Biblia Adventista - Biblia de Estudio
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Edicion:
 
Biblia de Estudio Adventista

Nota:
 
Deseamos que tu estudio personal sea discernido espiritualmente por medio de la oracion y la reflexion,solo incluimos ocasionalmente notas explicativas cuando lo hemos considerado necesario

Un Lugar de Esperanza
Un Palacio de Esperanza

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Un palacio de Esperanza
Autor: Pastor Elias Brasil
 

INTRODUCCIÓN
Nuestro ti empo está marcado por la angusti a y el temor de una
situación económica desfavorable, por la preocupación acerca de problemas de salud y enfermedades incurables. Estamos afl igidos por el miedo a la violencia en un mundo cada vez más deshumano. Y como si no bastaran estas cosas, vivimos angusti ados debido a problemas de relaciones con las personas a quien más amamos. Frente a este escenario de tristeza y preocupación, quiero decirles que existe ESPERANZA.
A lo largo de esta semana vamos a estudiar y refl exionar sobre
la esperanza, porque la esperanza es la gran necesidad de todos en el mundo en que vivimos.
Ilustración: Un poco más de un mes antes de morir, el fi lósofo
ateo Jean-Paul Sartre declaró que él resisti ó con toda sus fuerzas al senti miento de desespero, y que comenzó a decir: “Sé que moriré en la esperanza”. Entonces, con profunda tristeza añadió: “pero esta esperanza hay que crearla”. Jean-Paul Sartre estaba sediento de esperanza, pero como no creía en Dios, no había fundamento para la esperanza que él tan ardientemente deseaba.
Queridos amigos, la ESPERANZA sobre la cual vamos a hablar
en esta semana ti ene un sólido fundamento. No es una esperanza ilusoria construida sobre un cuento de hadas; es la ESPERANZA que está fundada en Dios y revelada en la Biblia. Es sobre este mensaje de ESPERANZA que hablaremos durante esta semana. No importa las dificultades, problemas o desafí os que esté enfrentando, hay ESPERANZA
para usted y su familia.

DESARROLLO

Ahora vamos a hablar sobre el palacio de la esperanza. Una de
las enseñanzas más fascinantes de la Biblia es la historia del santuario que Dios ordenó a su pueblo que construyera. Esto sucedió después que Dios liberara a su pueblo de Egipto, donde eran esclavos, para llevarlos a la tierra de Canaán. Hace unos 3500 años que esta historia ocurrió, sin embargo, podemos sacar enseñanzas maravillosas que también se aplican a nuestra vida.
En Éxodo 25:8, Dios dijo: “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos”. Este santuario era una tienda de dos sectores cercado por un patio. Dios dio instrucciones bien detalladas y específicas en cuanto al tamaño de este santuario y sobre la manera correcta de construir los muebles. En el patio había un altar donde eran ofrecidos
los sacrificios de animales y un lavatorio con agua para que los
sacerdotes pudieran purificarse antes de entrar en el recinto sagrado para ministrar delante del Señor.
El primer sector del santuario se llamaba lugar santo. En este
lugar había tres muebles: la mesa con los panes, el candelero con siete brazos y el altar del incienso. El sacerdote entraba en este ambiente todos los días para ministrar delante del Señor a favor del pueblo.
El segundo sector era el lugar donde Dios revelaba su presencia. Ese era el lugar más santo de aquel santuario; por eso era llamado
lugar santísimo. Allí había un mueble en forma de caja, llamado arca del pacto. Dentro del arca estaban los diez mandamientos escritos con el dedo de Dios en tablas de piedra. Sobre el arca había una tapa, llamada propiciatorio, sobre la cual Dios revelaba su gloria. Arriba del propiciatorio había una figura de dos ángeles mirando con reverencia hacia el arca.
En verdad, el santuario construido por los israelitas funcionaba
como habitación de Dios. Era el palacio divino en medio del pueblo. Este palacio con sus muebles y ritos ilustraba verdades importantes del plan de Dios para restaurar la felicidad de los seres humanos. Era una poderosa representación visual de la esperanza que sólo Dios puede ofrecer.

I. EL ALTAR

El altar, localizado en el patio, donde los israelitas ofrecían los
sacrificios, enseñaba la solemne lección de que el pecado causaba la muerte de un animal inocente. Del altar aprendemos que el perdón de los pecados sólo puede ser plenamente concedido cuando miramos a la cruz, donde Cristo, el inocente Cordero de Dios entregó la vida para salvarnos del pecado. En este altar aprendemos la importancia y el valor del perdón que necesitamos para vivir una vida feliz.
Ilustración: Un famoso psiquiatra declaró que si él pudiese convencer a los pacientes de su hospital psiquiátrico que sus pecados estaban perdonados, y el 75% podrían recibir de alta inmediatamente.
Cristo murió para que nuestros pecados fuesen perdonados. Por lo tanto hay esperanza de perdón.

II. LA FUENTE
En la fuente con agua ubicada en el patio, los sacerdotes debían purificarse para entrar en el santuario y ministrar delante de Dios. La lección fundamental que aprendemos aquí es el valor de la pureza.
Aquellos que desean tener comunión con Dios deben valorizar la pureza. Vivimos en un mundo en que la pureza es despreciada y los valores morales básicos son abandonados. ¡Cuánta suciedad podemos ver en
el mundo hoy! Cuánta pornografía, prostitución, drogas, infidelidad en los relacionamientos, amenazan la felicidad de las familias. Queridos amigos, Dios nos llama para una vida de pureza y lealtad a sus enseñanzas.
Dios quiere que seamos felices, por eso Él pide pureza. Esta
es la gran lección que se enseñaba por medio de la fuente en el patio del santuario. Hay un dicho popular que dice: “No es la montaña que agota las fuerzas, sino las piedritas en el zapato”. Las pequeñas cosas, los hábitos errados, y otras flaquezas impiden nuestra felicidad. Pero Cristo nos quiere purificar y sólo Él nos puede dar el poder para vencer los malos hábitos y los malos pensamientos. Cristo nos purifica de las piedritas de pecado. Apreciado amigo, hay esperanza de pureza.

III. LA MESA
En el primer compartimento del santuario había, como ya vimos,
una mesa con panes, el candelabro y el altar de incienso. La mesa con los panes enseñaba que Dios es el proveedor de las necesidades de su pueblo. No debemos olvidar que Dios es el supremo proveedor de nuestras necesidades. El alimento que nos sustenta y los bienes materiales que nos permiten vivir una vida digna son el resultado de la providencia de Dios. Y Dios está dispuesto a hacer mucho más por nosotros: Él quiere proveernos el alimento espiritual para que vivamos
una vida de satisfacción y alegría. En Jesucristo podemos recibir este sustento que nos da fuerzas para enfrentar las luchas espirituales y vivir una vida en comunión con Dios.

IV. EL CANDELABRO
El candelabro apuntaba a Cristo, la luz del mundo. Cuando estamos con dudas en las ocupaciones de la vida, sin saber adónde ir, qué hacer o qué decisión tomar, podemos confiar en Cristo. Donde hay luz no existen tinieblas. Cristo es la luz que ilumina. Su Palabra es la lámpara que nos muestra el camino. Venga a andar en esta luz para tomar decisiones correctas y vivir una vida más feliz.

V. EL ALTAR DEL INCIENSO
En el altar del incienso el sacerdote ofrecía diariamente incienso, cuyo aroma llenaba el santuario, particularmente el lugar santísimo.
Al quemar el incienso, el sacerdote intercedía en favor del pueblo delante de Dios. El perfume suave del incienso indicaba que el sacerdote mediador estaba llevando a Dios las necesidades del pueblo. Era un anticipo profético de la obra de Cristo en nuestro favor como sacerdote del santuario celestial. Estimado amigo, Cristo está en el cielo hoy intercediendo por nosotros. Alguien preguntó a un padre: “¿Por
qué ama usted a sus hijos?” Aquél padre pensó por un momento y respondió:
“Porque son míos”. Dios es nuestro Padre y en Cristo Jesús su
Hijo él nos ama y nos salva. La Biblia dice: Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Pero si alguno hubiera pecado, Abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo el Justo” (1 Juan 2:1).

VI. EL PROPICIATORIO

En el lugar Santísimo había una pequeña caja revestida de oro
llamada “arca de la alianza”. Sobre el arca había una tapa llamada propiciatorio.
Una vez por año el sumo sacerdote asperjaba sangre del
sacrifico sobre ese propiciatorio, para enseñar la solemne lección de que los pecados sólo pueden ser removidos con la sangre del sacrificio. Cristo, el supremo sacrificio, demostró su amor por nosotros, al morir en la cruz para darnos perdón y reconciliarnos con Dios. Aquí podemos contemplar y reflexionar sobre el amor infinito de Dios.

VII. EL ARCA
El arca contenía los diez mandamientos de la Ley de Dios. En
esta ley está la receta para la felicidad verdadera. Al darnos su ley Dios también nos da la disposición y las fuerzas para obedecerla. Al reconciliarnos con Dios somos llamados para una vida de acuerdo con su voluntad.

CONCLUSIÓN
Ilustración: Décadas atrás hubo en Chicago una reunión de los
representantes de las religiones del mundo. Prácticamente todas las religiones conocidas de aquella época estaban allí representadas. Un representante de cada grupo recibió la oportunidad de hablar en nombre de su religión para explicar en qué creían y por qué su grupo era una religión mundialmente relevante. Durante una sesión, el representante cristiano se dirigió al plenario y dijo: “Caballeros, permítanme
presentarles a una mujer que padece de gran tristeza. Tiene manchas de sangre en sus manos y nada las removerá. La sangre es de asesinato y nada puede quitar las manchas. Ella está desesperada y angustiada.
¿Existe alguna cosa en la religión de ustedes que pueda remover el pecado de esta mujer y darle paz? Un silencio descendió sobre la reunión, mientras el orador miraba de un lado para otro buscando una respuesta. Ningún representante de las otras religiones allí presentes respondió. Eso era de esperar, porque todas ellas enseñan que sólo las
buenas obras pueden ganar aquel tipo de paz. Y, ¿quién podría hacer algo suficientemente bueno en la vida para exceder en valor al mal del asesinato? Elevando los ojos al cielo el representante cristiano exclamó:
“Voy a hacer la pregunta a otro: Juan, ¿le puede decir a esta mujer como puede librarse del terrible pecado? El orador cristiano esperó como si escuchaba una respuesta. De repente, dijo “Escuchen, Juan va a hablar:
“La sangre de Jesús, su Hijo nos purifica de todo pecado” (1 Juan 1:7).
Amigos, el santuario enseña que por nosotros mismos no podemos ser suficientemente buenos para alcanzar la paz verdadera. Necesitamos de Dios y del perdón que Él ofrece mediante el sacrificio de su
Hijo Jesucristo. Necesitamos que la sangre de Jesús nos purifique de la maldad de este mundo en que vivimos. Precisamos de Dios para que nos sustente, e ilumine nuestro camino, dándonos vida, amor y felicidad.

LLAMADO
Mi querido amigo, estamos aquí para decirle que hay un futuro
con esperanza para usted. En Jesucristo Dios ofrece perdón, pureza, sustento, luz, amor, vida y felicidad. En nuestros próximos encuentros vamos a abordar cada uno de estos temas para que usted y su familia vivan en la esperanza de días mejores y en la certeza de un futuro maravilloso
preparado por Dios para ustedes. ¿Quiere vivir una vida más
feliz, una vida con poder para enfrentar los problemas de cada día?
Lo invito a disfrutar un futuro con esperanza. Venga en las próximas reuniones para recibir los mensajes de esperanza que Dios ofrece para usted y su familia.
Aquellos que desean recibir esta invitación divina y acompañarnosen esta semana levanten ahora su mano.


 
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