Biblia Adventista - Biblia de Estudio
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Edicion:
 
Biblia de Estudio Adventista

Nota:
 
Deseamos que tu estudio personal sea discernido espiritualmente por medio de la oracion y la reflexion,solo incluimos ocasionalmente notas explicativas cuando lo hemos considerado necesario

Un Lugar de Esperanza
Esperanza de Felicidad 

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Esperanza de Felicidad
Autor: Pastor Elias Brasil
 
INTRODUCCIÓN
La generación actual vive en una frenéti ca búsqueda de cosas
que le puedan proporcionar felicidad. Muchos buscan la felicidad en el
dinero, otros la buscan en los placeres, algunos la procuran en la fama,
otros en las relaciones. Pero estas cosas no traen felicidad.
Ilustración: Un reportero preguntó a Elvis Presley, seis semanas
antes de la muerte de ese cantor: “Elvis, usted dijo que cuando comenzó
a cantar quería ser rico, famoso y feliz. ¿Usted es feliz? Elvis entonces
respondió: “Vivo en una soledad infernal”.
Amigos, la felicidad no viene con las cosas que procuramos, ni
de los sueños que acariciamos. La verdadera felicidad es un regalo de
Dios, disfrutado por aquellos que obedecen su voluntad.
Dios revela su voluntad en el manual de la felicidad. Ese manual
estaba ubicado en el lugar santí simo del santuario, dentro del arca.
Recuerden que anoche hablamos sobre el propiciatorio, la tapa del
arca. Hoy vamos a hablar sobre el contenido del arca. Dentro del arca
estaban depositadas las dos tablas de piedra conteniendo la Ley de Dios.
Es importante considerar que el lugar más importante del santuario
era el lugar santí simo, y el hecho de que los diez mandamientos
sean depositados en el lugar santí simo es una clara evidencia de
su importancia. La ley expresada en los Diez Mandamientos es la
transcripción del carácter de Dios y representa una dádiva de amor del
Creador a sus criaturas. Dios nos dio su ley para nuestra felicidad.
DESARROLLO
La Ley de Dios no consiste en una lista numerosa de cosas que
debemos o no debemos hacer, sino consti tuye un decálogo, esto es,
diez mandamientos que refl ejan el carácter de Dios, con instrucciones
sobre cómo conducirnos en las diferentes situaciones de la vida. Esos
mandamientos son el medio de manifestar nuestra grati tud a Dios y
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UN LUGAR DE Esperanza
para desarrollar una relación con él. La obediencia que Dios requiere
de nosotros no debe ser entendida en términos de una relación de
compra y venta. Al contrario, debemos obedecer a Dios, no para que
Él nos de algo a cambio, sino en respuesta a las grandes bendiciones
que él nos ha concedido. Y a medida que le obedecemos, guardando
su ley, más nos aproximamos a Él y viviremos una vida de satisfacción
y felicidad.
Por lo tanto, apreciados amigos, los diez mandamientos no
representan la voluntad de un Dios arbitrario, que impone su voluntad
sobre nosotros, sino la revelación del carácter de un Dios, cuyo amor
es infinito. Una vida en armonía con la voluntad de Dios revelada en su
Ley, es una vida de satisfacción y felicidad.
Vamos a abrir la Biblia para conocer la receta que Dios da para la
felicidad. En Éxodo 20:1-17 encontramos el manual de la felicidad.
LOS DIEZ MANDAMIENTOS
1 Habló Dios todas estas palabras:
2 Yo soy Jehová, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa
de servidumbre.
3 »No tendrás dioses ajenos delante de mí.
4 »No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba
en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
5 No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu
Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos
hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
6 y hago misericordia por millares a los que me aman y guardan mis
mandamientos.
7 »No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano, porque no
dará por inocente Jehová al que tome su nombre en vano.
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UN LUGAR DE Esperanza
8 »Acuérdate del sábado para santificarlo.
9 Seis días trabajarás y harás toda tu obra,
10 pero el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios; no hagas
en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni
tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas,
11 porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y
todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por
tanto, Jehová bendijo el sábado y lo santificó.
12 »Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en
la tierra que Jehová, tu Dios, te da.
13 »No matarás.
14 »No cometerás adulterio.
15 »No hurtarás.
16 »No dirás contra tu prójimo falso testimonio.
17 »No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de
tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa
alguna de tu prójimo».
Estos diez mandamientos pueden ser divididos en dos partes,
como Jesús nos mostró. Cuando le preguntaron sobre cuál era el
mandamiento más grande de la ley, Jesús respondió:
--”Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma
y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y
el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
(Mat. 22:37-39). Así, con esta declaración Jesús interpretó los Diez
Mandamientos como dos líneas que se cruzan. Una línea vertical
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UN LUGAR DE Esperanza
que liga al ser humano con Dios, representada en los cuatro
primeros mandamientos. Estos mandamientos establecen en forma
clara la relación del ser humano con Dios. La línea horizontal está
representada en los seis últimos mandamientos. Aquí el foco de la
obediencia está en el amor al prójimo, esto es una relación de las
personas unas con las otras.
I. AMOR A DIOS
A. Primer mandamiento. “No tendrás otros dioses delante de
mí”. Su dios es lo que usted ama, busca, adora sirve y permite que
controle su vida. Pablo dice que la avaricia es idolatría, porque cuando
permitimos que cualquier cosa ocupe el primer lugar en la vida,
hacemos de eso un dios (Col. 3:5). Nuestra vida debe ser controlada
por la voluntad de Dios, expresada en su Palabra, y no por personas,
circunstancias o cosas materiales. Hay muchos dioses que hoy luchan
por ocupar el primer lugar en nuestra vida: dinero, posición, bienestar,
bienes materiales, personas que quieren apartarnos de Dios. Pero el
primer lugar en nuestra vida debe ser ocupado por el Dios que revela
su voluntad en la Biblia, pues es quien nos creó y sabe lo que es
mejor para nuestra felicidad. Cuando damos a Dios el primer lugar en
nuestra vida, él cuida de las demás cosas. Como dice Jesús: “Buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas” (Mat. 6:33).
B. Segundo mandamiento. “No te harás imagen ni ninguna
semejanza…” La tentación de la idolatría fue un constante peligro
para el pueblo de Dios. Substituir al Dios creador de los cielos y de
la tierra por imágenes de metal, piedra o barro es una afrenta a su
soberanía. El principio fundamental en este mandamiento es que no
debemos imaginar a Dios como un ser igual a nosotros o manipularlo
al reducirlo a imágenes de fabricación humana. Sólo existe una imagen
de Dios auténtica y legítima sobre la faz de la tierra: el ser humano.
La Biblia dice que Dios creó al hombre y a la mujer “a su imagen, a
imagen de Dios los creó”. No necesitamos de imágenes de Dios, pues
Dios ya nos creó a cada uno de nosotros a su imagen para disfrutar la
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UN LUGAR DE Esperanza
felicidad que viene de la comunión con Dios y del privilegio de servirlo
y obedecerlo.
C. Tercer mandamiento. “No tomarás el nombre de Jehová,
tu Dios, en vano”. Este mandamiento prohíbe el uso liviano, frívolo,
blasfemo e hipócrita del nombre de Dios. Por lo menos tres aspectos
están involucrados en la obediencia de este mandamiento. El primero
es la irreverencia. No debemos pronunciar el nombre de Dios de
forma irreverente y frívola o mezclar el nombre sagrado con juegos.
El segundo aspecto es el uso del nombre de Dios en ofensas, insultos
e injurias. Finalmente es necesario enfatizar que el nombre de Dios,
al ser utilizado para confirmar o dar credibilidad a nuestra palabra, es
sumamente deshonrado si no cumplimos lo que prometemos.
D. Cuarto mandamiento. “Acuérdate del día de sábado, para
santificarlo”. En la creación Dios separó el séptimo día de la semana
para el descanso. La Biblia dice que Dios hizo tres cosas en el sábado
y a favor del sábado: Dios lo bendijo, santificó y descansó (Gén. 2:3).
El sábado tiene su origen en la Creación de los cielos y de la tierra y
fue confirmado por Jesucristo y los apóstoles (Luc. 4:31; 13:10; 23:56;
Hech. 13:44; 18:3). El sábado es el mandamiento que identifica a Dios
como Creador y funciona como la señal de los verdaderos adoradores
de Dios (Ex. 31:13, 17; Eze. 20:12, 20).
II. AMOR AL PRÓJIMO
Después de cuatro mandamientos dedicados al amor a Dios,
la receta de felicidad continúa en los últimos seis mandamientos que
tratan del amor al prójimo.
Ilustración: A través de un estudio científico, se comprobó que
las personas más felices son aquellas que ayudan a los demás. Un
investigador reunió a un grupo de personas y le pidió a cada una de ellas
que identifiquen a diez personas bien conocidas y que las clasifiquen
como felices o infelices. A continuación los entrevistados debían
repasar cada nombre y señalar cada persona como altruista o egoísta,
usando la siguiente definición para “egoísmo”: “una tendencia firme
de dedicar tiempo y recursos para interés propio, una indisposición
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UN LUGAR DE Esperanza
en preocuparse por el problema de otros”. Al tabular los resultados,
el investigador descubrió que los individuos más preocupados con la
propia felicidad tenían mucho menos probabilidad de ser felices que
aquellos que se esforzaban en hacer felices a los demás.
A. Quinto mandamiento. “Honra a tu padre y a tu madre”.
Ilustración: Un famoso pediatra declaró que “cuando se trata de
enfermedades graves, el niño que fue enseñado a obedecer tiene cuatro
veces más chances de recuperación que un niño indisciplinado”.
La obediencia a los padres es un deber sagrado determinado por
Dios para la felicidad humana, y puede hasta ayudar a salvar una vida.
Dios nos pide que honremos a los padres por varias razones. Primera:
la familia es la unidad básica de la sociedad. Ninguna nación puede ser
fuerte si su familia es débil. Segunda: La familia es la unidad espiritual
básica. Dios hizo de los padres sacerdotes y pastores de sus hijos.
Tercera: los hijos tienen una deuda de gratitud para con los padres
por los años de cuidado y protección. Cuarta: los hijos siempre van a
necesitar de la orientación y del consejo de los padres. Las personas
que desprecian o son negligentes con la experiencia de los padres y de
los ancianos o no respetan a aquellos que vivieron más, dejan de crecer
en madurez y deshonran al Padre Celestial. Finalmente, en situaciones
de carencia financiera, es responsabilidad de los hijos honrar a sus
padres, proveyéndoles los recursos para que vivan con dignidad.
B. Sexto mandamiento. “No matarás”. La vida es un don de Dios
y el respeto a la vida es el más básico de todos los deberes humanos.
El ser humano fue creado a la imagen de Dios y un ataque a la vida
es una ofensa al propio Creador. Sólo Dios tiene el derecho de quitar
la vida. Pero notemos que el mandamiento tiene implicaciones que
van más allá de aquello que normalmente nosotros entendemos como
homicidio. Así que podemos decir que el mandamiento también prohíbe
cualquier tipo de crueldad o violencia, pues esto reduce o debilita la
vida de otra persona. Este mandamiento también nos advierte contra
el deseo de disminuir o perjudicar a alguien. Jesús dijo: “Pero yo os
digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable
de juicio; y cualquiera que diga “Necio” a su hermano, será culpable
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ante el Concilio; y cualquiera que le diga “Fatuo”, quedará expuesto al
infierno de fuego” (Mat. 5:22).
C. Séptimo mandamiento. “No cometerás adulterio”.
Este mandamiento tiene el propósito de proteger la felicidad del
casamiento. Fue Dios quién creó al hombre y a la mujer para que
unidos en matrimonio pudiesen disfrutar de la felicidad conyugal. El
adulterio representa la ruptura de esa unión que debe ser indisoluble.
El adulterio destruye vidas y familias. Por eso, el Dios que realizó el
primer casamiento en el Jardín del Edén determinó que esta unión debe
ser exclusiva y permanente. Así, para disfrutar de la felicidad genuina,
necesitamos seguir las orientaciones del “manual del fabricante”.
D. Octavo mandamiento. “No hurtarás”. Aquí Dios exige
respeto por la propiedad de los demás. Los bienes y las posesiones
son una concesión de Dios. Cuando alguien toma algo que no le
pertenece, esa persona no ofende solo al prójimo sino también a Dios.
Pero el mandamiento no se limita a la substracción de bienes ajenos.
El mandamiento advierte también contra otros tipos de hurto. Por
ejemplo: el hurto del tiempo, del trabajo, o de la deshonestidad en los
negocios.
E. Noveno mandamiento. “No dirás falso testimonio contra
tu prójimo”. Hablar la verdad y cumplir promesas es el cimiento
que mantiene la sociedad unida. Mentiras y chismes destruyen las
relaciones y causan daños a la sociedad. Siempre debemos recordar
que “la mentira tiene patas cortas”. Una mentira exige de otra mentira
para cubrir la anterior. Y la menor de las mentiras es como un embarazo,
no demora mucho hasta que todos lo perciben.
F. Décimo mandamiento. “No codiciarás”. Codicia es el deseo
de poseer lo que pertenece a otra persona. El décimo mandamiento
deja las acciones y enfoca las actitudes y deseos del corazón, es en el
corazón donde se aloja la codicia y hace que las personas quebranten
los demás mandamientos.
Los Diez Mandamientos ofrecen la receta sobre cómo
relacionarnos con Dios y con las demás personas y así disfrutar de la
verdadera felicidad. Los primeros cuatro nos orientan en el amor hacia
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Dios. La segunda parte nos impulsa a amar al prójimo como a nosotros
mismos (Mat. 22:34-40; Lev. 19:18). Si amamos a nuestro prójimo, no
vamos a codiciar, robar, mentir sobre él /ella, o hacer cualquier cosa que
Dios prohíbe en su Palabra. Es por eso que el amor es el cumplimiento
de la Ley (Rom. 13:8-10). Sólo Dios puede cambiar nuestro corazón
pecador (Heb. 10:14-18) y darnos el amor que necesitamos para
obedecer y para amar a los demás (Gál. 5:22-26; Rom. 5:1-5) como a
nosotros mismos.
CONCLUSIÓN
Ilustración: Un joven sintió deseos de nadar en una piscina a la
media noche. Los vecinos del otro lado de la calle tenían una piscina
y él lo sabía. Así que el joven salió de su casa y atravesó la calle en
dirección a la casa de los vecinos. Se aproximó al muro. Allí había varias
señales indicando: “No entre”. Pero el deseo de nadar venció al deber
de obediencia, y el joven saltó el muro. Ya dentro de la propiedad ajena
continuó caminando hasta el trampolín, de donde saltó de cabeza
a la piscina, que en aquel momento contenía apenas unos pocos
centímetros de agua. Él se quebró el cuello y está en tratamiento hace
un buen tiempo. El joven no comprendió que las señales “No entre”
estaban allí para protegerlo.
Apreciados amigos, la ley de Dios depositada en el arca del
santuario, fue dada para protegernos. La obediencia a esta ley trae
felicidad. Mediante esa ley Dios prueba la conducta de los seres
humanos. Basado en esa ley Dios emite el juicio final sobre el destino
de cada persona que vivió y vive sobre la tierra.
LLAMADO
Apreciado amigo, apreciada amiga, venga a disfrutar de la
felicidad que Dios ofrece mediante la obediencia a esta ley. Si usted no
ha vivido de acuerdo con los mandamientos de Dios, si usted en algún
momento desobedeció este manual de la felicidad, Jesucristo le ofrece
el perdón. Pero Jesús tiene algo más para usted: Jesús le da poder para
que pueda vivir una vida de obediencia y así disfrutar de la felicidad
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que brota de una vida en comunión con Dios. Quiero invitarlo en este
momento a tomar la decisión de vivir de acuerdo con el manual de la
felicidad. ¿Quiere vivir de acuerdo con la voluntad de Dios revelada en
los Diez Mandamientos? ¿Quiere pedirle a Dios el poder para obedecer
esta ley y así expresar su amor por Jesucristo? Si este es su deseo y su
propósito, venga al frente vamos a orar juntos.


 
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