. Al término de cada día se muestra el resultado de la obra del Creador. La declaración es hecha al final del registro de la pri-mera semana: “Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados”. Gen. 2:4. Pero esto no nos lleva a la idea de que los días de la creación eran diferentes de los días literales. Cada día fue llamado una generación, porque en él Dios generó, o produjo, alguna porción nueva de Su obra”. PP:112.

 Aquellos que tratan de reinterpretar el claro testimonio de las Escrituras, debido a difi-cultades que ellos han percibido en el entendimiento de algunas de las evidencias de la ciencia, tienen que recordar que las teorías científicas, las hipótesis y aun los “descubrimientos” científicos, están sujetos a cambios, “mas la Palabra del Señor permanece para siempre”. 1 Pedro 1:25. El único camino seguro que tienen los Adventistas del Séptimo Día, que esperan el retorno de Jesús, es el siguiente: “La Biblia no será probada por las ideas de los hombres de ciencia, sino que la ciencia será probada por esta norma que no puede fallar”. Signs of the Times, 13 de Marzo de 1884 



 
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