|
Tema 5
Descubriendo una Adoracion mas Profunda
Autor: Shelter Rock Books
PUNTO NUMERO CINCO
El sábado semanal del
séptimo día, es parte de la ley moral contenida en los
Diez Mandamientos. Este permanecerá para siempre.
Los sábados anuales eran parte de las leyes
ceremoniales, que prefiguraban o eran una sombra de
la muerte y el ministerio de Cristo.
Esas leyes “que eran una sombra,” tales como la
pascua y la gavilla mecida, las cuales eran una parte de
la ley ceremonial o de sacrificios, no permanecerían
después de la muerte de Cristo.
“Porque la ley [ceremonial], teniendo la sombra de
los bienes venideros, no la representación misma de las
cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se
ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los
que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse . . .
Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de
los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos
cabríos no puede quitar los pecados.”—Hebreos
10:1–4.
Esas leyes ceremoniales no estaban escritas en la
roca, sino que estaban contenidas en estatutos, escritas
en pergaminos. La roca era para que perdurara, pero las
ordenanzas que prefiguraban la muerte de Cristo cesarían
al momento de su muerte. Es por esta razón que no
observamos hoy en día los sábados anuales de la pascua y
de la gavilla mecida.
“Cancelando el documento de deuda en contra nuestra,
que consistía en ordenanzas, y que nos era adverso,
quitándolo de en medio y clavándolo en la cruz . . . Por
tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto
a días de fiesta, luna nueva o sábados, todo lo cual es
sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de
Cristo.”—Colosenses 2:14, 16–17.
En el griego éste dice: “o de los sábados.” Hay
solamente un sábado semanal; éste viene a nosotros
desde la creación de este mundo y será guardado en la
tierra nueva (Isaías 66:22–23). Pero los sábados anuales
no comenzaron sino hasta Moisés. Estos prefiguraban y
explicaban la muerte venidera de Cristo hasta que ésta
ocurriera; y, a su muerte, fueron clavados en la cruz.
Si las ordenanzas que contenían los sábados anuales
no hubieran sido anuladas en el Calvario, tendríamos ahora
que sacrificar animales en varias ocasiones durante el año.
Pero ahora no tenemos que sacrificar corderos; porque
Cristo, nuestro Cordero Pascual, ha sido sacrificado por
nosotros.
“He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo.”—Juan 1:29.
“Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue
sacrificada por nosotros.”—1 Corintios 5:7.
|
|