Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  Genesis A38
 

Capitulo 38

Gén 38:1  Por esos días, Judá se apartó de sus hermanos y se fue a vivir a la casa de un hombre llamado Hirá, residente del pueblo de Adulán.
Gén 38:2  Allí Judá conoció a una mujer, hija de un cananeo llamado Súa, y se casó con ella. Luego de tener relaciones con él,
Gén 38:3  ella concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Er.
Gén 38:4  Tiempo después volvió a concebir, y dio a luz otro hijo, al que llamó Onán.
Gén 38:5  Pasado el tiempo tuvo otro hijo, al que llamó Selá, el cual nació en Quezib.
Gén 38:6  Judá consiguió para Er, su hijo mayor, una esposa que se llamaba Tamar.
Gén 38:7  Pero al Señor no le agradó la conducta del primogénito de Judá, y le quitó la vida.
Gén 38:8  Entonces Judá le dijo a Onán: «Cásate con la viuda de tu hermano y cumple con tu deber de cuñado; así le darás descendencia a tu hermano.»
Gén 38:9  Pero Onán sabía que los hijos que nacieran no serían reconocidos como suyos. Por eso, cada vez que tenía relaciones con ella, derramaba el semen en el suelo, y así evitaba que su hermano tuviera descendencia.
Gén 38:10  Esta conducta ofendió mucho al Señor, así que también a él le quitó la vida.
Gén 38:11  Entonces Judá le dijo a su nuera Tamar: «Quédate como viuda en la casa de tu padre, hasta que mi hijo Selá tenga edad de casarse.» Pero en realidad Judá pensaba que Selá podría morirse, lo mismo que sus hermanos. Así que Tamar se fue a vivir a
Gén 38:12  Después de mucho tiempo, murió la esposa de Judá, la hija de Súa. Al concluir el tiempo de duelo, Judá fue al pueblo de Timnat para esquilar sus ovejas. Lo acompañó su amigo Hirá, el adulanita.
Gén 38:13  Cuando Tamar se enteró de que su suegro se dirigía hacia Timnat para esquilar sus ovejas,
Gén 38:14  se quitó el vestido de viuda, se cubrió con un velo para que nadie la reconociera, y se sentó a la entrada del pueblo de Enayin, que está en el camino a Timnat. Esto lo hizo porque se dio cuenta de que Selá ya tenía edad de casarse y aún no se
Gén 38:15  Cuando Judá la vio con el rostro cubierto, la tomó por una prostituta.
Gén 38:16  No sabiendo que era su nuera, se acercó a la orilla del camino y le dijo:—Deja que me acueste contigo.—¿Qué me das si te digo que sí? —le preguntó ella.
Gén 38:17  —Te mandaré uno de los cabritos de mi rebaño —respondió Judá.—Está bien —respondió ella—, pero déjame algo en garantía hasta que me lo mandes.
Gén 38:18  —¿Qué prenda quieres que te deje? —preguntó Judá.—Dame tu sello y tu cordón, y el bastón que llevas en la mano —respondió Tamar.Judá se los entregó, se acostó con ella y la dejó embarazada.
Gén 38:19  Cuando ella se levantó, se fue inmediatamente de allí, se quitó el velo y volvió a ponerse la ropa de viuda.
Gén 38:20  Más tarde, Judá envió el cabrito por medio de su amigo adulanita, para recuperar las prendas que había dejado con la mujer; pero su amigo no dio con ella.
Gén 38:21  Entonces le preguntó a la gente del lugar:—¿Dónde está la prostituta de Enayin, la que se sentaba junto al camino?—Aquí nunca ha habido una prostituta así —le contestaron.
Gén 38:22  El amigo regresó adonde estaba Judá y le dijo:—No la pude encontrar. Además, la gente del lugar me informó que allí nunca había estado una prostituta como ésa.
Gén 38:23  —Que se quede con las prendas —replicó Judá—; no es cuestión de que hagamos el ridículo. Pero que quede claro: yo le envié el cabrito, y tú no la encontraste.
Gén 38:24  Como tres meses después, le informaron a Judá lo siguiente:—Tu nuera Tamar se ha prostituido, y como resultado de sus andanzas ha quedado embarazada.—¡Sacadla y quemadla! —exclamó Judá.
Gén 38:25  Pero cuando la estaban sacando, ella mandó este mensaje a su suegro: «El dueño de estas prendas fue quien me ha dejado embarazada. A ver si tú reconoces de quién son este sello, el cordón del sello, y este bastón.»
Gén 38:26  Judá los reconoció y declaró: «Su conducta es más justa que la mía, pues yo no se la di por esposa a mi hijo Selá.» Y no volvió a acostarse con ella.
Gén 38:27  Cuando llegó el tiempo de que Tamar diera a luz, resultó que tenía mellizos en su seno.
Gén 38:28  En el momento de nacer, uno de los mellizos sacó la mano; la partera le ató un hilo rojo en la mano, y dijo: «Éste salió primero.»
Gén 38:29  Pero en ese momento el niño metió la mano, y salió primero el otro. Entonces la partera dijo: «¡Cómo te abriste paso!» Por eso al niño lo llamaron Fares.
Gén 38:30  Luego salió su hermano, con el hilo rojo atado en la mano, y lo llamaron Zera.

Gén 38:1  Y aconteció en aquel tiempo, descendió Judá de sus hermanos, y llegó a un hombre odolamita; y su nombre: Hiram.
Gén 38:2  Y vio allí Judá a una hija de hombre cananeo, y el nombre de ella: Sué; y tomóla y entró a ella.
Gén 38:3  Y concibió, y parió un hijo; y llamó su nombre: Her.
Gén 38:4  Y concibió de nuevo, y parió un hijo; y llamó su nombre: Onán.
Gén 38:5  Y parió otra vez un hijo, y llamó su nombre: Selá; y él estaba en Quesib, cuando le parió(a) ,
Gén 38:6  Y tomó Judá mujer para Her su primogénito, y el nombre de ella: Tamar.
Gén 38:7  Y fue Her, el primogénito de Judá, malo en los ojos de Dios, y matóle Dios.
Gén 38:8  Y dijo Judá a Onán: «Entra a la mujer de tu hermano y cásate con ella leviráticamente y levanta simiente a tu hermano».
Gén 38:9  Pero sabiendo que no había de ser suya la simiente, aconteció que cuando entraba a la mujer de su hermano, derramaba en la tierra, para no dar simiente a su hermano.
Gén 38:10  Y mala pareció la palabra(b)  en los ojos de de Dios, porque hacía esto, y mató también a éste.
Gén 38:11  Y dijo Judá a Tamar su nuera: «Quédate viuda en casa de tu padre hasta que sea grande Selá, mi hijo». Pues decía: «No sea que también muera éste como sus hermanos». Y Tamar fue y quedóse en la casa de su padre.
Gén 38:12  Y cumpliéronse sus días y murió Sué, la mujer de Judá; y, después de consolarse Judá, subió a los que trasquilaban sus ovejas, él e Hirás, su pastor el odolamita, a Tamná.
Gén 38:13  Y se anunció a Tamar: «He aquí tu suegro viene subiendo a Tamná a trasquilar las ovejas».
Gén 38:14  Y, deponiendo los vestidos de su viudez, tomó un cendal y se veló y sentóse en las puertas de Enán; la que está camino de Tamná; pues vio que Selá estaba grande y que no le era ella dada por mujer.
Gén 38:15  Y Judá la vio y túvola por ramera; pues había cubierto su rostro, y no la conoció.
Gén 38:16  Y apartóse a ella, del camino; y dijo: «Déjame venir a ti(c) », pues no conoció ser su nuera. Y ella dijo: «¿Qué me darás, si vinieres a mí?»
Gén 38:17  Y él dijo: «Yo te enviaré cabrito de las greyes». Y ella dijo: «Si me das prenda hasta enviármelo».
Gén 38:18  Y él dijo: «¿Qué prenda te daré?» Y ella dijo: «Tu anillo, y tu cadenilla y tu báculo el en tu mano». Y dióselos; y entró a ella; y preñóse de él.
Gén 38:19  Y se levantó y se fue, y sacóse el cendal y vistióse las vestiduras de su viudez.
Gén 38:20  Y envió Judá el cabrito por su pastor odolomita, para tomar la prenda de la mujer; pero no la halló.
Gén 38:21  Y preguntó a los hombres del lugar: «¿Dónde está la ramera, la que estuvo sentada en Enán sobre el camino?» Y dijeron: «No ha estado aquí ramera».
Gén 38:22  Y volvió a Judá, y dijo: «No la hallé, y los hombres los del lugar dicen no haber allí ramera».
Gén 38:23  Y dijo Judá: «Téngaselo; empero jamás se burlará de nosotros; que yo he enviado este cabrito, y tú no la has hallado».
Gén 38:24  Y aconteció, después de tres meses, anuncióse a Judá, diciendo: «Ha fornicado Tamar tu nuera, y he aquí concebido ha de ramería». Y dijo Judá: «Sacadla fuera, y quémesela».
Gén 38:25  Y, al sacarla fuera, envió a decir a su suegro: «Del varón cuyas son estas cosas, he concebido». Y dijo: «Reconozca cuyo este anillo y cadenilla, y báculo.
Gén 38:26  Y conoció Judá y dijo: «Más justa es Tamar que yo por esto: porque no la di a Selá, mi hijo». Y no la conoció más.
Gén 38:27  Y aconteció, que al parir ella, he aquí mellizos en su vientre.
Gén 38:28  Y aconteció, al parir, que uno sacó la mano; y cogiendo la partera la mano de él, ató en ella hilo de grana, diciendo: «Este saldrá primero».(d) 
Gén 38:29  Y, cuando retiró la mano, al punto salió el hermano de él. Y ella dijo: «¿Por qué sobre ti se ha roto la cerca?»(e) . Y llamó su nombre Farés.
Gén 38:30  Y después salió su hermano, en cuya mano estaba el hilo de grana; y llamó su nombre: Zará.


Gén 38:1 

Judá y Tamar
  Aconteció en aquel tiempo, que Judá se apartó de sus hermanos, y se fue a un varón adulamita que se llamaba Hira.
Gén 38:2  Y vio allí Judá la hija de un hombre cananeo, el cual se llamaba Súa; y la tomó, y se llegó a ella.
Gén 38:3  Y ella concibió, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Er.
Gén 38:4  Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Onán.
Gén 38:5  Y volvió a concebir, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Sela. Y estaba en Quezib cuando lo dio a luz.
Gén 38:6  Después Judá tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar.
Gén 38:7  Y Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y le quitó Jehová la vida.
Gén 38:8  Entonces Judá dijo a Onán: Llégate a la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y levanta descendencia a tu hermano.
Gén 38:9  Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano.
Gén 38:10  Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida.
Gén 38:11  Y Judá dijo a Tamar su nuera: Quédate viuda en casa de tu padre, hasta que crezca Sela mi hijo; porque dijo: No sea que muera él también como sus hermanos. Y se fue Tamar, y estuvo en casa de su padre.
Gén 38:12  Pasaron muchos días, y murió la hija de Súa, mujer de Judá. Después Judá se consoló, y subía a los trasquiladores de sus ovejas a Timnat, él y su amigo Hira el adulamita.
Gén 38:13  Y fue dado aviso a Tamar, diciendo: He aquí tu suegro sube a Timnat a trasquilar sus ovejas.
Gén 38:14  Entonces se quitó ella los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se arrebozó, y se puso a la entrada de Enaim junto al camino de Timnat; porque veía que había crecido Sela, y ella no era dada a él por mujer.
Gén 38:15  Y la vio Judá, y la tuvo por ramera, porque ella había cubierto su rostro.
Gén 38:16  Y se apartó del camino hacia ella, y le dijo: Déjame ahora llegarme a ti: pues no sabía que era su nuera; y ella dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mí?
Gén 38:17  El respondió: Yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: Dame una prenda hasta que lo envíes.
Gén 38:18  Entonces Judá dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu sello, tu cordón, y tu báculo que tienes en tu mano. Y él se los dio, y se llegó a ella, y ella concibió de él.
Gén 38:19  Luego se levantó y se fue, y se quitó el velo de sobre sí, y se vistió las ropas de su viudez.
Gén 38:20  Y Judá envió el cabrito de las cabras por medio de su amigo el adulamita, para que éste recibiese la prenda de la mujer; pero no la halló.
Gén 38:21  Y preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: ¿Dónde está la ramera de Enaim junto al camino? Y ellos le dijeron: No ha estado aquí ramera alguna.
Gén 38:22  Entonces él se volvió a Judá, y dijo: No la he hallado; y también los hombres del lugar dijeron: Aquí no ha estado ramera.
Gén 38:23  Y Judá dijo: Tómeselo para sí, para que no seamos menospreciados; he aquí yo he enviado este cabrito, y tú no la hallaste.
Gén 38:24  Sucedió que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: Tamar tu nuera ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Y Judá dijo: Sacadla, y sea quemada.
Gén 38:25  Pero ella, cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: Del varón cuyas son estas cosas, estoy encinta. También dijo: Mira ahora de quién son estas cosas, el sello, el cordón y el báculo.
Gén 38:26  Entonces Judá los reconoció, y dijo: Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi hijo. Y nunca más la conoció.
Gén 38:27  Y aconteció que al tiempo de dar a luz, he aquí había gemelos en su seno.
Gén 38:28  Sucedió cuando daba a luz, que sacó la mano el uno, y la partera tomó y ató a su mano un hilo de grana, diciendo: Este salió primero.
Gén 38:29  Pero volviendo él a meter la mano, he aquí salió su hermano; y ella dijo: ¡Qué brecha te has abierto! Y llamó su nombre Fares.[a]
Gén 38:30  Después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y llamó su nombre Zara.


Gén 38:1 
Judá y Tamar[a]
En aquel tiempo, Judá se apartó de sus hermanos y se fue a vivir a la casa de un hombre llamado Hirá, que era del pueblo de Adulam.
Gén 38:2  Allí conoció a la hija de un cananeo llamado Súa, y se casó con ella. Cuando se unieron,
Gén 38:3  ella quedó embarazada y tuvo un hijo, al cual llamó Er.
Gén 38:4  Volvió a quedar embarazada y tuvo otro hijo, al cual llamó Onán.
Gén 38:5  Todavía volvió a tener otro hijo, al cual llamó Selá, que nació cuando Judá[b] estaba en Quezib.
Gén 38:6  Judá casó a Er, su primogénito, con una mujer llamada Tamar.
Gén 38:7  Pero al Señor no le agradaba la mala conducta de Er, y le quitó la vida.
Gén 38:8  Entonces Judá dijo a Onán:
–Únete a la viuda de tu hermano y cumple así con tu deber de cuñado,[c] para que tu hermano pueda tener descendientes por medio de ti.
Gén 38:9  Pero Onán sabía que los hijos que nacieran no serían considerados suyos. Por eso, cada vez que se unía con la viuda de su hermano, procuraba que ella no quedara embarazada, para que su hermano no tuviera descendientes por medio de él.[d]
Gén 38:10  Al Señor le disgustó mucho lo que Onán hacía,[e] y también a él le quitó la vida.
Gén 38:11  Entonces Judá dijo a su nuera Tamar:
–Quédate viuda en la casa de tu padre, hasta que mi hijo Selá sea mayor de edad.
En realidad, Judá pensaba que también Selá podría morir como sus hermanos. Así Tamar se fue a vivir a la casa de su padre.
Gén 38:12  Pasó el tiempo y murió la esposa de Judá, la hija de Súa. Cuando Judá dejó de guardar luto, fue al pueblo de Timnat,[f] donde estaban los que trasquilaban sus ovejas, y su amigo Hirá el adulamita le acompañó.
Gén 38:13  Cuando Tamar supo que su suegro había ido a Timnat a trasquilar las ovejas,
Gén 38:14  se quitó el vestido de viuda, se cubrió con un velo para que nadie la reconociera y se sentó a la entrada del pueblo de Enaim, que está en el camino de Timnat. Hizo esto porque sabía que Selá ya era mayor de edad y, sin embargo, no la habían casado con él.
Gén 38:15  Cuando Judá la vio, pensó que era una prostituta,[g] pues ella se había cubierto la cara.
Gén 38:16  Entonces se apartó del camino para acercarse a ella y, sin saber que era su nuera, le dijo:
–¿Me dejas acostarme contigo?
–¿Qué me darás por acostarte conmigo? –le preguntó ella.
Gén 38:17  –Te mandaré uno de los cabritos de mi rebaño –contestó Judá.
–Está bien –dijo ella–, pero déjame algo tuyo en prenda hasta que me lo mandes.
Gén 38:18  –¿Qué quieres que te deje? –preguntó Judá.
–Dame tu sello con el cordón,[h] y el bastón que tienes en la mano –respondió ella.
Judá se los dio y se acostó con ella, y la dejó embarazada.
Gén 38:19  Después Tamar fue y se quitó el velo que llevaba puesto, y volvió a vestirse sus ropas de viuda.
Gén 38:20  Más tarde, Judá mandó el cabrito por medio de su amigo adulamita, para que la mujer le devolviera las prendas; pero su amigo ya no la encontró.
Gén 38:21  Entonces preguntó a los hombres del lugar:
–¿Dónde está aquella prostituta de Enaim que se ponía junto al camino?
–Aquí no ha habido ninguna prostituta –le contestaron.
Gén 38:22  Entonces él regresó a donde estaba Judá, y le dijo:
–No encontré a la mujer, y además los hombres del lugar me dijeron que allí no había habido ninguna prostituta.
Gén 38:23  Y Judá contestó:
–Pues que se quede con las cosas, para que nadie se burle de nosotros; pero que conste que yo mandé el cabrito y tú no la encontraste.
Gén 38:24  Como unos tres meses después, vinieron a decirle a Judá:
–Tamar, tu nuera, se ha acostado con otros hombres, y como resultado de ello ha quedado embarazada.
–¡Sacadla y quemadla! –gritó Judá.[i]
Gén 38:25  Pero cuando la estaban sacando, ella envió a decir a su suegro: “El dueño de estas cosas es el que me ha dejado embarazada. Mira a ver de quién son este sello con el cordón, y este bastón.”
Gén 38:26  Cuando Judá reconoció las cosas, dijo: “Ella ha hecho bien y yo mal,[j] porque no la casé con mi hijo Selá.” Y nunca más volvió a acostarse con ella.[k]
Gén 38:27  El día en que Tamar dio a luz, tuvo mellizos.
Gén 38:28  En el momento de nacer, uno de ellos sacó la mano.[l] Entonces la partera le ató un hilo rojo en la mano y dijo: “Este salió primero.”
Gén 38:29  Pero en ese mismo momento metió el niño la mano, y fue su hermano el que nació primero. Por eso la partera lo llamó Fares,[m] pues dijo: “¡Cómo te abriste paso!”
Gén 38:30  Luego nació el otro niño, el que tenía el hilo rojo en la mano, y lo llamó Zérah.[n]

Gén 38:1  Y aconteció en aquel tiempo, que Judá descendió con sus hermanos, y se fue a un varón adulamita, que se llamaba Hira.
Gén 38:2  Y vio allí Judá la hija de un hombre cananeo, el cual se llamaba Súa; y la tomó, y entró a ella,
Gén 38:3  la cual concibió, y dio a luz un hijo; y llamó su nombre Er.
Gén 38:4  Y concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Onán.
Gén 38:5  Y volvió a concebir , y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Sela. Y estaba en Quezib cuando lo dio a luz.
Gén 38:6  Y Judá tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar.
Gén 38:7  Y Er, el primogénito de Judá, fue malo a los ojos del SEÑOR, y lo mató el SEÑOR.
Gén 38:8  Entonces Judá dijo a Onán: Entra a la mujer de tu hermano, y haz parentesco con ella, y levanta simiente a tu hermano.
Gén 38:9  Y sabiendo Onán que la simiente no había de ser suya, sucedía que cuando entraba a la mujer de su hermano corrompía en tierra, por no dar simiente a su hermano.
Gén 38:10  Y desagradó en ojos del SEÑOR lo que hacía, y lo mató también a él.
Gén 38:11  Y Judá dijo a Tamar su nuera: Estáte viuda en casa de tu padre, hasta que crezca Sela mi hijo; porque dijo: Que por ventura no muera él también como sus hermanos. Y se fue Tamar, y estuvo en casa de su padre.
Gén 38:12  Y pasaron muchos días, y murió la hija de Súa, mujer de Judá; y Judá se consoló, y subía a los trasquiladores de sus ovejas a Timnat, él y su amigo Hira el adulamita.
Gén 38:13  Y fue dado aviso a Tamar, diciendo: He aquí tu suegro sube a Timnat a trasquilar sus ovejas.
Gén 38:14  Entonces quitó ella de sobre sí los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se arrebozó, y se puso a la puerta de las aguas que están junto al camino de Timnat; porque veía que había crecido Sela, y ella no era dada a él por mujer.
Gén 38:15  Y la vio Judá, y la tuvo por ramera, porque ella había cubierto su rostro.
Gén 38:16  Y se apartó del camino hacia ella, y le dijo: Ea, pues, ahora entraré a ti; porque no sabía que era su nuera; y ella dijo: ¿Qué me has de dar, si entrares a mí?
Gén 38:17  El respondió: Yo te enviaré de las ovejas un cabrito de las cabras. Y ella dijo: Hazme de dar prenda hasta que lo envíes.
Gén 38:18  Entonces él dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu anillo, y tu manto, y tu bordón que tienes en tu mano. Y él se los dio, y entró a ella, la cual concibió de él.
Gén 38:19  Y se levantó, y se fue; y se quitó el velo de sobre sí, y se vistió las ropas de su viudez.
Gén 38:20  Y Judá envió el cabrito de las cabras por mano de su amigo el adulamita, para que tomase la prenda de mano de la mujer; mas no la halló.
Gén 38:21  Y preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: ¿Dónde está la ramera de las aguas junto al camino? Y ellos le dijeron: No ha estado aquí ramera.
Gén 38:22  Entonces él se volvió a Judá, y dijo: No la he hallado; y también los hombres del lugar dijeron: Aquí no ha estado ramera.
Gén 38:23  Y Judá dijo: Tómeselo para sí, para que no seamos menospreciados; he aquí yo he enviado este cabrito, y tú no la hallaste.
Gén 38:24  Y acaeció que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: Tamar tu nuera ha fornicado, y aun cierto está encinta de las fornicaciones. Y Judá dijo: Sacadla, y sea quemada.
Gén 38:25  Y ella cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: Del varón cuyas son estas cosas, estoy encinta; y dijo más: Conoce ahora cuyas son estas cosas, el anillo, y el manto, y el bordón.
Gén 38:26  Entonces Judá lo conoció, y dijo: Más justa es que yo, por cuanto no le he dado a Sela mi hijo. Y nunca más la conoció.
Gén 38:27  Y aconteció que al tiempo de dar a luz, he aquí había dos en su vientre.
Gén 38:28  Y sucedió, cuando dio a luz, que sacó la mano el uno , y la partera tomó y ató a su mano un hilo de grana, diciendo: Este salió primero.
Gén 38:29  Y aconteció que tornando él a meter la mano, he aquí su hermano salió; y ella dijo: ¿Por qué has hecho sobre ti rotura? Y llamó su nombre Fares.
Gén 38:30  Y después salió su hermano, el que tenía en su mano el hilo de grana, y llamó su nombre Zara.

Gén 38:1  Ahora bien, entretanto aconteció que, cuando Judá bajó de donde estaban sus hermanos, asentó [su tienda] cerca de un hombre, un adulamita, y el nombre de este era Hirá.
Gén 38:2  Y allí llegó a ver Judá a la hija de cierto cananeo, y el nombre de este era Súa. De modo que la tomó y tuvo relaciones con ella.
Gén 38:3  Y ella quedó encinta. Más tarde ella dio a luz un hijo y él lo llamó por nombre Er.
Gén 38:4  Otra vez quedó encinta ella. Con el tiempo, dio a luz un hijo y lo llamó por nombre Onán.
Gén 38:5  Volvió otra vez a dar a luz un hijo, y entonces lo llamó por nombre Selah. Ahora bien, sucedió que él estaba en Aczib cuando ella lo dio a luz.
Gén 38:6  Con el tiempo Judá tomó esposa para Er su primogénito, y el nombre de ella era Tamar.
Gén 38:7  Pero Er, primogénito de Judá, resultó malo a los ojos de Jehová; por lo tanto Jehová le dio muerte.
Gén 38:8  En vista de aquello, Judá dijo a Onán: “Ten relaciones con la esposa de tu hermano y realiza con ella matrimonio de cuñado y levanta prole para tu hermano”.
Gén 38:9  Pero Onán sabía que la prole no llegaría a ser suya; y sucedió que, cuando sí tuvo relaciones con la esposa de su hermano, desperdició su semen en la tierra para no dar prole a su hermano.
Gén 38:10  Ahora bien, lo que hizo fue malo a los ojos de Jehová; por lo tanto a él también le dio muerte.
Gén 38:11  Así que Judá dijo a Tamar su nuera: “Mora como viuda en casa de tu padre hasta que crezca Selah mi hijo”. Porque se decía: “Quizás muera él también como sus hermanos”. Por consiguiente, Tamar se fue y continuó morando en casa de su propio padre.
Gén 38:12  Así llegaron a ser muchos los días, y murió la hija de Súa, esposa de Judá; y Judá guardó el período de duelo. Después subió a Timnah, a los esquiladores de sus ovejas, él y su compañero Hirá el adulamita.
Gén 38:13  Entonces le fue referido a Tamar: “Mira que tu suegro va subiendo a Timnah para esquilar sus ovejas”.
Gén 38:14  Ante aquello, ella se quitó de sobre sí las prendas de vestir de su viudez y se cubrió con un chal y se veló y se sentó a la entrada de Enaim, que está en el camino a Timnah. Porque veía que Selah había crecido y, no obstante, ella no le había sido dada por esposa.
Gén 38:15  Cuando alcanzó a verla Judá, al instante la tomó por ramera, porque ella se había cubierto el rostro.
Gén 38:16  De modo que se apartó hacia ella al lado del camino y dijo: “Permíteme, por favor, tener relaciones contigo”. Pues no sabía que era su nuera. Sin embargo, ella dijo: “¿Qué me darás para tener relaciones conmigo?”.
Gén 38:17  A lo cual dijo él: “Yo mismo enviaré de la manada un cabrito de las cabras”. Pero ella dijo: “¿Darás una garantía hasta que lo envíes?”.
Gén 38:18  Y continuó él: “¿Cuál es la garantía que te daré?”, a lo cual dijo ella: “Tu sortija con sello y tu cordón y tu vara que tienes en la mano”. Entonces él se los dio y tuvo relaciones con ella, de modo que ella quedó encinta de él.
Gén 38:19  Después ella se levantó y se fue y se quitó su chal de sobre sí y se vistió con las prendas de vestir de su viudez.
Gén 38:20  Y Judá procedió a enviar el cabrito de las cabras por mano de su compañero el adulamita a fin de recobrar la garantía de mano de la mujer, pero este no la halló.
Gén 38:21  Y fue inquiriendo de los hombres de su lugar, diciendo: “¿Dónde está aquella prostituta de templo de Enaim junto al camino?”. Pero ellos seguían diciendo: “Nunca ha habido ninguna prostituta de templo en este lugar”.
Gén 38:22  Por fin él volvió a Judá y dijo: “No la hallé y, además, los hombres del lugar dijeron: ‘Nunca ha habido ninguna prostituta de templo en este lugar’”.
Gén 38:23  Así que Judá dijo: “Que se quede con ellos, a fin de que no lleguemos a ser objeto de desprecio. Sea como sea, yo he enviado este cabrito, pero tú... tú no la hallaste”.
Gén 38:24  Sin embargo, unos tres meses después sucedió que le fue referido a Judá: “Tamar tu nuera ha estado de ramera, y mira que también está encinta de su prostitución”. A lo cual dijo Judá: “Sáquenla, y que sea quemada”.
Gén 38:25  Cuando la iban sacando, ella misma envió a decir a su suegro: “Del hombre a quien pertenecen estos estoy encinta”. Y añadió: “Examina, por favor, a quién pertenecen estos: la sortija con sello y el cordón y la vara”.
Gén 38:26  Entonces los examinó Judá y dijo: “Ella es más justa que yo, por razón de que yo no la di a Selah mi hijo”. Y no volvió a tener más coito con ella después de aquello.
Gén 38:27  Ahora bien, resultó que, al tiempo de dar a luz, pues, ¡mire!, había gemelos en su vientre.
Gén 38:28  Además, sucedió que, cuando ella estaba dando a luz, uno extendió la mano, y al instante la partera tomó y le ató un marcador de color escarlata alrededor de la mano, diciendo: “Este salió primero”.
Gén 38:29  Finalmente resultó que, luego que él retiró la mano, pues, sucedió que salió su hermano, de modo que ella exclamó: “¿Qué quieres decir con esto, que has producido para ti una ruptura perineal?”. Por lo tanto fue llamado por nombre Pérez.
Gén 38:30  Y después salió su hermano, en cuya mano estaba el marcador de color escarlata, y él llegó a ser llamado por nombre Zérah.

Gén 38:1  Fue por esos días cuando Judá se apartó de sus hermanos y se fue a Adulam, donde vivió en la casa de un amigo suyo que se llamaba Hirá.
Gén 38:2  Allí Judá conoció a la hija de un cananeo llamado Súa, y se casó con ella. Después de un tiempo
Gén 38:3  ella quedó embarazada y tuvo un hijo. Judá le puso por nombre Er.
Gén 38:4  Tiempo después, la esposa de Judá tuvo dos hijos más: a uno de ellos lo llamó Onán, y al otro lo llamó Selá. Este último nació en Quezib.
Gén 38:6  Judá le buscó esposa a Er, y lo casó con una mujer llamada Tamar.
Gén 38:7  Pero a Dios no le gustaba la mala conducta de Er, así que le quitó la vida.
Gén 38:8  Entonces Judá le dijo a Onán: «Cásate con la viuda de tu hermano y cumple con tu deber de cuñado. Así tu difunto hermano tendrá hijos por medio de ti».
Gén 38:9  Onán sabía que los hijos que tuviera con su cuñada no serían considerados suyos, sino de su hermano. Por eso, cada vez que tenía relaciones sexuales con ella procuraba no dejarla embarazada. De ese modo evitaba darle hijos a su hermano muerto.
Gén 38:10  A Dios tampoco le gustó esta mala conducta de Onán, así que también le quitó la vida.
Gén 38:11  Entonces Judá le recomendó a Tamar que se quedara viuda hasta que Selá creciera. Y es que Judá tenía miedo de que también Selá muriera, como sus hermanos. Por eso Tamar se fue a vivir a la casa de su padre.
Gén 38:12  Pasó el tiempo, y murió la esposa de Judá. Luego de llorar su muerte, Judá se fue a Timnat, donde sus pastores estaban cortándoles la lana a sus ovejas. Su amigo Hirá lo acompañó.
Gén 38:13  Alguien fue a contarle a Tamar que su suegro iba de camino a Timnat, para recoger la lana de sus ovejas.
Gén 38:14  Entonces ella se quitó la ropa de luto, se tapó la cara con un velo, y fue a sentarse a la entrada de Enaim, junto al camino que lleva a Timnat. Tamar se había dado cuenta de que Selá ya había crecido y, sin embargo, Judá no lo casaba con ella.
Gén 38:15  Cuando Judá vio a una mujer con la cara cubierta, no se imaginó que se trataba de su nuera. Más bien, pensando que era una prostituta, se acercó a ella y le propuso: —Oye, ¿me dejarías acostarme contigo? Ella contestó: —Suponiendo que te deje, ¿qué me darás a cambio?
Gén 38:17  —Te mandaré uno de mis cabritos —respondió Judá. —Acepto —dijo ella—, sólo si me dejas algo tuyo como garantía de que me pagarás.
Gén 38:18  —¿Y qué quieres que te deje? —preguntó Judá. —Pues déjame tu sello con todo y cordón, y la vara que llevas en la mano —respondió ella. Judá aceptó sus condiciones, y tuvo relaciones sexuales con ella, y ella quedó embarazada.
Gén 38:19  Tan pronto como Judá se marchó, ella se quitó el velo y volvió a ponerse las ropas de luto.
Gén 38:20  Más tarde, cuando Judá mandó a su amigo Hirá para entregar el cabrito y recoger lo que le había dejado a Tamar, su amigo ya no la encontró.
Gén 38:21  Entonces les preguntó a los que vivían allí: —¿Dónde está la prostituta que acostumbra sentarse junto al camino de Enaim? Ellos contestaron: —Aquí nunca ha habido ninguna prostituta.
Gén 38:22  El amigo de Judá regresó y le dijo: —No encontré a esa mujer. Los de ese lugar me aseguran que allí no ha habido ninguna prostituta.
Gén 38:23  Judá respondió: —¡Pues que se quede con todo! Pero nadie podrá decir que no cumplo mi palabra. Yo te envié con el cabrito, y tú ya no la encontraste.
Gén 38:24  Como a los tres meses, alguien fue a decirle a Judá: —Seguramente tu nuera Tamar ha tenido relaciones con alguien, pues resulta que está embarazada. Entonces Judá exclamó: —¡Échenla fuera, y quémenla viva!
Gén 38:25  Cuando la estaban sacando, Tamar mandó a decirle a su suegro: «El dueño de todo esto fue quien me dejó embarazada. Fíjate bien, tal vez sepas quién es el dueño».
Gén 38:26  En cuanto Judá reconoció su sello y la vara, dijo: —El culpable soy yo, y no ella, pues no quise darle a mi hijo Selá como esposo. Y nunca más Judá volvió a tener relaciones sexuales con Tamar.
Gén 38:27  Tiempo después, Tamar tuvo mellizos.
Gén 38:28  Al momento de nacer, uno de los mellizos sacó la mano; entonces la mujer que ayudaba a Tamar le ató al niño una cinta roja en la muñeca y dijo: «Este nació primero».
Gén 38:29  Pero el niño volvió a meter la mano, y el que nació primero fue el otro mellizo. Entonces dijo la mujer: «¡Vaya, te abriste paso!» Por eso le pusieron por nombre Fares.
Gén 38:30  Después de él nació su hermano, y como traía la cinta roja atada a la muñeca le pusieron por nombre Zérah.

Gén 38:1  Por aquel tiempo bajó Judá de donde sus hermanos para dirigirse a cierto individuo de Adullam llamado Jirá.
Gén 38:2  Allí conoció Judá a la hija de un cananeo llamado Súa y tomándola por esposa se llegó a ella;
Gén 38:3  ella concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Er.
Gén 38:4  Volvió a concebir y dio a luz otro hijo, al que llamó Onán.
Gén 38:5  Nuevamente dio a luz otro hijo, al que llamó Selá. Ella se encontraba en Akzib al darle a luz.
Gén 38:6  Judá tomó para su primogénito Er a una mujer llamada Tamar.
Gén 38:7  Er, el primogénito de Judá, fue malo a los ojos de Yahveh, Yahveh le hizo morir.
Gén 38:8  Entonces Judá dijo a Onán: «Cásate con la mujer de tu hermano y cumple como cuñado con ella, procurando descendencia a tu hermano.»
Gén 38:9  Onán sabía que aquella descendencia no sería suya, y así, si bien tuvo relaciones con su cuñada, derramaba a tierra, evitando el dar descendencia a su hermano.
Gén 38:10  Pareció mal a Yahveh lo que hacía y le hizo morir también a él.
Gén 38:11  Entonces dijo Judá a su nuera Tamar: «Quédate como viuda en casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Selá.» Pues se decía: «Por si acaso muere también él, lo mismo que sus hermanos.» Tamar se fue y quedó en casa de su padre.
Gén 38:12  Pasaron muchos días, y murió la hija de Súa, la mujer de Judá. Cuando Judá se hubo consolado, subió a Timná para el trasquileo de su rebaño, junto con Jirá su compañero adulamita.
Gén 38:13  Se lo notificaron a Tamar: «Oye, tu suegro sube a Timná para el trasquileo de su rebaño.»
Gén 38:14  Entonces ella se quitó de encima sus ropas de viuda y se cubrió con el velo, y bien disfrazada se sentó en Petaj Enáyim, que está a la vera del camino de Timná. Veía, en efecto, que Selá había crecido, pero que ella no le era dada por mujer.
Gén 38:15  Judá la vio y la tomó por una ramera, porque se había tapado el rostro,
Gén 38:16  y desviándose hacia ella dijo: «Déjame ir contigo» - pues no la reconoció como su nuera. Dijo ella: «¿Y qué me das por venir conmigo?» -
Gén 38:17  «Te mandaré un cabrito de mi rebaño.» - «Si me das prenda hasta que me lo mandes...» -
Gén 38:18  «¿Qué prenda he de darte?» - «Tu sello, tu cordón y el bastón que tienes en la mano.» El se lo dio y se unió a ella, la cual quedó encinta de él.
Gén 38:19  Entonces se marchó ella y, quitándose el velo, se vistió sus ropas de viuda.
Gén 38:20  Judá, por su parte, envió el cabrito por mediación de su compañero el adulamita, para rescatar la prenda de manos de la mujer, pero éste no la encontró.
Gén 38:21  Preguntó a los del lugar: «¿Dónde está la ramera aquella que había en Enáyim, a la vera del camino?» - «Ahí no ha habido ninguna ramera» - dijeron.
Gén 38:22  Entonces él se volvió donde Judá y dijo: «No la he encontrado; y los mismos lugareños me han dicho que allí no ha habido ninguna ramera.»
Gén 38:23  «Pues que se quede con ello - dijo Judá -; que nadie se burle de nosotros. Ya ves cómo he enviado ese cabrito, y tú no la has encontrado.»
Gén 38:24  Ahora bien, como a los tres meses aproximadamente, Judá recibió este aviso: «Tu nuera Tamar ha fornicado, y lo que es más, ha quedado encinta a consecuencia de ello.» Dijo Judá: «Sacadla y que sea quemada.»
Gén 38:25  Pero cuando ya la sacaban, envió ella un recado a su suegro: «Del hombre a quien esto pertenece estoy encinta», y añadía: «Examina, por favor, de quién es este sello, este cordón y este bastón.»
Gén 38:26  Judá lo reconoció y dijo: «Ella tiene más razón que yo, porque la verdad es que no la he dado por mujer a mi hijo Selá.» Y nunca más volvió a tener trato con ella.
Gén 38:27  Al tiempo del parto resultó que tenía dos mellizos en el vientre.
Gén 38:28  Y ocurrió que, durante el parto, uno de ellos sacó la mano, y la partera le agarró y le ató una cinta escarlata a la mano, diciendo: «Este ha salido primero.»
Gén 38:29  Pero entonces retiró él la mano, y fue su hermano el que salió. Ella dijo: «¡Cómo te has abierto brecha!» Y le llamó Peres.
Gén 38:30  Detrás salió su hermano, que llevaba en la mano la cinta escarlata, y le llamó Zéraj.

Gén 38:1  Por esos días, Judá se apartó de sus hermanos y se fue a vivir a la casa de un hombre llamado Hirá, residente del pueblo de Adulán.
Gén 38:2  Allí Judá conoció a una mujer, hija de un cananeo llamado Súa, y se casó con ella. Luego de tener relaciones con él,
Gén 38:3  ella concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Er.
Gén 38:4  Tiempo después volvió a concebir, y dio a luz otro hijo, al que llamó Onán.
Gén 38:5  Pasado el tiempo tuvo otro hijo, al que llamó Selá, el cual nació en Quezib.
Gén 38:6  Judá consiguió para Er, su hijo mayor, una esposa que se llamaba Tamar.
Gén 38:7  Pero al Señor no le agradó la conducta del primogénito de Judá, y le quitó la vida.
Gén 38:8  Entonces Judá le dijo a Onán: "Cásate con la viuda de tu hermano y cumple con tu deber de cuñado; así le darás descendencia a tu hermano."
Gén 38:9  Pero Onán sabía que los hijos que nacieran no serían reconocidos como suyos. Por eso, cada vez que tenía relaciones con ella, derramaba el semen en el suelo, y así evitaba que su hermano tuviera descendencia.
Gén 38:10  Esta conducta ofendió mucho al Señor, así que también a él le quitó la vida.
Gén 38:11  Entonces Judá le dijo a su nuera Tamar: "Quédate como viuda en la casa de tu padre, hasta que mi hijo Selá tenga edad de casarse." Pero en realidad Judá pensaba que Selá podría morirse, lo mismo que sus hermanos. Así que Tamar se fue a vivir a la casa de su padre.
Gén 38:12  Después de mucho tiempo, murió la esposa de Judá, la hija de Súa. Al concluir el tiempo de duelo, Judá fue al pueblo de Timnat para esquilar sus ovejas. Lo acompañó su amigo Hirá, el adulanita.
Gén 38:13  Cuando Tamar se enteró de que su suegro se dirigía hacia Timnat para esquilar sus ovejas,
Gén 38:14  se quitó el vestido de viuda, se cubrió con un velo para que nadie la reconociera, y se sentó a la entrada del pueblo de Enayin, que está en el camino a Timnat. Esto lo hizo porque se dio cuenta de que Selá ya tenía edad de casarse y aún no se lo daban a ella por esposo.
Gén 38:15  Cuando Judá la vio con el rostro cubierto, la tomó por una prostituta.
Gén 38:16  No sabiendo que era su nuera, se acercó a la orilla del camino y le dijo: Deja que me acueste contigo. ¿Qué me das si te digo que sí? le preguntó ella.
Gén 38:17  Te mandaré uno de los cabritos de mi rebaño respondió Judá. Está bien respondió ella, pero déjame algo en garantía hasta que me lo mandes.
Gén 38:18  ¿Qué prenda quieres que te deje? preguntó Judá. Dame tu sello y su cordón, y el bastón que llevas en la mano respondió Tamar. Judá se los entregó, se acostó con ella y la dejó embarazada.
Gén 38:19  Cuando ella se levantó, se fue inmediatamente de allí, se quitó el velo y volvió a ponerse la ropa de viuda.
Gén 38:20  Más tarde, Judá envió el cabrito por medio de su amigo adulanita, para recuperar las prendas que había dejado con la mujer; pero su amigo no dio con ella.
Gén 38:21  Entonces le preguntó a la gente del lugar: ¿Dónde está la prostituta [1] de Enayin, la que se sentaba junto al camino? Aquí nunca ha habido una prostituta así le contestaron.
Gén 38:22  El amigo regresó adonde estaba Judá y le dijo: No la pude encontrar. Además, la gente del lugar me informó que allí nunca había estado una prostituta como ésa.
Gén 38:23  Que se quede con las prendas replicó Judá; no es cuestión de que hagamos el ridículo. Pero que quede claro: yo le envié el cabrito, y tú no la encontraste.
Gén 38:24  Como tres meses después, le informaron a Judá lo siguiente: Tu nuera Tamar se ha prostituido, y como resultado de sus andanzas ha quedado embarazada. ¡Sáquenla y quémenla! exclamó Judá.
Gén 38:25  Pero cuando la estaban sacando, ella mandó este mensaje a su suegro: "El dueño de estas prendas fue quien me embarazó. A ver si reconoce usted de quién son este sello, el cordón del sello, y este bastón."
Gén 38:26  Judá los reconoció y declaró: "Su conducta es más justa que la mía, pues yo no la di por esposa a mi hijo Selá." Y no volvió a acostarse con ella.
Gén 38:27  Cuando llegó el tiempo de que Tamar diera a luz, resultó que tenía mellizos en su seno.
Gén 38:28  En el momento de nacer, uno de los mellizos sacó la mano; la partera le ató un hilo rojo en la mano, y dijo: "Éste salió primero."
Gén 38:29  Pero en ese momento el niño metió la mano, y salió primero el otro. Entonces la partera dijo: "¡Cómo te abriste paso!" Por eso al niño lo llamaron Fares.
Gén 38:30  [2]  Luego salió su hermano, con el hilo rojo atado en la mano, y lo llamaron Zera. [3]

Gén 38:1  Por aquel tiempo, Judá se alejó de sus hermanos y entró en amistad con un hombre de Adulam llamado Jirá.
Gén 38:2  Allí conoció a la hija de un cananeo llamado Súa, y después de tomarla por esposa, se unió con ella.
Gén 38:3  Ella concibió y dio a luz un hijo, y él lo llamo Er.
Gén 38:4  Luego concibió nuevamente, y tuvo otro hijo, al que llamó Onán.
Gén 38:5  Después volvió a tener otro hijo, y le puso el nombre de Selá. Cuando ella dio a luz, estaba en Quezib.
Gén 38:6  Más tarde, Judá casó a Er, su hijo mayor, con una mujer llamada Tamar.
Gén 38:7  Er desagradó al Señor, y el Señor lo hizo morir.
Gén 38:8  Judá dijo entonces a Onán: "Únete a la viuda de Er, para cumplir con tus deberes de cuñado y asegurar una descendencia a tu hermano".
Gén 38:9  Pero Onán, sabiendo que la descendencia no le pertenecería, cada vez que se unía con ella, derramaba el semen en la tierra para evitar que hermano tuviera una descendencia.
Gén 38:10  Su manera de proceder desagradó al Señor, que lo hizo morir también a él.
Gén 38:11  Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: "Vive como una viuda en la casa de tu padre, hasta que crezca mi hijo Selá", porque temía que este corriera la misma suerte que sus hermanos. Por eso Tamar se fue a vivir a la casa de su padre.
Gén 38:12  Mucho tiempo después, murió la esposa de Judá, la hija de Súa. Una vez concluido el duelo, Judá se dirigió hacia Timná en compañía de su amigo Jirá, el adulamita, porque allí esquilaban sus ovejas.
Gén 38:13  Tamar fue informada de que su suegro se dirigía hacia Timná, donde estaban esquilando su rebaño.
Gén 38:14  Y como veía que Selá ya era grande, y sin embargo, no se lo habían dado como esposo, se quitó su ropa de viuda, se cubrió con un velo para no ser reconocida, y se sentó a la entrada de Enaim, sobre el camino a Timná.
Gén 38:15  Como tenía la cara tapada, al verla, Judá pensó que era una prostituta.
Gén 38:16  Entonces se apartó del camino y fue hacia ella para decirle: "Deja que me acueste contigo", ignorando que se trataba de su nuera. Ella le respondió: "¿Qué me darás por acostarte conmigo?".
Gén 38:17  "Te enviaré un chivito de mi rebaño", le aseguró él. "De acuerdo, continuó ella, con tal que me dejes algo como prenda hasta que me lo envíes".
Gén 38:18  El le preguntó: "¿Qué debo dejarte?". "Tu sello con su cordón y el bastón que llevas en la mano", le respondió. El se los entregó y se acostó con ella, dejándola embarazada.
Gén 38:19  Inmediatamente, ella se retiró, se quitó el velo que la cubría, y volvió a ponerse su ropa de viuda.
Gén 38:20  Cuando Judá le envió el chivito por medio de su amigo, el adulamita, para rescatar la prenda que había quedado en manos de la mujer, este no pudo encontrarla.
Gén 38:21  Entonces preguntó a la gente del lugar: "¿Dónde está esa prostituta que se sentaba en Enaim, al borde del camino?". Ellos le respondieron: "Allí nunca hubo una prostituta".
Gén 38:22  El regresó y dijo a Judá: "No la pude encontrar. Además, la gente del lugar me aseguró que allí nunca hubo una prostituta".
Gén 38:23  Judá replicó: "Que se quede con todo, porque de lo contrario nos pondremos en ridículo. Yo cumplí mandándole el cabrito, y tú no la encontraste".
Gén 38:24  Unos tres meses más tarde, notificaron a Judá: "Tu nuera Tamar se ha prostituido, y en una de sus andanzas quedó embarazada". Entonces Judá exclamó: "Sáquenla afuera y quémenla viva".
Gén 38:25  Pero cuando la iban a sacar, ella mandó decir a su suegro: "Estas cosas pertenecen al hombre que me dejó embarazada. Averigua quién es el dueño de este sello, este cordón y ese bastón".
Gén 38:26  Al reconocerlos, Judá declaró: "Ella es más justa que yo, porque yo no le di a mi hijo Selá". Y no volvió a tener relaciones con ella.
Gén 38:27  Llegado el momento del parto, resultó que en su seno había mellizos.
Gén 38:28  Mientras daba a luz, uno de ellos extendió su mano, y la partera le ató en ella un hilo escarlata, diciendo: "Este ha sido el primero, en salir".
Gén 38:29  Pero luego retiró su mano, y el otro salió antes. Entonces ella dijo: "¡Cómo te has abierto una brecha!". Por eso fue llamado Peres.
Gén 38:30  Después salió su hermano, con el hilo escarlata, y por eso lo llamaron Zéraj.

Gén 38:1  Fue por esos días cuando Judá se apartó de sus hermanos y se fue a Adulam, donde vivió en la casa de un amigo suyo que se llamaba Hirá.
Gén 38:2  Allí Judá conoció a la hija de un cananeo llamado Súa, y se casó con ella. Después de un tiempo
Gén 38:3  ella quedó embarazada y tuvo un hijo. Judá le puso por nombre Er.
Gén 38:4  Tiempo después, la esposa de Judá tuvo dos hijos más: a uno de ellos lo llamó Onán, y al otro lo llamó Selá. Este último nació en Quezib.
Gén 38:6  Judá le buscó esposa a Er, y lo casó con una mujer llamada Tamar.
Gén 38:7  Pero a Dios no le gustaba la mala conducta de Er, así que le quitó la vida.
Gén 38:8  Entonces Judá le dijo a Onán: «Cásate con la viuda de tu hermano y cumple con tu deber de cuñado. Así tu difunto hermano tendrá hijos por medio de ti».
Gén 38:9  Onán sabía que los hijos que tuviera con su cuñada no serían considerados suyos, sino de su hermano. Por eso, cada vez que tenía relaciones sexuales con ella procuraba no dejarla embarazada. De ese modo evitaba darle hijos a su hermano muerto.
Gén 38:10  A Dios tampoco le gustó esta mala conducta de Onán, así que también le quitó la vida.
Gén 38:11  Entonces Judá le recomendó a Tamar que se quedara viuda hasta que Selá creciera. Y es que Judá tenía miedo de que también Selá muriera, como sus hermanos. Por eso Tamar se fue a vivir a la casa de su padre.
Gén 38:12  Pasó el tiempo, y murió la esposa de Judá. Luego de llorar su muerte, Judá se fue a Timnat, donde sus pastores estaban cortándoles la lana a sus ovejas. Su amigo Hirá lo acompañó.
Gén 38:13  Alguien fue a contarle a Tamar que su suegro iba de camino a Timnat, para recoger la lana de sus ovejas.
Gén 38:14  Entonces ella se quitó la ropa de luto, se tapó la cara con un velo, y fue a sentarse a la entrada de Enaim, junto al camino que lleva a Timnat. Tamar se había dado cuenta de que Selá ya había crecido y, sin embargo, Judá no lo casaba con ella.
Gén 38:15  Cuando Judá vio a una mujer con la cara cubierta, no se imaginó que se trataba de su nuera. Más bien, pensando que era una prostituta, se acercó a ella y le propuso: —Oye, ¿me dejarías acostarme contigo? Ella contestó: —Suponiendo que te deje, ¿qué me darás a cambio?
Gén 38:17  —Te mandaré uno de mis cabritos —respondió Judá. —Acepto —dijo ella—, sólo si me dejas algo tuyo como garantía de que me pagarás.
Gén 38:18  —¿Y qué quieres que te deje? —preguntó Judá. —Pues déjame tu sello con todo y cordón, y la vara que llevas en la mano —respondió ella. Judá aceptó sus condiciones, y tuvo relaciones sexuales con ella, y ella quedó embarazada.
Gén 38:19  Tan pronto como Judá se marchó, ella se quitó el velo y volvió a ponerse las ropas de luto.
Gén 38:20  Más tarde, cuando Judá mandó a su amigo Hirá para entregar el cabrito y recoger lo que le había dejado a Tamar, su amigo ya no la encontró.
Gén 38:21  Entonces les preguntó a los que vivían allí: —¿Dónde está la prostituta que acostumbra sentarse junto al camino de Enaim? Ellos contestaron: —Aquí nunca ha habido ninguna prostituta.
Gén 38:22  El amigo de Judá regresó y le dijo: —No encontré a esa mujer. Los de ese lugar me aseguran que allí no ha habido ninguna prostituta.
Gén 38:23  Judá respondió: —¡Pues que se quede con todo! Pero nadie podrá decir que no cumplo mi palabra. Yo te envié con el cabrito, y tú ya no la encontraste.
Gén 38:24  Como a los tres meses, alguien fue a decirle a Judá: —Seguramente tu nuera Tamar ha tenido relaciones con alguien, pues resulta que está embarazada. Entonces Judá exclamó: —¡Échenla fuera, y quémenla viva!
Gén 38:25  Cuando la estaban sacando, Tamar mandó a decirle a su suegro: «El dueño de todo esto fue quien me dejó embarazada. Fíjate bien, tal vez sepas quién es el dueño».
Gén 38:26  En cuanto Judá reconoció su sello y la vara, dijo: —El culpable soy yo, y no ella, pues no quise darle a mi hijo Selá como esposo. Y nunca más Judá volvió a tener relaciones sexuales con Tamar.
Gén 38:27  Tiempo después, Tamar tuvo mellizos.
Gén 38:28  Al momento de nacer, uno de los mellizos sacó la mano; entonces la mujer que ayudaba a Tamar le ató al niño una cinta roja en la muñeca y dijo: «Este nació primero».
Gén 38:29  Pero el niño volvió a meter la mano, y el que nació primero fue el otro mellizo. Entonces dijo la mujer: «¡Vaya, te abriste paso!» Por eso le pusieron por nombre Fares.
Gén 38:30  Después de él nació su hermano, y como traía la cinta roja atada a la muñeca le pusieron por nombre Zérah.

Gén 38:1  Fue en este tiempo que Yahudáh salió de entre sus hermanos y se asentó cerca de un hombre llamado Hirah que era un Adulami.
Gén 38:2  Allí Yahudáh vio una de las hijas de un cierto Kenaani cuyo nombre era Shua, y él la tomó y durmió con ella.
Gén 38:3  Ella concibió y tuvo un hijo, a quien llamó Er.
Gén 38:4  Ella concibió otra vez y tuvo un hijo, a quien ella llamó Onan.
Gén 38:5  Entonces ella concibió aun otra vez y tuvo un hijo a quien ella llamó Shelah, y ella estaba en Keziv cuando ella les dio a luz.
Gén 38:6  Yahudáh tomó esposa para Er su primogénito, y su nombre era Tamar.
Gén 38:7  Pero Er, el primogénito de Yahudáh, era maldito a los ojos de YAHWEH, así que YAHWEH lo mató.
Gén 38:8  Yahudáh dijo a Onan: "Ve a dormir con la esposa de tu hermano – hazle a ella el deber del hermano del esposo, y preserva la línea de zera de tu hermano."
Gén 38:9  Sin embargo, Onan sabía que la zera no contaría como de él; así que cuando él tenía relaciones con la esposa de su hermano, él vertía el semen en la tierra, para así no dar zera a su hermano.
Gén 38:10  Lo que él hacía era maldito ante los ojos de YAHWEH, así que El lo mató también.[110]
Gén 38:11  Entonces Yahudáh dijo a Tamar su nuera: "Quédate viuda en la casa de tu padre hasta que mi hijo Shelah crezca"; porque él pensó: "Yo no quiero que él muera también, como sus hermanos." Así que Tamar fue y habitó en casa con su padre.
Gén 38:12  Al tiempo, Shua, la esposa de Yahudáh, murió. Después que Yahudáh se había consolado, subió para estar con sus trasquiladores en Timan, él y su amigo Hirah el Adulami.
Gén 38:13  Le fue dicho a Tamar: "Tu suegro ha subido a Timan para trasquilar sus ovejas."
Gén 38:14  Así que ella se quitó la ropa de viuda, cubrió su rostro completamente con un velo, y embelleció su rostro, y se sentó a la entrada de Einayim, que está en el camino a Timan. Porque ella vio que Shelah había crecido, pero ella aun no había sido dada a él como esposa.
Gén 38:15  Cuando Yahudáh la vio, él pensó que ella era una prostituta, porque ella se había cubierto el rostro, y él no la reconoció.
Gén 38:16  Así que él fue a ella donde ella estaba sentada, y dijo, sin darse cuenta que ella era su nuera: "Ven, déjame dormir contigo." Ella respondió: "¿Qué pagarás por dormir conmigo? "
Gén 38:17  El dijo: "Yo te enviaré un cabrito del rebaño de carneros." Ella dijo: "¿Me darás algo como garantía que lo enviarás?
Gén 38:18  El respondió: "¿Qué te daré como garantía? " Ella dijo: "Tu sello, con su cordón, y el cetro que llevas en la mano." Así que él se los dio a ella, entonces fue y durmió con ella; y ella concibió de él.
Gén 38:19  Ella se levantó y se fue, se quitó su velo y se puso su ropa de viuda.
Gén 38:20  Yahudáh envió el cabrito con su amigo el Adulami para recibir las cosas de garantía de la mujer, pero él no la encontró.
Gén 38:21  El le preguntó a la gente que estaba cerca de donde ella había estado: "¿Dónde está la prostituta que estaba en el camino a Einayim? " Pero ellos respondieron: "No ha habido ninguna prostituta aquí."
Gén 38:22  Así que él regresó a Yahudáh, y dijo: "No la pude encontrar, también la gente allí dijo: 'No ha habido ninguna prostituta aquí.'"
Gén 38:23  Yahudáh dijo: "Está bien, deja que se quede con las cosas, para que no seamos avergonzados públicamente. Yo envié el cabrito, pero tú no pudiste encontrarla."
Gén 38:24  Después de tres meses le fue dicho a Yahudáh: "Tamar tu nuera ha estado actuando como una ramera, además, ella está preñada como resultado de su prostitución." Yahudáh dijo: "¡Sácala, y que sea quemada viva!"
Gén 38:25  Cuando ella fue sacada, envió este mensaje a su suegro: "Estoy preñada por el hombre a quien pertenecen estas cosas. Determina, te imploro, de quién son – el sello, el cordón y el cetro."
Gén 38:26  Entonces Yahudáh reconoció que le pertenecían. El dijo: "Tamar es justificada en vez de ser yo, porque yo no la dejé ser la esposa de mi hijo Shelah." Y él nunca más volvió a dormir con ella.
Gén 38:27  Cuando ella tuvo los dolores de parto, fue evidente que iba a tener gemelos.
Gén 38:28  Mientras estaba con los dolores de parto, uno de ellos sacó su mano; y la partera tomó su mano y puso una cinta escarlata en ella, diciendo: "Este salió primero."
Gén 38:29  Pero entonces él retrocedió su mano, y su hermano salió; así que ella dijo: "¿Cómo te las arreglaste para romper primero? " Por lo tanto él fue nombrado Peretz [rompimiento].[111]
Gén 38:30  Entonces salió su hermano, con la cinta escarlata en su mano, y fue dado el nombre de Zeraj [escarlata].

Gén 38:1  Por aquel tiempo Judá se separó de sus hermanos y bajó donde un tal Jirá, que era de Adulam.
Gén 38:2  Allí conoció a la hija de un cananeo llamado Sué, a la que tomó por esposa.
Gén 38:3  Esta quedó embarazada y dio a luz un hijo al que llamó Er.
Gén 38:4  Tuvo un segundo hijo, al que llamó Onán,
Gén 38:5  y, estando en Quézib dio a luz un tercer hijo al que puso el nombre de Sela.
Gén 38:6  Judá tomó como esposa para su primogénito Er, a una mujer llamada Tamar.
Gén 38:7  Er, primogénito de Judá, fue malo a los ojos de Yavé, y él le quitó la vida.
Gén 38:8  Entonces Judá dijo a Onán: "Cumple con tu deber de cuñado, y toma a la esposa de tu hermano para darle descendencia a tu hermano."
Gén 38:9  Onán sabía que aquella descendencia no sería suya, y así, cuando tenía relaciones con su cuñada, derramaba en tierra el semen, para no darle un hijo a su hermano.
Gén 38:10  Esto no le gustó a Yavé, y le quitó también la vida.
Gén 38:11  Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: "Vuelve como viuda a la casa de tu padre, hasta que mi hijo Sela se haga mayor." Porque Judá tenía miedo de que Sela muriera también, al igual que sus hermanos. Tamar se fue y se quedó en la casa de su padre.
Gén 38:12  Bastante tiempo después, murió la esposa de Judá. Terminado el luto, Judá subió con su amigo Jirá de Adulam a Timna, donde estaban esquilando sus ovejas.
Gén 38:13  Alguien informó a Tamar de que su suegro iba camino de Timna, para la esquila de su rebaño.
Gén 38:14  Ella entonces se sacó sus ropas de viuda, se cubrió con un velo, y con el velo puesto fue a sentarse a la entrada de Enaín, que está en el camino a Timna, pues veía que Sela era ya mayor, y todavía no la había hecho su mujer.
Gén 38:15  Al pasar Judá por dicho lugar, pensó que era una prostituta, pues tenía la cara tapada.
Gén 38:16  Se acercó a ella y le dijo: "Déjame que me acueste contigo"; pues no sabía que era su nuera. Ella le dijo: "¿Y qué me vas a dar para esto?"
Gén 38:17  El le dijo: "Te enviaré un cabrito de mi rebaño." Mas ella respondió: "Bien, pero me vas a dejar algo en prenda hasta que lo envíes."
Gén 38:18  Judá preguntó: "¿Qué prenda quieres que te dé?" Ella contestó: "El sello que llevas colgado de tu cuello, con su cordón, y el bastón que llevas en la mano." El se los dio y se acostó con ella, y la dejó embarazada.
Gén 38:19  Ella después se marchó a su casa y, quitándose el velo, se puso sus ropas de viuda.
Gén 38:20  Judá envió el cabrito por intermedio de su amigo de Adulam, con el fin de recobrar lo que había dejado a la mujer, pero no la encontró.
Gén 38:21  Entonces preguntó a la gente del lugar: "¿Dónde está la prostituta que se sienta en Enaín, al borde del camino?" Le respondieron: "Nunca ha habido prostituta alguna por allí."
Gén 38:22  Volvió, pues, el hombre donde Judá y le dijo: "No la he encontrado, e incluso las personas del lugar dicen que jamás ha habido prostituta por esos lados."
Gén 38:23  Judá respondió: "Que se quede no más con la prenda, con tal que la gente no se ría de nosotros. Después de todo, yo le mandé el cabrito y si tú no la has encontrado, yo no tengo la culpa."
Gén 38:24  Como tres meses después, le contaron a Judá: "Tu nuera Tamar se ha prostituido, y ahora está esperando un hijo." Entonces dijo Judá: "Llévenla afuera y que sea quemada viva."
Gén 38:25  Pero cuando ya la llevaban, ella mandó a decir a su suegro: "Me ha dejado embarazada el hombre a quien pertenecen estas cosas. Averigua, pues, quién es el dueño de este anillo, este cordón y este bastón."
Gén 38:26  Judá reconoció que eran suyos y dijo: "Soy yo el culpable, y no Tamar, porque no le he dado a mi hijo Sela." Y no tuvo más relaciones con ella.
Gén 38:27  Cuando le llegó el tiempo de dar a luz, resultó que tenía dos gemelos en su seno.
Gén 38:28  Al dar a luz, uno de ellos sacó una mano y la partera la agarró y ató a ella un hilo rojo, diciendo: "Este ha sido el primero en salir."
Gén 38:29  Pero el niño retiró la mano y salió su hermano. "¡Cómo te has abierto brecha!", dijo la partera, y lo llamó Peres.
Gén 38:30  Detrás salió el que tenía el hilo atado a la mano, y lo llamó Zeraj.

Gén 38:1  Por ese tiempo, Judá se apartó de sus hermanos y se fue a vivir a casa de un hombre adulamita llamado Hirá.
Gén 38:2  Allá Judá conoció a la hija de un cananeo llamado Súa. Judá se casó y tuvo relaciones sexuales con ella.
Gén 38:3  Ella quedó embarazada y dio a luz a un hijo al que llamó Er.
Gén 38:4  Después volvió a quedar embarazada y dio a luz a otro hijo al que llamó Onán.
Gén 38:5  Luego dio a luz a otro hijo al que llamó Selá, cuando Judá estaba viviendo en Quezib.
Gén 38:6  Judá le consiguió una esposa a su hijo mayor Er. Su nombre era Tamar.
Gén 38:7  Pero el Señor no estaba muy contento con Er, el primer hijo de Judá, y entonces el Señor hizo que se muriera.
Gén 38:8  Entonces Judá le dijo a Onán: —Ten relaciones sexuales con la esposa de tu hermano muerto, cumple tu deber de cuñado y dale un hijo a tu hermano.
Gén 38:9  Onán sabía que el hijo no iba a ser suyo y entonces, cada vez que tenía relaciones sexuales con la esposa de su hermano, desperdiciaba su semen derramándolo en el suelo, para así no darle hijos a su hermano.
Gén 38:10  Eso que él hizo no le agradó al Señor, y por esa razón también hizo que se muriera.
Gén 38:11  Entonces Judá le dijo a su nuera Tamar: —Vuelve a la casa de tu papá y no te cases hasta que crezca mi hijo Selá. Judá temía que Selá también muriera como sus hermanos. Tamar se fue a vivir a la casa del papá de ella.
Gén 38:12  Después de un largo tiempo, la esposa de Judá, la hija de Súa, murió. Después de que Judá terminó el luto, él y su amigo Hirá el adulamita fueron a Timnat donde vivían los hombres que trasquilaban a sus ovejas.
Gén 38:13  Alguien le dijo a Tamar: «Mira, tu suegro va a ir a Timnat a trasquilar a sus ovejas».
Gén 38:14  Entonces ella se quitó sus vestidos de viuda, se cubrió con un velo y se sentó en la entrada de Enayin, que quedaba en el camino a Timnat. Tamar sabía que Selá ya había crecido y que a ella aún no le habían permitido casarse con él.
Gén 38:15  Cuando Judá la vio, pensó que era una prostituta porque tenía la cara cubierta.
Gén 38:16  Judá se le acercó al lado del camino y, sin saber que ella era su nuera, le pidió que tuvieran relaciones sexuales. Entonces ella le preguntó: —¿Qué me vas a dar por tener relaciones sexuales contigo?
Gén 38:17  Judá le respondió: —Voy a mandarte un cabrito de mi rebaño. Y ella dijo: —Acepto sólo si me das algo en garantía mientras me mandas el cabrito.
Gén 38:18  Él le preguntó: —¿Qué quieres que te dé en garantía? Ella respondió: —Dame tu sello con el cordón y el bastón que tienes en la mano. Entonces él le dio esas cosas, tuvo relaciones sexuales con ella y ella quedó embarazada.
Gén 38:19  Después ella se levantó, se fue para su casa, se quitó el velo, y se puso la ropa de viuda.
Gén 38:20  Después Judá mandó el cabrito con su amigo Hirá el adulamita para recuperar de la mujer su sello, su cordón y su bastón, pero él no pudo encontrarla.
Gén 38:21  Hirá le preguntó a la gente de ese lugar: —¿Dónde puedo encontrar a la prostituta consagrada que estaba en Enayin sentada al lado del camino? Pero ellos respondieron: —Aquí nunca ha habido una prostituta consagrada.
Gén 38:22  Entonces él regresó a donde estaba Judá y le dijo: —No la pude encontrar. La gente de ese lugar me dijo: “Aquí nunca ha estado una prostituta consagrada”.
Gén 38:23  Después Judá dijo: —Dejemos que se quede con mis cosas, no quiero que la gente se burle de mí. Tratamos de llevarle su cabrito pero tú no la encontraste.
Gén 38:24  A los tres meses, alguien le contó a Judá: —Tu nuera Tamar ha actuado como una prostituta, y como resultado de eso, quedó embarazada. Entonces Judá dijo: —Tráiganla y quémenla.
Gén 38:25  Cuando la estaban sacando, ella le mandó un mensaje a su suegro: —El dueño de estas cosas fue el que me embarazó. ¡Mírenlas! ¿De quién son este sello, este cordón y este bastón?
Gén 38:26  Judá las reconoció y dijo: —Ella tiene razón; no le entregué a mi hijo Selá como se lo había prometido. Judá nunca más volvió a tener relaciones sexuales con Tamar.
Gén 38:27  Cuando llegó el momento en que ella diera a luz, tuvo mellizos.
Gén 38:28  Al momento de nacer, uno de ellos sacó la mano y ahí, la partera le ató un cordón rojo. Ella dijo: «Éste fue el que nació primero»,
Gén 38:29  pero él volvió a meter la mano y salió su hermano, entonces la partera dijo: «¡Qué abertura que has hecho tú mismo!» por lo cual lo llamaron Fares.
Gén 38:30  Después salió su hermano, el que tenía el cordón rojo y por eso lo llamaron Zera.

Gén 38:1  Por este mismo tiempo Judá, separándose de sus hermanos, se hospedó en casa de un vecino de Odollam, llamado Hiram.
Gén 38:2  Y vio allí a la hija de un cananeo llamado Sué, y se casó con ella.
Gén 38:3  La cual concibió y parió un hijo a quien su padre llamó Her.
Gén 38:4  Segunda vez concibió, y al hijo que tuvo le llamó ella Onán.
Gén 38:5  Parió después al tercero, al cual ella llamó Sela; y después de nacido éste, no parió más.
Gén 38:6  Judá a su tiempo casó a su primogénito Her con una mujer llamada Tamar.
Gén 38:7  Pero Her, primogénito de Judá, fue un malvado a los ojos del Señor, que por eso le quitó la vida.
Gén 38:8  Dijo entonces Judá a Onán, hijo suyo: Cásate con tu cuñada, a fin de dar sucesión a tu hermano.
Gén 38:9  Pero Onán, sabiendo que la sucesión no había de ser suya, aunque se acostaba con ella, impedía el que concibiese, para que no nacieran hijos con el nombre del hermano.
Gén 38:10  Por lo cual el Señor lo hirió de muerte, en castigo de acción tan detestable.
Gén 38:11  Visto esto, dijo Judá a su nuera Tamar: Mantente viuda en casa de tu padre, hasta que haya crecido mi hijo Sela; y era que temía no muriera también éste, como sus hermanos. Se fue ella, y vivió en la casa de su padre.
Gén 38:12  Pasados ya muchos días, murió la hija de Sué, mujer de Judá; el cual después de los funerales, concluido el duelo, iba un día con Hiras el odollamita, mayoral del ganado, al esquileo de sus ovejas a Tamnas.
Gén 38:13  Y avisaron a Tamar que su suegro iba a Tamnas, al esquileo de las ovejas.
Gén 38:14  La cual, depuesto el traje de viuda, tomó un manto o mantilla grande, y mudando de traje, se sentó en la encrucijada del camino que va a Tamnas; porque veía que Sela había ya crecido, y no se lo habían dado por marido.
Gén 38:15  Judá, luego que la vio, sospechó que era una mujer pública; porque se había cubierto el rostro para no ser reconocida.
Gén 38:16  Y acercándose a ella, dijo: Déjame que cohabite contigo, no sabiendo que fuese su nuera. La cual le respondió: ¿Qué me darás por hacer tu gusto?
Gén 38:17  Te enviaré, dijo Judá, un cabrito de mi ganado. A lo que contestó Tamar: Permitiré lo que tú quieres, con tal que me des una prenda, hasta enviar lo que prometes.
Gén 38:18  A lo cual dijo Judá: ¿Qué prenda quieres? Ese anillo o sello tuyo, respondió, y el brazalete, y el bastón que tienes en la mano. Quedó, pues, entonces mismo, embarazada la mujer,
Gén 38:19  y levantándose se retiró, y dejado el traje que había tomado, se vistió otra vez de viuda.
Gén 38:20  Judá después envió el cabrito por mano de su pastor, el odollamita, para recobrar las prendas que había dado a la mujer; el cual, como no la hallase,
Gén 38:21  preguntó a las gentes vecinas: ¿Dónde está la mujer que solía ponerse en la encrucijada? Le respondieron todos: Aquí no ha habido ramera alguna.
Gén 38:22  Volvió, pues, a Judá, y le dijo: No la he hallado, y aun toda la gente de aquel lugar me ha asegurado que jamás habían visto allí mujer pública.
Gén 38:23  Dijo Judá: Quédese en hora buena con lo que tiene, a lo menos no podrá acusarnos de mentira; yo he remitido el cabrito que prometí, y tú no la has hallado.
Gén 38:24  Pero he aquí que al cabo de tres meses avisaron a Judá, diciendo: Tu nuera Tamar ha pecado, pues se va observando que está embarazada; y dijo Judá: Sacadle fuera, para que sea públicamente quemada.
Gén 38:25  La cual, mientras era conducida al suplicio, envió un recado a su suegro, diciendo: Del varón de quien son estas prendas, he yo concebido; mira bien cuyo es ese anillo, y ese brazalete, y ese bastón.
Gén 38:26  Judá, reconocidas las prendas, dijo: Menos culpa tiene ella que yo, puesto que yo no la entregué por esposa a Sela, hijo mío. Pero nunca más tuvo Judá trato carnal con ella.
Gén 38:27  Sobreviniendo después el parto, se vio que llevaba gemelos en el vientre; y en el acto mismo de salir a luz los niños, uno de ellos sacó la mano, en la cual la partera ató un hilo encarnado diciendo:
Gén 38:28  Este saldrá el primero.
Gén 38:29  Mas como él retirase la mano, salió el otro; y dijo entonces la mujer: ¿Cómo es que se ha roto por tu causa la piel o membrana? Y por este motivo llamó su nombre Fares.
Gén 38:30  Después salió su hermano, en cuya mano estaba el hilo encarnado, al cual llamo Zara.

Gén 38:1  Sucedió entonces que bajó Judá, apartándose de sus hermanos, y llegó hasta un adulamita de nombre Jirá.
Gén 38:2  Vio allí a una cananea llamada Súa, y la tomó por mujer, y entró a ella,
Gén 38:3  que concibió y parió un hijo, al que llamó Er.
Gén 38:4  Concibió de nuevo y parió un hijo, a quien llamó Onán;"
Gén 38:5  volvió a concebir, y parió un hijo, a quien llamó Selá; cuando le parió éste, hallábase en Quezib."
Gén 38:6  Tomó Judá para Er, su primogénito, una mujer llamada Tamar.
Gén 38:7  Er, primogénito de Judá, fue malo a los ojos de Yahvé, y Yahvé le mató.
Gén 38:8  Entonces dijo Judá a Onán: “Entra a la mujer de tu hermano y tómala, como cuñado que eres, para suscitar prole a tu hermano.”
Gén 38:9  Pero Onán, sabiendo que la prole no era suya, cuando entraba a la mujer de su hermano, se derramaba en tierra para no dar prole a su hermano.
Gén 38:10  Era malo a los ojos de Yahvé lo que hacía Onán, y le mató también a él.
Gén 38:11  Dijo entonces Judá a Tamar, su nuera: “Quédate como viuda en casa de tu padre hasta que sea grande mi hijo Selá.” Pues se decía: “No vaya a morir también éste como sus hermanos.” Fuese, pues, Tamar y habitaba en casa de su padre.
Gén 38:12  Pasó mucho tiempo, y murió la hija de Súa, mujer de Judá. Pasado el duelo por ella, subió Judá con su amigo Jirá, el adulamita, al esquileo de su ganado a Timná.
Gén 38:13  Hiciéronselo saber a Tamar, diciéndole: “Mira, tu suegro ha ido a Timná al esquileo de su ganado.”
Gén 38:14  Despojóse ella de sus vestidos de viuda, se cubrió con un velo, y cubierta se sentó a la entrada de Enaím, en el camino de Timná, pues veía que Selá era ya mayor y no le había sido dada por mujer.
Gén 38:15  Judá, al verla, la tomó por una meretriz, pues tenía tapada la cara.
Gén 38:16  Dirigióse a donde estaba y le dijo: “Déjame entrar a ti,” pues no conoció que era su nuera. Ella le respondió: “¿Qué vas a darme por entrar a mí?”
Gén 38:17  Y él contestó: “Te mandaré un cabrito del rebaño.” Ella le dijo: Si me das una prenda hasta que lo mandes...”
Gén 38:18  ¿Qué prenda quieres que te dé?,” le dijo él. Ella contestó: “Tu sello, el cordón de que cuelga y el báculo que llevas en la mano.” El se lo dio, y entró a ella, que concibió de él.
Gén 38:19  Luego se levantó, se fue y, quitándose el velo, volvió a vestirse sus ropas de viuda.
Gén 38:20  Mandó Judá el cabrito por medio de su amigo el adulamita, para que retirase la prenda de manos de la mujer; pero éste no la halló."
Gén 38:21  Preguntó a las gentes del lugar, diciendo: ¿Dónde está la meretriz que se sienta en Enaím a la vera del camino?” Y ellos le respondieron: “No ha habido aquí ninguna meretriz.”
Gén 38:22  Volvió, pues, a Judá y le dijo: “No la he hallado, y las gentes del lugar me han dicho que no ha habido allí ninguna meretriz.”
Gén 38:23  Y dijo Judá: “Que se quede con ello, no vaya a burlarse de nosotros; yo ya he mandado el cabrito y tú no la has hallado.”
Gén 38:24  Al cabo de unos tres meses avisaron a Judá, diciendo: “Tamar, tu nuera, se ha prostituido, y de sus prostituciones está encinta.” Judá contestó: “Sacadla y quemadla.”
Gén 38:25  Cuando la sacaban, mandó ella a decir a su suegro: “Del hombre cuyas son estas cosas estoy encinta. Mira a ver de quién son ese anillo, ese cordón y ese báculo.”
Gén 38:26  Los reconoció Judá, y dijo: “Mejor que yo es ella, pues no se la he dado a Selá, mi hijo.” Pero no volvió a conocerla más.
Gén 38:27  Cuando llegó el tiempo del parto, tenía en el seno dos gemelos.
Gén 38:28  Al darlos a luz, sacó uno de ellos una mano, y la partera la tomó, y ató a ella un hilo rojo, diciendo: “Este ha sido el primero en salir”;"
Gén 38:29  pero él retiró la mano y salió su hermano. “¡Vaya rotura que has hecho!,” dijo ella, y le llamó Fares;"
Gén 38:30  luego salió su hermano, que tenía el hilo atado a la mano, y le llamó Zaraj.

 

 

 
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