Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  Genesis A3
 

Capitulo 03

Gén 3:1  La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que le preguntó a la mujer:—¿Es verdad que Dios os dijo que no comierais de ningún árbol del jardín?
Gén 3:2  —Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—.
Gén 3:3  Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No comáis de ese árbol, ni lo toquéis; de lo contrario, moriréis.”
Gén 3:4  Pero la serpiente le dijo a la mujer:—¡No es cierto, no váis a morir!
Gén 3:5  Dios sabe muy bien que, cuando comáis de ese árbol, se os abrirán los ojos y llegaréis a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.
Gén 3:6  La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió.
Gén 3:7  En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.
Gén 3:8  Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la mujer que Dios andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera.
Gén 3:9  Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:—¿Dónde estás?
Gén 3:10  El hombre contestó:—Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.
Gén 3:11  —¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? —le preguntó Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer?
Gén 3:12  Él respondió:—La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.
Gén 3:13  Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer:—¿Qué es lo que has hecho?—La serpiente me engañó, y comí —contestó ella.
Gén 3:14  Dios el Señor dijo entonces a la serpiente:«Por causa de lo que has hecho,¡maldita serás entre todos los animales,tanto domésticos como salvajes!Te arrastrarás sobre tu vientre,y comerás polvo todos los días de tu vida.
Gén 3:15  Pondré enemistad entre tú y la mujer,y entre tu simiente y la de ella;su simiente te aplastará la cabeza,pero tú le morderás el talón.»
Gén 3:16  A la mujer le dijo:«Multiplicaré tus dolores en el parto,y darás a luz a tus hijos con dolor.Desearás a tu marido,y él te dominará.»
Gén 3:17  Al hombre le dijo:«Por cuanto le hiciste caso a tu mujer,y comiste del árbol del que te prohibí comer,¡maldita será la tierra por tu culpa!Con penosos trabajos comerás de ellatodos los días de tu vida.
Gén 3:18  La tierra te producirá cardos y espinas,y comerás hierbas silvestres.
Gén 3:19  Te ganarás el pan con el sudor de tu frente,hasta que vuelvas a la misma tierrade la cual fuiste sacado.Porque polvo eres,y al polvo volverás.»
Gén 3:20  El hombre llamó Eva a su mujer, porque ella sería la madre de todo ser viviente.
Gén 3:21  Dios el Señor hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió.
Gén 3:22  Y dijo: «El ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la vida, y lo coma y viva para siempre.»
Gén 3:23  Entonces Dios el Señor expulsó al ser humano del jardín del Edén, para que trabajara la tierra de la cual había sido hecho.
Gén 3:24  Después de expulsarlo, puso al oriente del jardín del Edén querubines, y una espada ardiente que se movía por todos lados, para custodiar el camino que lleva al árbol de la vida.

Gén 3:1  Pero la serpiente era el más sagaz de todos los vivientes los sobre la tierra, que hizo Señor Dios. Y dijo la serpiente a la mujer: «¿Pues qué? ha dicho Dios: «No comáis, no, de todo leño del paraíso»?
Gén 3:2  Y dijo la mujer a la serpiente: «Del fruto del leño del paraíso hemos de comer;
Gén 3:3  pero del fruto del leño que está en el medio del paraíso, dijo Dios: «No comeréis de él ni lo toquéis, no; para que no muráis».
Gén 3:4  Y dijo la serpiente a la mujer: «No de muerte moriréis;
Gén 3:5  pues sabía Dios que el día que comiereis de él, se abrirán los ojos vuestros y seréis como dioses conociendo bello y malo».
Gén 3:6  Y vio la mujer qué bello es el leño de comer, y qué agradable a los ojos de ver y qué gracioso de contemplar:(a)  y tomando el fruto de él, comió; y dio también al varón de ella, con ella, y comió.
Gén 3:7  Y abriéronse los ojos de los dos, y conocieron que desnudos estaban; y cosieron hojas de higuera, e hiciéronse cinturones.
Gén 3:8  Y oyeron la voz de Señor Dios paseándose en el paraíso a la tarde, y ocultáronse y Adán y su mujer a faz de Dios en medio del leño del paraíso.
Gén 3:9  Y llamó Dios a Adán y díjole: «Adán, ¿dónde estás?».
Gén 3:10  Y díjole: «La voz tuya he oído paseándote en el paraíso, y temí(b)  porque desnudo estoy, y me oculté».
Gén 3:11  Y díjole Dios: «¿Quién te ha significado que desnudo estás, sino que, del leño, del que te mandé: de éste sólo no comer —de él has comido?»
Gén 3:12  Y dijo Adán: «La mujer que has dado(c)  conmigo, ésta me ha dado del leño y he comido».
Gén 3:13  Y dijo Señor Dios a la mujer: «¿Qué, esto has hecho?». Y dijo la mujer: «La serpiente engañóme, y comí».
Gén 3:14  Y dijo Señor Dios a la serpiente: «Porque esto has hecho, maldita tú delante de todo el ganado y delante de todas las bestias las sobre la tierra; sobre el pecho tuyo y el vientre andarás y tierra comerás todos los días de tu vida.(d) 
Gén 3:15  Y enemistad pondré entre ti y entre la mujer; y entre la simiente tuya y entre la simiente de ella: ella(e)  te quebrantará la cabeza, y tú le quebrantarás el calcañar».
Gén 3:16  Y a la mujer dijo: «Multiplicando multiplicaré los dolores tuyos y el gemido(f)  tuyo: en dolores parirás hijos, y hacia tu marido, tu conversión, y él te dominará».
Gén 3:17  Y a Adán dijo: «Porque has escuchado la voz de tu mujer y comido del leño, del cual te mandé —de él sólo no comer— de él has comido, maldita la tierra en tus obras: en dolores comerás de ella todos los días de tu vida.
Gén 3:18  Espinas y cardos te brotará, y comerás la hierba del campo.
Gén 3:19  En sudor de tu rostro comerás tu pan, hasta que vuelvas a la tierra de que se te tomó; que tierra eres y a tierra te irás».
Gén 3:20  Y llamó Adán el nombre de su mujer «Eva»;(g)  por ser madre de todos los vivientes.
Gén 3:21  E hizo Dios a Adán y a su mujer túnicas pelíceas, y vistióles.
Gén 3:22  Y dijo Dios: «He aquí Adán hecho está cual uno de entre nosotros para conocer bello y malo.(h)  Y ahora no sea que extienda su mano y coja del árbol de la vida, y viva por el siglo.(i) »
Gén 3:23  Y envióle Señor Dios fuera del paraíso de las delicias a trabajar la tierra; de que se le tomó.
Gén 3:24  Y echó fuera a Adán y le aposentó frente a frente del paraíso de las delicias; y ordenó a los querubines y la llameante espada la que se volvía,(j)  a guardar el camino del leño de la vida.


Gén 3:1 

Desobediencia del hombre
  Pero la serpiente(A) era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
Gén 3:2  Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
Gén 3:3  pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
Gén 3:4  Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
Gén 3:5  sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Gén 3:6  Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Gén 3:7  Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
Gén 3:8  Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
Gén 3:9  Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
Gén 3:10  Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
Gén 3:11  Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
Gén 3:12  Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
Gén 3:13  Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó,(B) y comí.
Gén 3:14  Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
Gén 3:15  Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Gén 3:16  A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido,[a] y él se enseñoreará de ti.
Gén 3:17  Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
Gén 3:18  Espinos y cardos te producirá,(C) y comerás plantas del campo.
Gén 3:19  Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
Gén 3:20  Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva,[b] por cuanto ella era madre de todos los vivientes.
Gén 3:21  Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
Gén 3:22  Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida,(D) y coma, y viva para siempre.
Gén 3:23  Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
Gén 3:24  Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.


Gén 3:1 
Desobediencia de Adán y Eva
La serpiente,[a] que era la más astuta[b] de todos los animales salvajes que Dios el Señor había creado, preguntó a la mujer:
–¿Así que Dios os ha dicho que no comáis del fruto de ningún árbol del jardín?
Gén 3:2  La mujer le contestó:
–Podemos comer del fruto de cualquier árbol,
Gén 3:3  menos del árbol que está en medio del jardín. Dios nos ha dicho que no debemos comer ni tocar el fruto de ese árbol, porque si lo hacemos, moriremos.
Gén 3:4  Pero la serpiente dijo a la mujer:
–No es cierto. No moriréis.
Gén 3:5  Dios sabe muy bien que cuando comáis del fruto de ese árbol podréis saber lo que es bueno y lo que es malo, y que entonces seréis como Dios.
Gén 3:6  La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo y de llegar a tener entendimiento. Así que tomó uno de los frutos y se lo comió. Luego le dio a su esposo, y él también comió.[c]
Gén 3:7  En aquel momento se les abrieron los ojos, y los dos se dieron cuenta de que estaban desnudos.[d] Entonces cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas.
Gén 3:8  El hombre y su mujer oyeron que Dios el Señor andaba por el jardín a la hora en que sopla el viento de la tarde, y corrieron a esconderse de Dios entre los árboles del jardín.
Gén 3:9  Pero Dios el Señor llamó al hombre y le preguntó:
–¿Dónde estás?[e]
Gén 3:10  El hombre contestó:
–Oí que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.
Gén 3:11  Entonces Dios le preguntó:
–¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? ¿Acaso has comido del fruto del árbol del que te dije que no comieras?
Gén 3:12  El hombre contestó:
–La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.
Gén 3:13  Entonces Dios el Señor preguntó a la mujer:
–¿Por qué lo hiciste?
Ella respondió:
–La serpiente me engañó,[f] y por eso comí del fruto.
Gén 3:14  Entonces Dios el Señor dijo a la serpiente:
–Por esto que has hecho, maldita serás entre todos los demás animales. De hoy en adelante andarás arrastrándote, y comerás tierra.
Gén 3:15  Haré que tú y la mujer seáis enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón.[g]
Gén 3:16  A la mujer le dijo:
–Aumentaré tus dolores cuando tengas hijos, y con dolor los darás a luz. Pero tu deseo te llevará a tu marido, y él tendrá autoridad sobre ti.
Gén 3:17  Al hombre le dijo:
–Como hiciste caso a tu mujer y comiste del fruto del árbol del que te dije que no comieras, ahora la tierra va a estar bajo maldición por tu culpa;[h] con duro trabajo[i] la harás producir tu alimento durante toda tu vida.
Gén 3:18  La tierra te dará espinos y cardos, y tendrás que comer plantas silvestres.[j]
Gén 3:19  Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste formado, pues tierra eres y en tierra te convertirás.
Gén 3:20  El hombre llamó Eva[k] a su mujer, pues ella fue la madre de todos los que viven.
Gén 3:21  Dios el Señor hizo vestidos de pieles de animales para que el hombre y su mujer se cubrieran,[l]
Gén 3:22  y dijo: “Ahora el hombre se ha vuelto como uno de nosotros, pues sabe lo que es bueno y lo que es malo. No vaya a tomar también del fruto del árbol de la vida,[m] y lo coma y viva para siempre.”
Gén 3:23  Por eso, Dios el Señor sacó al hombre del jardín de Edén y lo puso a trabajar la tierra de la cual había sido formado.
Gén 3:24  Después de haber sacado al hombre, puso al oriente del jardín unos seres alados[n] y una espada ardiendo que se revolvía hacia todas partes, para evitar que nadie llegara al árbol de la vida.[ñ]

Gén 3:1  Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios dijo: No comáis de ningún árbol del huerto?
Gén 3:2  Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto comemos;
Gén 3:3  mas del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni tocaréis en él, para que no muráis.
Gén 3:4  Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis.
Gén 3:5  Mas sabe Dios, que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal.
Gén 3:6  Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era deseable a los ojos, y árbol de codicia para entender; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, y comió con ella.
Gén 3:7  Y fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron cintas para ceñir.
Gén 3:8  Y oyeron la voz del SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto al aire del día; y se escondió el hombre y su mujer de delante del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto.
Gén 3:9  Y llamó el SEÑOR Dios al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
Gén 3:10  Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
Gén 3:11  Y le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
Gén 3:12  Y el hombre respondió: La mujer que me diste, ella me dio del árbol, y comí.
Gén 3:13  Entonces el SEÑOR Dios dijo a la mujer: ¿Qué es esto que hiciste? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.
Gén 3:14  Y el SEÑOR Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás más que todas las bestias y que todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida;
Gén 3:15  y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; ella te herirá la cabeza, y tú le herirás el calcañar.
Gén 3:16  A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y a tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti.
Gén 3:17  Y al hombre dijo: Por cuanto escuchaste la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él. Maldita será la tierra por amor de ti; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida;
Gén 3:18  espinos y cardos te producirá, y comerás hierba del campo;
Gén 3:19  en el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado. Porque polvo eres, y al polvo serás tornado.
Gén 3:20  Y llamó el hombre el nombre de su mujer, Eva; por cuanto ella era madre de todos lo vivientes.
Gén 3:21  Y el SEÑOR Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
Gén 3:22  Y dijo el SEÑOR Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, para que no meta su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre;
Gén 3:23  y lo sacó el SEÑOR del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
Gén 3:24  Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una llama de cuchillo que andaba en derredor para guardar el camino del árbol de la vida.

Gén 3:1  Ahora bien, la serpiente resultó ser la más cautelosa de todas las bestias salvajes del campo que Jehová Dios había hecho. De modo que empezó a decir a la mujer: “¿Es realmente el caso que Dios ha dicho que ustedes no deben comer de todo árbol del jardín?”.
Gén 3:2  Ante esto, la mujer dijo a la serpiente: “Del fruto de los árboles del jardín podemos comer.
Gén 3:3  Pero en cuanto a [comer] del fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios ha dicho: ‘No deben comer de él, no, no deben tocarlo para que no mueran’”.
Gén 3:4  Ante esto, la serpiente dijo a la mujer: “Positivamente no morirán.
Gén 3:5  Porque Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”.
Gén 3:6  Por consiguiente, la mujer vio que el árbol era bueno para alimento, y que a los ojos era algo que anhelar, sí, el árbol era deseable para contemplarlo. De modo que empezó a tomar de su fruto y a comerlo. Después dio de este también a su esposo cuando [él estuvo] con ella, y él empezó a comerlo.
Gén 3:7  Entonces se les abrieron los ojos a ambos, y empezaron a darse cuenta de que estaban desnudos. Por lo tanto cosieron hojas de higuera y se hicieron coberturas para los lomos.
Gén 3:8  Más tarde oyeron la voz de Jehová Dios que andaba en el jardín hacia la parte airosa del día, y el hombre y su esposa procedieron a esconderse del rostro de Jehová Dios entre los árboles del jardín.
Gén 3:9  Y Jehová Dios siguió llamando al hombre y diciéndole: “¿Dónde estás?”.
Gén 3:10  Por fin él dijo: “Oí tu voz en el jardín, pero tuve miedo porque estaba desnudo, y por eso me escondí”.
Gén 3:11  A lo que dijo él: “¿Quién te informó que estabas desnudo? ¿Del árbol del que te mandé que no comieras has comido?”.
Gén 3:12  Y pasó el hombre a decir: “La mujer que me diste para que estuviera conmigo, ella me dio [fruto] del árbol y así es que comí”.
Gén 3:13  Ante eso, Jehová Dios dijo a la mujer: “¿Qué es esto que has hecho?”. A lo cual respondió la mujer: “La serpiente... ella me engañó, y así es que comí”.
Gén 3:14  Y Jehová Dios procedió a decir a la serpiente: “Porque has hecho esta cosa, tú eres la maldita de entre todos los animales domésticos y de entre todas las bestias salvajes del campo. Sobre tu vientre irás, y polvo es lo que comerás todos los días de tu vida.
Gén 3:15  Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón”.
Gén 3:16  A la mujer dijo: “Aumentaré en gran manera el dolor de tu preñez; con dolores de parto darás a luz hijos, y tu deseo vehemente será por tu esposo, y él te dominará”.
Gén 3:17  Y a Adán dijo: “Porque escuchaste la voz de tu esposa y te pusiste a comer del árbol respecto del cual te di este mandato: ‘No debes comer de él’, maldito está el suelo por tu causa. Con dolor comerás su producto todos los días de tu vida.
Gén 3:18  Y espinos y cardos hará crecer para ti, y tienes que comer la vegetación del campo.
Gén 3:19  Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás”.
Gén 3:20  Después de esto Adán llamó a su esposa por nombre Eva, porque ella tenía que llegar a ser la madre de todo el que viviera.
Gén 3:21  Y Jehová Dios procedió a hacer largas prendas de vestir de piel para Adán y para su esposa, y a vestirlos.
Gén 3:22  Y Jehová Dios pasó a decir: “Mira que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros al conocer lo bueno y lo malo, y ahora, para que no alargue la mano y efectivamente tome [fruto] también del árbol de la vida y coma y viva hasta tiempo indefinido...”.
Gén 3:23  Con eso Jehová Dios lo echó del jardín de Edén para que cultivara el suelo del cual había sido tomado.
Gén 3:24  De modo que expulsó al hombre, y al este del jardín de Edén apostó los querubines y la hoja llameante de una espada que continuamente daba vueltas para guardar el camino al árbol de la vida.

Gén 3:1  Entre los animales salvajes que Dios creó, no había otro más astuto que la serpiente. Un día, la serpiente le dijo a la mujer: —¿Así que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?
Gén 3:2  La mujer le contestó: —¡Sí podemos comer de cualquier árbol del jardín!
Gén 3:3  Lo que Dios nos dijo fue: “En medio del jardín hay un árbol, que no deben ni tocarlo. Tampoco vayan a comer de su fruto, pues si lo hacen morirán”. Pero la serpiente insistió:
Gén 3:4  —Eso es mentira. No morirán.
Gén 3:5  Dios bien sabe que, cuando ustedes coman del fruto de ese árbol, serán iguales a Dios y podrán conocer el bien y el mal.
Gén 3:6  La mujer se fijó en que el fruto del árbol sí se podía comer, y que sólo de verlo se antojaba y daban ganas de alcanzar sabiduría. Arrancó entonces uno de los frutos, y comió. Luego le dio a su esposo, que estaba allí con ella, y también él comió.
Gén 3:7  En ese mismo instante se dieron cuenta de lo que habían hecho y de que estaban desnudos. Entonces tomaron unas hojas de higuera y las cosieron para cubrirse con ellas.
Gén 3:8  Con el viento de la tarde, el hombre y su esposa oyeron que Dios iba y venía por el jardín, así que corrieron a esconderse de él entre los árboles.
Gén 3:9  Pero Dios llamó al hombre y le preguntó: —¿Dónde estás?
Gén 3:10  Y el hombre le contestó: —Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, pues estoy desnudo. Por eso corrí a esconderme.
Gén 3:11  —¿Y cómo sabes que estás desnudo? —le preguntó Dios—. ¿Acaso comiste del fruto del árbol que te prohibí comer?
Gén 3:12  El hombre respondió: —La mujer que tú me diste por compañera me dio del fruto del árbol. Por eso me lo comí.
Gén 3:13  Dios se dirigió entonces a la mujer, y le dijo: —¿Qué es lo que has hecho? Y la mujer le respondió: —La serpiente me tendió una trampa. Por eso comí del fruto.
Gén 3:14  Entonces Dios le dijo a la serpiente: «Por esto que has hecho, maldita seas, más que todo animal doméstico; ¡más que todo animal salvaje! Mientras tengas vida, te arrastrarás sobre tu vientre y comerás el polvo de la tierra.
Gén 3:15  »Haré que tú y la mujer, sean enemigas; pondré enemistad entre sus descendientes y los tuyos. Un hijo suyo te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón».
Gén 3:16  A la mujer le dijo: «Cuando tengas tus hijos, ¡haré que los tengas con muchos dolores! A pesar de todo, desearás tener hijos con tu esposo, y él será quien te domine».
Gén 3:17  Al hombre le dijo: «Ahora por tu culpa la tierra estará bajo maldición, pues le hiciste caso a tu esposa y comiste del árbol del que te prohibí comer. Por eso, mientras tengas vida, te costará mucho trabajo obtener de la tierra tu alimento.
Gén 3:18  Sólo te dará espinos que te hieran, y la hierba del campo será tu alimento.
Gén 3:19  »Muy duro tendrás que trabajar para conseguir tus alimentos. Así será hasta el día en que mueras, y vuelvas al polvo de la tierra, del cual fuiste tomado. Tú no eres más que polvo, ¡y al polvo tendrás que volver!»
Gén 3:20  Entonces el hombre le puso a su esposa el nombre de Eva, porque ella sería la madre de todos los que iban a vivir en la tierra.
Gén 3:21  Luego Dios vistió al hombre y a su esposa con ropas de piel,
Gén 3:22  y dijo: «Ahora el hombre y la mujer son como uno de nosotros, pues conocen el bien y el mal. Si llegaran a comer algún fruto del árbol de la vida, podrían vivir para siempre».
Gén 3:23  Por eso Dios los expulsó del jardín de Edén, y puso al hombre a cultivar la tierra de donde había sido formado.
Gén 3:24  Después de expulsar al hombre y a la mujer, Dios puso unos querubines al este del Edén, y también puso una espada encendida que giraba hacia todos lados, para impedir que alguien se acercara al árbol de la vida.

Gén 3:1  La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?»
Gén 3:2  Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín.
Gén 3:3  Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.»
Gén 3:4  Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis.
Gén 3:5  Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.»
Gén 3:6  Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió.
Gén 3:7  Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores.
Gén 3:8  Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahveh Dios por entre los árboles del jardín.
Gén 3:9  Yahveh Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?»
Gén 3:10  Este contestó: «Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí.»
Gén 3:11  El replicó: «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?»
Gén 3:12  Dijo el hombre: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.»
Gén 3:13  Dijo, pues, Yahveh Dios a la mujer: «¿Por qué lo has hecho?» Y contestó la mujer: «La serpiente me sedujo, y comí.»
Gén 3:14  Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
Gén 3:15  Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar.»
Gén 3:16  A la mujer le dijo: «Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará.
Gén 3:17  Al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida.
Gén 3:18  Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo.
Gén 3:19  Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás.»
Gén 3:20  El hombre llamó a su mujer «Eva», por ser ella la madre de todos los vivientes.
Gén 3:21  Yahveh Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió.
Gén 3:22  Y dijo Yahveh Dios: «¡He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre.»
Gén 3:23  Y le echó Yahveh Dios del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado.
Gén 3:24  Y habiendo expulsado al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida.

Gén 3:1  La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que le preguntó a la mujer: ¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?
Gén 3:2  Podemos comer del fruto de todos los árboles respondió la mujer.
Gén 3:3  Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.
Gén 3:4  Pero la serpiente le dijo a la mujer: ¡No es cierto, no van a morir!
Gén 3:5  Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.
Gén 3:6  La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió.
Gén 3:7  En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.
Gén 3:8  Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el *hombre y la mujer que Dios andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera.
Gén 3:9  Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás?
Gén 3:10  El hombre contestó: Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.
Gén 3:11  ¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? le preguntó Dios. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer?
Gén 3:12  Él respondió: La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.
Gén 3:13  Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? La serpiente me engañó, y comí contestó ella.
Gén 3:14  Dios el Señor dijo entonces a la serpiente: "Por causa de lo que has hecho, ¡maldita serás entre todos los animales, tanto domésticos como salvajes! Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida.
Gén 3:15  Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón."
Gén 3:16  A la mujer le dijo: "Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor. Desearás a tu marido, y él te dominará."
Gén 3:17  Al hombre le dijo: "Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! todos los días de tu vida.
Gén 3:18  La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres.
Gén 3:19  Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás."
Gén 3:20  El hombre llamó Eva [1] a su mujer, porque ella sería la madre de todo ser viviente.
Gén 3:21  Dios el Señor hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió.
Gén 3:22  Y dijo: "El *ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la vida, y lo coma y viva para siempre."
Gén 3:23  Entonces Dios el Señor expulsó al ser humano del jardín del Edén, para que trabajara la tierra de la cual había sido hecho.
Gén 3:24  Luego de expulsarlo, puso al oriente del jardín del Edén a los *querubines, y una espada ardiente que se movía por todos lados, para custodiar el camino que lleva al árbol de la vida.

Gén 3:1  La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: "¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?".
Gén 3:2  La mujer le respondió: "Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín.
Gén 3:3  Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: "No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte".
Gén 3:4  La serpiente dijo a la mujer: "No, no morirán.
Gén 3:5  Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal".
Gén 3:6  Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió.
Gén 3:7  Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera.
Gén 3:8  Al oír la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín, a la hora en que sopla la brisa, se ocultaron de él, entre los árboles del jardín.
Gén 3:9  Pero el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?".
Gén 3:10  "Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí".
Gén 3:11  El replicó: "¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?".
Gén 3:12  El hombre respondió: "La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él".
Gén 3:13  El Señor Dios dijo a la mujer: "¿Cómo hiciste semejante cosa?". La mujer respondió: "La serpiente me sedujo y comí".
Gén 3:14  Y el Señor Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida.
Gén 3:15  Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. El te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón".
Gén 3:16  Y el Señor Dios dijo a la mujer: "Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos; darás a luz a tus hijos con dolor. Sentirás atracción por tu marido, y él te dominará".
Gén 3:17  Y dijo al hombre: "Porque hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol que yo te prohibí, maldito sea el suelo por tu culpa. Con fatiga sacarás de él tu alimento todos los días de tu vida.
Gén 3:18  El te producirá cardos y espinas y comerás la hierba del campo.
Gén 3:19  Ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado. ¡Porque eres polvo y al polvo volverás!".
Gén 3:20  El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes
Gén 3:21  El Señor Dios hizo al hombre y a su mujer unas túnicas de pieles y los vistió.
Gén 3:22  Después el Señor Dios dijo: "El hombre ha llegado a ser como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que ahora extienda su mano, tome también del árbol de la vida, coma y viva para siempre".
Gén 3:23  Entonces expulsó al hombre del jardín de Edén, para que trabajara la tierra de la que había sido sacado.
Gén 3:24  Y después de expulsar al hombre, puso al oriente del jardín de Edén a los querubines y la llama de la espada zigzagueante, para custodiar el acceso al árbol de la vida.

Gén 3:1  Entre los animales salvajes que Dios creó, no había otro más astuto que la serpiente. Un día, la serpiente le dijo a la mujer: —¿Así que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?
Gén 3:2  La mujer le contestó: —¡Sí podemos comer de cualquier árbol del jardín!
Gén 3:3  Lo que Dios nos dijo fue: “En medio del jardín hay un árbol, que no deben ni tocarlo. Tampoco vayan a comer de su fruto, pues si lo hacen morirán”. Pero la serpiente insistió:
Gén 3:4  —Eso es mentira. No morirán.
Gén 3:5  Dios bien sabe que, cuando ustedes coman del fruto de ese árbol, serán iguales a Dios y podrán conocer el bien y el mal.
Gén 3:6  La mujer se fijó en que el fruto del árbol sí se podía comer, y que sólo de verlo se antojaba y daban ganas de alcanzar sabiduría. Arrancó entonces uno de los frutos, y comió. Luego le dio a su esposo, que estaba allí con ella, y también él comió.
Gén 3:7  En ese mismo instante se dieron cuenta de lo que habían hecho y de que estaban desnudos. Entonces tomaron unas hojas de higuera y las cosieron para cubrirse con ellas.
Gén 3:8  Con el viento de la tarde, el hombre y su esposa oyeron que Dios iba y venía por el jardín, así que corrieron a esconderse de él entre los árboles.
Gén 3:9  Pero Dios llamó al hombre y le preguntó: —¿Dónde estás?
Gén 3:10  Y el hombre le contestó: —Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, pues estoy desnudo. Por eso corrí a esconderme.
Gén 3:11  —¿Y cómo sabes que estás desnudo? —le preguntó Dios—. ¿Acaso comiste del fruto del árbol que te prohibí comer?
Gén 3:12  El hombre respondió: —La mujer que tú me diste por compañera me dio del fruto del árbol. Por eso me lo comí.
Gén 3:13  Dios se dirigió entonces a la mujer, y le dijo: —¿Qué es lo que has hecho? Y la mujer le respondió: —La serpiente me tendió una trampa. Por eso comí del fruto.
Gén 3:14  Entonces Dios le dijo a la serpiente: «Por esto que has hecho, maldita seas, más que todo animal doméstico; ¡más que todo animal salvaje! Mientras tengas vida, te arrastrarás sobre tu vientre y comerás el polvo de la tierra.
Gén 3:15  »Haré que tú y la mujer, sean enemigas; pondré enemistad entre sus descendientes y los tuyos. Un hijo suyo te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón».
Gén 3:16  A la mujer le dijo: «Cuando tengas tus hijos, ¡haré que los tengas con muchos dolores! A pesar de todo, desearás tener hijos con tu esposo, y él será quien te domine».
Gén 3:17  Al hombre le dijo: «Ahora por tu culpa la tierra estará bajo maldición, pues le hiciste caso a tu esposa y comiste del árbol del que te prohibí comer. Por eso, mientras tengas vida, te costará mucho trabajo obtener de la tierra tu alimento.
Gén 3:18  Sólo te dará espinos que te hieran, y la hierba del campo será tu alimento.
Gén 3:19  »Muy duro tendrás que trabajar para conseguir tus alimentos. Así será hasta el día en que mueras, y vuelvas al polvo de la tierra, del cual fuiste tomado. Tú no eres más que polvo, ¡y al polvo tendrás que volver!»
Gén 3:20  Entonces el hombre le puso a su esposa el nombre de Eva, porque ella sería la madre de todos los que iban a vivir en la tierra.
Gén 3:21  Luego Dios vistió al hombre y a su esposa con ropas de piel,
Gén 3:22  y dijo: «Ahora el hombre y la mujer son como uno de nosotros, pues conocen el bien y el mal. Si llegaran a comer algún fruto del árbol de la vida, podrían vivir para siempre».
Gén 3:23  Por eso Dios los expulsó del jardín de Edén, y puso al hombre a cultivar la tierra de donde había sido formado.
Gén 3:24  Después de expulsar al hombre y a la mujer, Dios puso unos querubines al este del Edén, y también puso una espada encendida que giraba hacia todos lados, para impedir que alguien se acercara al árbol de la vida.

Gén 3:1  Ahora bien, la serpiente era más astuta que ningún animal salvaje que YAHWEH Elohim había hecho. Ella dijo a la mujer: "¿Dijo realmente Elohim: 'No comerás de ningún árbol en el paraíso'? "
Gén 3:2  La mujer respondió a la serpiente: "Podemos comer del fruto de los árboles del paraíso,
Gén 3:3  pero acerca del fruto del árbol en el medio del paraíso, Elohim dijo: 'No comerán de él ni lo tocarán, o morirán.'"
Gén 3:4  La serpiente dijo a la mujer: "No es verdad que de cierto morirán;
Gén 3:5  porque Elohim sabe que en el día que coman de él, sus ojos serán abiertos, y ustedes serán como Elohim, conociendo el bien y el mal."
Gén 3:6  Y la mujer vio que el árbol era bueno para comer, que era placentero a la vista para mirarlo y hermoso para contemplarlo,[10] ella tomó algo de su fruto y sí comió, y también dio un poco a su esposo con ella, y ellos comieron
Gén 3:7  Entonces los ojos de ambos fueron abiertos, y ellos se percataron de que estaban desnudos. Así que ellos cosieron hojas de higuera para hacerse taparrabos.
Gén 3:8  Ellos oyeron la voz de YAHWEH Elohim caminando por el paraíso a la hora de la brisa de la tarde, y el hombre y su esposa se escondieron[11] de la presencia de YAHWEH Elohim entre los árboles del jardín.
Gén 3:9  YAHWEH Elohim llamó al hombre: "¿Dónde estás tú? "
Gén 3:10  El respondió: "Oí tu voz mientras caminabas en el paraíso, y tuve temor, porque estoy desnudo, y me escondí."
Gén 3:11  Elohim le dijo a él: "¿Quién te dijo que estabas desnudo, a no ser que hayas comido del árbol del cual te ordené que de él no comieras? "
Gén 3:12  El hombre respondió: "La mujer que me diste para estar conmigo – ella me dio el fruto del árbol, y yo comí."
Gén 3:13  YAHWEH Elohim dijo a la mujer: "¿Qué es esto que tú has hecho? " La mujer respondió: "La serpiente me engañó, así que comí."
Gén 3:14  Y YAHWEH Elohim dijo a la serpiente: "Porque has hecho esto, tú eres más maldita que todo ganado de cría y todas las bestias de la tierra. Te arrastrarás sobre tu pecho y panza, y comerás tierra por el tiempo que vivas.
Gén 3:15  Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu zera y la zera de ella;[12] él vigilará contra tu cabeza, y tú vigilarás contra su calcañal.
Gén 3:16  A la mujer El dijo: "Yo grandemente aumentaré tus dolores y tus quejidos; tú darás a luz hijos con dolor, y tu recurso será hacia tu esposo, y él reinará sobre ti."
Gén 3:17  A Adam El dijo: "Porque escuchaste a la voz de tu esposa y comiste del árbol referente del cual te di una orden: 'De él no comerás,' maldita es la tierra en tus labores; en dolor comerás de ella por todo el tiempo de tu vida.
Gén 3:18  Ella producirá espinos y cardos para ti, y tú comerás plantas del campo.
Gén 3:19  Comerás pan por el sudor de tu frente hasta que regreses a la tierra – porque tú has sido sacado de ella; tú eres polvo, y regresarás al polvo."
Gén 3:20  El hombre llamó a su mujer Javah [vida], porque ella era la madre de todo lo viviente.
Gén 3:21  YAHWEH Elohim hizo vestiduras de pieles para Adam y su esposa, y los vistió.
Gén 3:22  YAHWEH Elohim dijo: "¡Aquí está, Adam se ha hecho como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal! Ahora, para prevenir que extienda la mano y también tome del fruto del árbol de la vida, lo coma, y viva para siempre – "
Gén 3:23  por lo tanto YAHWEH Elohim lo echó del paraíso del Edem para cultivar la tierra de la cual había sido tomado.
Gén 3:24  Así que El echó a Adam, y lo causó vivir contra el paraíso de delicia y estacionó los keruvim con una espada flamante que revolvía por todas las direcciones para guardar el camino al árbol de la vida.

Gén 3:1  La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yavé Dios había hecho. Dijo a la mujer: "¿Es cierto que Dios les ha dicho: No coman de ninguno de los árboles del jardín?"
Gén 3:2  La mujer respondió a la serpiente: "Podemos comer de los frutos de los árboles del jardín,
Gén 3:3  pero no de ese árbol que está en medio del jardín, pues Dios nos ha dicho: No coman de él ni lo prueban siquiera, porque si lo hacen morirán."
Gén 3:4  La serpiente dijo a la mujer: "No es cierto que morirán.
Gén 3:5  Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de él, se les abrirán a ustedes los ojos; entonces ustedes serán como dioses y conocerán lo que es bueno y lo que no lo es."
Gén 3:6  A la mujer le gustó ese árbol que atraía la vista y que era tan excelente para alcanzar el conocimiento. Tomó de su fruto y se lo comió y le dio también a su marido que andaba con ella, quien también lo comió.
Gén 3:7  Entonces se les abrieron los ojos y ambos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Cosieron, pues, unas hojas de higuera, y se hicieron unos taparrabos.
Gén 3:8  Oyeron después la voz de Yavé Dios que se paseaba por el jardín, a la hora de la brisa de la tarde. El hombre y su mujer se escondieron entre los árboles del jardín para que Yavé Dios no los viera.
Gén 3:9  Yavé Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?"
Gén 3:10  Este contestó: "He oído tu voz en el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo; por eso me escondí."
 Yavé Dios replicó:
Gén 3:11  ¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol que te prohibí?
Gén 3:12  El hombre respondió: "La mujer que pusiste a mi lado me dio del árbol y comí."
Gén 3:13  Yavé dijo a la mujer: "¿Qué has hecho?" La mujer respondió: "La serpiente me engañó y he comido."
Gén 3:14  Entonces Yavé Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás tierra por todos los días de tu vida.
Gén 3:15  Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tú herirás su talón."
Gén 3:16  A la mujer le dijo: "Multiplicaré tus sufrimientos en los embarazos y darás a luz a tus hijos con dolor. Siempre te hará falta un hombre, y él te dominará."
Gén 3:17  Al hombre le dijo: "Por haber escuchado a tu mujer y haber comido del árbol del que Yo te había prohibido comer, maldita sea la tierra por tu causa. Con fatiga sacarás de ella el alimento por todos los días de tu vida.
Gén 3:18  Espinas y cardos te dará, mientras le pides las hortalizas que comes.
Gén 3:19  Con el sudor de tu frente comerás tu pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado. Sepas que eres polvo y al polvo volverás."
Gén 3:20  El hombre dio a su mujer el nombre de "Eva", por ser la madre de todo viviente.
Gén 3:21  En seguida Yavé Dios hizo para el hombre y su mujer unos vestidos de piel y con ellos los vistió.
Gén 3:22  Entonces Yavé Dios dijo: "Ahora el hombre es como uno de nosotros, pues se ha hecho juez de lo bueno y de lo malo. Que no vaya también a extender su mano y tomar del Arbol de la Vida, pues viviría para siempre."
Gén 3:23  Y así fue como Dios lo expulsó del jardín del Edén para que trabajara la tierra de la que había sido formado.
Gén 3:24  Habiendo expulsado al hombre, puso querubines al oriente del jardín del Edén, y también un remolino que disparaba rayos, para guardar el camino hacia el Arbol de la Vida.

Gén 3:1  La serpiente era más astuta que todos los animales salvajes que el Señor Dios había hecho, así que le preguntó a la mujer: —¿Es cierto que Dios les dijo que no coman de ningún árbol del jardín?
Gén 3:2  Y la mujer le respondió: —Podemos comer los frutos de los árboles del jardín.
Gén 3:3  Pero Dios nos dijo “No deben comer frutos del árbol que está en el centro del jardín, ni siquiera tocarlo porque si lo hacen morirán”.
Gén 3:4  Entonces la serpiente le dijo a la mujer: —Con seguridad no morirán.
Gén 3:5  Incluso Dios sabe que cuando ustedes coman de ese árbol, comprenderán todo mejor; serán como Dios porque podrán diferenciar entre el bien y el mal.
Gén 3:6  Cuando la mujer vio que el árbol era hermoso y los frutos que daba eran buenos para comer, y que además ese árbol era atractivo por la sabiduría que podía dar, tomó algunos frutos del árbol y se los comió. Su esposo se encontraba con ella, ella le dijo que comiera y él también comió.
Gén 3:7  Comprendieron todo y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces se hicieron ropa cosiendo hojas de higuera.
Gén 3:8  Escucharon el sonido del Señor Dios caminando por el jardín a la hora fresca de la tarde. El hombre y su mujer se escondieron de su presencia detrás de los árboles del jardín.
Gén 3:9  El Señor Dios llamó al hombre y le dijo: —¿Dónde estás?
Gén 3:10  El hombre le respondió: —Escuché que andabas por el jardín y me asusté porque estaba desnudo, entonces me escondí.
Gén 3:11  Luego el Señor Dios le preguntó: —¿Quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol del que les prohibí comer?
Gén 3:12  El hombre dijo: —La mujer que me diste para que esté conmigo me dio fruto de ese árbol, y yo comí.
Gén 3:13  Luego el Señor Dios le preguntó a la mujer: —¿Conque esas tenemos? Y la mujer respondió: —La serpiente me engañó y yo comí.
Gén 3:14  Entonces el Señor Dios le dijo a la serpiente: —Por haber hecho esto, serás maldita entre todos los animales. Tendrás que arrastrarte sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida.
Gén 3:15  Haré que tú y la mujer sean enemigas y que tu descendencia sea enemiga de la de ella. La descendencia de ella destrozará tu cabeza y tú la picarás en el talón.
Gén 3:16  Después el Señor Dios le dijo a la mujer: —Te daré más trabajo y multiplicaré tus embarazos; y con todo y tu duro trabajo, tendrás también que dar a luz a los hijos. Desearás gobernar a tu marido, pero él te gobernará a ti.
Gén 3:17  Luego el Señor Dios le dijo al hombre: —Ya que tú obedeciste a tu mujer y comiste del árbol que yo les había prohibido, la tierra estará maldita por tu culpa. Tendrás que conseguir la comida por medio de duro trabajo, durante todos los días de tu vida.
Gén 3:18  Del suelo nacerán hierbas y espinas para ti. Y tendrás que comer plantas en los campos.
Gén 3:19  Obtendrás tu comida con el sudor de tu frente hasta que mueras y regreses al polvo, porque tú saliste de allí. Polvo eres y en polvo te convertirás.
Gén 3:20  El hombre le puso a su mujer el nombre «Eva», ya que ella se convertiría en madre de todos los seres humanos.
Gén 3:21  El Señor Dios hizo con pieles de animales ropa para el hombre y su mujer, y los vistió.
Gén 3:22  Luego el Señor Dios dijo: «Miren, el hombre se ha convertido en uno de nosotros pues sabe reconocer el bien y el mal. Ahora tiene a su alcance los frutos del árbol de la vida, para comerlos y vivir para siempre».
Gén 3:23  Entonces el Señor Dios lo sacó del Jardín del Edén a trabajar la tierra, de la cual el ser humano estaba hecho.
Gén 3:24  El Señor Dios lo expulsó y luego puso al oriente del Jardín del Edén dos querubines y una espada en llamas que giraba para proteger el camino al árbol de la vida.

Gén 3:1  Era, la serpiente el animal más astuto de todos cuantos animales había hecho el Señor Dios sobre la tierra. Y dijo a la mujer: ¿Por qué motivo os ha mandado Dios que no comieseis de todos los árboles del paraíso?
Gén 3:2  A la cual respondió la mujer: Del fruto de los árboles, que hay en el paraíso, sí comemos;
Gén 3:3  mas del fruto de aquel árbol que está en medio del paraíso, nos mandó Dios que no comiésemos, ni le tocásemos siquiera, para que no muramos.
Gén 3:4  Dijo entonces la serpiente a la mujer: ¡Oh! ciertamente que no moriréis.
Gén 3:5  Sabe, Dios que en cualquier tiempo que comiereis de él, se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses, conocedores de todo, del bien y del mal.
Gén 3:6  Vio, pues, la mujer que el fruto de aquel árbol era bueno para comer, y bello a los ojos y de aspecto deleitable, y cogió del fruto y le comió: dio también de él a su marido, el cual comió.
Gén 3:7  Luego se les abrieron a ambos los ojos; y como echasen de ver que estaban desnudos, cosieron o se acomodaron unas hojas de higuera, y se tuvieron unos delantales o ceñidores.
Gén 3:8  Y habiendo oído la voz del Señor Dios que se paseaba en el paraíso al tiempo que se levanta el aire después de mediodía, se escondió Adán con su mujer de la vista del Señor Dios en medio de los árboles del paraíso.
Gén 3:9  Entonces el Señor Dios llamó a Adán, y le dijo: ¿Dónde estás?.
Gén 3:10  El cual respondió: He oído tu voz en el paraíso, y he temido y llenádome de vergüenza porque estoy desnudo, y así me he escondido.
Gén 3:11  Le replicó: ¿Pues quién te ha hecho advertir que estás desnudo, sino el haber comido del fruto de que yo te había vedado que comieses?
Gén 3:12  Respondió Adán: La mujer, que tú me diste por compañera, me ha dado del fruto de aquel árbol, y le he comido.
Gén 3:13  Y dijo el Señor Dios a la mujer: ¿Por qué has hecho tú esto? La cual respondió: La serpiente me ha engañado, y he comido.
Gén 3:14  Dijo entonces el Señor Dios a la serpiente: Por cuanto hiciste esto, maldita tú eres o seas entre todos los animales y bestias de la tierra; andarás arrastrando sobre tu pecho, y tierra comerás todos los días de tu vida.
Gén 3:15  Yo pondré enemistades entre ti y la mujer, y entre tu raza y la descendencia suya: ella quebrantará tu cabeza, y andarás acechando a su calcañar.
Gén 3:16  Dijo asimismo a la mujer: Multiplicaré tus trabajos y miserias en tus preñeces; con dolor parirás los hijos y estarás bajo la potestad o mando de tu marido; y él te dominará.
Gén 3:17  Y a Adán le dijo: Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer, y comido del árbol de que te mandé no comieses, maldita sea la tierra por tu causa; con grandes fatigas sacarás de ella el alimento en todo el discurso de tu vida.
Gén 3:18  Espinas y abrojos te producirá, y comerás de los frutos que den las hierbas o plantas de la tierra.
Gén 3:19  Mediante el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a confundirte con la tierra de que fuiste formado; puesto que polvo eres, y a ser polvo tornarás.
Gén 3:20  Y Adán puso a su mujer el nombre de Eva , esto es, Vida, atento a que había de ser madre de todos los vivientes.
Gén 3:21  Hizo también el Señor Dios a Adán y a su mujer unas túnicas de pieles, y los vistió,
Gén 3:22  y dijo: Ved ahí a Adán que se ha hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; ahora pues, echémosle de aquí no sea que alargue su mano, y tome también del fruto del árbol de conservar la vida, y coma de él, y viva para siempre.
Gén 3:23  Y le echó el Señor Dios del paraíso de deleites, para que labrase la tierra, de que fue formado.
Gén 3:24  Y desterrado Adán, colocó Dios delante del paraíso de delicias un querubín con espada de fuego, que andaba alrededor para guardar el camino que conducía al árbol de la vida.

Gén 3:1  Pero la serpiente, la más astuta de cuantas bestias del campo hiciera Yahvé Elohim, dijo a la mujer: “¿Conque os ha mandado Elohim que no comáis de los árboles todos del paraíso?”
Gén 3:2  Y respondió la mujer a la serpiente: “Del fruto de los árboles del paraíso comemos,
Gén 3:3  pero del fruto del que está en medio del paraíso nos ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis siquiera, no vayáis a morir.”
Gén 3:4  Y dijo la serpiente a la mujer: “No, no moriréis;"
Gén 3:5  es que sabe Elohim que el día en que de él comáis se os abrirán los ojos y seréis como Elohim, conocedores del bien y del mal.”
Gén 3:6  Vio, pues, la mujer que el árbol era bueno al gusto y hermoso a la vista y deseable para alcanzar por él la sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio de él también a su marido, que también con ella comió.
Gén 3:7  Abriéronse los ojos de ambos, y, viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores.
Gén 3:8  Oyeron a Yahvé Elohim, que se paseaba por el jardín al fresco del día, y se escondieron de Yahvé Elohim, Adán y su mujer, en medio de la arboleda del jardín.
Gén 3:9  Pero llamó Yahvé Elohim a Adán, diciendo: “Adán, ¿dónde estás?”
Gén 3:10  Y éste contestó: “Te he oído en el jardín, y, temeroso, porque estaba desnudo, me escondí,”
Gén 3:11  “¿Y quién, le dijo, te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol que te prohibí comer?”
Gén 3:12  Y dijo Adán: “La mujer que me diste por compañera me dio de él y comí.”
Gén 3:13  Dijo, pues, Yahvé Elohim a la mujer: “¿Por qué has hecho eso?” Y contestó la mujer: “La serpiente me engañó y comí.”
Gén 3:14  Dijo luego Yahvé Elohim a la serpiente: “Por haber hecho esto, maldita serás entre todos los animales y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu pecho y comerás el polvo todo el tiempo de tu vida.
Gén 3:15  Pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le acecharás a él el calcañal.”
Gén 3:16  A la mujer le dijo: “Multiplicaré los trabajos de tus preñeces; parirás con dolor los hijos y buscarás con ardor a tu marido, que te dominará.”
Gén 3:17  A Adán le dijo: “Por haber escuchado a tu mujer, comiendo del árbol de que te prohibí comer, diciéndote: “No comas de él,” por ti será maldita la tierra; con trabajo comerás de ella todo el tiempo de tu vida;"
Gén 3:18  te dará espinas y abrojos y comerás de las hierbas del campo.
Gén 3:19  Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella has sido tomado, ya que polvo eres y al polvo volverás.”
Gén 3:20  (TEXTO OMITIDO)
Gén 3:21  (TEXTO OMITIDO)
Gén 3:22  Díjose Yahvé Dios: “He ahí a Adán hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; que no vaya ahora a tender su mano al árbol de la vida y, comiendo de él, viva para siempre."
Gén 3:23  Y le arrojó Yahvé Elohim del jardín de Edén a labrar la tierra de que había sido tomado.
Gén 3:24  Expulsó a Adán y puso delante del jardín de Edén un querubín que blandía flameante espada para guardar el camino del árbol de la vida.

 

 

 
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