Biblia Adventista - Biblia de Estudio
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Edicion:
 
Biblia de Estudio Adventista

Nota:
 
Deseamos que tu estudio personal sea discernido espiritualmente por medio de la oracion y la reflexion,solo incluimos ocasionalmente notas explicativas cuando lo hemos considerado necesario

Un Lugar de Esperanza
Esperanza de Amor 

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Esperanza de Amor
Autor: Pastor Elias Brasil
 
INTRODUCCIÓN
Un mueble importante en el santuario era el altar del incienso.
Se lo llamaba así porque en ese altar los sacerdotes conti nuamente
quemaban incienso. El incienso llenaba el santuario con un suave aroma
y difundía su fragancia por los alrededores del tabernáculo. En este
altar, el sacerdote también ofrecía la sangre del sacrifi cio en favor de
los pecadores. Mediante el rito del altar del incienso se enseñaban
profundas lecciones al pueblo de Dios. Aplicar la sangre en el altar del
incienso signifi caba registrar el pecado en el santuario hasta el día de
la expiación, cuando, mediante ritos especiales el santuario era purifi
cado, y el pecado era lanzado defi niti vamente sobre la cabeza del
originador del pecado.
Es importante resaltar, que la obra del sacerdote en el altar del
incienso, era una anti cipación proféti ca de la obra de Cristo en el santuario
celesti al en favor de los pecadores. Cristo murió por nuestros
pecados y subió al cielo para ofrecer al Padre los méritos de su sangre
derramada en la cruz del Clavario. Hoy, apreciado amigo, Cristo está en
el santuario celesti al intercediendo por usted y por mí. Y la palabra que
resume el ministerio en el altar del incienso es un término de cuatro
letras: AMOR. Fue por su amor infi nito por cada uno de nosotros, que
Cristo sufrió la muerte en la cruz, y después, subió al cielo para interceder
por nosotros. Fue por amor que Jesús vivió, murió y resucitó
para librarnos del pecado y de la culpa. Fue gracias al amor infi nito de
Dios manifestado en la cruz, que un día este planeta será purifi cado del
pecado y de sus consecuencias.
DESARROLLO
Abramos la Biblia en Juan 15:13. “Nadie ti ene mayor amor que
este, que uno ponga su vida por sus amigos”. La Biblia también dice:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su hijo unigénito
para que todo aquél que en él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
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UN LUGAR DE Esperanza
I. EL AMOR DE DIOS ES INCONDICIONAL
No importa en qué circunstancias estemos viviendo o qué situaciones
estemos atravesando, el amor de Dios es incondicional. Dios no
nos ama porque merecemos, sino porque su amor es incondicional. En
Isaías 54:10 encontramos esta bella promesa de Dios para nosotros:
“Porque los montes se moverán y los collados temblarán, pero
no se apartará de ti mi misericordia ni el pacto de mi paz se romperá
dice Jehová, el que tiene misericordia de ti”. Y en otro pasaje del libro
de Isaías, Dios nos promete: “Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, Jacob,
y Formador tuyo, Israel: ‘No temas, porque yo te redimí; te puse
nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y
si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás
ni la llama arderá en ti” (Isa. 43:1,2).
II. EL AMOR DE DIOS ES TRANSFORMADOR
Ilustración: Nicolau Cruz era el líder de una de las bandas más
peligrosas de Nueva York. Sus padres eran satanistas y abusaron brutalmente
de él. El se convirtió en un hombre duro, sin amor y lleno de
odio. “Yo quería hacer a los demás lo que mi madre hizo conmigo”, dijo
Nicolau. “Yo me sentía bien cuando lastimaba a las personas”. Pero
en el fondo de su corazón no se sentía bien. “En la intimidad, cuando
estaba solo, la soledad era como una mujer seductora que me arrastró
para dentro de mi alma y me devoró. Me retorcía por dentro y luchaba.
Yo me sentía tan perdido”.
Sólo dos personas vieron la condición desesperada del corazón
de aquél joven. Uno era un psicólogo. “Él me dijo aproximadamente
cinco veces: ‘Hay un lado oscuro en su vida que nadie puede penetrar.
Nicolau, usted va a acabar en una silla eléctrica y en el infierno. No hay
ninguna esperanza”.
El otro era el pastor Davi Wilkerson. Davi arriesgó su vida para
decirle a Nicolau que había esperanza. “Yo escuché la voz de él: ‘Dios
tiene poder para cambiar tu vida’, comencé a maldecir en voz alta”,
dice Nicolau. “Le escupí al pastor en la cara, y lo golpeé diciéndole: no
creo en lo que usted dice, ¡salga fuera de aquí!” Nicolau jamás espe35
UN LUGAR DE Esperanza
raba oír lo que el pastor Davi le dijo enseguida: “Me puedes cortar en
mil pedazos y arrojarlos a la calle, cada pedazo te seguirá amando”.
Nicolau dice que “aquello causó un gran daño, un daño positivo a mi
cerebro, y en mi corazón comencé a cuestionarme, durante dos semanas
no pude dormir, mientras pensaba en el amor”.
Nicolau y su banda aparecieron en una de las reuniones del pastor
Davi. Uno a uno los integrantes fueron entregando la vida a Cristo.
Fue la crucifixión de Jesús y su muerte en la cruz lo que impresionó a
Nicolau. “Yo me sentí sofocado por el dolor, mis ojos estaban llenos de
lágrimas y las lágrimas corrían por mi rostro. Estaba luchando y al fin
me entregué” dice Nicolau. “Dejé que Jesús me abrazara y coloqué mi
cabeza en su pecho. Le dije que sentía mucho pesar. Pedí perdón, y por
primera vez, dije ‘te amo’.” El amor que Nicolau adquirió en retribución
cambió su vida radicalmente. “Cuando abrí mis ojos había adquirido
un nuevo corazón. Había nacido de nuevo, ahora soy un hijo de Dios”.
III. EL AMOR DE DIOS ES INSONDABLE
El amor de Dios es insondable. La más elevada demostración del
amor alguna vez expresada sobre la faz de la tierra, fue en el Calvario.
Cristo demostró el amor más profundo jamás vivido por alguien al
morir por sus amigos. Pero Él fue más allá; como dice Pablo, él murió
por sus enemigos (Rom. 5:6). Jesús no solamente descendió del cielo
y renunció a su gloria y majestad al lado de Dios el Padre, él entregó
su propia vida; no oro, plata y riquezas, él entregó la propia vida. Esa
no era una vida común. Era la vida de una persona inocente, pero no
era sólo eso, era una vida santa, jamás contaminada por el pecado. Y
no solamente eso, era la vida de un hombre en unidad con Dios, era la
vida del Hijo de Dios. Fue el Hijo de Dios, el Dios de gloria, el Príncipe
de la vida que fue crucificado y muerto en nuestro lugar. El no fue forzado,
no fue tomado de sorpresa y obligado a sufrir. Al contrario, Cristo
se sometió voluntariamente a la muerte, y muerte de cruz. El hizo eso
para tomar mi lugar, querido amigo. Nosotros merecíamos morir aquella
muerte para pagar por nuestros pecados. Pero el Hijo de Dios tomó
nuestro lugar para que nosotros pudiésemos recibir la liberación de
nuestra culpa, y el poder para vencer el pecado en nuestra vida.
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UN LUGAR DE Esperanza
CONCLUSIÓN
Mi querido amigo, el amor de Dios revelado en el santuario, y
demostrado en la cruz del Calvario, está disponible para usted hoy.
Cristo está en el santuario celestial en este momento intercediendo
por usted. El asumió su lugar. El sufrió el castigo que nosotros merecíamos
para que pudiésemos recibir la vida que sólo le pertenecía a él.
Es por causa del amor infinito y eterno de Dios, que lo invito a recibir a
Cristo como Salvador en su vida.
Ilustración: Era febrero de 1941, en el campo de concentración
de Auschwitz, en Polonia. Maximiliano Kolbe era un padre franciscano
confinado en aquél infame campamento de muerte, porque había ayudado
a judíos a escapar del terrorismo Nazi. Los meses pasaban y en la
desesperación hubo una fuga. Se debía aplicar el reglamento del campamento:
elegir a diez personas al azar para confinarlas en una celda,
donde morirían de hambre. Era una lección que los nazis enseñaban,
para impedir las tentativas de fuga en el futuro. Se dieron a conocer los
nombres, entre ellos había un judío polonés llamado Frandishek Gasovnachek.
El lloró, “¡tengo esposa e hijos!” Kolbe dio un paso al frente y
dijo: “yo tomo el lugar de él”. Kolbe fue enviado a la celda con otras nueve
personas, donde consiguió vivir hasta el 14 de agosto de ese año.
Esta historia fue divulgada en la TV, algunos años atrás. Se lo
mostró a Gasovnachek a los 82 años contando esta historia. Lágrimas
se deslizaban sobre su rostro al contar cómo salvó su vida gracias a la
bondad de un humilde sacerdote franciscano. En el reportaje, la cámara
lo seguía alrededor de su pequeña casa blanca hasta un monumento
de mármol decorado con flores. Allí había una inscripción: EN MEMORIA
DE MAXIMILIANO KOLBE. EL MURIÓ EN MI LUGAR. Todos los días
desde 1941 Gasovnachek vivió con el pensamiento: “yo vivo porque
alguien murió por mí”. Todos los años el día 14 de agosto, él viaja para
Auschwitz en memoria de Kolbe.
Amigos, nosotros vivimos porque Cristo murió por nosotros en
la cruz del Calvario. Fue el propio Jesús quien dijo: “Nadie tiene mayor
amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13).
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UN LUGAR DE Esperanza
LLAMADO
Mi querido amigo, Jesús murió en su lugar. Él lo invita para que
usted le entregue su vida. ¿Quiere aceptar este amor infinito y permitir
que su vida sea transformada por el poder que proviene de ese amor?
¿Quiere vivir con la esperanza y la seguridad de días mejores, en el futuro
hogar que Dios está preparando para cada uno de nosotros?


 
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