Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  El Domingo en el Nuevo Testamento
 
El Domingo en el Nuevo Testamento
M.L.Andreasen

 

El Domingo en el Nuevo Testamento

 En el capítulo precedente expresamos el deseo de que Dios irá a aclarar la cuestión del Sábado y del domingo, más allá de cualquier duda. Expresamos la esperanza de que Dios iba a poner ambas días lado a lado en el Nuevo Testamento, y dirá, este es el Sábado, y este no es el Sábado. Entonces todas las dudas estarán resueltas para siempre, y todas las incertidumbres estarán aclaradas.

 Nos alegramos en saber que Dios ha hecho todo esto. Tanto el Sábado como el domingo son mencionados en el Nuevo Testamento; son colocados lado a lado, justamente de la manera en que queremos verlos, y ambos días son contrastados. Eso nos da una justa oportunidad para evaluar cada uno de ellos, y para sacar las conclusiones garantizadas por la evidencia.

 Algunos han pensado que hubiese sido mejor si solamente el domingo hubiese sido mencionado en el Nuevo Testamento, y que no se dijese nada del Sábado. Otros piensan que hubiese sido mejor si solamente el Sábado fuese hecho prominente y que no apareciese nada del domingo. El martes no es mencionado; ¿por qué debiera serlo el domingo? Si Dios no quiso que los hombres guarden el primer día de la semana, ¿por qué aparecen 8 referencias distintas al domingo en el Nuevo Testamento? ¿Eso no le da color a la contienda de que el domingo posee un lugar definido en la religión del Nuevo Testamento?

 Este argumento podría ser de peso a menos que se demuestre que Dios colocó el domingo en el Nuevo Testamento con el específico propósito de decirle a los hombres de que el domingo no es el Sábado. Esto, creemos, es la esencia de lo que Dios ha hecho.

 Tal como lo hemos declarado anteriormente, el primer día de la semana es mencionado 8 veces en el Nuevo Testamento, pero nunca es llamado de Sábado. Los 8 textos se encuentran en los siguientes lugares: Mat. 28:1; Mar. 16:1-2; Mar. 16:9; Luc. 24:1; Juan 20:1; Juan 20:19; Hechos 20:7; 1 Cor. 16:2.

 

El Primer Texto

 

 Hechos 20:7 registra la única reunión religiosa del Nuevo Testamento, que se realizó en el primer día de la semana; por lo tanto lo consideraremos primero. Esta es la lectura del texto:
 “En el primer día de la semana, cuando los discípulos se juntaron para partir el pan, Pablo les predicó, listo para partir al día siguiente; y continuó su prédica hasta media noche”.

 Aquí se registra una definida reunión religiosa. Fue realizada en “el primer día de la semana, cuando los discípulos se juntaron para partir el pan”. Pablo tenía que partir “el día siguiente” a un largo viaje. Somos informados de que “continuó su prédica hasta medianoche”. Un joven estaba sentado en una ventana, y “como Pablo se demoró predicando, él se durmió, y se cayó desde el tercer piso, y fue recogido muerto”. Verso 9. Pablo, sin embargo, le restauró la vida, el pan fue partido, y Pablo continuó hablando “hasta el alba”. Entonces se fue, y caminó aproximadamente unos 28 Km para tomar el barco que lo llevaría a su destino.

 Hay varias preguntas que nos confrontan en esta cuestión. Primero, ¿cuándo se realizó la reunión? El registro muestra que fue realizada en la tarde, porque “habían muchas luces en el piso superior”, y Pablo habló hasta medianoche, y después continuó “hasta el alba”. La pregunta es si la reunión fue realizada durante el Sábado o en la tarde del domingo. Como sabemos, la Biblia establece los días de puesta de sol a puesta de sol, mientras que el mundo lo hace de medianoche a medianoche. Cuando la Biblia habla del primer día de la semana, es el tiempo que va desde la puesta de sol del Sábado hasta la puesta de sol del domingo. Normalmente una reunión realizada en la tarde del primer día de la semana, significa que fue realizada el Sábado en la noche; pero hay indicaciones de que no siempre fue así, y por lo tanto pudiera ser que esta reunión en particular haya sido realizada en lo que nosotros llamamos domingo en la noche.
 
En el caso particular bajo consideración, los comentaristas están divididos, siendo que algunos sostienen que la reunión ocurrió el Sábado en la noche, otros, el domingo en la noche. No poseemos una luz especial sobre este punto. Estamos dispuestos a aceptar cualquier punto de vista, ya que para nuestro propósito, no hace mucha diferencia. Le dejamos este asunto al lector, para que decida por sí mismo de acuerdo con lo que a él le parezca mejor. De cualquier manera, se realizó una reunión, ya sea el Sábado o el domingo en la noche. En esa reunión Pablo predicó y fue partido el pan.

 ¿Fue esta una reunión especial porque Pablo tenía que hacer un largo viaje, y esta era la última oportunidad que él tendría para reunirse con ellos antes de que partiese el barco? La evidencia parece estar a favor de esto. No era común en aquellos días hacer reuniones en la noche, excepto en tiempos de persecución, porque era peligroso estar en la oscuridad. Entonces, también, las puertas de las ciudades eran cerradas a la puesta de sol, y nadie que viviese fuera de la ciudad podría asistir a una reunión así. Por lo tanto nos inclinamos a creer que esta era una reunión inusual.
 
Este es el único registro del Nuevo Testamento donde aparecen los discípulos reuniéndose en el primer día de la semana para partir el pan. Hechos 2:46 declara que continuaron “perseverando diariamente en el templo, y partían el pan de casa en casa”. Esta declaración dice que partían el pan diariamente, lo cual, desde luego, incluye el primer día de la semana; pero no hay ningún registro que diga que se partía el pan solamente en ese día, excluyendo los otros días.

 La pregunta en la cual estamos interesados es si esta reunión en el primer día de la semana comprueba que este día era el Sábado; esto es, si los discípulos estaban observando el primer día de la semana como siendo el Sábado en aquel tiempo, y si Pablo estaba observando el primer día con ellos, reuniéndose con ellos, hablándoles, y partiendo el pan con ellos. Esta es una pregunta importante que merece ser estudiada.

 Debe observarse que el relato de la reunión no dice nada sobre el Sábado. Debe haber sido fácil para Lucas insertar una palabra, diciendo que esta reunión fue realizada un Sábado. Que no lo haya hecho es significativo. Parece estar claro que la razón por la cual la reunión es registrada en la Biblia es debido al hecho de que se realizó un milagro. Un hombre muerto fue traído nuevamente a la vida, y Lucas registra este acontecimiento inusual. No era a menudo que esto sucedía, y Lucas lo registra.

 Los otros eventos de la reunión son mencionados incidentalmente, y aparentemente no era de mucha preocupación. No se menciona, por ejemplo, de qué estaba hablando Pablo. Por lo tanto, sabemos que no fue el sermón de Pablo lo que llevó a Lucas a registrar la reunión. Si la reunión tenía cualquier cosa que ver con la observancia del primer día de la semana, podemos estar seguros que Lucas habría registrado este hecho importante. También el hecho de que no se diga nada del sermón de Pablo, prueba que no tenía nada que ver con un nuevo día Sábado. Todo lo que Lucas dice acerca del discurso es que Pablo “continuó su discurso hasta medianoche”, y que “estaba predicando largamente”, “habló durante harto tiempo, hasta el alba”. Lucas no estaba impresionado con el contenido del sermón.

 Hay otras preguntas que deben ser consideradas. Si la reunión fue realizada un Sábado en la noche, lo cual parece ser lo más probable, entonces Pablo tenía un largo viaje que hacer durante el domingo. ¿Haría Pablo un largo viaje durante el nuevo Sábado? Lucas, que es el autor del libro de Hechos, y también del tercer evangelio, al informar los eventos de la crucifixión y de la resurrección de Cristo, hacer notar el hecho de que las mujeres no quisieron embalsamar el cuerpo el Sábado, sino que “descansaron el día Sábado”, y que este descanso estaba “de acuerdo al mandamiento”. El tiempo en el cual fue escrito el libro de Lucas y el de Hechos no está muy separado. ¿No sería concebible que él hiciese un fiel relato de un cambio tan drástico como el cambio del Sábado para el domingo, si ese cambio hubiese realmente sucedido? Si esta reunión en particular fue realizada el Sábado en la noche, Pablo comenzó su viaje de 28 Km al alba para alcanzar el barco. Esto no sería un buen auspicio para introducir el nuevo primer día Sábado, ya sea para la iglesia de entonces o para los lectores del Nuevo Testamento.
 
Si, por otro lado, esta reunión fue realizada el domingo en la noche, entonces no fue realizada durante el primer día de la semana, porque el primer día termina a la puesta de sol del domingo en la tarde, y esta reunión se realizó después de la puesta de sol. Si aun admitiésemos que es a media noche que comienza un nuevo día, tal como lo conocemos hoy, aun estaríamos en dificultades, porque la reunión se alargó hasta el lunes en la mañana, y el pan fue partido después de medianoche. Confesamos que el registro nos parece insatisfactorio si es que va a ser usado para demostrar la guarda del domingo.

Del registro de la reunión podemos aprender los siguiente:

 La reunión era una reunión especial, realizada porque Pablo tenía que viajar y quería partir el pan con la iglesia una vez más antes de partir.

 La reunión fue registrada por Lucas debido a la restauración del joven que cayó y murió.
 
No había ningún asunto teológico ni nada parecido en pauta, y el sermón de Pablo no nos fue preservado, lo cual habría sucedido si hubiese sido importante.

Esta última consideración nos muestra que la reunión o el sermón no tenía nada que ver con el asunto del Sábado. Lucas, que tenía un “perfecto entendimiento de todas las cosas desde el principio”, habría sido rápido para detectar cualquier variación del procedimiento habitual. Luc. 1:3.

 Aun cuando el primer día de la semana es mencionado en este relato, no se dice nada como si fuese el Sábado. Esta reunión nocturna, si es que tuvo cualquier relación con el asunto del Sábado, le podría haber proporcionado una excelente oportunidad al historiador, Lucas, para registrar cualquier nuevo punto de vista con respecto a la enseñanza, desde los días de Cristo. El hecho de que él haya registrado una reunión realizada en el primer día de la semana, unida al hecho de que él conspicuamente omite cualquier mención en ella como siendo una reunión hecha el Sábado para honrar el domingo, es una prueba concluyente que él no consideró que tuviese cualquier relación con el Sábado. Creemos que la inspiración registró a propósito esta reunión realizada el primer día de la semana para darle la oportunidad al lector atento para que observase que Dios no reconoce el primer día de la semana como siendo el Sábado.
 
Si la realización de una reunión en el primer día de la semana prueba que ese día es el Sábado, o que tiene alguna relación con el Sábado, ¿qué diríamos de la reunión que Pablo mantuvo en Antioquía en el séptimo día Sábado? Hechos 13:14. Eso balancearía el argumento, porque ahora tenemos el registro de una reunión realizada el Sábado y otra realizada el domingo. ¡Pero Pablo realizó también otra reunión el Sábado siguiente! Verso 44. ¡Eso haría con que este argumento fuese dos veces más fuerte hacia el Sábado que hacia el domingo! Pero eso no es todo. En Tesalónica él realizó reuniones durante tres Sábados. Hechos 17:2. Eso hace con que el argumento quede cinco contra uno a favor del Sábado. Pero aun esto no es todo. En Corinto él permaneció durante “un año y seis meses”, y “él razonaba en la sinagoga todos los Sábados, y persuadía tanto a Judíos como a Griegos”. Hechos 18:11, 4. Un año y seis meses son 78 semanas y el mismo número de Sábados.

Agregando esto a los 5 Sábados anteriores, hace un total de 83 reuniones registradas que fueron realizadas por Pablo durante el Sábado; y la razón ahora es de 83 a 1 a favor del Sábado y contra el domingo.
 
Nosotros, sin embargo, rechazamos ese raciocinio. El número de veces que fueron realizadas reuniones en cierto día no tiene ningún peso en la cuestión del día como siendo Sábado. Pero para cualquiera que crea de que Hechos registra la realización de una reunión en domingo, tenga alguna validez para demostrar que ese día era el Sábado, le sometemos el cómputo anterior. 

 Hemos examinado hasta aquí el único texto del Nuevo Testamento que registra una reunión religiosa realizada en el primer día de la semana. No hemos encontrado nada que ni siquiera remotamente esté relacionado con el Sábado. No se hace ninguna mención a él como un día santo ni se hace ninguna observación de ninguna especie. Ahora consideraremos el segundo texto.

 

El Segundo Texto

 

 Este texto está registrado en 1 Cor. 16:1-2. “Ahora en relación a la ofrenda para los santos, así como le ordené a las iglesias de Galacia, así hacedlo. En el primer día de la semana que cada uno de vosotros deje algo a un lado, de acuerdo a como Dios lo haya prosperado, de manera que no hayan reuniones (juntar dinero) cuando yo vaya”.

 Pablo aquí exhorta a los santos a dejar algo a un lado en el primer día de la semana, una suma proporcional a la mano prosperadora de Dios. Él había ordenado lo mismo en otras iglesias de Galacia.
 
Algunos han pensado que esto se refiere a una colecta que debía ser recogida en las iglesias los domingos, y que Pablo estaba dando indicaciones en relación a cómo debía esto ser hecho. Debe observarse, sin embargo, que no se menciona ninguna iglesia ni ninguna reunión. Cada hombre tenía que “dejar algo a un lado”. Tenía que dejar algo a un lado “en su casa”, como también es traducido. “A un lado” significa que tenía que guardarlo hasta que se le solicitara entregarlo.
 
Pablo conocía el valor de las ofrendas sistemáticas. Él estaba haciendo una colecta para los santos pobres, y él sabía que si las personas no dejaban algo a un lado cada semana, no habría mucho que colectar cuando llegase el tiempo de hacerlo.
 
¿Cuánto debía dar cada uno? Pablo no lo dijo; pero sugirió que diesen de acuerdo a como “Dios los había prosperado”, lo cual era una manera razonable de dar. Este es el mismo principio que gobierna la devolución del diezmo. El hombre que reciba mucho, devolverá proporcionalmente mucho también, mientras que el que recibió poco, dará de acuerdo con sus entradas.
 
Este plan ordenado por Dios es muy equitativo. Ellos desde luego necesitaban algún sistema para llevar algún registro de los ingresos, especialmente en el caso de negociantes; porque si ellos fuesen a dar semanalmente, tenían que llevar sus cuentas semanalmente, o entonces no sabrían cuánto los había prosperado Dios. Pablo recomendó que esta obra fuese hecha en domingo.
 
Estas personas sin duda estaban familiarizadas con este principio; de tal manera que todo lo que necesitaban era que se les recordase. La sugerencia que la examinación de cuentas fuese hecha en el primer día de la semana, puede haber sido nueva para ellos, pero el principio de dar proporcionalmente no era nuevo. Pablo puede haber pensado que alguno de ellos pudiese ser tentado a hacer esta examinación de cuentas en el Sábado, y entonces sugirió que fuese hecho en el primer día de la semana. En aquel tiempo irían a ver lo que estaba registrado, y entonces dejarían algo a un lado.
 
Aquellos que usan este consejo de Pablo como un argumento para la santidad del domingo, un uso muy curioso entre paréntesis, comenten varios errores.

 No se dan cuenta de que esta no es una colecta pública.
 
No se dan cuenta de que aquí no se trata de un servicio religioso.

 No se dan cuenta que este dinero no se da en una colecta para ser recogido aquí y allí, sino que debe ser “dejado a un lado” hasta que llegue el tiempo para lo cual fue solicitado.
 
No se dan cuenta que este dejar a un lado fondos tiene que ser hecho por la persona, esto es, por cada persona, en casa, no en la iglesia, no en compañía, sino que por él mismo.

 No se dan cuenta que el regalo de cada uno es proporcional a la prosperidad con que Dios los ha bendecido, y que esto debe suceder semanalmente, el determinar los ingresos, y un dejar a un lado semanalmente, de acuerdo con esos ingresos. Esto puede envolver en algunos casos un considerable trabajo de tesorería, lo cual sería totalmente inapropiado hacerlo en el Sábado, y que Pablo considera que sería un buen trabajo para hacerlo el domingo.
 
Una lectura cuidadosa del consejo de Pablo en el texto que estamos analizando, resulta en la convicción de que el texto constituye un sano argumento para la santidad del séptimo día Sábado, y un fuerte argumento contra la santidad del domingo.

 

El Tercer Texto

 

 Haremos ahora una consideración de los seis siguientes textos, todos los cuales lidian con el día de la resurrección.

 Este texto se encuentra en Mat. 28:1. “Al término del Sábado, al amanecer del primer día de la semana, vino María Magdalena y la otra María para ver la sepultura”. La Revised Version (RV) dice: “Ya tarde en el día Sábado, cuando comenzaba a amanecer el primer día de la semana, vino María Magdalena y la otra María para ver la sepultura”.

 Hay diferencias de opinión entre los traductores en relación a la versión correcta de este texto, pero para nuestro propósito presente, estamos dispuestos a aceptar cualquiera de las traducciones dadas anteriormente. El texto menciona dos días. Uno es llamado el Sábado; el otro es llamado el primer día de la semana. El Sábado viene antes del primer día, y es definitivamente distinguido de este. No hay ninguna mezcla o confusión de días, ni se sugiere ningún cambio del día Sábado. Somos simplemente informados que al término del Sábado, cuando comenzaba a amanecer el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María vinieron a la sepultura.

 Es interesante observar lo que dice este texto, y también lo que no dice. El evangelio de Mateo fue escrito cerca de 30 años después de la muerte de Cristo. En aquel tiempo el Espíritu Santo tuvo mucho tiempo para impresionar los corazones de los discípulos de que había llegado un nuevo Sábado, si ese realmente fuese el caso. Sería más correcto si alguna referencia a este supuesto hecho hubiese sido hecha por Mateo cuando este se refiere a la resurrección. Hubiera sido fácil hacer alguna observación que indicase que el antiguo Sábado había sido suplantado por el nuevo. Nos parece extraño que 30 años después de la resurrección, Mateo aun llama el séptimo día de Sábado, y no aprovecha la oportunidad para colocar ninguna palabra a respecto del domingo.

 La inspiración, desde luego, vio de antemano que iría a haber una controversia acerca de ambos días, la cual podría ser resuelta con el texto que ahora estamos analizando, si Mateo hubiese declarado que el nuevo Sábado había tomado el lugar del antiguo. Como no lo hizo, ¿no creeremos que él arregló el asunto llamando el séptimo día Sábado y negligenciando completamente en reconocer o de hacer cualquier reclamo a favor del domingo como siendo el Sábado?

 

El Cuarto y el Quinto Texto

 

 El cuarto texto dice así: “Cuando hubo pasado el Sábado, María Magdalena, y María la madre de Jacobo y Salomé, habían traído especies aromáticas, para que pudiesen venir a ungirlo. Y muy temprano en la mañana del primer día de la semana, vinieron al sepulcro al salir el sol”. Mar. 16:1-2. A esto vamos a añadirle el sexto texto, que se encuentra en el mismo capítulo. “Habiendo Jesús resucitado temprano en la mañana del primer día de la semana, se le apareció primero a María Magdalena, de la cual había expulsado siete demonios”. Mar. 16:9.

 El verso 9 se refiere al mismo primer día mencionado en el verso 2. Declara que Jesús se le apareció primero a María Magdalena cuando resucitó temprano en el primer día de la semana. No dice que el primer día de la semana es el Sábado; apenas afirma que en ese día Cristo se encontró con María Magdalena.
 El verso 2 declara que las mujeres mencionadas en el verso 1 vinieron a la sepultura en el primer día de la semana cuando estaba saliendo el sol. Se nos dice que vinieron para ungir al Salvador, y que trajeron especies aromáticas con ese propósito. También se hace la declaración de que “el Sábado había pasado” cuando comenzaron su mandado.

 Nuevamente aquí tenemos dos días colocados lado a lado, el Sábado y el primer día de la semana. Se nos dice que el Sábado es el día que precede al primer día de la semana, y que cuando llega el primer día de la semana, el Sábado pasa. Nuevamente observamos que la inspiración, hablando a través de Marcos, así como lo hizo a través de Mateo, 30 años después de la resurrección, llama al séptimo día de Sábado, y que el único nombre dado al domingo es el de primer día de la semana.

 Sugerimos nuevamente que habría sido fácil para el inspirado escritor colocar una palabra para el domingo en este lugar en particular. Que no lo haya hecho es significativo. Queremos sugerir que, si el escritor no quería exaltar el domingo, se podría haber mantenido neutral o en silencio acerca de esto. Pero no fue así. Él nos dice que el día anterior al domingo, esto es, el séptimo día, es el Sábado. Eso es dejar bien claro el Sábado. Pero él hizo más que eso. Él nos cuenta que las mujeres trabajaron durante el domingo, lo cual no habrían hecho durante el Sábado, no importa cuán importante haya sido ese trabajo. Esto es más que neutralidad. Es una definida polarización a favor del Sábado y contra el domingo. Observe cuidadosamente la situación.

 Cristo murió el viernes. En ese día las mujeres trajeron especies y las prepararon, listas para embalsamar el cuerpo. Luc. 23:56. Cuando pasó el Sábado, ellas fueron al sepulcro temprano, al salir el sol, para comenzar su trabajo. Esto es, ellas trabajaron el viernes y el domingo, pero no lo hicieron en el Sábado. Estas eran las mujeres que eran más cercanas a Cristo, sus más cercanas seguidoras. Acerca de ellas la inspiración nos informa, 30 años después de la muerte de Cristo, que ellas trabajaron en el domingo. El texto no se alarga más en esto; apenas se refiere a ello como un hecho.

 Era necesario embalsamar los cuerpos tan rápido como fuese posible en un clima como el de Palestina. De Lázaro se declara que su cuerpo, al cuarto día, “hiede”, en el expresivo aun cuando no elegante lenguaje de la King James. Juan 11:39. El domingo sería el tercer día desde que Cristo muriese, tal como está registrado. Si alguna hubo alguna excusa para trabajar en el Sábado, creemos que esta era la ocasión para hacerlo. Pero las mujeres habían estado con Cristo. Habían estudiado con Él. Sabían cómo Él guardaba el Sábado. Nunca se les ocurrió embalsamar Su cuerpo en ese día, y esto, a pesar del hecho que el clima así lo demandaba. La inspiración registra que ellas esperaron hasta el domingo para ejecutar este trabajo.

 Este texto contrasta definitivamente el Sábado con el domingo. Dice en efecto: “No trabajéis en el Sábado. Guarden ese día como siendo santo. Hagan vuestros trabajos en los otros seis días. Aun parezca muy necesario trabajar en el Sábado, no lo hagáis. El Dios que preservó el maná, de tal manera que no se echaba a perder, puede fácilmente preservar un cuerpo de la corrupción. Acuérdense del día Sábado, para santificarlo”. 

 

El Sexto Texto

 

 El sexto texto se encuentra en Luc. 24:1. “Ahora en el primer día de la semana, muy temprano en la mañana, ellas vinieron al sepulcro, trayendo las especies que habían preparado, y otras mujeres con ellas”.

 Este es el mismo evento que los otros evangelistas registran, con algunas informaciones adicionales. Los versos precedentes dicen: “Ese día era el de preparación, y se acercaba el Sábado. Y también las mujeres, que vinieron con Él de Galilea, las siguieron, y observaron la sepultura, y cómo había sido colocado Su cuerpo. Y volvieron, y prepararon especies aromáticas y ungüentos; y descansaron el día Sábado de acuerdo al mandamiento”. Luc. 23:54-56.

 De aquí aprendemos que en el día de la preparación, esto es, en el viernes, Cristo fue crucificado, y que murió cuando el Sábado estaba por comenzar. También aprendemos que las mujeres en ese mismo viernes prepararon especies aromáticas para ungirlo, y que al día siguiente, Sábado, ellas descansaron “de acuerdo con el mandamiento”. Si tomamos estos versos en conexión con Luc. 24:1, encontramos que se mencionan tres días, el día de la preparación, el Sábado, y el primer día de la semana. Se nos dice que las mujeres trabajaron en dos de estos días, y que descansaron en el Sábado.
 
No hay nada en estos textos que diga o que sugiera que el domingo es el Sábado. Al contrario, la diferencia entre el domingo y el Sábado es dejada bien clara. Las mujeres trabajaron en el día de la preparación, viernes. El Sábado no trabajaron; ellas descansaron, y esto estaba “de acuerdo con el mandamiento”. El domingo trajeron su material para ungir a su Señor. Esto hace un definido contraste entre ambos días, y comprueba enfáticamente de que el día que va entre el viernes y el domingo es “día Sábado de acuerdo con el mandamiento”. Esto, entonces, hace que el séptimo día, sea el Sábado del Señor. No se dice nada de la santidad del domingo. La única mención es que durante el domingo las mujeres vinieron con su material, listas para trabajar.

 Queremos llamar especialmente la atención hacia una palabra que adquiere cierta importancia, y que es la palabra “ahora”, la primera palabra de la declaración, “ahora en el primer día de la semana”. Luc. 24:1. La palabra en el original es “pero” y no “ahora”. La Revised Version correctamente lo coloca así: “Pero en el primer día de la semana”. Si leemos el contexto, se nos advierte a respecto del contraste que produce la palabra “pero”. Las mujeres “descansaron el Sábado de acuerdo con el mandamiento, pero en el primer día de la semana...”. el contraste aquí es entre el Sábado y el primer día de la semana. El Sábado descansaron, pero. La declaración es clara, y también su significado; ellas descansaron el Sábado, pero en el primer día de la semana ellas trabajaron. Al “pero” se le debe dar todo el peso que la inspiración puso en él.
 
El texto declara definitivamente cuál día es el Sábado en el Nuevo Testamento, y también cuál día no es el Sábado. Declara cuál día es “día Sábado de acuerdo con el mandamiento”, declara que las mujeres que siguieron a Cristo descansaron en ese día pero que al día siguiente no descansaron. Por lo tanto tenemos aquí una declaración inspirada de que el día anterior al domingo es “el día Sábado de acuerdo al mandamiento”, y que por lo tanto el domingo no puede ser el Sábado; y tenemos un inspirado “pero” para mostrar el contraste entre ambos días. Es el mismo “pero” que está en el propio mandamiento con el mismo contraste, solo que al contrario. “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; pero el séptimo día es el Sábado del Señor tu Dios”. Exo. 20:9-10.

 

El Séptimo y el Octavo Texto

Estos dos textos se encuentran en Juan 20:1, 19. “El primer día de la semana vino María Magdalena temprano, cuando aun estaba obscuro, a la sepultura, y vio la piedra removida de la sepultura”. “Entonces el mismo día en la tarde, siendo el primer día de la semana, cuando las puertas estaban cerradas donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los Judíos, vino Jesús y se paró en el medio, y les dijo, paz sea con vosotros”.
 
El primero de estos textos repite lo que el otro evangelista había dicho, y aparentemente no adiciona nada nuevo o diferente. Es mencionado el primer día, pero no se dice nada de que fuese el Sábado. Apenas registra que María Magdalena vino temprano el primer día de la semana a la tumba, lo cual es la misma declaración que hace el otro evangelista.
 
El segundo texto menciona que los discípulos estaban reunidos ese “mismo día en la tarde, siendo el primer día de la semana”, esto es, el domingo en la tarde. No se nos comunica el propósito de su reunión. Las puertas estaban cerradas, con pestillo, “por miedo de los Judíos”.

 En ese instante los discípulos ignoraban la resurrección de Jesús. Debido a esta ignorancia sabemos que no estaban reunidos para celebrar la resurrección. Aun cuando sabían que Cristo no estaba en la tumba, ellos simplemente no podían creer que había sido resucitado de los muertos. También sabemos que no estaban reunidos para celebrar un nuevo Sábado en conmemoración de la resurrección, por la declaración ya citada, que ellos no creían que Cristo había sido resucitado. Todo lo que sabemos es que estaban juntos, y que estaban con miedo de los Judíos y que le habían puesto pestillo a las puertas.
 
No es fácil entender cómo alguien puede ver en este relato un argumento para la santidad del domingo. Pero la inspiración sabía que llegaría el tiempo cuando los hombres se aferrarían de cualquier indicio para apoyarse en su contienda a favor del primer día Sábado.
A medida de exactitud histórica, fue necesario hacer un informe de la reunión, porque fue una reunión importante, y la inspiración tiene que informar la verdad. Pero en este caso la inspiración tomó especial cuidado para que no hubiese algún mal entendido. Dios sabía que la declaración de que los discípulos estaban reunidos el domingo en la noche sería interpretada por algunos para que significase como si fuese una reunión religiosa para celebrar la resurrección, o el domingo, o algo así. De tal manera que la inspiración dejó claro que los discípulos no estaban reunidos para celebrar la resurrección, o para celebrar el domingo. Ellos estaban reunidos por miedo de los Judíos, y no para celebrar algo.

 Puede ser observado, además, que mientras esta reunión estaba siendo realizada el domingo en la noche, en realidad no estaba siendo realizada en el primer día, sino que en el segundo día de la semana, porque el primer día, de acuerdo con la Biblia, termina con la puesta de sol del domingo. El primer día de la semana no está completamente sincronizado con el domingo, porque el día civil comienza y termina a media noche, mientras que bíblicamente el día comienza y termina con la puesta de sol. Los discípulos estaban reunidos en lo que nosotros llamamos domingo de noche; pero cuando llega el domingo de noche, el primer día de la semana ya ha terminado, y ha comenzado el segundo día de la semana. De acuerdo con la manera en que la Biblia cuenta el tiempo, la reunión fue realizada el segundo día de la semana y no en el primero. Sin embargo, como todos concuerdan que fue hecha en el domingo en la tarde, no estamos insistiendo en este punto técnico. La inspiración quiere que sepamos que los discípulos no estaban reunidos para celebrar el primer día de la semana como siendo el Sábado. Pero es interesante saber que, hablando técnicamente, no hubo ninguna reunión realizada en el primer día de la semana.

Resumen.-

Hemos considerado cada texto del Nuevo Testamento que menciona el primer día de la semana. En vez de encontrarlos favorables al primer día de la semana, como siendo el Sábado, encontramos en ellos fuertes pruebas para la santidad del séptimo día Sábado. Resumamos las enseñanzas de la inspiración como sigue: 

 Cuando la inspiración encuentra necesario mencionar el primer día, lo hace contrastando ese día con el Sábado. La inspiración podría haber usado estas oportunidades para decirnos que el primer día fuese el Sábado. Pero no lo hizo.

 La inspiración podría haber mencionado el primer día de la semana sin contrastarlo con el Sábado. Pero hizo a propósito el contraste.

 La inspiración podría haberse referido al séptimo día sin llamarlo de Sábado. Podría haberlo llamado del día que precede al primer día de la semana, evitando así de llamarlo de Sábado y al mismo tiempo hacer con que el domingo fuese destacado. Pero no hizo nada de eso.

 La inspiración podría haber evitado declarar que el día que viene entre el viernes y el domingo es el Sábado de acuerdo al mandamiento, pero no trató de evitarlo. Dejó bien claro ese punto.
 La inspiración pudo haber evitado hacer un claro contraste, como lo hizo entre el Sábado y el domingo, omitiendo el “pero” en Luc. 24:1. Pero la inspiración parece haber estado determinada a enfatizar ese punto.

 La inspiración pudo haber registrado la reunión del domingo en la noche sin mencionar que los discípulos le habían colocado cerrojo a las puertas por miedo a los Judíos. Si eso hubiese sido omitido, podría haber quedado la impresión de que en realidad fue una especie de reunión tipo celebración. Tal como está, se nos dice que ellos no creían en la resurrección, y que, desde luego, esto no sirve para usar este texto a favor de la santidad del Sábado.

 Por lo tanto sostenemos, que las referencias al primer día de la semana en el Nuevo Testamento fueron puestas allí por el propio Dios, con el propósito específico de afirmar que el séptimo día es el Sábado de la nueva dispensación, y que el primer día no lo es.

 Existe aun otro texto que tal vez pudiese ser considerado en relación con esto, aun cuando no hable del primer día. Es la declaración encontrada en Apoc. 1:10, “yo estaba en el Espíritu en el día del Señor”. Algunos creen que esto hace referencia al domingo.
 Se puede declarar con certeza de que en ninguna parte de la Biblia, ni en el Antiguo Testamento ni en el Nuevo Testamento, haya sido alguna vez declarado que el primer día de la semana sea el día del Señor; ni nunca ha estado relacionado con él. Existe apenas un día del Señor, y ese es el día que el Señor llama “Mí santo día”, o el Sábado del cuarto mandamiento. Isa. 58:13; Exo. 20:8-11.

 Juan estaba “en la isla... llamada Patmos, por causa de la pala de Dios y del testimonio de Jesucristo”. Apoc. 1:9. Como prisionero él debió haber sido colocado a trabajar en las minas de cobre de la isla, de las cuales había muchas, y eran trabajadas por esclavos, a trabajo forzado. Probablemente, debido a su edad, no se le exigiese que trabajase. De cualquier manera, en el día del Señor, el día bendito que él había tantas veces disfrutado con el Maestro, el séptimo día de la semana, Dios se le reveló a Juan, y le dio aquellas visiones que han sido el estudio de los hijos de Dios desde entonces. 

 Tal como lo hemos declarado, no existe ninguna base bíblica para llamar al domingo de día del Señor. Esta afirmación descansa en bases extra-bíblicas que ningún verdadero Protestante puede aceptar. Dejamos el caso hasta ahí.
 


 
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