Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  Genesis A41
 

Capitulo 41

Gén 41:1  Dos años más tarde, el faraón tuvo un sueño: Estaba de pie junto al río Nilo
Gén 41:2  cuando, de pronto, del río salieron siete vacas hermosas y gordas que se pusieron a pastar entre los juncos.
Gén 41:3  Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas, que se pararon a orillas del Nilo, junto a las primeras.
Gén 41:4  ¡Y las vacas feas y flacas se comieron a las vacas hermosas y gordas!En ese momento el faraón se despertó.
Gén 41:5  Pero volvió a dormirse, y tuvo otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo.
Gén 41:6  Tras ellas brotaban otras siete espigas, delgadas y quemadas por el viento solano.
Gén 41:7  ¡Y las siete espigas delgadas se comían a las espigas grandes y hermosas!En eso el faraón se despertó y se dio cuenta de que sólo era un sueño.
Gén 41:8  Sin embargo, a la mañana siguiente se levantó muy preocupado, mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los dos sueños. Pero nadie se los pudo interpretar.
Gén 41:9  Entonces el jefe de los coperos le dijo al faraón: «Ahora me doy cuenta del grave error que he cometido.
Gén 41:10  Cuando el faraón se enojó con sus servidores, es decir, conmigo y con el jefe de los panaderos, nos mandó a la cárcel, bajo la custodia del capitán de la guardia.
Gén 41:11  Una misma noche, los dos tuvimos un sueño, cada sueño con su propio significado.
Gén 41:12  Allí, con nosotros, había un joven hebreo, esclavo del capitán de la guardia. Le contamos nuestros sueños, y a cada uno nos interpretó el sueño.
Gén 41:13  ¡Y todo sucedió tal como él lo había interpretado! A mí me restituyeron mi cargo, y al jefe de los panaderos lo ahorcaron.»
Gén 41:14  El faraón mandó llamar a José, y en seguida lo sacaron de la cárcel. Luego de afeitarse y cambiarse de ropa, José se presentó ante el faraón,
Gén 41:15  quien le dijo:—Tuve un sueño que nadie ha podido interpretar. Pero me he enterado de que, cuando tú oyes un sueño, eres capaz de interpretarlo.
Gén 41:16  —No soy yo quien puede hacerlo —respondió José—, sino que es Dios quien le dará al faraón una respuesta favorable.
Gén 41:17  El faraón le contó a José lo siguiente:—En mi sueño, estaba yo de pie a orillas del río Nilo.
Gén 41:18  De pronto, salieron del río siete vacas gordas y hermosas, y se pusieron a pastar entre los juncos.
Gén 41:19  Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas. ¡Jamás se habían visto vacas tan raquíticas en toda la tierra de Egipto!
Gén 41:20  Y las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete vacas gordas.
Gén 41:21  Pero, después de habérselas comido, no se les notaba en lo más mínimo, porque seguían tan feas como antes. Entonces me desperté.
Gén 41:22  »Después tuve otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo.
Gén 41:23  Tras ellas brotaron otras siete espigas marchitas, delgadas y quemadas por el viento solano.
Gén 41:24  Las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y hermosas. Todo esto se lo conté a los magos, pero ninguno de ellos me lo pudo interpretar.
Gén 41:25  José le explicó al faraón:—En realidad, los dos sueños del faraón son uno solo. Dios le ha anunciado lo que él va a hacer.
Gén 41:26  Las siete vacas hermosas y las siete espigas hermosas son siete años. Se trata del mismo sueño.
Gén 41:27  Y las siete vacas flacas y feas, que salieron detrás de las otras, y las siete espigas delgadas y quemadas por el viento solano, son también siete años. Pero éstos serán siete años de hambre.
Gén 41:28  »Tal como le he dicho al faraón, Dios le está mostrando lo que va a hacer.
Gén 41:29  Van a venir siete años de mucha abundancia en todo Egipto,
Gén 41:30  a los que les seguirán siete años de hambre, que harán olvidar toda la abundancia que antes hubo. ¡El hambre acabará con Egipto!
Gén 41:31  Tan terrible será el hambre, que nadie se acordará de la abundancia que antes hubo en el país.
Gén 41:32  El faraón tuvo el mismo sueño dos veces porque Dios ha resuelto firmemente hacer esto, y lo llevará a cabo muy pronto.
Gén 41:33  »Por todo esto, el faraón debería buscar un hombre competente y sabio, para que se haga cargo de la tierra de Egipto.
Gén 41:34  Además, el faraón debería nombrar inspectores en todo Egipto, para que durante los siete años de abundancia recauden la quinta parte de la cosecha en todo el país.
Gén 41:35  Bajo el control del faraón, esos inspectores deberán juntar el grano de los años buenos que vienen y almacenarlo en las ciudades, para que haya una reserva de alimento.
Gén 41:36  Este alimento almacenado le servirá a Egipto para los siete años de hambre que sufrirá, y así la gente del país no morirá de hambre.
Gén 41:37  Al faraón y a sus servidores les pareció bueno el plan.
Gén 41:38  Entonces el faraón les preguntó a sus servidores:—¿Podremos encontrar una persona así, en quien repose el espíritu de Dios?
Gén 41:39  Luego le dijo a José:—Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio que tú.
Gén 41:40  Quedarás a cargo de mi palacio, y todo mi pueblo cumplirá tus órdenes. Sólo yo tendré más autoridad que tú, porque soy el rey.
Gén 41:41  Así que el faraón le informó a José:—Mira, yo te pongo a cargo de todo el territorio de Egipto.
Gén 41:42  De inmediato, el faraón se quitó el anillo oficial y se lo puso a José. Hizo que lo vistieran con ropas de lino fino, y que le pusieran un collar de oro en el cuello.
Gén 41:43  Después lo invitó a subirse al carro reservado para el segundo en autoridad, y ordenó que gritaran: «¡Abrid paso!» Fue así como el faraón puso a José al frente de todo el territorio de Egipto.
Gén 41:44  Entonces el faraón le dijo:—Yo soy el faraón, pero nadie en todo Egipto podrá hacer nada sin tu permiso.
Gén 41:45  Y le cambió el nombre a José, y lo llamó Zafenat Panea; además, le dio por esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On. De este modo quedó José a cargo de Egipto.
Gén 41:46  Tenía treinta años cuando comenzó a trabajar al servicio del faraón, rey de Egipto.Tan pronto como se retiró José de la presencia del faraón, se dedicó a recorrer todo el territorio de Egipto.
Gén 41:47  Durante los siete años de abundancia la tierra produjo grandes cosechas,
Gén 41:48  así que José fue recogiendo todo el alimento que se produjo en Egipto durante esos siete años, y lo almacenó en las ciudades.
Gén 41:49  Juntó alimento como quien junta arena del mar, y fue tanto lo que recogió que dejó de contabilizarlo. ¡Ya no había forma de mantener el control!
Gén 41:50  Antes de comenzar el primer año de hambre, José tuvo dos hijos con su esposa Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de On.
Gén 41:51  Al primero lo llamó Manasés, porque dijo: «Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas, y de mi casa paterna.»
Gén 41:52  Al segundo lo llamó Efraín, porque dijo: «Dios me ha hecho fecundo en esta tierra donde he sufrido.»
Gén 41:53  Los siete años de abundancia en Egipto llegaron a su fin
Gén 41:54  y, tal como José lo había anunciado, comenzaron los siete años de hambre, la cual se extendió por todos los países. Pero a lo largo y a lo ancho del territorio de Egipto había alimento.
Gén 41:55  Cuando también en Egipto comenzó a sentirse el hambre, el pueblo clamó al faraón pidiéndole comida. Entonces el faraón le dijo a todo el pueblo de Egipto: «Id a ver a José, y haced lo que él os diga.»
Gén 41:56  Cuando ya el hambre se había extendido por todo el territorio, y había arreciado, José abrió los graneros para vender alimento a los egipcios.
Gén 41:57  Además, de todos los países llegaban a Egipto para comprarle alimento a José, porque el hambre cundía ya por todo el mundo.

Gén 41:1  Y aconteció después de dos años de días, ver Faraón un sueño: Parecíale estar parado sobre el río;
Gén 41:2  y he aquí cual si del río, subían siete vacas hermosas de aspecto y selectas de carne, y pacían en la verdura;
Gén 41:3  y otras siete vacas subían después de éstas, del río, feas de aspecto y flacas de carnes, y apacentábanse las vacas, junto al labio del río;
Gén 41:4  y devoraron las siete vacas feas y flacas de carnes a las siete vacas las hermosas de aspecto y las selectas. Y despertó Faraón.
Gén 41:5  Y soñó segunda vez: y he aquí siete espigas subían de una sola caña, selectas y hermosas;
Gén 41:6  y otras siete espigas flacas, agostadas del viento, brotaron, después de ellas.
Gén 41:7  Y devoraron las siete espigas las flacas y agostadas del viento, a las selectas y las llenas. Y despertó Faraón; y sueño era(a) 
Gén 41:8  Y amaneció y turbóse su alma; y envió y llamó a todos los intérpretes de Egipto y a todos los sabios de él; y refirióles Faraón el sueño, y no había quién los interpretase a Faraón.
Gén 41:9  Y habló el copero mayor a Faraón, diciendo: «Mi pecado recuerdo hoy.
Gén 41:10  Faraón airóse con sus niños, y púsonos en detención en la casa del carcelero mayor, a mí y al panadero mayor;
Gén 41:11  y vimos sueño en una misma noche, yo y él; cada uno según el sueño suyo,(b)  vimos.
Gén 41:12  Y había allí con nosotros un jovencillo, niño hebreo, del carcelero mayor; e interpretónos.
Gén 41:13  Y sucedió según nos interpretó; así también aconteció: ser yo restituido a mi principado; y aquél, colgado».
Gén 41:14  Y envió Faraón y llamó a José, y sacóle de la cárcel; y peláronle y mudaron sus vestidos; y vino a Faraón.
Gén 41:15  Y dijo Faraón a José: «Sueño he visto, y no hay quien los interprete; y yo he oído acerca de ti decir que, oyendo tú sueños, los interpretas».
Gén 41:16  Y José respondió a Faraón y dijo: «Sin Dios, no se responderá lo saludable(c)  de Faraón».
Gén 41:17  Y habló Faraón a José diciendo: «En mi sueño parecíame estar parado sobre el labio del río;
Gén 41:18  y, cual si del río, subían siete vacas hermosas de aspecto y selectas de carnes y pacían en la verdura.
Gén 41:19  Y he aquí otras siete vacas subían en pos de ellas del río, malas y feas de aspecto, y flacas de carnes, y pacían en la verdura; cuales no he visto semejantes en todo Egipto de feas;
Gén 41:20  y devoraron las siete las feas y flacas a las siete vacas las primeras, las hermosas y selectas;
Gén 41:21  y entraron en sus vientres; y no manifiestas hacíanse de haber entrado en sus vientres; y sus aspectos, feos como antes. Y desperté.
Gén 41:22  Y dormíme; y vi de nuevo en mi sueño, cual si siete espigas subieran en una sola caña, llenas y hermosas;
Gén 41:23  y otras siete espigas flacas y agostadas del viento brotaban tras ellas.
Gén 41:24  Y devoraron las siete espigas las flacas y agostadas del viento a las siete espigas las hermosas y llenas. He dicho, pues, a los intérpretes, y no habido quien me interprete».
Gén 41:25  Y respondió José a Faraón: «El sueño de Faraón uno es: cuanto Dios hará, ha manifestado a Faraón.
Gén 41:26  Las siete vacas hermosas, siete años son y las siete espigas las hermosas, siete años son: el sueño de Faraón uno es.
Gén 41:27  Y las siete vacas flacas, las que subían en pos de ellas, siete años son; y las siete espigas las flacas y agostadas del viento: serán siete años de hambre.
Gén 41:28  Esta la palabra que he dicho a Faraón; cuanto Dios hará, ha manifestado a Faraón.
Gén 41:29  He aquí siete años vienen de abundancia mucha en toda tierra de Egipto;
Gén 41:30  y llegarán siete años de hambre, después de esto, y olvidaránse de la abundancia en toda la tierra de Egipto; y consumirá el hambre la tierra;
Gén 41:31  y no se conocerá la abundancia sobre la tierra, por el hambre que habrá, después de esto, que fuerte será sobremanera.
Gén 41:32  Y, cuanto a reiterarse el sueño de Faraón dos veces: verdadera será la palabra, y apresúrase Dios a hacerla.
Gén 41:33  Ahora, pues, vea a un hombre prudente y sabio, y póngale sobre la tierra de Egipto;
Gén 41:34  y hágalo Faraón y ponga prefectos sobre la tierra y junten todos los frutos de la tierra de Egipto de los siete años de abundancia,
Gén 41:35  y junten todos los víveres de los siete años los venideros, los hermosos estos; y júntese trigo bajo la mano de Faraón, víveres en las ciudades júntense.
Gén 41:36  Y guardaránse los víveres a la tierra para los siete años del hambre que habrá en la tierra de Egipto; y no se agotará la tierra en el hambre».
Gén 41:37  Y plugieron las palabras en los ojos de Faraón, y en los ojos de todos sus niños.
Gén 41:38  Y dijo Faraón a todos sus niños: «¿Acaso hallaremos hombre semejante que tenga el espíritu de Dios en sí?»
Gén 41:39  Y dijo Faraón a José: «Ya que te ha manifestado Dios todo esto, no hay hombre más prudente y sabio que tú.
Gén 41:40  Tú serás sobre mi casa, y a tu boca obedecerá todo mi pueblo; sólo en el trono te aventajaré yo».
Gén 41:41  Y dijo Faraón a José: «He aquí póngote hoy sobre toda la tierra de Egipto».
Gén 41:42  Y sacóse Faraón el anillo de su mano, y púsolo en la mano de José, y vistióle estola bísina(d)  y puso collar de oro en torno de su cuello;
Gén 41:43  y subióle en el carro, el segundo de él, y heraldeó delante de él un heraldo;(e)  y púsole sobre la tierra de Egipto.
Gén 41:44  Y dijo Faraón a José: «Yo, Faraón: sin ti, no alzará nadie su mano y su pie en toda la tierra de Egipto».
Gén 41:45  Y llamó Faraón el nombre de José: «Abundancia de vida».(f)  Y dióle a Asenet, hija de Putifare, sacerdote de Heliópolis, por mujer.
Gén 41:46  Y José era de treinta años, cuando se presentó ante Faraón, rey de Egipto.
Gén 41:47  Y salió José de faz de Faraón y atravesó toda la tierra de Egipto. E hizo la tierra, en los siete años, de abundancia gavillas;
Gén 41:48  y juntó todos los víveres de los siete años, en que hubo abundancia en la tierra de Egipto; y puso los víveres en las ciudades: los víveres de las llanuras de la ciudad, las en torno de la misma On(g)  puso en ella.
Gén 41:49  Y juntó José trigo a modo de la arena del mar, mucho sobremanera, hasta no poderse contar; que era sin número.
Gén 41:50  Y a José nacieron hijos dos, antes de venir los siete años del hambre; los que le parió Asenet hija de Putifare, sacerdote de Heliópolis.
Gén 41:51  Y llamó José el nombre del primogénito: Manasés(h) , diciendo: que «olvidar me hizo Dios todos mis trabajos y todo lo de mi padre»;
Gén 41:52  y el nombre del segundo llamó: Efraín;(i)  «porque me ensalzó Dios en tierra de mi humillación».
Gén 41:53  Y pasaron los siete años de la abundancia que hubo en la tierra de Egipto;
Gén 41:54  y empezaron los siete años del hambre a venir, según dijera José. Y hubo hambre en toda la tierra; y en toda la tierra de Egipto no había pan.(j) 
Gén 41:55  Y hambreó toda la tierra de Egipto; y clamaba todo el pueblo de Faraón por pan; y dijo Faraón a todos los egipcios: «Id a José, y lo que os dijere, hacer».
Gén 41:56  Y el hambre estaba sobre la faz de toda la tierra; y abrió José todos los graneros; y vendíales a todos los egipcios.
Gén 41:57  Y todas las regiones venían a Egipto a comprar de José; que prevalecía el hambre en toda la tierra.


Gén 41:1 

José interpreta el sueño de Faraón
  Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño. Le parecía que estaba junto al río;
Gén 41:2  y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado.
Gén 41:3  Y que tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río;
Gén 41:4  y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón.
Gén 41:5  Se durmió de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas crecían de una sola caña,
Gén 41:6  y que después de ellas salían otras siete espigas menudas y abatidas del viento solano;
Gén 41:7  y las siete espigas menudas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó Faraón, y he aquí que era sueño.
Gén 41:8  Sucedió que por la mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón.
Gén 41:9  Entonces el jefe de los coperos habló a Faraón, diciendo: Me acuerdo hoy de mis faltas.
Gén 41:10  Cuando Faraón se enojó contra sus siervos, nos echó a la prisión de la casa del capitán de la guardia a mí y al jefe de los panaderos.
Gén 41:11  Y él y yo tuvimos un sueño en la misma noche, y cada sueño tenía su propio significado.
Gén 41:12  Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; y se lo contamos, y él nos interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño.
Gén 41:13  Y aconteció que como él nos los interpretó, así fue: yo fui restablecido en mi puesto, y el otro fue colgado.
Gén 41:14  Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón.
Gén 41:15  Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos.
Gén 41:16  Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón.
Gén 41:17  Entonces Faraón dijo a José: En mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río;
Gén 41:18  y que del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia, que pacían en el prado.
Gén 41:19  Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en fealdad en toda la tierra de Egipto.
Gén 41:20  Y las vacas flacas y feas devoraban a las siete primeras vacas gordas;
Gén 41:21  y éstas entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado, porque la apariencia de las flacas era aún mala, como al principio. Y yo desperté.
Gén 41:22  Vi también soñando, que siete espigas crecían en una misma caña, llenas y hermosas.
Gén 41:23  Y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, crecían después de ellas;
Gén 41:24  y las espigas menudas devoraban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quien me lo interprete.
Gén 41:25  Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer.
Gén 41:26  Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo.
Gén 41:27  También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años serán de hambre.
Gén 41:28  Esto es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón.
Gén 41:29  He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto.
Gén 41:30  Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra.
Gén 41:31  Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima.
Gén 41:32  Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.
Gén 41:33  Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto.
Gén 41:34  Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia.
Gén 41:35  Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.
Gén 41:36  Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre.

José, gobernador de Egipto
 
Gén 41:37  El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos,
Gén 41:38  y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?
Gén 41:39  Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.
Gén 41:40  Tú estarás sobre mi casa,(A) y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.
Gén 41:41  Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.
Gén 41:42  Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello;
Gén 41:43  y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!;[a] y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.
Gén 41:44  Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.
Gén 41:45  Y llamó Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.
Gén 41:46  Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto.
Gén 41:47  En aquellos siete años de abundancia la tierra produjo a montones.
Gén 41:48  Y él reunió todo el alimento de los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto, y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores.
Gén 41:49  Recogió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número.
Gén 41:50  Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On.
Gén 41:51  Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés;[b] porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre.
Gén 41:52  Y llamó el nombre del segundo, Efraín;[c] porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.
Gén 41:53  Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto.
Gén 41:54  Y comenzaron a venir los siete años del hambre,(B) como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan.
Gén 41:55  Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.(C)
Gén 41:56  Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto.
Gén 41:57  Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.


Gén 41:1 
Los sueños del faraón[a]
Pasaron dos años. Un día, el faraón soñó que estaba de pie a orillas del río Nilo,
Gén 41:2  y que del río subían siete vacas[b] hermosas y gordas que comían hierba entre los juncos.
Gén 41:3  Detrás de ellas, siete vacas feas y flacas subieron del río y se pusieron en la orilla, cerca de las otras.
Gén 41:4  Luego, estas vacas feas y flacas devoraron a las siete vacas hermosas y gordas.
El faraón se despertó,
Gén 41:5  pero volvió a dormirse y tuvo otro sueño: vio que siete espigas de trigo, llenas y hermosas, crecían de un solo tallo.
Gén 41:6  Detrás de ellas salieron otras siete espigas, secas y quemadas por el viento del este,[c]
Gén 41:7  y estas espigas secas devoraron a las siete espigas gruesas y llenas.
El faraón se despertó, y se dio cuenta de que era un sueño.
Gén 41:8  Pero al día siguiente por la mañana estaba muy preocupado, y ordenó que vinieran todos los adivinos y sabios de Egipto. El faraón les contó sus sueños, pero ninguno de ellos pudo explicarle qué significaban.
Gén 41:9  Entonces el jefe de los coperos dijo al faraón:
–Ahora me acuerdo de lo mal que me he portado.
Gén 41:10  Cuando Su Majestad se enojó con el jefe de los panaderos y con este servidor de Su Majestad, nos mandó a los dos a la cárcel del capitán de la guardia.
Gén 41:11  Una noche, el jefe de los panaderos tuvo un sueño, y yo otro, y cada sueño tenía su propio significado.
Gén 41:12  En aquel lugar estaba con nosotros un joven hebreo, que era esclavo del capitán de la guardia. Le contamos nuestros sueños y él los interpretó, y nos dijo su significado.
Gén 41:13  ¡Y todo pasó tal como él nos lo había dicho! Yo volví de nuevo a mi trabajo, y el otro fue ahorcado.
Gén 41:14  Entonces el faraón mandó llamar a José, y lo sacaron inmediatamente de la cárcel. José se cortó el pelo, se cambió de ropa y se presentó ante el faraón.
Gén 41:15  Y el faraón le dijo:
–He tenido un sueño y no hay quien lo interprete; pero he sabido que tú, si oyes un sueño, lo puedes interpretar.
Gén 41:16  –Eso no depende de mí –contestó José–; pero Dios dará a Su Majestad una contestación favorable.
Gén 41:17  El faraón contó a José:
–En mi sueño, yo estaba de pie a la orilla del río Nilo,
Gén 41:18  y del río subieron siete vacas gordas y hermosas, que comían hierba entre los juncos.
Gén 41:19  Detrás de ellas subieron otras siete vacas, muy feas y flacas. ¡Jamás había visto yo vacas tan feas en todo Egipto!
Gén 41:20  Estas vacas flacas y feas devoraron a las primeras siete vacas gordas;
Gén 41:21  pero, aun después de haberlas devorado, nadie habría podido advertirlo, porque seguían tan flacas como antes.
“Me desperté,
Gén 41:22  y después tuve otro sueño, en el que siete espigas de trigo, llenas y hermosas, crecían de un mismo tallo.
Gén 41:23  Detrás de ellas crecían otras siete espigas, secas, delgadas y quemadas por el viento del este.
Gén 41:24  Y estas espigas secas devoraron a las siete espigas hermosas. Yo he contado esto a los adivinos, pero ninguno de ellos ha podido explicarme su significado."
Gén 41:25  Entonces José dijo al faraón:
–Los dos sueños que tuvo Su Majestad son uno solo. Dios ha anunciado a Su Majestad lo que él va a hacer.
Gén 41:26  Las siete vacas hermosas son siete años, lo mismo que las siete espigas hermosas. Es el mismo sueño.
Gén 41:27  Las siete vacas flacas y feas que subieron detrás de las otras, también son siete años; lo mismo que las siete espigas secas y quemadas por el viento del este. Significan siete años de escasez.
Gén 41:28  Es tal como yo he dicho: Dios ha anunciado a Su Majestad lo que él va a hacer.
Gén 41:29  Van a venir siete años de mucha abundancia en todo Egipto,
Gén 41:30  y después vendrán siete años de gran escasez. Nadie se acordará de la abundancia que hubo antes en Egipto, porque la escasez arruinará al país.
Gén 41:31  Será tan grande la escasez, que no quedarán señales de la abundancia que antes hubo.
Gén 41:32  Su Majestad tuvo el mismo sueño dos veces, porque Dios está decidido a hacer esto, y lo va a hacer muy pronto.
Gén 41:33  “Por lo tanto, sería bueno que Su Majestad buscara un hombre inteligente y sabio que se hiciera cargo del país.
Gén 41:34  Haga esto Su Majestad, y también nombre gobernadores que vayan por todo el país y recojan la quinta parte de todas las cosechas de Egipto, durante los siete años de abundancia.
Gén 41:35  Que junten todo el trigo de los buenos años que vienen y lo pongan en un lugar, bajo el control de Su Majestad, y que lo guarden en las ciudades para alimentar a la gente.
Gén 41:36  Así el trigo quedará preservado para el país, para que la gente no muera de hambre durante los siete años de escasez que habrá en Egipto."

José, gobernador de Egipto
Gén 41:37  El plan pareció bien al faraón y a sus funcionarios,
Gén 41:38  así que el faraón les dijo:
–¿Podremos encontrar otro hombre como este, que tenga el espíritu de Dios?[d]
Gén 41:39  Y a José le dijo:
–No hay nadie más inteligente y sabio que tú, pues Dios te ha hecho saber todo esto.
Gén 41:40  Tú te harás cargo de mi palacio, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes. Solamente yo seré más que tú, porque soy el rey.[e]
Gén 41:41  Mira, yo te nombro gobernador de todo el país de Egipto.
Al decir esto,
Gén 41:42  el faraón se quitó de la mano el anillo que tenía su sello oficial y se lo puso a José. Luego ordenó que le vistieran con ropas de lino muy fino y que le pusieran un collar de oro en el cuello.
Gén 41:43  Después le hizo subir en el carro que siempre iba detrás del suyo, y ordenó que gritaran delante de él: “¡Abrid paso!”[f] Así fue como José quedó al frente de todo el país de Egipto.
Gén 41:44  Luego el faraón le dijo:
–Aunque yo soy el faraón, nadie en todo Egipto moverá un dedo sin tu permiso.
Gén 41:45  El faraón puso a José el nombre egipcio de Safenat-panéah,[g] y lo casó con Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On.[h] Así quedó José al frente de Egipto.
Gén 41:46  José tenía treinta años cuando lo llevaron ante el faraón, el rey de Egipto.
José se despidió del faraón y comenzó a viajar por todo Egipto.
Gén 41:47  La tierra produjo muchísimo durante los siete años de abundancia,
Gén 41:48  y José recogió todo el trigo que dio el país durante aquellos siete años; lo guardó en las ciudades, dejando en cada ciudad el trigo recogido en los campos vecinos.
Gén 41:49  José recogió trigo como si fuera arena del mar. Era tanto el trigo, que dejó de medirlo, pues no se podía llevar la cuenta.
Gén 41:50  Antes de que empezaran los años de escasez, José tuvo dos hijos con su esposa Asenat.
Gén 41:51  Al primogénito lo llamó Manasés, porque dijo: “Dios me ha hecho olvidar todos mis sufrimientos y a todos mis parientes.”
Gén 41:52  Al segundo lo llamó Efraín, porque dijo:[i] “Dios me ha hecho tener hijos en el país donde he sufrido.”
Gén 41:53  Pasaron los siete años de abundancia que hubo en Egipto,
Gén 41:54  y comenzaron los siete años de escasez, tal como José lo había dicho. Hubo hambre en todos los países, menos en Egipto, pues allí había qué comer.
Gén 41:55  Y cuando los habitantes de Egipto comenzaron a tener hambre, fueron a pedir trigo al faraón. Entonces el faraón dijo a todos los egipcios: “Id a ver a José y haced lo que él os diga.”
Gén 41:56  Cuando el hambre se extendió por todo el país, José abrió todos los graneros donde había trigo, para vendérselo a los egipcios, pues el hambre era cada vez peor.
Gén 41:57  Y venían de todos los países a Egipto a comprar trigo a José, pues en ningún país había qué comer.


Gén 41:1  Y aconteció que pasados dos años tuvo el Faraón un sueño: Y he aquí que estaba sobre el río;
Gén 41:2  y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, que pacían en el prado.
Gén 41:3  Y he aquí otras siete vacas subían tras ellas del río, de fea vista, y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río.
Gén 41:4  Y que las vacas de fea vista y enjutas de carne tragaban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó el Faraón.
Gén 41:5  Se durmió de nuevo, y soñó la segunda vez: He aquí, siete espigas llenas y hermosas subían de una sola caña.
Gén 41:6  Y he aquí otras siete espigas menudas y abatidas del solano, salían después de ellas.
Gén 41:7  Y las siete espigas menudas tragaban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó el Faraón, y le pareció que era sueño.
Gén 41:8  Y acaeció que a la mañana su espíritu se atormentó; y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios: y les contó el Faraón sus sueños, mas no había quién los declarase al Faraón.
Gén 41:9  Entonces el príncipe de los maestresalas habló al Faraón, diciendo: De mis pecados me acuerdo hoy:
Gén 41:10  El Faraón se enojó contra sus siervos, y a mí me echó en la cárcel de la casa del capitán de los de la guardia, a mí y al príncipe de los panaderos.
Gén 41:11  Y yo y él soñamos sueño una misma noche: cada uno soñó conforme a la declaración de su sueño.
Gén 41:12  Y estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de los de la guardia; y se lo contamos, y él nos declaró nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño.
Gén 41:13  Y aconteció que como él nos declaró, así fue: a mí me hizo volver a mi asiento, e hizo colgar al otro.
Gén 41:14  Entonces el Faraón envió y llamó a José; y le hicieron salir corriendo de la cárcel, y le cortaron el pelo, y mudaron sus vestidos, y vino al Faraón.
Gén 41:15  Y dijo el Faraón a José: Yo he soñado un sueño, y no hay quién lo declare; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para declararlos.
Gén 41:16  Y respondió José al Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que responda paz al Faraón.
Gén 41:17  Entonces el Faraón dijo a José: En mi sueño, he aquí, que estaba a la orilla del río;
Gén 41:18  y que del río subían siete vacas gruesas de carne y hermosas de forma, que pacían en el prado.
Gén 41:19  Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en toda la tierra de Egipto en fealdad.
Gén 41:20  Y las vacas flacas y feas tragaban a las siete primeras vacas gruesas;
Gén 41:21  y entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado en ellas, porque su parecer era aún malo, como de primero. Y yo desperté.
Gén 41:22  Vi también soñando, y he aquí siete espigas subían en una misma caña llenas y hermosas;
Gén 41:23  y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del solano, subían después de ellas.
Gén 41:24  Y las espigas menudas tragaban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quién me lo declare.
Gén 41:25  Entonces respondió José al Faraón: El sueño del Faraón es uno mismo: Dios ha mostrado al Faraón lo que él hace.
Gén 41:26  Las siete vacas hermosas siete años son; y las espigas hermosas son siete años: el sueño es uno mismo.
Gén 41:27  También las siete vacas flacas y feas que subían tras ellas, son siete años; y las siete espigas menudas y marchitas del solano, siete años serán de hambre.
Gén 41:28  Esto es lo que respondo al Faraón. Lo que Dios hace, lo ha mostrado al Faraón.
Gén 41:29  He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto.
Gén 41:30  Y se levantarán tras ellos siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto; y el hambre consumirá la tierra;
Gén 41:31  y aquella abundancia no se echará de ver a causa del hambre siguiente, la cual será gravísima.
Gén 41:32  Y el suceder el sueño al Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.
Gén 41:33  Por tanto, provéase ahora el Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto.
Gén 41:34  Haga esto el Faraón, y ponga gobernadores sobre la provincia, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia;
Gén 41:35  y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y alleguen el trigo bajo la mano del Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo.
Gén 41:36  Y esté aquella provisión en depósito para la tierra, para los siete años del hambre que serán en la tierra de Egipto; y la tierra no perecerá de hambre.
Gén 41:37  Y el negocio pareció bien a Faraón, y a sus siervos.
Gén 41:38  Y dijo el Faraón a sus siervos: ¿Hemos de hallar otro hombre como éste, en quien haya Espíritu de Dios?
Gén 41:39  Y dijo el Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.
Gén 41:40  Tú serás sobre mi casa, y por tu dicho se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.
Gén 41:41  Dijo más el Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.
Gén 41:42  Entonces el Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo , y puso un collar de oro en su cuello;
Gén 41:43  y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: Abrech Padre tierno-a este honre como a padre carísimo ; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.
Gén 41:44  Y dijo el Faraón a José: Yo soy el Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto.
Gén 41:45  Y llamó el Faraón el nombre de José, Zafnat-panea; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.
Gén 41:46  Y era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante del Faraón, rey de Egipto: y salió José de delante del Faraón, y pasó por toda la tierra de Egipto.
Gén 41:47  E hizo la tierra en aquellos siete años de abundancia a montones.
Gén 41:48  Y él juntó todo el mantenimiento de los siete años que fueron en la tierra de Egipto, y guardó mantenimiento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el mantenimiento del campo de sus alrededores.
Gén 41:49  Y acopió José trigo como arena del mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número.
Gén 41:50  Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera, príncipe de On.
Gén 41:51  Y llamó José el nombre del primogénito Manasés; porque Dios (dijo) me hizo olvidar de todo mi trabajo, y de toda la casa de mi padre.
Gén 41:52  Y el nombre del segundo lo llamó Efraín; porque Dios (dijo) me hizo crecer en la tierra de mi aflicción.
Gén 41:53  Y se cumplieron los siete años de la abundancia, que hubo en la tierra de Egipto.
Gén 41:54  Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todas las provincias, mas en toda la tierra de Egipto había pan.
Gén 41:55  Y hubo hambre en toda la tierra de Egipto, y el pueblo clamó al Faraón por pan. Y dijo el Faraón a todo los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.
Gén 41:56  Y había hambre por toda la faz de la tierra. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque el hambre había crecido en la tierra de Egipto.
Gén 41:57  Y toda la tierra venía a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.

Gén 41:1  Y al cabo de dos años completos aconteció que Faraón estaba soñando, y he aquí que estaba de pie junto al río Nilo.
Gén 41:2  Y sucedía que del río Nilo venían ascendiendo siete vacas de hermosa apariencia y gruesas de carnes, y se pusieron a pacer entre la hierba del Nilo.
Gén 41:3  Y aquí otras siete vacas venían ascendiendo del río Nilo tras ellas, de fea apariencia y flacas de carnes, y se pararon al lado de las vacas junto a la margen del río Nilo.
Gén 41:4  Entonces las vacas de fea apariencia y flacas de carnes se pusieron a devorar a las siete vacas de hermosa apariencia y gordas. Con eso, Faraón despertó.
Gén 41:5  Sin embargo, volvió a dormirse y soñó por segunda vez. Y he aquí que siete espigas estaban subiendo en una sola caña, gruesas y buenas.
Gén 41:6  Y sucedía que siete espigas, delgadas y chamuscadas por el viento del este, estaban creciendo después de ellas.
Gén 41:7  Y las espigas delgadas empezaron a tragarse a las siete espigas gruesas y llenas. Con eso, Faraón despertó, y he aquí que era un sueño.
Gén 41:8  Y por la mañana resultó que se le agitó el espíritu. De modo que envió y llamó a todos los sacerdotes practicantes de magia de Egipto y a todos los sabios de este, y se puso Faraón a contarles sus sueños. Pero no hubo intérprete de estos para Faraón.
Gén 41:9  Entonces el jefe de los coperos habló con Faraón, y dijo: “De mis pecados hoy hago mención.
Gén 41:10  Faraón estaba indignado con sus siervos. De modo que mandó que me metieran en la cárcel de la casa del jefe de la guardia de corps, tanto a mí como al jefe de los panaderos.
Gén 41:11  Después, ambos soñamos un sueño en la misma noche, yo y también él. Soñamos cada uno su sueño con su propia interpretación.
Gén 41:12  Y estaba allí con nosotros un joven, un hebreo, siervo del jefe de la guardia de corps. Cuando se los contamos a él, él procedió a interpretarnos nuestros sueños. Le interpretó a cada uno según su sueño.
Gén 41:13  Y resultó que, tal como nos lo había interpretado, así sucedió. A mí me devolvió a mi puesto, pero a él lo colgó”.
Gén 41:14  Y Faraón procedió a enviar y llamar a José, para que lo trajeran apresuradamente del hoyo carcelario. Por lo tanto, él se afeitó y mudó sus mantos y entró a donde Faraón.
Gén 41:15  Entonces Faraón dijo a José: “He soñado un sueño, pero no hay intérprete de él. Ahora bien, yo mismo he oído decir de ti que al oír un sueño puedes interpretarlo”.
Gén 41:16  En esto José contestó a Faraón, y dijo: “¡A mí no se me tiene que tomar en cuenta! Dios anunciará bienestar a Faraón”.
Gén 41:17  Y Faraón pasó a hablar a José: “Pues bien, en mi sueño yo estaba de pie en la margen del río Nilo.
Gén 41:18  Y aquí venían ascendiendo del río Nilo siete vacas, gruesas de carnes y hermosas de forma, y se pusieron a pacer entre la hierba del Nilo.
Gén 41:19  Y aquí venían ascendiendo otras siete vacas detrás de ellas, pobres y de forma muy mala y flacas de carnes. En cuanto a lo malo, no he visto cosa semejante a ellas en toda la tierra de Egipto.
Gén 41:20  Y las vacas flacas y malas empezaron a devorar a las primeras siete vacas gordas.
Gén 41:21  Así es que estas entraron en sus vientres, y, no obstante, no podía saberse que hubieran entrado en sus vientres, porque su apariencia era mala lo mismo que al comienzo. Con eso desperté.
Gén 41:22  ”Después de eso vi en mi sueño, y sucedía que estaban subiendo siete espigas en una sola caña, llenas y buenas.
Gén 41:23  Y sucedía que había siete espigas secas, delgadas, chamuscadas por el viento del este, que venían creciendo después de ellas.
Gén 41:24  Y las espigas delgadas empezaron a tragarse a las siete espigas buenas. De modo que se lo dije a los sacerdotes practicantes de magia, pero no hubo quien me lo declarara”.
Gén 41:25  Entonces José dijo a Faraón: “El sueño de Faraón es uno solo. Lo que el Dios [verdadero] va a hacer lo ha declarado a Faraón.
Gén 41:26  Las siete vacas buenas son siete años. Igualmente, las siete espigas buenas son siete años. El sueño es uno solo.
Gén 41:27  Y las siete vacas flacas y malas que subieron después de ellas son siete años; y las siete espigas vacías, chamuscadas por el viento del este, resultarán ser siete años de hambre.
Gén 41:28  Esta es la cosa que he hablado a Faraón: Lo que el Dios [verdadero] va a hacer, él ha hecho que Faraón lo vea.
Gén 41:29  ”Mira que vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto.
Gén 41:30  Pero ciertamente se levantarán siete años de hambre después de ellos, y ciertamente será olvidada toda la abundancia en la tierra de Egipto, y el hambre simplemente consumirá la tierra.
Gén 41:31  Y la abundancia que habrá habido en el país no se conocerá como resultado de aquella hambre [que habrá] después, porque esta ciertamente será muy grave.
Gén 41:32  Y el hecho de que el sueño le fue repetido dos veces a Faraón significa que la cosa está firmemente establecida de parte del Dios [verdadero], y el Dios [verdadero] está apresurándose a hacerlo.
Gén 41:33  ”Por tanto, busque Faraón un hombre discreto y sabio y establézcalo sobre la tierra de Egipto.
Gén 41:34  Actúe Faraón y nombre superintendentes sobre la tierra, y tiene que recoger la quinta parte de la tierra de Egipto durante los siete años de abundancia.
Gén 41:35  Y que junten todos los víveres de estos buenos años que vienen, y que amontonen grano bajo la mano de Faraón como víveres en las ciudades, y tienen que resguardarlo.
Gén 41:36  Y los víveres tienen que servir de abastecimiento a la tierra para los siete años de hambre, que van a producirse en la tierra de Egipto, a fin de que la tierra no sea cortada por el hambre”.
Gén 41:37  Pues bien, la cosa pareció buena a los ojos de Faraón y de todos sus siervos.
Gén 41:38  De modo que Faraón dijo a sus siervos: “¿Podrá hallarse otro hombre como este en quien está el espíritu de Dios?”.
Gén 41:39  Después Faraón dijo a José: “Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay nadie tan discreto y sabio como tú.
Gén 41:40  Tú estarás personalmente sobre mi casa, y todo mi pueblo te obedecerá sin reserva. Solo en cuanto al trono seré yo más grande que tú”.
Gén 41:41  Y añadió Faraón a José: “Mira, de veras te coloco sobre toda la tierra de Egipto”.
Gén 41:42  Con eso se quitó Faraón su anillo de sellar de su propia mano y lo puso en la mano de José, y lo vistió con prendas de vestir de lino fino y le colocó un collar de oro alrededor del cuello.
Gén 41:43  Además, hizo que fuera montado en el segundo carro de honor que tenía, para que clamaran delante de él: “¡Avrekj!”, y así lo puso sobre toda la tierra de Egipto.
Gén 41:44  Y Faraón dijo además a José: “Yo soy Faraón, pero sin autorización tuya no podrá hombre alguno alzar la mano ni el pie en toda la tierra de Egipto”.
Gén 41:45  Después de aquello Faraón llamó a José por nombre Zafenat-panéah, y le dio por esposa a Asenat la hija de Potifera el sacerdote de On. Y José empezó a salir por toda la tierra de Egipto.
Gén 41:46  Y José tenía treinta años de edad cuando estuvo de pie delante de Faraón el rey de Egipto.  Entonces José salió de delante de Faraón y recorrió toda la tierra de Egipto.
Gén 41:47  Y durante los siete años de abundancia la tierra siguió produciendo a manos llenas.
Gén 41:48  Y él siguió juntando todos los víveres de los siete años que vinieron sobre la tierra de Egipto, y ponía los víveres en las ciudades. Los productos alimenticios del campo circundante a una ciudad, los ponía en medio de ella.
Gén 41:49  Y José continuó amontonando grano en grandísima cantidad, como la arena del mar, hasta que por fin cesaron de contarlo, porque era sin número.
Gén 41:50  Y antes que llegara el año del hambre, le nacieron a José dos hijos, que le dio a luz Asenat la hija de Potifera el sacerdote de On.
Gén 41:51  De modo que José llamó al primogénito por nombre Manasés, porque, decía él: “Dios me ha hecho olvidar todas mis desgracias y toda la casa de mi padre”.
Gén 41:52  Y al segundo lo llamó por nombre Efraín, porque, decía él: “Dios me ha hecho fructífero en la tierra de mi miseria”.
Gén 41:53  Y gradualmente terminaron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto,
Gén 41:54  y, a su vez, comenzaron a venir los siete años de hambre, tal como había dicho José. Y se produjo el hambre en todos los países, pero en toda la tierra de Egipto se halló pan.
Gén 41:55  Por fin toda la tierra de Egipto llegó a tener hambre, y el pueblo empezó a clamar a Faraón por pan. Entonces dijo Faraón a todos los egipcios: “Vayan a José. Lo que les diga, eso han de hacer”.
Gén 41:56  Y el hambre se halló sobre toda la superficie de la tierra. Entonces José empezó a abrir todos los depósitos de grano que había entre ellos, y a vender a los egipcios, puesto que el hambre se agarró fuertemente de la tierra de Egipto.
Gén 41:57  Además, personas de toda la tierra vinieron a Egipto a comprarle a José, porque el hambre tenía fuertemente agarrada a toda la tierra.

Gén 41:1  Dos años después, el rey de Egipto tuvo un sueño en el que se veía de pie, junto al río Nilo.
Gén 41:2  De pronto vio que del río salían siete vacas, gordas y bonitas, las cuales se ponían a comer el pasto que había a la orilla del río.
Gén 41:3  También vio salir del río otras siete vacas, flacas y feas, las cuales se pararon junto a las primeras siete vacas.
Gén 41:4  Y de repente, ¡las flacas y feas se comieron a las gordas y bonitas! En ese momento el rey se despertó.
Gén 41:5  Pero volvió a dormirse, y tuvo otro sueño. Soñó que de un mismo tallo brotaron siete espigas, verdes y llenas de trigo.
Gén 41:6  Tras ellas brotaron otras siete espigas, sin trigo y marchitadas por el viento del desierto.
Gén 41:7  ¡Y las espigas secas se tragaron a las verdes y llenas de trigo! El rey se despertó, y vio que se trataba de un sueño.
Gén 41:8  Sin embargo, al levantarse estaba tan preocupado que mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto. Les contó sus sueños, pero ninguno pudo decirle lo que significaban.
Gén 41:9  De pronto, el jefe de los coperos se acordó de José y le dijo al rey: —¡Soy un malagradecido!
Gén 41:10  Una vez usted se enojó conmigo y con el jefe de los panaderos, y mandó que nos encerraran en la cárcel, al cuidado del capitán de la guardia.
Gén 41:11  Una noche, los dos tuvimos un sueño.
Gén 41:12  Allí en la cárcel estaba con nosotros un joven hebreo, que ayudaba al capitán de la guardia; le contamos nuestros sueños, y él nos dijo lo que significaban.
Gén 41:13  ¡Y dicho y hecho! A mí usted me devolvió a mi cargo, y al otro mandó que lo mataran.
Gén 41:14  El rey mandó llamar a José, y de inmediato lo sacaron de la cárcel. Entonces José se afeitó, se cambió de ropa, y luego se presentó ante el rey.
Gén 41:15  Y el rey le dijo: —Tuve un sueño, y nadie puede decirme lo que significa. Pero me han dicho que en cuanto oyes un sueño, sabes su significado.
Gén 41:16  José le respondió: —Yo no tengo ese poder, pero Dios sí lo tiene, y le dará a usted la respuesta esperada.
Gén 41:17  Entonces el rey le dijo: —Resulta que, en mi sueño, yo estaba de pie a la orilla del río Nilo.
Gén 41:18  De pronto vi que del río salían siete vacas gordas y bonitas, las cuales se pusieron a comer el pasto que había a la orilla del río.
Gén 41:19  Tras ellas salieron otras siete vacas, muy flacas y feas. ¡Jamás vi vacas tan feas en todo Egipto!
Gén 41:20  Y resulta que las vacas flacas y feas se comieron a las vacas gordas que habían salido primero.
Gén 41:21  Eran tan flacas y feas esas vacas, que después de comerse a las otras, no se les notaba nada; ¡seguían tan flacas como al principio! »Yo me desperté.
Gén 41:22  Pero volví a soñar, y en mi sueño vi también siete espigas verdes y llenas de trigo, que brotaban de un mismo tallo.
Gén 41:23  Después de ellas brotaron otras siete espigas, delgadas y marchitas, resecadas por el viento del desierto.
Gén 41:24  Esas espigas delgadas se comieron a las siete espigas llenas de trigo. Todo esto se lo he contado a los magos, pero ninguno ha podido explicármelo.
Gén 41:25  José le dijo al rey: —Los dos sueños que tuvo Su Majestad son uno solo. Dios le ha hecho saber a usted lo que piensa hacer.
Gén 41:26  Las siete vacas gordas son siete años, lo mismo que las siete espigas llenas de trigo; el sueño es uno solo.
Gén 41:27  Las siete vacas flacas y feas que salieron detrás de aquellas son también siete años, lo mismo que las siete espigas marchitas y resecadas por el viento del desierto. Ellas significan siete años de hambre.
Gén 41:28  »Dios quiere que Su Majestad sepa lo que él está a punto de hacer.
Gén 41:29  Egipto va a tener siete años de abundantes cosechas,
Gén 41:30  pero después vendrán siete años en que no habrá qué comer. Cuando eso suceda, nadie se acordará de la abundancia que antes hubo. Habrá tanta hambre que acabará con el país.
Gén 41:32  Su Majestad tuvo el mismo sueño en dos formas distintas, y eso significa que Dios ha decidido hacerlo, y lo va a hacer muy pronto.
Gén 41:33  »Yo le sugiero a Su Majestad que busque a alguien muy sabio e inteligente, y que lo ponga a cargo del país.
Gén 41:34  También le sugiero que nombre gente que se encargue de recoger la quinta parte de las cosechas durante los siete años de abundancia.
Gén 41:35  Durante los siete años buenos que van a venir, Su Majestad debe darles autoridad para que junten y almacenen en las ciudades todos los alimentos y el trigo.
Gén 41:36  Ese alimento quedará guardado, para usarlo durante los siete años de hambre que habrá en Egipto. Así el país no quedará arruinado por el hambre.
Gén 41:37  El rey y sus consejeros estuvieron de acuerdo en que el plan de José era bueno,
Gén 41:38  y el rey les comentó: «En ningún lado vamos a encontrar a nadie más inteligente que este joven».
Gén 41:39  Por eso le dijo a José: —Dios te ha dado a conocer todo esto, y eso quiere decir que no hay nadie tan sabio e inteligente como tú. Por eso, a partir de este momento quedas a cargo de mi palacio y de todo mi pueblo. Todos en Egipto tendrán que obedecerte. Sólo yo tendré más poder que tú, porque soy el rey.
Gén 41:42  Después, el rey se quitó el anillo que usaba para sellar sus cartas, y se lo puso a José. Luego ordenó que lo vistieran con ropas de lino fino y que le pusieran un collar de oro,
Gén 41:43  y le pidió que lo acompañara en su carro, como su gobernador. Delante de José gritaban: «¡Abran paso!» Así fue como el rey puso a José a cargo de todo su país.
Gén 41:44  Luego le dijo a José: «Aunque yo soy el rey de Egipto, nadie en este país hará nada sin tu permiso».
Gén 41:45  Además, el rey le cambió el nombre a José, y le puso Safenat-panéah, y le dio por esposa a la hija de Potifera, sacerdote de On, la cual se llamaba Asenat. Después de eso, José comenzó a recorrer todo Egipto.
Gén 41:46  José tenía treinta años cuando se despidió del rey y comenzó a viajar por todo Egipto.
Gén 41:47  Durante los siete años de abundancia, en todo Egipto hubo muy buenas cosechas,
Gén 41:48  así que José juntó todo el alimento que se produjo en esos siete años y lo almacenó. En cada ciudad guardó el alimento que produjeron los campos vecinos.
Gén 41:49  José almacenó tanto trigo que parecía haber juntado toda la arena del mar; hasta dejó de anotar la cantidad de trigo guardada, porque ya no era posible llevar la cuenta.
Gén 41:50  Antes de que llegaran los años de escasez, Asenat y José tuvieron dos hijos.
Gén 41:51  Al primero de ellos José lo llamó Manasés porque dijo: «Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas y de la familia de mi padre».
Gén 41:52  A su segundo hijo lo llamó Efraín, porque dijo: «Dios permitió que yo tuviera hijos en este país donde he sufrido tanto».
Gén 41:53  Tal como lo había anunciado José, a los siete años de abundancia siguieron los siete años de escasez. Y aunque había hambre en todos los otros países, en Egipto había de comer.
Gén 41:55  Cuando comenzó a sentirse el hambre en Egipto, los egipcios fueron a pedirle al rey que les diera de comer. Entonces el rey les dijo: «Vayan a ver a José, y hagan lo que él les diga».
Gén 41:56  Cuando ya no había comida en todo el país, José abrió los almacenes y les vendió trigo a los egipcios.
Gén 41:57  Era tanta la escasez de alimentos que de todos los países iban a Egipto para comprarle trigo a José.

Gén 41:1  Al cabo de dos años. Faraón soñó que se encontraba parado a la vera del río.
Gén 41:2  De pronto suben del río siete vacas hermosas y lustrosas que se pusieron a pacer en el carrizal.
Gén 41:3  Pero he aquí que detrás de aquéllas subían del río otras siete vacas, de mal aspecto y macilentas, las cuales se pararon cabe las otras vacas en la margen del río,
Gén 41:4  y las vacas de mal aspecto y macilentas se comieron a las siete vacas hermosas y lustrosas. Entonces Faraón se despertó.
Gén 41:5  Y vuelto a dormirse soñó otra vez que siete espigas crecían en una misma caña, lozanas y buenas.
Gén 41:6  Pero he aquí que otras siete espigas flacas y asolanadas brotaron después de aquéllas
Gén 41:7  y las espigas flacas consumieron a las siete lozanas y llenas. Despertó Faraón, y he aquí que era un sueño.
Gén 41:8  Aquella mañana estaba inquieto su espíritu y envió a llamar a todos los magos y a todos los sabios de Egipto. Faraón les contó su sueño, pero no hubo quien se lo interpretara a Faraón.
Gén 41:9  Entonces el jefe de escanciadores habló a Faraón diciéndole: «Hoy me acuerdo de mi yerro.
Gén 41:10  Faraón se había enojado contra sus siervos y me había puesto bajo custodia en casa del jefe de los guardias a mí y al jefe de panaderos.
Gén 41:11  Entonces tuvimos sendos sueños en una misma noche, tanto yo como él, cada uno con su sentido propio.
Gén 41:12  Había allí con nosotros un muchacho hebreo, siervo del jefe de los guardias. Le contamos nuestro sueño, y él nos dio el sentido propio de cada cual.
Gén 41:13  Y resultó que según nos lo había interpretado, así fue: A mí me restituyó Faraón en mi puesto, y a él le colgó.»
Gén 41:14  Faraón mandó llamar a José y le sacaron del pozo con premura, se afeitó y mudó de vestido y compareció ante Faraón.
Gén 41:15  Dijo Faraón a José: «He tenido un sueño y no hay quien lo interprete, pero he oído decir de ti que te basta oír un sueño para interpretarlo.»
Gén 41:16  Respondió José a Faraón: «No hablemos de mí, que Dios responda en buena hora a Faraón.»
Gén 41:17  Y refirió Faraón a José su sueño: «Resulta que estaba yo parado a la orilla del río,
Gén 41:18  cuando de pronto suben del río siete vacas lustrosas y de hermoso aspecto, las cuales pacían en el carrizal.
Gén 41:19  Pero he aquí que otras siete vacas subían detrás de aquéllas, de muy ruin y mala catadura y macilentas, que jamás vi como aquéllas en toda la tierra de Egipto, de tan malas.
Gén 41:20  Y las siete vacas macilentas y malas se comieron a las siete vacas primeras, las lustrosas.
Gén 41:21  Pero una vez que las tuvieron dentro, ni se conocía que las tuviesen, pues su aspecto seguía tan malo como al principio. Entonces me desperté,
Gén 41:22  y volví a ver en sueños cómo siete espigas crecían en una misma caña, henchidas y buenas.
Gén 41:23  Pero he aquí que otras siete espigas secas, flacas y asolanadas, brotaban después de aquéllas
Gén 41:24  y consumieron las espigas flacas a las siete espigas hermosas. Se lo he dicho a los magos, pero no hay quien me lo explique.»
Gén 41:25  José dijo a Faraón: «El sueño de Faraón es uno solo: Dios anuncia a Faraón lo que va a hacer.
Gén 41:26  Las siete vacas buenas son siete años de abundancia y las siete espigas buenas, siete años son: porque el sueño es uno solo.
Gén 41:27  Y las siete vacas macilentas y malas que subían después de aquéllas, son siete años; e igualmente las siete espigas flacas y asolanadas, es que habrá siete años de hambre.
Gén 41:28  Esto es lo que yo he dicho a Faraón. Lo que Dios va a hacer lo ha mostrado a Faraón.
Gén 41:29  He aquí que vienen siete años de gran hartura en todo Egipto.
Gén 41:30  Pero después sobrevendrán otros siete años de hambre y se olvidará toda la hartura en Egipto, pues el hambre asolará el país,
Gén 41:31  y no se conocerá hartura en el país, de tanta hambre como habrá.
Gén 41:32  Y el que se haya repetido el sueño de Faraón dos veces, es porque la cosa es firme de parte de Dios, y Dios se apresura a realizarla.
Gén 41:33  Ahora, pues, fíjese Faraón en algún hombre inteligente y sabio, y póngalo al frente de Egipto.
Gén 41:34  Hágalo así Faraón: ponga encargados al frente del país y exija el quinto a Egipto durante los siete años de abundancia.
Gén 41:35  Ellos recogerán todo el comestible de esos años buenos que vienen, almacenarán el grano a disposición de Faraón en las ciudades, y lo guardarán.
Gén 41:36  De esta forma quedarán registradas las reservas de alimento del país para los siete años de hambre que habrá en Egipto, y así no perecerá el país de hambre.»
Gén 41:37  Pareció bien el discurso a Faraón y a todos sus servidores,
Gén 41:38  y dijo Faraón a sus servidores: «¿Acaso se encontrará otro como éste que tenga el espíritu de Dios?»
Gén 41:39  Y dijo Faraón a José: «Después de haberte dado a conocer Dios todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.
Gén 41:40  Tú estarás al frente de mi casa, y de tu boca dependerá todo mi pueblo. Tan sólo el trono dejaré por encima de ti.»
Gén 41:41  Dijo Faraón a José: «Mira: te he puesto al frente de todo el país de Egipto.»
Gén 41:42  Y Faraón se quitó el anillo de la mano y lo puso en la mano de José, le hizo vestir ropas de lino fino y le puso el collar de oro al cuello,
Gén 41:43  luego le hizo montar en su segunda carroza, e iban gritando delante de él: «¡Abrek!» Así le puso al frente de todo el país de Egipto.
Gén 41:44  Dijo Faraón a José: «Yo, Faraón: sin tu licencia no levantará nadie mano ni pie en todo Egipto.»
Gén 41:45  Faraón llamó a José Safnat Panéai y le dio por mujer a Asnat, hija de Poti Fera, sacerdote de On. Y salió José con autoridad sobre el país de Egipto.
Gén 41:46  Tenía José treinta años cuando compareció ante Faraón, rey de Egipto, y salió José de delante de Faraón, y recorrió todo Egipto.
Gén 41:47  La tierra produjo con profusión durante los siete años de abundancia
Gén 41:48  y él hizo acopio de todos los víveres de los siete años en que hubo hartura en Egipto poniendo en cada ciudad los víveres de la campiña circundante.
Gén 41:49  José recolectó grano como la arena del mar, una enormidad, hasta tener que desistir de contar porque era innumerable.
Gén 41:50  Antes que sobreviniesen los años de hambre, le nacieron a José dos hijos que le dio Asnat, la hija de Poti Fera, sacerdote de On.
Gén 41:51  Llamó José al primogénito Manasés, porque - decía - «Dios me ha hecho olvidar todo mi trabajo y la casa de mi padre,»
Gén 41:52  y al segundo le llamó Efraím, porque - decía - «me ha hecho fructificar Dios en el país de mi aflicción».
Gén 41:53  Concluyéronse los siete años de hartura que hubo en Egipto,
Gén 41:54  y empezaron a llegar los siete años de hambre como había predicho José. Hubo hambre en todas las regiones; pero en todo Egipto había pan.
Gén 41:55  Toda la tierra de Egipto sintió también hambre, y el pueblo clamó a Faraón pidiendo pan. Y dijo Faraón a todo Egipto: «Id a José: haced lo que él os diga.»
Gén 41:56  - El hambre cundió par toda la haz de la tierra. - Entonces José sacó todas las existencias y abasteció de grano a Egipto. Arreciaba el hambre en Egipto;
Gén 41:57  de todos los países venían también a Egipto para proveerse comprando grano a José, porque el hambre cundía por toda la tierra.

Gén 41:1  Dos años más tarde, el faraón tuvo un sueño: Estaba de pie junto al río Nilo
Gén 41:2  cuando, de pronto, del río salieron siete vacas hermosas y gordas que se pusieron a pastar entre los juncos.
Gén 41:3  Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas, que se pararon a orillas del Nilo, junto a las primeras.
Gén 41:4  ¡Y las vacas feas y flacas se comieron a las vacas hermosas y gordas! En ese momento el faraón se despertó.
Gén 41:5  Pero volvió a dormirse, y tuvo otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo.
Gén 41:6  Tras ellas brotaron otras siete espigas, delgadas y quemadas por el viento solano.
Gén 41:7  ¡Y las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y hermosas! En eso el faraón se despertó y se dio cuenta de que sólo era un sueño.
Gén 41:8  Sin embargo, a la mañana siguiente se levantó muy preocupado, mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los dos sueños. Pero nadie se los pudo interpretar.
Gén 41:9  Entonces el jefe de los coperos le dijo al faraón: "Ahora me doy cuenta del grave error que he cometido.
Gén 41:10  Cuando el faraón se enojó con sus servidores, es decir, conmigo y con el jefe de los panaderos, nos mandó a la cárcel, bajo la custodia del capitán de la guardia.
Gén 41:11  Una misma noche, los dos tuvimos un sueño, cada sueño con su propio significado.
Gén 41:12  Allí, con nosotros, había un joven hebreo, esclavo del capitán de la guardia. Le contamos nuestros sueños, y a cada uno nos interpretó el sueño.
Gén 41:13  ¡Y todo sucedió tal como él lo había interpretado! A mí me restituyeron mi cargo, y al jefe de los panaderos lo ahorcaron."
Gén 41:14  El faraón mandó llamar a José, y en seguida lo sacaron de la cárcel. Luego de afeitarse y cambiarse de ropa, José se presentó ante el faraón,
Gén 41:15  quien le dijo: Tuve un sueño que nadie ha podido interpretar. Pero me he enterado de que, cuando tú oyes un sueño, eres capaz de interpretarlo.
Gén 41:16  No soy yo quien puede hacerlo respondió José, sino que es Dios quien le dará al faraón una respuesta favorable.
Gén 41:17  El faraón le contó a José lo siguiente: En mi sueño, estaba yo de pie a orillas del río Nilo.
Gén 41:18  De pronto, salieron del río siete vacas gordas y hermosas, y se pusieron a pastar entre los juncos.
Gén 41:19  Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas. ¡Jamás se habían visto vacas tan raquíticas en toda la tierra de Egipto!
Gén 41:20  Y las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete vacas gordas.
Gén 41:21  Pero, después de habérselas comido, no se les notaba en lo más mínimo, porque seguían tan feas como antes. Entonces me desperté.
Gén 41:22  "Después tuve otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo.
Gén 41:23  Tras ellas brotaron otras siete espigas marchitas, delgadas y quemadas por el viento solano.
Gén 41:24  Las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y hermosas. Todo esto se lo conté a los magos, pero ninguno de ellos me lo pudo interpretar.
Gén 41:25  José le explicó al faraón: En realidad, los dos sueños del faraón son uno solo. Dios le ha anunciado lo que está por hacer.
Gén 41:26  Las siete vacas hermosas y las siete espigas hermosas son siete años. Se trata del mismo sueño.
Gén 41:27  Y las siete vacas flacas y feas, que salieron detrás de las otras, y las siete espigas delgadas y quemadas por el viento solano, son también siete años. Pero éstos serán siete años de hambre.
Gén 41:28  "Tal como le he dicho al faraón, Dios le está mostrando lo que está por hacer.
Gén 41:29  Están por venir siete años de mucha abundancia en todo Egipto,
Gén 41:30  a los que les seguirán siete años de hambre, que harán olvidar toda la abundancia que antes hubo. ¡El hambre acabará con Egipto!
Gén 41:31  Tan terrible será el hambre, que nadie se acordará de la abundancia que antes hubo en el país.
Gén 41:32  El faraón tuvo el mismo sueño dos veces porque Dios ha resuelto firmemente hacer esto, y lo llevará a cabo muy pronto.
Gén 41:33  "Por todo esto, el faraón debería buscar un hombre competente y sabio, para que se haga cargo de la tierra de Egipto.
Gén 41:34  Además, el faraón debería nombrar inspectores en todo Egipto, para que durante los siete años de abundancia recauden la quinta parte de la cosecha en todo el país.
Gén 41:35  Bajo el control del faraón, esos inspectores deberán juntar el grano de los años buenos que vienen y almacenarlo en las ciudades, para que haya una reserva de alimento.
Gén 41:36  Este alimento almacenado le servirá a Egipto para los siete años de hambre que sufrirá, y así la gente del país no morirá de hambre.
Gén 41:37  Al faraón y a sus servidores les pareció bueno el plan.
Gén 41:38  Entonces el faraón les preguntó a sus servidores: ¿Podremos encontrar una persona así, en quien repose el espíritu de Dios?
Gén 41:39  Luego le dijo a José: Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio que tú.
Gén 41:40  Quedarás a cargo de mi palacio, y todo mi pueblo cumplirá tus órdenes. Sólo yo tendré más autoridad que tú, porque soy el rey. José, gobernador de Egipto
Gén 41:41  Así que el faraón le informó a José: Mira, yo te pongo a cargo de todo el territorio de Egipto.
Gén 41:42  De inmediato, el faraón se quitó el anillo oficial y se lo puso a José. Hizo que lo vistieran con ropas de lino fino, y que le pusieran un collar de oro en el cuello.
Gén 41:43  Después lo invitó a subirse al carro reservado para el segundo en autoridad, y ordenó que gritaran: "¡Abran paso!" [1] Fue así como el faraón puso a José al frente de todo el territorio de Egipto.
Gén 41:44  Entonces el faraón le dijo: Yo soy el faraón, pero nadie en todo Egipto podrá hacer nada sin tu permiso.
Gén 41:45  Y le cambió el *nombre a José, y lo llamó Zafenat Panea; además, le dio por esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On. [2] De este modo quedó José a cargo de Egipto.
Gén 41:46  Tenía treinta años cuando comenzó a trabajar al servicio del faraón, rey de Egipto. Tan pronto como se retiró José de la presencia del faraón, se dedicó a recorrer todo el territorio de Egipto.
Gén 41:47  Durante los siete años de abundancia la tierra produjo grandes cosechas,
Gén 41:48  así que José fue recogiendo todo el alimento que se produjo en Egipto durante esos siete años, y lo almacenó en las ciudades.
Gén 41:49  Juntó alimento como quien junta arena del mar, y fue tanto lo que recogió que dejó de contabilizarlo. ¡Ya no había forma de mantener el control!
Gén 41:50  Antes de comenzar el primer año de hambre, José tuvo dos hijos con su esposa Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de On.
Gén 41:51  Al primero lo llamó Manasés, porque dijo: "Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas, y de mi casa paterna."
Gén 41:52  Al segundo lo llamó Efraín, porque dijo: "Dios me ha hecho fecundo en esta tierra donde he sufrido."
Gén 41:53  Los siete años de abundancia en Egipto llegaron a su fin
Gén 41:54  y, tal como José lo había anunciado, comenzaron los siete años de hambre, la cual se extendió por todos los países. Pero a lo largo y a lo ancho del territorio de Egipto había alimento.
Gén 41:55  Cuando también en Egipto comenzó a sentirse el hambre, el pueblo clamó al faraón pidiéndole comida. Entonces el faraón le dijo a todo el pueblo de Egipto: "Vayan a ver a José, y hagan lo que él les diga."
Gén 41:56  Cuando ya el hambre se había extendido por todo el territorio, y había arreciado, José abrió los graneros para vender alimento a los egipcios.
Gén 41:57  Además, de todos los países llegaban a Egipto para comprarle alimento a José, porque el hambre cundía ya por todo el mundo.

Gén 41:1  Dos años después, el Faraón tuvo un sueño: él estaba de pie junto al Nilo,
Gén 41:2  cuando de pronto subieron del río siete vacas hermosas y robustas, que se pusieron a pastar entre los juncos.
Gén 41:3  Detrás de ella subieron otras siete vacas feas y escuálidas, que se pararon al lado de las primeras;
Gén 41:4  y las vacas feas y escuálidas se comieron a las siete vacas hermosas y robustas. En seguida el Faraón se despertó.
Gén 41:5  Luego volvió a dormirse y tuvo otro sueño: siete espigas grandes y lozanas salían de un mismo tallo.
Gén 41:6  Pero inmediatamente después brotaron otras siete espigas, delgadas y quemadas por el viento del este;
Gén 41:7  y las espigas delgadas devoraron a las siete espigas grandes y cargadas de granos. Cuando se despertó, el Faraón se dio cuenta de que había estado soñando.
Gén 41:8  A la mañana siguiente, el Faraón se sintió muy preocupado y mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, para contarles sus sueños. Pero nadie se los pudo interpretar.
Gén 41:9  Entonces el copero mayor se dirigió al Faraón y le dijo: "Ahora reconozco mi negligencia.
Gén 41:10  En cierta oportunidad, el Faraón se irritó contra sus servidores, y me puso bajo custodia, junto con el panadero mayor, en la casa del capitán de guardias.
Gén 41:11  El y yo tuvimos un sueño en el transcurso de una misma noche, cada sueño con su propio significado.
Gén 41:12  Con nosotros estaba un joven hebreo, un servidor del capitán de guardias; nosotros le contamos nuestros sueños, y él los interpretó, dando a cada uno su explicación.
Gén 41:13  Y todo sucedió como él lo había interpretado: yo fui restituido a mi cargo, mientras que el otro fue ahorcado".
Gén 41:14  El Faraón mandó llamar a José, que sin pérdida de tiempo fue sacado de la prisión. Este se afeitó, se cambió de ropa y compareció ante el Faraón.
Gén 41:15  El Faraón dijo a José: "He tenido un sueño que nadie puede interpretar. Pero me han informado que te basta oír un sueño para interpretarlo".
Gén 41:16  José respondió al Faraón: "No soy yo, sino Dios, el que dará al Faraón la respuesta conveniente".
Gén 41:17  Entonces el Faraón dijo a José: "Soñé que estaba parado a orilla del Nilo,
Gén 41:18  y de pronto subían del río siete vacas robustas y hermosas, que se pusieron a pastar entre los juncos.
Gén 41:19  Detrás de ellas subieron otras siete vacas, escuálidas, de aspecto horrible y esqueléticas, como nunca había visto en todo el territorio de Egipto.
Gén 41:20  Y las vacas escuálidas y feas devoraron a las otras siete vacas robustas.
Gén 41:21  Pero una vez que las comieron, nadie hubiera dicho que las tenían en su vientre, porque seguían tan horribles como antes. En seguida me desperté.
Gén 41:22  En el otro sueño, vi siete espigas hermosas y cargadas de granos, que brotaban de un mismo tallo.
Gén 41:23  Después de ellas brotaron otras siete espigas, marchitas, delgadas y quemadas por el viento del este,
Gén 41:24  que devoraron a las siete espigas hermosas. Yo he contado todo esto a los adivinos, pero ninguno me ha dado una explicación".
Gén 41:25  José dijo al Faraón: "El Faraón ha soñado una sola cosa, y así Dios le ha anunciado lo que está a punto de realizar.
Gén 41:26  Las siete vacas hermosas y las siete espigas lozanas representan siete años. Los dos sueños se tratan de lo mismo.
Gén 41:27  Y las siete vacas escuálidas y feas que subieron después de ellas son siete años, lo mismo que las siete espigas sin grano y quemadas por el viento del este. Estos serán siete años de hambre.
Gén 41:28  Es como lo acabo de decir al Faraón: Dios ha querido mostrarle lo que está a punto de realizar.
Gén 41:29  En los próximos siete años habrá en todo Egipto una gran abundancia.
Gén 41:30  Pero inmediatamente después, sobrevendrán siete años de hambre, durante los cuales en Egipto no quedará ni el recuerdo de aquella abundancia, porque el hambre asolará al país.
Gén 41:31  Entonces nadie sabrá lo que es la abundancia, a causa del hambre, que será muy intensa.
Gén 41:32  El hecho de que el Faraón haya tenido dos veces el mismo sueño, significa que este asunto ya está resuelto de parte de Dios y que él lo va a ejecutar de inmediato.
Gén 41:33  Por eso, es necesario que el Faraón busque un hombre prudente y sabio, y lo ponga al frente de todo Egipto.
Gén 41:34  Además, el Faraón deberá establecer inspectores en todo el país y exigir a los egipcios la quinta parte de las cosechas durante los siete años de abundancia.
Gén 41:35  Ellos reunirán los víveres que se cosechen en estos próximos siete años de prosperidad, y almacenarán el grano bajo la supervisión del Faraón, para tenerlo guardado en las ciudades.
Gén 41:36  Así el país tendrá una reserva de alimentos para los siete años de hambre que vendrán sobre Egipto, y no morirá de inanición.
Gén 41:37  La respuesta agradó al Faraón y a todos sus servidores.
Gén 41:38  Por eso el Faraón les dijo a estos: "¿Podemos encontrar otro hombre que tenga en igual medida el espíritu de Dios?".
Gén 41:39  Y dirigiéndose a José, le expresó: "Ya que Dios te ha hecho conocer todas estas cosas, no hay nadie que sea tan prudente y sabio como tú.
Gén 41:40  Por eso tú estarás al frente de mi palacio, y todo mi pueblo tendrá que acatar tus órdenes. Sólo por el trono real seré superior a ti".
Gén 41:41  Y el Faraón siguió diciendo a José: "Ahora mismo te pongo al frente de todo el territorio de Egipto".
Gén 41:42  En seguida se quitó el anillo de su mano y lo puso en la mano de José; lo hizo vestir con ropa de lino fino y le colgó al cuello una cadena de oro.
Gén 41:43  Luego lo hizo subir a la mejor carroza después de la suya, e iban gritando delante de él: "¡Atención!" Así le dio autoridad sobre todo Egipto.
Gén 41:44  El Faraón dijo a José: "Yo soy el Faraón, pero nadie podrá mover una mano o un pie en todo el territorio de Egipto si tú no lo apruebas".
Gén 41:45  Luego impuso a José el nombre de Safnat Panéaj, y le dio por esposa a Asnat, la hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On. Y José fue a recorrer el país de Egipto.
Gén 41:46  Cuando se puso al servicio del Faraón, rey de Egipto, José tenía treinta años. José se alejó de la presencia del Faraón e hizo un recorrido por todo el territorio de Egipto.
Gén 41:47  Durante los siete años de abundancia, la tierra produjo copiosamente,
Gén 41:48  y él reunió todos los víveres recogidos en esos siete años y los almacenó en las ciudades, depositando en cada una de las cosechas de los campos vecinos.
Gén 41:49  De esa manera, José acumuló una enorme cantidad de cereales, tanto como la arena del mar, hasta tal punto que dejó de llevar un control, porque superaba toda medida.
Gén 41:50  Antes que comenzaran los años de hambre, José tuvo dos hijos, que le dio Asnat, la hija de Potifera, el sacerdote de On.
Gén 41:51  Al primero lo llamó Manasés, porque dijo: "Dios me ha hecho olvidar por completo mis penas y mi casa paterna".
Gén 41:52  Y al segundo le puso el nombre de Efraím, diciendo: "Dios me ha hecho fecundo en la tierra de mi aflicción".
Gén 41:53  Entonces terminaron los años en que Egipto gozó de abundancia,
Gén 41:54  y comenzaron los siete años de hambre, como José lo había anticipado. En todos los países se sufría hambre, pero en Egipto había alimentos.
Gén 41:55  Cuando también los egipcios y el pueblo sintieron hambre, y el pueblo pidió a gritos al Faraón que le diera de comer, este respondió: "Vayan a ver a José y hagan lo que él les diga".
Gén 41:56  Como el hambre se había extendido por todo el país, José abrió los graneros y distribuyó raciones a los egipcios, ya que el hambre se hacía cada vez más intensa.
Gén 41:57  Y de todas partes iban a Egipto a comprar cereales a José, porque el hambre asolaba toda la tierra.

Gén 41:1  Dos años después, el rey de Egipto tuvo un sueño en el que se veía de pie, junto al río Nilo.
Gén 41:2  De pronto vio que del río salían siete vacas, gordas y bonitas, las cuales se ponían a comer el pasto que había a la orilla del río.
Gén 41:3  También vio salir del río otras siete vacas, flacas y feas, las cuales se pararon junto a las primeras siete vacas.
Gén 41:4  Y de repente, ¡las flacas y feas se comieron a las gordas y bonitas! En ese momento el rey se despertó.
Gén 41:5  Pero volvió a dormirse, y tuvo otro sueño. Soñó que de un mismo tallo brotaron siete espigas, verdes y llenas de trigo.
Gén 41:6  Tras ellas brotaron otras siete espigas, sin trigo y marchitadas por el viento del desierto.
Gén 41:7  ¡Y las espigas secas se tragaron a las verdes y llenas de trigo! El rey se despertó, y vio que se trataba de un sueño.
Gén 41:8  Sin embargo, al levantarse estaba tan preocupado que mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto. Les contó sus sueños, pero ninguno pudo decirle lo que significaban.
Gén 41:9  De pronto, el jefe de los coperos se acordó de José y le dijo al rey: —¡Soy un malagradecido!
Gén 41:10  Una vez usted se enojó conmigo y con el jefe de los panaderos, y mandó que nos encerraran en la cárcel, al cuidado del capitán de la guardia.
Gén 41:11  Una noche, los dos tuvimos un sueño.
Gén 41:12  Allí en la cárcel estaba con nosotros un joven hebreo, que ayudaba al capitán de la guardia; le contamos nuestros sueños, y él nos dijo lo que significaban.
Gén 41:13  ¡Y dicho y hecho! A mí usted me devolvió a mi cargo, y al otro mandó que lo mataran.
Gén 41:14  El rey mandó llamar a José, y de inmediato lo sacaron de la cárcel. Entonces José se afeitó, se cambió de ropa, y luego se presentó ante el rey.
Gén 41:15  Y el rey le dijo: —Tuve un sueño, y nadie puede decirme lo que significa. Pero me han dicho que en cuanto oyes un sueño, sabes su significado.
Gén 41:16  José le respondió: —Yo no tengo ese poder, pero Dios sí lo tiene, y le dará a usted la respuesta esperada.
Gén 41:17  Entonces el rey le dijo: —Resulta que, en mi sueño, yo estaba de pie a la orilla del río Nilo.
Gén 41:18  De pronto vi que del río salían siete vacas gordas y bonitas, las cuales se pusieron a comer el pasto que había a la orilla del río.
Gén 41:19  Tras ellas salieron otras siete vacas, muy flacas y feas. ¡Jamás vi vacas tan feas en todo Egipto!
Gén 41:20  Y resulta que las vacas flacas y feas se comieron a las vacas gordas que habían salido primero.
Gén 41:21  Eran tan flacas y feas esas vacas, que después de comerse a las otras, no se les notaba nada; ¡seguían tan flacas como al principio! »Yo me desperté.
Gén 41:22  Pero volví a soñar, y en mi sueño vi también siete espigas verdes y llenas de trigo, que brotaban de un mismo tallo.
Gén 41:23  Después de ellas brotaron otras siete espigas, delgadas y marchitas, resecadas por el viento del desierto.
Gén 41:24  Esas espigas delgadas se comieron a las siete espigas llenas de trigo. Todo esto se lo he contado a los magos, pero ninguno ha podido explicármelo.
Gén 41:25  José le dijo al rey: —Los dos sueños que tuvo Su Majestad son uno solo. Dios le ha hecho saber a usted lo que piensa hacer.
Gén 41:26  Las siete vacas gordas son siete años, lo mismo que las siete espigas llenas de trigo; el sueño es uno solo.
Gén 41:27  Las siete vacas flacas y feas que salieron detrás de aquellas son también siete años, lo mismo que las siete espigas marchitas y resecadas por el viento del desierto. Ellas significan siete años de hambre.
Gén 41:28  »Dios quiere que Su Majestad sepa lo que él está a punto de hacer.
Gén 41:29  Egipto va a tener siete años de abundantes cosechas,
Gén 41:30  pero después vendrán siete años en que no habrá qué comer. Cuando eso suceda, nadie se acordará de la abundancia que antes hubo. Habrá tanta hambre que acabará con el país.
Gén 41:32  Su Majestad tuvo el mismo sueño en dos formas distintas, y eso significa que Dios ha decidido hacerlo, y lo va a hacer muy pronto.
Gén 41:33  »Yo le sugiero a Su Majestad que busque a alguien muy sabio e inteligente, y que lo ponga a cargo del país.
Gén 41:34  También le sugiero que nombre gente que se encargue de recoger la quinta parte de las cosechas durante los siete años de abundancia.
Gén 41:35  Durante los siete años buenos que van a venir, Su Majestad debe darles autoridad para que junten y almacenen en las ciudades todos los alimentos y el trigo.
Gén 41:36  Ese alimento quedará guardado, para usarlo durante los siete años de hambre que habrá en Egipto. Así el país no quedará arruinado por el hambre.
Gén 41:37  El rey y sus consejeros estuvieron de acuerdo en que el plan de José era bueno,
Gén 41:38  y el rey les comentó: «En ningún lado vamos a encontrar a nadie más inteligente que este joven».
Gén 41:39  Por eso le dijo a José: —Dios te ha dado a conocer todo esto, y eso quiere decir que no hay nadie tan sabio e inteligente como tú. Por eso, a partir de este momento quedas a cargo de mi palacio y de todo mi pueblo. Todos en Egipto tendrán que obedecerte. Sólo yo tendré más poder que tú, porque soy el rey.
Gén 41:42  Después, el rey se quitó el anillo que usaba para sellar sus cartas, y se lo puso a José. Luego ordenó que lo vistieran con ropas de lino fino y que le pusieran un collar de oro,
Gén 41:43  y le pidió que lo acompañara en su carro, como su gobernador. Delante de José gritaban: «¡Abran paso!» Así fue como el rey puso a José a cargo de todo su país.
Gén 41:44  Luego le dijo a José: «Aunque yo soy el rey de Egipto, nadie en este país hará nada sin tu permiso».
Gén 41:45  Además, el rey le cambió el nombre a José, y le puso Safenat-panéah, y le dio por esposa a la hija de Potifera, sacerdote de On, la cual se llamaba Asenat. Después de eso, José comenzó a recorrer todo Egipto.
Gén 41:46  José tenía treinta años cuando se despidió del rey y comenzó a viajar por todo Egipto.
Gén 41:47  Durante los siete años de abundancia, en todo Egipto hubo muy buenas cosechas,
Gén 41:48  así que José juntó todo el alimento que se produjo en esos siete años y lo almacenó. En cada ciudad guardó el alimento que produjeron los campos vecinos.
Gén 41:49  José almacenó tanto trigo que parecía haber juntado toda la arena del mar; hasta dejó de anotar la cantidad de trigo guardada, porque ya no era posible llevar la cuenta.
Gén 41:50  Antes de que llegaran los años de escasez, Asenat y José tuvieron dos hijos.
Gén 41:51  Al primero de ellos José lo llamó Manasés porque dijo: «Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas y de la familia de mi padre».
Gén 41:52  A su segundo hijo lo llamó Efraín, porque dijo: «Dios permitió que yo tuviera hijos en este país donde he sufrido tanto».
Gén 41:53  Tal como lo había anunciado José, a los siete años de abundancia siguieron los siete años de escasez. Y aunque había hambre en todos los otros países, en Egipto había de comer.
Gén 41:55  Cuando comenzó a sentirse el hambre en Egipto, los egipcios fueron a pedirle al rey que les diera de comer. Entonces el rey les dijo: «Vayan a ver a José, y hagan lo que él les diga».
Gén 41:56  Cuando ya no había comida en todo el país, José abrió los almacenes y les vendió trigo a los egipcios.
Gén 41:57  Era tanta la escasez de alimentos que de todos los países iban a Egipto para comprarle trigo a José.

Gén 41:1  Al final de dos años, Faraón tuvo un sueño: él estaba parado junto al Río Nilo;
Gén 41:2  y salieron del río siete vacas, hermosas y gordas; y ellas empezaron a pacer en la hierba del pantano.
Gén 41:3  Después de ellas, salieron del río siete vacas más, que lucían miserables y flacas; y ellas se pararon a la orilla del río junto a las otras vacas.
Gén 41:4  Entonces las vacas que lucían miserables se comieron a las vacas hermosas y gordas. En este punto Faraón se despertó.
Gén 41:5  Pero fue a dormir otra vez y soñó una segunda vez: siete espigas llenas de grano, maduras, crecían en una sola caña.
Gén 41:6  Después de ellas, salieron siete espigas menudas y abatidas por el viento del este.
Gén 41:7  Y las espigas menudas y abatidas por el viento se comieron las espigas llenas y maduras. Entonces Faraón se despertó y se percató que había sido un sueño.
Gén 41:8  En la mañana su alma estaba turbada y mandó a llamar a todos los intérpretes de Mitzrayim y a todos los sabios. Faraón les contó sus sueños, pero nadie allí pudo interpretarlos para él.
Gén 41:9  Entonces el jefe de los coperos le dijo a Faraón: "Hoy me recuerda de algo donde estoy en falta:
Gén 41:10  Faraón estaba furioso con sus sirvientes y me echó en la prisión de la casa del capitán de la guardia, a mí y al jefe de los panaderos.
Gén 41:11  Una noche ambos yo y él tuvimos sueños, y el sueño de cada hombre tenía su propio significado.
Gén 41:12  Allí estaba un joven con nosotros, un Hebreo,[113] un sirviente del capitán de la guardia; y nosotros le contamos nuestros sueños, y él los interpretó para nosotros nuestros sueños.
Gén 41:13  Y sucedió como él los había interpretado para nosotros – yo fui restaurado a mi cargo, y él fue ahorcado."
Gén 41:14  Entonces Faraón mandó a llamar a Yosef, y ellos lo trajeron deprisa de la mazmorra. El se rasuró, cambió de ropas, y vino a Faraón.
Gén 41:15  Faraón dijo a Yosef: "Tuve un sueño y no hay nadie que lo pueda interpretar; pero he oído que ha sido dicho acerca de ti que cuando tú oyes un sueño, lo puedes interpretar."
Gén 41:16  Yosef respondió a Faraón: "No soy yo, Elohim dará a Faraón una respuesta que pondrá tu mente en Shalom."
Gén 41:17  Faraón dijo a Yosef: "En mi sueño yo estaba parado en la orilla del río;
Gén 41:18  y salieron del río siete vacas, hermosas y gordas; y empezaron a pacer en la hierba del pantano.
Gén 41:19  Después de ellas salieron del río siete vacas más, pobres, lucían miserables y flacas – ¡yo nunca he visto vacas que luzcan tan mal en toda la tierra de Mitzrayim!
Gén 41:20  Entonces las vacas flacas y que lucían miserables se comieron las primeras siete vacas gordas.
Gén 41:21  Pero después que se las habían comido, no se podía distinguir que se las habían comido; porque lucían tan miserables como antes. En este punto me desperté.
Gén 41:22  Pero soñé otra vez y vi siete espigas de grano llenas, maduras que crecían en una sola caña.
Gén 41:23  Después de ellas, salieron siete espigas menudas y abatidas por el viento del este y brotaron cerca de ellas.
Gén 41:24  Y las siete espigas menudas se comieron a las siete espigas maduras. Yo conté esto a los magos, pero ninguno de ellos me lo pudo explicar.
Gén 41:25  Yosef dijo a Faraón: "Los sueños de Faraón son los mismos: Elohim le ha dicho a Faraón lo que El está por hacer.
Gén 41:26  Las siete buenas vacas son siete años y las siete buenas espigas de grano son siete años – los sueños son los mismos.
Gén 41:27  Asimismo las siete vacas flacas y que lucían miserables que salieron después de los siete años, y también las siete espigas vacías abatidas por el viento del este – habrá siete años de hambruna.
Gén 41:28  Esto es lo que dije a Faraón: Elohim ha mostrado a Faraón lo que El está por hacer.
Gén 41:29  Aquí está: habrá siete años de abundancia por toda la tierra de Mitzrayim;
Gén 41:30  pero después vendrán siete años de hambruna; y Mitzrayim se olvidará de toda la abundancia. La hambruna consumirá la tierra,
Gén 41:31  y la abundancia no será reconocida en la tierra a causa de la hambruna que seguirá, porque será realmente terrible.
Gén 41:32  ¿Por qué fue el sueño doble para Faraón? Porque el asunto es firme de parte de Elohim, y Elohim causará que suceda pronto.
Gén 41:33  "Por lo tanto, Faraón debe buscar un hombre que sea ambos discreto y sabio para ponerlo a cargo de la tierra de Mitzrayim.
Gén 41:34  Faraón debe hacer esto, y debe nombrar supervisores sobre la tierra para que reciban impuesto del veinte por ciento sobre los productos de la tierra de Mitzrayim durante los siete años de abundancia.
Gén 41:35  Ellos deben reunir todos los alimentos producidos en estos buenos años que vienen y apartar grano bajo la supervisión de Faraón para ser usado como alimento en las ciudades, y ellos deben almacenarlo.
Gén 41:36  Esta será la provisión de alimento para los siete años de hambruna que vendrán sobre la tierra de Mitzrayim, para que la tierra no perezca como resultado de la hambruna."
Gén 41:37  La propuesta pareció buena ambos para el Faraón y para todos sus oficiales.
Gén 41:38  Faraón dijo a sus oficiales: "¿Podemos encontrar algún otro como él? ¡El Ruaj de Elohim vive en él!"
Gén 41:39  Así que Faraón dijo a Yosef: "Puesto que Elohim te ha mostrado todo esto – no hay nadie con discernimiento y tan sabio como tú –
Gén 41:40  tú estarás a cargo de mi casa; todo mi pueblo será regido por lo que tú dices. Sólo cuando yo reine desde mi trono, seré yo mayor que tú."
Gén 41:41  Faraón dijo a Yosef: "Mira, te pongo a car go de toda la tierra de Mitzrayim."
Gén 41:42  Faraón quitó su anillo de sellar de su mano y lo puso en la mano de Yosef, hizo que lo vistieran de lino fino con una cadena de oro en su cuello,
Gén 41:43  y lo hizo montar en el segundo mejor carruaje; y un heraldo hizo proclamación delante de él." Así que lo puso a cargo de toda la tierra de Mitzrayim.
Gén 41:44  Faraón dijo a Yosef: "Yo, Faraón, decreto que sin tu aprobación nadie puede levantar su mano en toda la tierra de Mitzrayim."
Gén 41:45  Faraón llamó a Yosef por el nombre de Tzafnat-Paneaj[114] y le dio como esposa a Osnat[115] la hija de Poti-Fera[116] sacerdote de On. Entonces Yosef salió y fue por toda la tierra de Mitzrayim.
Gén 41:46  Yosef era de treinta años de edad cuando se presentó delante de Faraón rey de Mitzrayim; entonces dejó la presencia de Faraón y viajó por toda la tierra de Mitzrayim.
Gén 41:47  Durante los siete años de abundancia, la tierra produjo montones de alimentos.
Gén 41:48  El reunió todo el alimento de estos siete años en la tierra de Mitzrayim y lo almacenó en las ciudades – los alimentos que crecieron fuera de cada ciudad los almacenó en esa ciudad.
Gén 41:49  Yosef almacenó grano en cantidades como la arena en la costa del mar, tanto que ellos pararon de contar, porque no se podía medir.
Gén 41:50  Dos hijos le nacieron a Yosef antes que el año de hambruna viniera; Osnat la hija de Poti-Fera sacerdote de On los dio a luz para él.
Gén 41:51  Yosef llamó al primogénito Menasheh [causando a olvidar], "Porque Elohim me ha causado que olvide todas las aflicciones que sufrí a las manos de mi familia."
Gén 41:52  Al segundo él llamó Efrayim [fruto], "Porque Elohim me ha hecho fructífero en la tierra de mi desgracia."
Gén 41:53  Los siete años de abundancia en la tierra de Mitzrayim terminaron;
Gén 41:54  y los siete años de hambruna empezaron a venir, tal como Yosef había dicho. Hubo hambruna en todas las tierras, pero en toda la tierra de Mitzrayim había alimento.
Gén 41:55  Cuando toda la tierra de Mitzrayim empezó a sentir la hambruna, el pueblo clamó a Faraón por comida, y Faraón dijo a todos los Mitzrayimim: "Vayan a Yosef, y hagan lo que él les diga."
Gén 41:56  La hambruna estaba sobre la faz de toda la tierra, pero entonces Yosef abrió todos los almacenes y vendió comida a los Mitzrayimim.
Gén 41:57  Además, todos los países vinieron a Mitzrayim a Yosef para comprar grano, porque la hambruna era seve ra a través de toda la tierra.

Gén 41:1  Dos años después Faraón tuvo este sueño: Estaba él a orillas del Nilo,
Gén 41:2  cuando vio que salían del río siete vacas hermosas y muy gordas, que se pusieron a pastar entre los juncos.
Gén 41:3  Detrás de ellas salieron otras siete vacas feas y flacas que se pusieron al lado de las primeras a la orilla del río.
Gén 41:4  Pero las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete vacas gordas y hermosas. Entonces Faraón se despertó.
Gén 41:5  Se quedó de nuevo dormido, y tuvo otro sueño: Vio siete espigas granadas y buenas que salían de un mismo tallo.
Gén 41:6  Después de éstas brotaron otras siete espigas pequeñas y quemadas por el viento,
Gén 41:7  y estas espigas pequeñas y quemadas por el viento se tragaron a las siete granadas y repletas. Se despertó Faraón, y se dio cuenta que era un sueño.
Gén 41:8  Aquella mañana Faraón se levantó muy preocupado, y mandó llamar a todos los adivinos y sabios de Egipto. Les contó sus sueños, pero ninguno fue capaz de interpretarlos.
Gén 41:9  Entonces el jefe de los que preparan las bebidas pidió la palabra y dijo a Faraón: "Me estoy acordando de una falta mía.
Gén 41:10  Faraón se había enojado contra sus siervos, y me dejó detenido en la casa del capitán de la guardia, junto con el panadero del palacio.
Gén 41:11  El y yo tuvimos sendos sueños en la misma noche, y que requerían una interpretación.
Gén 41:12  Con nosotros estaba un joven hebreo, un servidor del capitán de la guardia. Le contamos nuestros sueños y él los interpretó, a cada uno le dio la interpretación.
Gén 41:13  Y todo sucedió tal como él lo había dicho: yo fui repuesto en mi cargo y el jefe de los panaderos ahorcado."
Gén 41:14  Faraón entonces mandó traer a José. Fue sacado rápidamente de la cárcel, lo afeitaron y cambiaron de ropa, y lo presentaron a Faraón.
Gén 41:15  Dijo Faraón a José: "He tenido un sueño, y nadie ha sido capaz de explicarlo, pero he oído decir que a ti te basta con que te cuenten un sueño para que tú lo interpretes."
Gén 41:16  José respondió: "No soy yo, sino Dios quien te dará una respuesta favorable."
Gén 41:17  Y Faraón contó su sueño a José:
 "Estaba yo parado a la orilla del río,
Gén 41:18  cuando de pronto subieron del río siete vacas hermosas y muy gordas que se pusieron a pastar entre los juncos.
Gén 41:19  Pero detrás de ellas subieron otras siete vacas tan flacas y feas como no había visto nunca en todo Egipto.
Gén 41:20  Y las siete vacas flacas y feas se comieron a las siete vacas gordas.
Gén 41:21  Pero una vez que las tuvieron en su vientre, no se notaba en absoluto, pues seguían tan flacas y feas como antes. Entonces me desperté.
Gén 41:22  Vi también en mi sueño siete espigas llenas y granadas que salían de un solo tallo.
Gén 41:23  Pero brotaron detrás de ellas siete espigas pequeñas, vacías y quemadas por el viento.
Gén 41:24  Las espigas vacías se tragaron a las espigas hermosas. Se lo he contado a los adivinos, pero ninguno de ellos me lo ha podido explicar."
Gén 41:25  José dijo a Faraón: "El sueño de Faraón es uno solo: Dios ha anunciado a Faraón lo que El va a hacer.
Gén 41:26  Las siete vacas hermosas, al igual que las siete espigas granadas, son siete años de abundancia.
Gén 41:27  Las siete vacas feas y raquíticas que salieron detrás, al igual que las siete espigas vacías y quemadas por el viento del este, son siete años de hambre.
Gén 41:28  Como dije a Faraón, Dios le está manifestando lo que está para suceder.
Gén 41:29  Vendrán siete años de gran abundancia en todo Egipto,
Gén 41:30  pero en seguida vendrán siete años de escasez que harán olvidar toda la abundancia anterior, y el país quedará extenuado por el hambre.
Gén 41:31  Tan terrible será la escasez que sobrevendrá, que ya nadie volverá a recordar los tiempos de abundancia.
Gén 41:32  Si el sueño se te presentó dos veces, esto quiere decir que Dios está muy decidido a realizar estas cosas y que pronto las realizará.
Gén 41:33  Ahora, pues, aconsejo a Faraón que busque un hombre inteligente y sabio para ponerlo al frente de Egipto.
Gén 41:34  Que Faraón nombre, además, intendentes en todo el país, para que recauden la quinta parte de la cosecha durante estos siete años de abundancia.
Gén 41:35  Recogerán todos los víveres de estos siete años de abundancia, y almacenarán el grano en las ciudades, donde los guardarán bajo la autoridad de Faraón.
Gén 41:36  De esta manera habrá reservas en el país para los siete años de escasez que van a afectar a Egipto, y el pueblo no morirá de hambre."
Gén 41:37  La propuesta de José agradó a Faraón y a sus servidores, y dijo Faraón a sus oficiales:
Gén 41:38  ¿Se podrá encontrar otro hombre como éste, que tenga el espíritu de Dios?
Gén 41:39  Y dijo a José: "Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay hombre más inteligente ni sabio que tú.
Gén 41:40  Tú estarás al frente de toda mi casa, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes. Solamente yo estaré por encima de ti."
Gén 41:41  Faraón dijo a José: "Mira, te he puesto al frente de todo el país de Egipto."
Gén 41:42  Y quitándose el anillo de su dedo, lo puso en el dedo de José; lo hizo vestir con ropas de lino fino y le puso un collar de oro en el cuello.
Gén 41:43  Luego lo hizo subir a la segunda carroza del palacio e iban gritando delante de él: "¡Abran camino!" Así quedó José al frente de todo el país de Egipto.
Gén 41:44  Dijo Faraón a José: "¡Yo soy Faraón! Sin tu consentimiento, nadie moverá mano o pie en Egipto."
Gén 41:45  Faraón llamó a José Safnat-Paneaj y le dio por esposa a Asenat, hija de Poti Fera, sacerdote del dios On. Después de esto José salió a recorrer todo el país de Egipto.
Gén 41:46  José tenía treinta años cuando se presentó ante Faraón, rey de Egipto. Se retiró de su presencia y empezó a recorrer todo el país de Egipto.
Gén 41:47  Durante los siete años de abundancia hubo grandes cosechas.
Gén 41:48  José juntó todos los víveres producidos en estos años de abundancia e hizo reservas en las ciudades; en cada ciudad almacenó los productos del campo de sus alrededores.
Gén 41:49  Y así José juntó una cantidad de trigo tan enorme como la arena del mar, hasta tal punto que perdieron la cuenta, pues sobrepasaba todo cálculo.
Gén 41:50  Antes de que llegaran los años de hambre, José tuvo dos hijos de su esposa Asenat, hija de Poti Fera, sacerdote del dios On.
Gén 41:51  Al primero lo llamó Manasés (que significa: "He olvidado"), pues se dijo: "Dios me ha hecho olvidar mi pena y a la familia de mi padre."
Gén 41:52  Al segundo lo llamó Efraím (que significa: "He fructificado"), pues se dijo: "Dios me ha hecho fecundo en el país de mi aflicción."
Gén 41:53  Pasados los siete años de abundancia en Egipto,
Gén 41:54  llegaron los siete años de escasez, tal como José había anunciado. Hubo hambre en todos los países, pero en todo Egipto había pan.
Gén 41:55  Cuando en Egipto se sintió el hambre, el pueblo pidió pan a gritos, y Faraón decía a todos los egipcios: "Vayan a José y hagan lo que él les diga."
Gén 41:56  Había escasez por todo el país, pero José abrió los almacenes y vendió trigo a los egipcios.
 Una gran hambruna asolaba todo el mundo.
Gén 41:57  Como el hambre se hacía sentir más y más en todos los países, de todas partes venían a Egipto a comprar trigo a José.

Gén 41:1  Dos años después, el Faraón tuvo un sueño: él estaba de pie junto al Nilo,
Gén 41:2  cuando de pronto subieron del río siete vacas hermosas y robustas, que se pusieron a pastar entre los juncos.
Gén 41:3  Detrás de ella subieron otras siete vacas feas y escuálidas, que se pararon al lado de las primeras;
Gén 41:4  y las vacas feas y escuálidas se comieron a las siete vacas hermosas y robustas. En seguida el Faraón se despertó.
Gén 41:5  Luego volvió a dormirse y tuvo otro sueño: siete espigas grandes y lozanas salían de un mismo tallo.
Gén 41:6  Pero inmediatamente después brotaron otras siete espigas, delgadas y quemadas por el viento del este;
Gén 41:7  y las espigas delgadas devoraron a las siete espigas grandes y cargadas de granos. Cuando se despertó, el Faraón se dio cuenta de que había estado soñando.
Gén 41:8  A la mañana siguiente, el Faraón se sintió muy preocupado y mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, para contarles sus sueños. Pero nadie se los pudo interpretar.
Gén 41:9  Entonces el copero mayor se dirigió al Faraón y le dijo: "Ahora reconozco mi negligencia.
Gén 41:10  En cierta oportunidad, el Faraón se irritó contra sus servidores, y me puso bajo custodia, junto con el panadero mayor, en la casa del capitán de guardias.
Gén 41:11  El y yo tuvimos un sueño en el transcurso de una misma noche, cada sueño con su propio significado.
Gén 41:12  Con nosotros estaba un joven hebreo, un servidor del capitán de guardias; nosotros le contamos nuestros sueños, y él los interpretó, dando a cada uno su explicación.
Gén 41:13  Y todo sucedió como él lo había interpretado: yo fui restituido a mi cargo, mientras que el otro fue ahorcado".
Gén 41:14  El Faraón mandó llamar a José, que sin pérdida de tiempo fue sacado de la prisión. Este se afeitó, se cambió de ropa y compareció ante el Faraón.
Gén 41:15  El Faraón dijo a José: "He tenido un sueño que nadie puede interpretar. Pero me han informado que te basta oír un sueño para interpretarlo".
Gén 41:16  José respondió al Faraón: "No soy yo, sino Dios, el que dará al Faraón la respuesta conveniente".
Gén 41:17  Entonces el Faraón dijo a José: "Soñé que estaba parado a orilla del Nilo,
Gén 41:18  y de pronto subían del río siete vacas robustas y hermosas, que se pusieron a pastar entre los juncos.
Gén 41:19  Detrás de ellas subieron otras siete vacas, escuálidas, de aspecto horrible y esqueléticas, como nunca había visto en todo el territorio de Egipto.
Gén 41:20  Y las vacas escuálidas y feas devoraron a las otras siete vacas robustas.
Gén 41:21  Pero una vez que las comieron, nadie hubiera dicho que las tenían en su vientre, porque seguían tan horribles como antes. En seguida me desperté.
Gén 41:22  En el otro sueño, vi siete espigas hermosas y cargadas de granos, que brotaban de un mismo tallo.
Gén 41:23  Después de ellas brotaron otras siete espigas, marchitas, delgadas y quemadas por el viento del este,
Gén 41:24  que devoraron a las siete espigas hermosas. Yo he contado todo esto a los adivinos, pero ninguno me ha dado una explicación".
Gén 41:25  José dijo al Faraón: "El Faraón ha soñado una sola cosa, y así Dios le ha anunciado lo que está a punto de realizar.
Gén 41:26  Las siete vacas hermosas y las siete espigas lozanas representan siete años. Los dos sueños se tratan de lo mismo.
Gén 41:27  Y las siete vacas escuálidas y feas que subieron después de ellas son siete años, lo mismo que las siete espigas sin grano y quemadas por el viento del este. Estos serán siete años de hambre.
Gén 41:28  Es como lo acabo de decir al Faraón: Dios ha querido mostrarle lo que está a punto de realizar.
Gén 41:29  En los próximos siete años habrá en todo Egipto una gran abundancia.
Gén 41:30  Pero inmediatamente después, sobrevendrán siete años de hambre, durante los cuales en Egipto no quedará ni el recuerdo de aquella abundancia, porque el hambre asolará al país.
Gén 41:31  Entonces nadie sabrá lo que es la abundancia, a causa del hambre, que será muy intensa.
Gén 41:32  El hecho de que el Faraón haya tenido dos veces el mismo sueño, significa que este asunto ya está resuelto de parte de Dios y que él lo va a ejecutar de inmediato.
Gén 41:33  Por eso, es necesario que el Faraón busque un hombre prudente y sabio, y lo ponga al frente de todo Egipto.
Gén 41:34  Además, el Faraón deberá establecer inspectores en todo el país y exigir a los egipcios la quinta parte de las cosechas durante los siete años de abundancia.
Gén 41:35  Ellos reunirán los víveres que se cosechen en estos próximos siete años de prosperidad, y almacenarán el grano bajo la supervisión del Faraón, para tenerlo guardado en las ciudades.
Gén 41:36  Así el país tendrá una reserva de alimentos para los siete años de hambre que vendrán sobre Egipto, y no morirá de inanición.
Gén 41:37  La respuesta agradó al Faraón y a todos sus servidores.
Gén 41:38  Por eso el Faraón les dijo a estos: "¿Podemos encontrar otro hombre que tenga en igual medida el espíritu de Dios?".
Gén 41:39  Y dirigiéndose a José, le expresó: "Ya que Dios te ha hecho conocer todas estas cosas, no hay nadie que sea tan prudente y sabio como tú.
Gén 41:40  Por eso tú estarás al frente de mi palacio, y todo mi pueblo tendrá que acatar tus órdenes. Sólo por el trono real seré superior a ti".
Gén 41:41  Y el Faraón siguió diciendo a José: "Ahora mismo te pongo al frente de todo el territorio de Egipto".
Gén 41:42  En seguida se quitó el anillo de su mano y lo puso en la mano de José; lo hizo vestir con ropa de lino fino y le colgó al cuello una cadena de oro.
Gén 41:43  Luego lo hizo subir a la mejor carroza después de la suya, e iban gritando delante de él: "¡Atención!" Así le dio autoridad sobre todo Egipto.
Gén 41:44  El Faraón dijo a José: "Yo soy el Faraón, pero nadie podrá mover una mano o un pie en todo el territorio de Egipto si tú no lo apruebas".
Gén 41:45  Luego impuso a José el nombre de Safnat Panéaj, y le dio por esposa a Asnat, la hija de Potifera, sacerdote de la ciudad de On. Y José fue a recorrer el país de Egipto.
Gén 41:46  Cuando se puso al servicio del Faraón, rey de Egipto, José tenía treinta años. José se alejó de la presencia del Faraón e hizo un recorrido por todo el territorio de Egipto.
Gén 41:47  Durante los siete años de abundancia, la tierra produjo copiosamente,
Gén 41:48  y él reunió todos los víveres recogidos en esos siete años y los almacenó en las ciudades, depositando en cada una de las cosechas de los campos vecinos.
Gén 41:49  De esa manera, José acumuló una enorme cantidad de cereales, tanto como la arena del mar, hasta tal punto que dejó de llevar un control, porque superaba toda medida.
Gén 41:50  Antes que comenzaran los años de hambre, José tuvo dos hijos, que le dio Asnat, la hija de Potifera, el sacerdote de On.
Gén 41:51  Al primero lo llamó Manasés, porque dijo: "Dios me ha hecho olvidar por completo mis penas y mi casa paterna".
Gén 41:52  Y al segundo le puso el nombre de Efraím, diciendo: "Dios me ha hecho fecundo en la tierra de mi aflicción".
Gén 41:53  Entonces terminaron los años en que Egipto gozó de abundancia,
Gén 41:54  y comenzaron los siete años de hambre, como José lo había anticipado. En todos los países se sufría hambre, pero en Egipto había alimentos.
Gén 41:55  Cuando también los egipcios y el pueblo sintieron hambre, y el pueblo pidió a gritos al Faraón que le diera de comer, este respondió: "Vayan a ver a José y hagan lo que él les diga".
Gén 41:56  Como el hambre se había extendido por todo el país, José abrió los graneros y distribuyó raciones a los egipcios, ya que el hambre se hacía cada vez más intensa.
Gén 41:57  Y de todas partes iban a Egipto a comprar cereales a José, porque el hambre asolaba toda la tierra.

Gén 41:1  Dos años después tuvo el faraón un sueño: Le parecía estar en la ribera del río Nilo,
Gén 41:2  del cual subían siete vacas gallardas y por extremo gordas, y se ponían a pacer en aquellos lugares lagunosos.
Gén 41:3  Salían también del río otras siete, feas y consumidas de flaqueza, que pacían en la orilla misma del río en donde estaba la hierba,
Gén 41:4  y se tragaron a aquellas siete cuya hermosura y lozanía de cuerpos era maravillosa. Despierto el faraón,
Gén 41:5  volvió a dormirse y tuvo otro sueño: Siete espigas brotaban de una misma caña, llenas y hermosas.
Gén 41:6  Otras tantas nacían también de otra, menudas y quemadas del viento abrasador,
Gén 41:7  las cuales devoraban la lozanía de las primeras. Despertando el faraón después de haber descansado,
Gén 41:8  siendo ya de día, despavorido, mandó llamar a todos los adivinos de Egipto, y a los sabios todos; y estando juntos, les contó el sueño, y no había quien le interpretase.
Gén 41:9  Entonces, por fin, acordándose de José el copero mayor, dijo al rey: Confieso mi pecado:
Gén 41:10  Enojado el rey contra sus siervos, mandó echarnos a mí y al panadero mayor en la cárcel del comandante de las tropas,
Gén 41:11  donde en una misma noche tuvimos cada uno de nosotros un sueño, presagio de lo que nos había de suceder.
Gén 41:12  Hallábase allí un joven hebreo, criado del mismo comandante de las tropas, y habiéndole contado los sueños,
Gén 41:13  oímos de él todo lo que después confirmó el suceso; porque yo fui restituido a mi empleo, y el otro colgado en una cruz.
Gén 41:14  Al punto por orden del rey, sacando a José de la cárcel, le cortaron el pelo, y habiéndole mudado el vestido, se lo presentaron.
Gén 41:15  Le dijo Faraón: He tenido unos sueños, y no hay quien acierte a explicarlos: he oído de ti que tienes gran luz para interpretarlos.
Gén 41:16  Contestó José: No seré yo, sino Dios, quien responderá favorablemente al faraón.
Gén 41:17  Refirió, pues, el faraón, lo que había visto: Parecíame, dijo, que estaba sobre la ribera del río,
Gén 41:18  y que subían de la orilla de él siete vacas hermosísimas y en extremo gordas, las cuales en los pastos de la laguna despuntaban la hierba verde;
Gén 41:19  cuando he aquí que salían tras ellas otras siete tan feas y en tanto grado macilentas, que nunca las vi tales en tierra de Egipto,
Gén 41:20  las cuales, después de haber devorado y consumido a las primeras,
Gén 41:21  ningún indicio dieron de la hartura, sino que al contrario se paraban yertas con la misma flaqueza de antes. Desperté después, pero vencido otra vez del sueño,
Gén 41:22  vi en sueños también cómo brotaban de una sola caña siete espigas llenas y hermosísimas;
Gén 41:23  al mismo tiempo nacían de otra caña otras siete delgadas y requemadas del viento abrasador,
Gén 41:24  las cuales se tragaron a las primeras con toda su lozanía. He referido a los adivinos el sueño, y no hay quien me lo declare.
Gén 41:25  Respondió José: Los dos sueños del rey significan una misma cosa: lo que Dios ha de hacer lo ha mostrado al faraón.
Gén 41:26  Las siete vacas hermosas, y las siete espigas llenas, siete años son de abundancia; y contienen una misma significación del sueño.
Gén 41:27  También las siete vacas flacas y extenuadas que salieron en pos de aquéllas, y las siete espigas delgadas quemadas del viento abrasador, son siete años de hambre que han de venir.
Gén 41:28  Los que se cumplirán con este orden.
Gén 41:29  Vendrán primero siete años de gran fertilidad en toda la tierra de Egipto,
Gén 41:30  a los cuales sucederán otros siete años de tanta esterilidad, que hará olvidar toda la anterior abundancia; por cuanto el hambre ha de asolar toda la tierra,
Gén 41:31  y la extrema carestía absorberá la extraordinaria abundancia.
Gén 41:32  En orden al segundo sueño que has tenido de la misma significación, denota la certidumbre de que la palabra de Dios tendrá efecto, y se cumplirá cuanto antes.
Gén 41:33  Ahora, pues, elija el rey un varón sabio y activo, y dele autoridad en toda la tierra de Egipto;
Gén 41:34  el cual establezca intendentes en todas las provincias, y haga recoger en los graneros la quinta parte de los frutos durante los siete años de fertilidad,
Gén 41:35  que ya van a comenzar; y enciérrese todo el grano a disposición del faraón, y guárdese en las ciudades,
Gén 41:36  y esté preparado para el hambre venidera de siete años que ha de afligir a Egipto, y con eso no se asolará el país por la carestía.
Gén 41:37  Pareció bien el consejo al faraón, y a todos sus ministros,
Gén 41:38  y les dijo: ¿Por ventura podremos hallar un varón como éste, tan lleno del espíritu de Dios?
Gén 41:39  Dijo, pues, a José: Ya que Dios te ha manifestado todas las cosas que acabas de decir, ¿podré yo acaso encontrar otro más sabio o igual a ti?
Gén 41:40  Tú tendrás el gobierno de mi casa, y al imperio de tu voz, obedecerá el pueblo todo; no tendré yo sobre ti más precedencia que la del solio real.
Gén 41:41  Añadió el faraón a José: Mira que te hago virrey de toda la tierra de Egipto.
Gén 41:42  Y luego se quitó el anillo del dedo y se lo puso a José, y le vistió de una ropa talar de lino finísimo, y le puso alrededor del cuello un collar de oro.
Gén 41:43  Y lo hizo subir en su segunda carroza, gritando un heraldo o rey de armas, que todos hincasen delante de él la rodilla, y supiesen que estaba constituido gobernador de toda la tierra de Egipto.
Gén 41:44  Dijo aún más el rey a José: Yo soy faraón; sin tu orden ninguno ha de mover pie ni mano en toda la tierra de Egipto.
Gén 41:45  Le mudó también el nombre, llamándole en lengua egipcía Salvador del mundo. Y le dio por mujer a Asenet, hija de Putifare, sacerdote de Heliópoli. Después de esto salió José a visitar la tierra de Egipto,
Gén 41:46  (treinta años tenía cuando fue presentado a Faraón), y dio la vuelta por todas las provincias de Egipto.
Gén 41:47  Vino, pues, la fertilidad de los siete años; y reducidas las mieses a gavillas, fueron recogidas en los graneros de Egipto.
Gén 41:48  Y en cada ciudad fue depositada la gran abundancia de grano de sus contornos;
Gén 41:49  y fue tanta la cosecha que hubo de trigo, que igualaba a las arenas del mar y excedía a toda medida.
Gén 41:50  Antes que viniese la carestía, le nacieron a José dos hijos, que le parió Asenet hija de Putifare, sacerdote de Heliópoli.
Gén 41:51  Y al primogénito puso por nombre Manasés, diciendo: Dios me ha hecho olvidar de todos mis trabajos, y de la casa de mi padre.
Gén 41:52  Al segundo puso por nombre Efraín, diciendo: Dios me ha prosperado en la tierra donde entré pobre y esclavo.
Gén 41:53  Pasados en fin los siete años que hubo de abundancia en Egipto,
Gén 41:54  comenzaron a venir los siete años de carestía que había profetizado José, y el hambre afligió a todo el mundo; mas en toda la tierra de Egipto había pan.
Gén 41:55  Pero cuando los egipcios sintieron el hambre, clamó el pueblo al faraón pidiendo víveres. Al cual él respondió: Acudid a José, y haced cuanto él os dijere.
Gén 41:56  Creciendo, pues, el hambre cada día en toda la tierra, abrió José todos los graneros y empezó a vender los granos a los egipcios; porque también a ellos les había ya alcanzado el hambre.
Gén 41:57  Y venían a Egipto todas las provincias vecinas, para comprar víveres y aliviar la pena de la carestía.

Gén 41:1  Al cabo de dos años soñó el faraón que estaba a orillas del río,
Gén 41:2  y veía subir de él siete vacas hermosas y metidas en carnes, que se pusieron a pacer entre los juncos,
Gén 41:3  pero he aquí que después subieron del río otras siete vacas feas y muy flacas, y se pusieron junto a las siete que estaban a la orilla del río,
Gén 41:4  y las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete hermosas y gordas; y el faraón se despertó."
Gén 41:5  Volvió a dormirse, y por segunda vez soñó que veía siete espigas, que salían de una sola caña de trigo muy granadas y hermosas;"
Gén 41:6  pero detrás de ellas brotaron siete espigas flacas y quemadas por el viento solano,
Gén 41:7  y las siete espigas flacas y quemadas devoraron a las siete espigas hermosas y granadas, y se despertó el faraón. Este fue el sueño.
Gén 41:8  A la mañana estaba perturbado su espíritu y mandó llamar a todos los adivinos y a todos los sabios de Egipto; les contó su sueño, pero no hubo quien lo interpretara."
Gén 41:9  Entonces habló al faraón el jefe de los coperos, diciendo: “Ahora me acuerdo de mi falta.
Gén 41:10  Estaba el faraón irritado contra sus siervos, y nos había hecho encerrar en la casa del jefe de la guardia a mí y al jefe de los reposteros.
Gén 41:11  Tuvimos ambos un sueño, la misma noche yo y él, cada uno el suyo y de distinta interpretación.
Gén 41:12  Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del jefe de la guardia, y le contamos nuestros sueños, y él nos dio la interpretación; a cada uno le interpretó el suyo,"
Gén 41:13  y como lo interpretó él, así nos sucedió: yo fui restablecido en mi cargo y él fue colgado.”
Gén 41:14  Mandó, pues, el faraón llamar a José, y apresuradamente le sacaron de la prisión. Se cortó el pelo, se mudó de ropas y se fue a ver al faraón.
Gén 41:15  Este le dijo: “He tenido un sueño, y no hay quien me lo interprete, y he oído decir de ti que en cuanto oyes un sueño lo interpretas.”
Gén 41:16  José respondió: “No yo; Dios será el que dé una respuesta favorable al faraón.”
Gén 41:17  Habló, pues, el faraón a José: “Este es mi sueño: Estaba yo en la ribera del río,
Gén 41:18  y vi subir del río siete vacas gordas y hermosas que se pusieron a pacer en el juncal;"
Gén 41:19  y he aquí que detrás de ellas subían otras siete vacas malas, feas y flacas, como no las he visto en toda la tierra de Egipto,
Gén 41:20  y las vacas malas y feas se comieron a las primeras siete vacas gordas,
Gén 41:21  que entraron en su vientre sin que se conociera que habían entrado, pues el aspecto de aquéllas siguió siendo tan malo como al principio. Y me desperté.
Gén 41:22  Vi también en sueños que salían de una misma caña siete espigas granadas y hermosas,
Gén 41:23  y que salían de ella siete espigas malas, secas y quemadas del viento solano,
Gén 41:24  y las siete espigas secas devoraron a las siete hermosas. Se lo he contado a los adivinos y no ha habido quien me lo explique.”
Gén 41:25  José dijo al faraón: “El sueño del faraón es uno solo. Dios ha dado a conocer al faraón lo que va a hacer.
Gén 41:26  Las siete vacas hermosas son siete años, y las siete espigas hermosas son siete años; el sueño es uno solo."
Gén 41:27  Las siete vacas flacas y malas que subían detrás de las otras son otros siete años, y las siete espigas secas y quemadas del viento solano son siete años de hambre.
Gén 41:28  Es lo que he dicho al faraón: que Dios le ha hecho ver lo que va a hacer.
Gén 41:29  Vendrán siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto,
Gén 41:30  y detrás de ellos vendrán siete años de escasez, que harán se olvide toda la abundancia en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra.
Gén 41:31  No se conocerá la abundancia en la tierra a causa de la escasez, porque ésta será muy grande.
Gén 41:32  Cuanto a la repetición del sueño al faraón por dos veces, es que el suceso está firmemente decretado por Dios, y que Dios se apresurará a hacerlo.
Gén 41:33  Ahora, pues, busque el faraón un hombre inteligente y sabio y póngale al frente de la tierra de Egipto.
Gén 41:34  Nombre el faraón intendentes que visiten la tierra y recojan el quinto de la cosecha de la tierra de Egipto en los tiempos de la abundancia;"
Gén 41:35  reúnan el producto de los años buenos que van a venir, y hagan acopio de trigo a disposición del faraón,
Gén 41:36  para mantenimiento de las ciudades, y consérvelo para que sirva a la tierra de reserva para los siete años de hambre que vendrán sobre la tierra de Egipto, y no perezca de hambre la tierra.”
Gén 41:37  Parecieron muy bien estas palabras al faraón y a toda su corte,
Gén 41:38  y el faraón dijo a sus cortesanos: “¿Podríamos, por ventura, encontrar un hombre como éste, lleno del espíritu de Dios?”
Gén 41:39  y dijo a José: “Toda vez que Dios te ha dado a conocer estas cosas, no hay persona tan inteligente y sabia como tú.
Gén 41:40  Tú serás quien gobierne mi casa, y todo mi pueblo te obedecerá; sólo por el trono seré mayor que tú,”
Gén 41:41  y añadió: “He aquí que te pongo sobre toda la tierra de Egipto.”
Gén 41:42  Quitóse el faraón el anillo de su mano y lo puso en la mano de José; hizo que le vistieran blancas vestiduras de lino y puso en su cuello un collar de oro,"
Gén 41:43  y mandó que, montado sobre el segundo de sus carros, se gritara ante él “abrek,” y así fue puesto al frente de toda la tierra de Egipto.
Gén 41:44  Díjole también el faraón: “Yo soy el faraón, y sin ti no alzará, nadie mano ni pie en toda la tierra de Egipto.”
Gén 41:45  Llamó el faraón a José con el nombre de “Zâfnat Panêaj,” y le dio por mujer a Asenet, hija de Putifar, sacerdote de On. Salió José por toda la tierra de Egipto.
Gén 41:46  Tenía treinta años cuando se presentó al faraón, rey de Egipto, y le dejó para recorrer toda la tierra de Egipto.
Gén 41:47  La tierra produjo a montones durante los siete años de abundancia,
Gén 41:48  y José recogió el producto de los siete años que de ella hubo en Egipto, y lo almacenó en las ciudades, depositando en cada una de ellas los productos de los campos que la rodeaban,
Gén 41:49  llegando a reunir tanto trigo como las arenas del mar; en tan gran cantidad, que hubo que dejar de contar, porque no podía contarse."
Gén 41:50  Antes que llegara el tiempo de la escasez, naciéronle a José dos hijos, que le parió Asenet, hija de Putifar, sacerdote de On.
Gén 41:51  Dio al primero el nombre de Manasés, porque dijo: “Dios me ha hecho olvidar todas mis penas y toda la casa de mi padre”;"
Gén 41:52  y al segundo le llamó Efraím, diciendo: “Dios me ha dado fruto en la tierra de mi aflicción.”
Gén 41:53  Acabáronse los siete años de abundancia que hubo en Egipto,
Gén 41:54  y comenzaron los siete años de escasez, como lo había anunciado José; y hubo hambre en todas las tierras, mientras había pan en toda la tierra de Egipto;"
Gén 41:55  y clamaba el pueblo al faraón por pan, y el faraón decía a todos los egipcios: “Id a José y haced lo que os diga.”
Gén 41:56  Cuando el hambre se extendió por toda la superficie de aquella tierra, abrió José los graneros, y lo que en ellos había se lo vendía a los egipcios, pues crecía el hambre en la tierra de Egipto.
Gén 41:57  De todas las tierras venían a Egipto a comprar a José, pues el hambre era grande en toda la tierra.

 

 

 
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