Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  Genesis A31
 

Capitulo 31

Gén 31:1  Pero Jacob se enteró de que los hijos de Labán andaban diciendo: «Jacob se ha ido apoderando de todo lo que le pertenecía a nuestro padre, y se ha enriquecido a costa suya.»
Gén 31:2  También notó que Labán ya no lo trataba como antes.
Gén 31:3  Entonces el Señor le dijo a Jacob: «Vuélvete a la tierra de tus padres, donde están tus parientes, que yo estaré contigo.»
Gén 31:4  Jacob mandó llamar a Raquel y a Lea al campo donde estaba el rebaño,
Gén 31:5  y les dijo:—Me he dado cuenta de que vuestro padre ya no me trata como antes. ¡Pero el Dios de mi padre ha estado conmigo!
Gén 31:6  Vosotras sabéis muy bien que yo he trabajado para vuestro padre Labán con todas mis fuerzas.
Gén 31:7  No obstante, él me ha engañado y me ha cambiado el salario muchas veces. Pero Dios no le ha permitido causarme ningún daño.
Gén 31:8  Si él acordaba conmigo: “Los animales manchados serán tu salario”, todas las hembras tenían crías manchadas; y si él acordaba: “Los animales rayados serán tu salario”, todas las hembras tenían crías rayadas.
Gén 31:9  Así Dios le ha quitado el ganado a vuestro padre, y me lo ha dado a mí.
Gén 31:10  »En cierta ocasión, durante la época en que los animales estaban en celo, tuve un sueño. En ese sueño veía que los chivos que cubrían a las cabras eran rayados, manchados o moteados.
Gén 31:11  En ese mismo sueño, el ángel de Dios me llamó: “¡Jacob!” Y yo le respondí: “Aquí estoy.”
Gén 31:12  Entonces él me dijo: “Fíjate bien, y te darás cuenta de que todos los chivos que cubren a las cabras son rayados, manchados o moteados. Yo he visto todo lo que te ha hecho Labán.
Gén 31:13  Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste una estela y me hiciste una promesa. Vete ahora de esta tierra, y vuelve a la tierra de tu origen.”
Gén 31:14  Raquel y Lea le respondieron:—Ya no tenemos ninguna parte ni herencia en la casa de nuestro padre.
Gén 31:15  Al contrario, nos ha tratado como si fuéramos extranjeras. Nos ha vendido, y se ha gastado todo lo que recibió por nosotras.
Gén 31:16  Lo cierto es que toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Por eso, haz ahora todo lo que Dios te ha ordenado.
Gén 31:17  Entonces Jacob se preparó y montó a sus hijos y a sus esposas en los camellos,
Gén 31:18  puso en marcha todo su ganado, junto con todos los bienes que había acumulado en Padán Aram, y se dirigió hacia la tierra de Canaán, donde vivía su padre Isaac.
Gén 31:19  Mientras Labán estaba ausente esquilando sus ovejas, Raquel aprovechó el momento para robar los ídolos familiares.
Gén 31:20  Fue así como Jacob engañó a Labán el arameo y huyó sin decirle nada.
Gén 31:21  Jacob se escapó con todo lo que tenía. Una vez que cruzó el río Éufrates, se encaminó hacia la región montañosa de Galaad.
Gén 31:22  Al tercer día le informaron a Labán que Jacob había huído.
Gén 31:23  Entonces Labán reunió a sus parientes y lo persiguió durante siete días, hasta que lo alcanzó en los montes de Galaad.
Gén 31:24  Pero esa misma noche Dios se le apareció en un sueño a Labán el arameo, y le dijo: «¡Cuidado con amenazar a Jacob!»
Gén 31:25  Labán alcanzó a Jacob en los montes de Galaad, donde éste había acampado. También Labán acampó allí, junto con sus parientes,
Gén 31:26  y le reclamó a Jacob:—¿Qué has hecho? ¡Me has engañado, y te has llevado a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra!
Gén 31:27  ¿Por qué has huido en secreto, con engaños y sin decirme nada? Yo te habría despedido con alegría, y con música de tambores y de arpa.
Gén 31:28  Ni siquiera me dejaste besar a mis hijas y a mis nietos. ¡Te has comportado como un necio!
Gén 31:29  Mi poder es más que suficiente para haceros daño, pero anoche el Dios de tu padre me habló y me dijo: “¡Cuidado con amenazar a Jacob!”
Gén 31:30  Ahora bien, entiendo que hayas querido irte porque añoras la casa de tu padre, pero, ¿por qué me robaste mis dioses?
Gén 31:31  Jacob le respondió:—La verdad es que me entró mucho miedo, porque pensé que podrías quitarme a tus hijas por la fuerza.
Gén 31:32  Pero si encuentras tus dioses en poder de alguno de los que están aquí, tal persona no quedará con vida. Pongo a nuestros parientes como testigos: busca lo que sea tuyo, y llévatelo.Pero Jacob no sabía que Raquel había robado los ídolos de Labá
Gén 31:33  así que Labán entró en la tienda de Jacob, luego en la de Lea y en la de las dos criadas, pero no encontró lo que buscaba. Cuando salió de la tienda de Lea, entró en la de Raquel.
Gén 31:34  Pero Raquel, luego de tomar los ídolos y esconderlos bajo la montura del camello, se sentó sobre ellos. Labán los buscó por toda la tienda, pero no los encontró.
Gén 31:35  Entonces Raquel le dijo a su padre:—Por favor, no se enoje mi padre si no puedo levantarme delante de ti, pero es que estoy en mi período de menstruación.Labán buscó los ídolos, pero no logró encontrarlos.
Gén 31:36  Entonces Jacob se enojó con Labán, e indignado le recriminó:—¿Qué crimen o pecado he cometido, para que me acoses de esta manera?
Gén 31:37  Ya has registrado todas mis cosas, ¿y acaso has encontrado algo que te pertenezca? Si algo has encontrado, ponlo aquí, frente a nuestros parientes, y que ellos determinen quién de los dos tiene la razón.
Gén 31:38  Durante los veinte años que estuve contigo, nunca abortaron tus ovejas ni tus cabras, ni jamás me comí un carnero de tus rebaños.
Gén 31:39  Nunca te traje un animal despedazado por las fieras, ya que yo mismo me hacía cargo de esa pérdida. Además, lo que robaban de día o de noche, tú me lo reclamabas.
Gén 31:40  De día me consumía el calor, y de noche me moría de frío, y ni dormir podía.
Gén 31:41  De los veinte años que estuve en tu casa, catorce te serví por tus dos hijas, y seis por tu ganado, y muchas veces me cambiaste el salario.
Gén 31:42  Si no hubiera estado conmigo el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, el Dios a quien Isaac temía, seguramente me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y anoche me hizo justicia.
Gén 31:43  Labán le replicó a Jacob:—Estas mujeres son mis hijas, y estos muchachos son mis nietos; mías también son las ovejas; todo lo que ves me pertenece. Pero, ¿qué podría hacerles ahora a mis hijas y a mis nietos?
Gén 31:44  Hagamos un pacto tú y yo, y que ese pacto nos sirva como testimonio.
Gén 31:45  Entonces Jacob tomó una piedra, la levantó como una estela,
Gén 31:46  y les dijo a sus parientes:—¡Juntad piedras!Ellos juntaron piedras, las amontonaron, y comieron allí, junto al montón de piedras.
Gén 31:47  A ese lugar Labán le puso por nombre Yegar Saduta, mientras que Jacob lo llamó Galaad.
Gén 31:48  —Este montón de piedras —declaró Labán— nos servirá de testimonio.Por eso se le llamó Galaad a ese lugar,
Gén 31:49  y también se le llamó Mizpa, porque Labán juró:—Que el Señor nos vigile cuando ya estemos lejos el uno del otro.
Gén 31:50  Si tú maltratas a mis hijas, o tomas otras mujeres que no sean ellas, recuerda que Dios es nuestro testigo, aunque no haya ningún otro testigo entre nosotros.
Gén 31:51  Mira este montón de piedras y la estela que he levantado entre nosotros —señaló Labán—.
Gén 31:52  Ambos serán testigos de que ni tú ni yo cruzaremos esta línea con el propósito de hacernos daño.
Gén 31:53  ¡Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor sea nuestro juez!Entonces Jacob juró por el Dios a quien temía su padre Isaac.
Gén 31:54  Luego ofreció un sacrificio en lo alto de un monte, e invitó a sus parientes a participar en la comida. Después de que todos comieron, pasaron la noche allí.
Gén 31:55  A la madrugada del día siguiente Labán se levantó, besó y bendijo a sus nietos y a sus hijas, y regresó a su casa.

Gén 31:1  Y oyó las palabras de los hijos de Labán, diciendo: «Llevóse Jacob todo lo de nuestro padre; y de lo de nuestro padre ha hecho toda esta gloria».
Gén 31:2  Y vio Jacob el rostro de Labán; y he aquí no era con él como ayer y anteayer.
Gén 31:3  Y dijo Señor a Jacob: «Vuelve a la tierra de tus padres, y a tu linaje; y seré yo contigo».
Gén 31:4  Y envió Jacob y llamó Raquel y Lía al campo donde los rebaños;
Gén 31:5  y díjoles: «Veo yo el rostro de vuestro padre que no es para conmigo como ayer y anteayer; pero el Dios de mi padre ha sido conmigo.
Gén 31:6  Y vosotras mismas sabéis que con toda mi fuerza he servido a vuestro padre.
Gén 31:7  Pero vuestro padre me ha engañado y mudado mi salario diez(a)  veces; y no le ha dado Dios hacerme mal.
Gén 31:8  Si él así decía: «las pintadas serán tu salario», parían todas las ovejas pintadas;(b)  y si decía: «las blancas serán tu salario», parían todas las ovejas blancas.
Gén 31:9  Y ha quitado Dios todo el ganado de vuestro padre y dádomelo a mí».
Gén 31:10  Y aconteció que, cuando se recalentaban las ovejas, alcé mis ojos en sueño, y he aquí los machos que subían sobre las hembras, eran blanquizcos, y pintados y cenicientos manchados.
Gén 31:11  Y díjome el ángel de Dios en el sueño: «¡Jacob!» Y yo dije: «Heme aquí».
Gén 31:12  Y dijo: «Alza tus ojos, y ve: todos los machos que suben sobre las hembras, blanquizcos y pintados y cenicientos manchados;(c)  pues he visto cuanto Labán te hace.
Gén 31:13  Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste una columna, y voto me votaste. Ahora, pues, levántate y sal de esta tierra y vuelve a la tierra de tu nacimiento».
Gén 31:14  Y respondieron Raquel y Lía y dijéronle: «¿Acaso tenemos aún parte y herencia en la casa de nuestro padre?»
Gén 31:15  No hemos sido reputadas como extrañas por él y nos ha vendido y devorado el dinero de nuestra venta?
Gén 31:16  Mas todas las riquezas ha quitado Dios a nuestro padre, y entregádolas a nosotros y nuestros hijos; ahora, pues, cuanto te ha dicho Dios, haz».
Gén 31:17  Levantóse, pues, Jacob, y alzó sus hijos y sus mujeres sobre los camellos.
Gén 31:18  Y llevó consigo todos sus haberes, y ganado y cuanto había adquirido en Mesopotamia, para ir a Isaac su padre, a la tierra de Canaán.
Gén 31:19  Y Labán había salido a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó los ídolos de su padre.
Gén 31:20  Y Jacob ocultóse de Labán el siro, no anunciándole que se huía.
Gén 31:21  Y huyóse él y todo lo suyo y pasó el río y dirigióse al monte de Galaad.
Gén 31:22  Y anuncióse al día tercero a Labán que se había huido Jacob.
Gén 31:23  Y tomó consigo sus hermanos, y persiguióle siete días y le cogió en el monte de Galaad.
Gén 31:24  Y vino Dios a Labán el siro en sueños de noche y díjole: «Guárdate que no hables a Jacob cosa mala».
Gén 31:25  Y cogiera Labán a Jacob y fijara Jacob su tienda, y Labán fijó su tienda con sus hermanos en el monte.
Gén 31:26  Y dijo Labán a Jacob: «¿Qué has hecho? engañaste mi corazón y condujiste mis hijas como cautivas de guerra.
Gén 31:27  ¿Por qué hiciste secretamente y no me avisaste para haberte enviado con alegría y con música, con tímpanos y cítaras?
Gén 31:28  Y no me has permitido besar a mis niñitos y mis hijas; y ahora insensatamente has obrado.
Gén 31:29  Y ahora puede mi mano hacerte mal; pero el Dios de vuestro padre ayer hablóme diciendo: «Guárdate que no hables contra Jacob cosa mala».
Gén 31:30  Y ahora te has ido, porque ansiabas volver a casa de tu padre: «¿por qué me hurtaste mis dioses?»
Gén 31:31  Y respondió Jacob y dijo a Labán: «Porque temía, pensando no me arrebatases tus hijas.
Gén 31:32  Cerca de quien hallares tus dioses, no vivirá delante de nuestros hermanos: reconoce qué hay de tuyo cerca de mí y tómalo», y no sabía que Raquel los había hurtado.
Gén 31:33  Y entró Labán en la tienda de Jacob y de Lía y de las servidoras, y no halló nada. Y entró en la tienda de Raquel.
Gén 31:34  Pero Raquel había tomado sus ídolos y puéstolos debajo de una albarda de camello y sentádose encima. Y Labán rebuscó por toda la tienda y nada halló.
Gén 31:35  Y dijo ella a su padre: «No se aíre mi señor que no pueda levantarme, pues tengo lo de la costumbre de las mujeres». Y rebuscó y no halló los ídolos.
Gén 31:36  Y airóse Jacob y riñó a Labán. Y Jacob respondió y dijo a Labán: «¿Cuál es mi culpa y cuál el pecado que te has lanzado tras mí,
Gén 31:37  y has escudriñado todo el menaje de mi casa? ¿Qué has hallado de todo el menaje de tu casa? ¡Pónlo aquí delante de tus hermanos y mis hermanos, juzguen entre mí y ti!
Gén 31:38  Veinte años ha que estoy contigo; tus ovejas y tus cabras no han dejado de parir; carneros de tus ovejas no me he comido.
Gén 31:39  Lo apresado por fieras no te traía; yo tenía que pagar; de mi mano pedías lo robado de día y de noche.
Gén 31:40  De día consumíame el calor, y la escarcha de noche, y retirábase el sueño de mis ojos.
Gén 31:41  Así he estado veinte años en tu casa, te he servido catorce años por tus dos hijas y seis años por tus greyes; y tú mudaste mi salario diez veces.
Gén 31:42  Si el Dios de mi padre Abrahán y el temor de Isaac(d)  no hubiera sido conmigo, ahora vacío me despidieras; mi aflicción y el trabajo de mis manos ha mirado Dios, y te increpó ayer».
Gén 31:43  Y respondió Labán y dijo a Jacob: «Las hijas son mis hijas y los hijos, mis hijos, y tu ganado, ganado mío, y cuanto ves, mío es; pero a mis hijas ¿qué les haré a éstas ahora o a los hijos que parieron?
Gén 31:44  Ahora, pues, ven y hagamos alianza yo y tú, y sea ella en testimonio(e)  entre mí y ti».
Gén 31:45  Y tomó Jacob una piedra, y erigióla en columna.
Gén 31:46  Y dijo Jacob a sus hermanos: «Recoged piedras». Y recogieron piedras e hicieron un montículo, y comieron allí sobre el montículo.
Gén 31:47  Y Labán le llamó: Montículo testigo; y Jacob le llamó: Montículo testimonio (cada uno según la propiedad de su lengua).
Gén 31:48  Y dijo Labán: «Este montículo será testigo entre mí y ti; por esto fue llamado su nombre: Galaad (esto es: Montículo del testimonio);
Gén 31:49  y: La visión, porque dijo: Mire Dios entre mí y ti, cuando nos apartáremos el uno del otro:
Gén 31:50  Si afligieres a mis hijas e introdujeres otras mujeres sobre ellas; aunque ningún hombre esté con nosotros, mira: Dios es testigo entre ti y mi.»
Gén 31:51  Y dijo Labán a Jacob: «He aquí el montículo y la columna que he erigido entre mí y ti,
Gén 31:52  testigo sea este montículo y columna de que ni yo iré a ti, pasando de este montículo, ni tú pasarás de este montículo y esta columna para mal.
Gén 31:53  El Dios de Abrahán y el Dios de Nacor juzgará entre nosotros; el Dios(f)  de sus padres. Y juró Jacob por él a quien temía su padre Isaac.
Gén 31:54  Y Jacob inmoló víctimas en el monte; y convidó a sus hermanos a comer; y comieron y durmieron en el monte.
Gén 31:55  Y Labán se levantó al alba y besó sus hijas, y bendíjoles, y volvió a su lugar.


Gén 31:1  Y oía Jacob las palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza.
Gén 31:2  Miraba también Jacob el semblante de Labán, y veía que no era para con él como había sido antes.
Gén 31:3  También Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo.
Gén 31:4  Envió, pues, Jacob, y llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas,
Gén 31:5  y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo.
Gén 31:6  Vosotras sabéis que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre;
Gén 31:7  y vuestro padre me ha engañado, y me ha cambiado el salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese mal.
Gén 31:8  Si él decía así: Los pintados serán tu salario, entonces todas las ovejas parían pintados; y si decía así: Los listados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían listados.
Gén 31:9  Así quitó Dios el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí.
Gén 31:10  Y sucedió que al tiempo que las ovejas estaban en celo, alcé yo mis ojos y vi en sueños, y he aquí los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados y abigarrados.
Gén 31:11  Y me dijo el ángel de Dios en sueños: Jacob. Y yo dije: Heme aquí.
Gén 31:12  Y él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho.
Gén 31:13  Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto.(A) Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.
Gén 31:14  Respondieron Raquel y Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o heredad en la casa de nuestro padre?
Gén 31:15  ¿No nos tiene ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio?
Gén 31:16  Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.

Jacob huye de Labán
 
Gén 31:17  Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos,
Gén 31:18  y puso en camino todo su ganado, y todo cuanto había adquirido, el ganado de su ganancia que había obtenido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán.
Gén 31:19  Pero Labán había ido a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó los ídolos de su padre.
Gén 31:20  Y Jacob engañó a Labán arameo, no haciéndole saber que se iba.
Gén 31:21  Huyó, pues, con todo lo que tenía; y se levantó y pasó el Eufrates, y se dirigió al monte de Galaad.
Gén 31:22  Y al tercer día fue dicho a Labán que Jacob había huido.
Gén 31:23  Entonces Labán tomó a sus parientes consigo, y fue tras Jacob camino de siete días, y le alcanzó en el monte de Galaad.
Gén 31:24  Y vino Dios a Labán arameo en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente.
Gén 31:25  Alcanzó, pues, Labán a Jacob; y éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus parientes en el monte de Galaad.
Gén 31:26  Y dijo Labán a Jacob: ¿Qué has hecho, que me engañaste, y has traído a mis hijas como prisioneras de guerra?
Gén 31:27  ¿Por qué te escondiste para huir, y me engañaste, y no me lo hiciste saber para que yo te despidiera con alegría y con cantares, con tamborín y arpa?
Gén 31:28  Pues ni aun me dejaste besar a mis hijos y mis hijas. Ahora, locamente has hecho.
Gén 31:29  Poder hay en mi mano para haceros mal; mas el Dios de tu padre me habló anoche diciendo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente.
Gén 31:30  Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses?
Gén 31:31  Respondió Jacob y dijo a Labán: Porque tuve miedo; pues pensé que quizá me quitarías por fuerza tus hijas.
Gén 31:32  Aquel en cuyo poder hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo tenga tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había hurtado.
Gén 31:33  Entró Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea, y en la tienda de las dos siervas, y no los halló; y salió de la tienda de Lea, y entró en la tienda de Raquel.
Gén 31:34  Pero tomó Raquel los ídolos y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y buscó Labán en toda la tienda, y no los halló.
Gén 31:35  Y ella dijo a su padre: No se enoje mi señor, porque no me puedo levantar delante de ti; pues estoy con la costumbre de las mujeres. Y él buscó, pero no halló los ídolos.
Gén 31:36  Entonces Jacob se enojó, y riñó con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué transgresión es la mía? ¿Cuál es mi pecado, para que con tanto ardor hayas venido en mi persecución?
Gén 31:37  Pues que has buscado en todas mis cosas, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y de los tuyos, y juzguen entre nosotros.
Gén 31:38  Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas.
Gén 31:39  Nunca te traje lo arrebatado por las fieras: yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como de noche, a mí me lo cobrabas.
Gén 31:40  De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos.
Gén 31:41  Así he estado veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces.
Gén 31:42  Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de cierto me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.
Gén 31:43  Respondió Labán y dijo a Jacob: Las hijas son hijas mías, y los hijos, hijos míos son, y las ovejas son mis ovejas, y todo lo que tú ves es mío: ¿y qué puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz?
Gén 31:44  Ven, pues, ahora, y hagamos pacto tú y yo, y sea por testimonio entre nosotros dos.
Gén 31:45  Entonces Jacob tomó una piedra, y la levantó por señal.
Gén 31:46  Y dijo Jacob a sus hermanos: Recoged piedras. Y tomaron piedras e hicieron un majano, y comieron allí sobre aquel majano.
Gén 31:47  Y lo llamó Labán, Jegar Sahaduta;[a] y lo llamó Jacob, Galaad.[b]
Gén 31:48  Porque Labán dijo: Este majano es testigo hoy entre nosotros dos; por eso fue llamado su nombre Galaad;
Gén 31:49  y Mizpa,[c] por cuanto dijo: Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apartemos el uno del otro.
Gén 31:50  Si afligieres a mis hijas, o si tomares otras mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros; mira, Dios es testigo entre nosotros dos.
Gén 31:51  Dijo más Labán a Jacob: He aquí este majano, y he aquí esta señal, que he erigido entre tú y yo.
Gén 31:52  Testigo sea este majano, y testigo sea esta señal, que ni yo pasaré de este majano contra ti, ni tú pasarás de este majano ni de esta señal contra mí, para mal.
Gén 31:53  El Dios de Abraham y el Dios de Nacor juzgue entre nosotros, el Dios de sus padres. Y Jacob juró por aquel a quien temía Isaac su padre.
Gén 31:54  Entonces Jacob inmoló víctimas en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan; y comieron pan, y durmieron aquella noche en el monte.
Gén 31:55  Y se levantó Labán de mañana, y besó sus hijos y sus hijas, y los bendijo; y regresó y se volvió a su lugar.


Gén 31:1 
Proyectos de huida
Pero Jacob supo que los hijos de Labán andaban diciendo: “Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y con eso se ha hecho rico.”
Gén 31:2  También Jacob se fijó en que Labán ya no le miraba con buenos ojos, como antes.
Gén 31:3  Entonces el Señor dijo a Jacob: “Regresa a la tierra de tus padres, donde están tus parientes, y yo te acompañaré.”
Gén 31:4  Jacob mandó llamar a Raquel y a Lía, para que vinieran al campo donde estaba él con sus ovejas,
Gén 31:5  y les dijo:
–Me he dado cuenta de que vuestro padre ya no me trata igual que antes; pero el Dios de mi padre siempre me ha acompañado.
Gén 31:6  Sabéis muy bien que yo he trabajado para vuestro padre lo mejor que he podido,
Gén 31:7  y que él me ha engañado y continuamente[a] me ha cambiado el salario. Sin embargo, Dios no le ha dejado hacerme ningún mal;
Gén 31:8  al contrario, cuando él decía: ‘Te voy a pagar con los animales manchados’, todas las hembras tenían crías manchadas; y cuando decía: ‘Te voy a pagar con los rayados’, entonces todas tenían crías rayadas.
Gén 31:9  Así fue como Dios le quitó sus animales para dármelos a mí.
Gén 31:10  “Un día, cuando los animales estaban en celo, tuve un sueño en el que veía que los machos cabríos que cubrían a las hembras eran rayados, manchados y moteados.
Gén 31:11  En aquel sueño el ángel de Dios me llamó por mi nombre, y yo le contesté: ‘Aquí estoy.’
Gén 31:12  Entonces el ángel me dijo: ‘Fíjate bien, y vas a ver que todos los machos que cubren a las hembras son rayados, manchados y moteados, porque me he dado cuenta de todo lo que Labán te ha hecho.
Gén 31:13  Yo soy el Dios que se te apareció en Betel,[b] donde tú consagraste la piedra y me hiciste una promesa. ¡Vamos!, levántate y vete de aquí. Regresa a la tierra donde naciste.' "
Gén 31:14  Entonces Raquel y Lía le contestaron:
–Nosotras ya no tenemos herencia alguna en la casa de nuestro padre.
Gén 31:15  Al contrario, nos trata como si fuéramos extrañas. ¡Hasta nos vendió, y se aprovechó de lo que le pagaste por casarte con nosotras![c]
Gén 31:16  En realidad, toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Así que haz todo lo que Dios te ha dicho.

Jacob huye de Labán
Gén 31:17  Jacob se preparó para regresar a Canaán, donde vivía su padre Isaac. Hizo montar a sus hijos y a sus mujeres en los camellos, tomó todo lo que tenía y se puso en camino con todos los animales que había recibido por su trabajo en Padán-aram.
Gén 31:18  --
Gén 31:19  Mientras Labán estaba en otra parte, trasquilando sus ovejas, Raquel le robó los ídolos familiares.[d]
Gén 31:20  Así fue como Jacob engañó a Labán el arameo, no diciéndole que se iba.
Gén 31:21  Escapó con todo lo que tenía. Muy pronto cruzó el río Éufrates, y siguió adelante hacia los montes de Galaad.[e]

Labán persigue a Jacob
Gén 31:22  Tres días después, Labán supo que Jacob se había escapado.
Gén 31:23  Entonces, acompañado de sus parientes, salió a perseguirle, y siete días después le alcanzó en los montes de Galaad.
Gén 31:24  Pero aquella noche Dios se apareció a Labán el arameo en un sueño, y le dijo: “Escucha, no hables a Jacob con brusquedad.”[f]
Gén 31:25  Labán alcanzó a Jacob en los montes de Galaad, donde Jacob había acampado. Allí mismo acampó Labán con sus parientes,
Gén 31:26  y reclamó a Jacob:
–¿Qué has hecho? ¿Por qué me engañaste? ¡Has traído a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra!
Gén 31:27  ¿Por qué me engañaste y escapaste a escondidas, sin decirme nada? De haberlo sabido, yo te habría despedido con alegría y con música de tambores y de arpa.
Gén 31:28  Ni siquiera me dejaste besar a mis hijas y a mis nietos. ¡Has actuado como un necio!
Gén 31:29  Yo bien podría haceros daño a todos, pero anoche me habló el Dios de tu padre y me dijo: ‘Escucha, no hables a Jacob con brusquedad.’
Gén 31:30  Pero si tanto deseabas regresar a la casa de tu padre, y por eso te fuiste, ¿por qué me robaste mis dioses?[g]
Gén 31:31  Entonces Jacob contestó a Labán:
–Es que tuve miedo. Pensé que tal vez me ibas a quitar a tus hijas por la fuerza.
Gén 31:32  Pero si alguno de los que aquí se encuentran tiene tus dioses, ¡que muera! Nuestros parientes son testigos: dime si yo tengo algo tuyo, y llévatelo.
Jacob no sabía que Raquel había robado los ídolos.
Gén 31:33  Labán entró en la tienda de campaña de Jacob, luego en la de Lía, y también en la de las dos esclavas,[h] pero no encontró los ídolos. Cuando salió de la tienda de campaña de Lía y entró en la de Raquel,
Gén 31:34  esta tomó los ídolos, los metió entre la montura de un camello, y se sentó sobre ellos. Labán anduvo buscando por toda la tienda, pero no los encontró.
Gén 31:35  Entonces Raquel le dijo:
–Padre, no te enojes si no me levanto delante de ti, pero es que hoy tengo mi periodo de menstruación.
Como Labán anduvo buscando los ídolos y no los encontró,
Gén 31:36  Jacob se enojó y fue a reclamarle a Labán con estas palabras:
–¿Qué falta cometí? ¿Cuál es mi pecado, que con tantas ansias me has perseguido?
Gén 31:37  Has registrado todas mis cosas, ¿y qué has encontrado de los objetos de tu casa? ¡Ponlo aquí, delante de tus parientes y de los míos, para que ellos digan quién de los dos tiene razón!
Gén 31:38  Durante estos veinte años que trabajé contigo, nunca abortaron tus ovejas ni tus cabras, y nunca me comí un solo carnero de tus rebaños;
Gén 31:39  nunca te traje los animales muertos por las fieras, sino que yo pagaba su pérdida; si de día o de noche robaban ganado, tú me lo cobrabas.[i]
Gén 31:40  De día me moría de calor; de noche me moría de frío, ¡y hasta el sueño se me iba!
Gén 31:41  Veinte años he estado en tu casa, y esto es lo que me ha tocado: trabajar catorce años a tu servicio por tus dos hijas, y seis años por tus animales; y tú continuamente me cambiabas el salario.
Gén 31:42  De no haber estado conmigo el Dios de Abraham, el Dios que adoraba mi padre Isaac,[j] seguro estoy de que me habrías mandado con las manos vacías. Pero Dios vio mi tristeza y el resultado de mi trabajo, y anoche te reprendió.

Acuerdo entre Jacob y Labán
Gén 31:43  Entonces Labán contestó a Jacob:
–Las hijas son mis hijas, los nietos son mis nietos y las ovejas son mis ovejas. ¡Todo lo que aquí ves es mío! Sin embargo, ¿qué puedo hacer ahora a mis hijas o a los hijos que ellas han tenido?
Gén 31:44  Por eso, ven; hagamos tú y yo un pacto que sirva como testimonio entre nosotros dos.
Gén 31:45  Entonces Jacob tomó una piedra, la puso en pie como un pilar
Gén 31:46  y dijo a sus parientes:
–¡Juntad piedras!
Todos juntaron piedras para hacer un montón, y allí comieron, junto al montón de piedras.[k]
Gén 31:47  Labán llamó a aquel lugar en su idioma “Jegar Sahadutá”, y Jacob lo llamó en el suyo “Galaad”.[l]
Gén 31:48  Entonces Labán dijo:
–Hoy, este montón de piedras es testigo entre nosotros dos.
Por eso se llamó Galaad aquel lugar,
Gén 31:49  y también se llamó Mispá,[m] porque Labán dijo:
–Que el Señor vigile entre nosotros dos cuando ya no podamos vernos el uno al otro.
Gén 31:50  Si maltratas a mis hijas o si te casas con otras mujeres además de ellas, aunque no haya nadie como testigo entre nosotros, Dios mismo sea testigo.
Gén 31:51  Y Labán siguió diciendo a Jacob:
–Mira, aquí están el montón de piedras y el pilar que he puesto entre nosotros dos.
Gén 31:52  Ambos serán testigos de que ni tú ni yo cruzaremos esta línea para perjudicarnos.
Gén 31:53  Que decida entre nosotros el Dios de tu abuelo Abraham y de mi abuelo Nahor.
Entonces Jacob juró por el Dios que su padre Isaac adoraba.
Gén 31:54  Luego hizo Jacob sacrificios en el cerro, y llamó a sus parientes a comer. Todos ellos comieron, y pasaron la noche en el cerro.
Gén 31:55  Al día siguiente por la mañana, Labán se levantó y dio un beso a sus nietos y a sus hijas; después los bendijo, y regresó a su tierra.[n]


Gén 31:1  Y oía él las palabras de los hijos de Labán que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre; y de lo que era de nuestro padre ha hecho toda esta gloria.
Gén 31:2  Miraba también Jacob el rostro de Labán, y veía que no era para con él como ayer y antes de ayer.
Gén 31:3  También el SEÑOR dijo a Jacob: Vuelvete a la tierra de tus padres, y a tu natural; que yo seré contigo.
Gén 31:4  Y envió Jacob, y llamó a Raquel y a Lea al campo a sus ovejas,
Gén 31:5  Y les dijo: Veo que el rostro de vuestro padre no es para conmigo como ayer y antes de ayer; mas el Dios de mi padre ha sido conmigo.
Gén 31:6  Y vosotras sabéis que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre;
Gén 31:7  y vuestro padre me ha mentido, que me ha mudado el salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese mal.
Gén 31:8  Si él decía así: Los pintados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían pintados; y si decía así: Los cinchados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían cinchados.
Gén 31:9  Y quitó Dios el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí.
Gén 31:10  Y sucedió que al tiempo que las ovejas se calentaban, alcé yo mis ojos y vi en sueños, y he aquí que los machos que subían sobre las hembras eran cinchados, pintados y abigarrados.
Gén 31:11  Y me dijo el ángel de Dios en sueños: Jacob. Y yo dije: Heme aquí.
Gén 31:12  Y él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás todos los machos que suben sobre las ovejas cinchados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho.
Gén 31:13  Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste el título, y donde me prometiste voto. Levántate ahora, y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu naturaleza.
Gén 31:14  Y respondió Raquel y Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o heredad en la casa de nuestro padre?
Gén 31:15  ¿No nos tiene ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio?
Gén 31:16  Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es, y de nuestros hijos; ahora pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.
Gén 31:17  Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos.
Gén 31:18  Y guió todo su ganado, y toda su hacienda que había adquirido, el ganado de su ganancia que había adquirido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán.
Gén 31:19  Y Labán había ido a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó los ídolos de su padre.
Gén 31:20  Y hurtó Jacob el corazón de Labán, el arameo, en no hacerle saber cómo se huía.
Gén 31:21  Huyó, pues, con todo lo que tenía; y se levantó, y pasó el río, y puso su rostro al monte de Galaad.
Gén 31:22  Y fue dicho a Labán al tercer día cómo Jacob había huido.
Gén 31:23  Entonces tomó a sus hermanos consigo, y fue tras él camino de siete días, y le alcanzó en el monte de Galaad.
Gén 31:24  Y vino Dios a Labán, el arameo, en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no digas a Jacob bueno ni malo.
Gén 31:25  Alcanzó pues Labán a Jacob, y éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus hermanos en el monte de Galaad.
Gén 31:26  Y dijo Labán a Jacob: ¿Qué has hecho, que me hurtaste el corazón, y has traído a mis hijas como cautivas a espada?
Gén 31:27  ¿Por qué te escondiste para huir, y me hurtaste el corazón , y no me hiciste saber, para que yo te enviara con alegría y con canciones, con tamborín y vihuela?
Gén 31:28  Que aun no me dejaste besar mis hijos y mis hijas. Ahora locamente has hecho.
Gén 31:29  Poder hay en mi mano para haceros mal; mas el Dios de vuestro padre me habló anoche diciendo: Guárdate que no digas a Jacob ni bueno ni malo.
Gén 31:30  Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses?
Gén 31:31  Y Jacob respondió, y dijo a Labán: Porque tuve miedo; pues dije, por ventura me robarías tus hijas.
Gén 31:32  En quien hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo tuviere tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había hurtado.
Gén 31:33  Y entró Labán en la tienda de Jacob, y en la tienda de Lea, y en la tienda de las dos siervas, y no los halló, y salió de la tienda de Lea, y vino a la tienda de Raquel.
Gén 31:34  Y tomó Raquel los ídolos, y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y tentó Labán toda la tienda y no los halló.
Gén 31:35  Y ella dijo a su padre: No se enoje mi señor, porque no me puedo levantar delante de ti; porque tengo la costumbre de las mujeres. Y él buscó, pero no halló los ídolos.
Gén 31:36  Entonces Jacob se enojó, y riñó con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué prevaricación es la mía? ¿Cuál es mi pecado, que has seguido en pos de mí?
Gén 31:37  Pues que has tentado todos mis alhajas, ¿qué has hallado de todas las alhajas de tu casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y tuyos, y juzguen entre nosotros ambos.
Gén 31:38  Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas.
Gén 31:39  Nunca te traje lo arrebatado por las fieras; yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como de noche, de mi mano lo requerías.
Gén 31:40  De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño se huía de mis ojos.
Gén 31:41  Así he estado veinte años en tu casa: catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado; y has mudado mi salario diez veces.
Gén 31:42  Si el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, y el temor de Isaac, no fuera conmigo, de cierto me enviarías ahora vacío; vio Dios mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.
Gén 31:43  Y respondió Labán, y dijo a Jacob: Las hijas son hijas mías, y los hijos, son hijos míos, y las ovejas son mis ovejas, y todo lo que tú ves es mío; ¿y que puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz?
Gén 31:44  Ven pues ahora, hagamos alianza yo y tú; y sea en testimonio entre mí y entre ti.
Gén 31:45  Entonces Jacob tomó una piedra, y la levantó por título.
Gén 31:46  Y dijo Jacob a sus hermanos: Coged piedras. Y tomaron piedras e hicieron un majano; y comieron allí sobre aquel majano.
Gén 31:47  Y lo llamó Labán: Jegar Sahaduta; y lo llamó Jacob Galaad.
Gén 31:48  Porque Labán dijo: Este majano será testigo hoy entre mí y entre ti; por eso fue llamado su nombre Galaad;
Gén 31:49  y Mizpa, por cuanto dijo: Atalaye el SEÑOR entre mí y entre ti, cuando nos esconderemos el uno del otro.
Gén 31:50  Si afligieres mis hijas, o si tomares otras mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros; mira, Dios es testigo entre mí y entre ti.
Gén 31:51  Dijo más Labán a Jacob: He aquí este majano, y he aquí este título, que he erigido entre mí y ti.
Gén 31:52  Testigo sea este majano, y testigo sea este título, que ni yo pasaré contra ti este majano, ni tú pasarás contra mí este majano ni este título, para mal.
Gén 31:53  El Dios de Abraham, y el Dios de Nacor juzgue entre nosotros, el Dios de sus padres. Y Jacob juró por el temor de Isaac su padre.
Gén 31:54  Y ofreció Jacob sacrificio en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan; y comieron pan, y durmieron en el monte.
Gén 31:55  Y madrugó Labán por la mañana, y besó a sus hijos y a sus hijas, y los bendijo; y volvió y se tornó a su lugar.

Gén 31:1  Andando el tiempo, él llegó a oír las palabras de los hijos de Labán, que decían: “Jacob ha tomado todo lo que pertenecía a nuestro padre; y de lo que pertenecía a nuestro padre ha acumulado todo este caudal”.
Gén 31:2  Cuando Jacob miraba el rostro de Labán, pues, no era para con él como antes.
Gén 31:3  Por fin Jehová dijo a Jacob: “Vuélvete a la tierra de tus padres y a tus parientes, y yo continuaré contigo”.
Gén 31:4  Entonces Jacob envió y llamó a Raquel y a Lea al campo donde tenía su rebaño,
Gén 31:5  y les dijo: “Estoy viendo el rostro de su padre, que él no es lo mismo para conmigo como antes; pero el Dios de mi padre ha resultado estar conmigo.
Gén 31:6  Y ustedes mismas ciertamente saben que con todo mi poder he servido al padre de ustedes.
Gén 31:7  Y su padre se ha burlado de mí y ha cambiado mi salario diez veces, pero Dios no le ha permitido hacerme daño.
Gén 31:8  Si por una parte él decía: ‘Los moteados llegarán a ser tu salario’, entonces todo el rebaño producía moteados; pero si por otra parte él decía: ‘Los rayados llegarán a ser tu salario’, entonces todo el rebaño producía rayados.
Gén 31:9  De modo que Dios siguió quitando la manada de su padre y dándomela a mí.
Gén 31:10  Por fin aconteció, al tiempo en que el rebaño se ponía en celo, que alcé los ojos y vi una escena en un sueño, y sucedía que los machos cabríos que se lanzaban sobre el rebaño eran rayados, moteados y manchados.
Gén 31:11  Entonces me dijo el ángel del Dios [verdadero] en el sueño: ‘¡Jacob!’, a lo cual dije: ‘Aquí estoy’.
Gén 31:12  Y continuó él: ‘Alza los ojos, por favor, y ve que todos los machos cabríos que se lanzan sobre el rebaño son rayados, moteados y manchados, porque yo he visto todo lo que Labán te está haciendo.
Gén 31:13  Yo soy el Dios [verdadero] de Betel, donde ungiste una columna y donde me hiciste un voto. Ahora levántate, sal de esta tierra y vuelve a la tierra de tu nacimiento’”.
Gén 31:14  Ante esto, Raquel y Lea contestaron y le dijeron: “¿Acaso hay todavía parte que nos corresponda de la herencia en la casa de nuestro padre?
Gén 31:15  ¿No se nos considera realmente como extranjeras para con él ya que nos ha vendido, de modo que sigue comiendo de continuo hasta del dinero que se dio por nosotras?
Gén 31:16  Porque todas las riquezas que Dios le ha quitado a nuestro padre son nuestras y de nuestros hijos. Ahora pues, haz todo lo que te ha dicho Dios”.
Gén 31:17  Entonces Jacob se levantó y subió a sus hijos y a sus esposas sobre los camellos;
Gén 31:18  y empezó a conducir toda su manada y todos los bienes que había acumulado, la manada de su adquisición que había acumulado en Padán-aram, a fin de irse a donde Isaac su padre, a la tierra de Canaán.
Gén 31:19  Ahora bien, Labán había ido a esquilar sus ovejas. Entretanto, Raquel hurtó los terafim que pertenecían a su padre.
Gén 31:20  De modo que Jacob fue más listo que Labán el sirio, porque no le había informado que iba a huir.
Gén 31:21  Y procedió a huir y a levantarse y cruzar el Río, él y todo cuanto tenía. Después dirigió su rostro hacia la región montañosa de Galaad.
Gén 31:22  Más tarde, al tercer día, a Labán le fue referido que Jacob había huido.
Gén 31:23  Ante aquello, él tomó consigo a sus hermanos y se fue corriendo tras él la distancia de siete días de camino, y lo alcanzó en la región montañosa de Galaad.
Gén 31:24  Entonces Dios vino a Labán el sirio en un sueño de noche, y le dijo: “Cuídate de no andar hablando ni lo bueno ni lo malo con Jacob”.
Gén 31:25  De modo que Labán se acercó a Jacob, puesto que Jacob había plantado su tienda en la montaña y Labán había acampado a sus hermanos en la región montañosa de Galaad.
Gén 31:26  Entonces Labán dijo a Jacob: “¿Qué has hecho, que te has puesto a engañarme por tretas y a conducir a mis hijas como cautivas tomadas a espada?
Gén 31:27  ¿Por qué tuviste que huir secretamente y engañarme y no informarme, para que te enviara con regocijo y con canciones, con pandereta y con arpa?
Gén 31:28  Y no me diste la oportunidad de besar a mis hijos y a mis hijas. Ahora bien, has obrado tontamente.
Gén 31:29  Está en el poder de mi mano hacerles daño, pero el Dios del padre de ustedes me habló anoche, diciendo: ‘Cuídate contra hablar ni lo bueno ni lo malo con Jacob’.
Gén 31:30  Aunque realmente te has ido ya debido a que has estado anhelando intensamente la casa de tu padre, ¿por qué, sin embargo, has hurtado mis dioses?”.
Gén 31:31  En respuesta Jacob procedió a decir a Labán: “Fue porque tuve miedo. Porque me dije: ‘Quizás arranques a tus hijas de mí’.
Gén 31:32  Quienquiera que sea con quien halles tus dioses, que no viva. Delante de nuestros hermanos, examina por ti mismo lo que tengo conmigo, y llévate[los]”. Pero Jacob no sabía que Raquel los había hurtado.
Gén 31:33  De modo que Labán entró en la tienda de Jacob y en la tienda de Lea y en la tienda de las dos esclavas, pero no [los] halló. Por fin salió de la tienda de Lea y entró en la tienda de Raquel.
Gén 31:34  Ahora bien, Raquel había tomado los terafim, y recurrió a meterlos en la cesta de la silla de montar las mujeres a camello, y se quedó sentada encima de ellos. De modo que Labán fue palpando por toda la tienda, pero no [los] halló.
Gén 31:35  Entonces dijo ella a su padre: “No chispeen de cólera los ojos de mi señor, porque no puedo levantarme delante de ti, porque estoy con lo que es común entre las mujeres”. Así que él siguió escudriñando cuidadosamente, pero no halló los terafim.
Gén 31:36  Y Jacob se encolerizó y se puso a reñir con Labán, y en respuesta Jacob pasó a decir a Labán: “¿Cuál es la sublevación de parte mía, cuál el pecado mío, como razón para que me hayas perseguido acaloradamente?
Gén 31:37  Ya que has palpado todos mis efectos, ¿qué has hallado de todos los efectos de tu casa? Ponlo aquí enfrente de mis hermanos y tus hermanos, y decidan ellos entre nosotros dos.
Gén 31:38  Estos veinte años he estado contigo. Tus ovejas y tus cabras no sufrieron abortos, y los carneros de tu rebaño nunca comí.
Gén 31:39  El animal despedazado no te lo llevaba a ti. Yo mismo sufría la pérdida de él. Si uno era hurtado de día o si era hurtado de noche, de mi mano lo demandabas.
Gén 31:40  Ha sido mi experiencia que de día el calor me consumía, y de noche el frío, y el sueño huía de mis ojos.
Gén 31:41  Van ya para mí veinte años en tu casa. Te he servido catorce años por tus dos hijas y seis años por tu rebaño, y seguiste cambiando mi salario diez veces.
Gén 31:42  Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán y el Pavor de Isaac, no hubiera resultado estar de parte mía, me habrías enviado ahora con las manos vacías. Mi miseria y el afán de mis manos los ha visto Dios, de modo que te censuró anoche”.
Gén 31:43  Entonces, en respuesta Labán dijo a Jacob: “Las hijas son mis hijas, y los hijos mis hijos, y el rebaño mi rebaño, y todo aquello que estás mirando es mío y de mis hijas. ¿Qué puedo hacer hoy contra estas o contra sus hijos que ellas han dado a luz?
Gén 31:44  Y ahora, ven, celebremos un pacto, yo y tú, y tiene que servir de testigo entre yo y tú”.
Gén 31:45  Por consiguiente, tomó Jacob una piedra y la erigió como columna.
Gén 31:46  Entonces Jacob dijo a sus hermanos: “¡Recojan piedras!”. Y se pusieron a tomar piedras y a hacer un majano. Después comieron allí sobre el majano.
Gén 31:47  Y Labán empezó a llamarlo Jegar-sahadutá, pero Jacob lo llamó Galeed.
Gén 31:48  Y procedió Labán a decir: “Este majano es testigo entre yo y tú hoy”. Por eso lo llamó por nombre Galeed,
Gén 31:49  y La Atalaya, porque dijo él: “Atalaye Jehová entre yo y tú cuando estemos situados sin vernos el uno al otro.
Gén 31:50  Si te pones a afligir a mis hijas y si te pones a tomar esposas además de mis hijas, no hay hombre alguno con nosotros. ¡Mira! Dios es testigo entre yo y tú”.
Gén 31:51  Y pasó Labán a decir a Jacob: “Aquí está este majano y aquí está la columna que he erigido entre yo y tú.
Gén 31:52  Este majano es testigo, y la columna es algo que da testimonio, de que yo ciertamente no pasaré este majano contra ti y de que tú no pasarás este majano y esta columna contra mí para daño.
Gén 31:53  Juzguen entre nosotros el dios de Abrahán y el dios de Nacor, el dios del padre de ellos”. Pero Jacob juró por el Pavor de su padre Isaac.
Gén 31:54  Después de aquello, Jacob sacrificó un sacrificio en la montaña e invitó a sus hermanos a comer pan. Por consiguiente, comieron pan y pasaron la noche en la montaña.
Gén 31:55  Sin embargo, Labán se levantó muy de mañana y besó a sus hijos y a sus hijas y los bendijo. Entonces Labán se puso en camino para volver a su propio lugar.

Gén 31:1  Los hijos de Labán decían que Jacob se había hecho rico gracias a su padre.
Gén 31:2  Jacob se enteró de esto, y también notó que la actitud de Labán hacia él había cambiado.
Gén 31:3  Entonces Dios le dijo: «Vuelve a la tierra de tus padres, donde vive tu familia. Yo te ayudaré en todo».
Gén 31:4  Jacob mandó a decirles a Raquel y a Lía que fueran a verlo al campo donde estaba cuidando sus ovejas.
Gén 31:5  Allí les dijo: —Su padre ya no me trata como antes. Ustedes saben bien que yo he puesto todo mi empeño en servirle. Sin embargo, él siempre me ha hecho trampa, y varias veces me cambió el sueldo. Pero el Dios de mi padre no me negó su ayuda, ni le permitió hacerme daño.
Gén 31:8  Al contrario, si Labán decidía pagarme con animales manchados, todos los rebaños tenían crías manchadas. Y si decidía pagarme con animales rayados, todos los rebaños tenían crías rayadas.
Gén 31:9  Así es como Dios le ha quitado al padre de ustedes su ganado, y me lo ha dado a mí.
Gén 31:10  »Una vez tuve un sueño. En ese sueño las ovejas estaban en celo, y pude ver que los carneros eran de piel rayada y manchada.
Gén 31:11  También oí que Dios me dijo: “Ya he visto lo mal que te trata tu suegro. Por eso, si te fijas, verás que todos los carneros que se aparean con las ovejas son rayados y manchados.
Gén 31:13  Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, donde derramaste aceite sobre una piedra y me hiciste una promesa. Apártate de Labán, y regresa a Canaán, que es donde tú naciste”.
Gén 31:14  Raquel y Lía le respondieron: —Nosotras no podemos ya esperar que nuestro padre nos dé ninguna herencia,
Gén 31:15  pues nos considera unas extrañas. No sólo nos vendió como cualquier mercancía, sino que también se aprovechó de lo que trabajaste por nosotras.
Gén 31:16  Toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre, es nuestra y de nuestros hijos. Así que haz todo lo que Dios te diga.
Gén 31:17  Ese día, mientras Labán fue a cortar la lana de sus ovejas, Raquel le robó a su padre los ídolos de la familia. Luego Jacob hizo que sus esposas y sus hijos se montaran en camellos. También juntó sus rebaños y todas las riquezas que había ganado en Padán-aram, y se puso en marcha hacia Canaán, donde vivía su padre Isaac.
Gén 31:20  Se fue con todo lo que tenía, y engañó a Labán al no decirle que se iba. Luego de cruzar el río Éufrates, se fue hacia los cerros de Galaad.
Gén 31:22  Al tercer día Labán supo que Jacob se había ido,
Gén 31:23  así que salió a perseguirlo, acompañado de sus parientes. Siete días después lo alcanzó en los cerros de Galaad, donde Jacob había acampado. Allí también acamparon Labán y sus parientes. Pero una noche Dios se le apareció a Labán en un sueño, y le dijo: «Labán, no le digas nada a Jacob».
Gén 31:26  Sin embargo, Labán le dijo a Jacob: —¿Por qué me has engañado? ¿Por qué has tomado a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra?
Gén 31:27  ¿Y por qué huiste sin decirme nada? Si me hubieras avisado, yo habría hecho una fiesta para despedirte.
Gén 31:28  ¡Lo que has hecho es una locura! ¡Ni siquiera un beso me dejaste darles a mis hijas y a mis nietos!
Gén 31:29  Ganas no me faltan de hacerles daño, pero anoche el Dios de tu padre me ordenó que no te dijera nada.
Gén 31:30  Si tanto te urgía volver a la casa de tu padre, no tenías por qué robarte mis dioses.
Gén 31:31  Como Jacob no sabía que Raquel se los había robado, le contestó: —La verdad, tuve miedo de que me quitaras a tus hijas por la fuerza. En cuanto a tus dioses, pasa y busca tú mismo. Si encuentras algo tuyo entre lo mío, te lo puedes llevar. Y si alguien aquí tiene tus dioses, no quedará con vida. Nuestros parientes son testigos.
Gén 31:33  Labán entró en la tienda de campaña de Jacob, y luego en la tienda de Lía y de las dos esclavas, pero no encontró nada; finalmente entró en la de Raquel.
Gén 31:34  Pero Raquel había puesto los ídolos bajo la montura del camello, y se había sentado sobre ellos, por eso le dijo a su padre: «No se enoje si no me levanto, pero es que estoy con mi menstruación». Y así, aunque Labán buscó y rebuscó por toda la tienda, no pudo encontrar sus ídolos. Al verlo buscar por todos lados,
Gén 31:36  Jacob se enojó y le reclamó: —¿De qué se me acusa? ¿Cuál es mi delito, que me has perseguido como a un criminal?
Gén 31:37  Ya has revisado todo lo que tengo, ¿y qué encontraste que sea tuyo? A ver, ponlo aquí, delante de nuestros parientes, para que ellos nos den su opinión.
Gén 31:38  »En los veinte años que he vivido contigo, jamás me comí un solo carnero de tus rebaños, ni tus ovejas ni tus cabras perdieron sus crías.
Gén 31:39  Si alguna fiera mataba una oveja, yo te la pagaba; y si en el día o en la noche alguien se robaba un animal, tú me lo cobrabas.
Gén 31:40  Los veinte años que viví en tu casa los pasé en las peores condiciones: ahogándome de calor en el día, y muriéndome de frío en la noche, ¡y hasta el sueño se me iba! Catorce años trabajé para ti por tus dos hijas, y seis años por tus rebaños, ¡y más de una vez me rebajaste el sueldo!
Gén 31:42  ¡Qué bueno que el Dios de mi abuelo Abraham me brindó su ayuda! El Dios de mi padre Isaac fue bueno conmigo, pues me vio cansado y afligido, y anoche te reprendió. Si Dios no lo hubiera hecho, tú me habrías despedido sin nada.
Gén 31:43  Labán respondió: —Estas mujeres son mis hijas, estos niños son mis nietos, y estas ovejas son de mis rebaños. ¡No hay aquí nada que no sea mío! ¡Pero tampoco puedo hacerles daño!
Gén 31:44  Mejor hagamos un trato que nos comprometa a los dos.
Gén 31:45  Entonces Jacob tomó una gran piedra para hacer una columna,
Gén 31:46  y les ordenó a sus parientes recoger más piedras. Ellos así lo hicieron, y luego de amontonarlas alrededor de la columna, se sentaron a comer. A esas piedras amontonadas
Gén 31:47  Labán las llamó en arameo «Jegar Sadutá», y Jacob las llamó en hebreo «Galaad».
Gén 31:48  Entonces dijo Labán: «En este día, este montón de piedras servirá de señal para recordarnos nuestro pacto. Cuando ya estemos lejos el uno del otro, que sea Dios quien nos vigile. Si maltratas a mis hijas, o te casas con otras mujeres, recuerda que Dios es nuestro testigo». Por eso, además de llamar Galaad al montón de piedras, también se le llamó Mispá, que significa «Dios vigila».
Gén 31:51  Luego, Labán le hizo ver a Jacob: «Este montón de piedras, y esta columna que he levantado entre nosotros dos,
Gén 31:52  servirá de señal para recordarnos nuestro pacto. Ni tú ni yo cruzaremos este límite para hacernos daño.
Gén 31:53  Pongo entre nosotros, como juez, al Dios de Abraham y Nahor, nuestros abuelos». Jacob hizo el juramento en el nombre del Dios que su padre Isaac adoraba;
Gén 31:54  luego sacrificó un animal allí mismo en el cerro, e invitó a comer a todos sus parientes. Después de comer, todos ellos pasaron la noche allí.
Gén 31:55  A la mañana siguiente Labán se levantó muy temprano, y luego de besar a sus nietos y a sus hijas, les dio su bendición y se regresó a su casa.

Gén 31:1  Oyó Jacob que los hijos de Labán decían: «Jacob se ha apoderado de todo lo de nuestro padre, y con lo de nuestro padre ha hecho toda esa fortuna.»
Gén 31:2  Jacob observó el rostro de Labán y vio que ya no era para con él como hasta entonces.
Gén 31:3  Entonces Yahveh dijo a Jacob: «Vuélvete a la tierra de tus padres, a tu patria, y yo estaré contigo.»
Gén 31:4  Jacob envió a llamar a Raquel y a Lía al campo, donde estaba su rebaño,
Gén 31:5  y les dijo: «Vengo observando que vuestro padre ya no me mira como antes; pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.
Gén 31:6  Vosotras sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas;
Gén 31:7  pero vuestro padre ha trapaceado conmigo y ha cambiado mi retribución una docena de veces, si bien Dios no le ha dejado perjudicarme.
Gén 31:8  Si él decía: Tu paga serán las reses pintas, entonces todas las ovejas parían pintas. Y si decía: Tu paga será lo listado, entonces todas las ovejas parían listado.
Gén 31:9  De esta suerte Dios ha quitado el ganado a vuestro padre y me lo ha dado a mí.
Gén 31:10  Pues bien: en la época de calentarse el rebaño, alcé los ojos y vi en un sueño cómo los machos que montaban al rebaño eran listados, pintos y salpicados.
Gén 31:11  Y me dijo el Ángel de Dios en aquel sueño: “¡Jacob!” Yo respondí: “Aquí estoy.”
Gén 31:12  Y dijo: Alza los ojos, y verás que todos los machos que montan al rebaño son listados, pintos y salpicados. Es que he visto todo lo que Labán te ha hecho.
Gén 31:13  Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, donde ungiste una estela y donde me hiciste aquel voto. Ahora, levántate, sal de esta tierra y vuelve a tu país natal.»
Gén 31:14  Respondieron Raquel y Lía y le dijeron: «¿Es que tenemos aún parte o herencia en la casa de nuestro padre?
Gén 31:15  ¿No hemos sido consideradas como extrañas para él, puesto que nos vendió y, por comerse, incluso se comió nuestra plata?
Gén 31:16  Así que toda la riqueza que ha quitado Dios a nuestro padre nuestra es y de nuestros hijos. Con que todo lo que te ha dicho Dios, hazlo.»
Gén 31:17  Levantóse Jacob, montó a sus hijos y a sus mujeres en los camellos,
Gén 31:18  y se llevó todo su ganado y toda la hacienda que había adquirido, el ganado de su propiedad, que había adquirido en Paddán Aram, para irse a donde su padre Isaac a Canaán.
Gén 31:19  Como Labán había ido a esquilar sus ovejas, Raquel robó los ídolos familiares que tenía su padre,
Gén 31:20  y Jacob actuó a hurtadillas de Labán el arameo, no dándole ningún indicio de que se fugaba.
Gén 31:21  En efecto, se fugó con todo lo suyo; se levantó, pasó el Río y enderezó hacia la montaña de Galaad.
Gén 31:22  Al tercer día recibió Labán la noticia de que Jacob se había fugado.
Gén 31:23  Entonces tomó a sus hermanos consigo y tras siete jornadas de persecución a su zaga le dio alcance en la montaña de Galaad.
Gén 31:24  Pero aquella noche vino Dios en sueños a Labán el arameo y le dijo: «Guárdate de hablar nada con Jacob, ni bueno ni malo.»
Gén 31:25  Alcanzó, pues, Labán a Jacob. Este había plantado su tienda en la montaña y Labán plantó la suya con sus hermanos en la misma montaña de Galaad.
Gén 31:26  Y dijo Labán a Jacob: «¿Qué has hecho? Has actuado a hurtadillas de mí y te has llevado a mis hijas cual cautivas de guerra.
Gén 31:27  ¿Por qué te has fugado con disimulo y a hurtadillas de mí, en vez de advertírmelo? Yo te habría despedido con alegría y con cantares, con adufes y arpas.
Gén 31:28  Ni siquiera me has permitido besar a mis hijos e hijas. O sea, que has obrado como un necio.
Gén 31:29  Hay poder en mi mano para hacerte mal: pero el Dios de tu padre me dijo ayer noche: “Guárdate de hablar a Jacob absolutamente nada, ni bueno ni malo.”
Gén 31:30  Así pues, tú te has marchado porque añorabas la casa paterna, pero ¿por qué robaste mis dioses?»
Gén 31:31  Respondió Jacob a Labán: «Es que tuve miedo, pensando que acaso ibas a quitarme a tus hijas.
Gén 31:32  Pero eso sí, que aquel a quien le encuentres tus dioses no quede con vida. Delante de nuestros hermanos reconoce lo tuyo que yo tenga y tómatelo.» En efecto, Jacob ignoraba que Raquel los había robado.
Gén 31:33  Entró Labán en la tienda de Jacob, en la de Lía y en la de las dos criadas, y no halló nada. Salió de la tienda de Lía, y entró en la de Raquel.
Gén 31:34  Pero Raquel había tomada los ídolos familiares y, poniéndolos en la albarda del camello, se había sentado encima. Labán registró toda la tienda sin hallar nada.
Gén 31:35  Ella dijo a su padre: «No le dé enojo a mi señor de que no pueda levantarme en tu presencia, porque estoy con las reglas.» El siguió rebuscando por toda la tienda sin dar con los ídolos.
Gén 31:36  Entonces Jacob, montando en cólera recriminó a Labán, y encarándose con él le dijo: «¿Cual es mi delito? ¿Cuál mi pecado, que me persigues con saña?
Gén 31:37  Al registrar todos mis enseres, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo aquí, ante mis hermanos y los tuyos, y juzguen ellos entre nosotros dos.
Gén 31:38  En veinte años que llevo contigo, tus ovejas y tus cabras nunca han malparido, y los machos de tu rebaño nunca me los he comido.
Gén 31:39  Ganado destrozado por fieras nunca te llevé: yo pagaba el daño, de lo mío te cobrabas tanto si era yo robado de día como si lo era de noche.
Gén 31:40  Estaba yo que de día me devoraba el resistero, y de noche la helada, mientras huía el sueño de mis ojos.
Gén 31:41  Estos fueron mis veinte años en tu casa. Catorce años te serví por tus dos hijas, y seis por tus ovejas, y tú has cambiado mi paga diez veces.
Gén 31:42  Si el Dios de mi Padre, el Dios de Abraham y el Padrino de Isaac no hubiese estado por mí, a fe que ahora me despacharas de vacío. Mi cuita y la fatiga de mis manos las ha visto Dios y ha dado su fallo ayer noche.»
Gén 31:43  Respondió Labán y dijo a Jacob: «Estas hijas son mías, estos hijos son mis hijos, y estas ovejas mis ovejas, todo cuanto ves, mío es. Y, ¿qué voy a hacerles hoy a estas mis hijas?, ¿o a los hijos que me dieron?
Gén 31:44  Ea, pues, ven y hagamos un pacto entre los dos..., y sirva de testigo entre nosotros dos.»
Gén 31:45  Jacob tomó una piedra y la erigió como estela.
Gén 31:46  Y dijo Jacob a sus hermanos: «Recoged piedras.» Tomaron piedras, hicieron un majano y comieron allí sobre el majano.
Gén 31:47  Labán lo llamó Yegar Sahdutá, y Jacob lo llamó Galed.
Gén 31:48  Labán dijo: «Este majano es hoy testigo entre nosotros dos.» Por eso le llamó Galed,
Gén 31:49  y también Mispá, pues dijo: «Que Yahveh nos vigile a los dos, cuando nos alejemos el uno del otro.
Gén 31:50  Si tú humillas a mis hijas, si tomas otras mujeres, además de mis hijas, bien que nadie esté con nosotros que nos vea, sea Dios testigo entre los dos.»
Gén 31:51  Dijo Labán a Jacob: «Aquí está este majano, y aquí esta estela que he erigido entre nosotros dos.
Gén 31:52  Testigo sea este majano, y testigo sea esta estela de que yo no he de traspasar este majano hacia ti, ni tú has de traspasar este majano y esta estela hacia mí para nada malo.
Gén 31:53  El Dios de Abraham y el Dios de Najor juzguen entre nosotros.» Y Jacob juró por el Padrino de su padre Isaac.
Gén 31:54  Jacob hizo un sacrificio en el monte e invitó a sus hermanos a tomar parte. Ellos tomaron parte, e hicieron noche en el monte.

Gén 31:1  Pero Jacob se enteró de que los hijos de Labán andaban diciendo: "Jacob se ha ido apoderando de todo lo que le pertenecía a nuestro padre, y se ha enriquecido a costa suya."
Gén 31:2  También notó que Labán ya no lo trataba como antes.
Gén 31:3  Entonces el Señor le dijo a Jacob: "Vuélvete a la tierra de tus padres, donde están tus parientes, que yo estaré contigo."
Gén 31:4  Jacob mandó llamar a Raquel y a Lea al campo donde estaba el rebaño,
Gén 31:5  y les dijo: Me he dado cuenta de que su padre ya no me trata como antes. ¡Pero el Dios de mi padre ha estado conmigo!
Gén 31:6  Ustedes saben muy bien que yo he trabajado para su padre Labán con todas mis fuerzas.
Gén 31:7  No obstante, él me ha engañado y me ha cambiado el salario muchas veces. [1] Pero Dios no le ha permitido causarme ningún daño.
Gén 31:8  Si él acordaba conmigo: Los animales manchados serán tu salario, todas las hembras tenían crías manchadas; y si él acordaba: Los animales rayados serán tu salario, todas las hembras tenían crías rayadas.
Gén 31:9  Así Dios le ha quitado el ganado al padre de ustedes, y me lo ha dado a mí.
Gén 31:10  "En cierta ocasión, durante la época en que los animales estaban en celo, tuve un sueño. En ese sueño veía que los chivos que cubrían a las cabras eran rayados, manchados o moteados.
Gén 31:11  En ese mismo sueño, el ángel de Dios me llamó: ¡Jacob! Y yo le respondí: Aquí estoy.
Gén 31:12  Entonces él me dijo: Fíjate bien, y te darás cuenta de que todos los chivos que cubren a las cabras son rayados, manchados o moteados. Yo he visto todo lo que te ha hecho Labán.
Gén 31:13  Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste una *estela y me hiciste una promesa. Vete ahora de esta tierra, y vuelve a la tierra de tu origen.
Gén 31:14  Raquel y Lea le respondieron: Ya no tenemos ninguna parte ni herencia en la casa de nuestro padre.
Gén 31:15  Al contrario, nos ha tratado como si fuéramos extranjeras. Nos ha vendido, y se ha gastado todo lo que recibió por nosotras.
Gén 31:16  Lo cierto es que toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Por eso, haz ahora todo lo que Dios te ha ordenado.
Gén 31:17  Entonces Jacob se preparó y montó a sus hijos y a sus esposas en los camellos,
Gén 31:18  puso en marcha todo su ganado, junto con todos los bienes que había acumulado en Padán Aram, [2] y se dirigió hacia la tierra de Canaán, donde vivía su padre Isaac.
Gén 31:19  Mientras Labán estaba ausente esquilando sus ovejas, Raquel aprovechó el momento para robarse los ídolos familiares.
Gén 31:20  Fue así como Jacob engañó a Labán el *arameo y huyó sin decirle nada.
Gén 31:21  Jacob se escapó con todo lo que tenía. Una vez que cruzó el río Éufrates, se encaminó hacia la región montañosa de Galaad.
Gén 31:22  Al tercer día le informaron a Labán que Jacob se había escapado.
Gén 31:23  Entonces Labán reunió a sus parientes y lo persiguió durante siete días, hasta que lo alcanzó en los montes de Galaad.
Gén 31:24  Pero esa misma noche Dios se le apareció en un sueño a Labán el *arameo, y le dijo: "¡Cuidado con amenazar a Jacob!"
Gén 31:25  Labán alcanzó a Jacob en los montes de Galaad, donde éste había acampado. También Labán acampó allí, junto con sus parientes,
Gén 31:26  y le reclamó a Jacob: ¿Qué has hecho? ¡Me has engañado, y te has llevado a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra!
Gén 31:27  ¿Por qué has huido en secreto, con engaños y sin decirme nada? Yo te habría despedido con alegría, y con música de tambores y de arpa.
Gén 31:28  Ni siquiera me dejaste besar a mis hijas y a mis nietos. ¡Te has comportado como un necio!
Gén 31:29  Mi poder es más que suficiente para hacerles daño, pero anoche el Dios de tu padre me habló y me dijo: ¡Cuidado con amenazar a Jacob!
Gén 31:30  Ahora bien, entiendo que hayas querido irte porque añoras la casa de tu padre, pero, ¿por qué me robaste mis dioses?
Gén 31:31  Jacob le respondió: La verdad es que me entró mucho miedo, porque pensé que podrías quitarme a tus hijas por la fuerza.
Gén 31:32  Pero si encuentras tus dioses en poder de alguno de los que están aquí, tal persona no quedará con vida. Pongo a nuestros parientes como testigos: busca lo que sea tuyo, y llévatelo. Pero Jacob no sabía que Raquel se había robado los ídolos de Labán,
Gén 31:33  así que Labán entró en la carpa de Jacob, luego en la de Lea y en la de las dos criadas, pero no encontró lo que buscaba. Cuando salió de la carpa de Lea, entró en la de Raquel.
Gén 31:34  Pero Raquel, luego de tomar los ídolos y esconderlos bajo la montura del camello, se sentó sobre ellos. Labán los buscó por toda la carpa, pero no los encontró.
Gén 31:35  Entonces Raquel le dijo a su padre: Por favor, no se enoje mi padre si no puedo levantarme ante usted, pero es que estoy en mi período de menstruación. Labán buscó los ídolos, pero no logró encontrarlos.
Gén 31:36  Entonces Jacob se enojó con Labán, e indignado le reclamó: ¿Qué crimen o pecado he cometido, para que me acoses de esta manera?
Gén 31:37  Ya has registrado todas mis cosas, ¿y acaso has encontrado algo que te pertenezca? Si algo has encontrado, ponlo aquí, frente a nuestros parientes, y que ellos determinen quién de los dos tiene la razón.
Gén 31:38  Durante los veinte años que estuve contigo, nunca abortaron tus ovejas ni tus cabras, ni jamás me comí un carnero de tus rebaños.
Gén 31:39  Nunca te traje un animal despedazado por las fieras, ya que yo mismo me hacía cargo de esa pérdida. Además, lo que se robaban de día o de noche, tú me lo reclamabas.
Gén 31:40  De día me consumía el calor, y de noche me moría de frío, y ni dormir podía.
Gén 31:41  De los veinte años que estuve en tu casa, catorce te serví por tus dos hijas, y seis por tu ganado, y muchas veces [3] me cambiaste el salario.
Gén 31:42  Si no hubiera estado conmigo el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, el Dios a quien Isaac temía, seguramente me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y anoche me hizo justicia.
Gén 31:43  Labán le replicó a Jacob: Estas mujeres son mis hijas, y estos muchachos son mis nietos; mías también son las ovejas; todo lo que ves me pertenece. Pero, ¿qué podría hacerles ahora a mis hijas y a mis nietos?
Gén 31:44  Hagamos un pacto tú y yo, y que ese pacto nos sirva como testimonio.
Gén 31:45  Entonces Jacob tomó una piedra, la levantó como una *estela,
Gén 31:46  y les dijo a sus parientes: ¡Junten piedras! Ellos juntaron piedras, las amontonaron, y comieron allí, junto al montón de piedras.
Gén 31:47  A ese lugar Labán le puso por *nombre Yegar Saduta, mientras que Jacob lo llamó Galaad. [4]
Gén 31:48  Este montón de piedras declaró Labán nos servirá de testimonio. Por eso se le llamó Galaad a ese lugar,
Gén 31:49  y también se le llamó Mizpa, porque Labán juró: Que el Señor nos vigile cuando ya estemos lejos el uno del otro.
Gén 31:50  Si tú maltratas a mis hijas, o tomas otras mujeres que no sean ellas, recuerda que Dios es nuestro testigo, aunque no haya ningún otro testigo entre nosotros.
Gén 31:51  Mira este montón de piedras y la estela que he levantado entre nosotros señaló Labán.
Gén 31:52  Ambos serán testigos de que ni tú ni yo cruzaremos esta línea con el propósito de hacernos daño.
Gén 31:53  ¡Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor sea nuestro juez! Entonces Jacob juró por el Dios a quien temía su padre Isaac.
Gén 31:54  Luego ofreció un sacrificio en lo alto de un monte, e invitó a sus parientes a participar en la comida. Después de que todos comieron, pasaron la noche allí.
Gén 31:55  A la madrugada del día siguiente Labán se levantó, besó y bendijo a sus nietos y a sus hijas, y regresó a su casa.

Gén 31:1  Jacob se enteró de que los hijos de Labán andaban diciendo: "Jacob se ha apoderado de todos los bienes de nuestro padre, y a expensas de él ha conseguido toda esta riqueza".
Gén 31:2  Y también advirtió que la actitud de Labán para con él ya no era la misma de antes.
Gén 31:3  Entonces el Señor le dijo: "Vuelve a la tierra de tus padres y de tu familia, y yo estaré contigo".
Gén 31:4  Jacob mandó llamar a Raquel y a Lía para que fueran a encontrarse con él en el campo donde estaba el rebaño,
Gén 31:5  y le dijo: "He advertido que el padre de ustedes ya no se comporta conmigo como antes, pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.
Gén 31:6  Ustedes saben muy bien que yo puse todo mi empeño en servir a mi suegro.
Gén 31:7  Sin embargo, él se ha burlado de mí y ha cambiado diez veces mi salario. Pero Dios no le ha permitido que me hiciera ningún mal.
Gén 31:8  Si él establecía: "Los animales manchados serán tu salario", todo el rebaño tenía crías manchadas; y si él decía: "Los animales rayados serán tu paga", todo el rebaño tenía crías rayadas.
Gén 31:9  Así Dios lo despojó de su ganado y me lo dio a mí.
Gén 31:10  Una vez, durante el período en que el rebaño entra en celo, yo tuve un sueño. De pronto vi que los chivos que cubrían a las cabras eran rayados, manchados o moteados.
Gén 31:11  Y en el sueño, el Ángel de Dios me llamó: "¡Jacob!". "Aquí estoy", le respondí.
Gén 31:12  Entonces él me dijo: Fíjate bien: todos los chivos que cubren a las cabras son rayados, manchados o moteados, porque yo me he dado cuenta de todo lo que te hizo Labán.
Gén 31:13  Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, allí donde tú ungiste una piedra conmemorativa y me hiciste un voto. Ahora levántate, sal de este país, y regresa a tu tierra natal".
Gén 31:14  Raquel y Lía le respondieron diciendo: "¿Tenemos todavía una parte y una herencia en la casa de nuestro padre?
Gén 31:15  ¿Acaso no nos ha tratado como a extrañas? No sólo nos ha vendido, sino que además se ha gastado el dinero que recibió de nosotras.
Gén 31:16  Sí, toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Procede como Dios te lo ha ordenado".
Gén 31:17  Inmediatamente Jacob hizo montar en los camellos a sus hijos y a sus mujeres,
Gén 31:18  y se llevó todo su ganado y todos sus bienes -el ganado de su propiedad, que había adquirido en Padán Aram- para ir a la tierra de Canaán, donde se encontraba Isaac, su padre.
Gén 31:19  Como Labán estaba ausente, esquilando sus ovejas, Raquel se adueñó de los ídolos familiares que pertenecían a su padre.
Gén 31:20  Y Jacob engañó a Labán, el arameo, porque huyó sin decirle una palabra.
Gén 31:21  Así escapó Jacob con todo lo que tenía, y apenas estuvo al otro lado del Eufrates, se dirigió hacia la montaña de Galaad.
Gén 31:22  Al tercer día notificaron a Labán que Jacob había huido.
Gén 31:23  Labán reunió a sus parientes y lo persiguió durante siete días, hasta que al fin lo alcanzó en la montaña de Galaad.
Gén 31:24  Pero esa misma noche, Dios se apareció en sueños a Labán, el arameo, y le dijo: "Cuidado con entrometerse para nada en los asuntos de Jacob".
Gén 31:25  Cuando Labán alcanzó a Jacob, este había instalado su campamento en la montaña. Labán, por su parte, acampó en la montaña de Galaad.
Gén 31:26  Labán dijo entonces a Jacob: "¿Qué has hecho? ¡Me has engañado y te has llevado a mis hijas como prisioneras de guerra!
Gén 31:27  ¿Por qué has huido ocultamente y me has engañado? Si me hubieras avisado, yo te habría despedido con una fiesta, con cantos y con música de tambores y liras.
Gén 31:28  Pero tú ni siquiera me has permitido saludar con un beso a mis nietos y a mis hijas. Realmente te has comportado como un insensato.
Gén 31:29  Yo tengo poder suficiente para hacerles una mala jugada a todos ustedes. Sin embargo, ayer por la noche, el Dios de tu padre me dijo: "Cuidado con entrometerte para nada en los asuntos de Jacob".
Gén 31:30  De todas maneras, está bien: tú te has ido porque añorabas tu casa paterna. Pero ¿por qué robaste mis dioses?".
Gén 31:31  "Yo estaba atemorizado, respondió Jacob a Labán, pensando que podías quitarme a tus hijas.
Gén 31:32  Y en lo que respecta a tus dioses, si llegas a encontrarlos en poder de alguno de nosotros, ese no quedará con vida. Revisa bien, en presencia de nuestros hermanos, a ver si hay aquí algo que te pertenece, y llévatelo". Por supuesto, Jacob ignoraba que Raquel los había robado.
Gén 31:33  Labán entró en la carpa de Jacob, en la de Lía, y en la de las dos esclavas, y no encontró nada. Al salir de la carpa de Lía, entró en la de Raquel.
Gén 31:34  Pero Raquel había tomado los ídolos, los había guardado en la montura del camello y se había sentado encima de ellos. Después que Labán registró toda la carpa sin obtener ningún resultado,
Gén 31:35  Raquel dijo a su padre: "Que mi señor no lo tome a mal; pero no puedo ponerme de pie ante él, porque me sucede lo que es habitual en las mujeres". Y por más que buscó, no logró encontrar los ídolos.
Gén 31:36  Jacob se llenó de indignación, y reprochó a Labán diciéndole: "¿Qué delito o falta he cometido para que me acoses de esa manera?
Gén 31:37  Acabas de registrar todas mis cosas y no has encontrado un solo objeto que te pertenezca. Si lo has encontrado, colócalo aquí, delante de tu gente y de la mía, y que ellos decidan quién de nosotros tiene razón.
Gén 31:38  En los veinte años que estuve contigo, tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, y jamás me comí los carneros de tu rebaño.
Gén 31:39  Nunca te llevé un animal despedazado por las fieras: yo mismo debía reparar la pérdida, porque tú me reclamabas lo que había sido robado tanto de día como de noche.
Gén 31:40  De día me consumía el calor, y de noche, la helada; y el sueño huía de mis ojos.
Gén 31:41  De los veinte años que pasé en tu casa, catorce trabajé por tus dos hijas, y seis por tu rebaño, y tú me cambiaste el salario diez veces.
Gén 31:42  Y si el Dios de mi padre -el Dios de Abraham y el Terror de Isaac- no hubiera estado de mi parte, me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios ha visto mi opresión y mi fatiga, y ayer por la noche pronunció su fallo".
Gén 31:43  Labán replicó a Jacob: "Estas mujeres son mis hijas, y estos muchachos, mis nietos; y también es mío el rebaño. Todo lo que ves me pertenece. Pero ¿qué puedo hacer ahora contra mis hijas y mis nietos?
Gén 31:44  Por eso, hagamos una alianza, y que haya un testigo entre tú y yo".
Gén 31:45  Entonces Jacob tomó una piedra y la erigió como piedra conmemorativa.
Gén 31:46  Labán por su parte, dijo a sus hermanos: "Recojan unas piedras". Ellos las recogieron, las amontonaron y comieron allí, sobre el montón de piedras.
Gén 31:47  Y Labán le puso el nombre de Iegar Sahadutá, mientras que Jacob lo llamó Galed.
Gén 31:48  Después Labán declaró: "Este montón de piedras será siempre un testigo entre tú y yo, como lo es ahora". Por eso lo llamó Galed.
Gén 31:49  Además, le puso el nombre de Mispá, porque dijo: "Que el Señor nos vigile a los dos, cuando estemos lejos el uno del otro:
Gén 31:50  si tú maltratas a mis hijas o te unes a otras mujeres además de ellas -aunque no haya nadie entre nosotros- recuerda que Dios está como testigo entre tú y yo".
Gén 31:51  Luego añadió: "Mira este montón de piedras, y mira la piedra conmemorativa que yo erigí entre tú y yo:
Gén 31:52  una y otra cosa serán testigos de que ninguno de los dos iremos más allá de este montón de piedras y de esta piedra conmemorativa, con malas intenciones.
Gén 31:53  Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor sea nuestro juez". Entonces Jacob prestó un juramento por el Terror de Isaac.
Gén 31:54  Luego ofreció un sacrificio sobre la Montaña, e invitó a sus hermanos a participar del banquete. Ellos comieron y pasaron la noche en la Montaña.

Gén 31:1  Los hijos de Labán decían que Jacob se había hecho rico gracias a su padre.
Gén 31:2  Jacob se enteró de esto, y también notó que la actitud de Labán hacia él había cambiado.
Gén 31:3  Entonces Dios le dijo: «Vuelve a la tierra de tus padres, donde vive tu familia. Yo te ayudaré en todo».
Gén 31:4  Jacob mandó a decirles a Raquel y a Lía que fueran a verlo al campo donde estaba cuidando sus ovejas.
Gén 31:5  Allí les dijo: —Su padre ya no me trata como antes. Ustedes saben bien que yo he puesto todo mi empeño en servirle. Sin embargo, él siempre me ha hecho trampa, y varias veces me cambió el sueldo. Pero el Dios de mi padre no me negó su ayuda, ni le permitió hacerme daño.
Gén 31:8  Al contrario, si Labán decidía pagarme con animales manchados, todos los rebaños tenían crías manchadas. Y si decidía pagarme con animales rayados, todos los rebaños tenían crías rayadas.
Gén 31:9  Así es como Dios le ha quitado al padre de ustedes su ganado, y me lo ha dado a mí.
Gén 31:10  »Una vez tuve un sueño. En ese sueño las ovejas estaban en celo, y pude ver que los carneros eran de piel rayada y manchada.
Gén 31:11  También oí que Dios me dijo: “Ya he visto lo mal que te trata tu suegro. Por eso, si te fijas, verás que todos los carneros que se aparean con las ovejas son rayados y manchados.
Gén 31:13  Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, donde derramaste aceite sobre una piedra y me hiciste una promesa. Apártate de Labán, y regresa a Canaán, que es donde tú naciste”.
Gén 31:14  Raquel y Lía le respondieron: —Nosotras no podemos ya esperar que nuestro padre nos dé ninguna herencia,
Gén 31:15  pues nos considera unas extrañas. No sólo nos vendió como cualquier mercancía, sino que también se aprovechó de lo que trabajaste por nosotras.
Gén 31:16  Toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre, es nuestra y de nuestros hijos. Así que haz todo lo que Dios te diga.
Gén 31:17  Ese día, mientras Labán fue a cortar la lana de sus ovejas, Raquel le robó a su padre los ídolos de la familia. Luego Jacob hizo que sus esposas y sus hijos se montaran en camellos. También juntó sus rebaños y todas las riquezas que había ganado en Padán-aram, y se puso en marcha hacia Canaán, donde vivía su padre Isaac.
Gén 31:20  Se fue con todo lo que tenía, y engañó a Labán al no decirle que se iba. Luego de cruzar el río Éufrates, se fue hacia los cerros de Galaad.
Gén 31:22  Al tercer día Labán supo que Jacob se había ido,
Gén 31:23  así que salió a perseguirlo, acompañado de sus parientes. Siete días después lo alcanzó en los cerros de Galaad, donde Jacob había acampado. Allí también acamparon Labán y sus parientes. Pero una noche Dios se le apareció a Labán en un sueño, y le dijo: «Labán, no le digas nada a Jacob».
Gén 31:26  Sin embargo, Labán le dijo a Jacob: —¿Por qué me has engañado? ¿Por qué has tomado a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra?
Gén 31:27  ¿Y por qué huiste sin decirme nada? Si me hubieras avisado, yo habría hecho una fiesta para despedirte.
Gén 31:28  ¡Lo que has hecho es una locura! ¡Ni siquiera un beso me dejaste darles a mis hijas y a mis nietos!
Gén 31:29  Ganas no me faltan de hacerles daño, pero anoche el Dios de tu padre me ordenó que no te dijera nada.
Gén 31:30  Si tanto te urgía volver a la casa de tu padre, no tenías por qué robarte mis dioses.
Gén 31:31  Como Jacob no sabía que Raquel se los había robado, le contestó: —La verdad, tuve miedo de que me quitaras a tus hijas por la fuerza. En cuanto a tus dioses, pasa y busca tú mismo. Si encuentras algo tuyo entre lo mío, te lo puedes llevar. Y si alguien aquí tiene tus dioses, no quedará con vida. Nuestros parientes son testigos.
Gén 31:33  Labán entró en la tienda de campaña de Jacob, y luego en la tienda de Lía y de las dos esclavas, pero no encontró nada; finalmente entró en la de Raquel.
Gén 31:34  Pero Raquel había puesto los ídolos bajo la montura del camello, y se había sentado sobre ellos, por eso le dijo a su padre: «No se enoje si no me levanto, pero es que estoy con mi menstruación». Y así, aunque Labán buscó y rebuscó por toda la tienda, no pudo encontrar sus ídolos. Al verlo buscar por todos lados,
Gén 31:36  Jacob se enojó y le reclamó: —¿De qué se me acusa? ¿Cuál es mi delito, que me has perseguido como a un criminal?
Gén 31:37  Ya has revisado todo lo que tengo, ¿y qué encontraste que sea tuyo? A ver, ponlo aquí, delante de nuestros parientes, para que ellos nos den su opinión.
Gén 31:38  »En los veinte años que he vivido contigo, jamás me comí un solo carnero de tus rebaños, ni tus ovejas ni tus cabras perdieron sus crías.
Gén 31:39  Si alguna fiera mataba una oveja, yo te la pagaba; y si en el día o en la noche alguien se robaba un animal, tú me lo cobrabas.
Gén 31:40  Los veinte años que viví en tu casa los pasé en las peores condiciones: ahogándome de calor en el día, y muriéndome de frío en la noche, ¡y hasta el sueño se me iba! Catorce años trabajé para ti por tus dos hijas, y seis años por tus rebaños, ¡y más de una vez me rebajaste el sueldo!
Gén 31:42  ¡Qué bueno que el Dios de mi abuelo Abraham me brindó su ayuda! El Dios de mi padre Isaac fue bueno conmigo, pues me vio cansado y afligido, y anoche te reprendió. Si Dios no lo hubiera hecho, tú me habrías despedido sin nada.
Gén 31:43  Labán respondió: —Estas mujeres son mis hijas, estos niños son mis nietos, y estas ovejas son de mis rebaños. ¡No hay aquí nada que no sea mío! ¡Pero tampoco puedo hacerles daño!
Gén 31:44  Mejor hagamos un trato que nos comprometa a los dos.
Gén 31:45  Entonces Jacob tomó una gran piedra para hacer una columna,
Gén 31:46  y les ordenó a sus parientes recoger más piedras. Ellos así lo hicieron, y luego de amontonarlas alrededor de la columna, se sentaron a comer. A esas piedras amontonadas
Gén 31:47  Labán las llamó en arameo «Jegar Sadutá», y Jacob las llamó en hebreo «Galaad».
Gén 31:48  Entonces dijo Labán: «En este día, este montón de piedras servirá de señal para recordarnos nuestro pacto. Cuando ya estemos lejos el uno del otro, que sea Dios quien nos vigile. Si maltratas a mis hijas, o te casas con otras mujeres, recuerda que Dios es nuestro testigo». Por eso, además de llamar Galaad al montón de piedras, también se le llamó Mispá, que significa «Dios vigila».
Gén 31:51  Luego, Labán le hizo ver a Jacob: «Este montón de piedras, y esta columna que he levantado entre nosotros dos,
Gén 31:52  servirá de señal para recordarnos nuestro pacto. Ni tú ni yo cruzaremos este límite para hacernos daño.
Gén 31:53  Pongo entre nosotros, como juez, al Dios de Abraham y Nahor, nuestros abuelos». Jacob hizo el juramento en el nombre del Dios que su padre Isaac adoraba;
Gén 31:54  luego sacrificó un animal allí mismo en el cerro, e invitó a comer a todos sus parientes. Después de comer, todos ellos pasaron la noche allí.
Gén 31:55  A la mañana siguiente Labán se levantó muy temprano, y luego de besar a sus nietos y a sus hijas, les dio su bendición y se regresó a su casa.

Gén 31:1  Pero entonces él oyó lo que estaban diciendo los hijos de Lavan: "Ya'akov se ha cogido todo lo que nuestro padre tenía una vez. Es de lo que solía pertenecer a nuestro padre que Ya'akov se ha vuelto tan rico."
Gén 31:2  El también vio que lo tenían en diferente estima a la de antes.
Gén 31:3  YAHWEH dijo a Ya'akov: "Regresa a la tierra de tus padres, a tus parientes; Yo estaré contigo."
Gén 31:4  Así que Ya'akov mandó a llamar a Rajel y a Leah y las hizo venir al campo donde estaba su rebaño.
Gén 31:5  El les dijo a ellas: "Veo por la forma en que el padre de ustedes mira que él se siente diferente hacia mí que antes; pero el Elohim de mi padre ha estado conmigo.
Gén 31:6  Ustedes saben que yo he servido a su padre con toda mi fuerza,
Gén 31:7  y que el padre de ustedes me ha engañado, y ha cambiado mis jornales diez ovejas; pero Elohim no le dio poder para dañarme.
Gén 31:8  Si él decía: 'Las manchadas serán tus jornales,' entonces todos los animales parían cabritos manchados; y si él decía: 'Las blancas serán tus jornales,' entonces todos los animales parían cabritos blancos.
Gén 31:9  Así es como Elohim ha quitado los animales al padre de ustedes y me los ha dado a mí.
Gén 31:10  Una vez, cuando los animales se estaban apareando, yo tuve un sueño: Alcé mi mirada y allí delante de mí los carneros que se apareaban con las hembras eran manchados, pintados y vetados.
Gén 31:11  Entonces, en el sueño, el Malaj de Elohim me dijo: '¡Ya'akov!' Y yo respondí: 'aquí estoy.'
Gén 31:12  El continuó: 'Levanta tus ojos ahora, y mira: todos los carneros apareándose con las hembras son manchados, pintados y vetados; porque Yo he visto todo lo que Lavan te ha estado haciendo.
Gén 31:13  Yo soy el Elohim que se apareció a ti en de Beit-El, donde tú ungiste la piedra con aceite, donde hiciste tu voto a mí. Ahora levántate, sal de esta tierra, y regresa a la tierra donde naciste.'"
Gén 31:14  Rajel y Leah le respondieron: "Nosotras ya no tenemos herencia de las posesiones de nuestro padre;
Gén 31:15  y él nos considera extranjeras, puesto que él nos ha vend ido; además, él ha consumido todo lo que recibió a cambio de nosotras.
Gén 31:16  Sin embargo, la riqueza y la gloria que Elohim ha quitado a nuestro padre se ha vuelto de nosotros y de nuestros hijos de todas maneras; así que cualquier cosa que Elohim te ha dicho que hagas, hazla."
Gén 31:17  Entonces Ya'akov se levantó, puso a sus hijos y esposas en los camellos,
Gén 31:18  y puso en camino todo su ganado, junto con las riquezas que había acumulado en Padam-Aram, el ganado en su posesión que él había adquirido en Paddan-Aram, para ir a Yitzjak su padre en la tierra de Kenaan.
Gén 31:19  Ahora Lavan había ido a trasquilar sus ovejas, así que Rajel robó los ídolos[92] que pertenecían a su padre,
Gén 31:20  y Ya'akov engañó con astucia a Lavan el Arami por no decirle de su intencionada huida.
Gén 31:21  Así él huyó con todo lo que tenía: él salió y cruzó el Río [Eufrates] y fue hacía la zona montañosa de Gilead.
Gén 31:22  No fue hasta el tercer día que le fue dicho a Lavan el Arami que Ya'akov había huido.
Gén 31:23  Lavan tomó sus parientes con él y pasó los próximos siete días persiguiendo a Ya'akov, alcanzándolo en la zona montañosa de Gilead.
Gén 31:24  Pero Elohim vino a Lavan el Arami en un sueño esa noche, y le dijo: "Ten cuidado de no hablar a Ya'akov palabras malvadas."
Gén 31:25  Cuando Lavan alcanzó a Ya'akov, Ya'akov había acampado en la zona montañosa; así que Lavan y sus parientes acamparon en la zona montañosa de Gilead.
Gén 31:26  Lavan dijo a Ya'akov: "¿Qué quieres decir por engañarme y llevándote a mis hijas como si fueran cautivas tomadas en guerra?
Gén 31:27  ¿Por qué huiste en secreto y me engañaste y no me lo dijiste? Yo te hubiera despedido con alegría y cantando a la música de panderos y liras.
Gén 31:28  ¡Ni siquiera me dejaste besar a mis hijos e hijas y despedirme de ellos! ¡Qué cosa tan estúpida has hecho!
Gén 31:29  Yo lo tengo en mi poder de hacerte daño; pero el Elohim de tu padre me habló anoche, y me dijo: 'Ten cuidado de no hablar a Ya'akov palabras malvadas.'
Gén 31:30  De acuerdo que te tenías que ir, porque extrañabas tan profundamente la casa de tu padre; pero ¿por qué robaste mis dioses? "
Gén 31:31  Ya'akov le respondió a Lavan: "Porque tuve temor. Yo dije: '¿Supón que te llevas a tus hijas y todas mis posesiones de mí a la fuerza?
Gén 31:32  Toma nota de lo que yo tenga de tu propiedad y tómalo.' Y él no encontró nada y Ya'akov dijo: Pero si tú encuentras tus dioses con alguien, esa persona no permanecerá viva entre sus hermanos." Ya'akov no sabía que Rajel los había robado.
Gén 31:33  Lavan entró y registró la tienda de Leah. Y salió de la tienda de Leah, y registró la tienda de Ya'akov y la tienda de las dos esclavas; pero no los encontró. También fue a la tienda de Rajel
Gén 31:34  Ahora, Rajel había cogido los ídolos, pero los puso en la montura del camello y estaba sentada sobre ellos.
Gén 31:35  Ella dijo a su padre: "Por favor no te enojes que no me levanto en tu presencia, pero es el tiempo de mi período.[93]" Así que él buscó, pero no encontró los ídolos.
Gén 31:36  Entonces Ya'akov se enojó y comenzó a discutir con Lavan: "¿Qué mal he hecho? " El demandó. "¿Cuál es mi ofensa, que has venido tras de mí en persecución agitada?
Gén 31:37  Has buscado entre todas mis cosas, pero ¿qué has encontrado de los enseres de tu casa? ¡Ponlo aquí delante de mis parientes y los tuyos, para que ellos puedan rendir juicio entre nosotros dos!
Gén 31:38  ¡Yo he estado contigo por estos veinte años! Tus ovejas y tus cabras nunca abortaron a sus pequeños, y yo no he comido los animales machos en tus rebaños.
Gén 31:39  Si uno de entre tu rebaño fue destruido por un animal salvaje, no traje el cadáver a ti sino que pagué la pérdida yo mismo. Tú demandaste que yo te compensara por cualquier animal robado, así de día como de noche.
Gén 31:40  Aquí está como fue para mí; durante el día me consumía la sed, y en la noche el frío – mi sueño huyó de mis ojos.
Gén 31:41  Estos veinte años que he estado en tu casa – ¡yo te serví catorce años por tus dos hijas y seis años por tu rebaño, y tú falsamente ajustaste mis jornales por diez veces!
Gén 31:42  Si el Elohim de mi padre, el Elohim de Avraham, al que Yitzjak le teme, no hubiera estado de mi parte, ¡de cierto ahora me hubieras mandado de camino con nada! Elohim ha visto cuan afligido he estado, y qué duro he trabajado, y anoche El dictó juicio a favor mío."
Gén 31:43  Lavan respondió a Ya'akov: "¡Las hijas son mis hijas, los hijos son mis hijos, los rebaños son mis rebaños, y todo lo que ves es mío! Pero ¿qué puedo hacer hoy acerca de estas hijas mías o los hijos que les han nacido?
Gén 31:44  Así que ahora, ven, déjame hacer un pacto, yo y tú; y que esté como testimonio entre yo y tú." Y él le dijo: "Observa, no hay nadie con nosotros; observa Elohim es testigo entre yo y tú."
Gén 31:45  Ya'akov cogió una piedra y la puso parada como piedra de señal.
Gén 31:46  Entonces Ya'akov dijo a sus parientes: "Junten algunas piedras"; y ellos cogieron piedras, hicieron un montón de ellas y comieron allí sobre el montón de piedras. Y Lavan le dijo a él: "Este montón atestigua hoy entre yo y tú.
Gén 31:47  Lavan la llamó Y'gar-Sahaduta ["pila de testimonio" en Caldeo/Arameo], mientras que Ya'akov la llamó Gal- Ed ["pila de testimonio" en Hebreo].
Gén 31:48  Lavan dijo a Ya'akov: "Observa este montón, y el pilar cual he puesto entre yo y tú, este montón atestigua, y este pilar atestigua. Por esto es llamada Gal-Ed
Gén 31:49  y también HaMitzpah [torre de vigía], porque él dijo: "YAHWEH vigile entre yo y tú cuando estemos separados el uno del otro.
Gén 31:50  Si tú causas dolor a mis hijas, o si tomas esposas aparte de mis hijas, entonces, si aun no hay nadie allí con nosotros, todavía Elohim es testigo entre yo y tú.
Gén 31:51  Lavan también dijo a Ya'akov: "Aquí está la pila, y aquí la piedra de señal que he puesto entre yo y tú."
Gén 31:52  Si yo no cruzaré a ti, tampoco tú deberás cruzar a mí, más allá de este montón y este pilar, para mal.
Gén 31:53  Que el Elohim de Avraham y también el dios de Najor, juzgue entre nosotros." Pero Ya'akov juró por el temor de su padre Yitzjak.
Gén 31:54  Ya'akov ofreció un sacrificio en la montaña e invitó a sus parientes a la comida. Ellos comieron la comida y bebieron y durmieron en la montaña.
Gén 31:55  -.-

Gén 31:1  Supo Jacob lo que los hijos de Labán andaban diciendo: "Jacob se ha apoderado de todo lo de nuestro padre, y con lo de nuestro padre ha hecho toda esa fortuna."
Gén 31:2  Y se dio cuenta Jacob de que Labán no lo miraba en la misma forma que antes.
Gén 31:3  Entonces Yavé dijo a Jacob: "Regresa a tu patria, a la tierra de tus padres, pues yo estaré contigo."
Gén 31:4  Jacob mandó a llamar a sus esposas Lía y Raquel, las que vinieron al campo, donde estaba el rebaño
Gén 31:5  y les dijo: "Veo que el padre de ustedes no me mira con buenos ojos como antes, pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.
Gén 31:6  Ustedes saben muy bien que he servido a su padre con todas mis fuerzas,
Gén 31:7  y que él se ha burlado de mí, cambiándome diez veces mi salario. Pero Dios no le ha permitido que me perjudicara.
Gén 31:8  Cuando él decía: "Las crías manchadas serán para ti", todas las ovejas parían corderitos manchados. Y si decía: "Las rayadas serán tu sueldo", todo el rebaño tenía corderitos rayados.
Gén 31:9  De esta manera ha ido Dios quitándole el rebaño a su padre para dármelo a mí.
Gén 31:10  Pues me ocurrió una vez, cuando era el tiempo en que entraban en celo las ovejas, que alcé los ojos y vi entre sueños que los machos que cubrían a las hembras eran rayados, manchados y de varios colores.
Gén 31:11  Y el Angel de Dios me dijo en sueños: "¡Jacob!" Yo respondí: "Aquí estoy."
Gén 31:12  Y añadió: "Fíjate bien cómo los machos que cubren a las hembras son rayados, manchados y moteados. Esto es así porque he visto todas las cosas que Labán ha hecho contigo.
Gén 31:13  Yo soy el Dios de Betel, en donde derramaste aceite sobre una piedra y me hiciste un juramento. Ahora, levántate y vuélvete a la tierra en que naciste."
Gén 31:14  Respondieron Raquel y Lía: "¿Acaso tenemos que ver algo todavía con la casa de nuestro padre, o somos aún sus herederas?
Gén 31:15  ¿No hemos sido tratadas como extrañas después que nos vendió y se comió nuestra plata?
Gén 31:16  Pero Dios ha tomado las riquezas de nuestro padre y nos las ha dado a nosotras y a nuestros hijos. Haz, pues, todo lo que Dios te ha dicho."
Gén 31:17  Se levantó Jacob e hizo montar en camellos a sus mujeres e hijos.
Gén 31:18  Y se llevó todos sus rebaños y todos los bienes que había adquirido en Padán-Aram, volviendo donde su padre Isaac, a Canaán.
Gén 31:19  Aprovechando que Labán había salido a esquilar su rebaño, Raquel robó los ídolos familiares que su padre tenía en casa.
Gén 31:20  Jacob actuó a escondidas de Labán, y no le avisó nada sobre su partida.
Gén 31:21  Tomó, pues, todo lo que poseía, y emprendió la huida. Atravesó el río Eufrates y se dirigió a las montañas de Galaad.
Gén 31:22  Al tercer día avisaron a Labán de que Jacob había huido.
Gén 31:23  Se hizo acompañar por los de su tribu y, durante siete días, lo persiguió, hasta que lo alcanzó en la montaña de Galaad.
Gén 31:24  Pero Dios se acercó a Labán el arameo en un sueño, y le dijo: "Cuídate de no discutir con Jacob, bien sea con amenazas o sin violencia."
Gén 31:25  Labán alcanzó a Jacob. Como éste ya había levantado sus tiendas en el cerro de Mispa, Labán instaló las suyas en el de Galaad.
Gén 31:26  Labán dijo a Jacob: "¿Qué me has hecho? Me has engañado, y te has llevado a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra.
Gén 31:27  ¿Por qué has huido en secreto engañándome? ¿Por qué no me avisaste? Yo habría hecho una fiesta para despedirte, con canciones, tambores y guitarra.
Gén 31:28  Ni siquiera me has dejado besar a mis hijos y a mis hijas. Te has portado como un tonto.
Gén 31:29  Yo podría hacerte mal, pero el Dios de tu padre me dijo anoche: "Cuídate de no discutir con Jacob, bien sea con amenazas o sin violencia."
Gén 31:30  Pero si te has ido porque echabas de menos a la casa de tu padre, ¿por qué me has robado mis dioses?"
Gén 31:31  Respondió Jacob a Labán: "Yo tuve miedo a que me quitaras tus hijas.
Gén 31:32  Pero eso sí, al que descubras que tiene en su poder tus dioses, ése morirá. En presencia de nuestros hermanos, revisa todo lo que yo tengo, y si reconoces algo tuyo, llévatelo." Pero Jacob ignoraba que Raquel había robado los ídolos.
Gén 31:33  Entró Labán en la tienda de Jacob, después en la de Lía y en las de las dos criadas, pero no encontró nada. A continuación, entró en la tienda de Raquel,
Gén 31:34  pero Raquel había tomado los ídolos familiares y colocándolos debajo de la montura del camello se sentó encima mientras Labán registraba toda su tienda y no encontraba nada.
Gén 31:35  Entonces ella, dirigiéndose a su padre le dijo: "Perdone, mi señor, si no me pongo de pie ante su presencia, pero me sucede lo que le pasa a las mujeres." Registró, pues, y no encontró los ídolos.
Gén 31:36  Entonces Jacob se enojó y reprochó a Labán: "¿Cuál es mi delito? ¿Cuál ha sido mi pecado, para que así me persigas?
Gén 31:37  Después de revisar todas mis cosas, ¿qué objeto de tu casa has encontrado? Colócalo aquí, a la vista de tu familia y de la mía, y que ellos sean jueces entre nosotros dos.
Gén 31:38  En veinte años que llevo contigo, tus ovejas y tus cabras no han malparido, y nunca he comido ni un cordero de tus rebaños.
Gén 31:39  Los animales destrozados por las fieras, no te los traía, sino que yo mismo los reemplazaba, y tú me exigías lo que había sido robado de noche o de día.
Gén 31:40  Pero tenía que soportar el calor durante el día y el frío durante la noche, a veces sin poder dormir una pestañada.
Gén 31:41  Ya llevo veinte años en tu casa. Catorce te serví por tus dos hijas y seis por tus rebaños, y tú has cambiado mi salario diez veces.
Gén 31:42  Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán y Dios Terrible de Isaac, no me hubiera asistido, con toda seguridad que tú me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios ha visto mis pruebas y el trabajo de mis manos y por eso anoche pronunció su sentencia."
Gén 31:43  Respondió Labán a Jacob: "Estas hijas son mis hijas y estos hijos son mis hijos, el ganado también es mío y todo cuanto ves es mío. ¿Cómo podría yo querer mal a mis hijas y a sus hijos?
Gén 31:44  Ven, hagamos un pacto entre los dos, y que quede una prueba de ello."
Gén 31:45  Jacob tomó una piedra y la puso de pie. Y dijo a los de su familia: "Recojan piedras."
Gén 31:46  Todos se pusieron a juntar piedras, hicieron con ellas un montón, y luego comieron sobre él.
Gén 31:47  Labán lo llamó Yegar-Saaduta, pero Jacob lo llamó Galed.
Gén 31:48  Labán dijo: "Este montón de piedras va a quedar aquí como una prueba del acuerdo entre tú y yo."
Gén 31:49  Por esto se llamó Galed, y también Mispá, porque dijo: "Que Yavé se fije en nosotros cuando nos hayamos separado.
Gén 31:50  Si tratas mal a mis hijas o si tomas otras mujeres fuera de ellas, no serán los hombres los que te juzguen, sino Dios que es testigo de nuestro pacto."
Gén 31:51  Labán añadió dirigiéndose a Jacob: "Mira este montón y esta piedra que he levantado entre nosotros dos:
Gén 31:52  ellos serán testigos de que yo no pasaré más allá hacia ti para hacerte daño, ni tú pasarás más acá hacia mí para causarme mal.
Gén 31:53  El Dios de Abrahán, y el Dios de Najor sea juez entre nosotros."
Gén 31:54  Entonces Jacob juró por el Dios Terrible de su padre Isaac. Jacob ofreció un sacrificio en el monte y convidó a comer a todos sus hermanos. Comieron y pasaron la noche en el monte.

Gén 31:1  Un día Jacob escuchó a los hijos de Labán hablando. Ellos dijeron: «Jacob se apoderó de todo lo que le pertenecía a nuestro papá. Se ha convertido en un hombre rico por medio de las cosas de nuestro papá».
Gén 31:2  Luego se dio cuenta de que Labán ya no se portaba con él como antes.
Gén 31:3  El Señor le dijo a Jacob: «Regresa a la tierra de tus padres, donde naciste».
Gén 31:4  Entonces Jacob mandó a llamar a Raquel y a Lea al campo, donde estaban sus rebaños,
Gén 31:5  y les dijo: —He notado que su papá ya no se comporta conmigo como antes. Pero el Dios de mi papá vino a verme.
Gén 31:6  Ustedes saben que yo trabajé con todas mis fuerzas para su papá,
Gén 31:7  pero él me engañó, cambió mi salario diez veces, pero Dios no permitió que me pasara nada malo.
Gén 31:8  Si Labán decía: “Te pagaré con las manchadas, entonces todas los rebaños tenían crías manchadas”. Y si decía: “Te pagaré con las rayadas”, entonces todos los rebaños tenían crías rayadas.
Gén 31:9  Por lo tanto Dios le ha quitado los animales a su papá y me los ha dado a mí.
Gén 31:10  »Una vez tuve un sueño en la época en que los animales se estaban apareando. Vi que las ovejas machos que se estaban apareando estaban rayadas, manchadas y punteadas.
Gén 31:11  Después un ángel del Señor me dijo en el sueño: “¡Jacob!” Y yo contesté: “Aquí estoy”.
Gén 31:12  Luego él dijo: “Levanta tus ojos y mira que todas las ovejas machos que se están apareando están rayadas, manchadas y punteadas. Yo vi todo lo que Labán te ha hecho.
Gén 31:13  Yo soy el Dios de Betel donde tú hiciste un altar y donde me hiciste una promesa. Ahora, levántate de aquí y vuelve a la tierra donde naciste”.
Gén 31:14  Entonces Raquel y Lea le respondieron: —Nuestro papá no tiene nada para darnos cuando se muera.
Gén 31:15  Nos trata como extrañas. Nos vendió y ya se gastó lo que recibió por nosotras.
Gén 31:16  Toda la riqueza que Dios le quitó a nuestro papá, en realidad nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos. Entonces, haz todo lo que Dios te dijo que hicieras.
Gén 31:17  Entonces Jacob se alistó para el viaje y montó a sus mujeres y a sus hijos en camellos.
Gén 31:18  Se llevó todos sus animales y las posesiones que había adquirido en Padán Aram, y se fue hacia donde vivía su papá, Isaac, en la tierra de Canaán.
Gén 31:19  En esos días, Labán había ido a cortar la lana de sus ovejas y Raquel se robó los dioses de la familia de su papá.
Gén 31:20  Jacob engañó a Labán el arameo al no decirle que se iba,
Gén 31:21  y huyó rápido con todo lo que tenía. Cruzaron el río Éufrates y viajaron hacia la región montañosa de Galaad.
Gén 31:22  Al tercer día le contaron a Labán que Jacob se había escapado.
Gén 31:23  Entonces Labán reunió a sus hombres y salió a perseguir a Jacob. Después de siete días, Labán alcanzó a Jacob en la región montañosa de Galaad.
Gén 31:24  Esa noche Dios se le apareció en un sueño a Labán el arameo y le dijo: «¡Cuidado! No le digas nada a Jacob, ni bueno ni malo».
Gén 31:25  A la mañana siguiente Labán alcanzó a Jacob, quien había montado su campamento en la montaña y Labán montó también allí el suyo en el monte de Galaad.
Gén 31:26  Labán le dijo a Jacob: —¿Por qué huiste y me engañaste? Te llevaste a mis hijas como si fueran mujeres capturadas en una guerra.
Gén 31:27  ¿Por qué huiste en secreto? Si me lo hubieras dicho te habría despedido con alegría y con música de tambores y arpas.
Gén 31:28  No dejaste que les diera un beso de despedida a mis nietos y nietas. ¡Fuiste tonto al hacer esto!
Gén 31:29  Yo soy capaz de hacerte daño, pero anoche se me apareció el Dios de tu papá en un sueño y me dijo: “¡Cuidado! No le digas nada a Jacob, ni bueno ni malo”.
Gén 31:30  Yo sé que te fuiste porque quieres regresar a la casa de tu papá. Pero, ¿por qué te robaste los dioses de mi familia?
Gén 31:31  Jacob le respondió: —Me fui sin decirte nada porque estaba asustado, pensé que me ibas a quitar a tus hijas.
Gén 31:32  Si encuentras a alguien que tenga tus dioses, esa persona morirá. Aquí, en presencia de nuestros parientes, muéstrame si hay algo que te pertenezca y puedes llevártelo. Jacob no sabía que Raquel se había robado los dioses de Labán.
Gén 31:33  Entonces Labán buscó en la carpa de Jacob, en la de Lea y en la de las dos siervas, pero no encontró los dioses. Luego se fue para la carpa de Raquel.
Gén 31:34  Raquel había tomado los dioses de la familia y los había escondido en la silla de camello en la que ella estaba sentada. Labán buscó por toda la carpa y no encontró los dioses de su familia.
Gén 31:35  Raquel le dijo al papá: —Señor mío, no se enoje conmigo si no me levanto ante su presencia, pero es que estoy en mi período de menstruación. Labán buscó pero no encontró los dioses de su familia.
Gén 31:36  Entonces Jacob se enojó mucho y le dijo: —¿Qué crimen cometí? ¿Cuál fue mi pecado para que vinieras en mi persecución?
Gén 31:37  Ya buscaste entre todas mis cosas y no encontraste nada que fuera tuyo. Si encontraste algo tráelo y ponlo aquí para que nuestros parientes decidan cuál de los dos tiene la razón.
Gén 31:38  En los veinte años que trabajé para ti, ningún cordero ni ninguna cabra recién nacida murió, y no me comí ningún carnero de tus rebaños.
Gén 31:39  Cuando un animal salvaje mataba alguna de tus ovejas, yo la pagaba. Nunca te llevé un animal muerto que no repusiera yo mismo. A mí me robaban de día y de noche.
Gén 31:40  Durante el día, el sol me quitaba la fuerza y durante la noche, el frío no me dejaba dormir.
Gén 31:41  Trabajé veinte años para ti. Los primeros catorce lo hice por tus dos hijas y los últimos seis por tus rebaños. Tú cambiaste mi salario diez veces.
Gén 31:42  Si el Dios de mis padres, el Dios de Abraham y el Temor de Isaac no hubiera estado conmigo, me habrías echado con las manos vacías. Pero Dios vio mi tristeza y el resultado de mi trabajo, y anoche te reprendió.
Gén 31:43  Labán le dijo a Jacob: —Estas hijas son mis hijas, estos niños son mis niños y los rebaños son mis rebaños. Todo lo que ves es mío. Sin embargo, ¿qué les puedo hacer ahora a mis hijas o a los hijos que ellas han tenido?
Gén 31:44  Ven, hagamos un pacto entre tú y yo, y que haya un testigo entre los dos.
Gén 31:45  Entonces Jacob agarró una piedra y la puso ahí para mostrar que se había hecho un pacto.
Gén 31:46  Luego les dijo a sus hombres: —¡Recojan piedras! Ellos las recogieron y formaron un montón de piedras. Luego comieron al lado del montón de piedras.
Gén 31:47  Labán llamó a ese sitio Yegar Saduta, y Jacob lo llamó Galaad.
Gén 31:48  Labán dijo: —Este montón de piedras nos ayudará a recordar nuestro pacto. Esta es la razón por la cual Jacob llamó a este sitio Galaad.
Gén 31:49  Después dijo: —Que el Señor nos vigile el tiempo que estemos separados. Por esta razón este sitio también se llamó Mizpa.
Gén 31:50  Luego Labán dijo: —Si les haces daño a mis hijas o si te casas con otra mujer además de ellas, aunque nadie te esté vigilando, recuerda que Dios es el testigo entre tú y yo.
Gén 31:51  Mira este montón de piedras y esta roca que puse entre nosotros.
Gén 31:52  El montón de piedras y esta roca son testigos de que nunca cruzaré de aquí hacia tu lado y de que tú nunca cruzarás de aquí hacia mi lado, con intención de hacernos daño.
Gén 31:53  Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor sea el que nos juzgue. Entonces Jacob hizo la promesa en nombre del Temor de su papá Isaac.
Gén 31:54  Después Jacob ofreció un sacrificio en la montaña e invitó a sus parientes a que compartieran la comida. Comieron y todos pasaron la noche en la montaña.
Gén 31:55  A la mañana siguiente Labán se levantó muy temprano, les dio un beso de despedida a sus hijas y nietos, les dio también su bendición y regresó a casa.

Gén 31:1  Mas luego que Jacob entendió los discursos de los hijos de Labán que decían: Se ha apoderado Jacob de todos los bienes que eran de nuestro padre, y enriquecido con su hacienda, se ha hecho un Señor poderoso;
Gén 31:2  y advirtió asimismo que Labán no le miraba con el mismo semblante que antes,
Gén 31:3  y sobre todo, diciéndole el Señor: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu familia, que yo seré contigo;
Gén 31:4  envió llamar a Raquel y a Lía, y haciéndolas venir a las dehesas, en que apacentaba los ganados,
Gén 31:5  les dijo: Veo el semblante de vuestro padre, que no se muestra para conmigo como solía; pero el Dios de mi padre ha sido mi protector.
Gén 31:6  Vosotras sabéis bien que yo he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas.
Gén 31:7  Sin embargo, vuestro mismo padre me ha engañado y trocado por diez veces la paga o recompensa de mis servicios; aunque Dios no le ha permitido que me perjudicase.
Gén 31:8  Cuando decía: Las reses de varios colores serán tu paga; todas las ovejas parían crías de colores varios. Cuando por el contrario decía: Llevarás en paga las blancas; entonces todas las ovejas dieron crías blancas.
Gén 31:9  Por manera que Dios ha tomado la hacienda de vuestro padre, y me la ha dado a mí.
Gén 31:10  Porque llegado el tiempo en que debían concebir las ovejas, alcé los ojos, y vi entre sueños que los machos que cubrían a las hembras, eran pintados y manchados, y de diversos colores.
Gén 31:11  Y el ángel de Dios me dijo en sueños: ¡Jacob ! Yo respondí: Aquí estoy.
Gén 31:12  Y me dijo: Alza tus ojos, y mira los machos cubriendo las hembras, todos de varios colores, manchados, y moteados. Porque yo he visto todas cuantas cosas ha hecho Labán contigo.
Gén 31:13  Yo soy el Dios de Betel, en donde tú ungiste la piedra, y me hiciste aquel voto. Ahora, pues, levántate y sal de esta tierra, y vuélvete a la de tu nacimiento .
Gén 31:14  A esto respondieron Raquel y Lía: ¿Tenemos acaso que esperar algún residuo en los bienes y herencia de la casa de nuestro padre?
Gén 31:15  ¿Por ventura no nos ha mirado él como extrañas, y nos ha vendido, y comido el precio de nuestra venta?
Gén 31:16  Pero Dios ha tomado las riquezas de nuestro padre, y nos las ha dado a nosotras, y a nuestros hijos; y así haz todo lo que Dios te ha ordenado.
Gén 31:17  Se apercibió, pues, Jacob , y montados sus hijos y mujeres sobre los camellos, se puso en camino,
Gén 31:18  conduciendo consigo toda su hacienda, y los ganados, y cuanto había adquirido en Mesopotamia, encaminándose hacia su padre Isaac a la tierra de Canaán.
Gén 31:19  A esta sazón había ido Labán al esquileo de sus ovejas, y Raquel robó los ídolos de su padre.
Gén 31:20  No quiso Jacob manifestarle a su suegro su partida.
Gén 31:21  Y como se hubiese ya marchado con todo lo que le pertenecía, y vadeado el río Eufrates, se encaminase hacia el monte de Galaad,
Gén 31:22  tuvo noticia Labán al tercer día de que Jacob iba huyendo.
Gén 31:23  Tomando al punto consigo a sus hermanos, le fue persiguiendo por espacio de siete días, hasta que le alcanzó en el monte de Galaad.
Gén 31:24  Pero vio entre sueños a Dios, que le decía: Guárdate de hablar a Jacob cosa que le ofenda.
Gén 31:25  Jacob había ya armado en el monte su tienda de campaña; y Labán que con sus hermanos le había ya alcanzado, fijó la suya en el mismo monte de Galaad.
Gén 31:26  Y dijo a Jacob : ¿Por qué te has portado de esa manera, arrebatándome mis hijas sin darme parte, como si fuesen prisioneras de guerra?
Gén 31:27  ¿Por qué has querido huir sin saberlo yo y sin avisarme, para que yo te acompañase con regocijos y cantares, y con panderas y vihuelas?
Gén 31:28  No me has permitido el dar siquiera un beso de despedida a mis hijos e hijas. Has obrado neciamente.
Gén 31:29  Bien es verdad que ahora está en mi mano darte el castigo merecido; pero el Dios de vuestro padre me dijo ayer: Guárdate de hablar a Jacob cosa que le ofenda.
Gén 31:30  Está bien que deseases ir a los tuyos, y te tirase la bienquerencia de la casa de tu padre; mas ¿a qué propósito robarme mis dioses?
Gén 31:31  Respondió Jacob : El haberme marchado sin darte parte, ha sido porque temí que me quitases por fuerza tus hijas.
Gén 31:32  En cuanto al robo de que me reconvienes, cualquiera en cuyo poder hallares tus dioses, sea muerto a presencia de nuestros hermanos. Haz tus pesquisas; y todo lo que hallares de tus cosas en mi poder, llévatelo. Cuando esto decía, ignoraba que Raquel hubiese robado los ídolos.
Gén 31:33  Habiendo entrado, pues, Labán en las tiendas de Jacob y de Lía, y de las dos esclavas, no encontró nada. Mas como pasase a la tienda de Raquel,
Gén 31:34  ella a toda prisa escondió los ídolos bajo los aparejos del camello, y se sentó encima; y a Labán, que registró toda la estancia sin hallar nada,
Gén 31:35  le dijo: No lleve a mal mi señor que no pueda levantarme a su presencia, porque me ha sobrecogido ahora la incomodidad que suelen padecer las mujeres. Así quedó burlada la solicitud del pesquisador.
Gén 31:36  Entonces Jacob montando en cólera, dijo con acrimonia: ¿Por qué culpa mía, o por qué pecado mío te has enardecido tanto en perseguirme,
Gén 31:37  hasta escudriñar todo mi equipaje? ¿Y qué es lo que has hallado de todos los haberes de tu casa?; ponlo aquí a la vista de mis hermanos y de los tuyos, y sean ellos jueces entre nosotros dos.
Gén 31:38  ¿Para esto he vivido veinte años contigo? Tus ovejas y tus cabras en verdad que no fueron estériles; no me he comido los carneros de tu grey,
Gén 31:39  ni jamás te mostré lo que las fieras habían arrebatado; yo resarcía todo el daño y todo lo que faltaba por algún hurto, tú me lo exigías con rigor.
Gén 31:40  Día y noche andaba quemado del calor, y del hielo, y el sueño huía de mis ojos.
Gén 31:41  De esta suerte por espacio de veinte años te he servido en tu casa, catorce por tus hijas, y seis por tus rebaños: después de esto tú por diez veces me mudaste mi paga.
Gén 31:42  Y si el Dios de mi padre Abrahán, si aquel Señor a quien teme y adora Isaac no me hubiese asistido, tú quizá ahora me hubieras despachado desnudo. Dios ha mirado mi tribulación, y el trabajo de mis manos, y por eso ayer te reprendió.
Gén 31:43  Le respondió Labán: Mis hijas e hijos, los rebaños tuyos, y todo cuanto miras en tu poder, son cosa mía: ¿Qué puedo hacer yo contra mis hijas y nietos?
Gén 31:44  Ea, pues; hagamos una alianza que sirva de testimonio de la armonía entre los dos.
Gén 31:45  Tomó entonces Jacob una piedra, y la erigió en testimonio,
Gén 31:46  y dijo a sus hermanos: Traed piedras; y habiéndolas recogido, formaron un majano, y comieron encima de él;
Gén 31:47  al cual llamó Labán Majano del Testigo, y Jacob Majano del Testimonio, cada uno según la propiedad de su lengua.
Gén 31:48  Y dijo Labán: Este majano será desde hoy testigo entre mí y entre ti; y en atención a esto se le dio nombre de Galaad, esto es, Majano del Testigo.
Gén 31:49  El Señor vele y sea juez entre nosotros, cuando nos hubiéremos separado.
Gén 31:50  Si tú maltratares mis hijas, y tomares otras mujeres además de ellas, ningún testigo hay de nuestra conferencia si no es Dios, que presente nos mira.
Gén 31:51  Y dijo de nuevo a Jacob : Mira: este majano, y la piedra que he levantado entre los dos,
Gén 31:52  servirán de testigos; este majano, digo, y la piedra darán testimonio, si o yo pasare de él para ir contra ti, o tú le pasares maquinando mal contra mí,
Gén 31:53  el Dios de Abrahán, y el Dios de Nacor, el Dios de sus padres sea nuestro juez. Juró, pues, Jacob por el Dios temido y reverenciado de su padre Isaac;
Gén 31:54  e inmoladas víctimas en el monte, convidó a comer a sus hermanos o parientes, los cuales, después de haber comido se quedaron allí aquella noche .
Gén 31:55  Pero Labán levantándose antes de amanecer, besó a sus hijos y a sus hijas, y echóles la bendición, y se volvió a su país.

Gén 31:1  Oyó Jacob a los hijos de Labán decir: “Ha cogido Jacob todo lo de nuestro padre, y con lo nuestro ha hecho todas esas riquezas.”
Gén 31:2  Vio que la cara de Labán no era ya para él lo que había sido antes,
Gén 31:3  y Yahvé le dijo: “Vuélvete a la tierra de tu padre y a tu parentela, que yo estaré contigo.”
Gén 31:4  Mandó a llamar, pues, Jacob a Raquel y a Lía, para que fueran al campo adonde estaba con su ganado,
Gén 31:5  y les dijo: “Veo que el semblante de vuestro padre no es para mí ya el que antes era, aunque el Dios de mi padre ha estado conmigo.
Gén 31:6  Bien sabéis vosotras que yo he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas,
Gén 31:7  y que vuestro padre se ha burlado de mí, mudando diez veces mi salario; pero Dios no le ha permitido perjudicarme."
Gén 31:8  Cuando él decía: Tu salario serán las reses manchadas, todas las ovejas parían corderos manchados; y si decía: Las reses rayadas serán tu salario, todas las ovejas parían corderos rayados."
Gén 31:9  Es, pues, Dios el que ha tomado lo de vuestro padre y me lo ha dado a mí.
Gén 31:10  Cuando las ovejas entran en calor, vi yo en sueños que los carneros que cubrían a las ovejas eran rayados y manchados,
Gén 31:11  y mi ángel me dijo en el sueño: “Jacob”; le respondí: “firme aquí.”
Gén 31:12  Y él dijo: “Alza tus ojos y mira: todos los carneros que cubren a las ovejas son rayados y manchados, porque yo he visto lo que te ha hecho Labán.
Gén 31:13  Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste tú un monumento y me hiciste el voto. Levántate, pues, sal de esta tierra y torna a la tierra de tu parentela.”
Gén 31:14  Raquel y Lía respondieron: “¿Tenemos acaso nosotras parte o herencia en la casa de nuestro padre?
Gén 31:15  ¿No nos ha tratado como extrañas, vendiéndonos y comiendo nuestro precio?
Gén 31:16  Y, además, cuanto le ha quitado Dios, nuestro es y de nuestros hijos. Haz, pues, ya lo que Dios te ha mandado.”
Gén 31:17  Levantóse Jacob e hizo montar a sus mujeres y a sus hijos sobre los camellos, y, llevando consigo todos sus ganados y todo cuanto en Padán Aram había adquirido,
Gén 31:18  se encaminó hacia Isaac, su padre, a tierra de Canaán.
Gén 31:19  Labán había ido al esquileo, y Raquel robó los “terafim” de su padre.
Gén 31:20  Jacob engañó a Labán, arameo, y no le dio cuenta de su huida.
Gén 31:21  Huyó con todo cuanto tenía, y, ya en camino, atravesó el río y se dirigió al monte de Galaad.
Gén 31:22  Al tercer día dijéronle a Labán que Jacob había huido;"
Gén 31:23  y, tornando consigo a sus parientes, le persiguió durante siete días, hasta darle alcance en el monte de Galaad.
Gén 31:24  Vino Dios en sueños durante la noche a Labán, arameo,
Gén 31:25  y le dijo: “Guárdate de decir a Jacob nada, ni en bien ni en mal.” Cuando alcanzó Labán a Jacob, había éste fijado sus tiendas en el monte, y Labán fijó también la suya y las de sus parientes en el mismo monte de Galaad.
Gén 31:26  Dijo, pues, Labán a Jacob: “¿Qué es lo que has hecho? ¡Escaparte de mí, llevándote mis hijas como si fuesen cautivas de guerra!
Gén 31:27  ¿Por qué has huido secretamente, engañándome, en vez de advertirme, y te hubiera despedido yo jubilosamente con cantos, tímpanos y cítaras?
Gén 31:28  ¡Sin dejarme siquiera abrazar a mis hijos y a mis hijas! Has obrado insensatamente.
Gén 31:29  Mi mano es lo suficientemente fuerte para haceros mal, pero el Dios de tu padre me ha hablado la pasada noche, diciéndome: “Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, ni en bien ni en mal.”
Gén 31:30  Y si es que te vas porque anhelas irte a la casa de tu padre, ¿por qué me has robado mis dioses?”
Gén 31:31  Jacob respondió: “Es que temía, pensando que quizá me quitarías tus hijas.
Gén 31:32  Cuanto a lo de tus dioses, aquel a quien se los encuentres, que muera. En presencia de nuestros hermanos busca cuanto sea tuyo y tómalo.” Jacob no sabía que era Raquel la que los había robado.
Gén 31:33  Labán penetró en la tienda de Jacob, en la de Lía y en la de sus siervas, y no halló nada. Después de salir de la tienda de Lía, entró en la de Raquel;"
Gén 31:34  pero Raquel había tomado los “terafim” y los había escondido en el palanquín del camello, sentándose encima. Labán rebuscó por toda la tienda, pero no halló nada.
Gén 31:35  Raquel le dijo: “No se irrite mi señor porque no pueda levantarme ante él, pues me hallo con lo que comúnmente tienen las mujeres.” Así fue cómo, después de buscar y rebuscar Labán en toda la tienda, no pudo hallar los “terafim.”
Gén 31:36  Jacob montó en cólera y reprochó a Labán, diciéndole: “¿Qué crimen es el mío? ¿Cuál es mi pecado para que así me persigas?
Gén 31:37  Después de buscar y rebuscar en todas mis cosas, ¿qué has hallado tuyo? Preséntalo aquí ante mis hermanos y los tuyos, y que juzguen ellos entre los dos.
Gén 31:38  He pasado en tu casa veinte años; tus ovejas y tus cabras no abortaron, y yo no me he comido los corderos de tus rebaños."
Gén 31:39  Lo destrozado no te lo llevaba, la pérdida iba a cuenta mía. Me reclamabas lo que me robaban de día y lo que me robaban de noche.
Gén 31:40  He vivido devorado por el calor del día y por el frío de la noche, y huía de mis ojos el sueño.
Gén 31:41  He llevado en tu casa veinte años; catorce te he servido por tus dos hijas, seis por tus ganados, y me has mudado diez veces el salario."
Gén 31:42  Si no hubiera sido por el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, y por el Terror de Isaac, ahora me hubieras dejado ir de vacío. Dios ha visto mi aflicción y el trabajo de mis manos, y ha juzgado la pasada noche.”
Gén 31:43  Respondióle Labán y dijo a Jacob: “Las hijas, hijas mías son; los hijos son hijos míos; el ganado es mío también, y cuanto ves es mío; a estas mis hijas y a los hijos que han parido, ¿qué les haría yo hoy?"
Gén 31:44  Ven, pues, hagamos alianza tú y yo y que Dios sea testigo entre ti y mí.”
Gén 31:45  Tomó, pues, Jacob una piedra y la alzó en monumento,
Gén 31:46  y dijo a sus hermanos que recogieran piedras y las reunieran en un montón, y comieron sobre él.
Gén 31:47  Le llamó Labán Yegar-Sahaduta, mientras que Jacob le llamó Yagar Galaad.
Gén 31:48  Y dijo Labán: “Este montón es hoy testigo entre ti y mí.” Por eso le llamó Galaad,
Gén 31:49  y también Mispah, por haber dicho Labán: “Que vele Yahvé entre los dos cuando nos hayamos separado el uno del otro.”
Gén 31:50  Si tú maltratas a mis hijas o tomas otras mujeres además de ellas, no habrá hombre que pueda argüirte; pero he aquí que Dios es testigo entre ti y mí.”
Gén 31:51  Y añadió Labán: “He aquí el monumento y he aquí el testigo que he alzado entre ti y mí.
Gén 31:52  Este montón es testigo de que yo no lo pasaré yendo contra ti, ni tú lo pasarás para hacerme daño.
Gén 31:53  El Dios de Abraham, el Dios de Najor, juzgue entre nosotros.” Juró, pues, Jacob por el Terror de Isaac, su padre;"
Gén 31:54  ofreció un sacrificio en el monte e invitó a sus hermanos a comer. Comieron y pasaron la noche en el monte.
Gén 31:55  -

 

 

 
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