Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  V16
 
Seminario Biblico Adventista
"Vientos de Doctrina"
blackmanteacherreadinghac61.gif predicador1 image by bibliadeestudioadventista
Autores:
Dr. Colin Standish y Dr. Russell Standish

 

Capítulo 16: ¿La Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia?

 Cada vez estamos escuchando más acusaciones diciendo que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia. Una declaración común que es citada para apoyar este punto de vista es:

 “No debemos introducir el mundo en la iglesia ni casarlo con ella, estableciendo así un vínculo de unidad. De esa manera la iglesia ciertamente se corromperá; llegará a ser, como se declara en el Apocalipsis, “albergue de toda ave inmunda y aborrecible””. TM:265.

 Se ha declarado correctamente que el mundo ha, en gran medida, entrado en la iglesia. Una conclusión tal es apoyada por mucha evidencia, tal como el uso del poderoso brazo del estado contra los hijos de Dios en la instigación de la organización de la iglesia, un rápido escalamiento de los eventos deportivos asociados con nuestras iglesias y colegios locales, el crecimiento de la ingestión de alcohol entre los miembros, profanación del Sábado en excursiones organizadas para nuestros jóvenes y la ejecución de Reuniones de Negocio en las Asociaciones en el santo día de Dios, ver películas mundanas, televisión y videos, el uso de música secular en reuniones campestres, en la iglesia y en el hogar, la lectura de libros y revistas que contradicen nuestra profesión, ver escenas permisivas de adulterio, aborto y homosexualidad, y muchas otras actividades indignas demasiado numerosas como para ser enumeradas. Tan patética fue la visión de los administradores de la División Norteamericana de nuestra iglesia, que públicamente declararon que:

 “Existe el gran peligro que el precioso mensaje Adventista no sea pasado a la próxima generación”. Revista Adventista, 7 de Marzo de 1991.

 Es verdad que Apoc. 18:2 designa el hecho de que una de las características de Babilonia es que “se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible”. ¿Significa entonces esto, que nuestra iglesia es parte de Babilonia? ¡Absolutamente no! ¿Somos el Israel apóstata? ¡Absolutamente si! De muchas maneras el Israel apóstata es más reprensible que Babilonia, porque nosotros tenemos mucho más luz. Pero la Iglesia Adventista del Séptimo Día aun es el depósito de la verdad de Dios. En ninguna otra parte se la puede encontrar. Que quede bien claro que cuando nos referimos a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, somos enfáticos en aclarar que esto no se refiere a la organización de la Iglesia. Es el cuerpo de aquellos que constituyen esa iglesia. Muchos administradores en la organización están promoviendo una gran apostasía y están negando la verdad de Dios. Pero los pastores fieles y los laicos en la Iglesia Adventista del Séptimo Día son los depositarios, en términos humanos, de las verdades de nuestro Dios.

 El error que se está cometiendo por aquellos que usan las declaraciones tales como la de TM:265 (citada arriba) es que ellos adoptan una declaración dudosa en relación con Babilonia e ignoran otras numerosas declaraciones que son claras e inequívocas, que refutan el hecho de que la Iglesia Adventista del Séptimo Día sea Babilonia. Este es el procedimiento inverso que uno buscaría si es que está buscando un correcto entendimiento de los escritos inspirados. Los Reformadores Protestantes estaban en lo cierto cuando hicieron de los escritos inspirados su propio intérprete. Basar una opinión de verdad sobre una declaración dudosa es una política que lleva a cometer errores. Eso está lleno de peligro.
 Miremos el libro Testimonios para Ministros y examinemos el mensaje de ese libro, ex-presados en claros términos, en relación con Babilonia:

 “Las iglesias denominacionales caídas son Babilonia”. TM:61.

 “Dios tiene una iglesia, un pueblo escogido; y si todos pudieran ver como yo he visto cuán estrechamente Cristo se identifica con su iglesia, no se oiría un mensaje tal como el que acusa a la iglesia de ser Babilonia”. TM:20.

 “El Señor no confía a ningún hombre un mensaje que desanime y desaliente a la igle-sia. Él reprueba, reprende, castiga; pero lo hace solamente para poder restaurar y aprobar al fin”. TM:23.

 “Los que aseveran que las iglesias adventistas constituyen Babilonia, deberían perma-necer en casa”. TM:37.

 “Cuando se levanta alguien, de entre nosotros o de afuera, que siente la preocupa-ción de proclamar un mensaje que declara que el pueblo de Dios se cuenta con Babilonia, y asevera que el fuerte pregón es un llamado a salir de ella, podéis saber que no proclama el mensaje de verdad”. TM:41.

 “El pretender que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia es tener la misma pretensión que Satanás, que es un acusador de los hermanos, que los acusa delante de Dios día y noche”. TM:42.

 “El mensaje que ha sido dado por aquellos que han proclamado que la iglesia es Ba-bilonia, ha dejado la impresión de que Dios no tiene iglesia sobre la tierra”. TM:44.

 “En el mundo existe solamente una iglesia que esté actualmente en la brecha, repa-rando el muro, reedificando las ruinas; y cualquier hombre que llame la atención del mun-do y de las otras iglesias a esta iglesia, denunciándola como Babilonia, hace una obra en armonía con la del acusador de los hermanos”. TM:50.

 “Los que llevan este mensaje de error, denunciando a la iglesia como Babilonia, des-cuidan la obra que Dios les ha designado, están en contra de la organización, y en contra del sencillo mandato de Dios, pronunciado por Malaquías, de traer todos los diezmos a la tesorería de la casa del Señor, e imaginan que ellos tienen una obra que hacer, a saber, amonestar a quienes Dios ha escogido para hacer progresar su mensaje de verdad”. TM:53.

 “Los que han proclamado que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, han hecho uso de los Testimonios para dar a su posición un apoyo aparente; pero, ¿por qué presentaron lo que durante años ha sido el corazón de mi mensaje, la unidad de la iglesia?”. TM:56.

 En vista de estas declaraciones irrefutables, ¿cómo deberíamos entonces entender la declaración anterior de TM:265? Debe ser entendido que algunos de los rasgos del Israel apóstata también se encuentran en Babilonia. Por ejemplo, claramente los dos están caminando por el camino ancho que lleva a la destrucción. Ambos han evitado la verdad de Dios tal como se encuentra en Su Palabra. Y manifiestamente, ambos se han convertido en “albergue de toda ave inmunda y aborrecible”. Apoc. 18:2). Pero existen características salientes de babilonia que no están presentes en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Estas son la adoración del domingo y la doctrina de la inmortalidad del alma. 

 “El vino de Babilonia consiste en la exaltación del falso día de reposo sobre el sábado que el Señor Jehová ha bendecido y santificado para uso del hombre, y 78 también es la creencia en la inmortalidad del alma. Estas herejías emparentadas, y el rechazo de la ver-dad, convierten la iglesia en Babilonia. Reyes, comerciantes, dirigentes y maestros religiosos están todos en corrompida armonía”. 2MS:77-78.

 Al negar que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, no excusamos en lo más mínimo la vergonzosa apostasía  en la iglesia de Dios ni tampoco subestimar su magni-tud. Tampoco podemos negar que a menos que nos arrepintamos y nos reformemos de una manera no conocida hasta aquí en nuestra iglesia en todo el mundo, la gran mayoría de nuestro pueblo unirá trágicamente sus manos con Babilonia. Lo que es cierto es que la hermana White, mirando hacia el tiempo del fin, vio que

 “Compañía tras compañía del ejército del Señor se unieron al enemigo”. 8T:41.
 Esta será una tragedia de proporciones incalculables. Pero Dios también nos anima revelándonos que
 “Tribu tras tribu de las filas del enemigo se unieron con el pueblo que guarda los man-damientos de Dios”. 8T:41.

 Tenemos que alejar nuestro pensamiento de la definición de que la iglesia de Dios es la organización. Es verdad que hasta el sellamiento, el cual vendrá muy luego, la iglesia de Dios incluirá elementos infieles. Algunos de estos serán administradores, otros pastores, otros laicos y otros que se asociarán ellos mismos con aquellos que permanecen leales a la verdad. Pero la iglesia de Dios también contiene un pequeño remanente de todos estos elementos. Es por su propio bien, y tan solamente por el bien de ellos, que nuestro Dios ha designado a la Iglesia Adventista del Séptimo Día como Su iglesia remanente.

 “Si Jehová no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra”. Isa. 1:9.

 El uso de TM:265 para designar a la iglesia de Dios como Babilonia, es una advertencia para aquellos que negarán las claras declaraciones de las Escrituras y colocarán declaraciones equivocadas en su lugar. Dejemos que las claras declaraciones aclaren las declaraciones no tan claras, y entonces el error no será aceptado como verdad.
 Existen algunas similitudes extraordinarias entre la moderna Babilonia (Catolicismo Ro-mano, Protestantismo apóstata y Paganismo) y la antigua Babilonia, y entre el Israel moder-no (la Iglesia Adventista del Séptimo Día) y el antiguo Israel. Recientemente los autores es-cribieron un libro titulado El Camino a Roma (escrito por los Dr. Colin y Russell Standish), en el cual detallamos la trágica invasión de las prácticas del Catolicismo Romano dentro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Es verdad que como iglesia, nosotros estamos dando pasos en dirección de Roma. Este hecho ha llevado a muchos a creer que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es actualmente parte de Babilonia. Una conclusión de esa naturaleza lleva a los hombres y a las mujeres a desistir voluntariamente de su calidad de miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y frecuentemente a llamar a otros a seguirlos. Existen aquellos que han detallado en un vívido lenguaje, la comparación entre el Catolicismo Romano, su organización, sus prácticas y las de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Cualquier Adventistas del Séptimo Día honesto e informado no conseguirá estar en desacuerdo con estas evaluaciones. La Iglesia Adventista del Séptimo Día en su mayor parte ha puesto a un lado, con una velocidad increíble, su visión y su propósito, su distintividad y su unicidad (singularidad) para buscar la alabanza y la aceptación de las iglesias caídas de Babilonia. Tal alabanza y aceptación vendrán solamente por un compromiso y una acomodación a las prácticas y creencias de esas iglesias de Babilonia.
 
Antes que continuemos, las lecciones que hemos aprendido de la antigua Babilonia y de Israel no deben perderse en la iglesia remanente de Dios. Dios nunca llamó al antiguo Israel con todas sus abominaciones, Babilonia. De la misma manera no existe la más mínima evidencia de que Dios llame a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Babilonia. Así como el antiguo Israel, nosotros somos más culpables que Babilonia. Ciertamente, nosotros somos más responsables que el antiguo Israel por nuestra falla patética en seguir la luz que tan graciosamente ha sido derramada sobre nosotros. En relación a las fallas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día la sierva del Señor ha declarado,

 “Las fallas y errores del antiguo Israel no son tan graves a la vista de Dios como lo son los pecados del pueblo de Dios en esta época. La luz ha ido aumentando de era en era, y las generaciones que han seguido tienen el ejemplo de las generaciones que las han pre-cedido... La razón por la cual no tenemos más de las bendiciones del Señor es que el profeso pueblo de Dios lo sirve con un corazón dividido, tan ciertamente como lo hizo el antiguo Israel. Ellos dicen ser adoradores de Dios, pero muchos adoran ídolos tan ciertamente como lo hicieron los hebreos”. Review and Herald, 21 de Mayo de 1895.
 “La misma desobediencia y falla que se vio en la iglesia judía ha caracterizado en gran medida al pueblo que ha tenido esta gran luz del cielo en el último mensaje de advertencia”. 5T:456.

 “Ustedes están siguiendo los mismos pasos que el antiguo Israel. Existe la misma sepa-ración de vuestro santo llamado como pueblo peculiar de Dios. Ustedes han tenido amistad con las obras infructuosas de las tinieblas. Vuestra concordancia con los incrédulos ha provocado el desagrado del Señor. Ustedes no conocen las cosas pertenecientes a vuestra paz, y ellas están siendo rápidamente escondidas de vuestros ojos. Vuestra negligencia en seguir la luz os colocará en una posición más desfavorable que los Judíos sobre los cuales Cristo pronunció la aflicción”. PH:117, Testimonios para la Iglesia de Battle Creek:58.

 Por lo tanto no existe ningún grupo en la historia de este mundo que permanezca más culpable delante de Dios que los infieles Adventistas del Séptimo Día. Por lo tanto cometemos un grave error cuando asumimos que por causa de la asombrosa apostasía en todos los niveles de la obra de Dios, es que la Iglesia Adventista del Séptimo Día hace parte ahora de Babilonia, y por lo tanto el pueblo fiel tiene que ser llamado a salir. El consejo de Dios es muy claro. Cuando reflexionamos en relación a la historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día sabemos que algunos estaban queriendo con que el pueblo de Dios saliese de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, no mucho tiempo después de la falla de la mayoría de nuestros líderes en aceptar el mensaje de la justicia de Cristo en la Conferencia General en 1888. Les parecía lógico a estas sinceras personas que la iglesia de Dios no podía continuar siendo considerada como tal cuando el liderazgo estaba rechazando el único mensaje que podía llevar a los hombres y a las mujeres al reino de los cielos. ¿Habrá llegado el tiempo de buscar otra organización que sea obediente al llamado de Dios, y al consejo que Él nos ha dado? ¿Cómo puede una iglesia, cuyos líderes estaban rechazando el único mensaje que llevaría al pueblo de Dios a su hogar, continuar recibiendo el especial cuidado de Dios? Pareciera que el único camino existente para que sea completada la obra era el de salir de la Iglesia Adventista del Séptimo Día apóstata y unirse a una nueva organización que caminase en los caminos del Señor y siguiese Su Palabra. Muchos hombres aparentemente sinceros tomaron esta posición. Algunos usaron el Espíritu de Profecía para apoyar sus casos. Esto no era de ninguna manera algo nuevo para nuestra iglesia. Ya en 1856 existieron algunos que hicieron lo mismo. 

 “Aquellos que han publicado el tratado del Alto Clamor no me han consultado al res-pecto. Ellos han citado extensos escritos míos y colocan su propia construcción sobre ellos. Ellos dicen tener un mensaje especial de Dios diciendo que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, proclamar su caída, y llamar al pueblo de Dios a salir de ella, y tratar de hacer de los Testimonios la substanciación para su teoría. Estas publicaciones están desviando las mentes, y están aumentando el perjuicio ya existente, y tratan de hacer aun más difícil el acceso a ellos en presentar el mensaje que Dios ha dado en advertencias al mundo de una manera totalmente diferente a las ideas presentadas en estos panfletos”. Review and Herald, 8 de Noviembre de 1856.

 Hoy día encontramos la misma afirmación de que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia. Una vez más los hombres y las mujeres están tratando de usar los Testimo-nios para apoyar sus falsas proposiciones diciendo que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es ahora pare de Babilonia. Pero esto no es así. Los claros testimonios del Señor son contrarios a tales conclusiones.

 “Cuán presuntuosamente el hombre mortal coloca su juicio sobre ellos, y llaman a la Iglesia de ramera, Babilonia, una guarida de ladrones, una cueva de ave inmunda y re-pugnante, habitación de demonios, haciendo con que las naciones se emborrachen con el vino de su fornicación, uniéndose con los reyes y con los grandes hombres de la tierra, aumentando la riqueza a través de la abundancia de sus delicias, y proclamando que sus pecados han llegado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus iniquidades? ¿Es este el mensaje a ser llevado a los Adventistas del Séptimo Día? Yo le digo, ¡No! Dios no le ha dado a ningún hombre un mensaje así”. Ibid.

 La hermana White delineó algunas de las características de la moderna Babilonia.

 “Este vino de error se compone de falsas doctrinas, tales como la inmortalidad natural del alma, el tormento eterno de los malos, la negación de la preexistencia de Cristo antes de su nacimiento en Belén, y el defender y exaltar el primer día de la semana por encima del día santo de Dios”. TM:61.

 Aun en su terrible apostasía, sería ir demasiado lejos el sugerir que estas características fuesen comunes entre los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. La hermana White dio muchas advertencias contra aquellos que llaman a los miembros a salir de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en sus días.

 “Me fue presentado este engaño. Se trata de un hombre inteligente, que puede hablar bien en público, que posee abnegación y está lleno de celo y fervor, y tiene un as-pecto de consagración y devoción. Pero recibí esta amonestación de Dios; "¡No les creáis; yo no los he enviado!". 2MS:73-74.

 “Traté de mostrarle que él estaba cometiendo un error. Él dijo que la Iglesia Adventista del Séptimo Día era Babilonia, y cuando le mostramos nuestras razones y pusimos todo el asunto delante de él, diciéndole que estaba en un error, el que tiene mucho poder vino sobre él, y él dio un gran grito. Mandé a buscar en el escritorio al hermano B____, y a mi hijo Willie, el cual vino. El Sr. B____ se levantó con gran poder proclamando el alto clamor del mensaje del tercer ángel, envaneciéndose cada vez más y más. Tuvimos mucho trabajo con él; su mente se desequilibró, y tuvo que ser colocado en el asilo de los insanos”. 1 Manuscritos Liberados:298.

 “Hermano mío: He sabido que usted pretende que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, y que todos los que quieren ser salvos deben salir de ella. No es el único a quien el diablo ha engañado en este asunto. Durante los últimos cuarenta años un hombre tras otro se ha levantado pretendiendo que el Señor lo ha enviado con el mismo mensaje; permítame que le diga, como les he dicho a ellos, que este mensaje que usted está pro-clamando es uno de los engaños satánicos destinados a crear confusión entre las iglesias”. TM:58.

 “El mensaje que afirma que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, y que llama a la gente a salir de ella, no procede de ningún mensajero celestial, ni de ningún ins-trumento humano inspirado por el Espíritu de Dios”. 2MS:75.

 “Dios tiene una iglesia, un pueblo escogido; y si todos pudieran ver como yo he visto cuán estrechamente Cristo se identifica con su iglesia, no se oiría un mensaje tal como el que acusa a la iglesia de ser Babilonia”. TM:20.

 Dios dio la más clara evidencia de que no solamente la Iglesia Adventista del Séptimo Día no es Babilonia, sino que nunca será Babilonia en el futuro.

 “Nuevamente digo: El Señor no ha hablado mediante ningún mensajero que llame Babilonia a la iglesia que guarda los mandamientos de Dios. Es verdad que hay cizaña junto con el trigo, pero Cristo dijo que enviaría a sus ángeles a reunir primero la cizaña en atados para quemarla, y a poner el trigo en el granero. Sé que el Señor ama a su iglesia, la cual no ha de ser desorganizada ni dispersada en átomos independientes No existe la menor lógica en esto ni hay la más mínima evidencia de que ocurrirá tal cosa. Quienes obedezcan este mensaje falso y procuren influir en otros para que también lo acepten, serán engañados y preparados para recibir engaños mayores, y los frutos de sus esfuerzos se reducirán a la nada”. 2MS:78 (énfasis suplido).

 Note parte del poder de este mensaje, “ni hay la más mínima evidencia de que ocu-rrirá tal cosa”. No es una cuestión de no ser Babilonia en el pasado, sino que la Iglesia Ad-ventista del Séptimo Día no será Babilonia en el futuro. Segundo, la hermana White dijo que el separarse voluntariamente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día llevaría a engaños aun mayores. Muchas personas sinceras que se han unido a estos movimientos separatistas están apoyando uno o más de estos engaños: (1) Existen solamente dos personas en la Divinidad; (2) Cristo no ha existido eternamente; (3) Debemos guardar los días de fiesta; (4) las profecías bíblicas tienen que ser reinterpretadas; (5) Dios nos ha dado evidencias de la fecha exacta cuando se cerrará la puerta de la gracia y cuándo volverá Cristo; (6) Tenemos que usar solamente la palabra hebrea para “Dios”; (7) La línea de la hora internacional debiera pasar sobre Jerusalén. Estos engaños avanzados se encuentran todos entre los separatistas y son una evidencia de los peligros de caer en estos padrones separatistas de pensamiento. Examinemos aun otra declaración inequívoca de la sierva del Señor:

 “Vemos la incredulidad, y la resuelta resistencia de algunos que han tenido gran luz, y aun cuando la evidencia se ha juntado con más evidencias, ellos se han mantenido en una resistencia obstinada. El Señor les ha enviado mensajes de advertencia y súplica, mensajes de reprobación y censura, y no han sido en vano. Pero, nunca hemos recibido un mensaje diciendo que el Señor iría a desorganizar la iglesia. Nunca hemos tenido una profecía diciendo que Babilonia se aplicaría a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, o que hayamos sido informados de que el “alto clamor” consiste en llamar al pueblo de Dios a salir de ella; porque este no es el plan de Dios para con Israel”. Review and Herald, 3 de Octubre de 1893. (énfasis suplido).

 Con esta gran evidencia delante de nosotros, no podemos contarnos entre los del pueblo de Dios que se ha dejado atrapar por este llamado a salir de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Este error tiene dos consecuencias importantes: (1) El separado queda en peligro de perder también su camino, y (2) El separado deja a la Iglesia Adventista del Séptimo Día mucho más firme en las manos de los apóstatas y de los mundanos. Cierta-mente que la mayor esperanza de Satanás es hacer salir al pueblo fiel de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la iglesia que Dios ha levantado para ser Su especial agencia, para llevar el evangelio eterno al mundo. Si la Iglesia Adventista del Séptimo Día no lleva este mensaje al mundo, nadie más puede hacerlo, porque no existe otra iglesia que sea capaz de presentar sino una pequeña parte del evangelio eterno.
 El plan de Satanás es el de engañar a los escogidos. Su propósito es llamar al pueblo a salir de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, a la cual él desprecia. Eso sería fácil en rela-ción con los semi-convertidos o indiferentes, porque cuando venga la persecución final ellos no tienen fuerza para permanecer y abandonarán rápidamente sus posiciones. Por otro lado, será un engaño más “noble” el de convencer al pueblo “fiel” a salir de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Obviamente él tiene un plan, un plan que parece apelar a una respuesta “noble” en relación a la condición abyecta de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Así, debido a las “razones de Dios” y a un deseo de levantar la “verdad y la justicia”, las personas están abdicando de su membresía en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Esto hará difícil el hecho de que puedan volver al redil de Dios debido a su desilusión con la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Cuando Dios reúna finalmente su redil, la mayor parte de esas personas no estarán dispuestas a juntarse con ese redil, porque ellos han desarrollado una hostilidad y un menosprecio por la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

 El mensaje que Dios tiene para Su iglesia no es el mensaje de salir de Babilonia, sino que el mensaje a Laodicea. Este es un mensaje que debemos compartir con gran sinceri-dad con nuestros hermanos. Es un mensaje que, si es convenientemente presentado, des-pertará a muchos a abandonar sus vidas laodiceanas llenas de inercia en relación a las grandes necesidades que ellos mismos tienen en sus vidas. Es el testimonio verdadero del Testigo Fiel a la iglesia de Laodicea. Este es un mensaje que viene del testigo fiel y verdadero (Apoc. 3:14). Es el mensaje que declara que Cristo conoce nuestras obras (Apoc. 3:15), y que somos tibios, una condición que Le es repugnante (Apoc. 3:16). Declara que nosotros tenemos un punto de vista elevado de nuestra propia condición espiritual.

 “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesi-dad...”. Apoc. 3:17.

 La evaluación celestial es totalmente opuesta, y la tragedia es que la abrumadora mayoría del pueblo de Dios no sabe esto.

 “... y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. Apoc. 3:17.

 Antes que pueda haber una transformación del pueblo de Dios, tienen que haber mensajeros que llevarán el gran mensaje del testigo fiel, el cual va a abrir delante de las personas su verdadera condición. Hasta que esa necesidad sea entendida, no existe ninguna posibilidad que la mayoría ni siquiera considere en aceptar la lastimosa condición de sus vidas espirituales. Los fieles mensajeros también tienen la responsabilidad de compartir con el pueblo de Dios la belleza del remedio que Dios ha provisto.

 “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas”. Apoc. 3:18.

 El remedio laodiceano es necesario si es que queremos ver un pueblo listo para el re-ino de los cielos. El mensaje a ser dado, es un mensaje totalmente diferente de aquel dado por aquellos que llaman a los hombres y a las mujeres a salir de Babilonia. Ese mensaje es el mensaje a ser dado a las iglesias caídas del cristianismo. El mensaje laodiceano llama al pueblo de Dios de la profundidad de su destitución espiritual. Dios está a la puerta de Su iglesia esperando para ser invitado a entrar.

 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Apoc. 3:20.

 Dios ha declarado que esta Iglesia Adventista del Séptimo Día es la depositaria de Su verdad.

 “Dios está guiando a un pueblo. Él tiene un pueblo escogido, una iglesia en la tierra, a los cuales Él ha hecho depositarios de Su ley. Él les ha dado a ellos la verdad sagrada y la verdad eterna a ser dada al mundo. Él los reprobará y los corregirá”. 2MS:66. (no encontré esta cita en ningún libro en español).
 “En estos días, Dios ha llamado a Su iglesia, tal como Él llamó al antiguo Israel, a per-manecer como una luz en la tierra. A través del poderoso cuchillo de la verdad – los men-sajes del primer, segundo y tercer ángel – Él ha separado un pueblo de las iglesias y del mundo, para traerlos a una sagrada aproximación a Él mismo. Él los ha hecho los deposita-rios de Su ley y les ha dado las grandes verdades de la profecía para estos tiempos. Tal co-mo los sagrados oráculos dados al antiguo Israel, esta es una verdad sagrada a ser comu-nicada al mundo”. Signs of the Times, 25 de Enero de 1910.

 Es debido a estas verdades mantenidas resueltamente por el remanente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que este pueblo es aun el pueblo escogido de Dios. La Iglesia Adventista del Séptimo Día no puede ser Babilonia porque tiene un remanente resuelto a vivir y a proclamar este mensaje.

 Los autores encontraron a algunos que fueron introducidos en la Iglesia Adventista del Séptimo Día a través de una doctrina de la Nueva Teología. Sin embargo fueron capaces de encontrar el evangelio auténtico de Jesús Cristo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Ya sea a través de contactos con fieles Adventistas del Séptimo Día o debido a su propio estudio, ellos habían entendido la totalidad del mensaje que Dios le había dado a Su pueblo. Aquellos que continúan negando el claro testimonio de la sierva del Señor en estos asuntos, infelizmente muy luego y trágicamente, rechazarán abiertamente la inspiración del Espíritu de Profecía, después cuestionarán la inspiración completa de la Biblia, y eventualmente llegarán a las más completas tinieblas. Esta es una consecuencia contra la cual tenemos que dar nuestra mayor advertencia, porque está sucediendo en estos precisos instantes.
 Hacemos un apelo a aquellos hombres y mujeres sinceras que han sido extraviados hacia la separación, para que vuelvan atrás. Únanse con aquellos que han permanecido resueltamente leales a Dios y a Su mensaje; traigan el mensaje salvador del alma de la Jus-ticia de Cristo a los laodiceanos de la Iglesia de Dios y después llévenle el evangelio eterno a aquellos que no saben el evangelio de Jesús Cristo. una respuesta tal desbaratará los esfuerzos de Satanás para destruir la fe eterna de los fieles; esto permitirá que Dios pueda derramar la lluvia tardía con un poder sin precedentes y apresurará el regreso de Jesús. 



 
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