Biblia Adventista - Biblia de Estudio
  CR3
 
¿Cómo Vivió Cristo?
Dennis E. Priebe
 

 

3.- Jesús Tomó Nuestra Naturaleza Caída

 Muchos debates se han dado sobre si Jesús tomó nuestra naturaleza caída o la naturaleza de Adán antes de la caída. Aunque esto puede parecer un punto especulativo, realmente tiene tremendas implicaciones para el tipo de vida que debemos vivir diariamente. Así que examinemos la evidencia.

 Romanos 8:3, es una de las declaraciones clásicas de Jesús convirtiéndose en hombre: “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”. Exactamente, ¿qué significa estar en “semejanza de carne de pecado”? Hemos escuchado que semejanza no quiere decir igualdad.

 Ya hemos estudiado algunas de las evidencias bíblicas referentes a la humanidad de Jesús. Él se despojó de aquellas cosas que lo caracterizaban como Dios. Fil. 2:7 dice: “Tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. La misma palabra griega se usa en ambos textos. En Rom. 8:3, es la “semejanza de la carne de pecado”. Yo creo que todos estarían de acuerdo que cuando Jesucristo vino a esta tierra se volvió un hombre real. De hecho, el Docetismo, una de las herejías más tempranas de la Iglesia Cristiana, enseñaba que Jesús no se volvió hombre realmente; sólo parecía ser hombre. Ellos creían que todo lo material era malo, así que Jesús no pudo haber tomado un cuerpo físico. Fue en respuesta a esta herejía que Juan dijo que debemos creer que Jesucristo vino en la carne, que él era un ser humano real (1 Juan 4:2).

 Ahora, si queremos entender que en Fil. 2:7, la semejanza al hombre quiere decir “realmente” hombre, no solamente “similar” a hombre, entonces ¿qué debemos decir de Rom. 8:3, donde encontramos la expresión “en semejanza de carne de pecado”? ¿Parecía que Jesús tenía carne de pecado o realmente tenía carne de pecado?

 The Expositor Greek Testament, comenta sobre Rom. 8:3-4: “Pero el énfasis está en la similitud de Cristo con nosotros, no en su disimilitud; ... lo que él (Pablo) quiere decir con esto es que Dios envió a su Hijo en aquella naturaleza que en nosotros se identifica con el pecado ... La carne, en la cual el pecado había reinado, era también aquella carne en la cual la condenación de Dios al pecado fue ejercitada”. “La carne que se implica es nuestra naturaleza humana corrupta” The Expositor Greek Testament (Grand Rapids, Michigan, Wm. B. Gerdmans Pub. Co.) 2:645-646. Si vamos a interpretar semejanza en Fil. 2:7 como nuestra naturaleza humana real, entonces debemos interpretar semejanza en Rom. 8:3 como carne pecaminosa realmente.

 ¿Qué diría Elena de White sobre este asunto? Quizás la declaración más definitiva se encuentra en el DTG: 32 “Habría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aún cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de la gran ley de la herencia. Y la historia de sus antepasados terrenales demuestra cuales eran aquellos efectos. Mas él vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado”.
 
Aquí tenemos información substancial de cómo y por qué Jesús se convirtió en hombre. “Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado”. ¿Cómo aceptó él esa humanidad? “Como cualquier hijo de Adán aceptó los efectos de la gran ley de la herencia”. Las preguntas lógicas siguen: ¿Cómo trabaja esa ley? ¿Cuáles son los resultados del trabajo de esa ley? La próxima oración nos ayuda a aclarar esto. “Y las historia de sus antepasados terrenales demuestra cuales eran aquellos efectos”. Conocemos bien algunos de sus antepasados terrenales. ¿Qué heredaron ellos? Yo creo que sabemos la respuesta a esa pregunta. La próxima oración dice: “Mas él (Jesús) vino con una herencia tal”. Jesús vino con la herencia que David tenía; David era su antepasado terrenal. Jesús aceptó la obra de la gran ley de la herencia en la misma forma como sus antepasados lo hicieron. Esta declaración sola es una afirmación fuerte declarando que la forma en que nosotros nacemos es la forma como Jesús nació, en términos de herencia.

 Quizás ayudaría saber exactamente qué significa la herencia. “Ambos padres transmiten a sus hijos sus propias características mentales y físicas, su temperamento y sus apetitos” PP: 604. “Las malas inclinaciones, el apetito pervertido, la moralidad depravada, además de las enfermedades y la degeneración física, se transmiten como un legado de padres a hijos” PP: 314. “Hay aquellos que han heredado temperamentos y disposiciones peculiares” 9T: 222. “El padre transmite temperamentos irritables, sangre contaminada, intelectos debilitados y moral débil a sus hijos” 4T: 30-31. “Los padres pueden haber transmitido a sus hijos tendencias hacia el apetito y la pasión” 3T: 567. “Los malos rasgos del carácter recibidos por nacimiento ...” 5T: 419. Haríamos bien en recordar que las tendencias de carácter son transmitidas de padres a hijos. 4T: 439. “En tanto que Adán había sido creado sin pecado, a la semejanza de Dios, Set, así como Caín heredó la naturaleza caída de sus padres” PP: 66.

 Está claro que nosotros como individuos heredamos características, tendencias y rasgos de carácter en la naturaleza caída que recibimos de nuestros padres, y si Jesús aceptó la obra de la gran ley de la herencia, creo que la única conclusión posible es que Jesús heredó la naturaleza caída. Si nosotros heredamos una naturaleza caída y él aceptó los resultados de la obra de la gran ley de la herencia, entonces, ¿qué debió él heredar? No hay evidencia existente que sugiera que Jesús sólo heredó los resultados físicos de la caída, tales como el hambre, debilidad, sed y mortalidad, pero que no heredó rasgos de disposiciones. Estas áreas no pueden ser separadas. Si la ley de la herencia fue operativa, entonces fue totalmente operativa. Si nosotros recibimos rasgos de carácter de nuestros padres, entonces, Jesús recibió rasgos de carácter de su madre, porque ella era una madre plenamente humana. Si no creemos que ella fue concebida inmaculadamente, entonces creemos que ella tenía la misma naturaleza caída que cualquier ser humano posee.

 En el estudio de Harry Johnson sobre la humanidad de Jesucristo, él hizo esta declaración: “El Nuevo Testamento sostiene la teoría de que Jesús nació en la humanidad y tomó plenamente la naturaleza humana de María y la deducción obvia es que parte de esta herencia era naturalmente humana caída”. No hay evidencia que sugiera que la cadena de la herencia se rompió entre María y Jesús. Este es el punto crucial. No hay evidencia que la cadena de herencia se rompió. La herencia de Jesús fue igual a la nuestra.

 Harry Johnson continua: “El nacimiento de Jesús significa que entró plenamente en nuestra situación humana, y que vino a la naturaleza humana como ésta se encontraba a causa de la caída ... El peso de la prueba recae sobre aquellos que aceptan la doctrina de “debilidad heredada” y todavía mantienen que Jesús tomó la humanidad real de su madre sin heredar los resultados de su caída” La Humanidad del Salvador, Londres: The Epworth Press, 1962, pág. 44-45.  El peso de la prueba recae sobre aquellos que quieren decir que hubo interferencia con la herencia que María le pasó a Jesús. La evidencia de la Biblia y del Espíritu de Profecía indica que su herencia fue igual a la nuestra.

 Cuando Jesús fue asaltado por el tentador, las cosas no estaban iguales como estaban cuando Adán fue asaltado. “Durante cuatro mil años, la familia humana había estado perdiendo fuerza física y mental, así como valor moral; y Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada” DTG: 92. En 1MS: 313 encontramos la misma cosa en esencia. “Habiendo tomado nuestra naturaleza caída, él demostró lo que podía llegar a ser” Idem 3MS: 151. Muchas veces Elena de White se refiere a la naturaleza pecaminosa. Véase PE: 150; Carta 106, 1896; Ministerio Médico: 181; Manuscrito 94, 1893; Review and Herald, 24 Febrero de 1874 y 15 Diciembre de 1896; 5 Comentario Bíblico Adventista: 1131; 1MS: 296; La Historia de la Redención: 45. Ella no alude que esto le es imputado a él; ella dice que esto es de él por experiencia. “La naturaleza de Dios, cuya ley había sido transgredida y la naturaleza de Adán, el transgresor, se encontraron en Jesús, el Hijo de Dios y el Hijo del hombre” Manuscrito 141 de 1901. “Estaba en el plan de Dios que Cristo tomase sobre sí la forma y la naturaleza del hombre caído” 4 Dones Espirituales: 115. Era importante que Cristo tomase la forma y la naturaleza del hombre caído.

 Si Cristo no hubiese descendido a nuestro nivel plenamente, Satanás hubiera gritado “foul” (falta) inmediatamente, y nada en el nombre de la justicia se hubiera alcanzado al contestar las preguntas básicas del plan de Salvación. Ponerlo a él sobre nuestra naturaleza, viviendo en la naturaleza de Adán, es oscurecer la maravillosa victoria que él ganó por nosotros.

 “Aunque él tenía toda la fuerza de la pasión de la humanidad, nunca cedió a la tentación para cometer un solo hecho que no fuese puro, elevador y ennoblecedor” En Los Lugares Celestiales: 155. Él experimentó la fuerza de nuestra pasión. Él conoció nuestros sentimientos. “Adán fue tentado por el enemigo y cayó. No fue el pecado que moraba en él lo que hizo que cediera; pues Dios lo hizo puro y recto, a su propia imagen. Él era sin falta como los ángeles delante del trono. No habían en él principios corruptos, ni tendencia al mal. Pero cuando Cristo vino a encontrarse con las tentaciones de Satanás, él llevó “la semejanza de carne pecaminosa”” Signs of the Time, 17 de Octubre de 1900. Cuando Jesucristo llevó la semejanza de carne de pecado, no era la naturaleza de Adán, quien era sin pecado como los ángeles delante del trono, sin tendencias al mal dentro de él. “Él sabe por experiencia cuáles son las debilidades de la humanidad, cuáles son nuestros deseos, y donde está la fuerza de nuestras tentaciones; porque él fue tentado en todo como nosotros, pero sin pecado” El Ministerio de Curación: 47.
 
¿Dónde reside la fuerza de nuestras tentaciones? Ciertamente, dentro de nuestra naturaleza interna que tiene una inclinación al mal. Él sabe por experiencia lo que es eso. “Cristo en realidad unió la naturaleza ofensiva del hombre con su propia naturaleza sin pecado” Review and Herald, 17 de Julio de 1900, pág. 52. Nótese que él unió la naturaleza ofensiva del hombre con su naturaleza sin pecado. La naturaleza de Adán antes de la caída no era una naturaleza ofensiva. Era una naturaleza pura, una naturaleza hermosa. Una naturaleza que automáticamente desea hacer el bien no es una naturaleza ofensiva. Parece claro que tenemos excelente evidencia de la Biblia y del Espíritu de Profecía para decir que Jesucristo nació como nosotros nacemos, con las tendencias y actitudes que nosotros recibimos. 

 

 



 
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