Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  V12
 
Seminario Biblico Adventista
"Vientos de Doctrina"
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Autores:
Dr. Colin Standish y Dr. Russell Standish

 

Capítulo 12: El Espíritu Santo Como Persona Divina

 Examinemos la amplitud del ministerio del Espíritu Santo la cual solamente puede ser llevada a cabo por un ser personal.

1.- El Espíritu Santo tiene una mente.

 “Y aquel que sonda los corazones sabe cual es la mente del Espíritu, porque según la voluntad de Dios es que Él intercede por los santos”. Rom. 8:27.

2.- El Espíritu Santo tiene conocimiento de las profundas cosas de Dios.

 “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”. 1 Cor. 2:10-11.

3.- El Espíritu Santo puede llevar.

 “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo”. Mat. 4:1.

4.- El Espíritu Santo ama.

 “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios”. Rom. 15:30.

5.- El Espíritu Santo puede crear.

 “El Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida”. Job 33:4.

6.- El Espíritu Santo es llamado Señor.

 “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. 2 Cor. 3:17.

7.- El Espíritu Santo habla.

 “Y el Espíritu dijo a Felipe: acércate y júntate a ese carro”. Hechos 8:29.

 “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”. 1 Tim. 4:1.

 “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Apoc. 2:29.

8.- El Espíritu Santo guía.

 “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. Juan 16:13.

9.- El Espíritu Santo escucha (vea Juan 16:13 arriba).

10.- El Espíritu Santo consuela.

 “Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”. Juan 14:16.

11.- El Espíritu Santo ordena.

 “Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón”. Hechos 11:12.

12.- El Espíritu Santo prohibe.

 “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió”. Hechos 16:6-7.

13.- El Espíritu Santo da testimonio.

 “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Rom. 8:16.

 “Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad”. 1 Juan 5:6.

14.- El Espíritu Santo profetisa.

 “Escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos”. 1 Pedro 1:11.

15.- El Espíritu Santo intercede por la humanidad.-

 “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Rom. 8:26.

16.- El Espíritu Santo da dones de talentos espirituales.

 “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”. 1 Cor. 12:4-7.

17.- El Espíritu Santo puede ser entristecido.

 “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. Efe. 4:30.

18.- El Espíritu Santo enseña.

 “Porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir”. Luc. 12:12.

19.- El Espíritu Santo convida a los hombres al reino de los cielos.

 “Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. Apoc. 22:17.

20.- El Espíritu Santo puede ser blasfemado.

 “Por tanto os digo: todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, mas la blasfemia contra el Espíritu no le será perdonada”. Mat. 12:31.

21.- El Espíritu Santo puede ser fastidiado.

 “Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu, por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos”. Isa. 63:10.

22.- Los seres humanos pueden mentirle al Espíritu Santo.

 “Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?”. Hechos 5:3.

23.- El Espíritu Santo es llamado de Dios.

 “Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios”. Hechos 5:4.

24.- Los seres humanos pueden tentar al Espíritu Santo.

 “Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti”. Hechos 5:9.

25.- El Espíritu Santo puede ser desagradado.

 “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?”. Heb. 10:29.

26.- El Espíritu Santo decide quién serás ordenado al ministerio de Dios.

 “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”. Hechos 13:2.

27.- El Espíritu Santo tiene voluntad.

 “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”. 1 Cor. 12:11.

28.- El Espíritu Santo envía a los obreros de Dios.

 “Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí na-vegaron a Chipre”. Hechos 13:4.

29.- El Espíritu Santo toma decisiones.

 “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias”. Hechos 15:28.

30.- El Espíritu Santo testifica.

 “Salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones”. Hechos 20:23.

31.- El Espíritu Santo elige inspectores.

 “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por inspectores, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”. Hechos 20:28.

32.- El Espíritu Santo santifica.

 “Para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo”. Rom. 15:16.

33.- El Espíritu Santo mantiene comunión con el hombre.

 “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén”. 2 Cor. 13:14.

34.- Al Espíritu Santo se le puede hablar contra. 

 “A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”. Mat. 12:32.

35.- El Espíritu Santo convence.

 “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Juan 16:8.

36.- El Espíritu Santo enseña.

 “Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed”. Neh. 9:20.

37.- El Espíritu Santo busca.

 “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y no-sotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”. 1 Cor. 2:11-12.

38.- El Espíritu Santo contiende.

 “Y dijo Jehová: no contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años”. Gen. 6:3.

39.- El Espíritu Santo sella al creyente.

 “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. Efe. 4:30.

40.- El Espíritu Santo es un don para aquellos que lo piden.

 “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidan?”. Luc. 11:13.

 Esta revisión del ministerio del Espíritu Santo nos puede llevar ciertamente a la conclu-sión de que Él es un Ser distinto de la Divinidad. Dentro de los límites de la experiencia finita no podemos entender la entereza del Espíritu Santo tanto cuanto entendemos la del Padre o la del Hijo. Debemos entenderlo como siendo la tercera persona de la Divinidad. Una cosa es cierta: no debemos ir más allá de la Palabra de Dios en especulaciones y teorías humanas.
 Algunos, sin un “Así dice Jehová”, han argumentado que las Escrituras declaran que Cristo está a la mano derecha del Padre, y que no se hace ninguna mención del Espíritu Santo. Pero el contexto de cada una de esas referencias indican el relacionamiento de Cristo con el Padre. Recuerde, el idioma hebraico tiene pocas palabras abstractas, por lo cual los escritores hebreos usaron un lenguaje concreto para expresar conceptos abstractos. Aun cuando el Nuevo Testamento fue escrito en Griego, la mente hebraica de los apóstoles se continuó manifestando en el Griego que ellos usaban. Estar a la diestra del Padre expresa la verdad de que nadie más puede estar entre el Padre y el Hijo, en importancia y en poder. Estos textos no están tocando el tema de la Divinidad. Aquí hay algunos ejemplos:

 “El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas”. Heb. 1:3.

 “Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: he aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre que está a la diestra de Dios”. Hechos 7:55-56.

 “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resu-citó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”. Rom. 8:34.

 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios”. Col. 3:1.

 El entendimiento de la autoridad de la diestra puede ser solucionado por la pregunta de la madre de Santiago y Juan a Jesús:

 “Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”. Mat. 20:21.

 Muchas aberraciones se verán en estos días en relación al correcto entendimiento del Espíritu Santo. Existen aquellos que dicen que el Espíritu Santo es femenino, y lo llaman Dios la Madre, pero nosotros tenemos que rechazar estas cosas porque no existe ni la más mínima evidencia para apoyar este concepto en las Escrituras. El hecho de que el Espíritu Santo cubrió a María en la concepción de Jesucristo es ciertamente una prueba positiva de que el Espíritu Santo no puede ser correctamente presentado como si tuviese el género femenino.

 Existen otros que han ido tan lejos al decir que existen cuatro miembros en la Divinidad; siendo que el cuarto sería Dios la hija. Ellos declaran que están completando la familia divina. Pero una vez más, tales especulaciones no están guiadas ni apoyadas en las palabras de las Escrituras, y por lo tanto tienen que ser firmemente rechazadas.

 Cuando contemplamos el ministerio del Espíritu Santo como siendo el representante de Cristo en beneficio de la raza humana, estamos seguros de que a cada ser humano se le ha dado una invitación especial para la vida eterna, la cual ha sido provista a través de la muerte y del ministerio Sumo Sacerdotal de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Es el po-der del Espíritu Santo el que inspira a los hombres y a las mujeres a entregar sus voluntades a Jesús y a compartir el evangelio de la salvación con los miembros de la raza humana. Será bajo el poder todopoderoso disponible del Espíritu Santo que los fieles testigos de Dios llevarán el evangelio eterno de Apoc. 14:6-12 a cada nación, pueblo, lengua y tribu. Por sobre todo, a medida que contemplamos el ministerio de la Divinidad, entendemos que el infinito poder del cielo ha sido colocado a disposición para la salvación de la raza humana. Que no “descuidemos tan grande salvación”. Heb. 2:3.
 
El Espíritu de Profecía ciertamente no es silente a respecto de este asunto. A despecho de la posición tomada por algunos de nuestros primeros líderes y pastores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la hermana White infaliblemente hizo un paralelo con lo que dicen las sagradas Escrituras.

 “Necesitamos comprender que el Espíritu Santo, que es una persona así como Dios es persona, anda en estos terrenos”. Manuscrito 66, 1899; extraído de un discurso dado a los estudiantes del Colegio Avondale.

 “El Espíritu Santo tiene una personalidad, de lo contrario no podría dar testimonio a nuestros espíritus y con nuestros espíritus de que somos hijos de Dios. Debe ser una persona divina, además, porque en caso contrario no podría escudriñar los secretos que están ocultos en la mente de Dios.  "Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él?  Así tampoco nadie conoció las 448 cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Cor. 2: 11) (Manuscrito 20, 1906). Evangelismo:447-448.

 “El Espíritu Santo es una persona, porque testifica en nuestros espíritus que somos hijos de Dios.  Cuando se da este testimonio lleva consigo su propia evidencia. En esas ocasiones creemos y estamos seguros de que somos los hijos de Dios. . .”. Evangelismo:447.

 “Debemos cooperar con los tres poderes más elevados del cielo: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y estos poderes trabajarán mediante nosotros convirtiéndonos en obreros juntamente con Dios (Special Testimonies, Serie B, Nº 7, pág. 51. Año 1905)”. Evangelismo:448.

 “Los eternos dignatarios celestiales - Dios, Cristo y el Espíritu Santo- armándolos [a los discípulos] con algo más que una mera energía mortal. . . avanzaron con ellos para llevar a cabo la obra y convencer de pecado al mundo (Manuscrito 145, 1901)”. Evangelismo:447.

 “El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, los tres santos dignatarios del cielo, han declarado que fortalecerán a los hombres para vencer el poder de las tinieblas”. 5CBA:1110. 

 “En el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo, el hombre es colocado en su tumba líquida, sepultado con Cristo en el bautismo, y levantado del agua para vivir una nueva vida de lealtad a Dios. Las tres grandes potestades del cielo son testigos; son invisibles pero están presentes.

 “... La obra es trazada frente a cada alma que ha confesado su fe en Jesucristo me-diante el bautismo, y se ha convertido en un receptáculo de la promesa que procede de las tres personas de la divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (MS 57, 1900)”. 7-A:296 ó 6T:1074.

 “El príncipe del poder del mal puede ser mantenido en jaque únicamente por el po-der de Dios en la tercera persona de la Divinidad, el Espíritu Santo (Special Testimonies, Serie A, Nº 10, pág. 37.  Año 1897)”. Evangelismo:448.

 “El pecado puede ser resistido y vencido únicamente por la intervención poderosa de la tercera persona de la Deidad, que no vendría con una energía modificada, sino en la plenitud del poder divino”. DTG:625. 

 “El poder del mal se había estado fortaleciendo durante siglos, y la sumisión de los hombres a este cautiverio satánico era asombrosa.  El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino”. DTG:625.

 “Cristo determinó dar como su representante a la tercera Persona de la Deidad. Ese don no podría ser igualado”. 7-A:275 ó 6T:1053 (Mi Vida Hoy:36).

 “La Divinidad se conmovió de piedad por la raza humana, y el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se entregaron a sí mismos para realizar el plan de redención. CH:222”. La Maravillosa Gracia: Desde el Principio.

 “El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e independiente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en to-do lugar personalmente.  Por lo tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu como su sucesor en la tierra”. DTG:622-623.
 Que todos los Adventistas del Séptimo Día se unan en esta verdad tremendamente crítica. 



 
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