Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  Genesis A44
 

Capitulo 44

Gén 44:1  Más tarde, José ordenó al mayordomo de su casa: «Llena con todo el alimento que les quepa los costales de estos hombres, y pon en sus bolsas el dinero de cada uno de ellos.
Gén 44:2  Luego mete mi copa de plata en la bolsa del hermano menor, junto con el dinero que pagó por el alimento.» Y el mayordomo hizo todo lo que José le ordenó.
Gén 44:3  A la mañana siguiente, muy temprano, los hermanos de José fueron enviados de vuelta, junto con sus asnos.
Gén 44:4  Todavía no estaban muy lejos de la ciudad cuando José le dijo al mayordomo de su casa: «¡Anda! ¡Persigue a esos hombres! Cuando los alcances, diles: “¿Por qué me habéis pagado mal por bien?
Gén 44:5  ¿Por qué habéis robado la copa que usa mi señor para beber y para adivinar? ¡Esto que habéis hecho está muy mal!” »
Gén 44:6  Cuando el mayordomo los alcanzó, les repitió esas mismas palabras.
Gén 44:7  Pero ellos respondieron:—¿Por qué nos dice tales cosas, mi señor? ¡Lejos esté de nosotros actuar de esa manera!
Gén 44:8  Es más, nosotros te trajimos de vuelta de Canaán el dinero que habíamos pagado, pero que encontramos en nuestras bolsas. ¿Por qué, entonces, habríamos de robar oro o plata de la casa de tu señor?
Gén 44:9  Si se encuentra la copa en poder de alguno de nosotros, que muera el que la tenga, y el resto de nosotros seremos esclavos de mi señor.
Gén 44:10  —Está bien —respondió el mayordomo—, se hará como vosotros decís, pero sólo el que tenga la copa en su poder será mi esclavo; el resto de vosotros quedará libre de todo cargo.
Gén 44:11  En seguida cada uno de ellos bajó al suelo su bolsa y la abrió.
Gén 44:12  El mayordomo revisó cada bolsa, comenzando con la del hermano mayor y terminando con la del menor. ¡Y encontró la copa en la bolsa de Benjamín!
Gén 44:13  Al ver esto, los hermanos de José se rasgaron las vestiduras en señal de duelo y, luego de cargar sus asnos, volvieron a la ciudad.
Gén 44:14  Todavía estaba José en su casa cuando llegaron Judá y sus hermanos. Entonces se postraron rostro en tierra,
Gén 44:15  y José les dijo:—¿Qué manera de portarse es ésta? ¿Acaso no sabéis que un hombre como yo puede adivinar?
Gén 44:16  —¡No sabemos qué decir a mi señor! —contestó Judá—. ¡No hay excusa que valga! ¿Cómo podemos demostrar nuestra inocencia? Dios ha puesto al descubierto la maldad de tus siervos. Aquí nos tiene mi señor: somos tus esclavos, nosotros y el que tení
Gén 44:17  —¡Jamás podría yo actuar de ese modo! —respondió José—. Sólo será mi esclavo el que tenía la copa en su poder. En cuanto a vosotros, regresad tranquilos a la casa de vuestro padre.
Gén 44:18  Entonces Judá se acercó a José para decirle:—Mi señor, no te enojes conmigo, pero te ruego que me permitas hablarte en privado. Para mí, tú eres tan importante como el faraón.
Gén 44:19  Cuando mi señor nos preguntó si todavía teníamos un padre o algún otro hermano,
Gén 44:20  nosotros contestamos a mi señor que teníamos un padre anciano, y un hermano que le nació a nuestro padre en su vejez. Nuestro padre quiere muchísimo a este último porque es el único que le queda de la misma madre, ya que el otro murió.
Gén 44:21  Entonces mi señor nos obligó a traer a este hermano menor para conocerlo.
Gén 44:22  Nosotros dijimos a mi señor que el joven no podía dejar a su padre porque, si lo hacía, seguramente su padre moriría.
Gén 44:23  Pero mi señor insistió y nos advirtió que, si no traíamos a nuestro hermano menor, nunca más seríamos recibidos en su presencia.
Gén 44:24  Entonces regresamos adonde vive mi padre, tu siervo, y le informamos de todo lo que mi señor nos había dicho.
Gén 44:25  Tiempo después nuestro padre nos dijo: “Volved otra vez a comprar un poco de alimento.”
Gén 44:26  Nosotros le contestamos: “No podemos ir si nuestro hermano menor no va con nosotros. No podremos presentarnos ante hombre tan importante, a menos que nuestro hermano menor nos acompañe.”
Gén 44:27  Mi padre, tu siervo, respondió: “Vosotros sabéis que mi esposa me dio dos hijos.
Gén 44:28  Uno desapareció de mi lado, y no he vuelto a verlo. Con toda seguridad fue despedazado por las fieras.
Gén 44:29  Si también os lleváis a éste, y le pasa alguna desgracia, ¡vosotros tendréis la culpa de que este pobre viejo se muera de tristeza!”
Gén 44:30  »Así que, si yo regreso a mi padre, tu siervo, y el joven, cuya vida está tan unida a la de mi padre, no regresa con nosotros,
Gén 44:31  seguramente mi padre, al no verlo, morirá, y nosotros seremos los culpables de que nuestro padre se muera de tristeza.
Gén 44:32  Este tu siervo quedó ante mi padre como responsable del joven. Le dije: “Si no te lo devuelvo, padre mío, seré culpable ante ti toda mi vida.”
Gén 44:33  Por eso, permita mi señor que yo me quede como esclavo de mi señor en lugar de mi hermano menor, y que él regrese con sus hermanos.
Gén 44:34  ¿Cómo podré volver junto a mi padre si mi hermano menor no está conmigo? ¡No soy capaz de ver la desgracia que le sobrevendrá a mi padre!

Gén 44:1  Y mandó José al que era sobre su casa diciendo: «Llena los costales de los hombres con víveres, cuantos pudieren llevar, y echad el dinero de cada uno sobre la boca del costal;
Gén 44:2  y mi copa, la de plata, echa en el costal del menor, y el precio del trigo de él». Y se hizo según la palabra de José, conforme hablara.
Gén 44:3  La aurora despuntaba, y fueron despedidos los hombres, ellos y sus asnos.
Gén 44:4  Y, salidos ellos de la ciudad, no estaban lejos; y José dijo al sobre su casa, diciendo: «Alzando, corre en pos de los hombres; y les alcanzarás y dirásles: «¿Y por qué habéis devuelto cosas malas por bellas? ¿Por qué habéis hurtado mi copa, la de plata?
Gén 44:5  ¿No es ésta en la que bebe mi señor? El mismo con augurio augura en ella.(a)  Cosas malas habéis consumado —las que habéis hecho».
Gén 44:6  Y, hallándoles, díjoles según estas palabras.
Gén 44:7  Y ellos dijéronle: «¿Por qué habla el señor según estas palabras? ¡No sea que tus niños hagan esta palabra!
Gén 44:8  Si el dinero que hallamos en nuestros costales, devolvimos a ti, de la tierra de Canaán ¿cómo habíamos de hurtar, de la casa de tu señor, plata u oro?
Gén 44:9  En quien hallare la copa de entre los niños tuyos, muera; y nosotros seremos niños a nuestro señor».
Gén 44:10  Y él dijo: «Y ahora, según decís, así será: el hombre cerca del cual se hallare la copa, él será mi niño; pero vosotros seréis inocentes».
Gén 44:11  Y apresuráronse y bajaron cada uno su costal a la tierra y abrió cada uno su costal.
Gén 44:12  Y escudriñó, principiando por el mayor hasta llegar al menor, y halló la copa en el costal de Benjamín.
Gén 44:13  Y rasgaron sus vestidos, y pusieron cada uno su costal sobre su asno, y tornaron a la ciudad.
Gén 44:14  Y entró Judá y sus hermanos a José; que aún estaba allí; y cayeron delante de él en tierra.
Gén 44:15  Y díjoles José: «¿Qué cosa es ésta que habéis hecho? ¿No sabíais que en augurio augura hombre como yo?»
Gén 44:16  Y dijo Judá: «¿Qué replicaremos al señor o qué hablaremos o cómo nos justificaremos? Dios ha hallado la iniquidad de tus niños; he aquí somos esclavos para nuestro señor, así nosotros como el cerca de quien se halló la copa».
Gén 44:17  Y dijo José: «¡Lejos de mí hacer esta palabra!: el hombre cerca de quien se ha hallado la copa, él será niño mío; pero vosotros bajaréis en paz a vuestro padre».
Gén 44:18  Y, llegándosele Judá, dijo: «Ruégote, señor: hable tu niño una palabra delante de ti; y no te aíres con tu niño, pues tú eres después de Faraón.
Gén 44:19  Señor, tú preguntaste a tus niños, diciendo: «¿Si tenéis padre o hermano».
Gén 44:20  Y dijimos al señor: «Tenemos padre anciano y un niñito menor, hijo de su ancianidad, y el hermano de él ha muerto, y él solo ha quedado a su padre; y su padre le ha amado».
Gén 44:21  Y tú has dicho a tus niños: «Traédmele, y yo cuidaré de él».
Gén 44:22  Y dijimos al señor: «No podrá el niñito dejar a su padre; y si dejare a su padre, morirá».
Gén 44:23  Y tú dijiste a tus niños: «Si no descendiere vuestro hermano el menor con vosotros, no volveréis a ver mi rostro».
Gén 44:24  Y aconteció, cuando descendimos a tu niño, nuestro padre, le anunciamos las palabras del señor.
Gén 44:25  Y díjonos nuestro padre: «Marchad otra vez; compradnos unos pocos víveres».
Gén 44:26  Y nosotros dijimos: «No podremos descender, a no ser que nuestro hermano el menor descendiere con nosotros; pues no podremos ver el rostro del hombre, no estando el hermano el menor con nosotros».
Gén 44:27  Y dijo tu niño, nuestro padre a nosotros:
Gén 44:28  «Vosotros sabéis que dos me ha parido la mujer; y se fue el uno de mí, y dijisteis: «Pasto de fiera ha sido», y no le vi más.
Gén 44:29  Si, pues, tomáreis también a éste de mi faz, y le aconteciere daño en el camino, bajaréis mi vejez con tristeza a los infiernos».
Gén 44:30  Ahora, pues, si voy a tu niño, nuestro padre, y el niñito no fuere conmigo, el alma de él colgada está del alma de éste;
Gén 44:31  y será que en viendo él no estar el niñito con nosotros, fallecerá y bajaremos los niños tuyos la vejez de tu niño, nuestro padre, con dolor, a los infiernos».
Gén 44:32  «Pues tu niño se ha recibido del niñito del padre, diciendo: «Si no te le traigo y le pongo delante de ti, pecado habré contra el padre todos los días».
Gén 44:33  Ahora, pues, quedaré contigo niño, en lugar del niñito, esclavo del señor, y el niñito descienda con los hermanos.
Gén 44:34  Pues ¿cómo descenderé a mi padre, no estando el niñito con nosotros? que no vea yo el mal que hallará a mi padre».


Gén 44:1 

La copa de José
  Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de alimento los costales de estos varones, cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal.
Gén 44:2  Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo José.
Gén 44:3  Venida la mañana, los hombres fueron despedidos con sus asnos.
Gén 44:4  Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo: Levántate y sigue a esos hombres; y cuando los alcances, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien? ¿Por qué habéis robado mi copa de plata?
Gén 44:5  ¿No es ésta en la que bebe mi señor, y por la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que hicisteis.
Gén 44:6  Cuando él los alcanzó, les dijo estas palabras.
Gén 44:7  Y ellos le respondieron: ¿Por qué dice nuestro señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos.
Gén 44:8  He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro?
Gén 44:9  Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor.
Gén 44:10  Y él dijo: También ahora sea conforme a vuestras palabras; aquel en quien se hallare será mi siervo, y vosotros seréis sin culpa.
Gén 44:11  Ellos entonces se dieron prisa, y derribando cada uno su costal en tierra, abrió cada cual el costal suyo.
Gén 44:12  Y buscó; desde el mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín.
Gén 44:13  Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno y volvieron a la ciudad.
Gén 44:14  Vino Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en tierra.
Gén 44:15  Y les dijo José: ¿Qué acción es esta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?
Gén 44:16  Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos, o con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquel en cuyo poder fue hallada la copa.
Gén 44:17  José respondió: Nunca yo tal haga. El varón en cuyo poder fue hallada la copa, él será mi siervo; vosotros id en paz a vuestro padre.

Judá intercede por Benjamín
 
Gén 44:18  Entonces Judá se acercó a él, y dijo: Ay, señor mío, te ruego que permitas que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues tú eres como Faraón.
Gén 44:19  Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre o hermano?
Gén 44:20  Y nosotros respondimos a mi señor: Tenemos un padre anciano, y un hermano joven, pequeño aún, que le nació en su vejez; y un hermano suyo murió, y él solo quedó de los hijos de su madre; y su padre lo ama.
Gén 44:21  Y tú dijiste a tus siervos: Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él.
Gén 44:22  Y nosotros dijimos a mi señor: El joven no puede dejar a su padre, porque si lo dejare, su padre morirá.
Gén 44:23  Y dijiste a tus siervos: Si vuestro hermano menor no desciende con vosotros, no veréis más mi rostro.
Gén 44:24  Aconteció, pues, que cuando llegamos a mi padre tu siervo, le contamos las palabras de mi señor.
Gén 44:25  Y dijo nuestro padre: Volved a comprarnos un poco de alimento.
Gén 44:26  Y nosotros respondimos: No podemos ir; si nuestro hermano va con nosotros, iremos; porque no podremos ver el rostro del varón, si no está con nosotros nuestro hermano el menor.
Gén 44:27  Entonces tu siervo mi padre nos dijo: Vosotros sabéis que dos hijos me dio a luz mi mujer;
Gén 44:28  y el uno salió de mi presencia, y pienso de cierto que fue despedazado, y hasta ahora no lo he visto.
Gén 44:29  Y si tomáis también a éste de delante de mí, y le acontece algún desastre, haréis descender mis canas con dolor al Seol.
Gén 44:30  Ahora, pues, cuando vuelva yo a tu siervo mi padre, si el joven no va conmigo, como su vida está ligada a la vida de él,
Gén 44:31  sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor al Seol.
Gén 44:32  Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre, diciendo: Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre;
Gén 44:33  te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos.
Gén 44:34  Porque ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre.


Gén 44:1 
La copa de José
Después de esto, José ordenó a su mayordomo:
–Llena los costales de estos hombres con todo el trigo que puedan llevar y pon el dinero de cada uno de ellos en la boca de su costal.
Gén 44:2  Pon también mi copa de plata en la boca del costal del hermano menor, junto con el dinero que pagó por su trigo.
El mayordomo hizo lo que José le había ordenado.
Gén 44:3  Con los primeros rayos del sol, José permitió que sus hermanos se fueran con sus asnos.
Gén 44:4  Todavía no estaban muy lejos de la ciudad, cuando José dijo a su mayordomo:
–Ve a perseguir a esos hombres y diles cuando los alcances: ‘¿Por qué habéis pagado mal por bien? ¿Por qué habéis robado la copa de plata
Gén 44:5  que mi amo usa para beber y para adivinar?[a] ¡Habéis hecho muy mal!’
Gén 44:6  Cuando el mayordomo los alcanzó, les repitió las mismas palabras,
Gén 44:7  y ellos le contestaron:
–¿Por qué nos hablas de ese modo? ¡Jamás haríamos semejante cosa!
Gén 44:8  Si regresamos desde Canaán a devolver el dinero que encontramos en la boca de nuestros costales, ¿cómo íbamos a robar plata ni oro de la casa de tu amo?
Gén 44:9  ¡Que muera cualquiera de estos servidores tuyos al que se le encuentre la copa, y hasta nosotros seremos tus esclavos!
Gén 44:10  Entonces el mayordomo dijo:
–Se hará como decís, pero solo el que tenga la copa será mi esclavo; los demás quedaréis libres de culpa.
Gén 44:11  Cada uno de ellos bajó rápidamente su costal hasta el suelo, y lo abrió.
Gén 44:12  El mayordomo buscó en cada costal, comenzando por el del hermano mayor hasta el del hermano menor, y encontró la copa en el costal de Benjamín.
Gén 44:13  Entonces ellos se rasgaron las ropas en señal de dolor. Después cada uno echó la carga sobre su asno y regresaron a la ciudad.
Gén 44:14  Cuando Judá y sus hermanos llegaron a la casa de José, todavía estaba él allí. Entonces se inclinaron delante de él hasta tocar el suelo con la frente,
Gén 44:15  mientras José les decía:
–¿Qué es esto que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo puede adivinar?
Gén 44:16  Judá contestó:
–¿Qué podemos responderte? ¿Cómo podemos probar nuestra inocencia? Dios nos ha encontrado en pecado.[b] Aquí nos tienes; somos tus esclavos, junto con el que tenía la copa.
Gén 44:17  Pero José dijo:
–De ninguna manera. Solo aquel que tenía la copa será mi esclavo. Los demás podéis regresar tranquilos a la casa de vuestro padre. Nadie os molestará.

Judá ruega por Benjamín
Gén 44:18  Entonces Judá se acercó a José y le dijo:
–Te ruego, señor, que me permitas decirte algo en secreto. Por favor, no te enojes conmigo, pues tú eres como el mismo faraón.
Gén 44:19  Tú nos preguntaste si teníamos padre o algún otro hermano,
Gén 44:20  y nosotros te contestamos que teníamos un padre anciano y un hermano todavía muy joven, que le nació a nuestro padre en su vejez. También te dijimos que nuestro padre lo quiere mucho, pues es el único hijo que le queda de la misma madre, porque su otro hermano murió.
Gén 44:21  Entonces tú nos pediste que lo trajéramos, porque querías conocerlo.[c]
Gén 44:22  Nosotros te dijimos que el muchacho no podía dejar a su padre, porque si lo dejaba, su padre moriría.
Gén 44:23  Pero tú nos dijiste que si él no venía con nosotros, no volverías a recibirnos.
Gén 44:24  “Cuando regresamos junto a mi padre, le contamos todo lo que tú nos habías dicho.
Gén 44:25  Luego nuestro padre nos ordenó: ‘Regresad a comprar un poco de trigo’;
Gén 44:26  pero nosotros le dijimos: ‘No podemos ir, a menos que nuestro hermano menor vaya con nosotros; porque si él no nos acompaña, no podremos ver a ese señor.’
Gén 44:27  Y mi padre nos dijo: ‘Ya sabéis que mi esposa me dio dos hijos;
Gén 44:28  uno de ellos se fue de mi lado y desde entonces no lo he visto. Estoy seguro de que un animal salvaje lo despedazó.
Gén 44:29  Si os lleváis también a mi otro hijo de mi lado y le pasa algo malo, vosotros tendréis la culpa de que este viejo se muera de tristeza.’
Gén 44:30  “Así que la vida de mi padre está tan unida a la vida del muchacho que, si el muchacho no va con nosotros cuando yo regrese,
Gén 44:31  nuestro padre morirá al no verlo. Así nosotros tendremos la culpa de que nuestro anciano padre se muera de tristeza.
Gén 44:32  Yo le dije a mi padre que me haría responsable del muchacho, y también le dije: ‘Si no te lo devuelvo, seré para ti el culpable durante toda la vida.’
Gén 44:33  Por eso, te ruego que me permitas quedarme como tu esclavo en lugar del muchacho. Deja que él se vaya con sus hermanos.
Gén 44:34  Porque, ¿cómo voy a regresar junto a mi padre, si el muchacho no va conmigo? No quiero ver el mal que sufriría mi padre."


Gén 44:1  Y mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llene los costales de estos varones de alimentos, cuanto pudieren llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal;
Gén 44:2  y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo José.
Gén 44:3  Venida la mañana, los hombres fueron despedidos con sus asnos.
Gén 44:4  Saliendo ellos de la ciudad, que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo: Levántate, y sigue a esos hombres; y cuando los alcanzares, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien?
Gén 44:5  ¿No es ésta en la que bebe mi señor, y por la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que hicisteis.
Gén 44:6  Cuando él los alcanzó, les dijo estas palabras.
Gén 44:7  Y ellos le respondieron: ¿Por qué dice mi señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos.
Gén 44:8  He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro?
Gén 44:9  Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor.
Gén 44:10  Y él dijo: También ahora sea conforme a vuestras palabras; aquel en quien se hallare, será mi siervo, y vosotros seréis sin culpa.
Gén 44:11  Ellos entonces se dieron prisa, y derribaron cada uno su costal en tierra, abrieron cada uno su costal.
Gén 44:12  Y buscó; desde el mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín.
Gén 44:13  Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno, y volvieron a la ciudad.
Gén 44:14  Y llegó Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en tierra.
Gén 44:15  Y les dijo José: ¿Qué obra es ésta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?
Gén 44:16  Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos? ¿O con qué nos justificaremos? Dios ha descubierto la maldad de tus siervos: he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros también, y aquel en cuyo poder fue hallada la copa.
Gén 44:17  Y él respondió: Nunca yo tal haga; el varón en cuyo poder fue hallada la copa, aquel será mi siervo; vosotros id en paz a vuestro padre.
Gén 44:18  Entonces Judá se llegó a él, y dijo: Te ruego señor mío, que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues que tú eres como el Faraón.
Gén 44:19  Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre o hermano?
Gén 44:20  Y nosotros respondimos a mi señor: Tenemos un padre anciano, y un joven que le nació en su vejez, pequeño aún; y un hermano suyo murió, y él quedó solo de su madre, y su padre lo ama.
Gén 44:21  Y tú dijiste a tus siervos: Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él.
Gén 44:22  Y nosotros dijimos a mi señor: El joven no puede dejar a su padre, porque si le dejare, su padre morirá.
Gén 44:23  Y dijiste a tus siervos: Si vuestro hermano menor no descendiere con vosotros, no veáis más mi rostro.
Gén 44:24  Aconteció pues, que cuando llegamos a mi padre tu siervo, le contamos las palabras de mi señor.
Gén 44:25  Y dijo nuestro padre: Volved a comprarnos un poco de alimento.
Gén 44:26  Y nosotros respondimos: No podemos ir; si nuestro hermano fuere con nosotros, iremos; porque no podemos ver el rostro del varón, no estando con nosotros nuestro hermano el menor.
Gén 44:27  Entonces tu siervo mi padre nos dijo: Vosotros sabéis que dos me dio a luz mi mujer;
Gén 44:28  y el uno salió conmigo, y pienso de cierto que fue despedazado, y hasta ahora no le he visto;
Gén 44:29  y si tomareis también éste de delante de mí, y le aconteciere algún desastre, haréis descender mis canas con dolor a la sepultura.
Gén 44:30  Ahora, pues, cuando llegare yo a tu siervo mi padre, y el joven no fuere conmigo, porque su alma está ligada con el alma de él,
Gén 44:31  sucederá que cuando él no vea al joven, morirá: y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor a la sepultura.
Gén 44:32  Porque tu siervo salió por fiador por el joven con mi padre, diciendo: Si no te lo volviere, entonces yo seré culpable para mi padre todos los días;
Gén 44:33  te ruego pues que quede ahora tu siervo por el joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos.
Gén 44:34  Porque ¿cómo iré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre.

Gén 44:1  Más tarde él dio orden al hombre que estaba sobre su casa, y dijo: “Llena de alimento los costales de los hombres hasta el límite de lo que puedan llevar, y coloca el dinero de cada uno en la boca de su costal.
Gén 44:2  Pero tienes que colocar mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del más joven, y el dinero de los cereales de él”. De modo que él hizo según la palabra de José que este había hablado.
Gén 44:3  Había rayado el alba cuando los hombres fueron enviados, ellos y también sus asnos.
Gén 44:4  Salieron de la ciudad. No habían ido lejos cuando José dijo al hombre que estaba sobre su casa: “¡Levántate! Corre tras los hombres y alcánzalos de seguro y diles: ‘¿Por qué han pagado mal por bien?
Gén 44:5  ¿No es esta la cosa en que bebe mi amo y por la cual con pericia lee agüeros? Es un hecho malo el que han cometido’”.
Gén 44:6  Por fin él los alcanzó y les habló estas palabras.
Gén 44:7  Pero ellos le dijeron: “¿Por qué habla mi señor tales palabras? Es inconcebible que tus siervos hicieran cosa semejante.
Gén 44:8  ¡Si el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales te lo trajimos de vuelta desde la tierra de Canaán! Entonces, ¿cómo podríamos hurtar plata u oro de la casa de tu amo?
Gén 44:9  Que muera aquel de tus esclavos con quien se halle, y que nosotros mismos también lleguemos a ser esclavos de mi amo”.
Gén 44:10  Entonces dijo él: “Sea ahora exactamente conforme a sus palabras. Así aquel con quien se halle llegará a ser esclavo mío, pero ustedes mismos quedarán probados inocentes”.
Gén 44:11  Ante aquello, apresuradamente bajó cada uno su costal a tierra y abrió cada uno su propio costal.
Gén 44:12  Y él se puso a escudriñar cuidadosamente. Comenzó por el de más edad y acabó por el más joven. Por fin se halló la copa en el costal de Benjamín.
Gén 44:13  Entonces ellos rasgaron sus mantos, y cada uno alzó su carga otra vez sobre su asno y volvieron a la ciudad.
Gén 44:14  Y Judá y sus hermanos fueron entrando en la casa de José, y él estaba allí todavía; y procedieron a caer a tierra delante de él.
Gén 44:15  José ahora les dijo: “¿Qué suerte de acción es esta que han hecho? ¿No sabían que un hombre como yo puede leer con pericia los agüeros?”.
Gén 44:16  A lo cual exclamó Judá: “¿Qué podemos decir a mi amo? ¿Qué podemos hablar? ¿Y cómo podemos probarnos justos? El Dios [verdadero] ha descubierto el error de tus esclavos. ¡Mira que somos esclavos de mi amo, tanto nosotros como aquel en cuya mano se halló la copa!”.
Gén 44:17  Sin embargo, él dijo: “¡Es inconcebible que yo haga esto! El hombre en cuya mano se halló la copa es el que llegará a ser esclavo mío. En cuanto a los demás de ustedes, suban en paz a donde su padre”.
Gén 44:18  Judá ahora se le acercó y dijo: “Te ruego, amo mío, que por favor permitas a tu esclavo hablar una palabra a oídos de mi amo, y que no se enardezca tu cólera contra tu esclavo, porque es lo mismo contigo que con Faraón.
Gén 44:19  Mi amo preguntó a sus esclavos, diciendo: ‘¿Tienen padre o hermano?’.
Gén 44:20  De modo que dijimos a mi amo: ‘Sí, tenemos un padre envejecido y un niño de su vejez, el más joven. Pero su hermano murió, de modo que él es el único que queda de su madre, y su padre de veras lo ama’.
Gén 44:21  Después de eso dijiste a tus esclavos: ‘Bájenmelo para que ponga mi ojo sobre él’.
Gén 44:22  Pero nosotros dijimos a mi amo: ‘El muchacho no puede dejar a su padre. Si dejara a su padre, él ciertamente moriría’.
Gén 44:23  Entonces dijiste a tus esclavos: ‘A menos que baje con ustedes su hermano menor, no podrán volver a ver mi rostro’.
Gén 44:24  ”Y aconteció que subimos a donde tu esclavo mi padre y entonces le referimos las palabras de mi amo.
Gén 44:25  Posteriormente dijo nuestro padre: ‘Vuelvan, cómprennos un poco de alimento’.
Gén 44:26  Pero nosotros dijimos: ‘No podemos bajar. Si nuestro hermano menor está con nosotros ciertamente bajaremos, porque no podemos verle el rostro al hombre en caso de no estar con nosotros nuestro hermano menor’.
Gén 44:27  Entonces nos dijo tu esclavo mi padre: ‘Ustedes mismos bien saben que mi esposa solo me dio a luz dos hijos.
Gén 44:28  Más tarde el uno salió de mi compañía, y exclamé: “¡Ah, de seguro ha sido despedazado!”, y no lo he visto hasta ahora.
Gén 44:29  Si se llevaran a este también fuera de mi vista y le acaeciera un accidente mortal, ciertamente harían descender mis canas con calamidad al Seol’.
Gén 44:30  ”Y ahora, luego que llegara yo a tu esclavo mi padre sin el muchacho junto con nosotros, siendo que el alma de aquel está ligada con el alma de este,
Gén 44:31  entonces con certeza sucederá que tan pronto como vea que no está allí el muchacho, simplemente morirá, y tus esclavos realmente harán descender las canas de tu esclavo nuestro padre con desconsuelo al Seol.
Gén 44:32  Porque tu esclavo se hizo fianza por el muchacho cuando estuviera ausente de su padre, y dijo: ‘Si no te lo traigo de vuelta, entonces habré pecado contra mi padre para siempre’.
Gén 44:33  Ahora pues, por favor, deja que tu esclavo quede en vez del muchacho por esclavo de mi amo, para que el muchacho suba con sus hermanos.
Gén 44:34  Porque ¿cómo podré yo subir a donde mi padre sin el muchacho junto conmigo, por temor de que entonces mire la calamidad que descubrirá a mi padre?”.

Gén 44:1  Más tarde, José le ordenó al mayordomo de su casa que llenara los sacos de sus hermanos con todos los alimentos que cupieran en ellos, y que en cada uno de los sacos pusiera el dinero que habían pagado por el trigo. También le ordenó que en el saco del más joven pusiera, además del dinero, su copa de plata. El mayordomo lo hizo así,
Gén 44:3  y al amanecer los hermanos de José tomaron sus burros y se pusieron en marcha.
Gén 44:4  No habían avanzado mucho cuando José le dijo a su mayordomo: «Vete enseguida tras esos hombres, y cuando los alcances diles: “¿Por qué le han pagado mal a mi señor?
Gén 44:5  ¡Esta copa es la que mi señor usa para beber, y también para adivinar el futuro! ¡Realmente se han portado muy mal con él!”»
Gén 44:6  Cuando el mayordomo los alcanzó, les repitió todo esto, palabra por palabra.
Gén 44:7  Pero ellos le respondieron: —¿Por qué nos dice usted todo eso? ¡Nosotros jamás haríamos algo así!
Gén 44:8  A usted le consta que desde nuestra tierra trajimos de vuelta el dinero que encontramos en nuestros sacos. ¿Por qué habríamos de robar el oro y la plata de su señor?
Gén 44:9  Si esa copa de plata se encuentra en poder de alguno de nosotros, que se le condene a muerte; y además todos nosotros nos haremos sus esclavos.
Gén 44:10  El mayordomo respondió: —De acuerdo. Que sea como ustedes quieran. Pero sólo quien tenga la copa será mi esclavo; a los demás no se les acusará de nada.
Gén 44:11  Rápidamente, todos ellos bajaron sus sacos y los abrieron.
Gén 44:12  Entonces el mayordomo comenzó a registrar cada saco, comenzando por el del mayor y acabando por el del más joven, ¡y resultó que la copa se encontró en el saco de Benjamín!
Gén 44:13  Cuando los hermanos de José vieron esto, se llenaron de miedo y tristeza; luego volvieron a cargar sus burros y regresaron a la ciudad.
Gén 44:14  Cuando llegaron, José todavía estaba en su casa. Judá y sus hermanos se arrojaron a sus pies,
Gén 44:15  pero él les dijo: —¿Por qué me han hecho esto? ¿No sabían que soy adivino?
Gén 44:16  Judá respondió: —¿Y qué podemos decirle a usted, mi señor? No podemos demostrar que somos inocentes. Dios nos ha encontrado culpables, y ahora todos somos esclavos de usted, junto con el que tenía la copa en su poder.
Gén 44:17  José les respondió: —¡Yo jamás haría tal cosa! Sólo será mi esclavo el que tenía la copa. Los demás pueden volver tranquilos a la casa de su padre.
Gén 44:18  Pero Judá se acercó a José y le dijo: —Mi señor, yo sé que hablar con usted es como hablar con el rey mismo. Pero yo le ruego que no se enoje conmigo y me permita decirle una sola cosa.
Gén 44:19  Usted nos preguntó si todavía teníamos a nuestro padre, o algún otro hermano.
Gén 44:20  Nosotros le respondimos que nuestro padre ya era anciano, que había tenido dos hijos con su esposa Raquel. Uno de ellos murió y sólo queda el más joven, que nació cuando él ya era viejo. Por eso nuestro padre lo quiere mucho.
Gén 44:21  Usted nos pidió que lo trajéramos para conocerlo.
Gén 44:22  Nosotros le aclaramos que nuestro padre podría morirse de tristeza si el muchacho lo dejaba solo.
Gén 44:23  Con todo, usted nos dijo que volvería a recibirnos sólo si regresábamos con nuestro hermano.
Gén 44:24  »Cuando volvimos a la casa de nuestro padre, le contamos todo lo que usted nos dijo,
Gén 44:25  así que cuando nuestro padre nos pidió que volviéramos acá para comprar más trigo,
Gén 44:26  nosotros le dijimos: “Iremos solamente si nuestro hermano menor nos acompaña. Si él no viene con nosotros, el gobernador de Egipto no volverá a recibirnos”.
Gén 44:27  »Nuestro padre nos dijo: “Ustedes bien saben que mi esposa Raquel me dio dos hijos.
Gén 44:28  Uno de ellos se marchó, y jamás he vuelto a verlo. Me imagino que alguna fiera se lo habrá comido.
Gén 44:29  Si también me quitan a este hijo mío, y algo malo llega a pasarle, viviré triste por el resto de mis días”.
Gén 44:30  »Como puede ver usted, si yo regreso a la casa de mi padre sin mi hermano, seguramente mi padre morirá. Tan apegado está a este muchacho que su vida depende de que él viva. Así que, si nuestro padre se muere de tristeza, nosotros tendremos la culpa.
Gén 44:32  Yo mismo me hice responsable ante mi padre de que a su hijo nada le pasaría. Hasta le dije: “Padre mío, si no te devuelvo a tu hijo, toda mi vida cargaré ante ti con esa culpa”.
Gén 44:33  »Yo le ruego a usted que me acepte como su esclavo, y que le permita al muchacho volver con sus hermanos. Yo me quedaré en su lugar.
Gén 44:34  ¿Cómo podría yo volver a la casa de mi padre, si mi hermano no vuelve conmigo? ¡No, yo no podría ver la desgracia que caería sobre mi padre!

Gén 44:1  Entonces él dio esta orden a su mayordomo: «Llena de víveres las talegas de estos hombres, cuanto quepa en ellas, y pones el dinero de cada uno en la boca de su talega.
Gén 44:2  Y mi copa, la copa de plata, la pones en la boca del saco del pequeño, además del dinero de su compra.» Y él hizo conforme a lo que había dicho José.
Gén 44:3  Alumbró el día, y se les despachó a ellos con sus asnos.
Gén 44:4  Salieron de la ciudad, y no bien se habían alejado, cuando José dijo a su mayordomo: «Levántate y persigue a esos hombres, les das alcance y les dices: ¿Por qué habéis pagado mal por bien?
Gén 44:5  ¡Se trata nada menos que de lo que utiliza mi señor para beber, y también para sus adivinaciones! ¡Qué mal habéis obrado!»
Gén 44:6  El les alcanzó y les habló a este tenor.
Gén 44:7  Ellos le dijeron: «¿Por qué habla mi señor de ese modo? ¡Lejos de tus siervos hacer semejante cosa!
Gén 44:8  De modo que te hemos devuelto desde Canaán la plata que encontramos en la boca de nuestras talegas, ¿e íbamos a robar ahora de casa de nuestro señor plata ni oro?
Gén 44:9  Aquel de tus siervos a quien se le encuentre, que muera; y también los demás nos haremos esclavos del señor.»
Gén 44:10  Dijo: «Sea así como decís: aquel a quien se le encuentre, será mi esclavo; pero los demás quedaréis disculpados.»
Gén 44:11  Ellos se dieron prisa en bajar sus talegas a tierra y fueron abriendo cada cual la suya;
Gén 44:12  él les registró empezando por el grande y acabando por el chico, y apareció la copa en la talega de Benjamín.
Gén 44:13  Entonces rasgaron ellos sus túnicas, y cargando cada cual su burro regresaron a la ciudad.
Gén 44:14  Judá y sus hermanos entraron a casa de José, que todavía estaba allí, y cayeron rostro en tierra.
Gén 44:15  José les dijo: «¿Qué habéis hecho? ¡ ignorabais que uno como yo tenía que adivinarlo sin falta?»
Gén 44:16  Judá dijo: «¿Qué vamos a decir al señor, qué vamos a hablar, qué excusa vamos a dar? Dios ha hallado culpables a sus siervos, y henos aquí como esclavos de nuestro señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder ha aparecido la copa.»
Gén 44:17  Replicó: «¡Lejos de mí, hacer eso! Aquel a quien se le ha hallado la copa, ése será mi esclavo, que los demás subiréis sin novedad donde vuestro padre.»
Gén 44:18  Entonces se le acercó Judá y le dijo: «Con permiso, señor, tu siervo va a pronunciar una palabra a los oídos de mi señor, y que no se encienda tu ira contra tu siervo, pues tú eres como el mismo Faraón.
Gén 44:19  Mi señor preguntó a sus siervos: “¿Tenéis padre o algún hermano?”
Gén 44:20  Y nosotros dijimos a mi señor: «”Sí, tenemos padre anciano, y un hijo pequeño de su ancianidad. Otro hermano de éste murió; sólo le ha quedado éste de su madre, y su padre le quiere.”
Gén 44:21  Entonces tú dijiste a tus siervos: «Bajádmelo, que ponga mis ojos sobre él.”
Gén 44:22  Y dijimos a mi señor: “Imposible que el muchacho deje a su padre, pues si le dejara, éste moriría.”
Gén 44:23  Pero dijiste a tus siervos: “Pues si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme la cara.”
Gén 44:24  Así pues, cuando subimos nosotros a mi padre, tu siervo, le expusimos las palabras de mi señor.
Gén 44:25  Nuestro padre dijo: “Volved y compradnos algo de comer.”
Gén 44:26  Dijimos: “No podemos bajar, a menos que nuestro hermano pequeño vaya con nosotros. En ese caso sí bajaríamos. Porque no podemos presentarnos a aquel hombre si no está con nosotros nuestro hermano el pequeño.”
Gén 44:27  Mi padre, tu siervo, nos dijo: “Bien sabéis que mi mujer me dio a los dos:
Gén 44:28  el uno se me marchó, y dije que seguramente habría sido despedazado, y no le he vuelto a ver más hasta ahora.
Gén 44:29  Y ahora os lleváis también a éste de mi presencia, y le ocurre alguna desgracia, y habréis hecho bajar mi ancianidad al seol con amargura.”
Gén 44:30  Ahora, pues, cuando yo llegue a donde mi padre, tu siervo, y el muchacho no esté con nosotros, teniendo como tiene el alma tan apegada a la suya,
Gén 44:31  en cuanto vea que falta el muchacho morirá, y tus siervos habrán hecho bajar la ancianidad de nuestro padre, tu siervo, con tristeza al seol.
Gén 44:32  La verdad es que tu siervo ha traído al muchacho de junto a su padre bajo palabra de que: “Si no te lo traigo, quedaré en falta para con mi padre a perpetuidad.”
Gén 44:33  Ahora, pues, que se quede tu siervo en vez del muchacho como esclavo de mi señor, y suba el muchacho con sus hermanos.
Gén 44:34  Porque ¿cómo subo yo ahora a mi padre sin el muchacho conmigo? ¡No quiero ni ver la aflicción en que caerá mi padre!»

Gén 44:1  Más tarde, José ordenó al mayordomo de su casa: "Llena con todo el alimento que les quepa los costales de estos hombres, y pon en sus bolsas el dinero de cada uno de ellos.
Gén 44:2  Luego mete mi copa de plata en la bolsa del hermano menor, junto con el dinero que pagó por el alimento." Y el mayordomo hizo todo lo que José le ordenó.
Gén 44:3  A la mañana siguiente, muy temprano, los hermanos de José fueron enviados de vuelta, junto con sus asnos.
Gén 44:4  Todavía no estaban muy lejos de la ciudad cuando José le dijo al mayordomo de su casa: "¡Anda! ¡Persigue a esos hombres! Cuando los alcances, diles: ¿Por qué me han pagado mal por bien?
Gén 44:5  ¿Por qué han robado la copa que usa mi señor para beber y para adivinar? ¡Esto que han hecho está muy mal! "
Gén 44:6  Cuando el mayordomo los alcanzó, les repitió esas mismas palabras.
Gén 44:7  Pero ellos respondieron: ¿Por qué nos dice usted tales cosas, mi señor? ¡Lejos sea de nosotros actuar de esa manera!
Gén 44:8  Es más, nosotros le trajimos de vuelta de Canaán el dinero que habíamos pagado, pero que encontramos en nuestras bolsas. ¿Por qué, entonces, habríamos de robar oro o plata de la casa de su señor?
Gén 44:9  Si se encuentra la copa en poder de alguno de nosotros, que muera el que la tenga, y el resto de nosotros seremos esclavos de mi señor.
Gén 44:10  Está bien respondió el mayordomo, se hará como ustedes dicen, pero sólo el que tenga la copa en su poder será mi esclavo; el resto de ustedes quedará libre de todo cargo.
Gén 44:11  En seguida cada uno de ellos bajó al suelo su bolsa y la abrió.
Gén 44:12  El mayordomo revisó cada bolsa, comenzando con la del hermano mayor y terminando con la del menor. ¡Y encontró la copa en la bolsa de Benjamín!
Gén 44:13  Al ver esto, los hermanos de José se rasgaron las vestiduras en señal de duelo y, luego de cargar sus asnos, volvieron a la ciudad.
Gén 44:14  Todavía estaba José en su casa cuando llegaron Judá y sus hermanos. Entonces se postraron rostro en tierra,
Gén 44:15  y José les dijo: ¿Qué manera de portarse es ésta? ¿Acaso no saben que un hombre como yo puede adivinar?
Gén 44:16  ¡No sabemos qué decirle, mi señor! contestó Judá. ¡No hay excusa que valga! ¿Cómo podemos demostrar nuestra inocencia? Dios ha puesto al descubierto la maldad de sus siervos. Aquí nos tiene usted: somos sus esclavos, nosotros y el que tenía la copa.
Gén 44:17  ¡Jamás podría yo actuar de ese modo! respondió José. Sólo será mi esclavo el que tenía la copa en su poder. En cuanto a ustedes, regresen tranquilos a la casa de su padre.
Gén 44:18  Entonces Judá se acercó a José para decirle: Mi señor, no se enoje usted conmigo, pero le ruego que me permita hablarle en privado. Para mí, usted es tan importante como el faraón.
Gén 44:19  Cuando mi señor nos preguntó si todavía teníamos un padre o algún otro hermano,
Gén 44:20  nosotros le contestamos que teníamos un padre anciano, y un hermano que le nació a nuestro padre en su vejez. Nuestro padre quiere muchísimo a este último porque es el único que le queda de la misma madre, ya que el otro murió.
Gén 44:21  Entonces usted nos obligó a traer a este hermano menor para conocerlo.
Gén 44:22  Nosotros le dijimos que el joven no podía dejar a su padre porque, si lo hacía, seguramente su padre moriría.
Gén 44:23  Pero usted insistió y nos advirtió que, si no traíamos a nuestro hermano menor, nunca más seríamos recibidos en su presencia.
Gén 44:24  Entonces regresamos adonde vive mi padre, su siervo, y le informamos de todo lo que usted nos había dicho.
Gén 44:25  Tiempo después nuestro padre nos dijo: Vuelvan otra vez a comprar un poco de alimento.
Gén 44:26  Nosotros le contestamos: No podemos ir si nuestro hermano menor no va con nosotros. No podremos presentarnos ante hombre tan importante, a menos que nuestro hermano menor nos acompañe.
Gén 44:27  Mi padre, su siervo, respondió: Üstedes saben que mi esposa me dio dos hijos.
Gén 44:28  Uno desapareció de mi lado, y no he vuelto a verlo. Con toda seguridad fue despedazado por las fieras.
Gén 44:29  Si también se llevan a éste, y le pasa alguna desgracia, ¡ustedes tendrán la culpa de que este pobre viejo se muera de tristeza!
Gén 44:30  "Así que, si yo regreso a mi padre, su siervo, y el joven, cuya *vida está tan unida a la de mi padre, no regresa con nosotros,
Gén 44:31  seguramente mi padre, al no verlo, morirá, y nosotros seremos los culpables de que nuestro padre se muera de tristeza.
Gén 44:32  Este siervo suyo quedó ante mi padre como responsable del joven. Le dije: Si no te lo devuelvo, padre mío, seré culpable ante ti toda mi vida.
Gén 44:33  Por eso, permita usted que yo me quede como esclavo suyo en lugar de mi hermano menor, y que él regrese con sus hermanos.
Gén 44:34  ¿Cómo podré volver junto a mi padre si mi hermano menor no está conmigo? ¡No soy capaz de ver la desgracia que le sobrevendrá a mi padre!

Gén 44:1  Después José dio a su mayordomo esta orden: "Llena de víveres las bolsas de estos hombres, hasta que estén bien repletas, y antes de cerrarlas, coloca en ellas el dinero de cada uno.
Gén 44:2  En la bolsa del más joven, además del dinero que pagó por su ración, pondrás también mi copa de plata". El mayordomo hizo lo que José le había indicado,
Gén 44:3  y al día siguiente, apenas amaneció, hicieron salir a los hombres con sus asnos.
Gén 44:4  Ellos salieron de la ciudad, y cuando todavía no se habían alejado, José dijo a su mayordomo: "Corre ahora mismo detrás de esos hombres, y apenas los alcances, les dirás: "¿Por qué devuelven mal por bien, y por qué me han robado la copa de plata?
Gén 44:5  Esa es la copa que mi señor usa para beber y con la que consulta los presagios. Ustedes se han comportado pésimamente".
Gén 44:6  Apenas los alcanzó, el mayordomo les repitió estas palabras.
Gén 44:7  Pero ellos respondieron: "¿Cómo puedes, señor, afirmar tales cosas? Lejos de nosotros comportarnos de esa manera.
Gén 44:8  Nosotros te trajimos de vuelta desde Canaán el dinero que encontramos en nuestras bolsas. ¿Cómo íbamos entonces a robar plata u oro de la casa de tu señor?
Gén 44:9  Si la copa se llega a encontrar en poder de alguno de nosotros, el que la tenga morirá, y todos los demás seremos tus esclavos".
Gén 44:10  "Está bien, respondió, que sea como ustedes dicen, pero mi esclavo será únicamente aquel en cuyo poder se encuentre la copa. Los demás quedarán libres de todo cargo".
Gén 44:11  Entonces ellos se apresuraron a bajar sus bolsas, y cada uno abrió la suya.
Gén 44:12  El mayordomo las registró, empezando por la del mayor y terminando por la del menor, y la copa fue hallada en la bolsa de Benjamín.
Gén 44:13  Al ver esto, ellos rasgaron sus vestiduras; luego volvieron a cargar sus asnos y regresaron a la ciudad.
Gén 44:14  Cuando Judá y sus hermanos entraron en la casa de José, este todavía se encontraba allí. Ellos se postraron ante él con el rostro en tierra,
Gén 44:15  y entonces José les preguntó: "¿Acaso ustedes ignoraban que un hombre como yo sabe recurrir a la adivinación?".
Gén 44:16  Judá respondió: "¿Qué podemos decirte, señor? ¿Qué excusa podemos alegar, o cómo vamos a probar nuestra inocencia? Es Dios el que ha puesto al descubierto nuestra maldad. Aquí nos tienes: somos tus esclavos, tanto nosotros como aquel en cuyo poder estaba la copa".
Gén 44:17  Pero José replicó" "¡Lejos de obrar de ese modo! Mi esclavo será solamente el que tenía la copa. Los demás podrán regresar tranquilamente a la casa de su padre".
Gén 44:18  Judá se acercó para decirle: "Permite, señor, que tu servidor diga una palabra en tu presencia, sin impacientarte conmigo, ya que tú y el Faraón son una misma cosa.
Gén 44:19  Tú nos preguntaste si nuestro padre vivía aún y si teníamos otro hermano.
Gén 44:20  Nosotros te respondimos: Tenemos un padre que ya es anciano, y un hermano menor, hijo de su vejez. El hermano de este último murió, y él es el único hijo de la madre de estos dos que ha quedado vivo; por eso nuestro padre siente por él un afecto muy especial.
Gén 44:21  Tú nos dijiste: "Tráiganlo aquí, porque lo quiero conocer".
Gén 44:22  Y aunque nosotros te explicamos que el muchacho no podía dejar a su padre, porque si se alejaba de él, su padre moriría,
Gén 44:23  tú nos volviste a insistir: "Si no viene con ustedes su hermano menor, no serán admitidos nuevamente en mi presencia".
Gén 44:24  Cuando regresamos a la casa de nuestro padre, tu servidor, le repetimos tus mismas palabras.
Gén 44:25  Pero un tiempo después, nuestro padre nos dijo: "Vayan otra vez a comprar algunos víveres".
Gén 44:26  Nosotros respondimos: "Así no podemos ir. Lo haremos únicamente si nuestro hermano menor viene con nosotros, porque si él no nos acompaña, no podemos comparecer delante de aquel hombre".
Gén 44:27  Nuestro padre, tu servidor, nos respondió: "Ustedes saben muy bien que mi esposa predilecta me dio dos hijos.
Gén 44:28  Uno se fue de mi lado; yo tuve que reconocer que las fieras lo habían despedazado, y no volví a verlo más.
Gén 44:29  Si ahora ustedes me quitan también a este, y le sucede una desgracia, me harán bajar a la tumba lleno de aflicción".
Gén 44:30  Por eso, si me presento ante mi padre sin el muchacho, a quien él tanto quiere,
Gén 44:31  apenas vea que falta su hijo, morirá; y nosotros lo habremos hechos bajar a la tumba lleno de aflicción.
Gén 44:32  Además, yo me he hecho responsable del muchacho ante mi padre, diciendo: "Si no te lo devuelvo sano y salvo, seré culpable ante ti todo el resto de mi vida.
Gén 44:33  Por eso, deja que yo me quede como esclavo tuyo en lugar del muchacho, y que él se vuelva con sus hermanos.
Gén 44:34  ¿Cómo podré regresar si el muchacho no me acompaña? Yo no quiero ver la desgracia que caerá sobre mi padre".

Gén 44:1  Más tarde, José le ordenó al mayordomo de su casa que llenara los sacos de sus hermanos con todos los alimentos que cupieran en ellos, y que en cada uno de los sacos pusiera el dinero que habían pagado por el trigo. También le ordenó que en el saco del más joven pusiera, además del dinero, su copa de plata. El mayordomo lo hizo así,
Gén 44:3  y al amanecer los hermanos de José tomaron sus burros y se pusieron en marcha.
Gén 44:4  No habían avanzado mucho cuando José le dijo a su mayordomo: «Vete enseguida tras esos hombres, y cuando los alcances diles: “¿Por qué le han pagado mal a mi señor?
Gén 44:5  ¡Esta copa es la que mi señor usa para beber, y también para adivinar el futuro! ¡Realmente se han portado muy mal con él!”»
Gén 44:6  Cuando el mayordomo los alcanzó, les repitió todo esto, palabra por palabra.
Gén 44:7  Pero ellos le respondieron: —¿Por qué nos dice usted todo eso? ¡Nosotros jamás haríamos algo así!
Gén 44:8  A usted le consta que desde nuestra tierra trajimos de vuelta el dinero que encontramos en nuestros sacos. ¿Por qué habríamos de robar el oro y la plata de su señor?
Gén 44:9  Si esa copa de plata se encuentra en poder de alguno de nosotros, que se le condene a muerte; y además todos nosotros nos haremos sus esclavos.
Gén 44:10  El mayordomo respondió: —De acuerdo. Que sea como ustedes quieran. Pero sólo quien tenga la copa será mi esclavo; a los demás no se les acusará de nada.
Gén 44:11  Rápidamente, todos ellos bajaron sus sacos y los abrieron.
Gén 44:12  Entonces el mayordomo comenzó a registrar cada saco, comenzando por el del mayor y acabando por el del más joven, ¡y resultó que la copa se encontró en el saco de Benjamín!
Gén 44:13  Cuando los hermanos de José vieron esto, se llenaron de miedo y tristeza; luego volvieron a cargar sus burros y regresaron a la ciudad.
Gén 44:14  Cuando llegaron, José todavía estaba en su casa. Judá y sus hermanos se arrojaron a sus pies,
Gén 44:15  pero él les dijo: —¿Por qué me han hecho esto? ¿No sabían que soy adivino?
Gén 44:16  Judá respondió: —¿Y qué podemos decirle a usted, mi señor? No podemos demostrar que somos inocentes. Dios nos ha encontrado culpables, y ahora todos somos esclavos de usted, junto con el que tenía la copa en su poder.
Gén 44:17  José les respondió: —¡Yo jamás haría tal cosa! Sólo será mi esclavo el que tenía la copa. Los demás pueden volver tranquilos a la casa de su padre.
Gén 44:18  Pero Judá se acercó a José y le dijo: —Mi señor, yo sé que hablar con usted es como hablar con el rey mismo. Pero yo le ruego que no se enoje conmigo y me permita decirle una sola cosa.
Gén 44:19  Usted nos preguntó si todavía teníamos a nuestro padre, o algún otro hermano.
Gén 44:20  Nosotros le respondimos que nuestro padre ya era anciano, que había tenido dos hijos con su esposa Raquel. Uno de ellos murió y sólo queda el más joven, que nació cuando él ya era viejo. Por eso nuestro padre lo quiere mucho.
Gén 44:21  Usted nos pidió que lo trajéramos para conocerlo.
Gén 44:22  Nosotros le aclaramos que nuestro padre podría morirse de tristeza si el muchacho lo dejaba solo.
Gén 44:23  Con todo, usted nos dijo que volvería a recibirnos sólo si regresábamos con nuestro hermano.
Gén 44:24  »Cuando volvimos a la casa de nuestro padre, le contamos todo lo que usted nos dijo,
Gén 44:25  así que cuando nuestro padre nos pidió que volviéramos acá para comprar más trigo,
Gén 44:26  nosotros le dijimos: “Iremos solamente si nuestro hermano menor nos acompaña. Si él no viene con nosotros, el gobernador de Egipto no volverá a recibirnos”.
Gén 44:27  »Nuestro padre nos dijo: “Ustedes bien saben que mi esposa Raquel me dio dos hijos.
Gén 44:28  Uno de ellos se marchó, y jamás he vuelto a verlo. Me imagino que alguna fiera se lo habrá comido.
Gén 44:29  Si también me quitan a este hijo mío, y algo malo llega a pasarle, viviré triste por el resto de mis días”.
Gén 44:30  »Como puede ver usted, si yo regreso a la casa de mi padre sin mi hermano, seguramente mi padre morirá. Tan apegado está a este muchacho que su vida depende de que él viva. Así que, si nuestro padre se muere de tristeza, nosotros tendremos la culpa.
Gén 44:32  Yo mismo me hice responsable ante mi padre de que a su hijo nada le pasaría. Hasta le dije: “Padre mío, si no te devuelvo a tu hijo, toda mi vida cargaré ante ti con esa culpa”.
Gén 44:33  »Yo le ruego a usted que me acepte como su esclavo, y que le permita al muchacho volver con sus hermanos. Yo me quedaré en su lugar.
Gén 44:34  ¿Cómo podría yo volver a la casa de mi padre, si mi hermano no vuelve conmigo? ¡No, yo no podría ver la desgracia que caería sobre mi padre!

Gén 44:1  Luego él ordenó al mayordomo de su casa: "Llena los sacos de los hombres con alimentos, tanto como puedan cargar, y pon el dinero de cada hombre dentro de su saco.
Gén 44:2  Y pon mi copa, la de plata, justo dentro del saco del menor, junto con su dinero para el grano." El hizo lo que Yosef le ordenó que hiciera.
Gén 44:3  Al romper el día los hombres fueron despedidos con sus asnos;
Gén 44:4  pero antes de que estuvieran lejos de la ciudad Yosef le dijo a su mayordomo: "Levántate, ve tras los hombres; y cuando los alcances, dile a ellos: '¿Por qué han pagado el bien con el mal?
Gén 44:5  ¿No es ésta la copa de la cual mi señor bebe, ciertamente la que él usa para adivinar? ¡Lo que ustedes han hecho es maldito!'"
Gén 44:6  Así que él los alcanzó, y dijo estas palabras a ellos.
Gén 44:7  Ellos respondieron: "¿Por qué mi señor habla de esta forma? ¡No permita el cielo que hagamos tal cosa!
Gén 44:8  ¡Mira, el dinero que encontramos dentro de nuestros sacos lo trajimos de vuelta a ti desde la tierra de Kenaan! Así que ¿cómo habríamos de robar plata u oro de la casa de nuestro señor?
Gén 44:9  ¡Al que de nosotros le sea encontrada la copa que sea puesto a muerte – y el resto de nosotros seremos los esclavos de nuestro señor!"
Gén 44:10  El respondió: "Bien, que sea como tú has dicho: Al que le sea encontrada será mi esclavo. Pero el resto de ustedes estarán sin culpa."
Gén 44:11  Entonces cada uno de ellos se apresuró a poner sus sacos en la tierra, y cada uno abrió su saco.
Gén 44:12  El buscó, empezando con el mayor y terminando con el menor; y la copa fue encontrada en el saco que pertenecía a Binyamin.
Gén 44:13  A esto, ellos rasgaron sus ropas a causa del dolor. Entonces cada uno cargó su asno y regresaron a la ciudad.
Gén 44:14  Yahudáh y sus hermanos llegaron a la casa de Yosef. El aún estaba allí y ellos cayeron a tierra delante de él.
Gén 44:15  Yosef les dijo a ellos: "¿Cómo pudieron hacer tal cosa? ¿No saben que un hombre tal como yo puede saber la verdad por adivinación? "
Gén 44:16  Yahudáh dijo: "¡No hay nada que podamos decir a mi señor! ¿Cómo podríamos hablar? ¡No hay forma de podernos justificar! Elohim ha revelado la culpa de tus sirvientes; así que aquí estamos, los esclavos de mi señor – ambos, nosotros y al que se le encontró tu copa en su posesión."
Gén 44:17  Pero él respondió: "No lo permita el cielo que yo actúe de esa forma. El hombre en cuya posesión fue encontrada la copa será mi esclavo; pero en cuanto a ustedes, vayan en Shalom a su padre."
Gén 44:18  Entonces Yahudáh se acercó a Yosef, y dijo: "¡Por favor, mi señor! Deja que tu sirviente te diga algo en privado; y no te enojes con tu sirviente, porque tú eres como el mismo Faraón.
Gén 44:19  Mi señor preguntó a sus sirvientes: '¿Tienen un padre, o un hermano? '
Gén 44:20  Nosotros le respondimos a nuestro señor: 'Tenemos un padre que es un hombre viejo, y un hijo de su vejez, un pequeño cuyo hermano está muerto; de los hijos de su madre él solo queda, y su padre lo ama.'
Gén 44:21  Pero tú dijiste a tus sirvientes: 'Tráigalo a mí, yo lo cuidaré.'
Gén 44:22  Nosotros respondimos a nuestro señor: 'El muchacho no puede dejar a su padre; si él fuera a dejar a su padre, su padre moriría.'
Gén 44:23  Tú dijiste a tus sirvientes: 'Ustedes no verán mi rostro otra vez si su hermano no está con ustedes.'
Gén 44:24  Subimos a tu sirviente mi padre y le dijimos lo que mi señor había dicho;
Gén 44:25  pero cuando nuestro padre dijo: 'Vayan otra vez, y compren alimentos para nosotros,'
Gén 44:26  nosotros respondimos: 'No podemos descender. Sola mente descenderemos si nuestro hermano menor está con nosotros.'
Gén 44:27  Entonces el padre de tu sirviente nos dijo: 'Ustedes saben que mi esposa me dio a luz dos hijos,
Gén 44:28  uno se fue de mí, y yo dije: "Seguramente ha sido rasgado en pedazos," y no lo he visto desde entonces.
Gén 44:29  Ahora, si ustedes me quitan a éste también, y algo le pasa, ustedes harán descender mis canas al Sheol con dolor.'
Gén 44:30  Si ahora voy a tu sirviente mi padre y el muchacho no está con nosotros – viendo cómo su corazón está vinculado al corazón del muchacho –
Gén 44:31  cuando él vea que el muchacho no está con nosotros, él morirá; y tus sirvientes harán descender las canas de tu sirviente nuestro padre al Sheol con dolor.
Gén 44:32  Porque tu sirviente mismo garantizó su seguridad; Yo dije: 'Si yo fracaso en traértelo de regreso y me pare delante de ti, entonces cargaré con la culpa delante de mi padre para siempre.'
Gén 44:33  Por lo tanto, yo te suplico, permite que tu sirviente se quede como esclavo para mi señor en vez del muchacho, y deja que el muchacho se vaya con sus hermanos.[118]
Gén 44:34  Porque ¿cómo puedo subir a mi padre si el muchacho no está conmigo? No soportaría ver a mi padre tan sobrecogido por angustia."

Gén 44:1  Entonces José ordenó a su mayordomo: "Llena de alimentos las bolsas de estos hombres, todo lo que puedan llevar, y coloca el dinero de cada uno en la boca de su bolsa.
Gén 44:2  En la bolsa del menor pondrás, junto con el dinero de su trigo, también mi copa, mi copa de plata." El mayordomo hizo tal como José le había ordenado.
Gén 44:3  Al amanecer fueron despedidos los hombres con sus burros.
Gén 44:4  Habían salido ya de la ciudad y se encontraban aún a poca distancia, cuando José dijo a su mayordomo: "Corre detrás de esos hombres, y cuando los alcances, les dirás: ¿Por qué han devuelto mal por bien?
Gén 44:5  ¿No es ésta la copa de plata en que bebe mi señor y con la que también practica la adivinación? Han obrado muy mal al hacer eso."
Gén 44:6  El los alcanzó y les habló en esa forma.
Gén 44:7  Ellos le respondieron: "¿Por qué habla así mi señor? Jamás haríamos cosa semejante.
Gén 44:8  Si te trajimos desde Canaán la plata que encontramos en nuestras bolsas, ¿cómo íbamos ahora a robar oro y plata de la casa de tu señor?
Gén 44:9  Si a alguno de nosotros, tus siervos, se le encuentra el objeto, que muera, y también nosotros seremos esclavos de mi señor."
Gén 44:10  Muy bien -dijo él-, sea como ustedes han dicho. Aquel a quien se le encuentre el objeto será mi esclavo, pero ustedes quedarán libres.
Gén 44:11  Rápidamente bajó cada uno su bolsa y cada uno la abrió.
Gén 44:12  El mayordomo los registró empezando por el mayor y terminando por el más joven y la copa se encontró en la bolsa de Benjamín.
Gén 44:13  Entonces rasgaron sus ropas, y cargando cada uno su burro, volvieron a la ciudad.
Gén 44:14  Judá y sus hermanos volvieron a la casa de José, que todavía estaba allí, y se postraron con el rostro por tierra delante de él.
Gén 44:15  José les dijo: "¿Qué han hecho? ¿No sabían que un hombre como yo iba a adivinarlo?"
Gén 44:16  Contestó Judá: "¿Qué podemos decir a mi señor, y cómo podemos justificarnos? Dios ha descubierto alguna falta en tus servidores. En adelante seremos esclavos de mi señor, junto con aquél en cuyo poder se encontró la copa."
Gén 44:17  Pero José respondió: "Jamás haría tal cosa. El hombre a quien se le halló la copa será mi esclavo, pero ustedes pueden volver en paz donde su padre."
Gén 44:18  Entonces se adelantó Judá y le dijo: "Permite, señor mío, que pueda tu siervo decirte algunas palabras sin que te enojes contra mí, aunque tú eres como Faraón.
Gén 44:19  Tú, mi señor, preguntaste a tus siervos la otra vez: "¿Tienen todavía padre o hermano?"
Gén 44:20  y nosotros contestamos: "Tenemos todavía nuestro padre muy anciano, con un muchachito que le nació en su vejez. Este tenía otro hermano, hijo de la misma madre, pero murió y le queda sólo ese hijo de ella. Por esto su padre lo quiere mucho."
Gén 44:21  Después nos dijiste: "Que baje aquí con ustedes, y que yo mismo lo vea."
Gén 44:22  Y nosotros te respondimos: "El muchacho no puede dejar a su padre, porque si lo abandona, éste se morirá."
Gén 44:23  Y tú nos dijiste: "Si su hermano menor no baja con ustedes, no los admitiré en mi presencia."
Gén 44:24  Subimos entonces a casa de nuestro padre y le dijimos tus palabras.
Gén 44:25  Y cuando nos pidió: "Vuelvan a comprar algo de comida",
Gén 44:26  nosotros respondimos: "No podemos ir, a menos que vaya con nosotros nuestro hermano menor, porque no nos recibirá aquel hombre si nuestro hermano menor no está con nosotros."
Gén 44:27  Entonces nuestro padre nos dijo: "Ustedes saben que mi esposa me dio dos hijos.
Gén 44:28  Uno se me fue, al que no he vuelto a ver, y creo que habrá sido despedazado por las fieras.
Gén 44:29  Si ahora llevan de mi lado también a éste y le sucede alguna desgracia, me moriré de pena en mi ancianidad, y será por culpa de ustedes."
Gén 44:30  Ahora yo no puedo volver donde mi padre sin el muchacho, pues no vive sino por él, y al ver que el muchacho no está morirá.
Gén 44:31  Y por culpa nuestra nuestro padre morirá de pena en su ancianidad.
Gén 44:32  Yo, tu servidor, me hice responsable por el joven ante mi padre y le dije: "Si no te lo traigo de vuelta, seré culpable ante mi padre para siempre."
Gén 44:33  Te ruego, pues, que yo quede en lugar del joven como esclavo de mi señor, para que así el muchacho suba con sus hermanos.
Gén 44:34  Yo no podría regresar a la casa de mi padre sin el joven; no quiero ver la aflicción de mi padre."

Gén 44:1  Después José le ordenó al siervo encargado de su casa: —Llénale los costales a los hombres con toda la comida que puedan cargar. Después dejen el dinero de cada uno en el tope de su costal.
Gén 44:2  Pon mi copa, mi copa de plata, en el tope del costal del menor, al lado de su dinero. El siervo hizo lo que José le había dicho que hiciera.
Gén 44:3  Al amanecer, los hermanos de José se fueron con sus burros.
Gén 44:4  Cuando ya habían salido de la ciudad, pero todavía estaban cerca, José le dijo al siervo encargado de su casa: —Ve tras ellos. Cuando los alcances diles: “¿Por qué nos devolvieron con maldad el bien que les hicimos?
Gén 44:5  ¿No es esta la copa de la que bebe mi señor y que usa para adivinar? Han hecho muy mal”.
Gén 44:6  Entonces cuando el siervo los alcanzó, les repitió lo que José le había dicho.
Gén 44:7  Los hermanos le dijeron: —¿Por qué dice eso mi señor? Nosotros, sus siervos, nunca haríamos algo así.
Gén 44:8  Mire, les devolvimos el dinero que habíamos traído de la tierra de Canaán y que encontramos en el tope de nuestras costales. ¿Entonces, por qué habríamos de robarnos oro o plata de la casa de su amo?
Gén 44:9  Si alguno de nosotros, sus siervos, tiene la copa, morirá, y el resto de nosotros nos convertiremos esclavos de usted, nuestro señor.
Gén 44:10  Entonces el siervo dijo: —Será tal como ustedes dijeron. Si la copa la tiene alguno de ustedes, se convertirá en mi esclavo, pero el resto de ustedes quedará libre.
Gén 44:11  Rápidamente, todos bajaron su costal al suelo y lo abrieron.
Gén 44:12  El siervo los revisó comenzado con el del hermano mayor y terminando con el del menor. Y encontraron la copa en el costal de Benjamín.
Gén 44:13  Ellos rasgaron su ropa demostrando su tristeza, cada uno volvió a montar las cosas sobre su burro y todos regresaron a la ciudad.
Gén 44:14  Cuando Judá y sus hermanos llegaron a la casa de José, él todavía estaba ahí. Entonces ellos se postraron rostro en tierra ante él.
Gén 44:15  José les dijo: —¿Por qué hicieron eso? ¿Acaso no saben que un hombre como yo puede adivinar las cosas?
Gén 44:16  Judá dijo: —Señor, ¡no hay nada que le podamos decir! No tenemos manera de explicar. No hay forma de mostrarle que somos inocentes. Dios nos juzgó culpables por otra cosa que hicimos. Entonces, todos nosotros seremos sus esclavos, incluso el que fue encontrado con la copa.
Gén 44:17  Entonces José dijo: —¡No haré que todos sean mis esclavos! Sólo el hombre que robó mi copa será mi esclavo, los demás se pueden ir en paz a donde está su papá.
Gén 44:18  Pero Judá se acercó a José y le dijo: —Señor, le ruego que me deje decirle algo sin que se moleste. Yo sé que usted es como si fuera el faraón.
Gén 44:19  Cuando estuvimos aquí antes, usted nos preguntó: “¿Tienen papá u otro hermano?”
Gén 44:20  Y nosotros respondimos: “Tenemos un papá muy viejo y un hermano menor que nació cuando nuestro papá era ya un anciano. El hermano de nuestro hermano menor ya murió y él es el único hijo de su mamá que queda vivo, por eso nuestro papá lo quiere mucho”.
Gén 44:21  Luego usted nos dijo a nosotros, sus siervos: “Tráiganmelo y déjenme verlo”.
Gén 44:22  Pero nosotros le dijimos: “El muchacho no puede alejarse del lado de su papá porque si lo hace su papá morirá”.
Gén 44:23  Luego usted nos dijo a nosotros, sus siervos: “Si su hermano menor no viene con ustedes, nunca me volverán a ver”.
Gén 44:24  Entonces volvimos a donde vive nuestro papá y le contamos lo que usted nos había dicho.
Gén 44:25  »Después papá nos dijo: “Vuelvan allá y compren más comida para todos”.
Gén 44:26  Pero nosotros le dijimos: “No podemos ir allá. Sólo iremos si nuestro hermano menor va con nosotros. No podemos verle la cara a ese hombre a menos que nuestro hermano vaya con nosotros”.
Gén 44:27  Luego nuestro papá dijo: “Ustedes saben que mi esposa dio a luz a dos de mis hijos.
Gén 44:28  Uno de ellos me dejó y lo despedazó un animal salvaje, nunca más lo volví a ver.
Gén 44:29  Si también se llevan a este hijo y algo le llegara a pasar, este viejo moriría de tristeza”.
Gén 44:30  Por lo tanto, si llego a regresar sin mi hermano a donde está mi papá, y puesto que él es tan importante para mi papá,
Gén 44:31  cuando vea que el muchacho no viene conmigo, morirá. Y nosotros tendremos que enterrar a papá hecho un pobre viejo lleno de tristeza.
Gén 44:32  »Yo le garanticé a papá que le llevaría de regreso al muchacho. Le dije: “Si no te lo traigo de regreso, puedes culparme toda la vida”.
Gén 44:33  Por lo tanto, le ruego que me deje ser su esclavo a cambio del muchacho, y deje que él se vaya con sus otros hermanos.
Gén 44:34  No puedo regresar a donde está mi papá si el muchacho no está conmigo. Me daría miedo ver el sufrimiento que se apoderaría de mi papá».

Gén 44:1  Y dio José esta orden a su mayordomo, diciéndole: Llénales de trigo los costales, hasta que no quepa más, y pon el dinero de cada uno en la boca del saco.
Gén 44:2  Pon además mi copa o vaso de plata en la boca del costal del más mozo, junto con el dinero que ha dado por el trigo. Y se ejecutó así:
Gén 44:3  Al romper el día fueron despachados con sus jumentos.
Gén 44:4  Ya habían salido de la ciudad y caminando algún trecho, cuando José llamando al mayordomo: Marcha, le dijo, ve corriendo en seguimiento de ellos; y alcanzados que sean, diles: ¿Cómo habéis vuelto mal por bien?
Gén 44:5  La copa que habéis hurtado, es la misma en que mi amo bebe, y de que suele servirse para adivinar, y para saber ahora lo que sois. Os habéis portado pésimamente.
Gén 44:6  El mayordomo ejecutó puntualmente la orden. Y habiéndolos alcanzado, se lo repitió palabra por palabra.
Gén 44:7  Mas ellos respondieron: ¿Por qué habla así mi señor, como si sus siervos hubiesen cometido una maldad tan grande?
Gén 44:8  El dinero que hallamos en la boca de nuestros sacos, te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo cabe, pues, que nosotros hayamos robado oro ni plata de casa de tu amo?
Gén 44:9  Cualquiera de tus siervos, en cuyo poder fuere hallado lo que buscas, muera, y nosotros quedaremos por esclavos del señor nuestro.
Gén 44:10  Bien está, respondió el mayordomo: Ejecútese vuestra sentencia; pero no: cualquiera en cuyo poder se hallare, será mi esclavo, y los demás quedaréis libres.
Gén 44:11  Con lo que echando a toda prisa los costales en tierra, abrió cada uno el suyo.
Gén 44:12  Y el mayordomo, habiéndoles registrado, empezando por el de mayor, hasta llegar al del más mozo, halló la copa en el costal de Benjamín.
Gén 44:13  Pero, ellos, rasgando sus vestidos y cargados otra vez los jumentos volvieron a la ciudad.
Gén 44:14  Judá el primero, seguido de los hermanos, entró en casa de José (que no se había movido de ella), y todos a una se postraron en tierra.
Gén 44:15  Les dijo José: ¿Por qué os habéis atrevido a hacer tal cosa? ¿No sabéis que no hay hombre semejante a mí en la ciencia de adivinar?
Gén 44:16  Al cual contestó Judá: ¿Qué responderemos a mi señor?; ¿o qué hablaremos, ni de qué modo podremos justificarnos? Dios ha manifestado la ocasión de castigar la iniquidad de tus siervos; esclavos somos todos ya de mi señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder se ha encontrado la copa.
Gén 44:17  Respondió José: Líbreme Dios de hacer tal cosa; el que robó mi copa, ése sea mi esclavo; mas vosotros id libres a vuestro padre.
Gén 44:18  Entonces Judá, acercándose más a José, dijo alentadamente: Permite, ¡oh señor mío!, que tu siervo hable una palabra en tus oídos, y no te enojes contra tu esclavo, porque tú eres después del faraón.
Gén 44:19  Tú, señor mío, la primera vez preguntaste a tus siervos: ¿Tenéis padre u otro hermano?
Gén 44:20  Y nosotros, mi señor, te respondimos: Tenemos un padre anciano y un hermano más pequeño, que le nació en su vejez, cuyo hermano uterino es muerto; y éste sólo queda de su madre, por lo que le ama su padre tiernamente.
Gén 44:21  Y dijiste a tus siervos: Traédmele acá que quiero verle.
Gén 44:22  Mas respondimos a mi señor: No puede el chico dejar a su padre; porque si le deja, le costará al padre la vida.
Gén 44:23  Pues si no viniere vuestro hermano menor con vosotros, nos dijiste tú a tus siervos, no tenéis que volver a mi presencia.
Gén 44:24  Con esto, habiendo llegado a casa de nuestro padre y siervo tuyo, le contamos todas las cosas que habló mi señor.
Gén 44:25  Y como nuestro padre, pasado algún tiempo nos dijese: Volved a Egipto y compradnos un poco de trigo,
Gén 44:26  le respondimos: No podemos ir allá solos: si nuestro hermano menor viene con nosotros, iremos juntos; de lo contrario, sin él, no tenemos valor para presentarnos ante aquel señor.
Gén 44:27  A lo que respondió: Vosotros sabéis que he tenido dos hijos de mi esposa Raquel:
Gén 44:28  Uno salió de casa y dijisteis: Una fiera se lo ha devorado; y hasta ahora no apareció.
Gén 44:29  Si os lleváis también a éste, y le sucede algún azar en el camino, seréis causa de que mis canas desciendan con dolor a la sepultura.
Gén 44:30  Si yo voy, a casa de tu siervo, nuestro padre, y no llevo a este muchacho (de cuya vida está pendiente la del padre),
Gén 44:31  luego que vea que no vuelve con nosotros, morirá; y tus siervos abrumarán su vejez con tan grande dolor, que le conducirá al sepulcro.
Gén 44:32  Sea yo personalmente tu esclavo, yo que le he recibido a mi cargo y salí por fiador, habiendo dicho: Si no te le restituyere, seré para siempre reo de pecado contra mi padre.
Gén 44:33  Por tanto yo quedaré por esclavo tuyo y serviré a mi señor en lugar del muchacho, a fin de que pueda éste volverse con sus hermanos.
Gén 44:34  Porque yo no puedo volver a mi padre sin el muchacho, por no presenciar la extrema aflicción que ha de acabar con él.

Gén 44:1  José dio orden a su mayordomo de llenar cuanto pudiera de víveres los sacos de aquellas gentes y de poner el dinero de cada uno en la boca del saco.
Gén 44:2  “Pon también mi copa —le dijo, la copa de plata, en la boca del saco del más joven, juntamente con el dinero.” El mayordomo hizo lo que le había mandado José.
Gén 44:3  Despuntaba el alba cuando despidieron a los hebreos con sus asnos.
Gén 44:4  Habían salido de la ciudad, pero no estaban lejos, cuando José dijo a su mayordomo: “Anda y sal en la persecución de esas gentes, y, cuando les alcances, diles: “¿Por qué habéis devuelto mal por bien? ¿Por qué me habéis robado la copa de plata?
Gén 44:5  Es donde bebe mi señor y de la que se sirve para adivinar. Habéis obrado muy mal.”
Gén 44:6  Cuando les alcanzó, les dijo estas mismas palabras.
Gén 44:7  Ellos le contestaron: “¿Por qué habla así mi señor? Lejos de tus siervos hacer semejante cosa.
Gén 44:8  Hemos vuelto a traerte desde la tierra de Canaán el dinero que hallamos a la boca de nuestros sacos; ¿cómo íbamos a robar de la casa de tu señor plata ni oro?"
Gén 44:9  Aquel de tus siervos en cuyo poder sea hallada la copa, muera, y seamos también nosotros esclavos de tu señor.”
Gén 44:10  “Bien está, sea como decís. Aquel a quien se le encuentre la copa será mi esclavo, y vosotros quedaréis en libertad,”
Gén 44:11  Bajó cada uno a tierra su saco a toda prisa y lo abrió.
Gén 44:12  El mayordomo los reconoció, comenzando por el del mayor y acabando por el del más joven, y se halló la copa en el saco de Benjamín.
Gén 44:13  Rasgaron sus vestiduras, cargaron de nuevo los asnos y volvieron a la ciudad.
Gén 44:14  Judá llegó con sus hermanos a la casa de José, que estaba allí todavía, y postráronse rostro a tierra,
Gén 44:15  José les dijo: “¿Qué es lo que habéis hecho? ¿No sabíais que un hombre como yo había de adivinarlo?”
Gén 44:16  Judá respondió: “¿Qué vamos a decir, mi señor? ¿Cómo hablar, cómo justificarnos? Dios ha hallado la iniquidad de tus siervos, y somos esclavos tuyos, tanto nosotros cuanto aquel en cuyo poder se ha hallado la copa.”
Gén 44:17  “Lejos de mí hacer eso —dijo José; aquel a quien se le ha encontrado la copa será mi esclavo; vosotros subiréis en paz a vuestro padre.”
Gén 44:18  Acercóse entonces Judá y le dijo: “Por favor, señor mío, que pueda decir tu siervo unas palabras en tu oído sin que contra tu siervo se encienda tu cólera, pues eres como otro faraón.
Gén 44:19  Mi señor ha preguntado a tus siervos: “¿Tenéis padre todavía? ¿Y tenéis algún hermano?”
Gén 44:20  Y nosotros contestamos: “Tenemos un padre anciano y tenemos otro hermano, hijo de su ancianidad. Tenía éste un hermano que murió y ha quedado sólo él de su madre, y su padre le ama mucho.”
Gén 44:21  Tú dijiste a tus siervos: “Traédmelo, que yo pueda verle.”
Gén 44:22  Nosotros dijimos a mi señor: No puede el niño dejar a su padre; si le deja, morirá su padre."
Gén 44:23  Pero tú dijiste a tus siervos: Si no baja con vosotros vuestro hermano menor, no veréis más mi rostro.
Gén 44:24  Cuando subimos a tu servidor, mi padre, le dimos cuenta de las palabras de mi señor;"
Gén 44:25  y cuando mi padre nos dijo: Volved a bajar para comprar algunos víveres,
Gén 44:26  le contestamos: No podemos bajar, a no ser que vaya con nosotros nuestro hermano pequeño, pues no podemos presentarnos ante ese hombre si nuestro hermano no nos acompaña.
Gén 44:27  Tu siervo, nuestro padre, nos dijo: Bien sabéis que mi mujer me dio dos hijos;"
Gén 44:28  el uno salió de casa, y seguramente fue devorado, pues no le he visto más;"
Gén 44:29  si me arrancáis también a éste y le ocurre una desgracia, haréis bajar mis canas en dolor al sepulcro.
Gén 44:30  Ahora, cuando yo vuelva a tu siervo, mi padre, si no va con nosotros el joven, de cuya vida está pendiente la suya,
Gén 44:31  en cuanto vea que no está, morirá, y tus siervos habrán hecho bajar en dolor al sepulcro las canas de tu siervo, nuestro padre.
Gén 44:32  Tu siervo ha salido responsable del joven al tomarlo a mi padre, y ha dicho: Si yo no le traigo otra vez, seré reo ante mi padre para siempre.
Gén 44:33  Permíteme, pues, que te ruegue que quede tu siervo por esclavo de mi señor en vez del joven, y que éste vuelva con sus hermanos.
Gén 44:34  ¿Cómo voy a poder yo subir a mi padre si no llevo al niño conmigo? No; que no vea yo la aflicción en que caerá mi padre.”

 

 

 
 
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